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Revista latinoamericana de estudios educativos

versión On-line ISSN 2448-878Xversión impresa ISSN 0185-1284

Rev. latinoam. estud. educ. vol.53 no.1 Ciudad de México ene./abr. 2023  Epub 02-Oct-2023

https://doi.org/10.48102/rlee.2023.53.1.530 

Enclave

Dimensiones para la aproximación analítica a la enajenación en investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro

Dimensions for the Analytical Approach to Alienation in Researchers from the Autonomous University of Queretaro

*Universidad Autónoma de Querétaro, México. carolina.uribe.or@hotmail.com


Resumen

Marx desarrolló el concepto y los mecanismos del fenómeno de la enajenación tomando como referencia las características y condiciones del trabajo obrero. Sin embargo, la utilidad de éste para el estudio de otro tipo de actividades productivas, como el trabajo cognitivo, es mínimo, debido a que la naturaleza del trabajo y del producto son distintos. En este artículo se desarrolla una propuesta de cinco dimensiones que facilitan la aproximación analítica a la enajenación de investigadores de universidades públicas estatales mexicanas, tomando en consideración que esta población ha sido expuesta a altas demandas de productividad, en un contexto que valora la mercantilización y la rentabilidad. Las dimensiones propuestas fueron construidas con base en el análisis de documentos, de literatura científica y de entrevistas realizadas a 20 investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro, en las que se identificaron el contexto y condiciones contractuales de los investigadores, percepción de los actores sobre las condiciones de trabajo e indicadores de enajenación. Las cinco dimensiones desarrolladas son: 1) de apropiación creativa, 2) política-laboral, 3) social, 4) solidaria y 5) cuidado de sí.

Palabras clave: enajenación; investigadores; universidad pública

Abstract

Marx developed the concept and mechanisms of the alienation phenomenon, referring to the characteristics and conditions of labor workers. However, its usefulness for the study of other types of productive activities, such as cognitive work is minimal: because the nature of the work and the nature of the product are different. This article develops a proposal of five dimensions that facilitate the analytical approach to the alienation of researchers from Mexican state public universities. This population has been exposed to high productivity demands in a context that values commodification and profitability. The proposed dimensions were constructed based on the analysis of documents, scientific literature, and interviews with 20 researchers from the Autonomous University of Queretaro, in which the context and contractual conditions of the researchers were identified, as well as the perception of the actors on the working conditions and alienation indicators. The five dimensions developed are: 1) Creative appropriation, 2) Labor-political, 3) Social, 4) Solidarity, and 5) Self-care.

Keywords: alienation; researchers; public university

Introducción

Cuando Marx (2014a y b) habló de enajenación se refirió a un tipo de relación social negativa establecida entre el hombre y los elementos que componen el campo de su actividad productiva, es decir, la actividad misma, el producto de su trabajo, sus compañeros, e incluso la relación con su empleador; problematizó este complejo de relaciones con el fin de dar cuenta de efectos que el capitalismo tiene en la vida del hombre, sintetizados en su conversión a mercancía y en la experiencia de su existencia como un ser dominado, ajeno y separado de aquello que le constituye humano.

La enajenación marxiana, a diferencia de las concepciones de enajenación humana que le precedieron y le influyeron -como las de Rousseau, Feuerbach y Hegel-, se fundamenta en el supuesto de que el modelo de economía capitalista ha trastocado al hombre a través de la supresión de su libre existencia y del desarrollo de sus capacidades creativas para transformar el mundo, tanto porque el hombre necesita del trabajo para sobrevivir, y por ende es esclavo de él, como porque en éste sólo es útil como existencia física, como fuerza de trabajo, mutilado de su potencial creador Marx, 2014a).

Para explicar los mecanismos de la enajenación Marx (2014a) recurrió a la descripción de un trabajador con características semejantes a las de la población obrera, es decir, trabajadores que producen mercancías materiales-tangibles, que pueden serle expropiadas objetivamente, separadas de él en lo material; que ejecutan instrucciones, realizando actividades sobre todo manuales, impedidos de desarrollar con libertad sus energías físicas e intelectuales (Marx, 2014a), y que tienen una condición de vida altamente precarizada, al grado de ofertar por necesidad su única propiedad: su fuerza de trabajo, para sobrevivir (Marx, 2014a).

Sin embargo, esta descripción sólo encaja con el tipo de trabajador clásico: manual, asalariado y que oferta su fuerza física de trabajo; por lo tanto, los mecanismos y las formas de enajenación en otros tipos de trabajadores, como el trabajador cognitivo, no pueden ser comprendidos con la propuesta marxiana, ya que su producto es intangible, su actividad es intelectual y no necesariamente trabaja como asalariado.

Si bien Marx (2014a y b) no enunció de manera explícita el problema de la centralidad nociva del trabajo para el hombre, a la luz de los debates contemporáneos (Gorz, 1991; Méda, 1995) se puede decir que ésta es otra cara de la enajenación, y se entiende que ésta es resultado de lo que Marx (2014a) llamó “una aceptación de las leyes y lenguaje de la llamada Economía nacional”, con la que se instauró como un hecho natural la legitimidad de la propiedad privada, la separación entre salario y los beneficios de la producción, el concepto de valor de cambio y la división del trabajo (Marx, 2014a), y son éstos los elementos que sentaron las bases para subordinar la existencia humana a la producción de mercancías con miras en el incremento constante de ganancias.

La hegemonía del mundo del trabajo, como consecuencia de la alta valorativa a la productividad, a la par de la mercantilización del producto del trabajo, no es un fenómeno particular de la población obrera; de tal forma que trabajos que podrían parecer ajenos a las dinámicas del capitalismo, como es el caso de la actividad investigativa dentro de universidades públicas estatales mexicanas (UPEM), que se caracterizan por su operatividad sin fines de lucro, han integrado prácticas y valores empresariales, en los que la cantidad excesiva de trabajo, la flexibilidad de horarios y la transición hacia la multitarea son indicios de la alta valorativa de la productividad, y se presentan como factores de riesgo que asientan un contexto de enajenación.

Por ello, para el caso de las personas que laboran como investigadores en las universidades públicas estatales mexicanas, la tarea de estudiar los procesos y estados de enajenación demanda un ejercicio analítico propio, distinto del propuesto por Marx (2014a y b), tanto porque su trabajo requiere una actividad predominantemente intelectual, como porque laboran en instituciones no lucrativas que, se supone, no valoran al trabajador en función de la plusvalía que acaso podrían generar.

El objetivo de este artículo es exponer el trabajo teórico-empírico realizado a fin de construir dimensiones útiles para hacer operativo el análisis de la enajenación en investigadores de las UPEM, partiendo de la naturaleza particular de su actividad productiva, del producto de su trabajo y de sus condiciones sociales y económicas, con base en las experiencias de académicos investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro compartidas en el marco del desarrollo de una investigación de tesis doctoral. Asimismo, proponer el uso de intensidades variables dentro de cada dimensión, para valorar la enajenación como un fenómeno complejo y que se presenta de formas diversas, en función de diferentes factores involucrados.

La enajenación marxiana y la enajenación del investigador de la UPEM

Aunque Marx (2014a) no definió de manera concisa lo que entendía por enajenación, describió el concepto de manera amplia en los Manuscritos de París (1844) e hizo múltiples referencias en sus obras precedentes y posteriores (Schaff, 1979); como resultado de esto, y de la influencia que puede apreciarse en los autores que le precedieron, se entiende que la enajenación-alienación de Marx (2014a) alude a un complejo de procesos en los que el hombre experimenta, objetiva y subjetivamente, la expropiación de una parte de sí, de forma tal que se siente extraño respecto a lo que es, a lo que hace y a lo que produce, como resultado de haber sido alienado de lo que antes lo hacía un ser completo, así como por la experiencia de que aquello de lo que fue privado se presenta ante él como una fuerza que le domina. La enajenación se evidencia en la pérdida de autonomía, de libertad y de sentido. Y aunque este complejo se gesta dentro del espacio de trabajo, en realidad es resultado de la instauración de una forma de vida regida por principios económicos tales como la productividad, la rentabilidad y la mercantilización.

Al ser un fenómeno compuesto de distintas dimensiones que componen al hombre, los mecanismos de la enajenación también suceden de manera diferenciada, de acuerdo con Marx (2014a y b), en cuatro facetas:

Primera. La enajenación respecto al producto del trabajo, que se explica a través del hecho de que, a pesar de que el resultado de la actividad productiva del trabajador concluye en un objeto en el que él ha impreso parte de su ser, tiempo y esfuerzo, éste se le presenta como ajeno o extraño, puesto que ha sido producido a fin de convertirse en mercancía cuyas ganancias serán para el dueño de los medios de producción:

El producto del trabajo es trabajo fijado en un objeto… es la objetivación del trabajo… la objetivación es pérdida del objeto que se ha producido… Lo que es producto de su trabajo no es él. Por tanto, cuanto mayor es este producto, tanto menos es él mismo (Marx, 2014a, p. 219) .

Así, aunque el producto es resultado del trabajo del obrero, y ha sido producido a costa de su devastación, no es de su pertenencia, ha sido despojado por y para otro. De tal forma que entre mayor riqueza genere la mercancía producida por el obrero, mayor será la pobreza de éste:

El trabajador se empobrece tanto más, cuanta más riqueza produce, cuando más aumenta su producción en potencia y volumen. El trabajador se convierte en mercancía tanto más barata, cuanto más mercancías produce. La depreciación del mundo de los hombres aumenta en proporción directa con la acumulación del valor en el mundo de las cosas (Marx, 2014a, p. 218) .

Al suceder tal objetivación y externalización de la actividad productiva en una mercancía, ésta adquiere el poder que pierde el obrero en la medida que más cantidad produce, dado que al dueño de los medios de producción sólo le importa el trabajador como fuerza de trabajo, no como humano; por lo tanto, exigirá más de su devastación a través de la producción de mercancías de manera proporcional a sus intenciones de acumulación. En consecuencia, el producto de su trabajo se presenta no sólo como ajeno, sino como un objeto hostil a su desarrollo, lo que Marx (2014a y b) entendería como la dominación de la creación sobre su creador.

Segunda. La enajenación respecto a la actividad productiva, es resultado de la falta de opciones de vida del obrero, si bien éste oferta su fuerza de trabajo libre y voluntariamente e incluso, dice Sánchez-Vázquez (2018, p. 92), es libre de no venderla si así lo desea, esto sólo es una fachada dado que “no puede dejar de realizar [su actividad productiva] so pena de renunciar a los medios indispensables para subsistir”, aunque ello implique ofertarse para un trabajo que le mortifica. La actividad productiva enajenada, por lo tanto, es aquella que se realiza de manera coercitiva.

Como resultado de que lo creado durante la actividad productiva tiene una finalidad ajena al obrero, éste “no se afirma a sí mismo en su trabajo, sino que se niega; no se siente bien sino a disgusto; no desarrolla una libre energía física e intelectual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su mente” (Marx, 2014a, p. 221); por lo tanto, el trabajo se presenta como algo externo para el trabajador, que no es parte de él, le cansa, le fastidia y genera repudio (Sánchez-Vázquez, 2018).

Además, dado que el trabajo responde a intereses particulares del capitalista, esta actividad no es considerada por el obrero como una actividad para sí mismo, no trabaja por voluntad, sino que se ve forzado a hacerlo, como una forma de sacrificio, mortificación, ya que durante la jornada el trabajador no siente que se pertenece a sí mismo, sino a otros, porque el esfuerzo y el tiempo dedicados al trabajo no traen consigo algún tipo de regocijo o autocrecimiento:

En consecuencia, el hombre, ya sólo cree obrar libremente en sus funciones animales -comer, beber, y procrear, añadiendo a lo sumo vivienda, aliño, etc.-, mientras que en sus funciones humanas se siente como un mero animal. Lo bestial se convierte en lo humano, y lo humano en lo bestial Marx, 2014a, p. 222).

Que el trabajo sea un medio para subsistir es razón para determinar que la enajenación del trabajo tiene efectos sobre el humano como ser genérico, y ésta es la tercera faceta. Marx (2014a y b) establecía entre el hombre y la naturaleza una relación en la que el primero ejerce su voluntad y conciencia sobre la segunda para crearse un mundo objetivo inorgánico y a su merced. Este ejercicio de transformación del mundo a voluntad y conciencia es la esencia del humano que lo distinguiría del resto de los animales, porque no sería realizado en condiciones de sobrevivencia, por necesidad, sino por gusto y recreación:

El reino de la libertad comienza en realidad allí donde termina el trabajo determinado por la necesidad y la exterior adecuación a objetivos… Más allá de él [del mundo del reino de la necesidad] comienza el despliegue de la fuerza humana que es para sí misma su propio objeto, el verdadero reino de la libertad (Marx y Engels, 1981, p. 1044).

Pero dado que el obrero transforma la naturaleza como un medio para sobrevivir y no como el fin que dicta su especie, Marx (2014a, p. 225) afirma que el humano se siente extraño, alejado de su género: “la enajenación transforma la conciencia que el hombre tiene de su especie hasta el punto de que la vida como especie se le convierte en un medio”. Es decir, vive para trabajar como medio para sobrevivir.

Cuarta. La enajenación respecto a los otros, que es la congregación de las tres facetas anteriores y que culminaría en la enajenación del hombre consigo mismo y con sus pares, dado que el hombre enajenado representa al otro de la misma forma en que se representa a sí mismo:

Una consecuencia inmediata de que el hombre haya enajenado el producto de su trabajo, la actividad con que vive, la vida de su especie, es la enajenación entre los hombres. Cuando el hombre se opone a sí mismo, se opone también al otro (Marx, 2014a, pp. 225-226).

Por lo tanto, en el desarrollo marxiano, la enajenación se gesta a partir de tres condiciones: 1) que el producto del trabajo puede ser expropiado de él porque se objetiva, se hace tangible; 2) que la actividad productiva se presenta ante el trabajador como extraña dado que éste sólo es ejecutor de motivaciones ajenas, no es dueño de su actividad, y 3) que el trabajador se empobrece metafórica y literalmente entre más dota de riquezas al capitalista, dueño de los medios de producción:

Ciertamente el trabajo produce maravillas para los ricos, pero expolia al trabajador. Produce palacios, pero al trabajador le da cuevas. Produce belleza, pero para el trabajador deformidad y mutilación (Marx, 2014a, p. 220).

Ahora, cuando la intención es el estudio de la enajenación de los investigadores de una universidad pública mexicana, el trabajo teórico-metodológico enfrenta tres condiciones: 1) que el producto del trabajo, el conocimiento, no puede expropiarse materialmente del trabajador ya que es intangible; 2) que en la actividad de trabajo los investigadores se involucran de manera emocional, psíquica y física, y por lo tanto, gozan de relativa autonomía, y 3) que trabajan para instituciones de carácter solidario en cuanto ofrecen un servicio público a la sociedad, libre de intenciones lucrativas. En otras palabras, que el producto del trabajo no pueda enajenarse objetivamente, que el investigador tenga agencia sobre las directrices de su actividad, y que no trabaje para enriquecer a otro, son características que aparentemente justificarían el sinsentido del estudio de la enajenación de aquellos que trabajan con el conocimiento en instituciones públicas de educación, como en el caso de la UAQ.

Por lo tanto, para abrir camino a lecturas del fenómeno de enajenación en investigadores de la UAQ es importante partir del reconocimiento de las condiciones socioeconómicas del momento, así como de las características particulares de este tipo de actividad, sin soltar las características inherentes de la enajenación, las cuales se sintetizan por Marx (2014a, p. 227) en las siguientes líneas:

Si el producto de su trabajo, su trabajo objetivado le resulta un objeto ajeno, hostil, poderoso, independiente de él, es que se trata de un objeto dominado por otro hombre que le es ajeno, hostil, poderoso, independiente de ese objeto. Si se comporta con su propia actividad como con algo carente de libertad, es que esa actividad se halla al servicio, bajo la autoridad, la coacción y el yugo de otro hombre.

La enajenación de sí mismo y de la naturaleza se muestra siempre en el puesto que el hombre se da a sí mismo, y a la naturaleza frente a otros hombres distintos de él.

Es decir, es necesario contextualizar la enajenación a nuevas formas de trabajo, sin perder del centro del análisis la pérdida de autonomía, el empobrecimiento del hombre a costa de la producción de mercancías, la hegemonía de una estructura que insta a la productividad por encima del desarrollo de los humanos.

Uno de los precedentes del análisis de la enajenación en investigadores se encuentra en el trabajo de Reygadas (2011), quien realizó una propuesta para estudiar la enajenación de trabajadores cognitivos, una categoría que congrega trabajadores como diseñadores, informáticos, telefonistas de marketing, así como a los investigadores.

La enajenación, según Reygadas (2011), debe entenderse como un proceso dinámico, que se manifiesta en niveles y no en estados absolutos, que puede estudiarse a partir de cinco dimensiones: la dimensión política con la que se analiza el nivel de control del trabajador sobre el trabajo, su capacidad de tomar decisiones sobre las formas de trabajar, sobre el rumbo y funcionamiento de la empresa, sobre la autonomía y libertad del trabajador. La dimensión laboral, que analiza si la actividad productiva tiene sentido para el trabajador, si le desafía, si requiere de su creatividad. La dimensión social que enfoca en el nivel de inclusión, vinculación y cooperación entre los trabajadores, en la existencia de una comunidad de trabajo. La dimensión económica, que incluye el análisis sobre la propiedad de los medios de producción, de los productos y de los beneficios, y si el trabajo es un medio para producir riquezas para el trabajador mismo o para otros. Y finalmente, la dimensión de autoextrañamiento, que analiza si el trabajador se siente a gusto en el trabajo o si experimenta un vacío personal, desapego, descontento.

A pesar de que las dimensiones de enajenación del trabajador cognitivo de Reygadas (2011) pueden aplicarse al investigador de las UPEM, es necesario aspirar a la construcción de una categorización más compleja, que permita analizar la enajenación fuera del campo laboral-institucional que caracteriza a esta propuesta. La falta de análisis sobre el papel activo de los sujetos, sobre la naturaleza no lucrativa de los empleadores, la falta de crítica a la centralidad del trabajo, y una noción de enajenación respecto a los otros limitada al espacio laboral, motivaron la construcción de una categorización analítica adecuada específicamente a los investigadores, en forma de dimensiones que partan de las características que les diferencian de los demás trabajadores cognitivos, y que resalte el carácter filosófico-humanista de la propuesta de Marx (2014a y b), por encima de la perspectiva laboralista.

Metodología

Para la construcción de las dimensiones de análisis de la enajenación en investigadores de la UAQ, se siguió una ruta dialéctica deducción-inducción-deducción, en la que la literatura científica fue valorada como un testimonio comparable y contrastable con las experiencias de los sujetos de la investigación (Strauss y Corbin, 2002), de tal forma que datos obtenidos en la literatura científica, el trabajo documental y el trabajo empírico se mantuvieron en constante contraste.

Una vez valoradas las premisas básicas de la enajenación marxiana, se indagó en las condiciones históricas y estructurales del trabajo de los investigadores. A través de literatura académica y de la revisión documental del Contrato Colectivo del Sindicato de Trabajadores de la UAQ, del reglamento del Sistema Nacional de Investigadores1 (SNI) y sus criterios específicos de ingreso correspondientes al periodo 2018-2020, así como datos históricos respecto a la cantidad de investigadores de la UAQ que son parte del SNI.

Asimismo, se realizaron entrevistas semiestructuradas a 20 investigadores de cinco facultades: Ciencias Naturales, Química, Enfermería, Bellas Artes y Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro; la muestra se compuso de 12 mujeres y ocho hombres. Por edad, se distribuyó en dos grupos: 11 investigadores dentro del rango de 30 a 45 años, y nueve dentro del rango de 46 a 60 años. Al momento de la entrevista, 15 eran miembros del SNI: cuatro de ellos pertenecían al nivel II, ocho al nivel I, y tres candidatos (todos con estatus contractual de Tiempo Completo, a excepción de dos candidatos: con Tiempo Libre y por honorarios, respectivamente); de los cinco investigadores que no eran parte del SNI: dos habían sido miembros de este sistema y estaba en sus planes concursar nuevamente por la distinción (el primero con un estatus contractual de Tiempo Completo, la segunda con Tiempo Libre), y tres no tenían interés en concursar (uno de ellos con Tiempo Completo y dos investigadoras con Tiempo Libre).2

Las entrevistas se realizaron con el objetivo de conocer la perspectiva de los actores respecto a dos rubros, cada uno con temáticas de las que se desprenderían las preguntas. El primer rubro se construyó con la finalidad de conocer las prácticas, costumbres y problemas que son parte de las condiciones de producción de conocimiento, y contrastar las experiencias relatadas por los investigadores con las condiciones laborales expuestas en el contrato y los requerimientos de trabajo solicitados en el SNI:

  • En este rubro se incluyeron las siguientes temáticas: condiciones de trabajo académico y condiciones del trabajo en la investigación, tiempo de elaboración de productos de investigación, acceso a recursos económicos para realizar investigación, costumbres y prácticas sobre las publicaciones: tiempo, costo, criterios para publicación y claridad de reglas, relación con el SNI y Conacyt (2018) en general y dificultades que suelen enfrentarse en su área disciplinar de investigación.

En el segundo rubro se utilizaron las dimensiones propuestas por Reygadas (2011) para analizar indicios de procesos de enajenación, con las siguientes temáticas: sentido de la investigación, percepción sobre sus condiciones de trabajo, estrategias de cuidado de sí, repercusiones del trabajo sobre su vida, beneficios de la investigación.

Se comenzó con la identificación de las características esenciales de las facetas que Marx (2014a y b) propuso. Posteriormente, se relacionaron con las dimensiones e indicadores propuestos por Reygadas, a fin de comprender las raíces marxianas en el trabajo de éste y extraer las características fundamentales que ambos comparten. En tercer lugar, con base en los datos de entrevistas, datos contextuales, documentos y literatura científica, se procedió a la construcción de dimensiones de enajenación modelada hacia los investigadores, procurando responder a la pregunta ¿cómo se ajustan las facetas marxianas y las dimensiones de Reygadas (2011) al caso de los investigadores de la UAQ?, como se sintetiza en el Cuadro 1.

Cuadro 1. Comparación entre Marx y Reygadas.  

Primera etapa: identificación de indicadores de enajenación en Marx (2014a y b) Segunda etapa: identificación de indicadores propuestos por Reygadas (2011) Tercera etapa: comparación entre Marx, Reygadas y datos empíricos y documentales
Karl Marx y sus facetas Luis Reygadas y sus dimensiones ¿Cómo se ajustan la faceta marxiana y las dimensiones de Reygadas al caso de los investigadores de la UAQ?
Enajenación con respecto al producto del trabajo:Analiza la separación objetiva del producto del trabajo y un extrañamiento subjetivo respecto a éste por el poder que adquiere y con el que domina al productor. La propuesta de Reygadas carece de una dimensión que analice el extrañamiento subjetivo y objetivo del trabajador respecto a su producto de trabajo. Producto de trabajo tiene dos facetas: intangible-no enajenable (Lazzarato, 2002) y codificada-enajenable (Fumagalli, 2005).
Enajenación con respecto a la actividad productiva:Analiza la perdida de sentido sobre la actividad, la incapacidad del trabajador de desarrollar su intelecto y creatividad, tiene como fundamento que la mercancía es producida para otro, y por lo tanto la actividad productiva se realiza sólo como ejecución, no existe involucramiento en la creación e innovación. Dimensión laboral: Analiza si la actividad es significativa, desafiante o rutinaria. Dimensión política: Analiza el grado de control y toma de decisiones que tiene el trabajador sobre su actividad, o si los ritmos, cantidades y rumbos son decididos por agentes externos, ya sea otra persona, o alguna tecnología. La actividad productiva de los investigadores se desarrolla en un contexto de precariedad, está mediada por exigencias de productividad y criterios de calidad, ambos estandarizados, y ejercen un papel condicionante de recurso económico (Aboites, 2021).
Enajenación con respecto al ser genérico:Analiza el extrañamiento respecto al libre desarrollo humano, en relación con la dependencia al trabajo para sobrevivir. Dimensión autoextrañamiento: Analiza la experiencia del trabajador respecto a sí mismo: si ésta es de autorrealización, de expresión, o si es de vaciamiento personal, desapego, descontento. El trabajo de académico que investiga suele ser altamente demandante, ocupa un lugar central, que tiende a desplazar otras áreas de vida (Méda, 1981).
Enajenación con respecto a los otros:Analizaría la relación del hombre con respecto a los demás, partiendo del hecho de que éste se ha convertido en una mercancía, en un engrane de la producción, carente de agencia. Dimensión social: Analiza si los vínculos con los otros configuran una comunidad de trabajo con grados de filiación significativos, o si el trabajador es un número más dentro del sistema burocrático. Análisis sociales y filosóficos de la ciencia afirman que la comunidad científica sostiene una distancia con respecto a la sociedad, las investigaciones tienden a producirse con fines académicos, no sociales (Frodeman, 2014; Levins, 2015; Stengers, 2019).
*Propiedad de los medios de producción:Marx supone que el trabajador carece de los medios de producción y por esta razón oferta su fuerza de trabajo, forzado por las circunstancias, y no recibe ganancias de su producción. Dimensión económica: Analiza si el trabajador es ajeno a la propiedad de los medios, de los productos y de los beneficios. Si tiene capacidad de capitalizar para sí. *Puede asumirse como una categoría de apoyo para complejizar la comprensión de las dimensiones de enajenación de los investigadores.

Fuente: elaboración propia.

En específico, las experiencias compartidas por los investigadores de la UAQ permitieron identificar factores que dotan de la cualidad “intensidad” al fenómeno de enajenación, que sucede al interior de cada dimensión, y que en la literatura fueron invisibles. Su aporte radica en que contribuyeron a responder a la pregunta ¿qué elementos evidencian que los sujetos experimentan distintas tendencias de enajenación de acuerdo con determinadas características propias y de su entorno?, de esta forma, la existencia, o no, de estos factores puede incrementar o disminuir la intensidad de la enajenación, como se puede observar en el Cuadro 2.

Cuadro 2. Factores de intensidad de enajenación extraídos de entrevistas  

Faceta de la enajenación Factores involucrados en la enajenación que resultaron en las entrevistas
Respecto al producto del trabajo La existencia de valoraciones estéticassobre el quehacer científico: investigadores expresaron motivación por su quehacer con argumentos relacionados con el gusto, la pasión y curiosidad, en oposición o complemento a motivaciones utilitarias.
Respecto a la actividad productiva Tradiciones disciplinares: existen investigadores que encuentran menos problemático ajustarse a los requisitos del SNI, no modifican su proceder, a diferencia de algunos investigadores del área de humanidades que expresan dificultad y necesidad de modificar su lenguaje, formas de divulgación para poder ser parte de este sistema.
Respecto al ser genérico Procesos de reflexividad: se hicieron expresiones sobre el cuidado de uno mismo, lo que refleja el papel activo y de resistencia de los actores frente a condiciones estructurales.
Respecto a los otros Red social: si bien se encontraron rasgos de envidia, egoísmo y apatía entre pares, también se encontró que tener una red de conocidos de confianza o forjar una, juega en favor de una menor intensidad de enajenación. Exceso de trabajo: la cantidad de actividades condiciona las posibilidades de establecer vínculos con la sociedad, en función de la cantidad de energía y tiempo que consume.

Fuente: elaboración propia con datos de entrevistas.

Finalmente, se construyeron premisas compuestas por los datos de la literatura científica y los datos de las entrevistas, es decir, como producto de la relación entre lo expuesto en el Cuadro 1 y el Cuadro 2; estas premisas fueron, por ejemplo, que mientras la literatura permitió reconocer la existencia de una faceta del conocimiento como bien inmaterial con valor epistemológico, las entrevistas permitieron identificar que éste también tiene un valor estético. La literatura sobre el contexto socioeconómico permitió identificar que las condiciones meritocráticas de producción científica impulsan a la estandarización de las prácticas científicas a cambio de recursos o estímulos económicos, pero las entrevistas permitieron reconocer que algunas disciplinas se apegan más a los criterios de estandarización que otros, por lo que en estos casos el impacto a la autonomía de los investigadores puede ser menor. La literatura permitió problematizar la centralidad del trabajo, pero las entrevistas permitieron reconocer el contrapeso de la reflexividad de los sujetos. O que la literatura crítica de la ciencia sentó las bases para el reconocimiento de las problemáticas que caracterizan a la comunidad científica contemporánea, pero que puede problematizarse con las condiciones de trabajo excesivo de los investigadores identificada en las experiencias de los entrevistados.

Resultados y discusión

Contexto, características y dimensiones de enajenación de los investigadores de las UPEM

Suponer a priori que existe la enajenación en los trabajadores de producción del conocimiento de instituciones públicas se fundamenta en los efectos que se han derivado de la adopción de prácticas orientadas por coordenadas económicas en las instituciones de educación pública, que comenzó a partir de la crisis económica que sufrió el país en la década de los ochenta con la aplicación de un programa de reformas y ajustes sugerido por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Éstas sentaron las condiciones que motivan la búsqueda de rentabilidad, mercantilización y utilidad de la investigación, que dan soporte a la enajenación.

En 1982, tras la caída de los precios de las materias primas y el precio del petróleo, México entró en una crisis económica que le imposibilitó pagar su deuda exterior; esta situación, aparentemente mínima, de acuerdo a Martín-Aceña (2019), podría haber llevado a una crisis a los grandes bancos de Estados Unidos, si no es que a todo el Sistema Monetario Internacional. En este escenario, el FMI aceptó avalar un nuevo préstamo al país, a condición de la aplicación de un severo programa de ajuste fiscal, del que surge el Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), que implicó la devaluación del peso, la reducción de gastos, la liberación de sectores protegidos, privatizaciones a gran escala del sector público empresarial y el desmantelamiento de muchas otras creadas en tiempos del presidente Lázaro Cárdenas (Martín-Aceña, 2019), quien promovió un Estado de Bienestar.

La reestructuración conllevó a la reducción del presupuesto destinado al sector educativo en proporción al incremento del pago de la deuda. Antes de 1982, cerca de 25 centavos de cada peso del presupuesto federal eran destinados a la educación; después de este año dicha cantidad se redujo a casi a 12.3 centavos, en contraste con los 44.8 centavos destinados a pagar la deuda; para 1988 el pago a la deuda equivalía a 66.8 centavos por cada peso, mientras que para la educación sólo se aportaban 13 (Aboites, 2021). En el nivel superior, la reestructuración se evidenció en la reducción cercana a 60% del valor real de los salarios de los académicos de tiempo completo (Gil, 2010), así como en la modalidad de entrega de financiamientos que, de ser adjudicados de manera ordinaria, comenzaron a otorgarse por medio de concursos y estímulos económicos basados en el mérito, por exponer algunas repercusiones.

A pesar de que estos ajustes fueron planteados inicialmente como transitorios mientras la economía mexicana sanaba, con Carlos Salinas de Gortari en la presidencia, se convirtieron en estructurales y permanentes, debido a que éste resolvió que, para incrementar el crecimiento económico del país, sería necesario formalizar relaciones basadas en el libre comercio con Estados Unidos y Canadá; sin embargo, la deuda imposibilitaba la reactivación de la economía nacional. Por ello, con la finalidad de incrementar la liquidez del país, en 1989 negoció la reestructuración de la forma de saldar la deuda, reduciendo el monto anual alrededor de 40% (Caño, 1989), pero bajo la condición de aumentar la deuda a 3 mil 635 millones de dólares, además de un financiamiento compensatorio de 500 millones adicionales (Olave, 1989). Esta estrategia comprometería negativamente, aún más, las condiciones de bienestar y la calidad de los servicios públicos que recibirían los mexicanos.

De esta forma las políticas de austeridad y reducción del papel del Estado a las que se resistió el gobierno con el presidente López Portillo, fueron aceptadas por Miguel de la Madrid de manera provisional y sin mucho entusiasmo; pero con Salinas de Gortari fueron consolidadas y promovidas como virtuosas y necesarias, junto con una jerga que comenzó por normalizar las ideas de que “hacer más con menos” es lo justo y deseable.

En este contexto, en el que los ajustes financieros disminuyeron el presupuesto y, consecuentemente, las capacidades del sector educativo, se observa una empresarialización de sus prácticas a través de la implementación de programas y estrategias que revelan la adopción de valores y objetivos orientados a la productividad, la rentabilidad y la eficiencia. Tal es el caso del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), creado en 1984, y de los sistemas de estímulos puestos en marcha en 1990; ambos conformaron una de las principales estrategias para subsanar la incapacidad del Estado de proporcionar salarios justos y, a la par, se configuraron como mecanismos que, a través de la evaluación y certificación de la calidad, posibilitaron incrementar las exigencias de productividad y tener mayor control sobre los gastos a fin de reducirlos y hacer un uso más eficiente de ellos.

La enajenación respecto a la actividad productiva y la racionalización del trabajo

Uno de los ejemplos más evidentes de la adopción de valores empresariales es la introducción de la racionalización de los procesos de trabajo que fue puesta en marcha, a través de los programas de estímulos como el SNI, para acelerar la producción, incrementar las ganancias y disminuir los gastos tanto materiales como de energía humana y no humana.

En la industria y en la empresa los modelos de racionalización han implicado el empleo de estrategias de organización y control de materiales, herramientas, de la disposición física de los trabajadores, de los movimientos corporales necesarios para la producción, y hasta el perfil de los sujetos y su disposición subjetiva a implicarse (Coriat, 1992, 2000); en la universidad se ha configurado, principalmente, a través de la instauración de estándares de tiempo, calidad, y cantidad en la producción, acompañados de una red de trabajo colectivo, que requiere la implicación de los investigadores.

El SNI, como sistema de racionalización, ha permitido al Estado y a las universidades disminuir los costos del quehacer científico al otorgar sobresueldos de manera selectiva (Gil, 2010); aumentar los ingresos económicos a las universidades y a los investigadores, por fungir como un filtro para los concursos a apoyos económicos otorgados por la Secretaría de Educación Superior, por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Didou y Gérard, 2010) e incluso para los apoyos internos de las UPEM; principalmente, porque ha incentivado y controlado la producción del conocimiento científico, de manera tal, que el ritmo de producción, los medios de difusión y los protocolos de investigación tienen una relativa estandarización.

Los aportes paradigmáticos de los modelos de racionalización empleados en el SNI se observan en la implementación de la evaluación de la producción en periodos de tiempo predeterminados, en la cantidad mínima deseable de producción y en la valoración de calidad con base en criterios bibliométricos, como parte de un contexto de competencia y carencia, en el que los investigadores deben aspirar a demostrar que cumplen los estándares de producción por encima del promedio de los competidores para asegurar la continuidad de su sobresueldo. En esta lógica, a mayor producción, en menor tiempo y en las mejores revistas o editoriales, se incrementan las probabilidades de pertenecer al SNI. Y es a través de este flujo de premisas, que el sobresueldo se convierte en un estímulo que se asocia a la alta productividad dentro de criterios definidos de manera ajena a los investigadores. Esta situación ha sido denominada como un mecanismo meritocrático, en el que los investigadores se impulsan a sí mismos a producir lo que el Estado desea, sin coerción aparente, y para el prestigio de éste que, sin embargo, no se compromete a más que el estímulo que otorga (Jiménez, 2019).

En relación con la enajenación de la actividad productiva, Marx (2014a y b) describía una actividad en la que el trabajador no se afirma a sí mismo, no desarrolla con libertad su energía física e intelectual porque su actividad pertenece a otro. Este tipo de enajenación está asociada a la autonomía de los sujetos en la toma de decisiones sobre su actividad, de tal forma que la apropiación es resultado de la implicación que se forja entre la actividad y quien la realiza, y son indicadores de esta enajenación la poca motivación, la falta de interés y la experimentación de monotonía.

La existencia de esta faceta de la enajenación, al menos en la forma en que se da en la población obrera, se ha puesto en cuestionamiento para el caso de los trabajadores cognitivos, dada la fuerte implicación intelectual que requiere su trabajo, al ser quienes gestan el producto con base en los conocimientos, sabiduría y experiencias aprendidas a lo largo de la trayectoria vital de los sujetos, del arco de la vida (Fumagalli, 2010) y por tener un alto grado de agencia en la creación de productos innovadores (Reygadas, 2011).

Sin embargo, para el caso de los investigadores de UPEM, el SNI se presenta como un factor enajenante, en tanto dicta determinadas directrices de trabajo que condicionan las acciones de los investigadores, propiciando un tipo de autonomía similar a la que Apple ha llamado “regulada”, porque “su trabajo está cada vez más normalizado, racionalizado y vigilado” (Apple, 2002, p. 70), y situada bajo una lógica meritocrática que resulta de la coacción ejercida por las condiciones precarias de trabajo, en las que el Estado, a través del SNI, se sirve del prestigio que le proporciona la alta productividad de sus investigadores, a cambio de un escaso compromiso laboral para con éstos (Jiménez, 2019).

En este contexto, los investigadores tienen capacidad para actuar, pero dentro de ciertos límites que son determinados por los estándares de tiempo, cantidad y calidad. De no apegarse a dichos límites, se pierde la posibilidad de acceder al sobresueldo y a las facilidades que la distinción del SNI proporciona para obtener otro tipo de apoyos y financiamientos.

Por lo tanto, aunque los investigadores gozan de libertad para decidir su participación en el concurso del SNI y decidir supeditar su actividad productiva a sus estándares, lo cierto es que el sobresueldo que se les otorga permite a algunos investigadores ampliar el alcance de sus investigaciones por medio del acceso a equipamiento, programas informáticos y herramientas más sofisticados,3 a otros da acceso a un ingreso total mensual más digno en contraste con el que recibirían si no tuvieran tal distinción.4

Con base en lo anterior, se afirma que la enajenación de la actividad productiva en la investigación suele estar asociada a los escasos recursos para hacer investigación o a la precariedad de los contratos laborales de los investigadores; es decir, la autonomía está condicionada por los capitales económicos con los que se cuentan. Si las condiciones son mayoritariamente precarias, se incrementa la posibilidad de asumir una autonomía limitada o utilitarista.

Sin embargo, no debe obviarse que, para la producción del conocimiento innovador, el insumo más importante es el conocimiento que constituye a los sujetos, gestado a lo largo de sus vidas y que contempla la educación formal, la informal, las experiencias particulares y la sabiduría como resultado de la madurez, el llamado bioconocimiento (Fumagalli, 2010); esto conlleva a que la implicación de los investigadores con su actividad productiva tenga lazos procedimentales, intelectuales y emocionales que interactúan en alguna forma con una autonomía limitada y utilitarista. El análisis de esta dimensión de la enajenación debe, por lo tanto, transitar por el estudio de las condiciones y capitales económicos, por el grado de limitación de la autonomía, por el grado de utilitarismo de los investigadores y por el grado de la apropiación del conocimiento, como resultado de sus motivaciones, gustos, pasiones e implicaciones personales.

La enajenación respecto al producto del trabajo y la naturaleza del conocimiento

El producto del trabajo de los investigadores es el conocimiento innovador, del que deben distinguirse dos facetas: la del conocimiento tácito y la del conocimiento codificado. La primera refiere a la parte intangible de dicho producto, cuyo valor radica en su aporte epistemológico, que Lazzarato (2002) llama valor-verdad, es decir, el contenido del conocimiento. Se caracteriza por ser “inteligible, inapropiable, incambiable, inconsumible” (Lazzarato, 2002, p. 90), además de gratuito e indivisible; en esta faceta, una vez que el conocimiento se ha producido se suma al bioconocimiento del trabajador, y no se le puede enajenar, ya que es constitutivo de él.

Además, el conocimiento como contenido incrementa su valor en proporción directa de su difusión y divulgación (Lazzarato, 2002), es decir, entre más personas lo compartan, mayor valor adquiere, esto implica que el valor-verdad del conocimiento se encuentra fuera del reino de las leyes económicas, y responde a leyes sociales en cuanto se rige por las acciones interindividuales de los sujetos, que a partir de sus relaciones van gestando nuevas formas de conocimiento, así como por las leyes estéticas, en cuanto se rige por la búsqueda de la belleza en su producción y el placer de satisfacer la curiosidad, en oposición al utilitarismo de su creación.

Sin embargo, la segunda faceta refiere a la objetivación del conocimiento, una vez que se codifica, ya sea en artículos, libros, tecnologías, conferencias. Éstos pueden ser, o no, considerados mercancías, es decir, producidos con la finalidad de ser intercambiados como valores de cambio; cuando se realizan con esta intención adquieren el estatus de bienes rivales, con valor venal, es decir: implican necesariamente una apropiación individual y su consumo las destruye (Lazzarato, 2002), por lo tanto, esta faceta tangible del conocimiento sí puede ser enajenada.

En términos marxianos, un producto se vuelve mercancía en el momento en que es producido con el objetivo premeditado de ser intercambiado, en otras palabras, la mercantilización es resultado de la producción de un bien con la finalidad de hacer de él un valor de cambio antes que un valor de uso (Marx, 2014b). Partiendo de este supuesto, la enajenación del producto de trabajo se fortalece cuando los productos de la investigación se vuelven medios para obtener recursos, pudiendo tener valor de uso para otros, pero adquieren principalmente la función de valor de cambio para el investigador, siendo éste quien se enajenaría a sí mismo de su producto.

Las condiciones de autoenajenación existen en la UAQ por la precariedad de sus condiciones de funcionamiento. Como lo demostraron en la década de los noventa Slaughter y Lesli (1997), la mercantilización no es particular de las empresas. Estos autores, como resultado de una investigación sobre el efecto de las políticas estatales de reducción de recursos en cuatro universidades públicas angloparlantes, encontraron que las instituciones y sus académicos emprendieron estrategias para procurarse diversas fuentes de financiamiento a través de prácticas de mercado y de cuasimercado a fin de posibilitarse la realización de las funciones básicas de su trabajo; a este efecto le llamaron Capitalismo académico, porque, desde su perspectiva, estas actividades eran realizadas con cierto fin de lucro.

Aunque la finalidad de los investigadores para emprender prácticas mercantilistas no sea inherentemente personalista, es decir, para generar ingresos individuales, sino que puede ser un medio para incrementar el rango de acción y alcance de sus investigaciones, es un hecho que la mercantilización del trabajo agregó el valor de la rentabilidad a los productos de la investigación, y ello sentó las condiciones para que la relación de los investigadores con sus productos se encuentre mediada por motivaciones extrínsecas y no sólo motivaciones intrínsecas.

Por lo tanto, el análisis de la enajenación respecto al producto del trabajo debe transitar por el conocimiento del nivel de apropiación que el investigador tiene respecto a su obra, es decir, en qué intensidad es producido como un valor de uso, como resultado de motivaciones intrínsecas: sociales y estéticas, y en qué intensidad es producido como un valor de cambio, bajo motivaciones extrínsecas, económicas o estratégicas, pueden ser ambas a la vez, pero en proporciones desiguales.

La enajenación respecto al ser genérico

Desde la perspectiva marxiana, el trabajo enajena al ser humano de su ser como especie porque le ha imposibilitado hacer aquello que lo distingue como hombre de los demás animales: le ha sustraído la libertad de desempeñar su actividad productiva de manera recreativa y la ha convertido en un medio para sobrevivir. En otras palabras, cuando la actividad productiva es la única vía que tiene el hombre para continuar con su existencia física, cuando el trabajo se concibe como un medio para adquirir cosas, riquezas o como un factor de producción (Méda, 1995) se puede hablar de un trabajo que ha enajenado al ser humano de su esencia que le distingue de lo animal.

Méda (1995) sostiene que la sociedad capitalista es trabajo-centrista, premisa con la que critica la normalización de la noción de trabajo como dignificante y necesario para vivir; que se acompaña de una valoración negativa del ocio, del descanso y, podría agregarse, de la ralentización de la vida; que está a favor de la valorización de todo en función de su rentabilidad; que reduce al hombre a un factor potencial de beneficios económicos y que lo modela a través de la educación, la preparación técnica y cultural para sacar el mayor rendimiento y utilidad de él,5 e incluso para que el hombre mismo sea quien lo haga.

La centralidad del trabajo es otra cara de la enajenación de los sujetos respecto a su especie, cuya consecuencia más visible es la mercantilización de la propia vida como medio de vida, y la normalización de la hegemonía del trabajo sobre otros campos constitutivos del ser humano, como la comunidad, la política, la espiritualidad, la salud, el ocio, etcétera.

Con la implementación de políticas con valores empresariales en las UPEM, que incentivaron la productividad, en la UAQ aumentó la cantidad de horas de trabajo, su intensidad y la diversidad de funciones y tareas a cumplir por los investigadores, debido a que fungen como docentes, directores de tesis, tutores escolares, gestores de recursos económicos y algunos ocupan puestos administrativos; además de las tareas burocráticas que se sumaron por la incorporación de los mecanismos de evaluación y certificación, así como por la necesidad de asegurar constante productividad y credenciales por encima del promedio, que resulta de los mecanismos de competencia. Tal incremento de demandas del trabajo, requiere flexibilidad y una mayor inversión de tiempo y energía que podría destinarse a otras actividades.6

Bateson (1997) explicaba respecto a los sistemas biológicos que éstos pueden ser descritos como variables interconectadas, cada una con un nivel superior e inferior de tolerancia que, de superarse, exigirse de más, conllevaría irremediablemente a la incomodidad, la patología o la muerte del sistema. Cuando una variable es llevada a sus límites, el sistema se encuentra exigido, carente de flexibilidad: “dado que las variables están intervinculadas, ‘estar exigido’ respecto a una variable significa, por lo común que otras variables no pueden modificarse sin actuar sobre la que es exigida” (Bateson, 1997, p. 529) o a la inversa, la variable exigida no puede actuar sin modificar a las otras que se encuentran interconectadas. En el caso de los investigadores de la UAQ, las altas demandas del trabajo son la variable que ha sobrepasado sus límites, y que exige el espacio que corresponde a otros campos que componen la vida de los sujetos.

Con base en lo anterior, se sostiene que la tendencia en la enajenación respecto a la especie se observaría identificando los niveles de exigencia de flexibilidad y de demandas de la institución, atendiendo a las condiciones de trabajo y laborales, pero también analizando los niveles de afectación en la vida de los sujetos, partiendo lo mismo de la apreciación subjetiva, como de elementos objetivos, tales como el estado de salud, horas de sueño, tiempo dedicado a la recreación, a la política y a la vida en comunidad.

La enajenación respecto al ser genérico como interacción

Blauner (1964) y Reygadas (2011) criticaron a Marx (2014a y b) por proponer una noción de enajenación absoluta, debido a que no consideró que las características particulares de los espacios de trabajo son factores que pueden fortalecerla o disminuirla. A esta crítica se puede agregar la falta de consideración sobre la agencia de los sujetos para contrarrestar la alta centralidad del trabajo en la vida humana, que refiere a todos las prácticas de cuidado de sí mismo, que se implementan a modo de resistencia ética.

Foucault (2000, pp. 258 y 260) hablaba de las prácticas de sí para referir al ejercicio que se hace sobre uno mismo “por el que uno intenta elaborarse, transformarse y acceder a un determinado modo de ser”, pero que carecen de sentido si no están acompañadas de una práctica reflexionada de la libertad, ya que ésta es “la condición ontológica de la ética”.

La libertad, para Foucault (2000), se explica como la constitución de uno mismo, de un ethos singular, autorreferencial, construido por medio del ejercicio socrático de conocerse a uno mismo, hasta lograr estar sujetos de uno mismo y no de códigos ajenos. Por lo tanto, la ética foucaultiana representa la invitación a obrar sobre uno mismo, “formarse, superarse a sí mismo, para dominar en sí a los apetitos que amenazan arrastrar por la fuerza” (Foucault, 2000, p. 261), de tal forma que sean los apetitos los que estén al servicio del sujeto y no a la inversa.

Para analizar la enajenación como un acto relacional es necesario asumir que los sujetos tienen campos de acción ética a través de sus cuerpos, en los que pueden resistir de manera consciente a las condiciones de enajenación.

Durand (2021), para analizar el caso de aquellos que se enfrentan a trabajos altamente demandantes, describió dos tipos ideales de personalidades opuestas, aquellos que se asemejan al roble y los que se asemejan al junco. Respecto a los primeros, se hace alusión al roble por ser sólido y fuerte, “pero es demasiado rígido para resistir a la intemperie y a los contratiempos” (Durand 2021, p. 76). Son sujetos que se comprometen con las exigencias infinitas de la empresa, hasta el cansancio, pero dado que han definido su personalidad en torno a su desempeño dentro de ésta, y son espejo de las demandas de los otros, cuando él o la empresa fallan en los acuerdos o promesas esperados, se quiebran.

En el otro extremo, las personalidades tipo junco, son fuertes pero flexibles ante las adversidades, dado que han depositado su confianza en sí mismos, son independientes de la empresa. Por lo tanto, se adaptan y juegan con las demandas, encuentran huecos para sí, se procuran para responder a ellos antes que a la empresa. Estas personalidades tienen más elementos en común con aquellos que cuidan de sí, que las personalidades tipo roble.

Analizar las tendencias de enajenación respecto al ser genérico implica reconocer las acciones conscientes y reflexivas de los sujetos respecto a su condición, para evitar lecturas estructuralistas, y que simplifican la realidad de los sujetos como efectos y no como agentes.7

La enajenación respecto a los otros

Para Marx (2014a y b), la enajenación respecto a los otros es resultado de la enajenación del hombre como ser genérico. En la propuesta de Reygadas (2011), esta faceta de la enajenación es analizada de forma limitada, en la relación establecida entre el trabajador y aquellos que comparten su espacio laboral. Sin embargo, si el precedente es la enajenación con respecto a la especie, la derivación inmediata debería referir a los otros en amplio espectro, es decir a la comunidad.

Esta faceta de la enajenación, por lo tanto, requiere de dos tipos de análisis: 1) respecto a la relación que existe entre el hombre y sus compañeros de trabajo; 2) respecto a la relación que establece con la comunidad que habita, a la que, como servidor público en una institución educativa, debe responder.

Los indicadores que propone Reygadas (2011) son útiles para el análisis del primer tipo: si existe aislamiento, inexistencia de una comunidad de trabajo, vínculos poco significativos con la organización y con compañeros; si el trabajador es un número, una pieza del sistema burocrático o si el sujeto tiene conexiones significativas con otros y con un colectivo que le proporcione un sentido de membresía y pertenencia.

Sin embargo, para el segundo tipo, es necesario atender a las condiciones particulares de la profesión. En la actualidad, existe una cantidad significativa de críticas realizadas desde estudios filosóficos y sociales de la ciencia que denuncian la débil relación que existe entre la comunidad científica, la sociedad y la naturaleza, así como la injerencia de intereses económicos en la ciencia, que ha llevado a investigaciones de mirada limitada, institucionalizada y mercantilizada.

Entre las críticas se encuentra el cuestionamiento al fuerte arraigo academicista de la investigación, por ejemplo, Frodeman (2014) sostiene que la comunidad científica debe transitar de la producción de investigación académica que alimenta bibliotecas, hacia la investigación transdisciplinaria, que integre a la sociedad, sus preocupaciones y su participación para la resolución de problemas; Levins (2015) al igual que Frodeman (2014) critica la poca pertinencia social de las investigaciones, sostiene que las preguntas actuales dan cuenta de lecturas simplificadas de la realidad, ajenas a los problemas ambientales, sociales, de salud, económicos, y denuncia la tendencia a generar preguntas que proporcionan respuestas rentables; Stengers (2019) critica la poca disposición de la comunidad de investigadores a emprender diálogos con la sociedad, su resistencia a perder los beneficios que gozan por el estatus que proporciona ser científico, y su negación a perder la comodidad de investigar en la tranquilidad del laboratorio, publicar y discutir con sus pares, preocupados por responder a indicadores de excelencia, ajenos a la complejidad de los problemas sociales y naturales.

Por ello, el estudio de la enajenación respecto a los otros, debe transitar por el análisis de las relaciones que establece con su comunidad de trabajo, y por la disposición de esta población para establecer relaciones sanas y solidarias. Pero también debe analizar la intensidad del compromiso que el investigador universitario asume en su práctica, así como de la responsabilidad con que ejerce su función social en la construcción de condiciones de bienestar social y natural a la par del desarrollo de ciudadanía, en un contexto donde la alta cantidad de actividades y requisitos institucionales8 se presentan como urgentes, aunque sean menos importantes.

La enajenación y la dimensión económica

Para Marx (2014a y b), la propiedad privada es uno de los factores que asienta las condiciones de la enajenación, en tanto los dueños de los medios de producción se conciben legitimados para expropiar la fuerza de trabajo y el producto de los trabajadores. Reygadas (2011) retoma esta característica de la población analizada por Marx (2014a y b) y la contextualiza para problematizar los casos contemporáneos en los que el trabajador puede ser al mismo tiempo propietario o copropietario de los medios. Pero también toma como indicadores de enajenación que los trabajadores carezcan de oportunidades de crecimiento, sean incapaces de capitalizar para sí, se mantengan en dependencia económica de otros.

Para los investigadores de la UAQ hacer investigación, de acuerdo con ciertos criterios como los del SNI, representa el acceso a mejores condiciones económicas, y a la posibilidad de capitalizar para sí entre mayor madurez adquiera su carrera científica, aspecto que proporcionaría aparentemente mayores márgenes de autonomía. Sin embargo, siguiendo los supuestos marxianos, aun cuando el trabajador cuente con mejores ingresos, el origen de la enajenación sigue presente, debido a que la actividad productiva sigue estando asociada a la sobrevivencia, de tal forma que para Marx (2014a, p. 229) esto no sería “más que una mejor remuneración de los esclavos”.

La salida de la enajenación no se encuentra en el incremento de los ingresos, sino en las condiciones en las que se realiza la actividad productiva. Es decir, si el trabajo invade otras áreas de la vida del hombre, ocupa el lugar hegemónico e impide el desarrollo el hombre en un sentido integral, el alto salario no elimina las condiciones fundamentales que gestan la enajenación, sólo las maquilla. Por lo tanto, analizar la dimensión económica propuesta por Reygadas sería de utilidad para diferenciar entre aquellos que han incrementado su capital económico y, con ello, el rango de su autonomía, gracias al desempeño de su actividad productiva, y aquellos que, a pesar de su desempeño, se mantienen en condiciones precarias; el resultado de estos análisis ayudaría a complejizar las interacciones entre los capitales económicos y las otras dimensiones, más no una dimensión justificada para el caso de los investigadores de la UAQ.

Las dimensiones de enajenación de los investigadores de la UAQ

Con base en lo anterior se propone una aproximación a la enajenación de los investigadores, basada en el caso particular de la UAQ a partir de cinco dimensiones, las cuales, en conjunto, configurarían formas plurales de enajenación que, bajo un ejercicio de contraste y comparación, podrían resultar útiles para analizar el caso de otras universidades públicas estatales:

En primer lugar, la dimensión de la apropiación creativa, consiste en el análisis de la apropiación del producto, tomando como indicadores las motivaciones para y motivaciones del porqué de su producción, entiendo que “el motivo para es subjetivo, relacionado con cosas que satisfacen necesidades inmediatas o futuras del sujeto [y que] el porqué es el contexto objetivo del proyecto, la explicación racional de porqué se hace” (Rodríguez, Falla y Gómez, 2013, p. 267). La enajenación respecto al producto resulta de la convergencia de la gradación de éstas, donde una alta claridad sobre las motivaciones para, de carácter intrínseco, con valorativas sociales y estéticas, contrarrestaría procesos de enajenación, frente a una producción basada en motivaciones exclusivamente por qué, extrínsecas y mercantilistas, fortalecería procesos de enajenación.

En segundo lugar, se presenta la dimensión de la actividad productiva que tiene que ver con el apego a criterios estandarizados de producción, establecidos con independencia de las decisiones de los investigadores, que condicionan a periodos y cantidades de producción, y a la difusión en fuentes específicas que exigen protocolos estandarizados de exposición. En esta dimensión, el estado de enajenación se configura con base en la intensidad de autonomía de los investigadores, si la capacidad de toma de decisiones sobre su actividad es amplia, regulada o cede a una autonomía presuntamente limitada, pero con fines estratégicos.9 El nivel de autonomía se relaciona con los capitales y condiciones económicos de los investigadores, de tal forma que a menor precariedad, mayores márgenes de autonomía. Sin embargo, una fuerte implicación personal, emocional e intelectual con el tema de investigación juega a favor una menor tendencia hacia la enajenación.

La tercera es la dimensión social, de acuerdo a Reygadas (2011, p. 47):

Consiste en el aislamiento del trabajador con respecto a otras personas y con respecto a la organización en la que desempeña su trabajo, cuyas metas, logros y dificultades le resultan ajenas y no desarrolla conexiones significativas que le proporcionen un sentido de pertenencia, inclusión o membresía… Se ve reforzado por la ausencia de comunidades laborales, sindicales u organizacionales, por procesos de exclusión y discriminación en el trabajo y por las distancias y barreras entre los niveles jerárquicos de la organización… Puede contrarrestarse en organizaciones que impulsan el trabajo colaborativo y la comunicación fluida, que crean diversos canales que enlazan a las personas con la organización. También disminuye cuando se crean comunidades de pertenencia.

Como se expuso previamente, la dimensión social de Reygadas (2011) tiene sus raíces en el análisis de la faceta de la enajenación respecto a los otros, pero representa un análisis limitado al espacio laboral. Por ello se propone una cuarta dimensión, vinculación con la comunidad, que analiza la enajenación del investigador con respecto a la comunidad que habita, se evidencia en trayectorias de investigación cuyos productos y medios de difusión tienen alcance exclusivamente académico-institucional, donde los intereses que se persiguen son en su mayoría disciplinares, los objetivos se orientan a cumplir criterios de productividad, simplificado en calidad, se adopta un ethos simulador o mercantilista. Por otro lado, indicadores de una tendencia de enajenación reducida se observarían en trayectorias de investigación que exponen preguntas y respuestas complejas a problemas sociales, a preocupaciones de la comunidad u ofrecen lecturas innovadoras y contrahegemónicas; que difunden sus productos por medios y formas accesibles con la sociedad, o que entablan vínculos creativos con ésta.

La quinta dimensión es la centralidad del trabajo y cuidado de sí, en la que la intensidad de enajenación se evidencia en la centralidad que ocupa el trabajo dentro de la vida de los trabajadores. La alta demanda de trabajo y de flexibilidad son factores que favorecen la enajenación, se evidencia en tensiones dentro de la familia, amistades, compañeros de trabajo, en la salud física y emocional, en el desarrollo de la vida política y la vida recreativa. Procesos reflexivos, actos disruptivos del sistema, orientados a la defensa de la vida fuera del trabajo son indicadores de una baja tendencia de enajenación.

Conclusiones

Cuatro aspectos configuran las condiciones particulares de los investigadores y de las cuales emergen los factores de enajenación. Éstos son: 1) que la UAQ funciona en condiciones de precariedad económica, con políticas y programas implementados a partir de la década de los ochenta, que incentivan la productividad, demandan una alta cantidad de tareas, desempeño de funciones, flexibilidad en los horarios; 2) que a pesar de que el conocimiento como producto del trabajo tiene una naturaleza intangible, es potencialmente codificable y su objetivación ha adquirido el estatus de bien de cambio, promoviendo prácticas mercantiles en la producción científica, y de autoenajenación; 3) que a pesar de que la naturaleza de la actividad productiva requiere de la implicación intelectual y emocional de los sujetos, ésta se desarrolla dentro de un marco normativo meritocrático que limita y regula la autonomía, que puede ser utilizada de manera estratégica para obtener de recursos, y 4) que, pese al deseo explícito de la comunidad científica de contribuir con su sociedad, se enfrenta a un contexto de mecanismos meritocráticos que le induce a priorizar al cumplimiento de criterios institucionales. Como resultado de estos aspectos se sugieren cinco dimensiones para una aproximación analítica: 1) de apropiación creativa, 2) de la actividad productiva, 3) social, 4) vinculación con la comunidad y 5) centralidad del trabajo y cuidado de sí. Estas dimensiones atienden las características fundamentales de las facetas marxianas, pero aspiran a reconocer la enajenación como un fenómeno que se manifiesta en intensidades diferentes y que es resultado de la relación entre las condiciones estructurales y la reflexividad de los sujetos. Con ellas se busca ampliar la noción de enajenación reducida al espacio laboral, para reconocer que este fenómeno repercute en la vida compleja de los sujetos, aunque se geste en el campo del trabajo.

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1El SNI es un sistema del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, en México, que proporciona distinciones y estímulos económicos, a manera de sobresueldos, a los investigadores, de acuerdo con el nivel de su productividad y madurez de su trayectoria como investigadores. Se compone de cinco tipos de distinciones, entre los que, a la categoría más baja, el Candidato a Investigador SNI, le siguen en orden ascendente los niveles 1, 2 y 3 e Investigador emérito. La cantidad de productos, la calidad de éstos, el tiempo de evaluación y la cantidad del sobresueldo que se otorga se incrementa de manera proporcional con el nivel del investigador.

2Como se puede observar, en la UAQ la investigación se realiza tanto dentro como fuera de los beneficios y normas del SNI, debido a que algunos investigadores deciden no ser parte de éste, en el caso de los investigadores entrevistados, sus motivos fueron los siguientes: “no necesito motivación para hacer mi trabajo, que disfruto”(comunicación personal, Inv.11, 21 de septiembre, 2021), “he platicado con compañeros que están en esos niveles y veo su nivel de estrés, y yo en este momento no quisiera eso” (comunicación personal, Inv.17, 11 de febrero, 2022 ) y “ahora que conozco a personas que están en el SNI, veo su estrés, veo su necesidad de producir y producir y a veces se pierde la autenticidad y el gusto y no quisiera, ahora, sé que tienen beneficios económicos, no lo quisiera hacer por los beneficios económicos, entonces estoy a gusto así” (comunicación personal, Inv.17, 01 de febrero, 2022).

3Los apoyos económicos son un factor importante que condiciona el alcance de los aportes e, incluso, el acceso a discusiones científicas de nivel internacional: como es el caso de la investigadora 09, quien compartió: “Ahorita que estuvimos haciendo un proyecto a mí me beneficiaron con un apoyo económico y compramos un escáner para libros, pero compramos el más rudimentario, si hubiéramos tenido uno mucho mejor, hubiéramos podido rescatar documentos antiguos como cartografías que no se pueden tocar, necesitamos material para hacer investigaciones más propositivas y que estén en la vanguardia” (comunicación personal, Inv. 09, 13 de octubre, 2020).

4Como es el caso de la Investigadora No.19, quien actualmente cuenta con un contrato por honorarios menor a 15 horas/semana/mes, cuyo sueldo no supera los 8 000 pesos mexicanos. En su caso, el sobresueldo que recibe del SNI duplica su ingreso mensual (comunicación personal, Inv. 19, febrero, 2022).

5Méda expone como antítesis de las sociedades capitalistas a las sociedades de la antigua cultura griega y de la Edad Media, las que, en sus palabras: "prohibieron la venta de las capacidades humanas; consideraban indigno que el hombre desarrollara sus capacidades sólo para sacarles rendimiento, la educación y la formación debían ser, justamente, el acto más libre frente a cualquier consideración externa... Hoy en día, las capacidades humanas sólo se educan para ejercer un oficio, para ser útiles y rentables. Los individuos se usan a sí mismos como su medio de vida" (Méda, 1995, p. 235).

6En las entrevistas, investigadores expresaron que el tiempo para comer en casa, el tiempo para convivir con seres queridos y para hacer ejercicio solía desplazarse por la cantidad de trabajo: “Tengo un problema complicado de planeación, mi marido dice que no sé decir que no a todo, a veces me tengo que organizar a marchas forzadas y con mucha presión, procuro dar prioridad a ciertas cuestiones… Yo padezco hipertiroidismo y lucho mucho con el peso, a veces no puedo hacer ejercicio y tengo obligadamente que hacer ejercicio. A veces me descuido un poquito porque estoy tan metida en la computadora escribiendo o calificando ya muy noche, que las hijas se quejan, ahorita ya viste, que vino la hija porque ya es la hora de la tarea… ya viene el esposo” (comunicación Personal, Inv. 07, 07 de octubre, 2020).

7En las entrevistas, algunos investigadores expresaron implementar en sus vidas estrategias para cuidar de sí frente a las altas demandas, como imponerse horarios, comprometerse a ir a casa a comer o “comer a sus horas”, no trabajar los fines de semana, e incluso decidir no ser parte del SNI para poder ofrecer clases y acompañamientos a los alumnos de una forma que les hace sentir orgullo.

8En las entrevistas, los investigadores expresaron interés por atender problemáticas sociales, sus temas de investigación se orientaban a dar respuesta a problemas locales en su mayoría, además de expresar el deseo de ser agentes de impulso o desarrollo para sus estudiantes; sin embargo, la cantidad de trabajo, la dificultad de organización con los compañeros, y la atención a los criterios de productividad dificultan trasladar lo académico al campo social, como se puede observar en los siguientes ejemplos: "Tiene que ver el hecho de dónde estamos involucrados y con las funciones excesivas que a veces tenemos, yo creo que muchos de los investigadores, o al menos lo hablo desde mi parte, sí queremos hacer un trabajo de vinculación, pero la realidad es que puede llegar a ser complicado" (comunicación personal. Inv. 20, 11 de febrero de 2022). "De alguna manera nos limitamos a cubrir con los indicadores, los estándares, lo que nos exigen, es decir, si no publicas, no eres investigador..., entonces a veces le damos más prioridad a trabajar en un artículo que a ir a dar una conferencia a la sociedad, a los productores de alimentos, en nuestro caso. Nos limitamos de alguna manera, por el enfoque que tiene justo el Sistema Nacional de Investigadores, todo tu valor está en función del número de artículos, del impacto que tengan" (comunicación personal. Inv.06, 16 de octubre de 2020).

9Existen investigadores que, de manera estratégica, encuentran en el SNI un medio para obtener determinadas condiciones deseables de investigación o de contratación. Y una vez que las obtienen, renuncian a la búsqueda de la continuidad, o bien se mantienen, haciendo de manera paralela investigación en formas alternas no valoradas por el SNI.

Recibido: 01 de Julio de 2022; Aprobado: 06 de Octubre de 2022

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