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Cuicuilco. Revista de ciencias antropológicas

versión On-line ISSN 2448-8488versión impresa ISSN 2448-9018

Cuicuilco. Rev. cienc. antropol. vol.28 no.82 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 15-Ago-2022

 

Misceláneos

Drama social en una iglesia: la creación de Casa de Gracia Incluyente en Ciudad de México

Social drama in a church. The creation of Casa de Gracia Inclusive in Mexico City

Manuel Teofilo Andrade Lobaco1  1

1Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social CIESAS


Resumen

En este artículo hago una exposición y análisis de la creación de una iglesia incluyente en la Ciudad de México en el 2016: Casa de Gracia Incluyente. Este estudio está enmarcado en mi investigación sobre dicha institución cristiana. Utilicé una metodología cualitativa en la que hice trabajo de campo del 2015 al 2018. Realicé observación participante y entrevistas etnográficas con mis interlocutores, miembros de esta iglesia. Durante dicho periodo pude ser testigo de la “separación amistosa” de Comunidad Cristiana de Esperanza y su sede, Casa Mixta. El proceso se llevó a cabo mediante rituales y performances con un alto contenido simbólico enmarcados en un “drama social” que permitieron el surgimiento de una iglesia independiente; era una serie de eventos que permitieron la producción de una iglesia independiente. A su vez, posibilitaron un mayor sentido de pertenencia de los actores involucrados y un reforzamiento en una identidad colectiva que combina elementos cristianos y símbolos característicos de la diversidad sexual. Para hacer mi análisis, utilizo las propuestas teóricas de Víctor Turner.

Palabras clave drama social; performance; ritual; iglesia incluyente; identidad

Abstract

In this article I outline and analyse the creation of an inclusive church in Mexico City, in 2016: Casa de Gracia Inclusive; this study forms part of my research on this Christian institution. I used a qualitative methodology regarding the fieldwork, which I carried out from 2015 to 2018. I conducted both participant observation and ethnographic interviews with my interlocutors, all of whom were members of this church. During this period, I was able to witness the “friendly separation” of the Comunidad Cristiana de Esperanza (Christian Community of Hope) from its headquarters: Casa Mixta. The said process was carried out by way of rituals and performances with a high symbolic content, and within the framework of a “social drama” that allowed the emergence of an independent church; it was a series of events that led to the creation of an independent church. In turn, this enabled a greater sense of belonging for the actors involved and reinforced a collective identity that combines Christian elements and characteristic symbols of sexual diversity. To carry out my analysis, I used the theoretical proposals of Victor Turner.

Keywords Social drama; performance; ritual; inclusive church; identity

Las iglesias incluyentes son grupos cristianos que se enfocan en atender a personas de la diversidad sexual con un especial énfasis en las personas no heterosexuales y cisgénero.1 En los últimos años han cobrado popularidad en la Ciudad de México; sin embargo, la primera fue la Comunidad Cristiana de Esperanza (en adelante CCE) que se formó en el año 2000.2 Con el pasar de los años, se han establecido nuevas agrupaciones de este tipo como Misión Cristiana Incluyente, Sendas o Nuevo Pacto Incluyente. A principios del 2016 se conformó Casa de Gracia Incluyente (en adelante CGI) después de una separación directa de CCE. Sin embargo continuaron con la misma dinámica y con más o menos los mismos asistentes. Si bien sí había personas heterosexuales que asistían a la iglesia, éstos eran una minoría; la mayoría de los miembros consistían en hombres homosexuales o bisexuales, seguidos de mujeres lesbianas.

Esta ruptura no sucedió de la noche a la mañana, sino que se dio mediante un proceso de rupturas simbólicas que dieron paso a performances que llevaron a una escisión. Por tanto, para este análisis retomo el modelo de dramas sociales propuesto por Víctor Turner [1987 y 2002]. Me apoyo de esta teoría para mostrar cómo esta separación fue producto de una crisis inicial entre actores específicos, pero que llevaba de fondo una insatisfacción espiritual y personal entre los miembros de las diferentes sedes de Casa Mixta. Por esto, comienzo explicando brevemente el contexto histórico de CCE y las características de esta iglesia. A continuación, narro y analizo el “drama social” dividido en cuatro fases: la brecha, crisis, acciones reparadoras y el cisma, que dio paso a un ritual, descrito a partir de sus cargas simbólicas, donde se inauguró CGI como una nueva iglesia. Finalmente cierro con una reflexión sobre la implicación del proceso, antes mencionado, para los actores participantes y la importancia de este tipo de iglesias para las personas no heterosexuales y cisgénero.

METODOLOGÍA Y BASE TEÓRICA

La información que presento aquí la recopilé mientras realizaba una investigación sobre cristianismo, homosexualidad y religión en la entonces Casa Mixta que pertenecía a CCE y que se convirtió en Casa de Gracia Incluyente (CGI). Para esto utilicé una metodología cualitativa en la que me apoyé de efectuar observación participante del 2015 al 2018, que me ayudó a tener contacto cercano con los actores y conocer la realidad de las dinámicas de la presente comunidad en sus propios contextos [Restrepo 2016: 39]. Fue gracias a esta participación cuando pude presenciar los eventos que dieron pie a que se efectuara una escisión y surgiera una iglesia independiente.

Ya que la perspectiva principal en este trabajo es la experiencia de los actores sociales, para hacer la narración de lo sucedido me apoyo de una serie de entrevistas etnográficas; es decir, de diálogo formales que entablé con mis interlocutores y que siempre estuvieron orientadas por el problema de investigación [Restrepo 2016: 54]. En este caso, dicha problematización se centró en la creación identitaria entre los actores de este grupo; también utilizo la descripción de procesos simbólicos de los que fui testigo, inclusive participé activamente del año 2015 a principios de 2016. Muestro esta información en orden cronológico para conocer los preámbulos de la separación y principio de desaparición de CCE como iglesia, además de los acuerdos y rituales que dieron nacimiento a CGI, el 10 de abril de 2016.

Retomo el modelo teórico de “drama social” de Víctor Turner [2002]. Él entiende a esta unidad como perteneciente del “proceso inarmónico o disarmónico que surge en situaciones de conflicto” [2002: 49]. Se trata de una secuencia objetivamente aislable de interacciones sociales de un conflicto, de tipo competitivo o agonístico que puede proveer de materiales para muchas historias o expresiones [Turner 1987a: 33]. El proceso está compuesto por cuatro fases [1987a: 49-53]; la primera es la brecha que se evidencia por una infracción pública, un “detonador simbólico” que inaugura el enfrentamiento; sigue la fase de crisis latente en la que se crean facciones en el conflicto; el tercer momento es el de acciones reparadores en el que se hace un despliegue de mecanismos de restauración como performances o rituales; la última fase es la de la reintegración del grupo social o del reconocimiento de una escisión irreparable en caso de que todos los mecanismos hayan fallado.

Los dramas sociales son generadores por excelencia de performances culturales pues cuando un contexto social se encuentra en crisis, salen a relucir estas expresiones cargadas con los valores y conflictos del grupo. Los performances son justamente “una compleja secuencia de actos simbólicos” que tiene un alto contenido reflexivo para los ejecutores [Turner 1987b: 75]. Tienen un tiempo establecido con principio y final, “un programa organizado de actividades, actores y audiencia, y que se desarrolla en un lugar y ocasión determinadas” [Singer en Méndez et al. 2011: 211]. Son expresiones sociales como rituales, teatro, desfiles o carnavales, en donde la sociedad se organiza, consciente o inconscientemente, para mostrar algo de su cultura, que se presenta, por ejemplo, al intentar solucionar una crisis social, como muestro en el presente trabajo.

ANTECEDENTES

Para conocer mejor las características que dieron pie a esta separación, es necesario señalar brevemente la historia de CCE.

La iglesia Comunidad Cristiana de Esperanza surgió en el año 2000 en la Ciudad de México y fue formada por Ricardo Averill [La Redacción 2010]. De acuerdo con la historia narrativa de sus miembros —que funciona como un mito creacional—, mientras este pastor se encontraba en un viaje en México, con propósitos de evangelización, aceptó su homosexualidad. Además tuvo una revelación divina en la que supo que Dios no lo discriminaba por sus preferencias y se le mostró que tenía que abrir una iglesia en donde se atendiera a este tipo de personas. Esta experiencia religiosa fue significativa pues se trató de una manifestación de lo sagrado a través de una hierofanía, como lo plantea Mircea Eliade [1981]. Tuvo la revelación de un modelo ideal en el que las personas homosexuales o transgénero también eran amadas por Dios. Esto le dio una dirección y un propósito para atender a una población que había sido históricamente desestimada por el cristianismo y que incluso los forzaba para alejarse de ésta hasta cierto punto. Años después, el pastor Ricardo Averill afirmaría: “Los jóvenes gays han sido rechazados en sus iglesias, en sus casas, la mayoría tiene la actitud de si Dios me rechaza a mí yo también lo rechazo a Él” [La Redacción 2010]. Sin embargo, sabía ahora que su deber era mostrarles el amor inclusivo de Cristo.

Ricardo Averill3 se convertiría así en el apóstol fundador de CCE que nació bajo la cobertura espiritual de un matrimonio de líderes pentecostales estadounidenses. De esta manera nació la primera iglesia incluyente en México, con claras bases doctrinales que niegan la condena de la homosexualidad por la Biblia y con reconocimiento evangélico. Se trató de una iglesia interdenominacional con elementos bautistas y pentecostales, con influencia calvinista que entiende en la salvación divina por fe y gracia, organizada mediante un gobierno apostólico con “pastores” y “ancianos”; los primeros se encargan de dar las prédicas durante los servicios retomando ciertos pasajes bíblicos; los segundos son pastores que además tienen bajo su liderazgo la dirección espiritual de la iglesia [Rinne 2015].

Con el pasar de los años esta comunidad fue creciendo y se fueron instalando en diferentes sedes de la Ciudad de México hasta que en el 2010 se llegó al acuerdo de crear diferentes sedes o “casas” lideradas por un anciano particular. Fue así como surgieron Casa de las Once, encargada de atender a los jóvenes; Casa de las Seis, con atención especial para las mujeres, y Casa de la Una liderada por el pastor Nahuel, que aceptaba a cualquier persona. Las primeras dos se reunían en la sede Casa Amarilla — por alusión a la fachada de este recinto en la calle Monterrey de la colonia Roma—. Cuando me refiera a Casa Amarilla será tanto a Casa de las Once como Casa de las Seis. Por otra parte, Casa de la Una, por ser la de mayor afluencia, buscó una sede independiente en la calle Sericultura de la colonia 20 de Noviembre y se comenzó a llamar Casa Mixta en alusión a que aceptaban a hombres y mujeres de cualquier edad. A pesar de realizar una reunión general anual, la separación espacial se fue traduciendo en un distanciamiento entre miembros, lo que eventualmente llevó a una escisión.

El comienzo del quiebre de la iglesia lo rastreé justamente en la creación en las distintas sedes. De acuerdo con la perspectiva de diferentes actores que fueron testigos de estos sucesos, tal separación también ocasionó una desintegración entre los asistentes. Se comenzó a reforzar una hermandad entre los miembros de cada casa, que generaba una sensación de lejanía con los partícipes de las otras.

La separación en distintas sedes significó entonces una diferencia en la dinámica devocional de cada una. Algunos servicios, como en Casa de las Once, eran más casuales y en espacios públicos como parques y restaurantes en donde aprovechaban para desayunar. Otros, como en Casa Mixta, eran mucho más estructurados y “tradicionales”. Un miembro fundador de CCE visitó Casa Mixta a finales del 2015. Él me comentó que nunca entendió la razón o pertinencia de la separación en casas y que a pesar de que Casa Mixta tenía la dinámica más cercana a lo que llegó a ser CCE “en sus mejores épocas”, a ésta le faltaba la sensación de unidad y espontaneidad en los servicios que se sentía antes de las divisiones. Por ejemplo, recuerda que durante la adoración y alabanza los asistentes bailaban y cantaban con más entusiasmo —lo cual nos muestra las características pentecostales de la iglesia [Fortuny 1994]— y era común que salieran de sus lugares y danzaran por todo el local. Recuerda estos momentos como “las mejores épocas” pues era cuando se alanzó una mayor cantidad de asistentes con hasta 200 miembros activos [La Redacción 2010].

Si bien se generó un distanciamiento entre pastores y asistentes de cada casa, fue hasta el 2015 que una probable separación por parte de Casa Mixta se comenzó a hacer más evidente. La creación de una iglesia multiarticulada comenzó a mostrar debilidades cuando la cantidad de asistentes a excepción de Casa Mixta. A esto se aunó el hecho de que Casa de las Seis optara por subdividirse en “casitas” con reuniones en diferentes zonas de la Ciudad de México. Para agosto del 2015, Casa Amarilla tenía problemas económicos y para poder pagar la renta de su local se realizó un evento en donde se recaudaron fondos con actividades tanto cristianas como seculares: alabanzas, adoración, venta de comida y un concurso travesti. El no poder recolectar el dinero para el arrendamiento da cuenta de una crisis de asistencia profunda que no sucedía en Casa Mixta, en donde los congregantes dominicales eran aproximadamente 35 individuos. Inclusive, en agosto de este mismo año se comenzaron a brindar servicios nocturnos los jueves, con 10 a 15 asistentes por noche.

En diciembre del 2015 comenzaron a existir diferencias entre Nahuel, el líder de Casa Mixta y algunos miembros de Casa Amarilla, incluyendo otro pastor; motivo que desencadenó una serie de eventos que culminaron en una “separación amistosa”. Todo esto lo caracterizo como un “drama social” ya que constituyó un proceso de reestructuración y reflexividad social que se dividió en cuatro etapas: una brecha que inició el conflicto, un estado de crisis latente, un despliegue de mecanismos de restauración y la resolución de una escisión [Turner 2002: 49-53].

Las diferencias también se comenzaron a presentar entre los miembros de Casa Amarilla y de Casa Mixta. El 27 de septiembre del 2015, el pastor de la segunda sede utilizó su prédica para hablar de las características de su iglesia. Recordó que era interdenominacional e incluyente, por lo que se acepta a cualquier persona sin importar quién sea o qué estilo de vida tenga. Comentó que, a pesar de esta cualidad, por primera vez en sus 15 años como pastor le pidió a un miembro que no regresara más a este espacio ni que se relacionara con sus miembros. La razón de esto es que dicha persona asistía esporádicamente para después ir a otras iglesias en las que hablaba mal de las dinámicas de esta iglesia y “decía chismes” de sus asistentes.

Al terminar —y bajo la confianza casual y antiestructural del tradicional puesto de quesadillas al que íbamos a comer después del servicio— se comentó entre las personas que las “otras iglesias” a las que iba esta persona eran las otras reuniones de CCE, así como otras iglesias incluyentes de la ciudad. Al parecer en esos espacios no sólo hablaba mal de la forma de dar los servicios, sino que también de sus integrantes. Es interesante señalar que tampoco era raro escuchar posturas etnocentristas de miembros de Casa Mixta que, más que criticar los servicios de Casa Amarilla, enaltecían los servicios de su casa al considerarlos como los más serios y parecidos a las iglesias evangélicas “bugas”.4 Por lo tanto, ellos podrían tener una mayor facilidad para atraer a personas que tuvieran experiencia evangélica previa. También, era común que cuando se hablara de la Gracia de Dios se aclarara que el hecho de que la salvación se da gracias a esta característica divina y no por actos, no justificaba cometer excesos sexuales o alcohólicos como lo hacen “en otras iglesias”.5

La identidad colectiva se genera a partir de la diferenciación con los otros grupos a partir de compartir un conjunto de símbolos y sentidos de pertenencia como valores o normas [Giménez 2005]. Podemos ver entonces que los miembros de cada sede habían desarrollado una identidad colectiva particular que les permitía considerarse partes de su Casa con elementos en común como su devoción a Cristo y la aceptación de su sexualidad. Pero también les funcionaba para diferenciarse de los demás miembros de CCE por realizar servicios diferentes y pertenecer a grupos sociales particulares.

LA BRECHA

He destacado que CCE ya tenía varias señales de desintegración, sin embargo, una crisis no surge explícitamente sino con un suceso significativo que enciende el drama social. La primera fase de este proceso la he llamado “brecha” pues surge con un punto de quiebre entre las relaciones que cotidianamente son reguladas por un conjunto de normas sociales [Turner 2002: 47]. En este caso, lo que rompió con la acostumbrada cordialidad entre los integrantes de las diferentes casas se trató de la relación entre el pastor de Casa Mixta con su homólogo de Casa Amarilla. De acuerdo con la información de mis interlocutores, surgió después cuando el segundo comentara no sentirse bien recibido en Casa Mixta al ser visitada, a esto se sumó que en esos momentos se corría el rumor que el primero tuviera planes de mudarse a Chiapas, por lo que abandonaría a su iglesia.

Este conflicto inicial fue importante porque se rompió con uno de los símbolos que mantenía unida a toda la Comunidad Cristiana de Esperanza: la unión de los tres pastores que lideraban y representaban a los miembros de Casas. Los símbolos son formulaciones tangibles de ideas, abstracciones de experiencias, actitudes, juicios, anhelos [Geertz 1973: 90]. En este caso, los pastores representan las creencias e identidades que comparten la mayoría de CCE: se puede ser un buen cristiano y homosexual. Su buena relación reflejaba la unión de todas las casas a pesar de tener servicios independientes. Se podrían considerar como símbolos dominantes ya que se refieren a valores axiomáticos y tienen tres propiedades esenciales [Turner 1999: 22]: condensaban en su representación estos diferentes elementos; unificaban las sedes y miembros de CCE mediante interconexiones, finalmente tenían una polarización de sentido. En este caso, el símbolo de los líderes que pastorean a las ovejas de su iglesia conforma el polo sensorial, es decir, una representación directa. Mientras que su polo ideológico estaba cargado de valores como la representación de estas ovejas no sólo espiritualmente, también como personas no heterosexuales y cisgénero.

El conflicto entre pastores encendió una brecha. Roces e inconformidades que llevaban tiempo sembrándose se habían hecho explicitas con la ruptura de este símbolo unificador. Por un lado se experimentaba que entre miembros existía dimes y diretes, o algunas diferencias de orden personal, por otro lado, cabe el peligro que si estas diferencias llegaban a los líderes que los representaban, que además se hicieran de conocimiento público. Prueba de esto fue el domingo 11 de octubre del 2015 cuando se aprovechó el servicio para orar por la iglesia. Antes de la prédica, un hermano pasó al frente y lideró una oración colectiva por el bien de Casa Mixta en particular. El objetivo de su oración fue pedir que cesaran los “chismes y calumnias” —hacia el pastor y los miembros— que pudieran herir a la iglesia y pedir por el bien de su comunidad.

Además de estas diferencias entre actores clave, la asistencia a las reuniones en las otras casas seguía disminuyendo. Por ejemplo, para el 18 de octubre, tan sólo cuatro personas se estaban reuniendo a los servicios con desayuno de Casa de las Once. ¿Qué presagios se pueden ver para que se pueda catalogar a una iglesia como moribunda?; ¿qué tengan problemas económicos, de asistencia, entre sus miembros, entre sus líderes o en su interpretación doctrinal? En este momento era perceptible que algo importante estaba a punto de suceder en CCE y que debían hacer algo si querían salvar a la primera iglesia evangélica incluyente de México.

LA CRISIS

La segunda fase del drama social es la llamada “crisis”. Ésta se caracteriza por ser el periodo cuando el conflicto que se está viviendo en el grupo social dado es evidente y público; lo cual ocasiona la creación bandos con los partidos que se enfrentan [Turner 2002: 50]. De alguna forma, se separa la sociedad tras rumores que sacaron a la luz inconformidades entre los miembros de Casa Mixta y los de Casa Amarilla que iban más allá de problemas personales pues llegaban a diferencias espirituales. Los integrantes de cada casa tenían una perspectiva generalizada, por lo que se puede decir que se crearon dos bandos entre las dos sedes de CCE. Los asistentes de Casa Amarilla comenzaron a respaldar a su pastor al decir que tampoco se sentían a gusto cuando visitaban Casa Mixta y que sus integrantes se habían alejado del resto de la iglesia. Al ser la Casa Amarilla el lugar de encuentro de Casa de las Once y Casa de las Seis, y siendo que Casa Mixta se congregaba en un local independiente, podemos entender que vieran a esta última como aislada y un tanto ajena al resto de la iglesia.

Por otra parte, los miembros de Casa Mixta —en pláticas casuales y no de manera oficial— comenzaron a expresar abiertamente su disgusto por las decisiones que habían tomado otras casas de CCE, por ejemplo, el hecho que se modificaran las formas convencionales de los servicios de las otras sedes y tuvieran entonces reuniones más casuales y menos sacralizadas. Otra cuestión que se señalaba eran las conductas de los miembros de las otras casas, consideradas incorrectas por miembros de Casa Mixta. Ellos no se quejaban de diferencias personales, sino de conflictos que atacaban su entendimiento y vivencia del cristianismo.

Casa Mixta criticaba la noción de Gracia de Dios de los primeros. Todos coincidían en la creencia de que la salvación se da por la Gracia y no por obras. Es decir que se puede interpretar que, aunque vayas a fiestas con alcohol y tengas sexo casual, tu salvación está asegurada en cuanto aceptes a Jesús como tu salvador. Además, Jesús vino a salvar a los enfermos, a los injustos y a los pecadores, no a los sanos. Los miembros de Casa Mixta decían que los miembros de Casa Amarilla utilizaban dicha creencia para justificar sus excesos. Por un lado, en Casa Mixta, con la guía del pastor y los diáconos, entendían a la Gracia sí como el regalo de Dios mediante Cristo para la salvación, pero que es, a final de cuentas, un camino para una transformación en la vida. En las clases doctrinales se solía escuchar lo siguiente: “Si bien es de humanos equivocarse, es de cristianos aceptar ese error y regresar al camino de Cristo”.

Por otra parte, hemos destacado cómo en lo referente a los servicios, los miembros de Casa Amarilla veían sus reuniones, al ser menos estructuradas, más orgánicas y participativas por parte de sus miembros; como lo era la primitiva Iglesia cristiana. Además, la división en casitas la veían conforme a su característica de inclusión de la diversidad, como una especie de discriminación positiva. Creían que el separar a los miembros por edades, género o ubicación de sus hogares les permitiría tener prédicas y servicios más adecuados a sus necesidades. Por otra parte, en Casa Mixta veían que lo que realmente iba conforme a su mensaje de inclusión eran sus reuniones “mixtas” a las que cualquiera persona pueda asistir y se sintiera segura con la estructura pentecostal de sus servicios.

Algo que podemos tener por seguro es que las diferencias son parte inherente de cualquier grupo humano. Las diferencias dentro de un grupo social que llevan al conflicto o la complementariedad son una parte esencial de la cultura [Turner 1987a: 36]. Sin caer en una postura individualista y subjetiva, podemos aceptar que la cultura no está más allá de los individuos, sino que ésta les afecta y los modifica y ellos tienen la agencia de reproducirla o modificarla. Así, a principios de enero del 2016, el pastor de Casa Mixta utilizaba las prédicas para desmentir las acusaciones que había en su contra y las aprovechaba para dar un breve esbozo sobre conflictos que estaban sucediendo. Los dimes y diretes se convirtieron en parte esencial de la toma de partidos de esta crisis. No se puede esperar menos, pues cuando tu iglesia, tu forma de conducirte, inclusive tu forma de vivir, tu espiritualidad se ven atacados, uno busca defenderse o por lo menos a responder ante las acusaciones. Podemos ver entonces a las crisis como algo productivo pues ocasionan el despliegue una serie de mecanismos que permiten la autorreflexión y la transformación.

ACCIONES REPARADORAS

En la tercera fase del “drama social” comienza la aplicación de los procedimientos correctores o remediadores, los “mecanismos de restauración” [Turner 2002: 51-51]. Se recurre a acciones como consejos personales y meditación o arbitración informal, la maquinaria legal y jurídica formal, además del performance del ritual público para resolver cierta clase de crisis o legitimar otras formas de resolver conflictos [Turner 1987a: 34]. Ésta es una etapa que, aunque puede ser violenta, genera mucha autorreflexión ya que la sociedad recuerda sus principios y sus valores para salir adelante al intentar llegar a una solución de este conflicto.

Es común que se creen momentos liminares tales como los rituales o performances sociales como mecanismos que intentan resolver los conflictos. El concepto de “liminaridad” se refiere a un momento de intersticio, un umbral o limen entre fases más o menos estables del fluir social; es un momento en el que, ya que se está pasando de una fase regulada a otra, ciertas normas sociales quedan “suspendidas” y ciertas cuestiones que normalmente no tendrían lugar o que incluso no se permitirían, pueden suceder o pueden formar parte esencial en la resolución de dicho conflicto [Turner 2002: 53]. Por esto, es la fase del “drama social” más importante tanto para el desarrollo del conflicto como para uno, como investigador que puede acceder a valores, actitudes y creencias las cuales normalmente estarían ocultas.

En el conflicto de CCE, los mecanismos de restauración fueron perceptibles cuando se reunieron los tres pastores líderes de cada casa para intentar aclarar los rumores y las diferencias que ya habían quedado expuestas. Esta primera reunión, que involucró únicamente a los tres personajes y que tenía como finalidad aclarar las diferencias entre los pastores, terminó siendo un fracaso pues no se llegó a ningún acuerdo entre los líderes. Fue entonces que el apóstol Ricardo Averill —quien vivía en Mérida y cumplía solamente el papel de guía espiritual de CCE— fue quien propuso que Casa Mixta se independizara; decisión que ya no les correspondía únicamente a los líderes pues no podrían ser únicamente ellos quienes decidieran el futuro ya no sólo de las casas sino de la iglesia en general. Para tomar esta decisión se tenían que involucrar todos los miembros. Fue por esto que se realizaron dos reuniones entre toda la comunidad de la iglesia. La primera sucedió el domingo 24 de enero. Durante el servicio de Casa Mixta, previo a este encuentro, el pastor Nahuel dijo lo siguiente: “Les pido que oren por mí. Estamos atravesando una crisis”.

Este pastor informó que en la reunión que se llevaría a cabo más tarde, se decidiría si Casa Mixta se separaría y se convertiría en una iglesia independiente o si continuaría formando parte de Comunidad Cristiana de Esperanza. Él personalmente no quería la separación, mientras que otro anciano de Casa Amarilla sí estaba a favor de ésta; tanto así que inclusive propuso ayudar con los trámites y procedimientos legales para que Casa Mixta se convirtiera en una iglesia autónoma. Al terminar su explicación, hizo un sondeo preguntando quién estaba a favor y quién en contra de la separación. La gran mayoría de los asistentes levantó la mano para votar en contra, acordando con los deseos personales de Nahuel. Al finalizar este discurso, todos los presentes en la iglesia oraron con imposición de manos hacia su líder para que pudiera sobrellevar la reunión y para que se llegara a una solución benéfica. La iglesia se unió como nunca en una misma postura y en el respaldo a su líder.

Los verdaderos primeros intentos de restauración se habían llevado “tras bambalinas” y eran los pastores quienes intentaron llegar a acuerdos, pero ahora se involucraba a toda la iglesia para tomar una decisión. Los mecanismos habían cambiado y se habían hecho públicos. Fue justo en este momento cuando, como espectador y como investigador social neófito, pude darme cuenta del “drama social” en general que se estaba viviendo.

Richard Schechner afirma que durante los performances que se llevan a cabo en la fase de restauración del “drama social”, los participantes tratan de enseñar a otros lo que están haciendo, lo que han hecho o lo que intentar llegar a hacer. Por esto, las acciones toman un aspecto actuado o interpretado para una audiencia. Las interacciones sociales son escenificadas y la gente se prepara tras bambalinas, se confrontan unos a otros usando máscaras y actuando según roles [Schechner en Turner 1987b: 74]. Es decir que un performance es una actividad humana con características interpretativas de “conducta restaurada” o “conducta practicada dos veces”, conducta actuada y muchas veces preparada y ensayada con anticipación [Schechner 2000: 13].

En este caso, al terminar el servicio, se colocaron las sillas en círculo, se facilitó en el pasillo derecho una mesa en donde se colocaron galletas y una cafetera para recibir a los ancianos y a los miembros de Casa Amarilla. Se preparaba el terreno de un espacio liminar que daría pie a un performance en el que mediante la participación y decisión de los miembros se discutiría el futuro de la Comunidad Cristiana de Esperanza. La diplomacia, el liderazgo que representan los ancianos, la cordialidad y otros aspectos fueron diferentes símbolos que entraron en suspensión en un momento principal dentro de esta crisis.

La reunión estuvo cargada de mucha tensión en la que se exteriorizaron muchas diferencias que probablemente llevaban bastante tiempo conformándose. Comenzó con los integrantes dando sus opiniones y perspectivas, sobre todo en cuanto a las diferencias doctrinales y los servicios en cada sede; pero pronto las acusaciones se volvieron personales y directas. Los miembros de Casa Mixta se convirtieron en los principales blancos de crítica por la falta de hospitalidad y aislamiento hacia los demás miembros de CCE. Los actores de esta comunidad cristiana estaban acostumbrados a que siempre se manejaran todas las actividades con seriedad y respeto, con el fin último de mantener la paz y la unidad entre todos los miembros; sin embargo, en esta ocasión se experimentó un acalorado bombardeo de acusaciones y señalamientos. Fue tan emocional y frustrante que el salón se llenó de lágrimas, rostros enrojecidos y manos temblorosas.

Al no llegar a un acuerdo, se buscó un nuevo mecanismo de restauración con una nueva discusión el siguiente domingo. Fue entonces cuando se llegó a una resolución última: la escisión. Fue un proceso emocionalmente fuerte para los participantes, pero fue justo esto lo que permitió que se llegara a la conclusión de que lo que se necesitaba era una separación. Rodrigo Díaz Cruz explica que dichos momentos de experiencias sociales trascendentales están cargados de reflexividad, entendiéndola como la “capacidad del lenguaje y del pensamiento —de hecho, de cualquier sistema de significación— de desdoblarse en sí mismo para transformarse en un objeto de sí mismo y referirse a sí mismo” [Díaz 1997: 11]. Fue gracias a estos dos performances que los miembros de CCE se comprendieron a partir de la diferencia de sus hermanos de las otras sedes. Se dieron cuenta de que ya no existía una “comunidad” sino que en cada sede se había generado una identidad colectiva particular. Sería muy difícil, sino es que imposible, forzar una sensación de unidad nuevamente.

LA ESCISIÓN

La cuarta fase de este esquema propuesto por Turner puede ser muy diversa. En esta etapa se puede llegar a la resolución del conflicto que orilla a que se comience un nuevo capítulo del fluir cotidiano si los mecanismos de restauración tienen éxito o puede que se acepte la inevitable separación entre los partidos en disputa, si los mecanismos del momento anterior fracasan [Turner 2002: 53]. En este caso sucedió lo último. Algo interesante ocurrió antes de la segunda reunión durante el servicio regular mientras el pastor explicaba lo que había ocurrido en la discusión del servicio anterior y cómo no se había llegado a ningún acuerdo. Si el domingo pasado sus emociones le decían que lo mejor sería evitar una separación, esta vez afirmó haber tenido una revelación divina mientras se bañaba. En ese momento sintió cómo Dios le hacía saber que lo mejor, o lo inevitable, era una separación.

Es común escuchar durante los servicios que los pastores o hermanos aconsejen cuando se tenga alguna duda, se pida a Dios por esclarecimiento mediante la oración y éste los guiará en el camino correcto mediante una experiencia religiosa, como fue en el caso de esta revelación. Wilhelm Dilthey hace una diferencia entre una “mera” experiencia y “una” experiencia. La primera es cotidiana y no trascendente, la segunda se caracteriza por transgredir el fluir de la vida y marcar de alguna forma a quien la vive. Si bien puede ser personal, también puede ser colectiva en la que cierto grupo es transformado por ella [Turner 1986: 35]; aquí vemos que Nahuel narró una “experiencia transformativa” procesual y que no sólo implicó un cambio en él, sino en su comunidad. Ante este momento ya no cabía ninguna duda, tenía la certeza de cuál era la mejor opción. Al explicar su cambio de opinión, preguntó a los asistentes del servicio si estaban en favor de la separación amistosa y esta vez, de nuevo, todos apoyaron al pastor secundando su decisión. Situación interesante, ya que nos permite observar cómo en la comunidad tenía una identidad colectiva muy fuerte en donde su pastor cumple como un símbolo de liderazgo y unidad porque todos apoyaban sus posturas. Esta figura está cargada de legitimidad espiritual ya que su epifanía fue aceptada y secundada por sus hermanos para cambiar de opinión, de la que se tenía una semana antes.

La segunda reunión, del 31 de enero, se trató de un performance más tranquilo pues ya se contaba con una decisión clara y respaldada por parte de Casa Mixta. La preparación fue muy similar pero los elementos performativos no fueron tan dramáticos. Se acordó una “separación amistosa” en la Comunidad Cristiana de Esperanza, por lo que la nueva iglesia continuaría siendo hermana de CCE, pero ya no dependería de ella, sino que se convertiría en una iglesia autónoma. Esta última reunión marcó el fin de una era y el comienzo de otra. Aquella iglesia que llegó a contar con más de 200 asistentes dominicales, y que fue la primera en su tipo en México para atender a personas no heterosexuales y cisgénero bajo una estructura y cobertura evangélica, se separaba de su sede más nutrida. Una iglesia desfallecía mientras que otra estaba a punto de nacer bajo el cobijo y protección de la clara unidad de sus miembros. Se aclaró que las doctrinas y creencias seguirían siendo las mismas, los ministerios, doctrinas y estructura eclesial no cambiarían. Se podría decir que esta nueva iglesia surgía como la hija directa de CCE.

LA CREACIÓN DE UNA NUEVA IGLESIA

La separación estaba decidida y con eso se dio fin al “drama social” entre los miembros de las diferentes Casas de CCE. Sin embargo, ahora se encontraban en una nueva liminaridad, en un nuevo intersticio. Casa Mixta ya no era Casa Mixta, sino que era una iglesia independiente que ahora debía delimitar de qué forma iba a consolidarse. Si bien las bases doctrinales seguirían siendo las mismas, ¿realmente retomaría todas las características de CCE?, ¿qué cambios podrían hacer para brindar un mejor servicio cristiano en el que sus miembros queden complacidos y puedan acercarse a más gente?

Durante las siguientes semanas los servicios continuaron realizándose de manera habitual: los domingos y jueves. Aun así, se comenzaron a realizar clases doctrinales una hora antes en las que el pastor Nahuel, con ayuda de otros hermanos, explicaban los principios del cristianismo, su interpretación del calvinismo y cuál es la visión que debería tener una iglesia incluyente. Se aprovechaban estos espacios para que los asistentes propusieran, discutieran y analizaran las bases con las que se cimentaría esta nueva iglesia. Dichas propuestas se ampliaron al grupo de Facebook donde se discutían cuestiones como el nuevo nombre que debería tener o cuál podría ser su nuevo logotipo.

A pesar de que se habían continuado ofreciendo los servicios sin interrupción, sí hubo algunos cambios durante este periodo de intersticio. Hubo miembros de larga antigüedad que dejaron de congregarse aquí después de que se llegó a la decisión de la separación amistosa. Aun así, el número de asistentes aumentaba constantemente y para el 7 de marzo de 2016 se llegó a un número récord en asistencia de un servicio regular con 60 personas registrándose en el cuaderno de la entrada. El 14 de febrero se integró de manera formal la pastora Estefanía, quien ya había predicado como invitada en el pasado. Fue también durante este tiempo cuando por Facebook se acordó el nombre de Casa de Gracia Incluyente y un logotipo diseñado por uno de sus miembros que representaría visualmente la identidad colectiva de este grupo cristiano, incluyente y dirigido especialmente a los no heterosexuales y cisgénero. El pastor también eligió a Fernando y Enrique como pastores y ancianos para ayudar a liderar espiritualmente a esta nueva iglesia autónoma. Finalmente, también se aprovechó el tiempo para reestructurar los ministerios y motivar a que todos los miembros de la iglesia se unieran a alguno. Buscaron organizarse y prepararse para que en su primer servicio oficial se presentaran al mundo como una iglesia estructurada y con una clara fundamentación teológica y doctrinal.

Fuente: Perfil de Facebook de Casa de Gracia Incluyente6

Imagen 1. Logotipo de CGI 

El domingo 10 de abril se efectuó este primer servicio ya como Casa de Gracia Incluyente (CGI) en la calle de Sericultura en la colonia 20 de Noviembre. Fue su presentación al exterior como una nueva iglesia incluyente. Se pidió que todos los hermanos llevaran por lo menos a dos invitados, esto ocasionó que hubieran más de 83 asistentes. Se invitó también a los integrantes y dirigentes de la ahora iglesia hermana CCE —de los cuáles asistieron muy pocos y ningún líder— además se invitaron a representantes de las demás iglesias incluyentes de la Ciudad de México. Este primer servicio oficial sirvió también como reafirmación comunal e identitaria colectiva para los miembros de la iglesia. A los externos se les pegaron estampas azules en el pecho que decían “invitados”. Esto delimitó un nosotros como iglesia y un otros que, si querían, podrían incorporarse a su comunidad.

Este evento se trató de un ritual si le entendemos como un “performance transformador que revela las mayores clasificaciones, categorías y contradicciones de los procesos culturales” [Turner 1987b: 75]. Se estaba inaugurando una nueva época, un nuevo orden de autonomía e independencia. Por esto, los rituales también tenían elementos seculares y no solamente religioso pues se trataron de una estructuración de un proceso histórico cultural. Es decir, de un “intento especialmente dramático de traer una parte particular de la vida, firme y definitivamente, a un control ordenado [Moore y Myerhoff en Turner 1987b: 93]. El evento mismo fue un ritual colectivo en el que se daba nacimiento simbólico a una nueva iglesia incluyente en la Ciudad de México, en la cual se podrían congregar personas de la diversidad sexual. Se estaba actuando bajo la bendición divina y con fines religiosos, también como una muestra ante el mundo externo, dejando claro que un nuevo grupo estaba naciendo.

El servicio comenzó como de costumbre, cantando canciones lideradas por el coro de los miembros del ministerio de alabanza y alabanza, quienes cantaban frente a las cortinas del escenario principal hecha con telas de los colores de la bandera del orgullo: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado. Al terminar la primera ronda de cánticos, presentaron a un pastor invitado de Chiapas. Él sería el encargado de llevar la prédica de este día y de nombrar junto a los pastores locales a los nuevos dirigentes. Se cantaron y bailaron otras tres canciones, después se reprodujo un video de la historia de CCE, explicaron cómo surgió, quién fue Ricardo Averill (quien ya había fallecido para este momento), el hecho de haber sido la primera iglesia evangélica incluyente en México y cómo fue la separación amistosa de Casa Mixta.

Llegó el momento de nombrar a los nuevos dirigentes de la naciente CGI comenzando así una serie de ritos de paso. Los futuros ancianos se arrodillaron frente a los tres pastores en unos cojines e hicieron un juramento ante Dios prometiendo cuidar a la nueva iglesia. A todos los asistentes se les invitó a que extendieran sus manos hacia los dos hombres, orando en voz alta pidiendo a Dios por los nuevos servidores.

–¡Denles un aplauso a los nuevos ancianos de Casa de Gracia Incluyente!–gritó el pastor invitado.

Arnold Van Gennep señala como un rito de paso aquellos interpretados para marcar y efectuar transiciones de la invisibilidad social hacia la visibilidad desde la perspectiva de los actores, como los ritos de nacimiento, de juventud a la madurez, ritos nupciales, etcétera. Éstos se dividen en tres momentos: una brecha que marca la iniciación, una etapa de marginalidad o liminaridad y una consumación [Turner 1987a: 25]. Así, preparar el preámbulo para el nombramiento de los nuevos líderes espirituales sirvió como brecha, para que mientras Enrique y Fernando estuvieran hincados no fueran ni los simples miembros que eran antes, pero tampoco eran ya los líderes espirituales. Los roles y categorías se suspenden por un momento para que después de las oraciones colectivas fueran presentados ya como los nuevos ancianos de CGI.

Seguido a esto, el pastor invitado dio una prédica en la que le auguró éxito a la nueva iglesia e hizo hincapié en la importancia de la adoración y la alabanza por ser el momento privilegiado para la conexión íntima con el Espíritu Santo. Por esto, bendijo en específico a los miembros del ministerio de adoración y alabanza. Terminó su intervención con un momento de conversión en grupo. Preguntó por quiénes estaban dispuesto a aceptar en ese momento a Jesucristo como su salvador. Todos ellos pasaron al frente y repitieron las frases que se les indicaba, mientras la pastora se acercaba a cada uno de ellos y oraba individualmente con cada uno.

Antes de terminar el servicio, se cantó Océanos de Evan Craft, el cual era considerado como el himno no oficial de la iglesia y que se había cantado constantemente en los servicios previos. Esta letra habla sobre cómo a veces Dios pide que vayamos a “las aguas, en donde los pies pueden fallar”, pero con fe y bajo su protección divina todos los problemas se pueden resolver y se podrá salir de todos esos lugares tormentosos en donde se encuentre uno. Se trataba de otro símbolo de su identidad colectiva, ya que se identificaban con esta canción pues veían que la crisis por la que se vivió como Casa Mixta y después la inestabilidad que conllevó independizarse, fue decisión de Dios. Aun así sabían que no les pasaría nada malo y la iglesia se podría consolidar de una buena manera. La característica espiritual y no humana de dicha decisión les permitió tener fe en que todo sería para lo mejor de su comunidad cristiana.

A pesar de que era su primera reunión oficial, el número de asistentes había estado aumentando desde su separación de CCE, por lo que su futuro se veía muy prometedor. Con estas imágenes intento mostrar la emotividad que tuvieron los miembros da la naciente iglesia, quienes se sabían fundadores de una nueva oportunidad para expandir el mensaje inclusivo de Cristo a las personas no heterosexuales y cisgénero quienes, de acuerdo con discurso de la iglesia, son de las personas que más necesitan de Dios en sus vidas por todo el rechazo que sufren.

El servicio terminó entregando orquídeas a todos los pastores y ancianos, finalmente se invitó a todos los asistentes a quedarse a comer algunos bocadillos que se pusieron en una mesa al frente del salón. Con este servicio, Casa de Gracia Incluyente ya era una iglesia ante Dios y ante la gente. Se habían mostrado al mundo con una ya nutrida cantidad de miembros en este servicio público, con esperanzas de aumentar aún más a sus asistentes para el futuro cercano.

REFLEXIONES FINALES

Un aspecto interesante de este fenómeno es la fidelidad que los miembros de esta iglesia tuvieron hacia su líder para la toma de decisiones. Su identidad colectiva tanto cuando era Casa Mixta o CGI les brindaba un sentido de pertenencia. Los actores encontraban aquí un orden simbólico que les brindaba esa identidad que no sólo mezclaba al cristianismo con elementos culturales de la diversidad sexual, sino que está arraigada a la pertenencia de una iglesia en específico; elemento que aunado a su fe en Cristo, les permitió sobrellevar todo el proceso del “drama social” que implicó las diferencias con los miembros de Casa Amarilla de CCE y los diferentes performances y rituales que tuvieron que pasar para la decisión de la independización.

Cabe señalar que en el mismo 2016 CCE dejó de dar servicios y se limitó a convertirse en un grupo cristiano que promueve el mensaje incluyente de Cristo en redes sociales. CGI se mudó a un local cerca del metro Chilpancingo en la colonia Roma en 2019, aunque se efectuaron servicios de forma virtual durante toda la crisis sanitaria por el VIRUS SARS-COV-2 que ocasiona la enfermedad de COVID-19 durante algunos meses del 2020 y 2021.

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Notes

1Utilizo este término para referirme a personas cuya orientación o identidad sexual difiere del modelo binario heterosexual. Esto ya que diferentes interlocutores con quienes trabajé no les gustaba usar categorías como “gay” o “lesbiana” para definirse. Creen que su sexualidad, deseos eróticos o románticos no son factores decisivos en su conformación identitaria.

2Si bien ya existían antes iglesias como la Iglesia de la Comunidad Metropolitana u Otras Ovejas, éstas tenían características más bien ecuménicas.

3Ya que fue un personaje mediático, respeto el nombre de este pastor. A partir de aquí, modificó los nombres reales de los actores para respetar su privacidad.

4Buga es un término utilizado en la comunidad gay de México para referirse a los heterosexuales.

5Al principio de mi trabajo de campo era común escuchar a los integrantes hablar de las maneras en “otras iglesias”, sobre todo con respecto a sus comportamientos y forma de llevar su cristianismo. Sin embargo, no fue hasta el proceso de separación cuando ya se hacían explicitas las diferencias doctrinales y de comportamiento de los miembros de la Casa Amarilla, aclarando que eran sus reuniones y sus comportamientos con los que no estaban de acuerdo.

6Casa de Gracia Incluyente. Facebook. < https://www.facebook.com.Casa-de-Gracia-Incluyente-246351349085764/ >

Recibido: 04 de Abril de 2021; Aprobado: 18 de Octubre de 2021

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ENAH/CIESAS

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