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Cuicuilco. Revista de ciencias antropológicas

versión On-line ISSN 2448-8488versión impresa ISSN 2448-9018

Cuicuilco. Rev. cienc. antropol. vol.28 no.82 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 15-Ago-2022

 

Misceláneos

Los Frijoles: una provincia perdida en la cuenca baja del río Quelite, Sinaloa

Los Frijoles: a lost province in the lower basin of the Quelite River, Sinaloa

Luis Alfonso Grave Tirado1 

1Centro INAH Sinaloa


Resumen

El objetivo de este artículo es demostrar que la interpretación dominante hasta ahora sobre la organización sociopolítica de Sinaloa, que sostiene la existencia de enormes territorios dominados por sendas capitales: Chametla, en el sur y Culiacán en el centro, está equivocada. Por medio de un nuevo análisis de los documentos que narran la primera incursión del ejército español a la costa noroccidental del Pacífico y de los resultados de las últimas investigaciones arqueológicas se establece que en realidad Sinaloa estaba dividido en unidades político territoriales relativamente pequeñas y por lo general circunscritas a las cuencas de los ríos. Se profundiza la búsqueda en una región prácticamente ignorada hasta ahora por la historia y la arqueología: la cuenca del río Quelite.

Palabras clave río Quelite; Sinaloa; etnohistoria; arqueología; organización sociopolítica

Abstract

The objective of this article is to demonstrate that the current dominant interpretation, regarding the sociopolitical organization of Sinaloa that sustains the existence of enormous territories dominated by two capitals: Chametla, in the south and Culiacán in the center, is incorrect. By way of a new analysis of the documents that narrate the first incursion of the Spanish army to the northwestern coast of the Mexican Pacific region, combined with the results of the latest archaeological investigations, it has been established that, in reality, Sinaloa was divided into relatively small political-territorial units, generally circumscribed to river basins. This research delves deeper into a region practically ignored until now by both history and archeology: the Quelite river basin.

Keywords Río Quelite; Sinaloa; ethnohistory; archeology; socio-political organization

INTRODUCCIÓN

Con el fin de complementar los datos arqueológicos y como herramienta heurística para el establecimiento de la geografía política de la llanura costera sinaloense, se realizó una nueva lectura detallada y sistemática de los documentos relativos a la primera incursión de europeos en la costa noroccidental del Pacifico mexicano entre 1530 y 1533. Esto nos permitió proponer una organización político-territorial de los grupos indígenas al momento del contacto en la llanura costera del norte de Nayarit, Sinaloa y sur de Sonora, la cual contrasta notablemente con la defendida hasta ahora.

En efecto, la interpretación histórica dominante sostiene que, mientras al norte del río Mocorito se encontraban grupos seminómadas que carecían de asentamientos definitivos, al sur de esta línea imaginaria había cuatro provincias muy bien establecidas: Culiacán, Chametla, Aztatlán y Sentispac o Temoaque, las cuales se extendían por enormes territorios controlados desde sendas capitales [Álvarez 1992; Gaxiola et al. 2005; Nakayama 1983; Ortega Noriega 1999; Sauer et al. 1998]. Sin embargo, esta división refleja más la realidad posterior a la Conquista, no la del momento del contacto ni la de la época prehispánica.

Apenas concluida la conquista de la llanura costera de Sinaloa, su territorio se dividió en sólo tres provincias: Chametla, Culiacán y Sinaloa, equiparándose áreas lingüísticas con unidades político-territoriales. Esto no supondría ningún problema, pues se hizo lo mismo en todo el país, sólo que en este caso dicha separación se extrapoló a la época prehispánica, sobre todo en las zonas centro y sur de Sinaloa; pero no se sostiene con lo expuesto en el corpus documental concerniente a la entrada del ejército de Nuño Beltrán de Guzmán en estas tierras entre 1530 y 1533, fuente primaria, junto con los datos arqueológicos, para reconocer la geografía política de la costa sinaloense y nayarita al momento de la Conquista.

Fue precisamente con base en esos documentos que nosotros observamos que la población indígena desde el río Santiago en Nayarit, hasta el río Yaqui, en Sonora, estaba organizada en al menos 17 unidades político-territoriales, las cuales eran relativamente pequeñas y generalmente circunscritas a las márgenes de los ríos; sus límites no se confrontaban entre sí, al contrario, entre una y otra había zonas de nadie o espacios francos, políticamente hablando [Ortega León et al. 2019; Grave et al. 2020], que eran, de sur a norte: Sentispac, Aztatlán, Chametla, Xícara, Quezala, Colipa, Los Frijoles, Piaxtla, La Sal, Cihuatlán, Culiacán, Petatlán-Moretio, Tetamochala, Cinaloa, Mayombo, Yaquimi y Nebame. Aquí centraré mi atención en Los Frijoles, ubicada en la cuenca del río Quelite y que hasta ahora había pasado desapercibida.

ANTECEDENTES

Hubo algunos intentos previos de establecer la geografía política con base en las relaciones de la Conquista; sin embargo, su análisis se ha visto seriamente empañado por la influencia de documentos posteriores.

Uno de los primeros en abordar el tema fue Hubert H. Bancroft [1884], quien reconoce claramente cuatro provincias en la costa sinaloense al momento de la Conquista española: Chametla, Quezala, Piastla y Ciguatán; pero no queda claro si habría que agregar Culiacán. El reconocimiento de otras cabeceras de provincia como Quezala y Piaxtla entre Chametla y Culiacán fue sin duda un aporte significativo, sin embargo, se le escaparon otras que resultan claras en los documentos históricos como Colipa y La Sal, además de Los Frijoles. Por lo demás, el trabajo de Bancroft ha pasado casi inadvertido en la historiografía del noroeste de México.

Por lo contrario, la obra de Carl Sauer y Donald Brand [1998], Aztatlán: frontera prehispánica mesoamericana en la costa del Pacífico, ha tenido una influencia considerable. En ella intentan la reconstrucción del itinerario del ejército de Nuño de Guzmán, apoyándose principalmente en las relaciones de los propios conquistadores y las cartas de Nuño de Guzmán, también utilizan ampliamente fuentes secundarias lo que termina por influir decisivamente en su interpretación. Para el sur de Sinaloa señalan que, desde Chametla el ejército de Nuño de Guzmán tomó una ruta que:

[…] al parecer los condujo bien tierra adentro. Se informa que la ruta los llevó ‘por los lados de las poblaciones, arrimado a la sierra’. Las relaciones indican que ellos pudieron haber atajado por el antiguo camino que atraviesa Aguacaliente, Mesillas y Concordia…. Continuaron río abajo a través de Colipa (probablemente la región cercana a El Valle [¿El Verde?]) hasta llegar a uno grandes campos sembrados de fríjol, en cuyo pueblo (llamado por ellos Frisoles) se detuvieron una o dos semanas… La identificación que resulta más plausible para los Frisoles parece que es la de El Recodo, porque coincide con la descripción de la zona, así como con la gran mayoría de las distancias recorridas [Sauer et al. 1998: 66, subrayado mío].

Reconocen pues varias poblaciones importantes en el río Presidio, sin embargo, en sintonía con lo propuesto por Fernández de Oviedo [1853] y sobre todo Antonio Tello [1997], quienes colocan a Chametla como la única cabecera de todo el vasto territorio entre los ríos Las Cañas y Piaxtla, las consideran dependientes políticamente de ella, a pesar de que en las relaciones de la Conquista se enuncian claramente como “provincias” diferentes, que lo veremos más adelante.

En un trabajo posterior, Carl Sauer [1998] empata estas provincias con áreas lingüísticas: los totorames entre el río Santiago en Nayarit y el río Quelite, en Sinaloa, y los tahues entre el río Quelite y el río Mocorito.

A idéntica interpretación se adhieren prácticamente todos los historiadores que han tocado el tema desde entonces, por ejemplo, Antonio Nakayama [1983] hace a Chametla y Culiacán las capitales de los respectivos territorios etnolingüísticos. Para el caso específico del área entre los ríos Presidio y Quelite también se muestra de acuerdo con Sauer y Brand:

Al tercer día llegaron a un pueblo llamado Quezala, que hasta hoy no ha podido ser identificado; tres jornadas después encontraron un río que atravesaba una provincia llamada Colipa y en sus márgenes localizaron un extenso poblado al que denominaron Los Frijoles… Por las descripciones que tenemos, este pueblo se identifica con el actual de El Recodo y el río, con el Presidio. Parece que en esta zona concluían las tierras del señorío de Chametla [Nakayama 1983: 61].

Es decir, sitúa a Quezala en algún punto entre los ríos Baluarte y Presidio y no le da la mayor importancia; en tanto que, aunque se refiere a Colipa como provincia, no la considera autónoma, sino bajo la esfera política de Chametla, y a Los Frijoles como parte de ella. Así, para Nakayama, el señorío de Chametla, se extendía al menos hasta el río Presidio; aunque, cuando se refiere a los grupos indígenas de Sinaloa, señala que Chametla abarcaba desde el río de Las Cañas hasta el río Piaxtla [Nakayama 1983: 29].

Por su parte, John Carpenter reconoce en sur de Sinaloa dos provincias: Chametla y Quezala; la primera abarcaría del río de Las Cañas “hasta un punto entre el río Baluarte y el río Piaxtla” [Carpenter 2007: 21]; mientras Quezala ocuparía “el territorio entre los ríos Baluarte y Piaxtla, aparentemente contenía una población menos densa, con pequeños asentamientos más dispersos, se hace mención de un solo pueblo en los documentos, llamado Los Frijoles” [Carpenter 2007: 26].

José Luz Ornelas [2010], además de Chametla y Culiacán, menciona a las provincias de Piaxtla y Pochotla, situadas en los ríos Piaxtla y Elota, respectivamente. Mientras que Luis Alfonso Grave [2012a] destaca a Quezala como una provincia aparte de Chametla, aunque se le escapa Colipa

Así, aunque la interpretación dominante insiste en hacer de Chametla y Culiacán las únicas cabeceras políticas a la llegada de los españoles, la verdad es que se ha insinuado la existencia de otras provincias. Bancroft señaló a Quezala y Piaxtla; Sauer, Brand y Nakayama sospechan de Colipa; Carpenter distingue a Quezala y Piaxtla como provincias aparte de Chametla y Ornelas reconoce, además de Piaxtla a Pochotla en la cuenca del río Elota, y Grave no duda en considerar a Quezala una provincia diferente. Muchos mencionan a Los Frijoles, pero en el mejor de los casos lo hacen un poblado perteneciente a la provincia de Quezala; sin embargo, si consideramos únicamente las relaciones de la conquista y los datos arqueológicos podemos observar una geografía política diferente en lo que ahora es el sur de Sinaloa. Comenzaremos con los documentos históricos.

LOS RELATOS DE LA CONQUISTA

A principios de 1531 estando aposentado Nuño de Guzmán a orillas del río Baluarte, en las afueras de la cabecera de la provincia de Chametla, tuvo noticia “[…] de las amazonas, que ellos llaman Ciguatan, y de muchas provincias a ellas comarcanas, y que trataban mucho oro y plata y piedras” [Relación Anónima Primera apud Razo 2001: 300, subrayado mío]. La existencia de múltiples unidades político-territoriales entre Chametla y Culiacán era reconocida entonces por los propios chametlanos; estas provincias incluso tenían conflictos entre ellas, pero también estaban estrechamente relacionadas, incluso mediante caminos, según señala el propio relator anónimo [Razo 2001] y se refrenda en la Relación de Gonzalo López:

[…] estando antes désto, de paz, este pueblo, les mandaron el alcalde é Verdugo á los señores dél, hiciesen limpiar los caminos, para delante hasta Culnacan; porque ellos daban noticia de todo hasta allí, qués mucha tierra, los cuales lo hacían hasta tanto, que no sé por qué causas los indios se alzaron, y cesó el limpiar de los caminos, aunque había limpios, mucho parte déllo” [Relación de Gonzalo López apud Razo 2001: 90].

La primera avanzada le correspondió a Juan de Sámano quien dice:

Desta provincia [de Chametla] me mandó á mí el capitán general que fuese á un pueblo que está siete leguas de aquí, que se llama Quezala, á ver si saldría de paz; é yo fui con cierta gente de caballo é peones, é no salieron de paz ni de guerra, mas que se absentaron y se escondieron… Este pueblo está muy bien poblado: va hasta la mar poblado: va un gran rio por medio de lo poblado hasta la mar: llámase este pueblo Quezala [Relación de Juan de Sámano apud Razo 2001: 143].

Quezala se localizaba entonces a siete leguas de Chametla, esto es, entre 35 y 42 kilómetros, de acuerdo a las leguas del siglo XVI, que comprendían entre cinco y seis kilómetros. Estaba a orillas de un río y cercano a la costa. Cristóbal Flores, por su parte, relata que el grueso del ejército, luego de: “… cuatro o cinco días llegamos a un pueblo pequeño subjeto a una cabecera que está hacia la mar, que se llama Quezala” [Relación de Cristóbal Flores apud Razo 2001: 201].

El siguiente río al norte del río Baluarte es el Presidio y se ubica a unos 40 kilómetros de distancia. Así pues, Quezala era la cabecera de la provincia y se ubicaba cerca de la desembocadura del río Presidio, más o menos a la altura de los actuales pueblos de El Walamo y Barrón. Se trataba, claramente, de una provincia costera distinta de Chametla, pero no era la única. En la Relación Anónima Primera, según Razo, se menciona:

Está cinco leguas de Chametla una provincia que se llama Cazala, harto buena, pero no esperó de paz ni de guerra, mas antes tenían todo lo que tenían alzado por los montes: hallóse comida de maíz y de gallinas. Hay a la una parte y a la otra dél muchos pueblos y estancias: cuatro leguas mas adelante hay otra provincia que se dice Culipara, que estaba de la manera de Quezala: hay en ella abundancia de comida. [apud Razo 2001: 300, subrayados míos].

Así, cuatro leguas adelante —entre 20 y 24 kilómetros— de Quezala, se localizaba la provincia de Culipara, también a orillas del mismo río Presidio, pero cerca de la serranía, a la altura de las actuales comunidades de El Bajío, Siqueros y El Recodo. De hecho, Culipara o Colipa es un vocablo de origen náhuatl que se puede traducir como cosa torcida [Molina 2001: 24r] ya sea un camino o un río. El Recodo sería pues una reminiscencia del nombre antiguo; Culipara se describe muy similar a Quezala, por lo que quizá se diferenciarían sólo políticamente.

Juan de Sámano refiere que el contingente retoma su avance hacia el norte desde la población sujeta a Quezala, ubicada al sur del río Presidio. Dice Sámano:

De aquí caminó el campo otros tres días, y era todo el camino poblado; decían que esta poblazon se llamaba Colipa. Al cabo de ella, en una estancia que nosotros le posimos el pueblo de Frijolar, estuvo el campo siete días, porque el camino abierto que llevábamos iba á dar en unos muy grandes montes y secadales, y convino andar á buscar camino para seguir nuestro viaje [apud Razo 2001: 144, subrayados míos].

Esto puede explicar hasta cierto punto porque tanto Sauer y Brand como Nakayama identifiquen a Los Frijoles o El Frijolar con El Recodo; sin embargo, Sámano deja en claro que estaba “al cabo de Colipa”, esto es, o en los límites o fuera de ella, y, de acuerdo con el itinerario del ejército, al norte del río Presidio. En efecto, Cristóbal Flores menciona: “Partidos de aquí [de Colipa], caminando llegamos a una estancia que se dice de los Frisoles, donde estuvimos quince días, que no se hallaba camino, porque hasta allí nos lo habían abierto los naturales de Chiametlan” [apud Razo 2001: 201]. Gonzalo López, por su lado, al separarse del grueso del ejército en el pueblo sujeto a Quezala, menciona:

Cristóbal de Oñate dió en mucha población que hacia la costa estaba, donde trajo alguna gente; yo seguí mi camino derecho, y anduve siete leguas, hasta que llegué á un pueblo pequeño, en el cual no hallé casi agua ninguna, ni cuatro leguas antes de allí; por el camino que había venido, acordé de volver á que el campo no se moviese, hasta saber cierto, para dó había dir” [López apud Razo 2001: 91].

Si se encontraban al oriente de Quezala, como suponemos, y Oñate caminó río abajo hacia el poniente, entonces López debe haber tomado el camino con rumbo al norte; siguiendo el pie de la sierra. Las cuatro leguas sin agua, nos indican que se encontraba en la zona entre los ríos Presidio y Quelite, a la altura del Trópico de Cáncer. Del pueblo pequeño, sin embargo, no nos da mayores datos. Continúa su relato

Y otro dia, degélos allí; tomé quince de acaballo é ciertos peones, y tomé otro camino á la mano derecha, y seguíale dende tres leguas poco mas ó menos; dí en un pueblo pequeño donde hallé gente de guerra…, y seguí mi camino, donde en media legua, dí en el camino limpio que lo había perdido, el cual me llevó hasta una estancia questá en la halda de una sierra [López apud Razo 20001: 91].

Si cambió su rumbo hacia el noreste, debió seguir la ruta que comunica a La Noria con el río Quelite, hasta llegar a las cercanías de éste último, unos pocos kilómetros al oriente del poblado de El Quelite. De hecho, todavía hace unos 40 años, en el punto sugerido —“en la falda de la sierra”— había una pequeña comunidad de nombre El Frijolar; si bien en la actualidad está abandonada. Como sea, estaban en la cuenca del río Quelite. Desde allí, dice Gonzalo López:

Otro dia de mañana, envié á Hernando Cherino y á Garcia del Pilar, con ciertos de a caballo, á la mano izquierda, á descubrir unos valles, los cuales hallaron una gran población que llega hasta junto á la mar…, partime yo al pueblo donde se halló harto bastimento; ansí en las casas como en el campo, y esperé allí al capitán general, aunque anduve al derredor por ciertos poblezuelos [apud Razo 2001: 91].

A partir del punto sugerido para la estancia el río Quelite corre a lo largo de casi 30 kilómetros hasta llegar a la costa. Aunque pequeña, la vega es fértil en ambas márgenes y, si como menciona López, todo estaba poblado hasta el mar, debió tratarse de una provincia grande y próspera. Lo que confirma Juan de Sámano:

Allí envió el capitán general por muchas partes á buscar camino, y en todas partes se hallaba poblado; y el maestre de campo é yo seguimos un rio arriba un camino, y andaríamos diez leguas por él, y dimos en unos valles poblados de muchas estancias, y hallóse un camino algo ancho [apud Razo 2001: 144]

En conjunto, los relatos de la Conquista dejan en claro que Quezala y Colipa eran provincias autónomas de Chametla y que Los Frijoles estaban fuera del dominio político de alguna de éstas (mapa 1).

Fuente: Elaboración del autor. Modificado de Google Earth.

Mapa 1 Las “provincias” del sur de Sinaloa a la llegada de los españoles. 

Asimismo, queda de manifiesto que la cuenca baja del río Quelite estaba densamente poblada, si bien es verdad que, a diferencia de las otras, en ninguna relación se le califica como provincia, ni tampoco se reconoce algún poblado como cabecera. No obstante, en la Tercera Relación Anónima, según García Icazbalceta, en el pasaje donde se narra el paso de Chametla a Los Frijoles se menciona: “Está cinco leguas de Chametla una provincia que se llama Cazala, harto buena…, cuatro leguas más adelante hay otra provincia que se dice Culipara, que estaba a la manera de Quezala”. Luego continua, pero repite el nombre:

De allí partió [es decir, de Culipa] y fue a la provincia de Quezala [sic], que es poblada de otra gente muy diferente de la de hasta aquí, en lengua y en la manera de las casas, que es muy rala: anduvimos por ella tres jornadas pequeñas hasta llegar a un pueblo que le llamaron de los Frisoles [Tercera Relación Anónima apud García 1980: 449].

Es posible pues, que sí la hubieran identificado como una provincia aparte, habitada además por grupos de filiación cultural distinta a las de los ríos Presidio y Baluarte.

El único nombre que se menciona en la zona es el de Los Frijoles o El Frijolar, pero es claro que no se trata de la traducción de algún nombre indígena, sino que el mote responde a que, a la entrada de los españoles, los campos estaban sembrados con frijol. No obstante, en el Lienzo de Tlaxcala, la lámina inmediatamente posterior a la de Colihpa, el nombre con que se consigna es Colotlán o “lugar de alacranes”. Soy consciente de que puede tratarse de la comunidad de Colotlán, en el actual estado de Jalisco, pues por ahí pasó también el ejército de Nuño de Guzmán y hay otros casos en que el orden de las láminas no es similar al acomodo geográfico de la ruta, como, para no ir más lejos, el caso de Piaxtla, cuya batalla está representada hasta la lámina 75, después de la de Culiacán. Sin embargo, cabe preguntarse si no fue un yerro en lugar de Quilitlán “lugar de quelites”. El poblado principal de los hinas, uno de los grupos conocidos genéricamente como xiximes, era Queibos y estaba situado precisamente en la zona. Queibos “al nahuatizarlo lo trasformaron en Quilitlán” [Punzo 2013: 41], es decir, El Quelite.

LAS INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS

Arqueológicamente hay datos que nos permiten sustentar la existencia de centros rectores precisamente en los puntos señalados por las relaciones de la Conquista como cabeceras de provincia en las zonas bajas de los ríos Baluarte y Presidio: Chametla en el río Baluarte [Kelly 2008; Sauer et al. 1998], donde estaba la cabecera de la provincia de Chametla; y El Walamo en la parte baja del río Presidio, el cual coincide con la ubicación de Quezala [Gálvez 1966; 1967a, 1967b; Sauer et al. 1998]; y La Limonera en la parte media del río Presidio y al sur de El Recodo [Grave 2012a], en la zona donde estaba Colipa. Mediante el patrón de asentamiento hemos podido proponer que las unidades político-territoriales eran relativamente pequeñas y limitadas a las cercanías de los ríos [Grave 2012b; 2017]. Sin embargo, la cuenca del río Quelite había sido casi completamente ignorada por los arqueólogos.

Carl Sauer y Donald Brand [1998] en su reconocimiento “arqueogeográfico” de la llanura costera entre los ríos Santiago, en Nayarit y Mocorito en el centro-norte de Sinaloa, en el invierno de 1929-1930, emularon el recorrido del ejército de Nuño de Guzmán casi 400 años antes y centraron su atención en los puntos destacados en los documentos, por lo que no visitaron ningún sitio arqueológico en las márgenes del río Quelite, pero sí El Recodo, ya que éste lo identificaron como Los Frijoles [vid supra].

No fue sino hasta finales del siglo pasado, como parte del proyecto de registro El Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE) que Bernardo Téllez [1998] registró cinco zonas con vestigios arqueológicos en las márgenes del río: El Quelite, Los Amoles I y II, El Frijolar I y II, ubicados en las cercanías de los poblados homónimos, así como otras dos distantes, unos tres kilómetros del río: Camino a la Mora hacia el norte y El Berro hacia el sur. Todos compuestos por apenas unos pocos materiales en un área no mayor a una hectárea, con excepción de Los Amoles I que se extiende por más de dos has. Es posible que alguno de estos corresponda a la estancia visitada por Gonzalo López.

En 2014 y 2015 se efectuó el Proyecto Arqueológico de Salvamento Gasoducto El Oro-Mazatlán (PASGOM); un largo transecto entre el río El Fuerte y las marismas de Mazatlán, el cual atravesó el río Quelite entre las poblaciones Puente del Quelite y El Quemado. De los 111 sitios arqueológicos registrados [Grave, 2020] sólo cinco se ubican en las cercanías del río Quelite; uno, La Sábila, se compone únicamente de petrograbados, dos se interpretaron como los restos de casas aisladas y los otros dos, ubicados en las márgenes del río, tuvieron una ocupación más intensa y prolongada: El Perro en su orilla sur se habitó entre 250 y 750 d. C., mientras que El Corral Falso, en la margen norte, fue ocupado durante más de mil años, entre 250 y 1531 d. C.

Los resultados del PROCEDE y el PASGOM, aunque limitados por la naturaleza de ambos proyectos, nos sugerían que al igual que en los ríos Baluarte y Presidio, la cuenca del río Quelite tuvo una ocupación importante en la época prehispánica; por ello, entre octubre y noviembre de 2018, como parte de los trabajos de la primera temporada del Proyecto Arqueológico Sur de Sinaloa (PASS) se llevó a cabo el reconocimiento de superficie de la cuenca baja del río Quelite, entre la carretera Federal 15 (Libre) y la costa del océano Pacífico.1 Se realizó de forma sistemática en la zona de la vega del río Quelite y de forma aleatoria en los lomeríos que están un tanto más alejados, particularmente cerca de la desembocadura. Así, la vega entre la costa y El Puente del Quelite —unos 36 km2 — se reconoció en su totalidad, mientras que la zona de lomeríos aledaña sólo en parte y confiando casi siempre en los señalamientos de los informantes, los propios habitantes de la región. En total, el área reconocida en la primera temporada de campo fue de 80 km2 aproximadamente [Grave et al. 2019].

Aunque es el río de menor caudal de los 11 que riegan la llanura costera sinaloense, también las actividades antropogénicas como la agricultura y la ganadería y, en menor medida la minería y la extracción de madera, han alterado notablemente la cuenca, lo que se ha agudizado en las últimas cuatro décadas con la introducción de sistemas de riego [Conagua 2020], lo que ha afectado a los vestigios arqueológicos. No obstante, localizamos 59 sitios arqueológicos; de éstos, 30 están en la margen sur del río y los otros 29 en la orilla norte; aunque tuvo una ocupación importante, no es comparable, por ejemplo, a la del río Baluarte, donde en un área de tamaño similar se registraron más de 100 sitios arqueológicos y de mayor tamaño relativo [Grave 2017]. Como sea, la población estaba distribuida de forma homogénea a lo largo de la cuenca baja, desde el piedemonte hasta la costa.

Establecimos una clasificación de los sitios arqueológicos con base en su tamaño, complejidad arquitectónica —presencia/ausencia de montículos y las características de los mismos— y la intensidad de la ocupación — concentración de material en superficie. Sólo un asentamiento, El Gachupín (PASS-33), ubicado en la margen norte, en la mitad de camino entre la sierra y el mar, tiene cualidades para haber funcionado como centro rector (CR): ocupa un área de casi 25 has, presenta varios montículos habitacionales y una terraza y dos plataformas bajas alrededor de una plaza. La concentración de materiales arqueológicos es alta y de acuerdo con ellos, fue habitado de forma intensiva entre el 500 y el 1100/1200 d. C., pero hacia el final de la época prehispánica era apenas un pequeño caserío.

Ocho sitios abarcan entre 2 y 4 has, además de una alta concentración de material, se observa en ellos al menos una ligera elevación, se les clasificó como aldeas (A); otros 19 presentan una cierta concentración de material en un área de entre 1 y 2 has y fueron interpretados como caseríos (C); 15 más tenían material disperso en una zona similar a las de los caseríos y se clasificaron como caseríos dispersos (CD) y en los últimos 16 el material arqueológico fue escaso y en un área menor a una hectárea por lo que se les consideró como los restos de casas aisladas (CA).

Tabla 1 Sitios arqueológicos registrados en la cuenca del río Quelite. Cronología relativa y clasificación por nivel. 

Sitio/Fase Tierra del Padre (250-500 d. C.) Baluarte (500-750 d. C.) Lolandis-Acaponeta (750-1100/1200 d. C.) El Taste-Mazatlán (1100/1200-1531 d. C.) NIVEL
C. a La Mora X? CA
El Frijolar I X? X? C
El Frijolar II X? X? C
Amoles I X? X? A
Amoles II X? X? C
El Berro X? CD
El Quelite X? X? C
GOM-059 X X X? X? A
GOM-060 X C
GOM-061 CA
GOM-062 CA
GOM-091 *
PASS-01 X X CD
PASS-02 C
PASS-03 X CD
PASS-04 X X C
PASS-05 X C
PASS-06 X C
PASS-07 X X A
PASS-08 X C
PASS-09 X CD
PASS-10 CA
PASS-11 X C
PASS-12 X X C
PASS-13 X CA
PASS-14 X X CD
PASS-15 X X CA
PASS-16 X X CD
PASS-17 X CA
PASS-18 X X X A
PASS-19 X X X X A
PASS-20 X X CD
PASS-21 X X C
PASS-22 X X C
PASS-23 X X C
PASS-24 X X A
PASS-25 X CA
PASS-26 X X CA
PASS-27 X X C
PASS-28 X C
PASS-29 X X CD
PASS-30 X CD
PASS-31 X X CD
PASS-32 X X A
PASS -33 X X X CR
PASS-34 X C
PASS-35 X CA
PASS-36 X X X C
PASS-37 X X CD
PASS-38 X X X CD
PASS-39 X X CA
PASS-40 X CA
PASS-41 X C
PASS-42 X CA
PASS-43 X X CD
PASS-44 X CD
PASS-45 X X X A
PASS-46 X CD
PASS-47 X X C
PASS-48 X CA
PASS-49 X C
PASS-50 X X CA
PASS-51 X X C
PASS-52 X X CA
PASS-53 X X X X A
PASS-54 X X CA
PASS-55 X X CA
PASS-56 X C
PASS-57 X X X A
PASS-58 X CD
PASS-59 X CA
TOTAL 5 18 45 49 71

Fuente: Elaboración del autor.

RESULTADOS

En total se han registrado 71 sitios arqueológicos en la cuenca del río Quelite, de los cuales sólo El Gachupín pareció funcionar como centro rector, 10 fueron aldeas, 24 caseríos, 16 caseríos dispersos y 19 casas aisladas. La cronología se estableció con base en la presencia/ausencia de los tipos cerámicos diagnósticos que previamente se han identificado para el sur de Sinaloa y norte de Nayarit [Kelly 2008; Grosscup 1976; Gámez 2004; Grave y Nava 2010]. Ésta abarcó desde el 250 d. C. hasta la llegada de los españoles (tabla 1), así que podemos establecer la secuencia de ocupación del río Quelite a lo largo de la época prehispánica.

Para el periodo que va del 250 al 500 d. C. —fase Terra del Padre— sólo cinco sitios estaban habitados, no obstante, están ubicados a lo largo de la cuenca entre el piedemonte y la costa (mapa 2), por lo que es de esperar que futuras investigaciones nos revelen que ya la ocupación era intensa desde esta época.

Fuente: Elaboración del autor. Modificado de Google Earth.

Mapa 2 Sitios con ocupación en la fase Tierra del Padre. 

Durante la fase Baluarte (500-750 d. C.) son 18 los sitios con ocupación, incluyendo los cinco del periodo anterior. Es decir, la población se distribuye igualmente a lo largo de la cuenca baja, pero todavía no se ocupa el piedemonte (mapa 3). Seis de los asentamientos ocupan más de 2 has y presentan una alta cantidad de materiales arqueológicos, sobresaliendo PASS-33 El Gachupín que en esta época alcanza las 15 has de extensión y aproximadamente la mitad de la población de la cuenca habitaba en él. El Gachupín se ubica en una de las zonas más aptas para la práctica agrícola y a medio camino entre el inicio de la serranía y el mar, por lo que tenía acceso a un amplio espectro de recursos. De hecho, es ahí donde observamos la mayor cantidad de conchas de molusco, incluso más que en los sitios cercanos a los esteros y el mar.

Fuente: Elaboración del autor. Modificado de Google Earth.

Mapa 3 Sitios con ocupación en la fase Baluarte. 

Para el periodo que va del 750 al 1100/1200 d.C. u Horizonte Aztatlán —fases Lolandis y Acaponeta—, la población aumenta aproximadamente al triple: 45 asentamientos distribuidos desde el piedemonte a las cercanías de la costa (mapa 4), nueve ocupan un área de entre dos y cuatro has, mientras que El Gachupín alcanza casi las 25 has; con lo que se mantiene pues la distribución de la población, con la mitad en este sitio y el resto a lo largo de la cuenca. No hemos determinado si las plataformas fueron construidas en esta época o en la fase anterior, pero, en todo caso, sí estaban en funciones; por lo que El Gachupín pareció funcionar como la cabecera política de la “provincia”.

Fuente: Elaboración del autor. Modificado de Google Earth.

Mapa 4 Sitios con ocupación en el Horizonte Aztatlán o fases Lolandis y Acaponeta. 

Sin embargo, para la última etapa de ocupación prehispánica o fase El Taste-Mazatlán (1100/1200-1531 d. C.), El Gachupín prácticamente se deshabita y pasa a ser un pequeño caserío; pero, aparentemente, ninguna comunidad toma su lugar como centro rector, pues, de los 49 sitios de este periodo, ninguno destaca con claridad del resto (mapa 5). Si bien, algunos sitios, como GOM-059, PASS-53 y PASS-18, presentan una mayor concentración de cerámica decorada asociada a pequeños montículos que presumiblemente fueron construidos o al menos utilizados en esta fase. Como sea, la población estaba distribuida de forma homogénea a ambas orillas del río y a lo largo de la cuenca, desde el piedemonte hasta la mar. Ese es precisamente el patrón que se rebela en las relaciones de la Conquista.

Fuente: Elaboración del autor. Modificado de Google Earth.

Mapa 5 Sitios con ocupación en la fase El Taste Mazatlán. 

CONCLUSIÓN

El objetivo seguido aquí fue comparar lo observado por los primeros visitantes europeos a Sinaloa; esto es, cuando todavía permanecían las estructuras prehispánicas, con los datos provenientes de la arqueología, que nos permiten corroborar las hipótesis formuladas mediante el análisis de las relaciones de la Conquista. Primero, que también la cuenca del río Quelite estaba habitada extensa e intensivamente durante la época prehispánica y en particular a la llegada de los españoles y segundo, que era una entidad política autónoma e independiente de las otras cuatro que se encontraban en el sur de Sinaloa, pero que era distinta de aquellas pues, al menos en el momento del contacto, carecía de cabecera política.

En efecto, por medio del patrón de asentamiento a lo largo del tiempo pudimos observar que mientras en el periodo que va del 500 al 1100/1200 d. C. sí hay una comunidad, El Gachupín (PASS-33), que se diferencia claramente del resto por su mayor tamaño y complejidad, por lo que la consideramos como centro rector, para la última etapa de ocupación prehispánica (entre 1100/1200 y 1531 d. C.), a pesar de que hay un mayor número de asentamientos, ninguno pareció funcionar como capital.

En las últimas décadas se ha dudado de la validez universal de la organización política jerárquica y se ha planteado como alternativa el modelo de heterarquía [Crumley 1995],2 bajo el cual ninguna comunidad se erige como la cabecera permanente, sino que la gubernatura está repartida entre varios asentamientos, ya sea con autoridad similar al mismo tiempo o bien alternándose el liderazgo entre ellos; lo que implica la ausencia de un gobernante supremo permanente, pero no se descarta que, en ciertas situaciones, un miembro de la élite se convierta en jefe con poderes equivalentes [Crumley 1995; Daneels et al. 2012; DeMarrais 2013]. Es decir, no se trata tampoco de sociedades igualitarias, lo que necesariamente pone en duda la tipología de Elman Service [1984] la cual establece que cada vez se pasa a instituciones políticas más formalizadas, especializadas y jerárquicas.3

Es precisamente por medio del patrón de asentamiento que se ha planteado la existencia de sistemas heterárquicos en varias regiones de la América precolombina como el noroeste de Argentina [Cruz 2007; DeMarrais 2013], la costa del Pacífico en Guatemala [Arroyo 2001], el suroeste de Estados Unidos [Saitta et al. 1998] y el sureste de Estados Unidos [Rogers, 1995], todas ellas sociedades complejas políticamente hablando.

Por otro lado, también se ha planteado que en una misma entidad política puede haber una alternancia entre los dos sistemas, pasando de una organización jerárquica a una heterárquica y viceversa [Crumley 1995, 2005] o a la convivencia en una misma región de estos dos sistemas en sociedades vecinas [Houston 2008; Johnson et al. 2003].

Ambas situaciones se dieron en el sur de Sinaloa y en particular en el río Quelite: en algún momento entre los siglos XII y XIII El Gachupín perdió la hegemonía política de la zona, pero ninguna comunidad se abrogó el papel principal, sino que el poder se compartió entre al menos tres o cuatro diferentes y ubicadas en zonas equidistantes de la cuenca del río; no obstante, como entidad política no pareció perder su autonomía; pues a la llegada de los españoles era una provincia independiente de aquellas como Colipa, Quezala y Chiametla que sí eran gobernadas desde una cabecera.

Así, la conjunción de los datos arqueológicos y un nuevo análisis de los documentos históricos tempranos nos permitió establecer la organización político-territorial de los grupos indígenas al momento del contacto en la llanura costera del sur de Sinaloa y en particular de la cuenca del río Quelite, la cual contrasta notablemente con la defendida hasta ahora en prácticamente todos los textos de interpretación histórica.

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Notes

1La intención es continuar el reconocimiento sistemático en la parte media del río; éste se había planteado para el otoño de 2020, pero la contingencia derivada de la pandemia del COVID-19 no lo permitió.

2“Heterarchically ordered societies may yield little evidence for the material trappings of power and authority associated with elites. Social order may, instead, be grounded in societal divisions based upon age, gender, clan, lineage, or ethnicity” [DeMarrais 2013: 2].

3Service identifica cuatro etapas de organización sociopolítica: bandas, tribus, jefaturas y estados.

Recibido: 24 de Junio de 2021; Aprobado: 08 de Diciembre de 2021

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