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Cuicuilco. Revista de ciencias antropológicas

versión On-line ISSN 2448-8488versión impresa ISSN 2448-9018

Cuicuilco. Rev. cienc. antropol. vol.28 no.82 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 15-Ago-2022

 

Misceláneos

Cartografías cucapah. Investigación cocreativa sobre la lengua, el paisaje y la historia en Baja California

Cartographies Cucapah. Co-creative research on language, landscape and history in Baja California

Etna T. Pascacio Montijo1 

María Isabel Martínez Ramírez2 

1Universidad Autónoma de Baja California. Campus Mexicali

2Instituto de Investigaciones Históricas. UNAM


Resumen

En este artículo describimos el proceso de investigación y los primeros resultados que, fundamentados en una metodología cocreativa, construimos con personas cucapah que residen en la comunidad de El Mayor Cucapá y el ejido Cucapah Mestizo, en Baja California, México, sobre el paisaje, la lengua y la historia. Describimos la conformación del equipo de trabajo y la planificación de las actividades; los procesos de elección y negociación de los temas. Presentamos el desarrollo de las estrategias metodológicas: diseño de mapas, registro de narrativas, trabajo de archivo y registro lingüístico. Como aportación, mostramos la coexistencia de distintas memorias e historias ancladas al paisaje que manifiestan vínculos entre parentesco, geografías y variantes lingüísticas. Mostramos cómo la investigación y acciones para el fortalecimiento lingüístico o la reproducción de la historia nativa surgen desde grupos multidisciplinarios y de la coproducción con los hablantes y miembros adscritos a pueblos o naciones denominadas o autodenominadas indígenas.

Palabras clave Cucapah; cartografía participativa; metodología cocreativa; paisaje lingüístico; historia nativa

Abstract

In this article we describe the research process and the initial results that, based on a cocreative methodology, we constructed together with the Cucapah people residing in the communities of El Mayor Cucapá and the Cucapah Mestizo Ejido, in Baja California, Mexico, regarding the landscape, language and history of the region. We describe the conformation of the work team and the planning of the activities; the processes of choice, and the negotiation regarding the issues of most importance. We present the development of our methodological strategies: map design, narrative registration, archival work and linguistic registration. As an additional contribution, we show the coexistence of different memories and stories anchored to the landscape that show links between kinship, geographies and linguistic variants. We also show how research and actions concerning linguistic strengthening, or the reproduction of native history, arise from multidisciplinary groups and from co-production with speakers and members actually attached to the peoples or nations called, or self-styled as, indigenous.

Keywords Cucapah; participatory cartography; co-creative methodology; linguistic landscape; native history

INTRODUCCIÓN

El objetivo de este artículo es describir el proceso de investigación y los primeros resultados que, fundamentados en una metodología cocreativa, construimos con algunas personas cucapah que residen en la comunidad de El Mayor Cucapá y en el ejido Cucapah Mestizo, en Baja California, México. El tema de investigación es el de paisaje, desde la perspectiva de la lengua y la historia. La cocreación o coproducción es una metodología que consiste en reconocer explícitamente que las poblaciones con las cuales trabajamos participan de forma activa en la manufactura teórica, conceptual, metodológica y pragmática del conocimiento generado en una investigación antropológica [Martínez 2020].1 Esta apuesta metodológica, inspirada en la teoría de la invención de la cultura de Roy Wagner [1981], permite redefinir las relaciones entre los agentes que participan en una investigación —sean académicos o miembros de poblaciones indígenas—, así como la distinción entre datos y teorías [Strathern 1988, 2014]. Desde esta perspectiva, tanto los académicos como los pueblos involucrados aportamos, en un diálogo conjunto, los conceptos, las teorías y las epistemologías de la investigación. Así, partimos de la premisa bajo la cual, el conocimiento es relacional, es decir, está unido a las condiciones de producción y a los sujetos que interactúan en ella. Los dispositivos metodológicos para visibilizar esta relación, presente en la producción de todo saber conjunto, son la simetría y la reflexividad. El mecanismo de esta reflexividad consiste en tomar como punto de partida un concepto (c1). Al entrar en contacto con un interlocutor que ponga en juego un concepto alterno (c2), c1 será modificado por la interacción entre los sujetos generando un tercer concepto (c3). Este proceso podría repetirse al infinito, ya que todos los conceptos involucrados son resultado de una interacción entre al menos dos formas de producción de conocimiento. Como consecuencia, los conceptos utilizados en nuestro argumento participan de las epistemologías, conceptos y teorías cucapah y viceversa.

La pregunta que sirvió de guía para esta investigación fue la siguiente: ¿cómo imaginar e inventar relaciones alternas de producción de conocimiento y de implementación de estrategias de fortalecimiento lingüístico y de la memoria histórica entre los denominados pueblos indígenas o naciones y los investigadores académicos en México? Esta inquietud es el resultado de las experiencias que cada una de las autoras que suscriben este artículo han compartido con personas autodefinidas como rarámuri o tarahumaras, seris o comcáac y matlatzincas o mfot’una, en torno a la producción de conocimiento. Tales experiencias han provocado la necesidad de redefinir nuestro papel en dichos procesos y producir conocimientos, atendiendo a los intereses de los pueblos, con las herramientas que tenemos. Un ejemplo son las demandas expresadas en las mesas de diálogo durante el Encuentro Nacional México Plurilingüe, en febrero de 2020,2 donde algunos miembros de diferentes pueblos y naciones indígenas criticaron las políticas públicas y las estrategias de planificación lingüística que deberían implementar las instituciones públicas, de educación superior y de investigación, así como nuestro papel como académicos.

La población cucapah reside en varias localidades de los municipios de Mexicali, en Baja California, y en San Luis Río Colorado, Sonora, México,3 además de reservaciones en Somerton, Arizona ,en Estados Unidos. La lengua cucapah pertenece a la rama Yumana de la familia Cochimí-yumana4 [Mithun 1999: 577]. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) estima, a partir de la Encuesta Intercensal del 2015 realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), que la población cucapah del país es de 278 habitantes de tres años y más, y considera el mismo número de hablantes de cucapah y español.5 Sin embargo, en el trabajo de campo realizado en noviembre de 2019, en el ejido Cucapah Mestizo y la comunidad El Mayor Cucapá, las personas con quienes trabajamos identificaron menos de 10 hablantes fluidos, en su mayoría de más de 60 años de edad, además de algunas personas que hablan de forma menos fluida o que sólo entienden la lengua. Las discrepancias en las cifras obedecen a los criterios que utilizan el INEGI y el INALI para identificar a los miembros de los pueblos indígenas y hablantes de lenguas indígenas. Estas cifras aumentan al contar a la población a partir de la autoadscripción, independientemente de la competencia lingüística. A partir de las entrevistas y observaciones de campo es evidente que la lengua está en un alto riesgo de desaparecer.

Realizamos esta investigación con la población cucapah de Baja California por el alto grado de desplazamiento de la lengua y el escaso número de hablantes, que también sucede con el resto de lenguas yumanas. Consideramos necesario atender las inquietudes de algunos miembros de los pueblos yumanos e investigadores sobre la ausencia de estudiantes y de profesionales interesados en la documentación, análisis y fortalecimiento de la lengua cucapah. Finalmente, durante las visitas iniciales a El Mayor Cucapá y el ejido Cucapah Mestizo logramos contactar a personas que, interesadas en entablar un diálogo con nuestras propuestas, manifestaron demandas particulares sobre las formas de trabajo y los productos que esperaban de la coproducción. Por último, advertimos que entre la población de la región existe un gran desconocimiento sobre los cucapah y la situación actual de sus lenguas, por lo que es necesario realizar acciones de difusión.

El presente artículo está estructurado en tres secciones, en la primera describimos la conformación del equipo de trabajo y la planificación de las actividades que realizamos. Además, describimos los procesos de elección y negociación sobre los temas de paisaje, historia y lengua. En la segunda sección presentamos el desarrollo de las estrategias metodológicas de investigación fundamentadas en el diseño de mapas, el registro de las narrativas que acompañaron estos diseños, el trabajo de archivo y el registro lingüístico. Por último y a manera de conclusión, presentamos los primeros avances y los productos. A lo largo de este texto, exponemos una relatoría con elementos lingüísticos y antropológicos,6 aunque los resultados no derivan en un análisis propiamente de estas disciplinas. El tratamiento diferencial de cada uno de estos elementos obedece a nuestro interés por mostrar los resultados analíticamente y, con ello, compartir el funcionamiento detallado de los vínculos interdisciplinarios tejidos durante el desarrollo del proyecto presentado.

1. DISEÑO DE TRABAJO: ENCUENTROS Y NEGOCIACIONES

La experiencia que relataremos fue producto de un encuentro afortunado definido un tanto por el azar. De forma paralela e independiente diseñamos proyectos de investigación sobre la historia indígena, por una parte, y sobre paisajes lingüísticos, por otra, que convergieron en una corriente de creatividad. Dicho brevemente, el proyecto Laboratorios de historia indígena contemporánea consiste en construir espacios de producción de conocimiento sobre la historia con poblaciones amerindias que residen en México. La particularidad de esta propuesta tiene un fundamento metodológico relacional [Martínez et al. 2019]. En otras palabras, el protocolo de investigación es construido con las personas autodefinidas como indígenas o como miembros de una población, un pueblo o una nación amerindia, durante el trabajo de campo, por tanto, los temas de interés son el resultado de una negociación. La meta es generar insumos para la producción y reproducción de las historias locales. Dado este carácter relacional, el conocimiento reportado —teorías, metodologías, temas de interés, conclusiones, productos específicos— es producto de las relaciones entabladas en el trabajo de campo.

Por otra parte, el objetivo del proyecto “Documentación del paisaje lingüístico de los cucapah” es registrar los nombres de lugares culturalmente significativos y las narrativas relacionadas con dichos lugares, en lengua cucapah y en español. No se trata únicamente de elaborar análisis lingüístico y clasificación de la toponimia y de la geonimia, sino de reflexionar sobre un paisaje particular, con todos sus atributos y características, en relación con prácticas culturales y narrativas. Desde esta perspectiva, los nombres de los lugares reportados hacen explícita la organización del paisaje en diferentes grados y escalas, ya que, por ejemplo, los nombres de colonias o barrios pueden tener una misma estructura lingüística, a diferencia de los nombres para lugares sagrados o espacios geográficos.7 Así, a partir del diálogo y de la negociación con las personas cucapah con las que trabajamos, seleccionamos los lugares que registramos. El punto de encuentro entre ambas propuestas fue metodológico. Como señalamos, nos preocupan las condiciones de producción de conocimiento y las relaciones implicadas, así que decidimos experimentar una metodología cocreativa definida por la relacionalidad.

En este contexto, se organizó el taller El estudio del paisaje de los cucapah como estrategia para el fortalecimiento lingüístico y de la memoria histórica, 8 que reunió a los siguientes estudiantes de licenciatura y de posgrado en docencia y traducción de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC): Anakaren Alejandra Fuentes Rodríguez, Fredy Francisco Morales, Ezequías Reyes González, Lesly Guadalupe Ramírez Acuña. Paralelamente al desarrollo del taller, realizamos visitas exploratorias de campo con Sonia Moreno al ejido Cucapah Mestizo y con Inocencia González y Antonia Torres al ejido El Mayor Cucapá; todas ellas ocupan posiciones relevantes en la vida de estas poblaciones. Llevamos a cabo una primera presentación de nosotros, de lo que hacemos y de los proyectos, con el propósito de centrarnos en los temas de interés de estas mujeres y en desarrollar productos acordes con dichos intereses.

Previo al trabajo de campo, entablamos contacto con Sonia Moreno, Antonia Torres e Inocencia Gonzáles para hacer una presentación general y acordar un consentimiento libre, previo e informado. Entre los cucapah, además de las autoridades agrarias y administrativas, son importantes las autoridades tradicionales, como lo es Inocencia González.9 Por otro lado, Antonia Torres es la responsable del Museo Comunitario Cucapah Juan García Aldama de El Mayor Cucapá y se dedica a la promoción y fortalecimiento de la cultura, mientras que Sonia Moreno es directora de la Escuela Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade y promueve la lengua y la cultura; además de ellas, hay otras autoridades tradicionales y otras personas que se dedican al rescate y fortalecimiento de la lengua y la cultura, a quienes hemos contactado para dar continuidad al trabajo.

En el desarrollo de nuestra propuesta ha sido fundamental promover la formación integral de profesionales en las humanidades para implicar que los estudiantes de licenciatura y de posgrado participen de forma activa en la investigación primaria. Los estudiantes colaboraron tanto en el taller, como en las visitas de campo y en los archivos. Uno de los resultados importantes de estas participaciones, como mostramos al final del artículo, es que los estudiantes definieron algunas propuestas de investigación aplicada en relación a las solicitudes de los participantes.

Realizamos la investigación documental, de archivo y bibliográfica, en el Archivo Histórico de Mexicali y en el IIC-Museo. La conjugación de actividades teóricas, de reflexiones metodológicas y de la experimentación práctica en la investigación fue una de las principales cualidades del taller que guió el trabajo, por lo que lo denominamos laboratorio.

Por todo lo anterior, reconocemos que la información presentada a lo largo de este texto fue creada colectivamente; aun así, para fines de este artículo tomamos la posición de autoras porque nuestra meta es mostrar y compartir la operatividad de la metodología para su posible aplicación en otros casos de investigación. La autoría de los productos que surjan de esta colaboración y que estarán destinados al uso de la población cucapah será de todos los miembros del equipo de trabajo, incluyendo a los estudiantes de posgrado, a las mujeres cucapah (Inocencia González, Antonia Torres y Sonia Moreno) y a los niños del quinto y sexto grado de la Escuela Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade, ubicada en la comunidad El Mayor Cucapá.10

Recapitulando, cada una de las autoras de este artículo contaba con proyectos que articulamos a partir de una metodología cocreativa. Por tanto, tomamos como punto de partida los diálogos y las negociaciones con algunas personas del ejido y la comunidad cucapah. Uno de los primeros aprendizajes de esta metodología fue reconocer que, durante las visitas a campo, las mujeres cucapah con quienes conversamos requerían tiempo para advertir que los proyectos y los productos serían cocreados y que se delimitarían a partir de sus necesidades. Ante la exposición de nuestro proyecto nos interpelaban con preguntas tales como “¿pero eso es para que ustedes escriban un libro?”, “¿pero para qué quieren hacer eso, para su trabajo?”. Esta interacción es muestra de que las relaciones asimétricas y eventualmente jerárquicas de producción del conocimiento han sido normalizadas tanto por los académicos como por las personas que han participado de tales vínculos; pese a su naturalización y autoevidencia, conseguimos construir un espacio conjunto de exploración alterno a dichas relaciones.

Sonia Moreno, mujer solidaria y emprendedora, propuso hacer un cuaderno de trabajo para la enseñanza de la lengua, principalmente en el ámbito escolar, con base en el siguiente argumento: “Piensan que si soy cucapah pues hago puras cosas cucapah, pero no, porque los libros de texto son los mismos de todo el país, yo no tengo libros en lengua [cucapah], yo tengo que crear materiales bilingües, yo no tengo libros”. Por otra parte, Antonia Torres, mujer vivaz encargada del Museo Comunitario Cucapah Juan García Aldama, solicitó la elaboración de un folleto con información sobre los recorridos ofertados por el Museo a escuelas y población en general. El objetivo de Antonia es promover las visitas y el conocimiento sobre lugares sagrados y sitios arqueológicos de la región. Es importante notar dos cuestiones sobre los intereses de Sonia Moreno y Antonia Torres, la primera es que ellas ya estaban desarrollando dichos proyectos desde hace tiempo, con diferentes estrategias, por ende, tuvieron claras las necesidades particulares con las que podíamos aportar. La segunda es que los productos son aparentemente distintos, ya que uno está dirigido a la enseñanza de la lengua y el otro a la difusión de información sobre el Museo y los recorridos que se ofrecen desde ese espacio. Sin embargo, ambos tienen como finalidad el fortalecimiento de la lengua y la cultura, por ejemplo, la información recopilada para hacer el folleto se utilizará en las siguientes etapas de trabajo como contenido para material didáctico para la enseñanza de la lengua.

2. EL PAISAJE: LENGUA Y MEMORIA

En este apartado presentamos el desarrollo de las estrategias metodológicas cocreativas y de las técnicas que utilizamos en trabajo de campo y de archivo con el fin de crear contenidos para los materiales didácticos y el folleto para el Museo Comunitario Cucapah Juan García Aldama. El método de investigación y de generación de contenidos cocreativos articuló nuestros conocimientos académicos con conocimientos y saberes nativos. Las mujeres con quienes colaboramos han participado en proyectos similares, relacionados con la documentación y la enseñanza de lenguas, con el registro del paisaje, cultura e historia. A partir de estas experiencias Sonia Moreno y Antonia Torres aportaron planteamientos fundamentales para el trabajo conjunto. De esta manera, partimos de la premisa bajo la cual no describiríamos el paisaje desde una perspectiva nativa, tampoco aplicaríamos teorías académicas para dar cuenta de los conocimientos y saberes cucapah. Por tanto, éste ha sido un experimento dedicado a explorar los efectos de la simetrización de las condiciones de producción de conocimiento, en el sentido otorgado por Bruno Latour [2007], así como de la construcción de prácticas de conocimiento que reconozcan la importancia de aquello que los otros nos hacen pensar y sentir [Stengers 2015: 140]. En otras palabras, reconocemos que los conocimientos y los saberes cucapah no se reducen a nuestra propia experiencia del conocimiento.

El paisaje es un tema de estudio relevante para disciplinas como la geografía, la arquitectura, la antropología, la historia y la lingüística, entre otras disciplinas. Existen diferentes metodologías y técnicas para abordarlo [Rodríguez et al. 2020]. El concepto de paisaje lingüístico refiere a la descripción y al análisis de la situación de las lenguas de un país o de un área geográfica, así como al análisis y descripción de la señalética en los espacios urbanos, topónimos y geónimos [Gorter 2006; Gorter y Shohamy 2009; Van Mensel, Vandenbroucke y Blackwood 2017]. En proyectos recientes se aborda no sólo el estudio de los nombres de lugares culturalmente significativos, sino las narrativas y prácticas culturales asociadas a dichos lugares, a partir de metodologías colaborativas y participativas, omo ejemplos de estas experiencias, en particular en México y América, se pueden consultar los trabajos de Keith H. Basso [1996], David M. Mark y colaboradores [2011], Emiliana Cruz [2017a, 2017b] y otros trabajos publicados en la obra La memoria de los nombres: la toponimia en la conformación histórica del territorio. De Mesoamérica a México, por mencionar algunos. Como señalamos en la Introducción, nuestro interés en este tema no se acota al análisis lingüístico y a la clasificación de la toponimia y de la geonimia, sino que remite a un paisaje particular con todos sus atributos y características, considerando la diacronía, ya que el paisaje es por sí mismo histórico. Con base en este enfoque, aplicamos varias metodologías y técnicas, entre ellas la elaboración de cartografías participativas que consisten en hacer dibujos, documentar con audio y video las narrativas, nombres de lugares y conocimientos sobre el paisaje, elaborar mapas topográficos para marcar recorridos y sitios relevantes. Inicialmente, proyectamos georreferenciar los puntos relevantes, al hacer recorridos, pero, algunas de nuestras interlocutoras plantearon que, por un lado, no es necesario tener un soporte de ese tipo para los conocimientos y saberes resguardados en su memoria y en sus prácticas; por otro lado, es preferible mantener la confidencialidad de esta información para proteger los lugares.

Entre dibujos, cartografías y mapas

Los participantes cucapah de este proyecto elaboraron dibujos para responder a la pregunta “¿dónde viven los cucapah?”. Ofrecimos pliegos de cartulina del mismo tamaño, plumas, colores, lápices y stickers de colores para que las personas eligieran el material. El diseño de los mapas estuvo acompañado de diálogos y de narrativas sobre el paisaje presente y pasado. A continuación describimos cada una de las cartografías y narrativas entrelazadas.

Cartografía de Sonia Moreno

Previo al diseño de tres mapas, Sonia Moreno compartió que uno de sus proyectos era escribir algunos libros, entre los cuales destacó el dedicado a la historia del origen y del trayecto de su familia hasta llegar al ejido Cucapah Mestizo, advirtiendo que sólo podía hablar de su familia y no de “los cucapah”.11 Luego de una revisión general de las etnografías más relevantes [Gifford 1933; Kelly 1977; Álvarez 2004; Garduño 2016] advertimos que el etnónimo cucapah refiere a distintos grupos de parentesco —en ocasiones descritos como linajes— que hasta la mitad del siglo XX ocupaban, mediante una intensa movilidad, diferentes y vastos territorios de las cuencas del Río Colorado, que se expresa en las cartografías recabadas.

Ante la cuestión “dónde viven los cucapah”, Sonia Moreno tomó un lápiz y elaboró el dibujo que tituló Mat Kwapa Shapeii, cuya traducción libre es “Tierra indígena cucapah” que antes se ubicaba a orillas del Río Colorado. Sonia comenzó trazando los cerros y las montañas de izquierda a derecha para posteriormente diseñar el río. Los cerros o montañas y el río son referencias constantes en el resto de los mapas que recopilamos y el punto de vista desde el cual se define este paisaje corresponde a la perspectiva de alguien que mira desde la orilla del río hacía la sierra;12 es posible que uno de los motivos de esta recurrencia sea que históricamente los distintos grupos de cucapah se asentaron en la cuenca del Río Colorado.

Figura 1. Mat Kwapa Shapeii o “Tierra indígena cucapá” en la traducción libre de Sonia Moreno. Tierra cucapah antes a orillas del Río Colorado. Elaborado por Sonia Moreno, noviembre de 2019. De acuerdo con la descripción de la autora, en este dibujo aparecen tres cerros: el Wi jmú o Cerro de los Molinos; el Wi shpá o Cerro del Águila, zona en la que se ubicaban durante la temporada de pesca; finalmente el Wi ñil o Cerro Prieto, área que ocupaban durante el invierno. Además se observa un brazo del Río Colorado, donde están representadas las lisas, uno de los peces que más consumían. Al centro está el fuego, a la derecha dos casas y a la izquierda una ramada de chachanilla y un pozo que cubrían con cachanilla para resguardar alimentos. 

Aquello que inmediatamente llamó nuestra atención fue la temporalidad expresada en la figura 1, ya que Sonia plasmó la recreación de un modo de existencia ubicado en el pasado. En el tiempo y en el espacio representado, los cucapah construían ramadas con cachanilla, pescaban y recolectaban alimentos que conservaban en pozos construidos con la misma planta. El motivo de nuestra sorpresa fue que, a pesar de definir el paisaje como histórico por sí mismo, al plantear la pregunta “¿dónde viven?” no consideramos que la respuesta correspondería a una perspectiva temporal ubicada en el pasado. Como mostramos más adelante, esta vinculación entre el espacio y el tiempo fue una recurrencia en todas las cartografías elaboradas. En aquella interacción con Sonia y ante nuestra sorpresa sugerimos que hiciera otro diseño sobre cómo viven los cucapah en el presente.

Figura 2. Piñ mat kwapa já jwat añur mijan o “Ésta es mi tierra fértil y mi agua” en la traducción libre de Sonia Moreno. Tierra cucapah antes a orillas del Río Colorado. Elaborado por Sonia Moreno, noviembre de 2019. Siguiendo la descripción de la autora, en este dibujo también están representados los cerros Wi jmú, Wi shpá y Wi ñil. En la parte media del lado izquierdo se observan las casas y del lado derecho aparece una parcela con diferentes cultivos como algodón y trigo. En la parte inferior está la carretera que pasa entre los ejidos y un canal alimentado por agua del Río Colorado. 

Nuevamente, Sonia inició el dibujo con los mismos cerros como punto de referencia y mientras dibujaba la figura 2, mencionó que “todo está igual, pero ya no hay río, ahora hay carretera”. Destacó que ahora vivían todos juntos y cultivaban en parcelas utilizando los canales de riego. Finalmente, con el objetivo de otorgarnos más detalle sobre esta situación, Sonia elaboró la figura 3, refiriéndose a ésta como “croquis”. En esta ocasión, dibujó primero la carretera, la cual sería su punto de referencia y afirmó que los cerros estaban más lejos —posiblemente en el espacio, pero también en el tiempo. Este mapa tiene una escala distinta y se concentra en la zona urbana del ejido Cucapah Mestizo porque, sugerimos, la familia de Sonia reside en este lugar.

Figura 3. Mat kwapa añur o’as apa’a o “Tierra de mujeres y hombres fuertes y sabios”, en la traducción libre de Sonia Moreno. Ubicación actual tierra cucapah. En este mapa se mantiene la representación de los cerros Wi jmú, Wi shpá y Wi ñil, la carretera que cruza los ejidos, en la parte media; en la parte inferior y media se muestra el trazo urbano actual, incluyendo las casas, calles, iglesia, escuela y el parque. 

Los sitios que Sonia mencionó durante la elaboración de los tres mapas estaban ligados a sus relaciones parentales. Por ejemplo, mientras diseñaba la figura 1, declaró “mi familia venía de Yuma, se quedó en Pozas de Arvizú, Sonora, y finalmente llegaron al ejido Mestizo durante la dotación ejidal”. A esto sumó: “mi tatarabuela está enterrada en la Laguna Salada, y mi familia nunca fue cazadora recolectora, siempre fuimos agricultores. Mi abuela nació a inicios del siglo XX, en 1906, llegaron con el reparto ejidal y estas tierras me las heredó mi abuela”. También compartió que en un lugar llamado Wa‘okwp o Cerro de La Ventana, en el pasado, los deudos despedían el alma de los cucapah:

Se decía que todos los cucapah que morían lejos, su alma pasaba por ese sitio para llegar al otro lado. Y al cruzar, se escuchaban cantos. Pero antes de subir al cerro tenías que ahumarte con unas piedras blancas, se armaba un círculo, se hacía fuego y se echaba agua a las piedras. Si no se ahumaban, el cerro los tumbaba.

Finalmente, Sonia afirmó que “su familia es de donde están sus lugares de cultivos. Ahí falleció mucha gente, no están enterrados, pero como decía mi abuela, ahí están los ombligos. A eso se le dice: mi tierra, mat cucapah”.13

Figura 4. Wa’okwp o Cerro de la Ventana. Fotografía de César Angulo. En la cima del cerro, se encuentra lo que identifican como ventana. Además de ser el lugar por el que pasaban los difuntos, Antonia Torres, contó que los jóvenes cucapah tenían que tirar una flecha desde la parte baja del cerro, que debía atravesar por la ventana, como parte de la iniciación de los guerreros. 

Cartografía de Antonia Torres e Inocencia González

En el diseño de los siguientes mapas participaron Antonia Torres y su madre, Inocencia González Sainz, mujer de 82 años, una de los cuatro hablantes de cucapah de la comunidad El Mayor Cucapá. Mientras esperábamos que la señora Inocencia arribara al lugar, observamos en un rincón la siguiente pintura elaborada por su hermano, Martín Cecilio Rodríguez González (figura 4).

Figura 5. Elaborado por Martín Cecilio Rodríguez González. Fotografía de Xóchitl Zambrano, tomada en el Museo Comunitario Cucapah Juan García Aldama en El Mayor Cucapá, noviembre de 2019. 

Además de su belleza, lo que llamó nuestra atención fue la similitud de esta imagen con el primer dibujo de Sonia (figura 1) y con el que más tarde realizaron Inocencia y Antonia (figura 6). Conversamos con Inocencia y solicitamos que dibujara un mapa a partir de la pregunta “¿dónde viven los cucapah?” Ante lo cual Antonia preguntó: “¿ahora o antes?”. Este cuestionamiento reitera la profunda relación entre el espacio y la temporalidad para nuestras interlocutoras. Las montañas y el río son referencias de un modo de existencia pasado que, sin duda, se articula con el presente.

Figura 6. Mapa elaborado por Inocencia González Saiz y Antonia Torres. En este mapa se representan el cerro El Mayor y el Wi shpá o Cerro del Águila. En la parte media se observa la carretera Mexicali-San Felipe; del lado izquierdo se ubica la zona de casas de la comunidad El Cucapah Mayor, al centro el campo turístico el Mayor; y, en la parte inferior está representado un brazo del Río Colorado. 

Con base en las indicaciones de Inocencia, Antonia diseñó los cerros, la carretera y el río, primero dibujó la carretera —que tomó como punto de referencia, al igual que Sonia— y posteriormente los cerros. En seguida, Inocencia solicitó incluir en el dibujo la casa de su hijo Chano, ubicada en una curva identificada por las palmas y un pozo. Posteriormente dibujaron el río y el pueblo. La relevancia de diseñar esta casa junto a las palmeras radica en que Inocencia vivió su infancia en ese lugar; ella relató que en aquella época este sitio era un muelle (figura 6) y:

vivíamos en el campo Sonora, nos vinimos aquí al Mayor, allá en el cerro donde están unas palmas, se murió mi papá y nos fuimos a la loma y mi mamá hizo unas casas de cachanilla y ahí vivíamos y de ahí nos íbamos a pizcar algodón. Y luego estaba el Río Colorado, y luego estaba el Río Mayor y a veces me iba yo con mi cuñado Juan García, el viejito que se murió de más de cien años, y nos íbamos para el Río Colorado remando y le ayudábamos a remar con mi sobrino. Y ahí dormíamos y al otro día se levantaba él y ya nos echaba en una balsa y nos íbamos para aquel lado y había muchas vacas. Y ya mataba una vaca y sacaba toda la carne y ya la ponía a orear y ya que estaba oreada ya volvíamos.

En las narrativas de Inocencia y Antonia, al igual que en las de Sonia, destaca la vinculación entre el paisaje y los lazos familiares. Algunos sitios enunciados son el Campo Solano, de acuerdo con Inocencia, uno de los primeros campos turísticos implementados en 1979 que cubrió el muelle; el Campo Sonora, donde nació; el Mayor que, de acuerdo con su narrativa, se llama así porque un barco encalló en esa zona y su propietario tenía ese título; el Yurimuri, “es por donde pasaba el Río Colorado y era un campo de vaqueros y es nombre de un frijol que tiene un ojito negro. Cuando bajaba el río sembraban, ejote, frijol”; y la Laguna Salada que, visto desde El Centinela, “se ve blanco, como era la laguna”. Inocencia pescaba en esta Laguna y narró cómo:

[…] cuando subió el río nos fuimos para allá. Y uno tiraba un chinchorro y pescábamos bagre. Nos íbamos en un carrito que tenía un sobrino y ahí echábamos la panga y después un muchacho nos consiguió 5 pangas. Nos íbamos por un carrito, nos íbamos por acá por pozo coyote y bajamos y de ahí y bajábamos por acá por el cerro. Pozo Coyote es un pozo que hicieron los coyotes. Ellos hicieron los hoyos, el coyote andaba muriendo de sed y comenzó a escarbar y hicieron un pozo, y ahí vivieron muchos coyotes. Y agarrábamos por todo el barranco y el río, y donde había pescado ahí nos quedábamos hasta llegar a un lugar que le dicen La Poza. Y ahí cuando nos dieron los motores pues nos íbamos hasta la Laguna. Cuando se murió la laguna me moría yo de tristeza porque allá me la pasaba muy a gusto, 15 años pasé pescando. Comenzó a bajar el río, ya no le entró agua y se murió. Ahora la tierra está como espumosa y es puro salitre, está como inflada la tierra, puro salitre, se ha muerto mucha gente para allá, ni vayan para allá, de calor y se pierden.

Finalmente, Inocencia habló del Wi jmú o Cerro de Los Molinos: “Ese lo tumbaron las máquinas, el Wi jmú que le dicen, estaba parejito así, como surcos, bien hechos los hoyos y parejito y ahí metieron una maquinaria, ay de plano como es la gente, y desbarataron todo”. La elaboración de estos mapas y las narrativas que los acompañaron registran el diálogo entre Inocencia y su hija Antonia en el que se evidencia cómo se articulan la lengua, el paisaje, la historia y el parentesco.

Figura 7. Wi jmú o Cerro de los Molinos. Fotografía de César Angulo. En la parte inferior de la imagen se observan algunos de los huecos tallados en las piedras del cerro, a los que llaman “molinos”, donde antiguamente molían semillas y otras cosas. 

Es importante señalar que el topónimo Wi jmú se utiliza para nombrar dos lugares en los que hay molinos tallados en las piedras, uno al sur de la comunidad El Mayor Cucapá, del lado oeste de la carretera Mexicali-San Felipe; y el otro sobre la misma carretera, pero del lado este y al norte de la comunidad. En las narración de Inocencia González, así como en el mapa de la figura 1 de Sonia Moreno, se trata del cerro Wi jmú que se encuentra al sur de la comunidad, el cual aparece en la figura 7.

Cartografías de los estudiantes de la Escuela Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade

Atendiendo al interés de Sonia Moreno, visitamos la Escuela Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade, es una escuela multigrado con dos salones, en uno se encuentran los niños de 1º a 3º grado y en el otro los niños de 4º a 6º. La profesora de 4º a 6º grado nos mostró algunos materiales didácticos (palabras cruzadas, memoramas, lotería). Después, pedimos a la profesora nos permitiera realizar una actividad con los ocho niños y con una niña del grupo de 4º a 6º. Los niños formaron dos equipos e hicieron los dibujos que presentamos a continuación, además uno de los niños decidió trabajar solo (figuras 8, 9 y 10). Una característica en común de los tres mapas elaborados por niños es que optaron por utilizar colores y notas adheribles para identificar cosas y lugares en español y en cucapah.

Figura 8. Cucapá el Mayor, mapa elaborado por los niños de la Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade.14 En este mapa se observa la Sierra Cucapah, en particular el Cerro del Águila al centro y a la izquierda, el Cerro Prieto. La carretera MexicaliSan Felipe está representada en la parte media y en la parte inferior se encuentran las casas. Del lado izquierdo aparece el brazo del Río Colorado que pasa por la comunidad. 

Figura 9. Cucapá el Mayor, mapa elaborado por los niños de la Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade. El Wi shpá o Cerro del Águila se representa en la parte superior del mapa, en la parte media se observa la carretera Mexicali-San Felipe y la zona de casas de la comunidad. Del lado izquierdo está representado el camino de tierra que lleva hacia el brazo del Río Colorado, que aparece en la parte inferior del dibujo. 

Figura 10. Shpa, “Águila”, mapa elaborado por un alumno de la Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade. En este caso se observa el brazo del Río Colorado que pasa por la comunidad y la casa de Enrique, entre otras dos casas y aparecen varias veces escritas las palabras “águila” y shpá, que significa “águila”. 

De manera general, estas tres cartografías comparten los elementos de referencia utilizados por Sonia y Antonia e Inocencia: los cerros o montañas, alguna corriente de agua (sea un río o un canal de riego) y la carretera. Incluso, el dibujo del niño que decidió trabajar solo es interesante porque, pese a que los elementos básicos sean su casa y el agua, el título del dibujo es El Águila, es decir unos cerros que aparece en el resto de los diseños indicado con el nombre Wi shpá.

Aun así, más allá de estas referencias compartidas, al contrastar nuevamente las cartografías y las narrativas que las acompañan, advertimos que aluden a territorios diferentes, así como a lugares vinculados con lazos familiares concretos, por tanto, con temporalidades diversas. El parentesco, como eje conductor de las narrativas y de las cartografías delimita el paisaje y ubica a las narradoras en una perspectiva geográfica y temporal única. Al traducir estas cartografías al Google Earth (mapa 1 y mapa 2) esta distinción es más evidente.

Elaborado por María Isabel Martínez Ramírez.

Mapa 1. Cartografía y narrativas de Sonia Moreno en mapa de Google Earth. Se indican todos los lugares mencionados y las áreas de ocupación a lo largo del tiempo. 

Elaborado por María Isabel Martínez Ramírez.

Mapa 2. Cartografía y narrativas de Inocencia Sainz y de Antonia Torres en mapa de Google Earth. Se indican todos los lugares mencionados y las áreas de ocupación a lo largo del tiempo. 

Estas reflexiones son relevantes para el objetivo general de este proyecto, que es, coproducir conocimiento para diseñar materiales didácticos y mapas para el folleto de los recorridos del museo, intereses de Sonia Moreno, de Antonia Torres e Inocencia González.

En consonancia con estos resultados, otro elemento recurrente al describir los lazos de parentesco y la movilidad en los territorios cucapah fue la alusión a distintas formas de hablar. Identificamos al menos tres variantes dialectales, cuya delimitación no obedece a los límites ejidales y comunales, que podrían configurar una comunidad, sino a la familia en relación con la antigua organización en bandas o clanes, tal como Ibáñez [2015: 20] reportó para el paʔipá:y. Como ha documentado detalladamente Garduño [2011], pese a que la noción de comunidad ha sido incorporada por estos pueblos, las formas de organización social yumanas configuran redes parentales, festivas y de intercambio caracterizadas por la multiculturalidad y por la presencia de identidades múltiples extendidas en un amplio territorio. Mismo caso de las personas que se autoadscriben como cucapah, pues su organización responde a la relación entre vínculos parentales y los espacios en los que han residido a lo largo del siglo XX. A partir de estas relaciones entre parentesco y territorio sugerimos que, como una línea de investigación derivada de este artículo, sería interesante indagar su correspondencia con las variantes dialectales del cucapah registradas durante la primera mitad del siglo XX.

Análisis de los topónimos registrados

Al hacer un recuento de los topónimos en cucapah mencionados y representados reiteradamente en los mapas y narraciones, destacan: Wi ñil “Cerro prieto”, Wi shpá “Cerro del águila”, Wi jmú “Cerro de los molinos”, Wi ’okwp o Wa ’okwp “Cerro de la ventana”, Shamañ cowou “poza de las lisas”, Jatpaa cowou “Pozo coyote”, Ja sh’irs o Ja wamak “Laguna salada” y Ja kjwat o Ja jwat “Río colorado”. A continuación presentamos una propuesta de análisis de dichos topónimos. En la primer línea de los ejemplos del 1 al 11, aparece la representación ortográfica en cucapah y el nombre del lugar en español; en la segunda, la forma fonética con la segmentación morfológica; en la tercera, la glosa, y en la cuarta, la traducción a partir de las glosas.15

Representamos la segmentación morfológica sobre las formas fonéticas, dado que aún no contamos con un análisis fonológico.

Los topónimos recopilados son frases que forman compuestos nominales. En los ejemplos de 1 a 4, aparece como núcleo la palabra nominal [wi], que significa “piedra” o “cerro”. El ejemplo 1 está formado por el término [ɲil] que refiere a algo “negro” u “obscuro”. Los ejemplos 2 y 3, tienen la palabra nominal [ʃpá] “águila” y [xmú] “molino”, respectivamente. Como se puede observar, hay dos nombres para referir al Cerro de la Ventana, la forma Wa ’okwp (ejemplo 5), nos la proporcionó Sonia Moreno y la forma Wi ’okwp (ejemplo 4), Antonia Torres. En este caso no consideramos que haya una variación dialectal de grado fonológico, sino que hay dos términos morfológicamente distintos para nombrar al cerro. La diferencia entre estos dos topónimos es que en uno aparece el nominal [wi] “piedra/cerro” que ya mencionamos, mientras que en Wa ’okup se encuentra el nominal [wa] “casa”. Ambos topónimos están constituidos por la forma ‘okwp¸ que en el registro de Crawford [1989: 470] corresponde a [ʔuukúp] “hacer un hoyo” o “agujerear”, derivado del nominal kup “hoyo”. Es necesario avanzar en el análisis morfológico para identificar la función del prefijo ʔo-. Al consultar los morfemas que conforman estos topónimos en el diccionario de Crawford [1989] encontramos nuevamente algunas diferencias como [wii] en lugar de [wi] para “piedra/cerro’” y [ʔuukup] en lugar de [ʔokup] para la forma verbal “hacer un hoyo” o “agujerear”. Cabe aclarar que de acuerdo con el registro y descripción de Crawford, en el cucapá de Somerton no existe el fonema /o/, aunque sí se llega a presentar el sonido vocálico [o], en interjecciones [1989: 26]. Como hemos señalado, es importante continuar con el análisis fonológico, para determinar el estatus fonológico de dicha vocal, en cucapá actual de Baja California.

Los ejemplos de 6 a 11 también son compuestos nominales al grado de frase. Los casos de 6 y 7 están formados por los nominales shamañ “lisa” y jatpaa “coyote”, respectivamente y el nominal cowou “pozo”. Los ejemplos 8 y 9 son dos topónimos diferentes que refieren a la Laguna Salada, nuevamente fueron personas de distintos lugares, las que nos dieron estos nombres. Ambos topónimos están formados por el nominal ja “agua”, pero en el primer caso sh’irs significa sal, aunque en la construcción está modificando al nominal núcleo de la frase nominal y se lee como “agua salada”. Mientras que la forma wamak del ejemplo 9 significa “atrás”, como se encuentra en Crawford [1989: 326], lo cual se puede entender porque desde la perspectiva de la comunidad del El Mayor Cucapá, la Laguna Salada está detrás de la Sierra Cucapá. Por último, los ejemplos 10 y 11, que refieren al “Río Colorado”, son frases nominales formadas por el sustantivo ja “agua” y el término jwat “rojo”. En el ejemplo 11, el término para el color rojo lleva el prefijo k-, cuyo significado aún no identificamos.

Es importante considerar que además de que cada grupo puede tener distintos nombres para referir a un mismo lugar, ya sea por variantes dialectales de nivel fonológico o porque los construyeron a partir de identificar elementos o características diferentes, algunos de estos topónimos los han recuperado las participantes, con hablantes mayores, que también puede estar generando diferencias. En este sentido es posible que hayamos registrado formas que algunas personas no reconozcan o que los consideren inadecuados, pero no se trata de que sean formas erróneas, sino de que hay un proceso de recuperación de léxico, que pasa por varias etapas y verificaciones entre la misma gente.

Paisaje histórico desde el archivo

En esta sección presentamos información sobre el paisaje basada en documentos del Archivo Histórico del Estado de Baja California. La búsqueda y revisión de documentos en este archivo fue parte de las tareas planteadas en el taller El estudio del paisaje de los cucapah como estrategia para el fortalecimiento lingüístico y de la memoria histórica. El objetivo fue construir un enfoque multidisciplinario y tener otra fuente de información sobre la historia y los territorios ocupados por los cucapah. La información presentada da cuenta del paisaje histórico cucapah, aludido en las cartografías y registra narraciones de Adela Valenzuela Portillo y Teodocia Sainz, viuda de González, sobre espacios culturalmente relevantes, ambas mujeres cucapah emparentadas con nuestras interlocutoras. Al sumar dicha información, el contraste entre las cartografías elaboradas por Sonia Moreno, Inocencia González y Antonia Torres se intensifica.

El primer documento registra la voz de Adela Valenzuela Portillo, mujer cucapah nacida en El Mayor Cucapá, el 8 de septiembre de 1923 y abuela de Sonia Moreno. La señora Adela, de acuerdo con Sonia Moreno, era bilingüe cucapah-español, pero hablaba más cucapah, por ello no sabemos si este testimonio fue emitido en cucapah, interpretado y traducido al español o si se hizo directamente en español oral y se adaptó al español escrito para cumplir con los propósitos del documento.16 El texto fue publicado en el diario Voz-aNova del 20 de septiembre de 1987 y registrado por Anita Álvarez de Williams, quien fue la fundadora de la oficina del Instituto Nacional Indigenista en Baja California e historiadora del Instituto de Investigaciones Históricas. A continuación presentamos un extracto de esta publicación:

La gran mayoría de los ejidatarios originales de este ejido [El Mayor Cucapá], se fueron a vivir a otros lugares del Valle. Algunos se incorporaron a una reservación que aún existe en el poblado de Winterheaven, California, al norte de Algodones, en Baja California, otros se instalaron en chozas en las represas 14 y 28 del Canal Barrote de la margen derecha, donde se dedicaron a sacar pescados para su alimentación. Otros más se reacomodaron en el poblado del Ejido “Pozas de Arvizu” en la margen izquierda del Río Colorado al suroeste de la ciudad de San Luis R. C., Sonora, donde actualmente se encuentran algunas familias de ejidatarios que originalmente formaron el ejido “Cucapá Indígenas”. Algunos de los descendientes del Ejido Cucapá Mestizo, se encuentran en el poblado de “El Mayor”, campo pesquero que tuvo mucho auge mientras el Río Hardy tuvo agua. Actualmente este río está seco, porque no recibe agua ni del Río Colorado ni de los drenes del Valle de Mexicali y tampoco llega agua del Golfo de California. [...]. La mayor parte de los indígenas cucapás vivían a principios del siglo, alrededor del Río Hardy, cercano al “Cerro de El Mayor”. Su alimento constituía en semillas molidas de mezquite, pescado y tortillas de maíz, que sembraban en las márgenes del Río Hardy.17

El segundo documento data de 1955 y contiene una narrativa de Teodocia Sainz, viuda de González, madre de Inocencia. De acuerdo con Antonia Torres, la señora Teodocia era monolingüe cucapah, así que su relato pasó por una interpretación al español oral, además de una adaptación al español escrito para cumplir los objetivos del documento. En aquel momento sucedía el reparto ejidal y por ello era importante recuperar la voz y la memoria de los cucapah. Teodocia Sainz tenía 75 años y era una de las personas más ancianas de la región. De acuerdo con su narrativa:

La región del Valle de Mexicali, que primero se pobló, fue precisamente la de El Mayor, más no en la parte baja del Valle, que entonces estaba cubierta por las aguas del mar, haciendo [los cucapah] sus refugios en las gargantas y mesetas de la sierra [...]. La guerra constante que sostenían con otras tribus indígenas, que venían, según ellos, de donde queda enclava actualmente la ciudad de Yuma, Arizona, en uno de cuyos combates, fue muerto y quemado el Jefe de la Tribu, a quien designaban EL CAPITAN MAYOR, lo que dio origen al nombre con que actualmente se conoce el cerro en que ese Jefe guerrero fue muerto [...] A medida que las aguas del mar se retiraban ante el avance de las tierras que el Río Colorado iba creando, otras familias Cocopas aparecían en la región conocida hoy por “La Puerta”, donde habitaron hasta 1938 o 1940. Al establecimiento del ejido en el Valle de Mexicali fueron creados los ejidos Cocopa Indígena y Cocopa Mestizos con el propósito de colocar con una parcela a cada miembro de la Tribu, [...] despojaron a la mayor parte de los noveles ejidatarios que vinieron a establecerse sobre las márgenes del Río Hardy a la altura del cerro de El Mayor. [...] Por mil novecientos cincuenta y uno, un individuo de nombre “Rodolfo Rodríguez”, estableció́ un campo para turistas en el margen derecha del Río Hardy, precisamente en el lugar en que un grupo de familias cocopas habían construido sus humildes viviendas exigiendo a estas el desalojo inmediato del terreno [...] “Para echar a como diera lugar a todos los indios que le estorbaran”. [...] Ese fue el primero de una serie de atropellos que el mismo Rodríguez ha llevado a cabo.18

Encontrar en los documentos las voces de las madres y de las abuelas de nuestras interlocutoras no es azaroso. El motivo es que la organización de la vida cotidiana de los cucapah que residen en la comunidad El Mayor Cucapá y el ejido Cucapah Mestizo, al menos desde la segunda mitad del siglo XX, ha sido gestionada en gran medida por las mujeres. Son ellas quienes fungen tendencialmente como articuladoras de las políticas públicas, de las acciones promovidas por Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y de aquellas promovidas por la investigación académica. Queda por desarrollar una investigación al respecto, baste con enunciar la importancia que los lazos parentales femeninos tienen para la transmisión del conocimiento y de la lengua.

Al colocar los lugares mencionados en estos documentos sobre un mapa y al superponerlos con las cartografías y las narrativas de Sonia Moreno, Inocencia González y Antonia Torres, corroboramos que refieren a distintos territorios definidos por los lazos parentales (mapa 3 y mapa 4).

Elaborado por María Isabel Martínez Ramírez.

Mapa 3. Cartografía y narrativas de Sonia Moreno y Adela Valenzuela en mapa de Google Earth. Se indican todos los lugares mencionados y las áreas de ocupación a lo largo del tiempo. Se muestra un paisaje particular donde se ubica la historia narrada en la voz de estas mujeres. 

Elaborado por María Isabel Martínez Ramírez.

Mapa 4. Cartografía y narrativas de Teodocia Sainz, Inocencia Saiz y Antonia Torres en mapa de Google Earth. Se indican todos los lugares mencionados y las áreas de ocupación a lo largo del tiempo. Se muestra un paisaje particular donde se ubica la historia narrada en la voz de estas mujeres. 

Las narrativas de Sonia Moreno y de su abuela se ubican hacia el este del Valle de Mexicali, a orillas del Río Colorado, y el espacio de ocupación sobrepasa los límites de la actual frontera entre México y Estados Unidos (mapa 3). En cambio, las narrativas de Inocencia Saiz y de su madre se remontan hacia un tiempo muy antiguo y se ubican principalmente en la Sierra Cucapah, en la Laguna Salada y en las inmediaciones del Río Hardy (mapa 4).

3. CONCLUSIONES: RECAPITULACIÓN Y PROYECTOS QUE VENDRÁN

El objetivo de este artículo fue describir, paso a paso, el proceso de una investigación cocreativa producida con algunas personas cucapah de El Cucapá Mayor y Cucapah Mestizo en Baja California. Como consecuencia nuestro punto de partida fue el diálogo, la negociación, el diseño y la planificación conjunta del tema de investigación, de las metodologías y de los productos finales, por ello, reubicamos a nuestros interlocutores como agentes teóricos y epistemológicos. Para lograr nuestro objetivo describimos los antecedentes y el desarrollo de esta investigación cocreativa en trabajo de campo señalamos como tema de interés común el paisaje y la lengua, y expusimos la metodología para elaborar mapas y cartografías. Una parte considerable del artículo estuvo dedicada a registrar el diseño de cartografías y de las narrativas que las acompañaron. Como parte de los resultados de este primer ejercicio advertimos que los diseños compartían referentes como los cerros, las montañas o los ríos, la carretera y el espacio cotidiano. De la misma manera, las narrativas articulaban lazos de parentesco propios, una geografía particular y el uso de variantes lingüísticas; dicha articulación fue clave para mostrar que la memoria plasmada en las cartografías recopiladas correspondía a paisajes y a historias distintas, así como a redes de parentesco particulares. Esta conclusión es un aprendizaje metodológico e interdisciplinario, resultado de esta investigación y es fundamental para lograr la meta del proyecto descrito en este texto, esto es, producir contenidos para elaborar materiales didácticos y folletos sobre recorridos a los lugares sagrados. En lo que resta de este apartado, describimos los avances logrados.

La petición de Sonia Moreno para elaborar materiales de apoyo para enseñanza de la lengua cucapah derivó en varios proyectos y productos, ya que esta solicitud requiere de un trabajo más profundo y pausado, pues es necesario comprender la situación actual de la Escuela Primaria Indígena Alfonso Caso Andrade y las problemáticas que enfrenta. En este tenor, Ezequías Reyes Gonzáles realiza su tesis de doctorado sobre la educación bilingüe desde el punto de vista de los profesores que han impartido la clase de lengua cucapah en la primaria; de manera particular indaga cuáles son los significados que los docentes le dan a la educación bilingüe y cómo éstos inciden en su práctica docente y en el aprendizaje de la lengua.

Anakaren Rodríguez elabora un trabajo terminal de maestría que consiste en hacer la traducción inglés-español de una selección de textos recopilados en inglés y en cucapah en Arizona por James M. Crawford [1993]; el propósito es que las personas cucapah interesadas, profesores, estudiantes y académicos accedan a estas narraciones con el fin de elaborar diferentes tipos de materiales para la enseñanza de la lengua. Compartimos el contenido de estos materiales con Sonia Moreno y, pese a señalar que no son narrativas vivas en Baja California, consideró relevante elaborar la traducción pues “son historias que se contaban antes y se pueden rescatar”. Finalmente, Lezly Ramírez desarrolla secuencias didácticas para la enseñanza del cucapah. La premisa del proyecto es que las propuestas deben partir de contenidos social y culturalmente pertinentes y relevantes; más aún, serán diseñadas desde los enfoques de enseñanza adecuados para la situación de vitalidad de la lengua. Así pues, nuestra intención inicial de elaborar materiales didácticos sobre el paisaje y la historia de los cucapah derivó en un trabajo con mayor profundidad y alcance. Más adelante podremos diseñar materiales basados en la información sobre paisaje cocreada hasta ahora, considerando la variación dialectal articulada con el paisaje y la historia de las personas que, desde mediados del siglo XX, comparten un territorio en los ejidos El Mayor Cucapá y Cucapah Mestizo.

Sumado a esto, como conclusión de este proceso podemos indicar que la multidisciplina y conformación de equipos de investigación es primordial para el desarrollo de la cocreatividad; en este caso la multidisciplina abreva de la historia, la antropología, la lingüística, la traducción y la enseñanza de lenguas. Esta plataforma nos permitió advertir que el estudio cocreativo de la lengua o de la historia no puede ser un campo aislado de reflexión académico y social. En otras palabras, la investigación y las acciones para el fortalecimiento lingüístico o para la reproducción de la historia indígena deben surgir desde grupos multidisciplinarios y, principalmente, de la coproducción con los hablantes y miembros adscritos a pueblos o naciones denominadas o autodenominadas indígenas. Por ejemplo, una aportación interdisciplinaria desde las ciencias de la educación radicaría en diseñar la investigación y el trabajo de campo etnográfico como intervenciones educativas, con el propósito de coadyuvar a la solución de problemas en una red o en una comunidad, a solicitud y en diálogo con sus miembros.

En el caso de la historia y su articulación con el paisaje cucapah resulta necesario problematizar nociones como comunidad, grupo lingüístico o grupo social. Nuestras interlocutoras insistieron en la importancia de evitar generalizaciones sobre los cucapah y en examinar detalladamente las diferencias y divergencias documentadas. Durante las sesiones de trabajo del INALI para establecer el alfabeto cucapah, Mónica González Portillo, de la comunidad El Cucapá Mayor, reconoció la coexistencia de historias, paisajes y variantes lingüísticas [comunicación personal, 2019] que coinciden con las que identificamos en este artículo. Además de reconocer e insistir en la urgencia de contemplar estas diferencias en un proceso de investigación lingüístico y etnográfico, como una línea de investigación futura, indagaremos cómo estas historias y los paisajes documentados pueden multiplicarse en la historiografía. Siguiendo la petición de nuestras interlocutoras buscaremos destacar la diversidad de lazos familiares cucapah, articulados con la memoria y el paisaje.

En este tenor, recordemos que Antonia Torres solicitó apoyo para la elaboración de un folleto informativo dedicado a los recorridos dentro de las tierras comunales de El Mayor Cucapá ofertados por el Museo Comunitario Juan García Aldama. Antonia Torres realizó un recorrido que delimitó en paseos y viajes familiares al lado de su madre Inocencia González, quien durante los traslados narraba aquello que decían sus parientes sobre los lugares visitados. De esta forma, Antonia señaló los lugares que se incluirán en el folleto. Además de los relatos de su madre y de otros familiares cucapah, Antonia sumó información antropológica y arqueológica de la región. Durante el recorrido, tomamos fotos de los lugares que Antonia consideró relevantes, por su carácter sagrado o arqueológico, además de algunos árboles y plantas importantes para algunos cucapah. Actualmente procesamos la información recopilada en español para diseñar y confeccionar el folleto. Algunos de los lugares que visitamos aludían a las narraciones que acompañaron la elaboración de las cartografías presentadas, ampliando nuestra perspectiva sobre los cucapah y sobre el paisaje pasado y presente. Los proyectos y productos en marcha son parte del desarrollo metodológico de cocreación descrito en este artículo. Podemos concluir que nuestra labor académica y de producción escrita, que en este caso tuvo como fin compartir un proceso de producción cocreativo es apenas un paso en el largo camino que implica modificar nuestras ecologías de las prácticas de investigación.

Agradecimientos

Investigación realizada gracias al Programa UNAM-PAPIIT IN404220, Laboratorios de historia indígena contemporánea y al Apoyo de Fomento a la Generación y Aplicación innovadora del Conocimiento, del Programa para el Desarrollo Profesional Docente para desarrollar el proyecto Documentación y análisis del paisaje lingüístico en la lengua cucapá.

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Notes

1A diferencia de la antropología colaborativa y la antropología aplicada, con esta metodología buscamos articular este tipo de prácticas sociales y políticas con la investigación académica. Para México, vale la pena recalcar el trabajo etnográfico y antropológico de corte colaborativo similar al que desarrollamos en este texto en el campo de la educación, sugerimos consultar el más reciente número temático de la Revista de Antropología Iberoamericana dedicado a la revisión de etnografías colaborativas y activistas (vol. 5, no. 2, 2020), así como el programa desarrollado en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en torno a la ciudadanía y las lenguas amerindias, véase < https://ciesas.edu.mx/investigacion/capacidades-cientificas/fortalezas/investigacion-colaborativa/ >; en el área cinematográfica, consultar < https://ichan.ciesas.edu.mx/antropologia-visual/ >), las luchas feministas [Berrio et. al. 2020] y la desaparición de personas, véase < https://www.giasf.org/investigacioacuten-colaborativa.html >. En particular, sobre experiencias y metodologías relacionadas con paisaje y cartografía desde enfoques colaborativos, se pueden consultar Narciso Barrera-Bassols y Nicolás Floriani [2018], Alexandre Surrallés y Pedro García [2004] y Carmen Hernández, Jorge Flores, Andrea Rodríguez, Héctor Rojas y Mauricion Vázquez [2020].

2Evento organizado por la Secretaría de Pueblos y Barrios Indígenas de la Ciudad de México, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, el Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

3Las referencias geoestadísticas presentadas por el INALI [2008: 39] son “Baja California: Mexicali: Campo Camerina (Colonia Terrenos Indios), Campo del Prado (Colonia el Mayor), Campo Flores, Campo Sonora (Colonia Terrenos Indios), Colonia la Puerta, Comunidad Indígena Cucapá el Mayor (Ejido el Mayor), Ejido Cucapah Mestizo, Ejido Doctor Alberto Mota (El Indiviso), Ejido Durango, Ejido México, Familia Regalado (Ejido Sonora 2 Campos Nuevos), La Casa de las Curvas (Colonia el Mayor), Mexicali, Sainz Domínguez (Colonia el Mayor), San Felipe. Sonora: San Luis Río Colorado: Pozas de Arvizu (La Reserva), San Luis Río Colorado”.

4En diferentes foros han surgido inquietudes de algunos miembros de los diferentes pueblos yumanos, sobre el hecho de que se les refiera como “yumanos”, queremos aclarar que, en este artículo, usamos dicho término para referir a los pueblos que hablan alguna de las lenguas de la rama yumana de la familia cochimí-yumana, sin la intención de indicar que se trata de un solo pueblo.

5INALI. Indicadores básicos de la agrupación cucapá, < https://site.inali.gob.mx/Micrositios/estadistica_basica/estadisticas2015/pdf/agrupaciones/cucapa.pdf >. Consultado el 9 de diciembre de 2020.

6Atendiendo a las críticas sobre el presente etnográfico, las cuales advierten sobre os riesgos de volver atemporales las descripciones, utilizamos el pasado perfecto como tiempo narrativo.

7Esta propuesta derivó de la experiencia con la toponimia matlatzinca y con la línea de investigación sobre Patrimonio Biocultural, con el equipo en Michoacán del Proyecto de Etnografías del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en la que estudiamos el paisaje de los pueblos otomíes y mazahuas. También es importante hacer referencia a la gente que ha trabajado esto desde la lingüística y la antropología como Emiliana Cruz [2017a, 2017b] con los chatinos; Keith Basso [1996] entre los apaches y algunos amazonistas como Peter Gow [2000] y Stephen Hugh-Jones [2016].

8El taller se llevó a cabo en las instalaciones de la Facultad de Idiomas de la UABC, Mexicali, los días 7, 8, 11, 14 y 15 de noviembre del 2019.

9Inocencia González, jefa tradicional de El Mayor Cucapá, falleció el día 23 de junio del 2021, durante el proceso de dictaminación y edición de este artículo.

10Una experiencia que antecede a esta propuesta se encuentra en [Martínez 2016]. Un ejemplo de trabajos co-productivos en donde priman los intereses de los pueblos y naciones es el trabajo de Elizabeth Povinelli con Karrabing Film Collective, sugerimos consultar el sitio .< https://www.facebook.com/pages/category/Product-Service/Karrabing-Indigenous-Corporation-140878209304639/ >.

11Hemos dado seguimiento a este proyecto mediante el registro de la genealogía de la familia Portillo.

12El norte geográfico se ubicaría a la derecha del dibujo. No marcamos, ni orientamos el mapa siguiendo dicho norte con el fin de respetar la perspectiva desde la cual se elaboró. Esto aplica para las figuras 2 a la 7.

13Mat cucapah se refiere a “Tierra cucapah”, traducción de Sonia Moreno.

14En el caso de los niños, omitir sus nombres propios por protección de datos.

15Cabe señalar que hasta ahora hemos estado utilizando las convenciones ortográficas utilizadas por Sonia Moreno para la representación del cucapah. Somos conscientes que la estandarización del alfabeto por parte del INALI, misma que sigue otras convenciones, está en proceso. Para las representaciones fonéticas utilizamos el alfabeto fonético internacional.

16Debemos a José Alfredo Gómez Estrada [2000: 134] la transcripción de un amplio testimonio sobre la experiencia de Adela Valenzuela Portillo. La información fue aprobada por la señora Valenzuela Portillo después de escuchar la lectura del relato, lo cual confirma que Adela Valenzuela entendía español y lo hablaba.

17Artículo periodístico, Anita Álvarez de Williams, Mexicali, Baja California, domingo 20 de septiembre de 1987, Una investigación al ejido “Cucapá Mestizo” y a “El Mayor”, Mexicali, AHEBC. Fondo Pablo L. Martínez, caja 1, expediente 29.

18Informe R. Castro, Mexicali, 18 de abril de 1955. Informe sobre la tribu cocopah que se presenta al ejecutivo del estado, con datos proporcionados por los miembros de más edad de la misma tribu, Mexicali, AHEBC, Fondo Gobierno del Estado, caja 417, expediente 113.

Recibido: 05 de Marzo de 2021; Aprobado: 06 de Agosto de 2021

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