SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número15Un bestiario para la democracia decimonónica. Un análisis de La Bolsa de Martel“Recordar no es velorio”: testimonios e historias de vida del agrarismo veracruzano índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Letras históricas

versión On-line ISSN 2448-8372versión impresa ISSN 2007-1140

Let. hist.  no.15 Guadalajara sep. 2016

 

Entramados

Por amor a la patria. El sentido patriótico del atletismo en Estados Unidos, 1886-1918

For Love of the Country: The Patriotic Sense of Athletics in United States, 1886-1918

Miguel Ángel Esparza Ontiveros1 

1Instituto de Investigaciones Dr. José Ma. Luis Mora, México. Plaza Valentín Gómez Farías 12, C.P. 03730, Col. San Juan Mixcoac, Ciudad de México, México.


Resumen:

Este trabajo explica cómo el atletismo fue usado como un elemento de integración de la sociedad estadounidense a través de los juegos patrióticos, un formato de competición deportiva organizado para conmemorar la independencia del país y exportado a otros lugares donde fungió como una simiente para la introducción del atletismo en otros países del continente americano.

Palabras clave: Estados Unidos; juegos patrióticos; atletismo; deporte; nacionalismo; cohesión social

Abstract:

This paper explains how athletics were used as an element of integration of U.S. society through patriotic games, a format of sports competition that was organized to commemorate U.S. independence and also was exported to other places where it served as a seed for the introduction of athletics in other countries of the Americas.

Key words: Patriotic Games; athletics; sport; nationalism; social cohesion

Introducción

Un fenómeno del proceso expansionista-imperialista que el Reino Unido llevó a cabo en diversas oleadas a lo largo de tres siglos fue la exportación de los deportes a otras latitudes del mundo, y uno de los sitios donde rápidamente tomaron carta de naturalización fue Estados Unidos. Al respecto, Alfredo Michel señala que “la historia implícita en los deportes de Estados Unidos es una historia que parte de Inglaterra”.2 En ese mismo sentido, Nancy Struna dice que las primeras oleadas de migrantes que se establecieron en la bahía de Massachusetts en 1650 trajeron consigo algunos de sus pasatiempos, como las carreras de caballos que para el siglo XVIII se habían convertido en el deporte favorito de los colonos ingleses.3

Según Melvin Adelman, entre 1820 y 1870 se estableció el marco del deporte moderno en las principales ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, y fueron las carreras de caballos uno de los primeros deportes con temporadas anuales de competencias.4 Jeonguk Kim, por su parte, establece que desde el siglo XVIII se conoce el box en Estados Unidos, pero no sería hasta el año de 1830 que los concursos de boxeo fueron actividades más regulares.5 Benjamin Rader, para el caso del béisbol, menciona que fue en Nueva York en 1842 cuando se formó el primer club que practicó este deporte.6

Steven Pope indica que para 1870 los deportes ya eran parte central del currículo educativo de Estados Unidos y de la vida de los estadounidenses, pues el béisbol ya era considerado el deporte nacional; de igual forma, el tenis, el golf y el ciclismo habían penetrado la clase media, “mientras que los trabajadores habían comenzado con sus propias ligas amateurs y semiprofesionales en una variedad de deportes de equipo”.7

Steven Riess señala que este despunte deportivo que se suscitó en Estados Unidos entre 1820 y 1870 se debe a varias circunstancias; dos de las más importantes fueron el crecimiento urbano y el desarrollo industrial, que a su vez fueron los puntales principales de la modernización de la sociedad estadounidense.8 Melvin Adelman, en esa misma tónica, establece que la identidad moderna de las ciudades estadounidenses fungió como el marco estructural que dio lugar al establecimiento y la consolidación de los deportes.9

La difusión masiva de los deportes en la sociedad estadounidense, sostiene Jeonguk Kim, formaba parte de un proyecto moralizador que pretendía reformar las costumbres de las clases bajas y donde estaban incluidos los pasatiempos. Fue un proceso muy similar al llevado a cabo en el Reino Unido. “Como sus contrapartes ingleses, los reformadores victorianos estadounidenses deploraban la violencia física en distintos contextos, como las escuelas, las familias, los barcos, las plantaciones, las prisiones y los asilos. Los victorianos veían la naturaleza humana dividida entre las pasiones animales y la civilización, las altas facultades de la razón y la autodisciplina”.10

En ese mismo tenor, Alfredo Michel señala que a mediados del siglo XIX, en Estados Unidos se consideraban los deportes como un tipo de “educación a modo de verdadero antídoto contra el ocio por el ocio, el placer por el placer… Los juegos de antaño enfrentaron, tanto en Inglaterra como en su nación heredera, la oposición de grupos civiles, gubernamentales y eclesiásticos, sobre bases morales y de seguridad personal y social casi indistintamente”.11

Además de intentar instituir un orden racional, moral y reformista entre los individuos por medio de los deportes, también se pretendió evitar el deterioro físico derivado de la vida urbana. “Temerosos del deterioro físico de los residentes urbanos y temerosos de que el orden social de la sociedad urbana decayera, los proponentes de la nueva actitud deportiva argumentaron que los deportes podrían ayudar a combatir los problemas de la vida urbana promoviendo la salud física y mental, actuando como una moral sustituta y sirviendo como inculcadores de valores”.12

Lo descrito líneas arriba pone en evidencia que el surgimiento de los deportes en los Estados Unidos fue un proceso muy similar al del Reino Unido. Sin embargo, aunque el proceso de deportivización estadounidense haya sido muy similar al británico, también existen importantes diferencias entre ambos, pues tal y como señala Alfredo Michel, los estadounidenses reiteradamente buscaron “separarse de la madre patria”.13 En efecto, tal y como lo han hecho otras sociedades, los estadounidenses a lo largo de su historia deportiva han establecido una distinción en su forma de practicar los deportes y ese criterio de diferenciación ha consistido en adjuntar a sus prácticas deportivas un sentimiento patriótico, y esto ha sido una constante que los estadounidenses han puesto de manifiesto en todos los eventos deportivos donde participan, sobre todo los de carácter internacional, como las Olimpiadas modernas.

Este espíritu nacionalista en el deporte, como ya se mencionó, apareció para establecer una distinción entre la práctica deportiva estadounidense y la práctica deportiva británica y comenzó a configurarse una vez que Estados Unidos se independizó de la Gran Bretaña (1776) y continuó a lo largo del siglo XIX. La práctica de estilos deportivos diferentes impulsada por una ideología nacionalista tenía la intención de establecer que los estadunidenses ya no eran súbditos de la corona británica y, aunque ya lo habían dejado en claro en los campos de batalla y en los tratados políticos, buscaban, además, reafirmarlo en las pistas atléticas y los campos deportivos.

Hasta antes de 1776, británicos y estadounidenses representan una misma sociedad, pero a partir de la guerra de independencia fue necesario establecer un criterio de diferenciación social, político y cultural que conformarían el llamado American exceptionalism.14 El excepcionalismo estadounidense es un concepto que intenta explicar el desarrollo histórico de Estados Unidos a través de diversos enfoques y teorías; por ejemplo, George Bancroft, por medio de una teoría providencialista, aborda el pasado estadounidense y señala que Estados Unidos es parte de un proyecto divino encaminado a demostrar al mundo “la superioridad moral y política de las instituciones democráticas”.15

En contraste con el providencialismo de Bancroft tenemos el enfoque secular de Alexis de Tocqueville, quien plantea que Estados Unidos es la tierra de la democracia, aspecto que marcaba una diferencia enorme respecto del Reino Unido, pues mientras los británicos eran vasallos porque vivían gobernados por un régimen monárquico, en Estados Unidos gobernaban las instituciones democráticas y sus habitantes eran ciudadanos libres y nacidos iguales.16

Es el carácter democrático de Estados Unidos lo que más ha influido para establecer una distinción del Reino Unido, y los deportes también han sido utilizados como escaparate para difundir ese mismo ideal democrático, que tendría dos usos básicos: uno para hacer una distinción respecto de otras sociedades (principalmente la de Gran Bretaña) y otro para promover el paradigma de la “identidad estadounidense”,17 pues los deportes ayudaron a construir y difundir un sentido de pertenencia entre todas las clases y razas, ya que la práctica deportiva enseñaba los hábitos y las virtudes más representativos y comunes de la sociedad estadounidense, como la fuerza y el progreso físico, la sobriedad, el autocontrol, la confianza en sí mismo, la honestidad, la paciencia, la virilidad, el éxito, la combatividad, la disciplina y la solidaridad, la igualdad y la libertad.18

En los deportes los estadounidenses concentraron una forma idealizada de verse a sí mismos, la cual se constituyó a través de la prensa y de la invención de ritos y ceremoniales adjuntos a los eventos deportivos. Desde la primera mitad del siglo xix surgieron las primeras publicaciones especializadas en reseñar y difundir las prácticas deportivas, como el Spirit of the Times (1831) o el New York Clipper (1853),19 donde se inventó un espacio común de convergencia social al difundir una ideología patriótica que manifestaba que los deportes encarnaban el ser y el deber ser de los ciudadanos estadounidenses. De igual forma, esta ideología patriótico-deportiva se fue poniendo en práctica cada vez que se celebraba un encuentro deportivo, pues en las competencias se fue estructurando un ritual que incluía canciones, banderas y demás símbolos e insignias nacionales, lo que finalmente dio lugar a la tradición deportiva estadounidense.20

Prácticamente desde su surgimiento, las actividades deportivas han sido imbuidas con aspectos ideológicos diversos y también se les ha atribuido propiedades, cualidades, significaciones, ideologías y valores diversos, así como

juicios subjetivos y estimativos que emiten las personas que los practican sobre la base de los efectos (positivos o negativos) que creen obtener, o bien los efectos que ciertas instituciones (clubes, gimnasios, el Estado, las instituciones educativas, la prensa) les atribuyen. Los valores de los deportes son, por tanto, asignaciones secundarias y “causales” por medio de personas o instituciones.21

Los valores del deporte son fórmulas de consenso social porque representan “funciones”, es decir, “expectativas de beneficios” procedentes “de personas o instituciones…”22 que invariablemente se transmiten a quienes practican los deportes. Por esta razón, los estadounidenses dotaron con cualidades e ideologías nacionalistas sus prácticas deportivas, con la intención de construir una identidad nacional y con el objetivo de que sus ciudadanos cultivaran los sentimientos patrióticos cada vez que pisaran los campos deportivos.

En lo correspondiente a la historia del atletismo en Estados Unidos, éste siguió un camino muy similar al del Reino Unido; prácticamente, el desarrollo deportivo del atletismo estadounidense fue una calca de los concursos británicos, pues se llevaban a cabo con las mismas reglas y organización, así que por muchos años el sistema y la influencia británicos persistieron y determinaron que el atletismo en Estados Unidos siguiera los mismos esquemas que en el Reino Unido.23

De forma muy similar a lo que pasaba en el Reino Unido, las carreras pedestres fueron los encuentros deportivos que mayor popularidad tuvieron en los Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XIX. Existen referencias que señalan que hasta antes de la guerra civil (1861), gran número de atletas ingleses visitaron los Estados Unidos con la intención de enfrentarse con los mejores corredores estadounidenses.24 Estos encuentros se organizaban mediante el cruce de apuestas y se llevaban a cabo en las calles de las ciudades o en los hipódromos. La distancia más usual que se corría eran las diez millas, y esos duelos atraían gran cantidad de público; por ejemplo, en 1844, treinta mil espectadores se reunieron en la pista de Hoboken, en Nueva Jersey, para presenciar la victoria del estadounidense John Gildersleeve sobre el inglés John Barlow en una carrera de diez millas donde se apostaron mil dólares. Posteriormente, una multitud de cuarenta mil fanáticos atestiguaron la carrera de revancha ganada por Barlow.25

Los eventos pedestres solían formar parte de las ferias agrícolas estatales, donde por lo general competían corredores con perfiles obreros, artesanos, campesinos,26 y también corredores indígenas como el célebre Louis Bennett, mejor conocido como Deer foot (pata de venado).27 Esta forma de atletismo (carreras de apuestas) se extendió a gran parte de Estados Unidos gracias a que los eventos estaban impregnados de un fervoroso nacionalismo, pues en estos concursos pedestres se enfrentaban corredores de varios países para disputarse el dinero apostado además de la hegemonía entre sus naciones.

No fue sino hasta la década de 1860 cuando los concursos atléticos estadounidenses empezaron a estar dominados por profesionales; sin embargo, al igual que en el Reino Unido, la tendencia se revirtió, y el atletismo de pista y campo (confinado) se posicionó como el formato más popular y exitoso. Con el formato del encuentro atlético de pista y campo, el atletismo estadounidense logró alcances nacionales; este formato fue tomado de los concursos que organizaban los inmigrantes escoceses y que en la Unión Americana se conocían como los Caledonian Games.28

Estos encuentros se celebraban esporádicamente, y con ellos se solidificaban las conexiones políticas y sociales entre los miembros de la comunidad escocesa radicados en Estados Unidos, pues el fin de los juegos era “renovar el deporte de su tierra nativa”. Esta manera de celebrar concursos atléticos no pasó inadvertido para la prensa estadounidense, la cual propuso que se debía emular a los escoceses en su forma de promover la salud y de inculcar el patriotismo a través de los concursos atléticos.29

Los Caledonian Games tuvieron mucha influencia entre las clases altas y en las universidades, porque el modelo de competencia y la estructura organizativa del atletismo de pista y campo mantenían la práctica atlética confinada, razón que permitió a las clases altas practicar y competir separadamente de otras clases sociales, ya que estas competencias siempre tuvieron el estricto carácter de concursos amateur.30 El hecho de poder diferenciarse y de poder controlar la práctica atlética fue lo que motivó y despertó el interés entre los universitarios y la clase alta para formar sus propios clubes y competencias; con ello se marcó un parteaguas en la historia atlética de Estados Unidos, porque a partir de este momento surgió la época del atletismo de pista y campo.

El interés en el atletismo de pista y campo rápidamente progresó en los colegios y universidades estadounidenses; fueron Harvard y Yale los equipos que más dominaron en este tipo de competencias.31 Asimismo, el número de clubes amateurs creció de manera exponencial; uno de los más importantes fue el New York Athletic Club (fundado en 1868) que desde 1871 patrocinaba dos encuentros atléticos anuales conocidos como los Spring Games (juegos de primavera) y los Fall Games (juegos de otoño).32

Uno de estos encuentros, el de otoño del año de 1876, se convertiría en el encuentro atlético nacional (o campeonato nacional), que sería patrocinado, organizado y convocado por el New York Athletic Club durante tres años.33 Posteriormente, para el año de 1879 y hasta 1887, la responsabilidad de organizar el encuentro atlético nacional recayó en la recién formada Asociación Nacional de Atletas Amateurs de América (NAAAA), un organismo formado por clubes atléticos y por clubes universitarios. Por último, a partir de 1888 y por casi un siglo (hasta 1978), el campeonato nacional de pista y campo de Estados Unidos pasaría a manos de la Unión Atlética Amateur (AAU),34 un creciente organismo que logró ganar fuerza al celebrar muchos y muy exitosos encuentros atléticos y al aglomerar cerca de cuarenta y cinco mil atletas miembros a lo largo de Estados Unidos.35

Con el auge de los clubes y con el surgimiento del encuentro atlético nacional el atletismo de pista y campo de Estados Unidos alcanzó su mayoría de edad, pues fue cuando buscó imponer su hegemonía deportiva en el plano internacional, venciendo, por supuesto, a sus acérrimos rivales, los británicos. Fue en la década de 1880 a 1890 cuando la rivalidad entre británicos y estadounidenses se hizo más enconada, pues ambos lados reclamaban para sí la superioridad atlética, e incluso se acusaban mutuamente de falsear y alterar las distancias y los tiempos, a fin de reclamar para sí los récords mundiales.36

La única forma de disipar dudas y de terminar con los conflictos y las rencillas por la superioridad atlética, obviamente, fue enfrentando a los equipos representativos de ambas naciones. Ese duelo tuvo lugar en el año de 1895 y se conoció como el International Athletic Match, organizado por el Club Atlético de Nueva York, el cual se encargó de extender una invitación al London Athletic Club ofreciendo todas las facilidades posibles, incluida la de encargarse de todos los gastos de transporte del equipo británico.37 Una vez aceptada la invitación, ambos clubes comenzaron a reclutar y a preparar a los mejores exponentes de sus países para evitar dar ventajas al contrario, pues la palabra derrota no era opción; por tanto, se esperaba que el encuentro fuera un verdadero choque de trenes. Los equipos británico y estadounidense se encontraron el 21 de septiembre de 1895 en la pista de Manhattan para competir en un total de once pruebas de saltos, carreras y lanzamientos, y resultó vencedor el equipo estadounidense al ganar todos los concursos programados.38

Con este triunfo y con la victoria alcanzada un año después en el concurso atlético de la primera Olimpiada, Estados Unidos se convirtió en la máxima potencia atlética del mundo, y asimismo, el atletismo estadounidense logró posicionarse como el deporte más importante de la Unión Americana, lo que a su vez permitió acrecentar su uso político y patriótico, pues los triunfos alcanzados en las pistas le retribuyeron mucho prestigio internacional al país de las barras y las estrellas, en función de que las victorias de este tipo fueron utilizadas “para simbolizar el éxito de la nación”. Según lo dicho por David Mayall y Mike Cronin, los deportes y las victorias deportivas son símbolos benignos y positivos, y aunque con ellos no es posible conquistar territorios, son herramientas eficaces para apoyar “la construcción de una nación que ha sido imaginada”.39

El atletismo en manos estadounidenses ha funcionado como un mecanismo eficiente para construir una identidad nacional, ya que éste como otros deportes desde el siglo xix “permitieron una alternativa para el incremento de foros importantes para que los estadounidenses expresaran una variedad de ideales sociales en acción”.40 Por esa razón, dentro del programa de festejos por el centenario de la independencia estadounidense (1876) se comenzaron a organizar concursos atléticos que Steven Pope denomina con el nombre de Patriotic Games (juegos patrióticos), porque además de reunir toda clase de símbolos patrióticos (escudos, banderas, himnos, fuegos artificiales), tenían como objetivo principal consolidar la identidad nacional y difundir las ideas políticas del gobierno en turno.41

Los llamados juegos patrióticos, a diferencia de los concursos confinados en los clubes, fueron competencias públicas y comunitarias y surgieron con la idea de socializar, por esa razón los espacios elegidos para llevar a cabo las competencias abrían sus puertas a todo mundo, sin distinciones, pues principalmente se buscaba cohesionar y realzar el sentimiento nacionalista de todos los individuos, creando una atmósfera donde reinaran la igualdad, la democracia y la libertad, valores de la ideología nacionalista estadounidense, y para lograrlo, antes, durante y después de las competencias se instituyeron actos y ceremonias con carácter eminentemente patriótico (discursos, cánticos, izado de bandera).42 En ese sentido y por todo el ceremonial desplegado, este tipo de justas deportivas comenzaron a representar metáforas de los beneficios alcanzados y de los anhelos por consolidar.

Este formato de celebración fue una idea de John Adams, quien en una carta fechada el 2 de julio de 1776 y dirigida a su esposa, menciona que la consumación de la independencia sería “la época más memorable en la historia de América”, y señalaba que la mejor manera en que las futuras generaciones podían celebrar ese día de liberación era organizando actos solemnes de devoción a Dios, complementándolos con desfiles, juegos, deportes y fuegos artificiales y extendiéndose por todas partes, “desde hoy y para siempre”.43 Las palabras de John Adams, a manera de enseñanza y casi como un dogma religioso, han sido reiteradas una y otra vez por la prensa estadounidense, y con ellas se ha logrado construir en el imaginario social un sentimiento nacionalista, importante factor que sin duda ayudó a fomentar el desarrollo, la consolidación y el despunte del atletismo en la sociedad estadounidense.

El New York Times, por ejemplo, menciona en 1881 que en la celebración del cuatro de julio de ese año, las calles estuvieron llenas de gente y las banderas ondeaban por doquier. También se menciona que las campanas sonaban sin parar, mientras que el aire estaba lleno de olor a pólvora quemada. En lo referente a los deportes, el diario señala que los diversos clubes se encontraban sumamente atareados, porque ese día en especial grandes multitudes estaban deseosas de presenciar los diversos encuentros deportivos, principalmente los concursos atléticos.44 Con el correr de los años, las celebraciones del cuatro de julio mejoraban y crecían en cuanto a número y calidad, sobre todo y principalmente los concursos atléticos. Por ejemplo, para el año de 1910 se señala que los juegos patrióticos de ese año serían “más grandes que cualquier otro de esa clase”. Asimismo, se publicó que en cada parque de la ciudad de Nueva York se instalaría un comité encargado de organizar carreras y competencias atléticas.45

Los juegos patrióticos han sido parte de los festejos por la independencia estadounidense desde 1876, pero fue en los años previos a la primera guerra mundial cuando tuvieron su boom mediático, ya que se adoptó la idea de “fourth of July safe and sane” (cuatro de julio seguro y sensato), cuyo objetivo era hacer propaganda político-patriótica para la guerra, ya que se menciona que la práctica del atletismo era el mejor entrenamiento para las tropas y la sociedad civil.

En 1914 el New York Times publicó que el comité de los festejos de la ciudad de Nueva York había organizado concursos atléticos en veintinueve parques de la ciudad y se dice también que estas celebraciones del día de la independencia se habían consolidado como uno de los acontecimientos deportivos más importantes en el país, y sustentaba esta aseveración mencionando que participarían alrededor de 25 mil atletas de todas las edades.

Desde la introducción de los concursos atléticos en el cuatro de julio, cientos de miles de personas han disfrutado buenos días de deporte y los juegos han crecido en importancia… el programa ha sido organizado para incluir atletas de todo tipo, desde escolares hasta los poseedores de títulos nacionales.46

En años siguientes la tónica se mantiene. Para 1917 se dice que el cuatro de julio “es la fiesta nacional más importante”,47 y un año después (1918), la nota publicada refiere que atletas de todas las tallas y habilidades, incluidos los líderes de los círculos atléticos locales, competirían en los juegos patrióticos del cuatro de julio, donde se esperaba una participación de 50 mil atletas y 250 mil espectadores.48

Sin abundar más, queda claro que las actividades deportivas de los festejos del cuatro de julio permitieron a los estadounidenses establecer nuevos escenarios de socialización basados en el patriotismo. Es decir, el hecho de investir al atletismo de una ideología patriótica y nacionalista buscaba inventar una nueva tradición socio-deportiva que por una parte permitirá construir una identidad nacional y además establecer un estilo propio en la forma de practicar el atletismo.

Al principio de este estudio se mencionó que luego de lograr la independencia, Estados Unidos buscó, a toda costa, distanciarse de la Gran Bretaña, y fue -entre otras cosas- gracias a la vinculación de los deportes con el patriotismo que los estadounidenses lo lograron, ya que implantaron un sello particular y un sentido propio a la práctica atlética. Estos elementos patrióticos serían un rasgo característico que posteriormente se implantarían en varios países del continente americano, como México, donde también se instituyó y floreció el formato de juego patriótico.

Conclusiones

Una de las características más notorias del deporte estadounidense es su connotación nacionalista. Este elemento fue añadido para establecer una distinción respecto del Reino Unido y para difundir entre los individuos valores cívicos, morales y sociales como la libertad, la democracia, la igualdad, la solidaridad, el trabajo en equipo, la fortaleza física, la honestidad, la disciplina y la masculinidad, y que en esencia representaban de mejor forma la identidad estadounidense y que en última instancia facilitarían la unión y la cohesión social de los diferentes grupos sociales y razas.

En lo que respecta al atletismo, antes de la guerra civil este deporte estaba regulado y se practicaba a la usanza inglesa (concursos pedestres de apuesta), sin embargo, al igual que en el Reino Unido, esos concursos poco a poco perderían la atención del público por las trampas y darían paso al formato del atletismo confinado (concursos de pista y campo) que estarían inspirados en las celebraciones que los escoceses radicados en los Estados Unidos llevaban a cabo con la intención de reforzar sus lazos e identidad cultural con su país de origen.49

Los llamados Caledonian Games fueron una gran influencia para el desarrollo del atletismo estadounidense, pues incitó a la clase alta y las universidades a conformar clubes y a practicar el atletismo (por supuesto bajo el formato amateur) y a organizar eventos atléticos diversos, como fue el caso del encuentro atlético nacional, un concurso donde todos los atletas amateurs del país se disputaban la hegemonía deportiva en el ámbito nacional y que también abrió la puerta para que el atletismo estadounidense midiera sus fuerzas con otros países, principalmente con el Reino Unido.

Posteriormente, por los éxitos deportivos logrados en las competencias atléticas internacionales (como las Olimpiadas), el atletismo se convirtió en uno de los deportes más importantes del país y es cuando surgen los llamados Juegos Patrióticos, un evento que se organizaba el cuatro de julio para conmemorar la Independencia, y donde además de la práctica atlética se desplegaba todo un ceremonial patriótico que incluía banderas, himnos, discursos y demás emblemas distintivos nacionales, ya que el objetivo principal de los Juegos Patrióticos era consolidar la identidad nacional y difundir las ideas políticas del gobierno en turno.

Como la intención de los Juegos Patrióticos era construir una identidad patriótica por medio de los concursos atléticos, estos encuentros se llevaban a cabo en los parques públicos y en los clubes que abrían sus puertas a todos los individuos sin distingos de clase o raza, ya que se pretendía establecer un ambiente democrático de igualdad y libertad, acorde con lo propuesto por John Adams, quien fue el personaje que consideró adecuado conmemorar la independencia estadounidense en un entorno de fiesta pública, donde el atletismo encontró un espacio para crecer y consolidarse, ya que los concursos patrióticos del cuatro de julio no sólo fueron eventos multitudinarios, sino competencias de gran calidad donde también participaron los campeones y los poseedores de récords nacionales.

Finalmente, fue bajo el formato de Juegos Patrióticos que el atletismo en los Estados Unidos tuvo una gran difusión, ya que en los años previos y durante la Primera Guerra Mundial, la prensa de forma constante argumentaba que este deporte era la mejor forma de preparar las cualidades físicas de los soldados y de la población civil para el ejercicio militar, por lo que el estatus del atletismo en el imaginario de la población fue que este deporte era uno de los más patrióticos, al grado que los expatriados estadounidenses llevaron consigo el formato de Juegos Patrióticos a otras latitudes del continente americano donde fueron a radicar, lo cual sería sumamente importante para la implantación del atletismo en países como México.

En efecto, la información empírica revela que el formato de los Juegos Patrióticos ha sido uno de los más importantes para la implantación del atletismo en México, ya que se observa que en los primigenios concursos atléticos mexicanos se copió este mismo modelo y asimismo se intentó establecer un ceremonial patriótico-deportivo que en última instancia daría lugar a una nueva tradición deportiva que aún sigue vigente y con un gran arraigo en la sociedad mexicana, ya que en la actualidad, algunos de los encuentros atléticos más representativos del país se llevan a cabo en el mes de septiembre con el objetivo de conmemorar la independencia de México, por ejemplo “el Maratón Independencia” en León, Guanajuato, “La Carrera de las Antorchas (de la Independencia)” que se celebra en Guadalajara, el serial atlético “De la Independencia a la Revolución” que se organiza en el estado de México, “La Carrera de las Fiestas Patrias” en Morelos y “La Carrera por la Independencia” en Veracruz, que siguen el mismo formato de los juegos patrióticos.50

Bibliografía

Aaseng, Nathan Track and Field, San Diego, Lucent Books Inc., 2002. [ Links ]

Addington, Bruce H. “Baseball and the National Life”, en Steven Riess, The American Sporting Experience: a Historical Anthology of Sport in America, Human Kinetics Publishers, 1984, pp. 264-270. [ Links ]

Adelman, Melvin The Development of Modern Athletics: Sport in New York City, 1820-1870, Universidad de Illinois, tesis doctoral, 1980. [ Links ]

Adelman, Melvin “First modern sport in America: harness racing in New York City, 1825-1870”, en Steven Riess, The American Sporting Experience: a Historical Anthology of Sport in America, Human Kinetics Publishers, 1984, pp. 104-134. [ Links ]

Betts, John Organized Sport in Industrial America, Columbia University, tesis doctoral, 1951. [ Links ]

Cronin, Mike, y D. Mayall (ed.) Sporting Nationalisms: Identity, Ethnicity, Immigration and Assimilation, Londres, Frank Cass, 1998. [ Links ]

Curtis, William B. “The International Athletic Match” Outing, vol. XXVII, núm. 2, 1895, pp. 157-164. [ Links ]

Esparza, Miguel Correr, saltar y lanzar: el atletismo en Jalisco, 1904-1937, Universidad de Guadalajara, tesis de Maestría, 2010. [ Links ]

Esparza, Miguel La nacionalización de los deportes en la ciudad de México, 1880-1928, Instituto Mora, tesis doctoral, 2014. [ Links ]

Guttmann, Allen From Ritual to Record: the Nature of Modern Sports, Nueva York, Columbia University Press, 1980. [ Links ]

Heinemann, Klaus “Los valores del deporte. Una perspectiva sociológica” Apunts, núm. 64, 2º trimestre, 2001, pp. 17-25. [ Links ]

Kim, Jeonguk Boxing the Boundaries: Prize Fighting, Masculinities, and Shifting Social and Cultural Boundaries in the United States, 1882-1913, Universidad de Kansas, tesis doctoral, 2010. [ Links ]

Luedtke, Luther S. (ed.) Making America: the Society and Culture of the United States, The University of North Carolina Press, 1992. [ Links ]

Maier, Pauline “Making Sense of the Fourth of July”, American Heritage, vol. 48, núm. 4, 1997, version digitalizada en línea, fecha de consulta 23 de enero de 2013. http://www.americanheritage.com/content/making-sense-fourth-julyLinks ]

Mallon, William e Ian Buchanan The United States National Championships in Track and Field Athletics, 1876-1985, versión digital en línea, fecha de consulta, 05/02/13, Mallon, William e Ian Buchanan The United States National Championships in Track and Field Athletics, 1876-1985, versión digital en línea, fecha de consulta, 05/02/13, http://www.trackandfieldnews.com/index.php/display-article?arId=258Links ]

Mcnab, Tom The Complete Book of Track and Field, Nueva York, Exeter books, 1980. [ Links ]

Michel, Alfredo EUA y los deportes: una historia paralela, México, Instituto Mora, 1994. [ Links ]

Pope, S.W. Patriotic Games: Sporting Traditions in the American Imagination, 1876-1926, Oxford, Oxford University Press, 1997. [ Links ]

Rader, Benjamin American sports, from the age of folk games to the age of televised sports, University of Nebraska Press, 1996. [ Links ]

Riess, Steven City games, the evolution of American urban society and the rise of sport, Chicago, University of Illinois Press, 1989. [ Links ]

Struna, Nancy “Puritans and Sport: the Irretrievable Tide of Change”, en Steven Riess, The American Sporting Experience: a Historical Anthology of Sport in America, Human Kinetics Publishers, 1984, pp. 15-34. [ Links ]

Trevor-Roper, Hugh “The Invention of Tradition: the Highland Tradition of Scotland”, en Eric Hobsbawm, Terence Ranger (ed.), The Invention of Tradition, Cambridge, Cambridge University Press, 1983. [ Links ]

Vincent, G. T. “Stupid, Uninteresting and Inhuman Pedestrianism in Canterbury, 1860-1885”, Sporting Traditions, vol. 18, núm. 1, noviembre de 2001, pp. 43-55. [ Links ]

1Michel, eua y los deportes, p. 27.

2Struna, “Puritans and sport”, pp. 15-34.

3Adelman, “First modern sport in America”, pp. 104-134.

4Kim, Boxing the Boundaries, p. 4.

5Rader, American Sports, p. 49.

6Pope, Patriotic Games, p. 3.

7Riess, City Games, pp. 13-14.

8Adelman, The Development, p. xiii.

9Kim, Boxing the Boundaries, pp. 19-20.

10Michel, EUA y los deportes, p. 30.

11Adelman, The Development of Modern Athletics, pp. XX-XXIII.

12Michel, EUA y los deportes, p. 27.

13Guttman, From Ritual to Record, p. 91.

14Bancroft citado en Guttman, From Ritual to Record, p. 92.

15Tocqueville citado en Guttman, From Ritual to Record, p. 93.

16Pope, Patriotic Games, p. 80.

17Addington, “Baseball”, pp. 264-270.

18Rader, American Sports, p. 21.

19Pope, Patriotic Games, p. 80.

20Heinemann, “Los valores del deporte”, pp. 17-25.

21 Heinemann, “Los valores del deporte”, pp. 17, 18.

22 Betts, Organized Sport, p. 30.

23 Mcnab, The Complete Book, p. 14.

24 Luedtke, Making America, p. 174.

25 Adelman, The Development, pp. 534-536.

26 Mcnab, The Complete Book, p. 32.

27Trevor, “The Invention of Tradition”, p. 19.

28Los inmigrantes escoceses fundaron clubes en distintas ciudades y organizaban competencias con carácter nacional, y además formaron la North American Caledonian Association (NACA), como un intento por estandarizar las reglas que gobernaban estos encuentros. Adelman, The Development, pp. 538-540.

29Luedtke, Making America, p. 174.

30Aaseg, Track and Field, p. 14.

31Posteriormente, otros clubes rivales del New York Club, como el Staten Island, el Manhattan, el Chicago y el American, comenzarían a organizar sus propios encuentros atléticos. Betts, Organized Sport, p. 82.

32La idea de organizar un encuentro atlético nacional de pista y campo era reunir a los mejores atletas del país en una competencia, y los criterios para seleccionarlos fueron la marca y el estatus de amateur de cada competidor. Mallon, The United States’s National Championships.

33En 1888 la NAAAA y la AAU rivalizaron por el derecho de organizar el encuentro atlético nacional, así que ese año se celebraron dos encuentros con el estatus de campeonato nacional. Mallon, The United States’s National Championships.

34Aaseng, Track and Field, p. 14.

35Aaseng, Track and Field, pp. 14-15.

36 Curtis, “The International Athletic Match”, pp. 157-164.

37 Curtis, “The International Athletic Match”, pp. 157-164.

38 Cronin, Mayall, Sporting Nationalisms, p. 2.

39 Pope, Patriotic Games, p. 117.

40 Pope, Patriotic Games, p. 101.

41Aunque se menciona que los Juegos Patrióticos eran competencias públicas donde todos los individuos podían participar, resulta probable que en muchas ocasiones, los afroamericanos, asiáticos, indios americanos y demás razas y minorías, fueran excluidas, por lo que se considera que la participación en los Juegos Patrióticos era predominantemente de personas de raza blanca.

42Maier, “Making sense”.

43 “A Quiet Fourth of July”, New York Times, 5 de julio de 1881.

44 “The New York’s Fourth to be a Gala Day”, New York Times, 13 de junio de 1910.

45 “25 000 in Public Games”, New York Times, 21 de junio de 1914.

46 “Solemnity to Mark Celebration of 4th”, New York Times, 1º de julio de 1917.

47 “50 000 Athletes in Carnival of Sport”, New York Times, 5 de julio de 1918.

48Fue común que los corredores obtuvieran ganancias manipulando a su favor las apuestas y la forma como lo realizaban era apostando ellos mismos en su contra por medio de un tercero y dejándose ganar. Vincent, “Stupid, uninteresting and inhuman”, pp. 44, 45.

49Esparza, Correr, saltar, lanzar, pp. 149-258. Véase también, Esparza, La nacionalización de los deportes, pp. 34-68.

Recibido: 13 de Abril de 2015; Aprobado: 30 de Junio de 2015

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons