SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.11 número1Distribución de mira y fíjate en la norma culta. Un estudio en datos del español de la Ciudad de MéxicoLa palabra gachupín: ¿irónica, descriptiva o despectiva? índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anuario de letras. Lingüística y filología

versión On-line ISSN 2448-8224versión impresa ISSN 2448-6418

Anu. let. lingüíst. filol. vol.11 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2023  Epub 12-Mayo-2023

https://doi.org/10.19130/iifl.adel.2023.11.1.011x0023s05 

Artículos

Las estrategias comunicativas de a en español a la luz de una nueva propuesta de significado1

The Communicative Strategies of Spanish a in Light of a New Proposal for Its Meaning

Roxana Riscoa  *

aUniversidad de Buenos Aires, Argentina, roxana.risco@yahoo.com.ar


Resumen

Las gramáticas tradicionales y los tratados prescriptivos ofrecen listas de usos preposicionales de a, que bien podemos considerar listas de tipos de mensajes (Alcina Franch y Blecua, 1979; Alonso y Henríquez Ureña, 1981[1938]; Cifuentes, 1996; Fernández López, 1999; García Yebra, 1998; RAE-ASALE, 2010; López, 1970; Luque, 1973; Náñez Fernández, 1990; entre otros). Las listas suman más de veinte entradas diferentes y muestran la medida del desafío que supone el estudio de su significado. En ese sentido, el presente trabajo tiene por objetivo proponer un nuevo significado para a, en línea con la perspectiva teórica de la Escuela Lingüística de Columbia (Diver, 1995 [2012]; Huffman, 2001, 2006; Huffman y Davis, 2012; Otheguy, 1995, 2002, 2018; Reid, 1995, 2018; Stern, 2019), un enfoque que guarda similitudes con el campo de la lingüística cognitiva y la lingüística basada en el uso (Harder, 1996; Langacker, 2004; Bybee, 2010; Croft, 2013). Para ejemplificar la explotación del significado postulado para a, nuestra indagación presenta y analiza la observación de contextos de uso en un corpus formado por instancias de cerca a, en alternancia con cerca de, en hablantes que explotan este contraste para producir sutiles diferencias en sus mensajes.

Palabras clave: Escuela Lingüística de Columbia; significado monosémico; pre­po­sición a en español; estrategias comunicativas; variación

Abstract

Traditional grammars and prescriptive treatises offer lists of prepositional uses of Spanish a, which may well be considered lists of message types (Alcina Franch and Blecua, 1979; Alonso and Henríquez Ureña, 1981[1938]; Cifuentes, 1996; Fernández López, 1999; García Yebra, 1998; RAE-ASALE, 2010; López, 1970; Luque, 1973; Náñez Fernández, 1990; among others). These lists often include more than twenty different entries and show the extent of the challenge involved in the study of its meaning. This paper proposes a new meaning for a in line with the theoretical perspective of the Columbia School of linguistics (Diver, 1995 [2012]; Huffman, 2001, 2006; Huffman and Davis, 2012; Otheguy, 1995, 2002, 2018; Reid, 1995, 2018; Stern, 2019), an approach that has similarities with the fields of cognitive linguistics and usage-based linguistics (Harder, 1996; Langacker, 2004; Bybee, 2010; Croft, 2013). To exemplify this approach, it presents an analysis con­trasting contexts of use in a corpus of tokens of cerca a and cerca de from speakers who use this contrast to produce subtle differences in their messages.

Keywords: Columbia School linguistics; monosemy; Spanish preposition a; com­mun­icative strategies; variation

1. Introducción

El presente trabajo tiene por objetivo proponer un significado monosémico para a, en línea con la perspectiva teórica de la Escuela Lingüística de Columbia (Diver, 1995 [2012]; Huffman, 2001, 2006; Huffman y Davis, 2012; Otheguy, 1995, 2002, 2018; Reid, 1995, 2018; Stern, 2019), un enfoque que guarda similitudes con el campo de la lingüística cognitiva y la lingüística basada en el uso (Harder, 1996; Langacker, 2004; Bybee, 2010; Croft, 2013). Para ejemplificar la explotación comunicativa del significado que postularemos para a, nuestra indagación presenta y analiza la observación de contextos de uso en un corpus formado por instancias de cerca a, en alternancia con cerca de, en hablantes que explotan este contraste para producir sutiles diferencias en sus mensajes.

Empezaremos por anotar que, por un lado, y de manera general, se observa que la tradición gramatical ofrece listas de los llamados usos preposicionales de a, que bien podrían considerarse listas de tipos de mensajes (Alcina Franch y Blecua, 1979; Alonso y Henríquez Ureña, 1981[1938]; Cifuentes, 1996; Fernández López, 1999; García Yebra, 1998; RAE-ASALE, 2010; López, 1970; Luque, 1973; Náñez Fernández, 1990; entre otros). Estas listas, muchas veces, incluyen más de veinte entradas diferentes y muestran la medida del desafío que supone el estudio de su significado. Por otro lado, y ya de manera específica, en la Nueva Gramática de la Lengua Española, la forma cerca se des­cribe como un adverbio de lugar, con significado de proximidad, normalmente seguido de la preposición de(RAE-ASALE, 2010, p. 583). El Diccionario Panhispánico de Dudas(RAE, 2005) señala que cerca no debe usarse con la preposición a, ya que conforma una locución adverbial para expresar el término de referencia (p. ej., Había pasado la infancia en un pueblo cerca de Málaga, y no cerca a Málaga). Asimismo, en Claudicación en el uso de las preposiciones, García Yebra (1998, pp. 54-55) añade que el hecho de regir siempre la misma preposición se da no sólo con verbos, sino también con adverbios, y cita entre sus ejemplos la locución cerca de Madrid, negándole lugar a expresiones como cerca a Madrid. A su vez, la Sintaxis Hispanoamericana de Kany (1969, pp. 395-396) sostiene que cerca de ha sido siempre la forma correcta de uso. Con todo, en los textos producidos actualmente por hablantes escolarizados de distintas variedades del español se observa, de manera frecuente, sistemática y alternante, que cerca aparece seguido tanto de la preposición de, como de a. Los ejemplos a continuación ilustran la ocurrencia:

(1) Charlie Hebdo: dos heridos deja el ataque con cuchillo cerca a exsede de la revista en París [Titular]. Bomberos franceses empujan una camilla con un herido cerca de las antiguas oficinas de la revista satírica francesa Charlie Hebdo [Epígrafe].2

<https://elcomercio.pe/mundo/europa/francia-paris-cuatro-heridos-por-arma-blanca-en-paris-cerca-de-exsede-de-revista-charlie-hebdo-nndc-noticia/?foto=10>.

Diario peruano. Consulta 25-9-2020

(2) Sentarse cerca del televisor podría perjudicar sus ojos. Sentarse cerca al televisor causa fatiga visual generando síntomas como dolor de cabeza, cansancio, ardor y enrojecimiento. Una buena distancia de visión es cinco veces el ancho de la pantalla.

<https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-548547>.

Diario colombiano. Consulta 13-10-2020

(3) Los dativos, siendo un tipo de locativo resaltante en el nivel del fondo, están más cerca a la figura, así que pueden estar más cerca del núcleo.

<https://eprints.ucm.es/59315/1/T41771.pdf>.

Tesis doctoral. España. Consulta 16-10-2020

(4) Se tomará una decisión lo más cerca a la hora del partido. [Titular] (…) Los resultados de las pruebas puede ser que no estén de inmediato, sino horas antes del juego (…) La decisión sobre si se cancela o no el amistoso contra México se hará lo más cerca posible de la hora pactada para el inicio del juego [Cuerpo de la nota].

<https://www.eluniversal.com.mx/universal-deportes/futbol/mexico-vs-corea-decision-se-tomara-cerca-la-hora-del-partido>.

Diario mexicano. Consulta 12-2-2020

La observación de diversos ejemplos como los que acabamos de presentar revela que, con relación a cerca, las formas a y de se encuentran en variación intrahablante. Es decir, cada uno de los usuarios de la lengua conoce y es capaz de utilizar ambas formas en este contexto. Al decir que de y a se encuentran en variación, es importante anotar que la definición de variación que adoptaremos en este trabajo sigue la línea desarrollada por Érica García a lo largo de su obra, es decir, afirmar que dos o más formas lingüísticas se encuentran en variación implica que una escena puede representarse lingüísticamente desde diferentes perspectivas y que dos o más términos son referencialmente equivalentes (García, 1997 p. 34 y ss.). Nótese que esta definición de variación no es exactamente la misma que la propuesta por Labov (1972, p. 271): “la variación social y estilística presupone la opción de decir lo mismo de modos diferentes: es decir, las variantes son idénticas en cuanto a referencia o valor de verdad, pero se oponen en cuanto a su significación social y/o estilística”. Aunque García está de acuerdo con Labov en que las formas son equivalentes en cuanto a la referencia o escena, la autora señala que no representan dos maneras de “decir lo mismo de modos diferentes”, sino que ofrecen diferentes perspectivas sobre una misma escena.

Como ya hemos adelantado, nuestra indagación parte de la observación de los contextos de uso en el nivel no-fonológico, específicamente, en un corpus conformado por instancias de cerca a, en alternancia con cerca de, en hablantes que explotan este contraste para producir sutiles diferencias en sus mensajes. Partimos de algunas preguntas: si cerca de y cerca a realmente fueran dos maneras distintas de “decir lo mismo”, entonces, ¿por qué los hablantes mantendrían ambas formas?, ¿cuál sería la ventaja comparativa de hacerlo? y, ¿cómo se explicaría la sistematicidad y frecuencia de uso a lo largo del corpus? El análisis cualitativo-cuantitativo nos lleva a proponer que tales variantes no son seleccionadas al azar, sino que alternan porque manifiestan diferentes “cosas” sobre el mismo referente: Loin d’être “di­ffé­rentes façons de dire la même chose” les variantes syntaxiques seraient “des façons de dire différentes choses sur le même référent” auxquelles les locuteurs recourent à cause des perspectives différentes qu’elles offrent3 (García, 1997, p. 34).

Para postular posibles respuestas a los interrogantes que nos hemos planteado, empezaremos por dar cuenta de la elección de la forma a frente a de, es decir, de qué manera sus significados aportan pistas que contribuyen a la inferencia(Sperber y Wilson, 1994, p. 87) en los mensajes, a partir de su explotación diferenciada. Para ello, apelaremos al aporte comunicativo de lo que se han denominado relaciones de valor de las formas (value relations), en línea con Diver (1975 [2012], 1995) y Huffman (1997, pp. 20-21) dentro del marco teórico propuesto por la Escuela Lingüística de Columbia (Davis, 2017; Diver, 1975 [2012]; Contini-Morava, 1995; Otheguy, 2018; Reid, 1995, 2004; Stern, 2019 et al.). La consecuencia analítica de apelar a las relaciones de valor para nuestro análisis es considerar que la distribución de formas gramaticales como a y de no puede explicarse por completo únicamente sobre la base de su contenido semántico individual, como pudiera ser factible en el caso de algunas formas léxicas. Cuando una forma particular se encuentra en un texto, su ocurrencia a menudo debe ser vista como consecuencia tanto de lo que aporta por derecho propio, como del rechazo de otras formas dentro del mismo sistema gramatical. En ese sentido, comprender la distribución de las formas a y de demandaría, ante todo, que se descubrieran sus significados. Por ello, presentaremos una hipótesis acerca del significado de a y explicitaremos las posibles estrategias comunicativas en juego cuando es elegida frente a de, con énfasis en la construcción bajo estudio. Nos abocaremos a esa tarea en los siguientes apartados.

1.1 A propósito de la vigencia de cerca a

Con el objetivo de verificar si el empleo de cerca a se trataba de una ocurrencia azarosa o si, por el contrario, correspondía a un uso vigente en hablantes escolarizados de español, acudimos al Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la Real Academia Española, que nos permitió hallar 110 casos reales de la ocurrencia.4 La distribución, por país, se observa en el Cuadro 1. Al respecto, nótese, por ejemplo, que las variedades ecuatoriana, boliviana, peruana, mexicana (consolidadas por el contacto entre el español y lenguas indígenas) incluso difieren entre sí en la distribución de casos de cerca a, y hasta son superadas por la variedad española, que no presenta componentes sustráticos de ninguna lengua americana originaria (ejemplo (3)).

Cuadro 1 Número de ocurrencias de cerca a en el corpus CREA. 

PAÍS cerca a
CHILE 1
ECUADOR 1
URUGUAY 1
PUERTO RICO 2
MÉXICO 7
ESPAÑA 14
BOLIVIA 16
PERÚ 25
COLOMBIA 43
TOTAL 110

Las ocurrencias en la variedad peninsular (14 casos) se aproximan a las registradas en la variedad boliviana (16 casos) y exceden a la variedad ecuatoriana (1 caso). Incluso duplica a la mexicana (7 casos). Además, vale agregar que, en el español peruano, conformado por su contacto con lenguas indígenas, el empleo de cerca a se registra en hablantes monolingües en español, y se diferencia de las locuciones adverbiales de los hablantes bilingües quechua-español de zonas rurales que emplean en cerca, en lejos, para indicar cercanía o alejamiento, como registra Merma Molina (2004, p. 205). En vista de que el empleo de cerca a (un uso considerado no normativo), se encuentra en diversas variedades del español, resulta difícil argumentar que su presencia obedezca solamente a su contacto con una lengua indígena. Creemos que una posible explicación para la reiterada ocurrencia de cerca a debe buscarse más allá de una potencial influencia de las gramáticas indígenas en su conformación, como muchas veces se propone para dar cuenta del uso de formas innovadoras en las variedades del español americano (cf. Otheguy, 1995, pp. 213-214, 221-226). Por ello, abordaremos esta temática desde una perspectiva que privilegia la relación entre el significado de las formas lingüísticas y el contexto de aparición de estas. A continuación, detallaremos los principios teóricos que guiarán nuestro análisis.

2. El enfoque funcional-cognitivo del lenguaje que adoptamos

Como ya fue mencionado, el marco teórico-metodológico que adoptamos es congruente con un enfoque funcional-cognitivo en línea con los postulados teóricos de la Escuela Lingüística de Columbia (de aquí en más, ELC), que concibe el lenguaje como un inventario de signos lingüísticos. Desde esta perspectiva (cf. Otheguy y Shin, 2022), los signos de la gramática mental del hablante pueden ser palabras, afijos, inflexiones o configuraciones posicionales de las palabras. Los signos se conciben (en términos mentalistas) como herramientas para comunicarse. Una metáfora útil es pensar en una gramática como una caja de herramientas mental llena de signos portadores de significado con un propósito funcional.

Así las cosas, el signo es el emparejamiento de una señal con un significado. El significado de un signo es semántico, invariante, y emparejado consistentemente con su señal asociada (Reid, 1995, p. 115), vale decir, una señal apareada con un significado. El significado no se estudia ni se aborda de manera independiente a un problema de uso de las formas lingüísticas, sino que se considera un mecanismo de explicación, invocado para explicar tales usos. En ese sentido, el significado lingüístico no está dado, no es observable a simple vista, sino que debe ser descubierto a través del análisis y representa una hipótesis del lingüista, no una observación; no sabemos lo que significan a y de (ni ninguna otra forma gramatical) de antemano, sino que nos toca descubrirlo. Dentro de este análisis, el significado es considerado un mero indicio (hint-like) que empuja al mensaje en una dirección determinada, y el despliegue de los signos se explica por la contribución que sus significados hacen a la comunicación de un mensaje específico. Y aquí nótese una distinción importante entre un significado y un mensaje. El significado de una forma es lo que la forma codifica y aporta de manera coherente con el proceso comunicativo. Un mensaje es el output, el resultado de la comunicación y de la inferencia humana que opera con muchos tipos diferentes de entradas, tanto lingüísticas como no lingüísticas. Como consecuencia, los mensajes no están codificados en formas, sino que son el producto del lenguaje cuando sus signos se usan, en un contexto, por un usuario dotado de capacidades inferenciales (cf. Otheguy, 2002, p. 400). Con esto queremos decir que existe una brecha entre el significado y el mensaje que debe ser salvada por un salto inferencial (inferential leap) por parte del oyente y, para ello, éste se apoya en el contexto. Los usuarios del lenguaje no se consideran meros depositarios de un código, sino usuarios activos de un instrumento comunicativo. El lenguaje, en lugar de ser un codificador de la comunicación, se postula como un instrumento con el que parcialmente se contribuye a la comunicación.

Así las cosas, empezaremos por proponer que a es una señal, y formularemos un significado para a en términos de una pista inferencial que no funcionaría como un ladrillo en la composición general de un enunciado, sino como una mera pista del usuario desde la cual los mensajes serían extrapolados (cf. Diver, 1995 [2012], p. 52); esto a su vez nos ofrecería claves para entender por qué esa señal se asocia, por ejemplo, a construcciones como cerca a. Y en este punto es importante anotar que el análisis de a se brinda no solamente en cerca a, sino que nos interesa toda su distribución, para poder así entender cerca a.

Asimismo, en la selección de a, entran en juego no solo su significado, sino también las llamadas estrategias de uso desplegadas por los usuarios. Una estrategia es la explotación rutinaria de un significado dado, que se emplea regularmente para sugerir o inferir un tipo particular de mensaje. La noción de estrategia se invoca para explicar el hecho de que, en la práctica, los significados tienden a una subdeterminación del rango real de mensajes que teóricamente podrían usarse para transmitir ideas (cf. Contini-Morava, 1995, p. 19; Diver, 1995 [2012], p. 78; Reid, 1995). Las estrategias representan usos convencionalizados, pero no son explicaciones, es decir, no reemplazan la necesidad de enunciar cómo el significado de un signo contribuye a la comunicación de mensajes en ocasiones individuales (cf. Stern, 2019, pp. 18 y ss.). Finalmente, es importante advertir que, en el marco teórico de la ELC, un problema analítico no se postula en términos de una vinculación estructural o formal de los elementos del lenguaje articulada en los términos que propone la tradición (e. g. verbos, adverbios, preposiciones), sino que cualquier problemática por resolverse se plantea, inicialmente, en términos de observaciones y del factor humano en el lenguaje, es decir, el hecho de que la inteligencia humana es lo que le permite al lenguaje funcionar como lo hace, a pesar de las imperfecciones semióticas que constituyen su estructura.

2.1 El significado de a

En línea con los principios establecidos anteriormente, procedimos a formular una hipótesis sobre el significado de a. Para comenzar, diremos que a sugiere al oyente que interprete lo que sigue como una localización en un punto. El significado de a es, por tanto, adecuado tanto para la comunicación de mensajes que impliquen la conceptualización inherente de cosas en términos de relaciones espaciales, como para las relaciones entre cosas abstractas que se presenten recurriendo a la metáfora cognitiva en términos de relaciones espaciales. En otras palabras, el significado localización en un punto proporciona una posible solución al problema comunicativo de establecer un marco de referencia con respecto a algo que puede conceptualizarse como un punto en un espacio físico o metafórico, sea esto que se conceptualiza una cosa, un ser o un concepto abstracto. Este significado podría expresarse más formalmente como:

PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN

Este significado de a surge en el mensaje con mayor claridad cuando se utiliza para presentar el lugar físico (localización) de alguna cosa o acontecimiento. Los siguientes ejemplos fueron tomados de dos libros de Gabriel García Márquez (1994; 1984 [1970] respectivamente): Del amor y otros demonios (ejemplos 5 y 6), y Relato de un náufrago (ejemplo 7).

(5) a). Padre e hija llegaron al puerto en aquel abril

En (5a), cuando un usuario de la lengua dispone de formas como llegaron y puerto bien puede preguntarse: ¿qué relación exis­te entre ellas? Fijémonos que serían posibles muchos tipos de conexiones con llegaron (p. ej. llegar por el puerto, desde el puerto, hacia el puerto). Con todo, si lo que el hablante desea comunicar es que la “llegada” se realiza en un punto en el espacio que es el puerto, el significado espacial de a, PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN, es la solución para este problema concreto de comunicar dicha relación. Se trata de lo que hemos llamado una estrategia de uso directa del significado porque podemos observar la ubicación física del punto (“puerto”) en el mensaje.5 En cambio, nótese que en (6), la llegada es ligeramente distinta a la de (5). No se arriba a un lugar físico (puerto), sino a un lugar más abstracto (asunto). Vemos aquí un uso sutilmente metafórico del significado de a:

(6) Dio tantas vueltas y revueltas para llegar al asunto, que el marqués perdió la paciencia

En efecto, conceptualizar las relaciones no espaciales en tér­­minos espaciales es lo que los cognitivistas han denominado metáfora cognitiva (Lakoff y Johnson, 1980; Johnson, 1987; Tyler y Evans, 2003; Chilton, 2014). Una relación metafórica es la manera en que un significado contribuye a la comunicación de un mensaje mediante una estrategia indirecta de interpretación, que implica comprender experiencias menos concretas en términos de otras más concretas y estructuradas, donde los hablantes (inconscientemente) ven una similitud entre dos rangos de experiencia. En ese sentido, (6) ilustra que los hispanohablantes (a menudo) describen las relaciones con las cosas abstractas en términos de relaciones espaciales. Y, en este aspecto, el significado de a: PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN ofrece una posible solución al problema comunicativo de asemejar una abstracción a un lugar, y contribuye así al mensaje de una “llegada” en estrecha relación con un “asunto”. Una abstracción como “asunto” puede, entonces, considerarse un punto de “llegada”. En (7) se ilustra otro uso metafórico del significado de a:

(7) Y el médico más cercano estaba a dos días, en San Juan de Urabá

La localización en (7) se representa en términos de tiempo. Se trata de una explotación metafórica de la noción de punto físico de a (PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN), que ayuda a inferir una relación donde el paso del tiempo se conceptualiza desde una referencia espacial que es “como un punto en el tiempo”. El significado de a (entre las demás alternativas disponibles para el usuario) ayuda a interpretar el temporal “dos días” como el lugar físico del médico. Es sabido que el espacio-tiempo suele tratarse de forma similar en otras lenguas. En efecto, la experiencia espacial proporciona una parte sustancial de la naturaleza del sistema conceptual humano, como han mostrado diversos estudios al respecto (cf. Lakoff y Johnson, 1980; Johnson, 1987; Cifuentes Honrubia, 1996; Chilton, 2014, Llopis-García, 2015, entre otros). Y esto es posible gracias a que la naturaleza de la experiencia espacial humana se refleja en el lenguaje, y fundamenta muchos otros tipos de conceptos no espaciales y no físicos que constituyen nuestra representación de la realidad (cf. Tyler y Evans, 2003 sobre este punto).

Ahora bien, en vista de que nos interesa entender qué motivaciones comunicativas podrían entrar en juego en la elección de cerca a, en alternancia con cerca de, entonces, también corresponde abordar el tema del significado de de. Al respecto, Company y Sobrevilla Moreno (2014, pp. 1425-1426) afirman que: “es posible defender un significado general y básico de de, subyacente a sus diferentes usos y funciones, significado que es altamente abstracto y esquemático”. Company y Sobrevilla Moreno además argumentan que de relaciona dos miembros o ámbitos en una relación asimétrica, por dos razones:

…una, porque uno de los miembros adquiere mayor pro­mi­nencia que el otro al entrar en relación en una construcción específica vehiculada mediante de, y dos, porque una de las entidades o eventos relacionados está subordinada a la otra o al otro, para complementar o acotar el alcance de la entidad o el evento desde la conceptualización que hace el hablante o el escritor de la relación y la construcción toda. Se trata además de una relación dual en la que los dos miembros tienen la cualidad de ser referencialmente diferenciables y, por ello, en principio, referencialmente independientes uno del otro, en mayor o menor grado…

Como bien observan las autoras, los elementos relacionados mediante de admiten un extenso tipo de conexiones. Por ello, creemos que trae consigo amplias posibilidades de mensajes de las que se valdrá el usuario para variadas tareas comunicativas. Conviene recalcar que se trata de posibilidades distintas de las que a podría indicar, en vista de que su significado espacial: PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN, sugiere una correspondencia inherente entre las partes relacionadas, lo que contribuye a enfatizar el grado de interacción entre ellas. El mero hecho de decir explícitamente que hay una interacción por medio de a aumenta el grado de involucramiento, contacto, especificidad, precisión, vinculación, etc., en la descripción y tipo de información en los mensajes.

2.2 La unidad de análisis. Diferencia de significados a/de

Para ejemplificar la diferencia de significados entre a y de, to­memos el par mínimo Cuidar a vs. Cuidar de, que se encuentra en variación, en el sentido de variación que ya hemos explicado. Y, en este punto, es oportuno explicitar cuál es la unidad de análisis. Recordemos que, en línea con los postulados de la Escuela de Columbia6 que adoptamos, la observación del aporte significativo de los morfemas en variación constituye nuestro punto de partida. El significado básico de los mismos se postula invariante y lo suficientemente impreciso como para producir multiplicidad de mensajes.7 Es decir, el establecimiento del significado básico de las formas en variación constituye nuestra herramienta analítica crucial, dado que es ese significado invariante e impreciso el que otorga su aporte significativo a lo largo de diferentes contextos de uso (Ho-Fernández, 2019; Otheguy, 2018; Otheguy y Shin, 2022; Reid, 2004). La explicación de la variación surge, en gran medida, de la coherencia entre los significados de las formas y su con­texto de aparición. En otras palabras, para recrear mensajes, los usuarios del lenguaje recurren al uso alternante al amparo de los sig­nificados. Asimismo, el significado básico es el que permite establecer cuáles son los factores que intervienen en la variación. Partir de esta concepción del funcionamiento del lenguaje implica que la observación de los enunciados proporciona los datos necesarios para la postulación de las variables independientes que permitirán comprender qué variante es seleccionada por el hablante y en qué contexto. Por variables independientes nos referimos a los factores contextuales externos a las formas en variación. Así las cosas, desde una postura teórica de esta índole, el concepto de “régimen” no tiene lugar en el análisis porque remite a una sintaxis de naturaleza autónoma basada en reglas que, como consecuencia, niega la concepción de la variación sistemática y comunicativamente motivada que tratamos de defender en este trabajo.

Contrario al marco teórico que adoptamos, una concepción tradicional del lenguaje ve en los ejemplos (8) y (9) una alternancia entre régimen directo y preposicional. En cuidar a los abuelos del ejemplo (9), por ejemplo, la presencia de a se debería a la marcación de un objeto directo con referente humano individuado. Esta concepción del lenguaje es útil para “describir”, pero no explica la alternancia en juego y deja sin responder por qué ambas formas alternan en primer lugar, es decir, ¿qué razones tendría un hablante para alternar entre una u otra forma?, ¿qué rédito comunicativo aportaría esta alternancia a los mensajes de sus usuarios? y ¿qué ventaja comparativa ofrece el uso de una forma frente a otra para referir a la misma escena (Cuidar)? Desde nuestra perspectiva teórica, la variación sintáctica cobra relevancia: a/de son formas utilizadas por usuarios que aprovechan el rédito comunicativo de sus significados básicos para conseguir sutiles diferencias en sus mensajes como se aprecia a continuación, en Cuidar de los abuelos vs. Cuidar a los abuelos, en (8) y (9). La selección de una forma u otra tiene que ver con la congruencia contextual, o sea, con lo que el hablante quiere aportar al mensaje, de tal modo que la forma elegida será la más apropiada al mensaje que se intenta transmitir.

(8) Los abuelos que se acercaron integran el Consejo de la Tercera Edad con el que el municipio trabaja en forma permanente para asistir y colaborar con las necesidades de los centros de día y grupos de mayores. Desde el comienzo de su gestión, [el Intendente] Mario Secco acompañó a los adultos mayores y tomó como política de estado preservar y cuidar de los abuelos de la ciudad.

<http://www.ensenada.gov.ar/secco-desayuno-con-abuelos/>.

(9) Cuidar a los abuelos implica ser amorosos y generosos con ellos. Encuentra la forma de ayudarlos con las tareas de la casa o sus proyectos. Trátalos con respecto y dignidad. También puedes pasar un buen rato con ellos para conocer más sus vidas y experiencias.

<https://es.wikihow.com/cuidar-a-tus-abuelos>.

De acuerdo con nuestra hipótesis, se podría predecir que, si el hablante necesitara comunicar un mensaje que implicara un cuidado íntimo entre “cuidar” y “los abuelos” elegiría a y no de (que implicaría cierta independencia entre las partes). Asimismo, sería posible observar diferentes evidencias contextuales en línea con esta predicción, que devienen de los elementos redundantes del contexto, es decir, de una compatibilidad entre el significado básico postulado para las formas a o de y el contexto en el que “anidan”.

En (8), “de los abuelos” son los abuelos de la ciudad, que se presentan de manera generalizada. Diversos elementos contextuales contribuyen a esta interpretación: se les llama adultos mayores, grupos de mayores, de la tercera edad. Su cuidado es política de estado, de autoridades municipales y se lleva a cabo en centros de día gracias a la gestión de un intendente. De tal modo que de contribuye al mensaje insinuando una vinculación distinguible y diferenciada entre los elementos “cuidar” y “abuelos”, como recurso más apropiado para resolver el problema de sugerir una relación jerárquica entre ellos, que resultan ser referencialmente independientes uno del otro. En cambio, en (9), Cuidar a los abuelos, la relación entre lo que viene después de la a está vinculado de manera inherente con el verbo “cuidar”. La necesidad comunicativa de poner en contacto estrecho “cuidar” y “abuelos” encuentra en a una forma coherente con los otros elementos del contexto. Ya en la primera línea se menciona un cuidar específico, que debe ser amoroso y generoso: a los abuelos se les debe ayudar, respetar, conocer íntimamente, pasar tiempo con ellos; incluso se emplea un imperativo de cortesía, incoativo que anima a un involucramiento personal en las vidas de los abuelos y sus experiencias de vida. Para enfatizar el vínculo entre “cuidar” y “abuelos”, el aporte significativo de a (PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN) permite que “los abuelos” se interprete como una localización en el punto donde se realiza el cuidado. El efecto en el mensaje es de mayor intensidad, inherencia, estrecha vinculación con el verbo. La cohe­rencia contextual de los diversos elementos enfatiza esta idea.

3. Las estrategias comunicativas en la explotación del significado

Ya hemos mencionado que el objetivo de este trabajo es presentar una hipótesis acerca del significado básico de a y explicitar las posibles estrategias comunicativas en juego cuando a o de son utilizados por usuarios que aprovechan el rédito comunicativo de sus significados para conseguir sutiles diferencias en sus mensajes, tal como sucede con el par mínimo cerca a vs. cerca de, que analizaremos cualitativa y cuantitativamente a continuación.

Partimos de una muestra de 208 casos, obtenidos de dos periódicos y tres páginas web de inmobiliarias.8 Se optó por el análisis de casos solamente en la variedad peruana por dos motivos. En primer lugar, porque para alcanzar estimaciones certeras, debimos acudir a la conformación de un conjunto de casos que reuniera características lingüísticas similares para la conformación de una muestra homogénea, es decir, ocurrencias de hablantes que garantizaran dicho uso variable. En segundo lugar, porque, a partir de los casos obtenidos previamente del CREA (cf. Cuadro 1), así como de la revisión de otra muestra, confirmamos que cerca a y cerca de eran ocurrencias con una amplia frecuencia de uso en esa variedad, que es también la variedad de origen de la autora de este trabajo, una circunstancia que ha facilitado el reconocimiento de los lugares mencionados en los contextos de uso, y la traslación de los datos al informe escrito.

3.1 Análisis cualitativo del par mínimo cerca de vs. cerca a

De acuerdo con los postulados teóricos que hemos esbozado anteriormente, nuestro análisis cualitativo parte de la observación de los contextos donde las formas en variación anidan. La finalidad es examinar el aporte al discurso y si es posible reconocer una conexión entre el significado básico y los mensajes que se infieren a partir de los contextos de uso. El aporte significativo de los morfemas en variación constituye nuestro punto de partida. Los siguientes ejemplos muestran la alternancia que nos ocupa:

(10) Ocho delincuentes asaltaron a Santos Flores cerca de su vivienda, cuando regresaba de pedir un préstamo. Ocurrió en Cajamarca [Epígrafe de la nota]. Un grupo de delincuentes robó S/.60,000 a un empresario cerca a su vivienda, ubicada en la calle Tahuantinsuyo del sector Miraflores, en Jaén (Cajamarca) [Cuerpo de la nota].

<https://peru21.pe/lima/marcas-roban-s-60-000-empresario-5042-noticia/>.

Consulta 16-10-2020

El ejemplo (10) es un fragmento periodístico que da cuenta de un asalto cometido en proximidad de la casa de la víctima, el señor Santos Flores. El hablante (el periodista autor de la nota) reporta detalles sobre el alto grado de inherencia entre la cercanía del asalto y la localización de la vivienda del empresario Santos Flores. Asimismo, a lo largo de la nota, se argumenta que los delitos en las ciudades peruanas suceden incluso en puntos donde se desarrolla la vida familiar. Entonces, es congruente que el hablante se valga de a, es decir, de una forma a su disposición que sugiere un PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN, para indicar un tipo de mensaje de inherencia. En efecto, el significado de a facilita la inferencia de una conexión íntima entre cerca (la proximidad) y la vivienda (la locación referencial del robo) de tal forma que la locación y la proximidad se enfatizan como un solo punto en el mensaje. Otros elementos contextuales contribuyen a esta inferencia: la precisa mención de la locación de la vivien­da (la vivienda está “ubicada en la calle Tahuantinsuyo del sector Miraflores, en Jaén, Cajamarca”). La estrategia comunicativa de presentar la vivienda íntimamente conectada con la proximidad del lugar del asalto es posible, en parte, gracias a la explotación del significado de a, que contribuye, junto a los demás elementos contextuales, a señalar un punto (locus de la vivienda), importante en la presentación de los hechos desde la perspectiva del hablante. Se resuelve así el problema de cómo quiere el hablante que se vea la vivienda. Recordemos otro detalle mencionado en la nota: Sánchez Flores lleva S/.60,000 consigo, es decir, parece contar con los medios económicos para protegerse, pero no lo consigue. ¿Qué le espera, entonces, al común lector de la noticia? El hablante refuerza así la idea de vulnerabilidad inherentemente cercana al hogar, la temática argumentativa de la nota. En contraste, nótese que cerca de se emplea en el epígrafe de la noticia, escrita por el mismo hablante. Es sabido que la función discursiva del epígrafe es simplemente sintetizar y adelantar el contenido de un texto de manera general, por tanto, el hablante no necesita establecer los pormenores sobre la relación con la locación, es decir, sobre la estrategia de marcar la interacción o influencia recíproca entre la vivienda del asaltado y el lugar del asalto. Es razonable, entonces, que simplemente se acuda a de, que sugiere una relación de ele­mentos referencialmente independientes uno del otro, para pasar enseguida a presentar otros tipos de información, congruentes con contenidos generales. La explotación rutinaria del significado postulado para a se observó reiteradamente en otros textos donde el hablante necesitaba comunicar mensajes sobre relaciones espaciales con un alto grado de interacción entre las entidades puestas en cercanía, por ejemplo:

(11) El cáncer de mama es una de las principales neoplasias (…) Cabe resaltar que las mujeres pueden tener protuberancias cerca a las mamas, por lo que el objetivo del chequeo es encontrar cambios o elementos nuevos.

<https://elcomercio.pe/tecnologia/ciencias/cancer-de-mama-los-pasos-esenciales-para-el-autoexamen-noticia/>.

Consulta 18-10-2020

En una exploración inicial sobre la problemática (Risco, 2018), también se observó esta estrategia en otros tipos textuales como son los artículos académicos. Véase (12), donde se argumenta que la capital del Virreinato de Nueva Castilla se encontraba íntimamente conectada con el puerto del Callao. Volvemos a encontrar una motivación relacionada con una mayor compatibilidad comunicativa entre las formas en juego y el contexto en el que ocurren:

(12) De los tres países con más hablantes de español andino, solo en el caso peruano, la capital del país no se encuentra en los Andes. Esta diferencia se debe a que la capital del Virreinato de Nueva Castilla (Lima) se fundó en la costa cerca a lo que sería el puerto del Callao.

<https://1library.co/document/qojmjemz-dialectos-del-espa%C3%B1ol-de-am%C3%A9rica-espa%C3%B1ol-andino.html>.

Artículo académico. Perú. Consulta 19-11-2020

En el siguiente ejemplo, nótese cómo en “cerca de la media­noche del jueves” no hay un grado de especificación tan alto como en “cerca a una zona residencial de la cuadra 1 del Jirón Baltazar La Torre” (se menciona el nombre propio):

(13) De acuerdo con ‘América Noticias’, el atacante fue detenido tras un incidente cerca de la medianoche del jueves, cerca a una zona residencial de la cuadra 1 del Jirón Baltazar La Torre, por realizar desmanes que fueron reportados por vecinos.

<https://elcomercio.pe/lima/policiales/san-isidro-policia-que-murio-tras-ser-baleado-por-un-detenido-recibe-homenaje-video-nndc-noticia/>.

Consulta 25-9-2020

Se observa que a es seleccionada por el hablante en lugar de de cuando se desea precisar locación. Así, el grado de inherencia entre las entidades aproximadas se visualiza como tal vez se haría a través de un mecanismo focal (zoom) que se ajusta en función del propósito del hablante para hacer que algo resulte aún más cercano.

En vista de que estas dos estrategias se repetían a lo largo del corpus, nos preguntamos si la alternancia a/de también se presentaría en textos que no hicieran parte del género noticia. Si, efectivamente, la estrategia en juego es que el hablante acude a la explotación del significado de a frente a de para destacar una locación de manera diferenciada por el grado de inherencia entre las entidades en proximidad explícita y específica, entonces, sería congruente encontrar más ocurrencias de cerca a que cerca de, por ejemplo, en las páginas web de anuncios de venta inmobiliaria que en las diversas secciones de un diario de noticias. Es sabido que el objetivo central de un anuncio de venta de propiedades es presentar la locación de una vivienda muy ínti­mamente conectada a las cosas buenas del barrio donde se ubica, para resaltar el valor agregado del inmueble. Es decir, el hablante tendría una razón poderosa, una necesidad comunicativa más, para echar mano del significado postulado para a (PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN) en ese tipo de contextos. Observemos algunos ejemplos extraídos de páginas web de inmobiliarias:

(14) Departamento en Venta Jr. Buenaventura Aguirre, Barranco, Lima. De­partamento en Barranco, límite con Miraflores. Oportu­nidad. Se Vende departamento en Barranco cerca al Museo de Arte Contemporáneo (MAC de Barranco), tres cuadras del Plaza Vea El Cor­tijo. Muy buena ubicación frente hermoso parque.

<https://www.laencontre.com.pe/aggregatorDetail?adId=196808&aggregator=trovit&utm_content=196808payment&type=payment&m_source=Trovit&utm_medium=cpc&utm_campaign=paypremium>.

Página web inmobiliaria. Lima, Perú. Consulta 03-04-2018

(15) Oportunidad. Se Vende departamento en Barranco. Entorno: cerca de Colegios, cerca a avenidas principales, cerca a Centro Co­mercial Ba­rranco.

<https://www.laencontre.com.pe/inmueble/205609>.

Página web inmobiliaria. Lima, Perú. Consulta 03-04-2018

Si nuestra hipótesis inicial para el significado de a es correcta, entonces, se podría predecir que en el contexto de la venta de bienes inmuebles, donde tanto el vendedor como el comprador tendrían un gran interés en focalizar la atención diferenciada sobre la cercanía de un punto donde se hace efectiva la localización de una propiedad, se debería esperar más ocurrencias de cerca a que cerca de. La Tabla 1 da cuenta de esta distribución, donde contrastamos los anuncios de páginas web de venta inmobiliaria frente a su ocurrencia en otras secciones de diarios.

Tabla 1 % Cerca a y Cerca de en diarios on line y páginas web inmobiliarias 

Cerca a Cerca de Total
Páginas web inmobiliarias 78 (83%) 16 (17%) 94 (100%)
Diarios (version digital) 25 (12%) 89 (78%) 114 (100%)

De los datos de la Tabla 1, se confirma que cerca a se em­plea con más frecuencia que cerca de en las páginas web de venta inmobiliaria que en otras notas de los diarios. Con todo, la Tabla 1 solamente nos indica que a se usa más veces que de en ciertos contextos. Por ello, de aquí en más, y por límites de espacio, solamente examinaremos los 94 ejemplos extraídos de las páginas web de venta inmobiliaria “Trovit” “Urbania” y “A dónde vivir” en la ciudad de Lima, Perú (Tabla 1, fila resaltada en gris). Los ejemplos que conforman el corpus nos indican que posiblemente exista una motivación comunicativa coherente para dicha alternancia. Para seguir indagando sobre este tema, iniciamos ahora un análisis cuantitativo del par mínimo cerca de vs. cerca a, en las páginas web inmobiliarias mencionadas.

3.2 Análisis cuantitativo

Como señala Reid (2004), el análisis cuantitativo pone a prueba una estrategia comunicativa de los hablantes, que ha sido descubierta por el lingüista. Un recuento acertado de las emisiones puede apoyar indirectamente la justificación ofrecida por el investigador para dar cuenta de un ejemplo concreto, mostrando que se trata de un ejemplo representativo de un patrón de distribución general en todo un texto o en un corpus dado. De este modo, se refuta la posible acusación de que el analista ha elegido un ejemplo a propósito, adrede, para probar sus razonamientos, o que el rasgo textual que ha citado para apoyar su caracterización del mensaje es accidental, o está presente por una razón completamente ajena a la presencia del signo puesto a prueba.

Con estas premisas en mente, procedimos a analizar el porcentaje de ocurrencia de cerca de vs. cerca a en las páginas web de inmobiliarias, siempre a la luz del análisis cualitativo que lle­vamos a cabo, o sea, teniendo en cuenta nuestra hipótesis sobre el significado de a y, la hipótesis de Company y Flores Dávila (2014) sobre el significado de de. Confiamos en la coherencia del hablante como usuario de un instrumento comunicativo, y en la premisa de que la frecuencia de uso de una forma lingüística depende de la congruencia entre el significado básico de una forma y su contexto de aparición. Entonces, si las diferentes variantes expresivas perfilan un referente o una situación desde distintas perspectivas, la frecuencia de uso con que los hablantes recurran a uno u otro medio de expresión, muy probablemente será consecuencia de la frecuencia con que se adopte una u otra perspectiva frente a una escena (cf. García, 1995). Por ello, la interpretación de la frecuencia de uso a la luz de parámetros lingüísticos y extralingüísticos involucrados en la elección de las formas a/de bien podría constituir una explicación sobre cuáles son las necesidades comunicativas subyacentes a la elección de los hablantes y aportar claves para entender las tareas cognitivas llevadas a cabo por él. Y nótese aquí que los parámetros a los que nos referimos no constituyen constructos a priori, sino que, por el contrario, son factores de incidencia postulados por el investigador, quien toma un rumbo a tientas hasta arribar a los factores que revelan categorías favorecidas por motivos de coherencia contextual en la selección de una forma sobre otra. En otras palabras, el analista experimenta hasta llegar a una combinación de tareas cognitivas aprendidas por el hablante en la asignación de un significado diferencial de uso (Risco, 2015). Con todo, recordemos que el uso estratégico de un significado en un contexto, anida en el factor humano del lenguaje, por ello, no esperamos que toda la comunidad de hablantes lo explote de idéntica manera ni con la misma frecuencia.

En los anuncios de venta inmobiliaria analizados, se observó que el hablante prefería cerca a para presentar propiedades que poseían la característica de diferenciarse de otras por su proximidad a puntos relevantes de la ciudad, explícitamente nombrados en los anuncios: “cerca al Museo de Arte Contemporáneo”; “cerca a la Cuadra 1 del Jirón Baltázar La Torre”; “cerca al Centro Comercial Barranco”; “cerca al Puerto del Callao”; “Cerca a Molicentro”, etc.

Nuestra predicción, entonces, era que al correlacionar las variables dependientes cerca a/cerca de con la variable independiente: “nombres propios” presentados con cerca a y cerca de, dicha variable independiente postulada sería comunicativamente relevante en la selección del hablante ya que, como es sabido, los nombres propios designan personas, lugares particulares que sobresalen del resto, de tal manera que al optar por cerca a se estaría operando bajo una estrategia comunicativa coherente con el significado de a para resolver el problema comunicativo de enfatizar la inherencia de la propiedad en venta con un valorado punto de la ciudad. Dicho esto, y a partir del análisis cualitativo presentamos, a continuación, el análisis cuantitativo de los datos brutos del recuento de las emisiones del corpus en forma de tablas de doble entrada, en las que se correlacionan porcentualmente la variable dependiente cerca a/cerca de, con la independiente “+/- nombres propios”, mencionados en los avisos inmobiliarios. Se consignan tanto las cifras absolutas corno los porcentajes, calculados en la dirección de la variable independiente. Para ello, empleamos las herramientas estadísticas Odds ratio (o.r.) y Chi cuadrado (χ²). En la Tabla 2 se muestra la distribución observada.

Tabla 2 Nombres propios presentados con Cerca a vs. Cerca de 

Cerca a Cerca de Totales
+ nombres propios 65 (79%) 17 (21%) 82 (100%)
- nombres propios 5 (42%) 7 (58%) 12 (100%)
Total 70 24 94 (100%)

o.r.: 5:3 χ²: 10.3 p<.001

El Odds ratio nos permite evaluar el nivel de desvío observado en los datos, es decir, el peso del factor independiente que se pone a prueba. Cuanto mayor es el desvío de acuerdo con una predicción, mayor es el Odds ratio obtenido. En cambio, si el resultado es 1, la conclusión es que el factor que se está considerando no influye en la selección de las formas y, si es menor a 1, que el desvío va en contra de la predicción. Como se observa en la Tabla 2, el Odds ratio obtenido es 5:3. Esto nos indica que la variable independiente que postulamos es un factor de incidencia en la selección entre cerca a o cerca de, y nos permite identificar la magnitud o fuerza de la asociación entre las variables en juego. Con todo, aplicamos el test estadístico de significación Chi cuadrado, para asegurarnos de que la asociación entre las variables es realmente significativa, es decir, que no se debe al azar, y que se mantendrá siempre que sigamos recogiendo emisiones que contengan las mismas variables bajo estudio. El Chi cuadrado es igual a la suma de la frecuencia observada, menos la frecuencia esperada al cuadrado; el resultado se divide por la suma de la frecuencia esperada. El resultado es siempre un valor entre 0 e infinito (el valor se interpreta mediante la consulta de una tabla para Chi cuadrado). Como se desprende de la Tabla 2, el resultado obtenido (χ²: 10.3 p<.001) pone en evidencia el efecto significativo de la variable independiente “+/- nombres propios” para el hablante involucrado. El valor del Chi cuadrado revela una clara asociación entre dicha variable y la preferencia por construcciones cerca a / cerca de.

En línea con nuestra predicción inicial, se observa una motivación relacionada con una compatibilidad comunicativa entre las unidades gramaticales en juego y el contexto léxico y sintáctico en el que ocurren. El significado de a facilita la inferencia de una relación inherente entre la “cercanía” y los “lugares nombrados” al vincular esa relación de una manera donde se resalta el punto físico. Así a resuelve el problema de ayudar al usuario de la lengua a presentar un lugar de forma más destacada que en su ausencia, es decir, el efecto en el mensaje es de mayor especificidad y énfasis que en su ausencia. La motivación para el uso de a parece ir de la mano con el esfuerzo del hablante por vender un inmueble al enfatizar la proximidad con puntos de referencia socialmente valiosos (muchas veces mencionados mediante nombres propios), como son las avenidas en una ciudad, un puerto, un parque o el centro comercial de un distrito de moda habitado fundamentalmente por familias de nivel socioeconómico medio-alto y alto, como vimos en diversos ejemplos. Resaltar esta relación de proximidad es crucial para la publicidad, la comercialización y las ganancias en la venta de un inmueble. Al elegir a frente a de, el hablante que explota esta diferencia contaría con una forma más congruente con ese mensaje.

En cuanto a cerca de, observamos más expansiones de tipo adjetival antepuesto (“Viva lo más cerca posible de la naturaleza”) que en las construcciones con cerca a (véase el ejemplo (4)). Esto nos llevó a pensar que cerca de requería una mayor marcación morfológica, informativa, tal vez, porque de contribuye a caracterizar una relación que no está —necesariamente— explícita como inherente. Asimismo, las entidades que aparecían después de de se presentaban frecuentemente en plural (“cerca de centros comerciales”). El plural, que por su naturaleza presupone la presencia de las varias entidades del mismo tipo, es una herramienta comunicativa que el hablante puede aprovechar para contribuir a la inferencia de que se habla de cualquier número que no sea uno; así la imprecisión del plural contribuye a los mensajes que involucran la señalización de entidades de manera vaga, general. Como ya mencionamos, se podría pensar que el significado de de ayuda a la presentación de una relación entre dos cosas distinguibles, jerárquicamente diferenciadas, que pueden ser más o menos independientes una de la otra. Como consecuencia, resulta útil para un amplio tipo de conexiones, distintas a una más precisa, íntima, inherente, lo que bien podría ir de la mano con el hallazgo de una preferencia por la presentación de entidades plurales.

(16) Lindo departamento en sexto piso (…) Ubicado en zona residencial y céntrica a la vez. Cerca de centros comerciales y avenidas principales (…) Jirón Pedro Conde 178, Lince, Perú. Lince, Provincia de Lima, Provincia de Lima. Cerca de avenidas principales. Cerca de centros comerciales. Cerca de parques. Cerca de escuelas.

<https://casas.trovit.com.pe/listing/vendo-departamento-en-lince-64m202-dormit01-cochera.c4d15974-d01c-42b1-b99b-0282bfacd17a>.

En cambio, cerca a parece ir de la mano con la singularidad gramatical de los elementos nombrados después de a:

(17) El edificio destaca por su moderna infraestructura y diseño, también porque se encuentra frente al parque Las Malvinas (muy bien cuidado). Cerca a todo (Centros Comerciales, Colegios, Mer­cados, Bancos, etc.)

(18) Vista espectacular con balcón. Avenidas Colindantes: Av. Canta Callao con Av. Bertell en el Callao. Frente a Tottus. Cerca a la Av. Faucet.

<https://casas.trovit.com.pe/listing/depa-con-balcon.80831188-f45a-4226-9c39-a65350167d75>.

Estas observaciones nos llevaron a predecir que el hablante, para destacar el valor inmobiliario de una propiedad como lugar único, exclusivo o excepcional, acudiría al significado de a (PUNTO SOBRE EL CUAL SE EFECTÚA LA LOCALIZACIÓN), que aporta una mayor precisión y singularización en las partes del mensaje que más interesa destacar. Como ya ha sido observado por Comrie (1989, p. 199): … work on salience indicates that singular entities are more salient than plural entities. Acudir al significado de a en la presentación de una locación singular podría ser, entonces, otra estrategia comunicativa en juego. La Tabla 3 nos muestra la distribución de los ejemplos de acuerdo con la variable independiente “Singular/Plural” que postulamos como un factor que favorece la ocurrencia de una u otra forma (a/de) en el corpus:

Tabla 3 Cerca a vs. Cerca de seguido de singular/plural 

Cerca a Cerca de Totales
Singular 58 (81%) 14 (19%) 72 (100%)
Plural 7 (32%) 15 (68%) 22 (100%)
Total 65 29 94 (100%)

o.r: 8.8 χ²: 17.4 p<.001

De la evaluación cuantitativa representada en la Tabla 3 se desprende que cerca a se prefiere para acompañar entidades singulares nombradas a continuación, mientras que cuando son plurales se prefiere cerca de. En efecto, creemos que la singularidad ofrece la posibilidad de marcar un grado mayor de precisión e inherencia que la pluralidad. Una vez más, los desvíos observados evidencian las necesidades comunicativas a la luz de estrategias comunicativas propias en estos usuarios.

4. Conclusiones

Retomamos la pregunta inicial de este trabajo: ¿qué ventaja comparativa produce mantener dos formas distintas (cerca a vs. cerca de) para presentar un mensaje referencialmente equivalente? Con este trabajo, consideramos haber mostrado que esto obedece a una intencionalidad comunicativa diferenciada y guiada, en gran medida, por el aprovechamiento de los significados básicos expresados mediante a/de, y que la elección de una u otra forma no se debe al azar. Prueba de ello se encuentra no solo en el análisis cualitativo, en el contraste de pares mínimos llevado a cabo, sino también en la evaluación cuantitativa de la frecuencia relativa de uso de las variables independientes postuladas (+/- nombres propios; +/- singularidad/pluralidad) que muestra que a, frente a de, se prefiere para señalar locaciones más específicas, mientras que con de se señalan elementos más generalizados, que tienen la cualidad de ser referencialmente diferenciables, de tal manera que se prefiere a frente a de para resolver el problema comunicativo de enfatizar el grado de especificidad del locus en los mensajes donde se presenta una relación de cercanía entre las partes. En ese sentido, hemos intentado exponer que las expresiones que involucraron proximidad proporcionaron pruebas independientes que mostraron posibilidades contextualmente implícitas de significar estrategias diferenciadas de uso. Y que los signos sean utilizados de manera convencional sigue siendo coherente con el hecho de que su uso es, en última instancia, contingente, variable y siempre dependiente del complejo conjunto de objetivos comunicativos de los hablantes y de los vastos y variados contextos en los que se utilizan. Con todo, sabemos que, como tarea pendiente, resta aún evaluar si el significado propuesto para a puede conducirnos a una predicción cuantitativa sobre su distribución en otros contextos.

Finalmente, es importante destacar que diversos trabajos llevados a cabo por referentes de la ELC a lo largo de décadas de investigación sobre la temática (Davis, 2017, Diver, 1975, 1995 [2012]; García y Otheguy, 1983; Huffman, 1997; Otheguy, 2018; Reid, 1995; Stern, Otheguy, Reid y Sackler, 2019) han demostrado que la creatividad de los hablantes en la explotación del uso de las formas revela la naturaleza del sistema lingüístico, así como su estructura en un conjunto de señales emparejadas con significados desplegados por los usuarios del lenguaje para alcanzar sus objetivos comunicativos.

Corpus

CREA= Real Academia Española, Corpus de Referencia del Español Actual. Recuperado de <https://corpus.rae.es/creanet.html>. [ Links ]

Referencias

Alcina Franch, J. y Blecua, J. M. (1979). Gramática españo­la. Barcelona: Ariel. [ Links ]

Alonso, A. y Henríquez Ureña, P. (1981) [1938]. Gramática Castellana. Segundo Curso. 26a. ed. Buenos Aires: Editorial Losada. [ Links ]

Bybee, J. (2010). Language, Usage and Cognition. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Chilton, P. (2014). Language, space, and mind: the conceptual geometry of linguistic meaning. Chapters 2, 3, 8. Cambridge University Printing House. [ Links ]

Cifuentes Honrubia, J. L. (1996). Usos Prepositivos en Español. Murcia: Servicio de Publicaciones, Universidad de Mur­­cia. [ Links ]

Company, C. y Flores Dávila, R. (2014). La preposición “a”. Sintaxis histórica de la lengua española. Tercera parte: Adverbios, preposiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales. Vol. 2. Concepción Company (dir.). México: FCE, UNAM (Lengua y Estudios Literarios). [ Links ]

Company, C. y Sobrevilla Moreno, Z. (2014). Las preposiciones de, des, desde. Sintaxis histórica de la lengua española. Tercera parte: Adverbios, preposiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales. Vol. 2. Concepción Company (dir.). México: FCE, UNAM (Lengua y Estudios Literarios). [ Links ]

Comrie, B. (1989). Language Universals and Linguistic Typology. Oxford: Basil Blackwell. [ Links ]

Contini-Morava, E. (1995). Introduction. En Ellen Contini-Morava y Barbara Sussman Goldberg (eds.). Meaning as explanation: Advances in linguistic sign theory (pp. 1-39). Berlin: Mouton de Gruyter. [ Links ]

Croft, W. (2013). Radical Construction Grammar. En Graeme Trousdale y Thomas Hoffman (eds.). The Handbook of Construction Grammar (pp. 211-32). Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Davis, J. (2017). The Substance and Value of Italian Si. Amsterdam: John Benjamins. [ Links ]

Diver, W. (1975) [2012]. The Nature of Linguistic Meaning. En Alan Huffman y Joseph Davis (eds.). Language: Communication and Human Behavior: The Linguistic Essays of William Diver (pp. 47-64). Leiden: Brill Publishers. [ Links ]

Diver, W. (1995) [2012]. Theory. En Ellen Contini-Morava y Barbara Sussman-Goldberg (eds.). Meaning as explanation: Advances in linguistic sign theory (pp. 43-114). Leiden: Brill Publishers. [ Links ]

Fernández López, M. (1999). Las preposiciones en español: valores y usos, construcciones preposicionales, Salamanca: Ediciones Colegio de España. [ Links ]

García, E. (1995). Frecuencia (relativa) de uso como síntoma de estrategias etnopragmáticas. En Karl Zimmermann (ed.). Lenguas en contacto en Hispanoamérica (pp. 51-72). Madrid: Vervuert Iberoamericana. [ Links ]

García, E. (1997). La portée de la variabilité. Langue française, n° 115. La variation en syntaxe, 30-47. [ Links ]

García, E. y Otheguy, R. (1983). Being polite in Ecuador: Strat­egy reversal under language contact. Lingua, 61, 103-132. [ Links ]

García Márquez, G. (1984) [1970]. Relato de un náufrago. Bar­celona: Tusquets. [ Links ]

García Márquez, G. (1994). Del amor y otros demonios. Bogotá: Editorial Norma. [ Links ]

García Yebra, V. (1998). Claudicación en el uso de las preposiciones. Madrid: Gredos. [ Links ]

Harder, P. (1996). Functional Semantics: A Theory of Meaning, Structure, and Tense in English. Berlin: Walter de Gruyter. [ Links ]

Ho-Fernández, E. (2019). Aproximación al significado de la forma QUE dentro de la Escuela Lingüística de Columbia. En Nancy Stern, Ricardo Otheguy, Wallis Reid y Jaseleen Sackler (eds.). Columbia School Linguistics in the 21st. Century (pp. 161-197). Amsterdam / Philadelphia: John Benjamins Publishing Company. [ Links ]

Huffman, A. (1997). The Categories of Grammar: French lui and le. Amsterdam: John Benjamins Publishing. [ Links ]

Huffman, A. (2001). The Linguistics of William Diver and the Columbia School. Word, 52, 29-68. [ Links ]

Huffman, A. (2006). Diver’s theory. En Joseph Davis, Radmila J. Gorup y Nancy Stern (eds.). Advances in Functional Linguistics: Columbia School Beyond its Origins [Studies in Functional and Structural Linguistics 57] (pp. 41-62). Amsterdam: John Benjamins. [ Links ]

Huffman, A. y Davis, J. (eds.). (2012). Language: Communication and human behavior: The linguistic essays of William Diver. Leiden/Boston: Brill. [ Links ]

Johnson, M. (1987). The Body in the Mind: The Bodily Basis of Mean­ing, Imagination, and Reason. Chicago: University of Chi­­cago Press. [ Links ]

Kany, C. (1969). Sintaxis hispanoamericana, Madrid: Gredos. [ Links ]

Labov, W. (1972). Sociolinguistic patterns. Philadelphia: Penn­sylvania U.P. [ Links ]

Lakoff, G. y Johnson, M. (1980). Metaphors We Live By. Chicago: University of Chicago Press. [ Links ]

Langacker, R. (2004). Form, Meaning, and Behavior. En Ellen Contini-Morava , Robert Kirsner y Betsy Rodríguez-Bachiller (eds.). Cognitive and Communicative Approaches to Linguistic Analysis (pp. 21-60). Amsterdam: John Benja­mins Publishing. [ Links ]

Llopis-García, R. (2015). Las preposiciones y la metáfora del espacio: aportaciones y potencial de la lingüística cognitiva para su enseñanza. Journal of Spanish Language Teaching, 2(1), 51-68. [ Links ]

López, M. L. (1970). Problemas y métodos en el análisis de pre­posiciones. Madrid: Gredos (Biblioteca Románica Hispánica). [ Links ]

Luque, J. D. (1973). Las preposiciones: Valores generales, Madrid: SGEL. [ Links ]

Merma Molina, G. (2004). Lenguas en contacto: peculiaridades del español andino peruano. Tres casos de interferencia morfosintáctica. Estudios de Lingüística. Núm. 18, 191-211. [ Links ]

Náñez Fernández, E. (1990). Uso de las preposiciones, Madrid: SGEL. [ Links ]

Otheguy, R. (1995). When contact speakers talk, linguistic theory listens. En Ellen Contini-Morava y Barbara Sussman Goldberg (eds.). Meaning as explanation: Advances in linguistic sign theor (pp. 213-242). Berlin: Mouton de Gruyter. [ Links ]

Otheguy, R. (2002). Saussurean anti-nomenclaturism in gram­­­matical analysis: A comparative theoretical perspec­tive. En Wallis Reid , Ricardo Otheguy y Nancy Stern (eds.). Signal, meaning, and message: Perspectives on sign-based linguistics (pp. 373-403). Amsterdam / Phila­delphia: John Benjamins. [ Links ]

Otheguy, R. (2018). Appendix: Letter from Ricardo Otheguy to Shana Poplack. En Naomi Shin y Daniel Erker (eds.). Questioning theoretical primitives in linguistic inquiry: Papers in honor of Ricardo Otheguy (pp. 35-43). Amsterdam / Philadelphia: John Benjamins. [ Links ]

Otheguy, R. y Shin, N. (2022). A Columbia School Perspective on Explanation in Morphosyntactic Variation. En Torben Jensen y Tanya Christensen (eds.). Explanations in sociosyntactic variation (pp. 90-119). Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

RAE (Real Academia Española) (2005). Diccionario panhispánico de dudas, Madrid: Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española y Santillana Ediciones Generales. [ Links ]

RAE-ASALE (Real Academia Española/Asociación de Aca­­­­­de­­mias de la Lengua Española) (2010). Nueva gra­má­­tica de la lengua española. Madrid: Espasa. [ Links ]

Reid, W. (1995). Quantitative analysis in Columbia School theory. En Ellen Contini-Morava y Barbara Sussman Goldberg (eds.). Meaning as explanation: Advances in linguistic sign theory (pp. 115-154). Berlin: Mouton de Gruyter. [ Links ]

Reid, W. (2004). Monosemy, Homonymy and Polysemy. En Ellen Contini-Morava , Robert S. Kirsner y Betsy Rodríguez-Ba­chi­ller (eds.). Cognitive and Communicative Approaches to Linguistic Analysis (pp. 93-129). Amsterdam: John Benjamins Pu­blishing. [ Links ]

Reid, W. (2018). The justification of grammatical categories. En Naomi L. Shin y Daniel Erker (eds.). Questioning theoreti­cal primitives in linguistic inquiry: Papers in honor of Ri­car­do Otheguy (pp. 91-132). Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins. [ Links ]

Risco, R. (2015). Variación morfosintáctica en los relatos de vida de inmigrantes peruanos en Buenos Aires: El caso de la alternancia de uso del doble posesivo de tercera persona. [Te­sis doctoral, Universidad de Buenos Aires, Argentina , ]. Biblos-e Ar­chivo. [ Links ]

Risco, R. (coord.). (2018). Estudios de variación y contacto lin­güístico en el español peruano. Universidad Nacional de La Plata. Recuperado de <https://libros.fahce.unlp.edu.ar/index. php/libros/catalog/book/108>. [ Links ]

Sperber, D. y Wilson, D. (1994). La Relevancia. Comunicación y procesos cognitivos. Madrid: Visor. [ Links ]

Stern, N. (2019). Introduction: Columbia School linguistics in the functional-cognitive space of the 21st Century. En Nancy Stern, Ricardo Otheguy, Wallis Reid y Jaseleen Sackler (eds.). Columbia School Linguistics in the 21st Century (pp. 1-32). Amsterdam / Philadelphia: John Benjamins. [ Links ]

Stern, N., Otheguy, R., Reid, W. y Sackler, J. (eds.). (2019). Columbia School Linguistics in the 21st Century (pp. 1-32). Amsterdam / Philadelphia: John Benjamins. [ Links ]

Tyler, A. y Evans, V. (2003). The Semantics of English Prepositions: Spatial Scenes, Embodied Meaning and Cognition. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

1 Esta investigación fue generosamente apoyada por una beca de investigación de la Sociedad Lingüística de la Escuela de Columbia, Nueva York. También estoy en deuda con los miembros del “Seminario de Lingüística” de la Universidad de Columbia, especialmente, con el doctor Ricardo Otheguy por sus valiosos comentarios a mi trabajo.

2El ejemplo (1) fue relevado por la Profesora Mg. Andrea Fernández-Boiso, en el marco del proyecto de investigación FILOCyT- Universidad de Buenos Aires (2019-2021) sobre usos actuales en el español andino.

3Lejos de ser “diferentes formas de decir lo mismo”, las variantes sintácticas serían “formas de decir diferentes cosas sobre el mismo referente” a las que los hablantes recurren por las diferentes perspectivas que ofrecen (la traducción es mía).

4Una búsqueda rápida y general en el Corpus CREA evidencia una línea de concordancia de 454 casos de cerca a. Sin embargo, nótese que no todos los casos ilustran la problemática bajo estudio, sino ocurrencias como: “La deuda, que siguió de cerca a las variaciones de la peseta”. De allí que nuestro corpus se componga de una selección de los 110 casos más representativos de la ocurrencia.

5En este punto, sería válido preguntarse si el significado locativo propuesto para la forma a entra en competencia, por ejemplo, con otra forma considerada locativa, como en. La respuesta es no. Creemos que en designa la locación, pero de un espacio tridimensional, como ha señalado Reid (2004) en su estudio del inglés. El significado tentativo de en sería ‘ubicación con una o más dimensiones’. Al respecto, contrástese el siguiente par mínimo con un verbo donde está implícito el movimiento y la dirección: Subir a vs. Subir en. Estos ejemplos, de variación intrahablante, fueron extraídos del libro Del amor y otros demonios, del reconocido escritor García Márquez (1994): a) Subir a: “…Antes de subir a la carroza, el virrey lo señaló con su índice inapelable…” b) Subir en: “…El cochero tuvo que ayudarlo, fue difícil subir en la carroza por su corpulencia pueril…” Creemos que la elección de en en lugar de a en el ejemplo (b) no es casual, sino que se debe a que el significado de en resulta apropiado para resolver el pro­blema comunicativo de enfatizar el aspecto contenedor tridimensional de la “carroza” en la que el hombre corpulento (el virrey) intenta ocupar un espacio con dificultad. Otros elementos contextuales son congruentes con esta inferencia: el cochero tuvo que ayudarlo, fue difícil, corpulencia pueril. Nótese que el autor bien podría haber optado por emplear a en lugar de en, no obstante, para expresar cómo se relacionan el “subir” y la “carroza” en su aspecto tridimensional, el significado de en resulta la opción más apropiada. En cambio, cuando se emplea a, la carroza es sólo el lugar puntual al que se sube (aun cuando en la escena haya dimensiones, dado que, por conocimiento de mundo, sabemos lo que es una “carroza”). El significado de a contribuye a relacionar la “carroza” como un punto sobre el cual se efectúa la localización (aunque en la escena sea un contenedor).

6En la página web <www.csling.org> se encuentra una detallada presentación de los postulados teóricos de la Escuela Lingüística de Columbia, así como numerosas investigaciones llevadas a cabo desde hace más de cincuenta años.

7En consecuencia, se considera que la polisemia no está en el signo, sino en el mensaje.

8Páginas web consultadas: “Trovit” “Urbania” y “A dónde vivir” y Diarios El Comercio y El País (versión digital).

Recibido: 25 de Mayo de 2022; Aprobado: 01 de Diciembre de 2022

*

Roxana Risco es doctora en Lingüística por la Universidad de Bue­nos Aires (Argentina), docente e investigadora en la Uni­ver­­­­­­­­­­­­­­­­sidad Nacional de La Plata y la Universidad de Buenos Aires. Dirige el proyecto de investigación Variación Lingüística y Pro­­­­­­­blemática del Contacto en el Entorno Escolar: el Español Andino en la Ciudad de Buenos Aires, con sede en el Instituto de Lin­güística de la Universidad de Buenos Aires. Ha participado en diversos proyectos de investigación y desarrollo (I+D), fi­nan­cia­dos por universidades argentinas y europeas. Asimismo, ha re­cibido la beca Fulbright (Visiting Scholar Program, EE. UU., 2018), la Co­lumbia School Linguistic Society Research Fellowship (EE. UU., 2022) y la Beca PROFITE del Ministerio de Educación de la Nación Argentina (2014). Su ámbito de investigación es la va­riación lingüística del español, particularmente, la variación lin­güística en comunidades andinas migrantes (español andino en la diáspora). Sobre tales temas ha dictado seminarios de posgrado y publicado diversos artículos y capítulos de libros, como Estudios de variación y contacto lingüístico en el español peruano: <https://libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/book/108>.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons