Desde hace ya un tiempo he tenido interés en la producción académica de mis colegas mexicanos, principalmente en su producción en términos de publicaciones científicas. Muy seguramente es un interés alimentado por la competencia académica que de maneras implícitas y explícitas se manifiesta en la academia.
Recientemente he tenido la oportunidad de estudiar de manera más sistemática la productividad científica de los educadores matemáticos mexicanos, como se ve reflejada en las revistas de investigación. Todo esto gracias al trabajo de investigación que Valeria Cruz Milán está desarrollando al respecto en el Instituto Politécnico Nacional de México, y el cual tengo el gusto de supervisar.
El trabajo de Valeria me ha permitido descubrir que la producción científica de los colegas mexicanos en las revistas mejor posicionadas tiene rasgos característicos. Uno de ellos es su grado de colaboración internacional, el cual es generalmente bajo: salvo algunas excepciones, los educadores matemáticos mexicanos tienden a publicar en colaboración con personas de su misma institución, y en menor medida con otras instituciones mexicanas. Cuando se trata de colaboración internacional, una parte considerable de ésta tiende a ser con España. Esta observación es corroborada por Machado, Fanjul, López y Povedano (2015).
Tomemos como ejemplo la revista Educación Matemática, una de las revistas donde más mexicanos publican sus investigaciones. Si consideramos los artículos de investigación publicados en los dos volúmenes completos más recientes -volúmenes 30 y 29 de los años 2018 y 2017 respectivamente-, veremos que 19 de ellos fueron escritos por autores mexicanos. Cinco de ellos en colaboración internacional, de los cuales dos son con España (el resto de los colaboradores provienen de Costa Rica, EUA y Uruguay).
La investigación muestra que la colaboración en la investigación tiene efectos positivos en la productividad científica. Por ejemplo, puede facilitar el acceso al financiamiento, proveer de visibilidad, e incrementar la productividad (e.g. Lee y Bozeman 2005). En particular se ha evidenciado que la colaboración internacional produce resultados notables en el desempeño científico de los individuos y los grupos de investigación (e.g. Van Raan, 1998; Nguyen, Ho-Le y Le, 2017).
La revista Educación Matemática ha sido un foro donde se ha manifestado la colaboración internacional no solo con México, sino entre autores provenientes de países de otras regiones. Sin embargo, pienso que la revista Educación Matemática estaría abierta a recibir aún más colaboraciones internacionales que reúnan el talento y la creatividad de educadoras y educadores matemáticos de diferentes latitudes. Un ejemplo de tal tipo de cooperación es el trabajo de Camilo Andrés Rodriguez-Nieto y colaboradores que se incluye en este nuevo número de la revista y que representa una colaboración entre personas e instituciones de México y Chile.
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