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El trimestre económico

versión On-line ISSN 2448-718Xversión impresa ISSN 0041-3011

El trimestre econ vol.76 no.301 Ciudad de México ene./mar. 2009  Epub 20-Nov-2020

 

Artículos

Pobreza relativa y absoluta. El caso de México (1992-2004)*

Javier Ruiz-Castillo1 

1 Departamento de Economía, Universidad Carlos III, Madrid.


Resumen:

Este artículo defiende que aunque la noción de pobreza absoluta aún debe ser un ingrediente esencial en la evaluación de la calidad de vida de los países en desarrollo y en transición, es hora de que la pobreza relativa comience a ser sistemáticamente estimada para esos mismos países. Esta recomendación se aplica a México durante el periodo 1992-2004, cuando en 2000 el gobierno de Fox determinó oficialmente por primera vez una línea de pobreza absoluta. Como en el Segundo Programa Europeo de Pobreza a fines de los años ochenta, la línea de pobreza relativa se fija en 50% de la media del gasto equivalente. Las pobrezas absoluta y la relativa se comportan de maneras opuestas durante el ciclo 1992-2000, pero ambas descienden significativamente durante el periodo de estancamiento 2000-2004. La pobreza relativa es mayor que la absoluta desde 1992 a 1994, menor en 1996-1998 y mayor de nuevo en 2000-2004. En cualquier caso, la pobreza relativa en México es mucho mayor que la pobreza relativa en los países desarrollados.

Palabras clave: pobreza absoluta; pobreza relativa; pobreza en México

Abstract:

This paper advocates that although an absolute notion of poverty should remain an essential ingredient in the evaluation of the standard of living in Developing and transition economies, it is time that relative poverty begins to be systematically estimated for those same economies. This prescription is applied to México for the 1992-2004 period, where the Fox Administration had officially determined for the first time an absolute poverty line for 2000. As in the Second European Poverty Programme at the end of the 1980s, the relative poverty line is fixed at 50% of mean equivalent expenditures. Absolute and relative poverty behave in opposite ways during the 1992-2000 business cycle, but both decline significantly during the 2000-2004 stagnation period. Relative poverty is above absolute poverty from 1992 to 1994, below it during 1996-1998, and above it again in 2000-2004. In any case, relative poverty in Mexico is well above relative poverty in developed countries.

Clasificación JEL: I32, O54.

Introducción

En su estudio precursor de la medición de la pobreza Sen (1976) distinguió dos problemas: i) identificar a los pobres entre la población total, tarea que implica la selección de una “línea de pobreza”, y ii) la construcción de un índice de pobreza usando la información disponible de los pobres. Aunque se han hecho contribuciones importantes para enfrentar el segundo problema (véase, entre otras, las investigaciones de Foster, 1984; Chakravarty, 1990, y Zheng, 1997, 2000), poco es el trabajo que se ha realizado recientemente en relación con el primer problema, que es del que tratará este artículo.

En su encuesta acerca de la pobreza en York en 1899, Rowntree fue el primero que consideró en algún detalle los problemas que implica la definición de la pobreza, y que observó claramente que su enfoque estaba basado en una línea absoluta de la pobreza: se consideró que una familia vivía en la pobreza si sus ingresos totales eran “insuficientes para obtener lo mínimo necesario para el mero mantenimiento de la eficiencia física” (Rowntree, 1901, p. 117). Pronto se observó que encontrar un valor monetario para ese “mínimo necesario” de alimentos y de otros bienes era una tarea plagada de dificultades conceptuales y prácticas. Quizá, lo que es más importante, las estimaciones de la posguerra que utilizaron las pautas de Rowntree resultaron en un panorama excesivamente confortante de lo mucho que había disminuido la pobreza absoluta en el transcurso de los años.1 Existía la posibilidad real de que la pobreza pronto sería eliminada en los países desarrollados, una situación empírica que era contraria a la convicción de que la pobreza aún era un problema real incluso en los países más ricos del mundo. Esto llevó a una noción relativa de la pobreza, según la cual “las necesidades de la vida no son fijas. Se adaptan y aumentan de manera frecuente a medida que ocurren cambios en una sociedad y sus productos” (Townsend, 1979, pp. 17-18).

En la práctica encontramos un divorcio comprensible entre los conceptos de pobreza usados en diferentes áreas del mundo: i) en las economías en desarrollo y en transición en África, Asia, Europa Oriental, la América Latina y el Caribe se reconoce que hay un núcleo absolutista irreducible en la idea de la pobreza. Este es también el punto de vista del Banco Mundial (1990), que para hacer sus comparaciones generales entre los países adopta una línea de pobreza de aproximadamente un dólar al día por persona a precios de 1985 o de 1993, ajustado por el poder de compra, una pauta que concuerda con las líneas de pobreza características de los países más pobres del mundo.2ii) Los países desarrollados están interesados exclusivamente en un punto de vista de pobreza relativa, con excepción de los Estados Unidos, don de todavía se usa la línea de pobreza absoluta sugerida por Orshansky (1965). Por lo general se interpreta que la pobreza relativa que da por debajo de una línea que es igual a cierto porcentaje de la media o la mediana del ingreso (o de los gastos).3

Se han realizado varios esfuerzos para reconciliar ambas nociones de pobreza (Sen, 1983; Ravallion, 1998, y Atkinson y Bourguignon, 2000). En este artículo se defiende la siguiente posición pragmática para el análisis intertemporal de la pobreza en las economías en desarrollo y en transición. En estos países una noción absoluta de la pobreza es un ingrediente esencial en la evaluación de la calidad de vida de la población. No obstante, creemos que llegó el momento de que la pobreza relativa también empiece a ser estimada sistemáticamente en esas mismas economías. La mejor manera de considerar la importancia de esta sugerencia es dar se cuenta de que, en las economías en desarrollo y en las de transición, no se conocen respuestas precisas a las siguientes preguntas.

  1. ¿Cómo evoluciona la pobreza relativa durante el ciclo económico (o de negocios)? La línea de pobreza relativa se mue ve en el sentido del ciclo, pero quiénes son más afectados por las recesiones y las recuperaciones, ¿los que están encima o los que están por debajo de la línea de pobreza?

  2. ¿Para cuáles países es mayor la pobreza absoluta que la pobreza relativa, y para cuáles es cierto lo contrario? ¿Qué tan grandes son las diferencias entre las dos nociones?

  3. ¿Es la pobreza relativa en las economías en desarrollo y en transición mayor que en los países desarrollados? ¿Qué tanto?

En este artículo se estudian estos temas para México usando siete encuestas de los presupuestos de los hogares, las ENIGH (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares), recabadas cada dos años de 1992 a 2004 por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Este es un interesante estudio de caso por dos razones. En primer lugar, es un periodo caracteriza do por panoramas económicos ampliamente diferentes: años de recesión, 1994-1996; de recuperación, 1996-2000, y de estancamiento, 2000-2004. En segundo lugar, los años noventa constituyen en México un periodo de intenso cambio político que culminó en la presidencia de Fox en 2000, la primera vez que alguien de otro partido ocupa la presidencia después de 70 años de hegemonía política del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Entre otras iniciativas, el gobierno de Fox adoptó una línea de pobreza absoluta siguiendo las recomendaciones de un Comité de expertos, el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTPM).4 Esta iniciativa política ha originado una corriente de estudios de la pobreza, cuyas tres conclusiones principales, con un número de diferentes especificaciones metodológicas, son las siguientes: i) de 1992 al 2000 la pobreza absoluta ha mostrado una conducta anticíclica; ii) a pesar de la ausencia de crecimiento, de 2000 a 2004 la pobreza absoluta ha disminuido significativamente, y iii) durante to do el periodo 1992-2004 la pobreza absoluta disminuye un poco.5

El CTMP recomienda estudiar la distribución del bienestar individual en la que a cada persona se le asigna el ingreso per capita corriente del hogar al que ella/él pertenece. Por otra parte, este trabajo identifica el bienestar del hogar con los gastos corrientes totales, netos de los gastos en la adquisición de ciertos bienes duraderos domésticos; después se define el bienestar individual como el bienestar del hogar ajustado por diferencias en el tamaño y composición de éste. Aparte de confirmar los resultados anteriores respecto a la pobreza absoluta, los principales hallazgos de este artículo pueden resumirse como sigue.

  1. La pobreza relativa presenta una conducta un poco cíclica durante 1992-2000. Está por encima de la pobreza absoluta de 1992 a 1996, por debajo de ella durante 1996-1998 y nuevamente por encima en 1998-2000.

  2. Los resultados anteriores muestran que la pobreza relativa y la absoluta son dos conceptos diferentes que se comportan de manera distinta durante los ciclos económicos en México. Sin embargo, durante el periodo de estancamiento (2000-2004), políticamente importante, que coincide con los cuatro primeros años de la presidencia de Fox, la pobreza relativa y también la pobreza absoluta disminuyen significativamente. Durante esos años la pobreza relativa es mayor que la pobreza absoluta.

  3. La incidencia de la pobreza absoluta en 1992 y 2004 es 20.1 y 18.5%, respectivamente, mientras que la incidencia de la pobreza relativa en esas mismas fechas es 35.0 y 30.3%. Estos últimos porcentajes de incidencia están muy por encima de los que se encuentran en las economías desarrolladas.

Lo que sigue de este artículo está organizado entres secciones. La sección I está dedicada a un breve análisis de las nociones de pobreza absoluta y pobreza relativa. En la sección II se presenta los datos de México y se analiza algunos problemas metodológicos. La sección III contiene los resultados; al final se ofrece algunos comentarios, que incluyen un breve análisis de las consecuencias de la posición adoptada en este artículo para las comparaciones internacionales de la pobreza.

I. Problemas conceptuales

1. Fortalezas y debilidades de las nociones de pobreza

Mientras estemos interesados en enunciados de la pobreza para la población en su totalidad, la determinación de las líneas de pobreza debe enfrentar un problema de comparabilidad in ter personal entre hogares de características diferentes. Esto es cierto independientemente de que se adopte un punto de vista absoluto o relativo de la pobreza. En consecuencia, para centrar toda la atención en el último tema, en esta sección se supondrá que los individuos sólo difieren en la dimensión del ingreso (o del consumo).

Los defensores de un enfoque absoluto de la pobreza tienen dos argumentaciones principales. En primer lugar, des de Rowntree (1901) la pobreza se refiere a la incapacidad de alcanzar cierta calidad mínima de vida, posiblemente relacionada con alguna noción de sobrevivencia, independientemente del tiempo y del lugar. En palabras de Sen (1983), p. 159: “Si la gente está muriendo por falta de comida y hay hambre, entonces —sin importar cual sea la perspectiva relativa— claramente hay pobreza. En este sentido, la imagen relativa —si es que importa— debe tomar un lugar secundario detrás de la consideración absoluta posiblemente dominante.” En segundo lugar, una línea de pobreza absoluta, ajustada sólo por los cambios en los precios, proporciona un instrumento fijo de medición con el cual pueden obtenerse significativamente la evaluación de las políticas contra la pobreza y las comparaciones intertemporales.

Por lo general, la defensa del punto de vista relativo es siguiendo tres líneas. Primero, la relación entre la pobreza y las pautas de vida generales de la sociedad en que se medirá el fenómeno ha sido reconocida des de ha ce mucho tiempo. En los párrafos frecuentemente citados de Adam Smith (1776), p. 691: “Por bienes necesarios, entiendo no sólo los bienes básicos que son forzosamente indispensables para el apoyo de la vi da, sino también todo aquello que la costumbre del país considera ‘indecente’ por personas dignas, incluso las de clase más baja. Por ejemplo, en sentido estricto, una camisa de lino no es una necesidad de la vida. Los griegos y romanos vivieron, supongo, muy cómodamente aunque carecían de lino. Pero en el presente […] un trabajador digno se avergonzaría de aparecer en público sin una camisa de lino, cuya ausencia supondría representar un desgraciado estado de pobreza.” En los tiempos modernos, de conformidad con las ideas expresadas por Townsend (1954, 1962), el British Social Science Research Council (1968, citado en Atkinson, 1975) dice que: “Las personas son ‘pobres’ porque son privadas de las oportunidades, comodidades y autorrespeto que son considerados normales en la comunidad a la que pertenecen. Por tanto, las normas de vida promedio en continuo cambio de la comunidad son el punto de partida para una evaluación de su pobreza, y los pobres son los que caen lo suficientemente por debajo de esas normas promedio.”

En segundo lugar, se ha señalado que la determinación de una línea de pobreza absoluta está plagada de dificultades prácticas. No es necesario repetir aquí los argumentos que se han dado en otras partes.6 Baste recordar dos puntos: i) las líneas de pobreza absoluta pueden diferir ampliamente dentro de un mismo país,7 y ii) incluso en el caso del enfoque objetivo, hay amplias diferencias entre los países en los que se han obtenido líneas de pobreza (véase Ravallion et al, 1991; Ravallion, 1998, y el análisis que se presenta líneas abajo). Finalmente, como se indicó en la Introducción, pronto se comprendió después de la Guerra que, según las normas prevalecientes, la pobreza absoluta estaba sien do erradicada en los países desarrollados. La noción de la pobreza relativa llegó a corregir la situación.

Se había establecido el panorama para seguir caminos diferentes. Por una parte, en los países desarrollados sólo se ha rían estimaciones de la pobreza relativa. Fijar una línea de pobreza en un determinado porcentaje de la media o media na del ingreso o de los gastos puede parecer arbitrario, pero es un procedimiento sencillo, conveniente, fácil de entender y transparente. Desde un punto de vista normativo, la reducción de la incidencia de la pobreza, que significa la reducción del porcentaje de personas en el extremo inferior de la distribución del ingreso en los países en que el ingreso medio es al to y está aumentan do en términos reales, manifiesta una preocupación por el sufrimiento de los pobres (relativos), así como por los valores igualitarios.

Por otra parte, una noción relativa de la pobreza no carece de sus aspectos paradójicos. Primero, podemos tener una situación en que una distribución del ingreso domina en el sentido de Pareto a otra, a la vez que muestra una mayor pobreza relativa. Segundo, la pobreza relativa es in variable a los cambios equiproporcionales en todos los ingresos. Consecuentemente, si aumentan (o disminuyen) en la misma proporción los ingresos en una situación, entonces puede esperar se que la pobreza disminuya (aumente), pero la pobreza relativa permanecerá constante. Tercero, el hecho de que la línea de pobreza —y quizá la propia pobreza— cae (aumenta) durante las recesiones (recuperaciones) a lo largo del ciclo económico, puede no ser del agrado de to dos. Además, algunos argumentarán que los umbrales relativos ofrecen un objetivo demasiado variable para quienes determinan la política y están procuran do disminuir la pobreza. Cuarto, el hecho de que dos individuos con el mismo ingreso real en dos periodos diferentes o en dos sociedades diferentes puedan ser considerados uno pobre y el otro como no pobre, dependiendo del valor de la media en las dos situaciones que se están comparan do, no satisfará forzosamente las intuiciones de todos respecto a lo que significa la pobreza. Además, para los que trabajan en economías en desarrollo y en transición es difícil abandonar la idea de que hay un núcleo absolutista irreducible en la idea de pobreza. Por tanto, es comprensible que en esas partes del mundo haya sido adoptada generalmente una noción de pobreza absoluta.

La pregunta es ¿de qué manera las líneas de pobreza actuales en diferentes países se comparan entre sí? Resulta que la línea de pobreza sigue una relación no lineal con el consumo medio per capita: la elasticidad de la línea de pobreza con respecto al consumo me dio per capita es 0 o muy pequeña al nivel de consumo en los países más pobres del mundo, se con vierte en 0.7 en la media general, y aumenta hasta la unidad en el nivel de consumo de los países más ricos estudiados. Debemos concluir que las líneas de pobreza existentes no reflejan una noción universal de sobrevivencia, científicamente bien definida. En cambio, hoy se reconoce de manera amplia que la determinación de cualquier línea de pobreza implica la elección de un número de parámetros. En la fundamenta da opinión de Ravallion (1998), p. 30: “Es mi experiencia que esos parámetros son característicamente elegidos (explícitamente o de otra manera) para que concuerden con las percepciones de lo que significa la ‘pobreza’ en un país determinado […] entonces, podría argumentar se que lo que se está haciendo al establecer una línea de pobreza en un país determinado es estimar la ‘línea de pobreza subjetiva’ subyacente en el país.” No obstante, en la medida en que la elasticidad de la línea actual de pobreza con respecto al consumo medio per capita sea plana en los estratos más bajos de consumo, tiene sentido que para las comparaciones internacionales de la pobreza el Banco Mundial ha ya elegido como línea de pobreza absoluta adecuada la especificación de un dólar diario, usan do las paridades del poder de compra (PPC) para convertir las monedas locales en dólares.8

2. El problema presente y las opciones de soluciones

Muchos pensarían que una noción adecuada de pobreza debería contener elementos de los enfoques absolutos y relativos. Sen (1983, 1987) proporciona una solución conceptual al problema. Comienza sugiriendo que el enfoque correcto para evaluar las pautas de vida no son ni los bienes básicos ni las características (en el sentido de Gorman y Lancaster), ni la utilidad, sino las capacidades de la persona, entendidas como la posibilidad de hacer varias cosas o de lograr ciertas funciones. Ejemplos son la capacidad de alimentarse a sí mismo, pero también la capacidad de vivir sin vergüenza, en la que hizo hincapié Smith: la de ser capaz de participar en las actividades de la comunidad analiza das por Townsend, o la de tener el autorrespeto de que trató Rawls (1971). El siguiente paso es la sugerencia de que la pobreza es una noción absoluta en el espacio de las capacidades, de modo que la línea de pobreza es definida por el valor de los bienes requeridos para un nivel específico de capacidades. En el concepto usa do en Atkinson y Bourguignon (2000) hay un vector de niveles de capacidad, c, y una matriz A que con vierte es tas capacidades en requerimientos de mercancías, de modo que a los precios prevalecientes p la línea de pobreza está definida por z = p Ac. La idea final es que la matriz A, que relaciona las capacidades con los bienes, puede depender de la sociedad de que se trate en particular.9 En las propias palabras de Sen (1983), p. 161: “A riesgo de sobre simplificar, me gusta ría decir que la pobreza es una noción absoluta en el espacio de las capacidades pero que con frecuencia tomará una forma relativa en el espacio de las mercancías o características.” De este modo, un nivel absoluto de capacidades, c, puede traducirse en un conjunto de requerimientos de mercancías que es relativo a la pauta de vida de un determinado país.10

Estas ideas proporcionan una estructura en que se hacen compatibles los puntos de vista absoluto y relativo (en diferentes espacios) y ciertamente son de ayuda en los dos contextos. Primero, motivan esfuerzos —como el del Consejo Nacional de Investigaciones en Citro y Michael (1950)— para fijar una línea de pobreza absoluta que es actualizada a menudo en el tiempo para un determinado país. Segundo, sirven para racionalizar la relación empírica entre las líneas de pobreza en diferentes países y su consumo me dio per capita.11 Sin embargo, para que sea operativa en el caso de las comparaciones internacionales, la propuesta de Sen requiere que se aplique —esto es, requiere que se especifiquen un vector c común a todos los países y una matriz diferente A para cada uno de ellos—. En ausencia de esa especificación, los países en desarrollo continúan usan do exclusivamente una línea de pobreza absoluta, y los países desarrollados usan sólo una relativa, mientras que para las comparaciones internacionales entre los países en desarrollo y los que están en transición el Banco Mundial usa una línea de pobreza absoluta de 1 dólar al día.

Es cierto que, incluso como lo enuncia el Banco Mundial (1990), p. 26, “podemos pensar en una línea de pobreza como si comprendiera dos elementos: el gasto necesario para comprar un mínimo de nutrición y otras necesidades básicas y una cantidad adicional que varía de país a país y refleja el costo de participar en la vi da diaria de la sociedad”. Pero el análisis anterior también nos di ce que las nociones absoluta y relativa de la pobreza son fundamentalmente diferentes. Esta es la razón por la que, en vez de buscar mane ras de combinar las en una so la medida como lo han hecho otros, la posición que se defiende en este artículo es la de mantener las separadas.

Estamos de acuerdo con el Banco Mundial en que en los países en desarrollo y en transición es imposible evitar una noción de pobreza absoluta y no se la de be abandonar. Este debe ser en particular el caso en los países que, como México, han acordado oficialmente una línea de pobreza absoluta. Pero lo anterior no impide que al mismo tiempo nos hagamos en México las siguientes preguntas: i) ¿cuál fue el comportamiento de la línea de pobreza relativa durante el ciclo económico de 1992-2000 y durante la presidencia de Fox de 2000 a 2004?; ii) ¿es la pobreza relativa mayor que la absoluta? y, de ser así, ¿en qué medida?, y iii) ¿cómo se compara México con otros países donde se ha me di do la pobreza relativa, es decir, los países desarrollados?

II. Problemas de datos y de medición

1. Micro vs macro datos

Como se indicó en la Introducción, en México están disponibles numerosas encuestas de los presupuestos de los hogares, obtenidos por el INEGI cada dos años de 1992 a 2004, que los expertos consideran aproximadamente comparables.12 Ese es un periodo interesante caracteriza do desde el punto de vista macroeconómico por años de recesión, 1994-1996, años de recuperación, 1996-2000, y años de estancamiento, 2000-2004. Por lo anterior, con tamos con el panorama para un experimento empírico decisivo: ¿de qué modo refleja la información del INEGI esas profundas oscilaciones en la actividad económica macroeconómica?

La gráfica 1A presenta el ingreso agregado de los hogares y las series de gastos per capita en términos reales según el INEGI.13 Proporciona una prueba impresionante de la congruencia general entre el ingreso agregado y los datos de los gastos agregados, así como el efecto de la crisis del peso y la rápida recuperación de la actividad económica que se detectó de manera independiente en la información macroeconómica de las cuentas nacionales.14 La gráfica 1B muestra la conducta de los gastos de los hogares en diferentes zonas geográficas. Para una referencia posterior, observe la profunda caí da en la actividad económica en 1996 en el sector urbano.15

Gráfica 1A Ingreso y gastos per capita de los hogares en términos reales 

Gráfica 1B Gastos per capita de los hogares en términos reales en diferentes áreas 

En México, como en otros países, los gastos y los ingresos agregados estimados con base en las encuestas de los presupuestos de los hogares son característicamente menores que el consumo y el PIB estimados a partir de las cuentas nacionales. En este contexto, de be recordar se que algunos investigadores recomiendan que se reconcilie la información en las cuentas nacionales y la de las encuestas de los presupuestos de los hogares, aumentando de varias maneras las magnitudes de los hogares en las últimas con el fin de llegar a los niveles más altos de consumo y de ingreso disponible que encontramos en las primeras (véase, por ejemplo, Bhala, 2002). Se conoce que estos procedimientos están plagados de problemas que deben ser resueltos por medio de decisiones arbitrarias.16 Además, en la medida en que las ENIGH proporcionen una macroimagen convincente de la conducta cíclica en el caso mexicano, de be con fiar se más en estas encuestas de los pre su puestos de los hogares como la mejor fuente posible de datos para el estudio de la evolución de la calidad de vida de la población de los hogares mexicanos.17

2. La distribución en estudio

Desde el punto de vista de la economía del bienestar, la unidad de análisis es el individuo. Sin embargo, en ausencia de una teoría bien establecida —apoyada por convincente evidencia empírica— de la conducta de los hogares con más de una persona, uno se ve obligado a estudiar la distribución in di vidual en la que a cada persona se le asigna el bienestar del hogar al cual pertenece, corregido por las diferencias en necesidades.

Como es comúnmente el caso en la América Latina, la CTMP en México ha estado en favor de una medición del bienestar del hogar basada en el ingreso. Sin embargo, por razones teóricas y prácticas, con el fin de proporcionar un punto de vista contrastante, en este artículo se elige una medición basada en el consumo.18 Dadas las dificultades de imputar un valor al ocio y asignando el costo total de los bienes públicos o de los bienes proporcionados por el sector público a los hogares, es más fácil aproximar se a una medición del bienestar del hogar basada en el consumo en un año determinado que se fundamente en los gastos corrientes del hogar en bienes y servicios privados.

Las variables que en realidad captan las ENIGH incluyen gastos discontinuos en algunos bienes duraderos, cuya ocurrencia puede deformar considerablemente el total. Es mejor considerar estos gastos como inversión y excluir los de nuestra medición del consumo privado corriente de los hogares. Un claro elemento de este problema es proporcionado por los gastos en la compra de automóviles, motocicletas y otros medios de transporte privados. Por otra parte, los gastos de los hogares en el mantenimiento y reparación de las viviendas, en las ENIGH aparecen mezclados con gastos en la ampliación o en la construcción de una nueva unidad de vivienda. En la mayoría de los años se encuentra que, para una gran proporción de hogares, los gastos en estas actividades también deben ser considerados como inversión más que como consumo. Por tanto, nuestra estimación del consumo corriente de los hogares excluye los gastos en adquisición de automóviles, motocicletas y otros medios de transporte privado, así como los gastos en mantenimiento de las viviendas y otros. Idealmente, excluir los gastos corrientes en la adquisición de esos bienes duraderos de be ir acompañado de una estimación de los servicios de consumo que proporcionan esas corrientes de inversión así como por el inventario de bienes duraderos adquiridos en el pasa do. Esto sólo puede hacer separa la vivienda —sin du da el bien duradero más importante— porque el INEGI proporciona un valor de renta imputado para todas las viviendas que no son rentadas.

En la práctica, las diferencias en las necesidades de los hogares provienen de dos fuentes principales: i) en la medida en que la presencia de algunos bienes públicos o se mi públicos dentro del hogar conduce a algunas economías de escala en el consumo, de be reconocer se que hogares de diferente tamaño tienen necesidades diferentes, y ii) los niños característicamente tienen menos necesidades que los adultos. Así, se di ce que hogares del mismo tamaño pero de diferente composición demográfica tienen diferentes necesidades.19

Supóngase que hay una población de H hogares, a la que se aplican los índices h = 1,..., H. Supóngase también que x h sea la variable que más se aproxima al bienestar del hogar, es decir, los gastos del hogar en bienes privados, netos del gasto en ciertos bienes de inversión; supóngase que a h y c h sean el número de adultos y de niños en el hogar h, respectivamente, y considere el modelo de dos parámetros de escalas de equivalencia que lleva a la siguiente definición de los gastos equivalentes del hogar:

eqxh(α,θ)=xh/(ah+αch)θ,θ[0,1],α[0,1] (1)

Cuanto más grande sea α, mayores serán las necesidades de los niños que se suponen relativasa las necesidades de los adultos, y cuanto más grande sea θ, se supone que serán menores las economías de escala.

¿Cuáles serán las elecciones razonables para α y θ? El CTMP (2002) se centra exclusivamente en el caso (α, θ) = (1, 1), en el supuesto de que las necesidades de los adultos y de los niños sean idénticas y de que no hay ninguna economía de escala. En contraste, aquí tomamos un punto de vista di fe rente. En primer lugar, la mayor parte de la bibliografía del tema sugiere que los niños significan relativamente un mayor costo en los países industrializados, mientras que las colegiaturas, la diversión, los vestidos, etc., son relativamente más baratos en las economías agrícolas más pobres. En consecuencia Deaton y Zaidi (2002) sugieren que α puede ser fijado aproximadamente en la unidad en los Estados Unidos y en la Europa Occidental, y quizá tan bajo como 0.25-0.33 para las economías más pobres. Nuestra elección fue establecer que a sea igual a 1/3. En segundo lugar, si todos los bienes en el hogar son privados, el costo aumenta proporcionalmente al número de miembros del hogar, en tanto que si todos los bienes son públicos, los costos no son afectados por el tamaño del hogar. Por tanto, en economías relativamente pobres en las que una alta proporción del presupuesto se destina a los alimentos —que pueden ser considerados casi en su totalidad como bienes priva dos— es posible que la economía a escala sea pequeña. Aunque Deaton y Zaidi (2002) sugieren establecer que θ sea igual a 0.9 en los países en desarrollo, se supondrá que las economías a escala en México podrían ser un poco mayores, por lo que se establecerá que θ es igual a 0.8.20 Para referencia posterior, supongamos que eqx es la distribución individual en que a cada persona se le asignan los gastos equivalentes del hogar al que él/ella pertenece cuando (α, θ) = (1/3, 0.8) en la ecuación (1), esto es, en la que a cada persona se le asigna eqx h = x h /[a h + (1/3)c h ]0.8.

3. Líneas de pobreza absoluta y relativa

En este artículo, como en los estudios europeos de la pobreza, tomamos un enfoque de total relatividad para el ajuste de la pobreza en el transcurso del tiempo, estableciendo la línea de pobreza relativa en algún porcentaje del ingreso o gasto promedios. En el Segundo Programa Europeo de la Pobreza el porcentaje es 50%, y se considera que el promedio es la media, y el indicador de recursos es el gasto (Eurostat, 1990, 1997, y Hagernaas et al, 1994; éste es también el criterio en Zaidi y De Vos, 2000).21 Por tanto, la línea de pobreza relativa en el año t, ztR, se elige de modo que sea igual a la mitad de la media de eqx, es decir, ztR=(1/2)μ(eqx). Se considera que una persona en el hogar h es relativamente pobre en el año t si, y sólo si, eqx h ztR.

En lo que se refiere a las líneas de pobreza absoluta la situación es la siguiente. Como se indicó líneas arriba, el CTMP (2002, 2005) en México estudia la distribución individual en la que a cada persona se le asigna el ingreso corriente per capita del hogar al que él/ella pertenece. Para el año 2000 se fija ron dos líneas de pobreza absoluta —una para el sector urbano y otra para el rural— lo que debe interpretarse como las cantidades de dinero monetario necesarias para cubrir las necesidades básicas de alimento per capita en cada uno de los dos sectores. Debido a las diferencias espaciales en el establecimiento del precio de una canasta común de alimentos básicos, en 2000 la línea de pobreza urbana es mayor que la del sector rural. No obstante, la incidencia de la pobreza absoluta en ese año según las estimaciones oficiales es de 12.6 y 42.4% de los individuos en los sectores urbano y rural, respectivamente.

Considérese la posibilidad de cambiar a una medida del bienestar del hogar basada en el consumo. El Banco Mundial (2004), p. 61, sugiere que para 2000 las líneas de pobreza absoluta deben fijarse de tal modo que la incidencia de la pobreza en los sectores urbano y rural permanezca constante. En nuestro caso, además de una medida del bienestar del hogar basada en el consumo, se determinan los gastos equivalentes (α, θ) = (1/3, 0.8) en vez de la que sigue el CTMP, es decir (α, θ) = (1, 1). Suponga que z Au y z Ar son las líneas de pobreza absoluta en 2000 en los sectores urbano y rural, respectivamente, que se utilizarán en este artículo. Siguiendo la sugerencia del Banco Mundial, z Au y z Ar se fijan de tal modo que la incidencia de la pobreza absoluta en ese año no varía respecto a la forma que nos hemos aproximado al bienestar del hogar ni respecto a la elección de las escalas de equivalencia. Esto es, z Au y z Ar son determinadas implícitamente por la condición de que el porcentaje de individuos pobres en los sectores urbano y rural es 12.6 y 42.4, respectivamente.

Esas líneas de pobreza para 2000 son expresadas a los precios de cada año durante el periodo 1992-2002 gracias a los deflacionadores usados por el Banco Mundial (2004), p. 109, para su propia medida del bienestar del hogar basada en el consumo.22 Finalmente, para expresar las líneas de pobreza en 2000 en términos de los precios de 2004, se ha usado el índice de precios de los alimentos publicado por el Banco de México (la tasa de inflación de los alimentos entre esas dos fechas es de 122.31%). Supóngase que ztAi sea la línea de pobreza absoluta en el sector i y en el año t; entonces, un hogar h que vive en el sector i en ese año será considerado pobre si eqx h ztAi.

4. Medición de la pobreza

Tanto la pobreza relativa como la absoluta se miden usando el grupo de índices de pobreza de Foster, Greer y Thorbecke (1984), denotados por FGT β. Para una población de N individuos, identificados por subíndices i = 1, ..., N, P de los cuales son pobres cuando la línea de pobreza es z, el índice está definido por:

FGTβ(x,z)=(1/N)ΣiP[(zxi)/z]β (2)

Cuando β = 0, tenemos el conteo de personas, una medida de la incidencia de la pobreza; cuando β = 1, tenemos una medida de la intensidad de la pobreza que considera la brecha agregada de la pobreza; mientras que cuando β = 2, tenemos una medida de la severidad de la pobreza que toma en cuenta la desigualdad del ingreso entre los pobres.

Parte del interés de este grupo de medidas de la pobreza es que pueden descomponerse aditivamente en el sentido siguiente. Considérese, por ejemplo, la división de la población en sectores urbano y rural, de modo que la distribución que se está estudiando puede expresarse como x = (x u , x r ). Entonces, cada una de las medidas FGT β puede escribirse como:

FGTβ(x)=υuFGTβ(xu)+υrFGTβ(xr)

en que υ u y υ r son las proporciones de las poblaciones urbana y rural, respectivamente. En un contexto intertemporal esto permite explicar el cambio en la pobreza absoluta general en términos del cambio en los sectores urbano y rural, y un término que percibe el cambio en las ponderaciones de la población. Para cualequiera de los dos años, digamos 1 y 2, el cambio en la pobreza general, ΔP βFGT β(2) − FGT β(1), puede ser descompuesto en los siguientes tres términos:

ΔPβ=ΔPβu+ΔPβr+ΔDemoβ (3)

en que ΔPβu=υu[FGTβ(xu)(2)FGTβ(xu)(1)] = cambio en la pobreza general debido al cambio en la pobreza dentro del sector urbano; ΔPβr=υr(1)[FGTβ(xr)(2)FGTβ(xr)(1)] cambio en la pobreza general debido al cambio en la pobreza dentro del sector rural; ΔDemoβ=[υu(2)υu(1)]FGTβ(xu)(2)+[υr(2)υr(1)]FGTβ(xr)(2) cambio en la pobreza general debido al cambio en las proporciones de la población.

III. Resultados empíricos

El cuadro 1 presenta la evolución de la pobreza absoluta a los niveles nacional, urbano y rural según el grupo de medidas de la pobreza FGT β, β = 0, 1, 2. Para facilitar la interpretación, de aquí en adelante todas las estimaciones de pobreza se multiplican por 100. La parte B de este cuadro incluye el cambio en la pobreza general en diferentes subperiodos, mientras que la parte C muestra la descomposición de los cambios en FGT β para expresarlos en los tres términos de la ecuación (3); para cualquier subperiodo, la parte C presenta las expresiones 100(ΔPβu/ΔPβ), 100(ΔPβr/ΔPβ) y 100(ΔDemoβ/ΔPβ).

Cuadro 1A La evolución de la pobreza absoluta en la distribución individual en que a cada individuo se le asignan gastos netos por adulto equivalente del hogar al que él/ella pertenece 

Índices de pobreza 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004
Nacional
FGT 0 20.1 19.6 33.8 32.8 24.2 20.5 18.5
FGT 1 5.8 5.2 10.6 10.7 7.4 5.9 5.3
FGT 2 2.5 2.0 4.8 4.9 3.3 2.4 2.2
Urbana
FGT 0 9.0 9.9 22.0 19.5 12.6 11.1 11.6
FGT 1 2.0 2.1 5.6 4.7 2.8 2.4 2.7
FGT 2 0.7 0.7 2.1 1.7 0.9 0.8 1.0
Rural
FGT 0 36.2 32.9 51.0 52.2 42.3 35.9 29.7
FGT 1 11.3 9.5 18.0 19.3 14.7 11.6 9.4
FGT 2 5.0 3.9 8.6 9.5 7.0 5.1 4.2

Cuadro 1B Cambio en la pobreza absoluta a nivel nacional. (Porcentaje) 

Índice de pobreza 1992-1996 1996-1998 1998-2000 2000-2004
FGT 0 68.0 −28.5 −23.6 −8.2
FGT 1 81.8 −30.0 −29.4 −10.1
FGT 2 92.3 −30.6 −33.3 −11.0

Cuadro 1C Porcentaje de la separación (descomposición) del cambio en FGT 0  

Periodo Sector urbano Sector rural Ponderaciones
de la población
Total
1996-1992 55.8 44.5 −0.3 100
2000-1996 57.8 36.9 5.4 100
2004-2000 10.4 86.3 3.3 100
2004-1992 −91.3 159.5 31.8 100

La pobreza absoluta aumentó de manera impresionante durante la recesión de 1994-1996 en todas las zonas geográficas. Lo contrario de lo que ocurre en el sector urbano, en el rural la incidencia, la profundidad y la gravedad de la pobreza continuó aumentan do un poco de 1996 a 1998, lo que indica que los individuos más pobres en este sector no se beneficia ron inicialmente por la recuperación general de la actividad.23 Sin embargo, como se ha establecido líneas arriba para otras medidas del bienestar del hogar y personal (véase las referencias en la nota 5 de pie de página), la pobreza absoluta disminuye de manera frecuente de 1998 a 2004, en particular en el sector rural.

Resulta interesante que los cambios en la pobreza absoluta siempre son mayores (en valor absoluto) para FGT 2 que para FGT 1 y FGT 0 (véase el cuadro 1B). En particular, la disminución en la pobreza absoluta durante los años de Fox es igual a 23.6, 29.4 y 33.3% según FGT 0, FGT 1 y FGT 2, respectivamente. ¿Cómo puede explicarse este cambio? La descomposición en el cambio de la pobreza en el cuadro 1C indica que un Porcentaje tan alto como 86.3 de la disminución en la pobreza general en 2000-2004 debe ser atribuido a la disminución de la pobreza en el sector rural. Esto significa que, como lo han señalado otros investigadores antes, la disminución de la pobreza absoluta durante ese importante periodo debe atribuirse en gran medida a un decremento de la desigualdad entre los pobres rurales en un contexto de estancamiento del crecimiento.

Para todo el periodo 1992-2004, la pobreza absoluta tuvo un decremento moderado: casi una disminución de 10% según las tres medidas de la pobreza (véase la última columna en el cuadro 1B). Sin embargo, ambos sectores se comporta ron de manera muy diferente: en el sector urbano la pobreza aumentó un poco, mientras que en el rural disminuyó considerablemente. Por tanto, al separar los componentes del cambio total en FGT 0 durante 1992-2004, el porcentaje atribuido al cambio dentro del sector urbano (rural) tiene un signo negativo (positivo) (véase la última fi la en el cuadro 1C).

El cuadro 2, que tiene la misma estructura que el cuadro 1, desplaza la atención hacia el caso relativo. Recuérdese que, como en muchas otras economías en desarrollo y en transición, hay dos líneas de pobreza absoluta, una para el sector urbano y otra para el rural. En vista de las diferencias de precio espaciales, la línea de pobreza absoluta urbana es mayor que la rural en cada uno de los años del periodo 1992-2004. Esto tiende a cerrar la distancia de la pobreza en los dos sectores. Sin embargo, en el enfoque relativo de la pobreza en los países desarrollados, en que el sector rural puede representar cuando mucho 15% de la población, no se acostumbra distinguir entre una línea de pobreza urbana y otra rural. Adoptar la calidad de vida nacional en la determinación de una so la línea de pobreza equivale a tratar a todos los subgrupos en todas las divisiones como parte de una sola comunidad política. Para asegurar la comparabilidad con las estimaciones de pobreza relativa de los países desarrollados, y debido a que nosotros pensamos que tomar esta posición inicial es interesante, este es el criterio que se sigue en este artículo. La conjetura es que en México será más difícil llegar a esa línea de pobreza común en el sector rural que en el urbano. En realidad es to es lo que se observa en los datos: la pobreza relativa esencialmente es un fenómeno rural, y la distancia entre las estimaciones de la pobreza en ambos sectores es incluso mayor que en el caso absoluto. Por ejemplo, en 1992 la distancia entre la incidencia de la pobreza absoluta y la relativa es de 27 y 47 puntos porcentuales, respectivamente.

Cuadro 2A Evolución de la pobreza relativa en la distribución individual en que a cada individuo se le asignan gastos netos por adulto equivalente del hogar al cual el/ella pertenece 

Índices de pobreza 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004
Nacional
FGT 0 35.0 36.1 32.2 32.7 35.1 33.3 30.3
FGT 1 12.5 12.6 10.7 11.5 12.8 11.2 10.1
FGT 2 6.1 6.0 5.0 5.6 6.4 5.3 4.7
Urbana
FGT 0 15.8 16.0 15.6 14.5 17.5 16.5 16.8
FGT 1 3.9 3.7 3.7 3.4 4.1 3.9 4.3
FGT 2 1.4 1.3 1.3 1.2 1.5 1.4 1.6
Rural
FGT 0 62.7 63.7 56.2 59.1 62.5 60.9 52.1
FGT 1 24.8 24.8 20.9 23.4 26.2 23.3 19.5
FGT 2 12.7 12.4 10.4 12.0 14.0 11.7 9.7

Cuadro 2B Cambios en la pobreza relativa nacional. (Porcentaje) 

Índice de pobreza 1992-1996 1996-1998 1998-2000 2000-2004
FGT 0 −8.0 9.0 −13.7 −13.5
FGT 1 −13.8 18.8 −21.1 −19.2
FGT 2 −17.5 26.9 −25.8 −22.3

Cuadro 2C Porcentaje de la separación (descomposición) del cambio en FGT 0  

Periodo Sector urbano Sector rural Ponderaciones
de la población
Total
1996-1992 3.2 95.1 1.7 100
2000-1996 37.9 89.0 −27.0 100
2004-2000 8.0 84.4 7.6 100
2004-1992 13.5 91.8 21.7 100

En lo que se refiere a las tendencias, adviértase que el hecho de que la línea de pobreza relativa se mueve cíclicamente no implica nada respecto a la propia pobreza relativa. Resulta que la pobreza relativa no cambia mucho en el sector urbano durante to do el ciclo económico 1992-2000. No obstante, la pobreza rural claramente disminuye en la recesión de 1994-1996 y aumenta con la recuperación de 1996-2000.24 A nivel nacional, la pobreza relativa muestra una conducta más o menos cíclica según los tres índices FGT de pobreza. En otras palabras, la recesión de 1994-1996 es un poco igualizadora, perjudican do relativamente más a los ricos que a los pobres y dando lugar a un decremento en la pobreza relativa, en tanto que la recuperación generó desigualdad, favoreciendo a los ricos más que a los pobres y generando un incremento en la pobreza relativa.

La incidencia de la pobreza absoluta y de la relativa en todas las zonas geográficas está representa da convenientemente en la gráfica 2. La naturaleza contra cíclica (cíclica) de la pobreza absoluta (relativa) de conformidad con FGT 0, está claramente mostrada. Lo anterior confirma que la pobreza relativa y la absoluta son fenómenos diferentes que se conducen en sentidos opuestos durante el ciclo 1992-2000. ¿También lo hicieron así durante el importante periodo 2000-2004? La respuesta es no. La pobreza relativa se mantuvo en esencia estable en el sector urbano, pero disminuyó considerablemente en el rural según todos los índices FGT. Las tendencias en el sector rural durante ese periodo clave vienen siendo las mismas que la nacional.

Gráfica 2A Incidencia de la pobreza absoluta. (Porcentaje) 

Gráfica 2B Incidencia de la pobreza relativa. (Porcentaje) 

Al igual que en el caso absoluto, los cambios en la pobreza relativa son siempre mayores (en valores absolutos) para FGT 2 que para FGT 1 y FGT 0 (véase cuadro 2B). En particular, la disminución de la pobreza relativa durante el gobierno de Fox es igual a 13.5, 19.2 y 22.3% de conformidad con FGT 0, FGT 1 y FGT 2, respectivamente. La separación de los elementos que componen la incidencia de la pobreza para ese subperiodo en el cuadro 2C indica que un significativo 84.4% de la disminución de la pobreza general en 2000-2004 debe atribuirse a la disminución de la pobreza dentro del sector rural. En realidad, la información en el cuadro 2C corrobora que el factor que explica abrumadoramente el cambio en la incidencia de la pobreza relativa en todos los periodos es el cambio de la pobreza dentro del sector rural. En particular, el signo negativo en el sector urbano en la última fi la del cuadro 2C indica que, a pesar de una disminución de 13.5% en la pobreza relativa general durante 1992-2004 de acuerdo con FGT 0 (véase la última columna en el cuadro 2B), la incidencia de la pobreza relativa en el sector urbano se incrementó en ese periodo; la mayor par te (91.8%) de la explicación de la disminución general debe ser atribuida a lo que ocurre en el sector rural.

Es preciso considerar un aspecto final: ¿cómo se comparan entre sí la pobreza relativa y la absoluta? En otras palabras, ¿cuántos pobres relativamente son también pobres desde el punto de vista absoluto y cuántos no lo son? La gráfica 3 muestra la relación entre las líneas de pobreza absoluta en todas las zonas geográficas y la línea única de pobreza relativa nacional a precios corrientes en todos los años. Al principio del periodo, la línea de pobreza relativa está por encima de todas las líneas de pobreza absoluta. Con la recesión, cruza las líneas de pobreza nacional e incluso las de pobreza urbana y con la recuperación se torna nuevamente más grande que todas las líneas de pobreza absoluta. La gráfica 4 presenta la evolución de la incidencia de la pobreza relativa y de la absoluta al nivel nacional. En 1992 una quinta parte de la población está por debajo de la línea de pobreza absoluta, pero un porcentaje tan al to como 35 son pobres en el sentido relativo. Sin embargo, cuando se presenta la disminución en la actividad económica en 1996, en esencia todos los pobres relativos se convierten también en pobres desde el punto de vista absoluto. Después de la recuperación, la pobreza relativa vuelve a ser mayor que la pobreza absoluta. En 2004, 30.3% de la población es relativamente pobre y 18.5% aún es absolutamente pobre.25 En concordancia con cambios moderados en los gastos medios equivalentes y con la desigualdad en los gastos equivalentes de 1992 a 2004, en ese periodo también se encuentran reducciones moderadas en la pobreza absoluta y en la relativa.

Gráfica 3 Líneas de pobreza absoluta en todas las zonas geográficas y línea de pobreza relativa nacional 

Gráfica 4 Incidencia de la pobreza relativa y absoluta nacional. (Porcentaje) 

La gráfica 5 ejemplifica la relación entre la pobreza absoluta y la relativa en los sectores rural y urbano. En vista del papel dominante del sector rural en la explicación de los cambios en la pobreza nacional, no es sorprendente encontrar que la evolución en este sector se parece mucho a la pauta que se observó en la gráfica 4 para México en su conjunto. En cambio, el hecho de que a consecuencia de la recesión la pobreza absoluta supera a la pobreza relativa en el sector urbano, podría ser sorprendente a primera vista. Una explicación posible es proporcionada en la gráfica 1: la caída de los gastos agregados del hogar per capita en términos reales durante la recesión 1994-1996 es mucho más impresionante en el sector urbano que en el rural; es to se manifiesta en un incremento relativamente muy grande en la pobreza absoluta en el sector urbano. Por otra parte, la pauta procíclico de la pobreza relativa es más pronunciada en el sector rural: los que están por encima de la línea de pobreza relativa padecen más los efectos de la recesión, pero se recuperan más rápidamente en la fa se de recuperación que los que están por debajo de ella.

Gráfica 5 Incidencia de la pobreza relativa y absoluta en los sectores rural y urbano. (Porcentaje) 

Conclusiones

Las líneas de pobreza relativa pueden fijarse arbitrariamente, aunque con facilidad, como algún porcentaje de la media o la mediana del ingreso (o gastos) de un país. Aunque a primera vista puede parecer que un concepto de pobreza absoluta se refiere a alguna noción de sobrevivencia fácilmente identificable, en la práctica la determinación de una línea de pobreza absoluta requiere varias decisiones ad hoc. Como se indicó en la sección I de este artículo, las influencias relativistas han llevado a una situación en que, más allá de cierta calidad de vida, las líneas de pobreza absoluta en las economías en desarrollo y en transición varían de manera directa con el ingreso o el consumo promedio.

En to do caso, los escritos de la pobreza empírica están divididos en dos campos. En las economías en desarrollo y de transición, donde prevalece comprensiblemente un punto de vista absolutista, toda la atención se ha dirigido a la estimación de la pobreza absoluta. Los países desarrollados, en los que ya han si do erradica dos los peores niveles de pobreza absoluta, comprensiblemente han dirigido su atención a la pobreza relativa.

Conceptualmente, como se explicó en la sección I, se han hecho esfuerzos para reconciliar ambas nociones dentro de un solo país. Al contrario de esos esfuerzos, la principal contribución de este artículo es la de hacer hincapié en que los dos enfoques son en esencia diferentes, y que algo se puede aprender manteniéndolos separados en la práctica. Este punto de vista ha sido ejemplificado con datos de un país grande en transición, como México, que en 1992-2004 pasó por varios panoramas macroeconómicos diversos. Las principales conclusiones pueden resumirse como sigue.

  1. La conducta cíclica y la contra cíclica de la pobreza relativa y de la absoluta en México durante el ciclo económico de 1992-2000 indica claramente lo diferentes que son los dos enfoques.

  2. El hecho de que durante los años de estancamiento de 2000-2004 la incidencia, intensidad y severidad tanto de la pobreza absoluta como de la relativa mues tren un significativo decremento según las medidas FGT de la pobreza, indica que algo importante está cambian do en la pobreza de México, sin importar cómo la midamos.

  3. La explicación debe buscar se en el sector rural, en el que la pobreza absoluta y la relativa han estado declinando desde 1998 y 2000, respectivamente.

  4. Durante todo el periodo 1992-2004 se ha presentado una reducción de entre 8.2 y 13.5 puntos porcentuales en la incidencia de la pobreza absoluta y de la relativa, así como reducciones de 11 y 22.3 puntos porcentuales en la severidad de la pobreza absoluta y de la relativa, respectivamente. Lo anterior parece ser consecuencia de un pequeño crecimiento en términos reales y de alguna reducción en la desigualdad en el sector rural des de 2000.

  5. Al inicio del periodo, la línea de pobreza relativa está por encima de las líneas de pobreza absoluta en todas las zonas geográficas. Con la recesión, cruza las líneas de pobreza nacional e incluso urbana, y con la recuperación se torna a ser nuevamente mayor que todas las líneas de pobreza absoluta. Al final del periodo, la incidencia de la pobreza absoluta y de la relativa es de 18.5 y 30.3%, respectivamente. Esta última cifra aún está muy por encima de la pobreza relativa que se encuentra en los países europeos y en los desarrollados.26

Los estudiosos de este tema interesados en las comparaciones internacionales de la pobreza también se han estado interesando en la tajante separación entre los enfoques de la pobreza que se tienen en los países en desarrollo y en los desarrollados. En particular, Atkinson y Bourguignon (2000) intentan unir los dos enfoques sencillamente postulando que hay una jerarquía —u orden lexicográfico— de los dos niveles de capacidad. La primera se refiere a la sobrevivencia física, toma precedencia y requiere un “paquete” de bienes, como nutrientes o abrigo, que está fijado ampliamente en términos absolutos. Una segunda capacidad se refiere a los funcionamientos sociales y requiere una canasta de bienes que depende del ingreso promedio.27

Lo más importante es que estos autores toman un paso decisivo hacia una nueva definición de la pobreza que pue da aplicarse sobre una base mundial, en la que todos los ciudadanos del mundo puedan ser incluidos en una misma base. Supóngase que z y μ i sean una línea de pobreza absoluta común a todos los países y un ingreso medio en el país i, respectivamente, y que γ es un número en el intervalo de la unidad que representa un determinado porcentaje del ingreso medio. La línea de pobreza absoluta z deberá aplicarse para identificar a los pobres en los países para los cuales γμ i < z. En los países en que γμ i z, puede aplicarse la línea de pobreza relativa γμ i . Resaltando la relación entre las líneas de pobreza reales y el consumo medio per capita a la que se hizo referencia en la sección I (véase Ravaillon et al, 1991, y Ravallion, 1998), Atkinson y Bourguignon sugieren que z = 1 dólar/diario (el poder de compra de 1985), y γ es, aproximadamente, igual a una tercera parte.28

Si seguimos esta sugerencia, entonces habrá países con dos clases de personas pobres: personas que son pobres en términos relativos pero no en términos absolutos y aquellos que son pobres en ambos términos. Como indicaron Atkinson y Bourguignon (2000), esto hace surgir nuevas preguntas: en una medida de la pobreza global ¿deberemos contar por igual todos los tipos de pobreza? O ¿deberemos considerar algún promedio ponderado, en que las ponderaciones asignadas a las personas que son pobres por ambos términos sean posiblemente mayores que las asignadas a los pobres en términos relativos, pero no mayores que las asignadas a los pobres en términos absolutos?

Pero ¿qué es lo que realmente sabemos de la pobreza relativa en los países en desarrollo e intermedios? En verdad, muy poco. Por eso, el punto de vista presentado en este artículo es que, en el presente, es mucho lo que puede aprenderse manteniendo en la práctica separadas las perspectivas absoluta y relativa. La investigación futura empezaría fijando una línea de pobreza absoluta de 1 dólar-al-día-por-persona común para todo el mundo, así como una línea de pobreza relativa en cada país que sea igual a algún porcentaje común de la media o mediana de su ingreso o gastos. Las estimaciones de la pobreza absoluta y relativa en cada país conducirán a una división mundial —de la que carecemos en el presente— entres grupos principales:

  1. Países en los que la pobreza absoluta es mayor que la pobreza relativa;

  2. Países para los que lo contrario es el caso y en los que la pobreza absoluta es mayor que 0, y

  3. Países en los que sólo hay pobreza relativa.

Podemos esperar que los países más pobres estén en el grupo i), los países en transición en el grupo ii) y los países desarrollados en el iii). Una vez que se haya realizado ese estudio, estaremos en una mejor posición para hacer frente al problema ético de ponderar los diferentes tipos de pobreza, ya mencionado por Atkinson y Bourguignon (2000).

Finalmente, en un enfoque comprensivo mundial en el que verdaderamente no se dé ningún valor intrínseco a las fronteras nacionales, sería posible también fijar una línea de pobreza relativa para todo el mundo que sería igual a algún porcentaje de la media o mediana del ingreso o los gastos.29 En los grupos i) y ii) la pobreza relativa a nivel mundial sería característica mente mayor que su propia pobreza absoluta o su relativa, pero los países en el grupo iii) podrían ser divididos en dos subgrupos, uno en el que la pobreza relativa mundial es mayor que su propia pobreza relativa, y otro en que es cierto lo contrario. Por supuesto, esto complica el tema de la ponderación al añadir nuevos tipos de pobreza. Pero, insistimos, el conocimiento de los hechos debe ser de ayuda en tanto se elaboran métodos de agregación para todos los tipos de pobreza.

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*Traducción del inglés de Roberto R. Reyes Mazzoni.

1Por ejemplo, la tercera encuesta de York de 1951, posterior a las de Rowntree, indicó que la proporción de las personas en la clase trabajadora en condiciones de pobreza parecía haber disminuido de 31% en el momento de la última encuesta en 1936, a menos del 3% en la nueva encuesta de 1951 (citado en Sen, 1983, p. 154).

2Véase estimaciones de la pobreza absoluta en las economías en desarrollo y en transición en Ravallion et al (1991); Chen et al (1994); Ravallion y Chen (1997), y Chen y Ravallion (2001, 2004).

3Véase estimaciones de la pobreza relativa en Europa en Atkinson (1998); Hagenaars et al (1994), y Zidi y de Vos (2001), y de los países desarrollados en general, en Jäntti y Danziger (2000).

4Véase la relación entre las tres diferentes líneas de pobreza absoluta recomendadas por el CTMP y las decisiones oficiales finales en Cortés (2005a). Por simplificación, este trabajo se referirá sólo a una línea de pobreza basada en los alimentos. Por tanto, todas las menciones de la pobreza absoluta en lo que sigue hacen referencia a lo que puede llamarse pobreza extrema.

6Véase una crítica de los primeros esfuerzos de Rowntree-Orshansky en Atkinson (1975), pp. 186-189, y (1998), p. 25. Véase una evaluación de los métodos objetivos (insumo de energía-alimentos y costo-de-necesidades-básicas) y subjetivos en Ravallion (1998). Véase una crítica adicional de los métodos subjetivos en Citro y Michael (1995), pp. 134-140. Respecto a las dificultades adicionales que se encuentran cuando se usan las paridades del poder de compra en las comparaciones internacionales véase Deaton (2001).

7México es uno de estos casos. El CTMP (2002) estableció una línea de pobreza oficial en 2000, según la cual la incidencia de la pobreza absoluta en ese año, medida por el porcentaje de individuos por debajo de la línea de pobreza, era 12.6 y 42.4% en los sectores urbano y rural, respectivamente. Tres años después, un grupo de trabajo comisionado por el CTMP estudió otros diferentes métodos para establecer la línea de pobreza. Según la solución preferida, la incidencia de la pobreza en ese año fue de 1.2 y 19.0% en los sectores urbano y rural, respectivamente (Cortés et al, 2005b).

8La línea de pobreza original representativa de los países de bajos ingresos en el sur de Asia y en la mayor parte del África sursahariana fue establecida en 31 dólares al mes o 1.02 dólares diarios a precios de 1985 (Ravallion et al, 1991). La línea equivalente usando las paridades del poder de compra en 1993 es de 32.74 al mes o 1.08 dólares al día a precios de 1993 (Chen y Ravallion, 2001). Sin embargo, como toda la estructura de precios relativos incorporada en las PPC ha cambiado, no hay una manera sencilla de comparar ambas líneas de precios. Ravallion et al (1991) usó también una línea de 23 dólares al mes, que corresponde a la India, como un límite inferior del rango admisible de líneas de pobreza para el mundo en desarrollo, en tanto que Chen et al (1994) y Chen y Ravallion (2001, 2004) también dieron resultados para el doble de la línea de un dólar diario, una línea de pobreza más característica de los países con ingresos de bajos a medianos.

9Este podría ser el caso para el subvector de capacidades que se atribuyeron antes a Smith, Townsend y Rawls. Para dar un último ejemplo, piense en la capacidad de ingresar al mercado de trabajo. Como Atkinson y Bourguignon (2000) señalaron: “Los bienes requeridos para competir por los trabajos son influidos por los disponibles para otros en el mismo mercado de trabajo. Hace un siglo en el Reino Unido una persona podría haber necesitado una bicicleta, hoy en día tal vez podría necesitar un teléfono celular.”

10Obsérvese que un relativista intransigente puede sugerir que los propios niveles mínimos de capacidad son también un producto de sus tiempos.

11Por otra parte, Ravallion (1998), al definir la pobreza absoluta en el espacio de la utilidad, supone que la utilidad depende tanto del consumo propio como del relativo, y muestra que, en esas circunstancias, el consumo en la línea de pobreza también aumentará con el consumo medio.

12En vista de la disminución oficial de las tasas de pobreza en medio del estancamiento de la actividad económica, la comparación de las ENIGH de 2000 y 2002 motivaron un intenso debate, que incluye las aportaciones de la Sedesol (Cortés, Székely y Rascón, y la CTMP en los capítulos 7 a 10, respectivamente, en Székely, 2005). Véase también los apéndices I-IV en ese volumen, cuyos autores fueron Aparicio y Cortés, López-Calva, Scott, y Teruel y L. Rubalcava, respectivamente, y en los que se pormenorizan las muestras, los ingresos, las transferencias públicas y los gastos entre esas dos fechas. Véase un breve comentario de las pruebas en Banco Mundial (2004), pp. 60-61.

13Todas las magnitudes monetarias en las ENIGH son captadas durante el tercer trimestre de cada año. Los periodos de referencia comprenden varios meses antes del periodo de la entrevista. El INEGI convierte esta información en cifras trimestrales para todas las magnitudes. Se supone que todas las magnitudes monetarias son en precios de agosto de cada año, y para expresar estas cifras en precios comunes de agosto de 2000 se ha utilizado la información publicada por el Banco de México respecto al índice general de precios al consumidor para todo el país.

14Esto a pesar de que el porcentaje de hogares para los que el gasto corriente del hogar es cada año mayor que el ingreso total del hogar se mantiene cerca de 40% (véase un análisis de esta característica de las ENIGH en el apéndice V de Ruiz-Castillo, 2005).

15Véase un análisis pormenorizado de la conducta intertemporal de las macromagnitudes estimadas a partir de las ENIGH en el apéndice III de Ruiz-Castillo (2005), y algunas comparaciones entre las ENIGH y las cuentas nacionales en Banco Mundial (2004), pp. 63-64.

16Véase el análisis y las referencias en CTMP (2002), pp. 44-47, y un revelador estudio del caso mexicano en Leyva-Parra (2005).

17Por supuesto, esta es la posición general que toman los estudiosos del tema como Deaton (2001, 2005), Bourguignon (2005) y Ravallion (2001, 2002, 2003) o las oficinas u organismos con prestigio y experiencia en este campo, como el Banco Mundial (2004), p. 63, y la CTMP mexicana (2002), pp. 60-61, y (2005), p. 13.

18Este es el enfoque seguido en mi investigación anterior con los datos españoles en Ruiz-Castillo (1995, 1998), Garner et al (2003), y Del Río y Ruiz-Castillo (2001a, b, c, 2002). Pero al elegir una medición del bienestar del hogar basada en el consumo me ubico en un grupo numeroso de investigadores: véase entre otros, Deaton (1997), Deaton y Zaidi (2002), Lipton y Ravallion (1995), Slesnick (1991, 1993), Ravallion (1992) y el Banco Mundial (2004), pp. 8 y 61. Véase un análisis más completo que incluye una crítica de la contribución realizada por De la Torre (2005) a este tema en el apéndice I de Ruiz-Castillo (2005).

19Véase un intento por estimar el modelo Rothbarth de escalas equivalentes con los datos de México en Rubalcava et al (2005). Véase una crítica de ese intento y una defensa del enfoque pragmático que se describe aquí en el apéndice I de Ruiz-Castillo (2005).

20Para una comparación, el National Research Council recomienda establecer α = 0.7 y θ en el rango de 0.65 a 0.75 en los Estados Unidos (véase Citro y Michael, 1995, p. 162).

21Durante el Primer Programa de Acción Europeo, la línea de pobreza relativa se fijó en 50% de la media de la distribución del ingreso (European Commission, 1981). Desde el Consejo Europeo de Laeken en diciembre de 2001, el criterio en la UE es 60% de la mediana de la distribución del ingreso.

22Esos deflacionadores, que tienen en cuenta los diferentes índices de precios para cada mercancía incluida en la canasta básica de alimentos, fueron sugeridos originalmente por el CTMP (véase el capítulo IV de Székely, 2005).

23Este hecho también fue observado en Banco Mundial (2004), pp. 59, 108, en el caso del ingreso con (α, θ) = (1, 1).

24Esto es congruente con el carácter cíclico de ambas líneas de pobreza relativa y con la desigualdad neta de los gastos en este sector (véase un análisis de la desigualdad neta de los gastos en México durante ese periodo en el apéndice VI de Ruiz-Castillo, 2005).

25Las características de la pobreza absoluta en México son bastante conocidas (véase, entre otros, Banco Mundial, 2004), pero si la mayor parte de las veces la pobreza relativa es mayor que la pobreza absoluta, entonces un tema interesante, que supera los propósitos de este artículo, es identificar los pobres relativos que no son absolutamente pobres.

26Por ejemplo, según Zaidi y De Vos (2001), los conteos de personas en condiciones de pobreza aproximadamente en 1988 en nueve países europeos, usando un medida del bienestar del hogar basada en el consumo y una línea de pobreza relativa igual a la mitad de la media de los gastos equivalentes en cada país, son los siguientes: Portugal, 24.5%; Italia 21.1%; Grecia, 17.9%; España, 15.9%; Reino Unido, 14.9%; Francia, 14.7%; Alemania, 9.7%; Bélgica, 7.4%, y Holanda, 4.8%.

27Sólo se bosqueja una justificación de las jerarquías y capacidades en términos de la importancia limitada o creciente del mercado de trabajo formal en los niveles bajos o altos de desarrollo, respectivamente. Se supone que, a medida que cambia la naturaleza del trabajo y el mercado de trabajo formal adquiere importancia, los requerimientos de mercancías empiezan a depender de la calidad de vida promedio. Se presenta también una segunda racionalización de los dos enfoques, en la que se considera que las pobrezas absoluta y relativa son dimensiones diferentes en el espacio de las capacidades.

28Este es esencialmente el ejercicio que se hizo en Chen et al (2001) para 1987 y 1998, y en Chen y Ravallion (2004) para varios años del periodo 1981-2001. En este último caso, las líneas de pobreza relativas a precios de 1993 fueron ajustadas por los cambios en los precios.

29Véase las consecuencias de seguir un enfoque que abarque Europa dentro de la Unión Europea en, entre otros, Atkinson (1998).

Recibido: 26 de Febrero de 2007; Aprobado: 24 de Septiembre de 2007

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