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Análisis económico

versión On-line ISSN 2448-6655versión impresa ISSN 0185-3937

Anál. econ. vol.36 no.93 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 16-Nov-2021

https://doi.org/10.24275/uam/azc/dcsh/ae/2021v36n93/atlatenco 

Artículos

Pensiones no contributivas y transferencias familiares en la vejez desde la perspectiva de los jóvenes mexicanos

Non-contributory pensions and family transfers in old age from the perspective of young Mexican people

Quetzalli Atlatenco Ibarra* 
http://orcid.org/0000-0001-7352-863X

María Teresa De la Garza Carranza** 
http://orcid.org/0000-0002-4877-3403

Jorge Armando López Lemus*** 
http://orcid.org/0000-0001-6989-1065

* Universidad de Guanajuato, Silao, Guanajuato, México. Correo electrónico: q.atlatenco@ugto.mx

** Tecnológico Nacional de México, Celaya, Guanajuato. México. Correo electrónico: teresa.garza@itcelaya.edu.mx

*** Universidad de Guanajuato. Silao, Guanajuato, México. ORCID:. Correo electrónico: jorge.lemux@hotmail.com


Resumen

Este trabajo tiene como objetivo precisar el impacto que tienen algunas variables sociodemográficas y el conocimiento financiero en la probabilidad de que los jóvenes mexicanos vislumbren financiar su vejez con pensiones no contributivas o con transferencias familiares. Se emplearon datos de la encuesta nacional de inclusión financiera 2018 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía y se establecieron dos modelos de regresión logística binaria, uno referente a las pensiones no contributivas y otro a las transferencias familiares. Se concluye que el género, la situación conyugal, la localidad y la región en la que habitan los jóvenes y su nivel de estudios influyen en la probabilidad de esperar recibir pensiones no contributivas o transferencias familiares en la vejez. El conocimiento de la inflación resultó significativo en uno de los modelos.

Palabras clave: pensiones; dependencia financiera; conocimiento financiero

Clasificación JEL: H55; G53; J26

Abstract

The objective of this work is to specify the impact that some sociodemographic variables and financial knowledge have on the probability that young Mexicans foresee financing their old age with non-contributory pensions or with family transfers. Data from the 2018 national financial inclusion survey conducted by the National Institute of Statistics and Geography were used and two binary logistic regression models were established, one referring to non-contributory pensions and the other to family transfers. It is concluded that gender, marital status, locality, and region where young people live, and their level of studies influence the probability of expecting to receive non-contributory pensions or family transfers in old age. Knowledge of inflation was significant in one of the models.

Keywords: pensions; financial dependence; financial knowledge

JEL Classification: H55; G53; J26

Introducción

La relación de dependencia demográfica de las personas de 65 años y más, conforme a lo estipulado por el Consejo Nacional de la Población [CONAPO] (2014), tiene la finalidad de medir “la necesidad potencial de soporte social” de dicho grupo etario con respecto a las personas de entre 15 y 64 años. En México, esa relación de dependencia es de 11.48 en el año 2020 pero aumentará a 25.73 en el año 2050, es decir, en el 2020 hay 11.48 adultos mayores por cada 100 personas en edad de trabajar, pero dicho indicador tenderá a cambiar dramáticamente porque, treinta años después, se proyecta que habrá 25.73 adultos mayores por cada 100 personas en edad de trabajar (CONAPO, 2018).

Se observa que la población en México está en proceso de envejecimiento y que requerirá que se atiendan sus necesidades básicas de tal manera que es necesario tomar medidas que las solventen adecuadamente teniendo en cuenta que habrá menos personas en edad de trabajar que puedan coadyuvar al logro de ese objetivo. Aunado a lo anterior, también es necesario considerar que la esperanza de vida tiende a aumentar, CONAPO (2018) expone que, en el año 2020, la esperanza de vida al nacer es de 72.37 y 78.11 años de edad, para hombres y mujeres, respectivamente. Ese mismo indicador aumentará porque será de 76.67 y 82.57 años de edad, respectivamente en el año 2050.

Conforme a la clasificación realizada por González y Ham-Chande (2007), la esperanza de vida actual de los hombres se cataloga como tercera edad y la de las mujeres, como cuarta edad; pero esto se modificará porque para 2050, la esperanza de vida colocará tanto a hombres y mujeres en la cuarta edad. Los investigadores mencionados explican que, en la tercera edad, que va de los 65 a 74 años de edad, hay algunas mermas en las condiciones y la actividad físicas, pero todavía se goza de funcionalidad y salud física. En cuanto a la cuarta edad que inicia a los 75 años, González y Ham-Chande (2007), explican que la salud física y la funcionalidad disminuyen considerablemente lo que genera que ese grupo etario sea más dependiente de su familia y de la sociedad en general. López-Ortega y Aranco (2019) analizaron las características socioeconómicas actuales de los adultos mayores en México y hallaron que el perfil preponderante es femenino y urbano, que además se encuentra en una unión de pareja, ya sea, porque son casados o viven en unión libre, y que su nivel de estudios es menor al de la media nacional.

El envejecimiento es un logro social, que, de acuerdo con Ganga Contreras, F. et al., (2016), no es solamente un cambio demográfico, sino que es un fenómeno que conlleva una transformación en la forma en que se desarrolla la sociedad y en cómo deberá enfrentar su futuro más allá de cifras con las que se diseñan políticas públicas. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas [UNFPA, por sus siglas en inglés] (2012), entre las principales preocupaciones de los adultos mayores se encuentran la seguridad en el ingreso y la atención a su salud. En este trabajo se hace referencia a la primera preocupación ya que se pretende propiciar la autonomía económica para así reducir la pobreza en la vejez.

Con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del 2016 [ENIGH], realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], Peña - Puente, L. F. (2018) clasifica los ingresos monetarios corrientes de los adultos mayores en: ingresos por sueldo, por rentas (propiedades e inversiones), por pensiones (contributivas y no contributivas), por donativos de otras familias (sin considerar remesas) y por otras transferencias (indemnizaciones, becas, remesas, etc.). Del análisis realizado por el mencionado investigador, se observa que, en todas las clasificaciones de ingresos monetarios, es menor el monto recibido en el caso de las mujeres que el de los hombres ya que el total del ingreso es casi 2 veces más alto para éstos que para las mujeres.

Resaltan las pensiones no contributivas porque son la principal fuente de ingreso en la vejez reportada por ambos sexos, sin embargo, su monto es muy inferior al del resto de los rubros de ingresos corrientes. Las pensiones no contributivas se refieren al programa 65 y más, antecedente de la actual Pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores, su objetivo era paliar el problema de la falta de acceso a pensiones otorgadas por los sistemas de seguridad social, pero los montos son menores inclusive que la línea de bienestar mínimo que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [CONEVAL] calcula mensualmente tanto en el ámbito urbano como en el rural.

Las pensiones contributivas y los donativos de otras familias son los siguientes medios de las mujeres para financiar su vejez, pero, en el caso de los hombres, las remuneraciones por su actividad laboral y las pensiones contributivas son las siguientes fuentes de ingresos relevantes. Lo que refleja la mayor proclividad de las mujeres a recibir ingresos de fuentes que las colocan en una posición de dependencia, generado por diversos factores, entre ellos: el rol tradicional de cuidadoras, la intermitencia laboral entre el sector formal e informal, así como desigualdades salariales y de oportunidades de ascenso laboral.

De lo anterior se observa que es necesario planear financieramente cómo se afrontarán los gastos en la vejez desde la juventud dando preferencia a los medios que se obtienen por derecho propio como las pensiones contributivas, las rentas, las inversiones y los ingresos laborales en lugar de las fuentes de ingresos que implican supeditación como son las pensiones no contributivas y los donativos familiares. Esto derivará en autonomía y en una calidad de vida óptima pues daría libertad de decisión a las personas adultas mayores.

Cabe señalar que las pensiones contributivas son aquellas que se generan por medio de aportaciones de trabajadores, patrones y gobierno realizadas a sistemas de seguridad social que, a su vez, dependen de la situación laboral de las personas. En el artículo 123 de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, se especifica el derecho de los trabajadores a tener acceso a la seguridad social y se menciona que uno de los seguros que deben estar incluidos es el de la vejez.

Para realizar una adecuada planeación financiera para allegarse de suficientes recursos en la vejez, es indispensable el conocimiento financiero. Planeación y conocimiento financiero están fuertemente correlacionados tal y como lo demostraron Lusardi y Mitchell (2011a). Dichas autoras proponen que el conocimiento financiero se mida a través de tres sencillas preguntas relacionadas con el conocimiento de la inflación, el interés compuesto y la diversificación de inversiones (Lusardi y Mitchell, 2011b).

El objetivo de este trabajo es determinar el impacto que tienen algunas variables sociodemográficas y el conocimiento financiero en la probabilidad de que jóvenes mexicanos esperen financiar su vejez a través de fuente financieras que están en función de su rol dependiente, es decir, que no sean un derecho propio, sino derivado de su edad y su residencia o de su situación familiar. La estructura de este trabajo inicia con la introducción que se presenta en esta sección, posteriormente se especifican los materiales y métodos que se emplearon en esta investigación. A continuación, se muestran los resultados y se expone una discusión de éstos y se contrasta con los resultados de investigaciones pertinentes. Finalmente se encuentran las conclusiones en la que se precisa cuáles fueron los principales hallazgos y se hace una relación de las futuras líneas de investigación.

I. Materiales y métodos

Para esta investigación se utilizó el modelo de regresión logística binaria con la que se analizaron factores que inciden en la probabilidad de que los jóvenes mexicanos prevean que recurrirán a pensiones no contributivas o a transferencias familiares para afrontar los gastos en su vejez. Con esa finalidad, se dispuso de los resultados de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 (ENIF 2018) levantada por el INEGI.

Los cálculos se realizaron con el programa STATA 14 y se analizaron las razones de probabilidad, cuya finalidad, de acuerdo con Escobar Mercado, Fernández-Macías y Bernardi (2009), es medir el efecto de los valores que tendrían las distintas variables independientes o predictoras sobre la variable dependiente. En la regresión logística binaria, una vez que ocurre la variable dependiente, la razón de probabilidades indica qué tanto es más probable que esto suceda dado un valor de una variable independiente en comparación a otro valor que pudiera tomar la misma variable independiente.

El modelo de regresión logística binaria es similar a la regresión lineal tradicional, excepto que utiliza la función logística para realizar las estimaciones en lugar de la función lineal. El modelo es el siguiente:

Logit Y=1=lnP(Y=1)1-P(Y=1)= +β1x1+β2x2++ βmxm (1)

En este modelo Y es el valor de la probabilidad de que suceda la variable dependiente, α es la constante, β 1 a β m los coeficientes y x 1 a x m los valores que pueden tomar las variables independientes.

Razón de probabilidad=P(Y=1)1-P(Y=1)= e +β1x1+β2x2++ βmxm (2)

La razón de probabilidad muestra la relación que existe entre la probabilidad de que suceda la variable dependiente y la probabilidad de que no suceda dado un vector de variables predictoras.

PY=1= e +β1x1+β2x2++ βmxm1+e +β1x1+β2x2++ βmxm (3)

En particular, para obtener la probabilidad de que la variable dependiente ocurra, se despeja la probabilidad de la razón de probabilidades y se obtiene la expresión mostrada en la ecuación (3).

Tanto la variable dependiente como las variables independientes proceden de los resultados de la ENIF 2018. En este trabajo se realizaron dos regresiones logísticas binarias. En la primera, la variable dependiente son las respuestas de las personas de entre 18 y 29 años, todos ellos optaron por la respuesta “si”, “no” o “no sabe” a la pregunta: “En su vejez, ¿piensa cubrir sus gastos con lo que reciba de los apoyos del gobierno para adultos mayores?”. En la segunda regresión logística binaria, la variable dependiente consiste en las respuestas “si”, “no” o “no sabe” del mismo grupo etario a la pregunta: “En su vejez, ¿piensa cubrir sus gastos con lo que reciba de dinero que le dé su esposo(a) o pareja, hijos u otros familiares?” Cabe señalar que, en ambas regresiones, la respuesta “no” y “no sabe” se agruparon en una sola opción.

Las variables independientes, en ambas regresiones logísticas binarias, son las que se mencionan a continuación: sexo, estado civil, si las personas reciben ingresos por su actividad laboral, localidad y región en la que están asentados los encuestados y su nivel de estudios. Se incluyeron las variables que, de acuerdo con Lusardi, A. y Mitchell, O. (2011b), conforman el conocimiento financiero: conocimiento sobre el interés compuesto y la inflación, además de la conveniencia de la diversificación de los canales de inversión. En la siguiente tabla se muestra cómo se operacionalizaron las variables tanto dependientes como independientes para fines de esta investigación. Es importante mencionar que la variable independiente de la primera regresión se denominó “Pensión no contributiva” y, en el segundo caso “Transferencias familiares”.

En la Tabla 1, para la variable dependiente que lleva por nombre “Pensión no contributiva”, la categoría de referencia alude a los jóvenes que piensan financiar su vejez con apoyos del gobierno para adultos mayores. La segunda variable dependiente es “Transferencias familiares”, su respectiva categoría de referencia son los jóvenes mexicanos que respondieron que piensan afrontar sus gastos en la vejez con el dinero que le dé su pareja, sus hijos u otros. En cuanto a las variables predictoras, el sexo se representa con la variable llamada nombre “Mujer” porque es la categoría de referencia. El estado civil se expresa con la variable denominada “Situación conyugal” cuya categoría de referencia es “en unión” en la que se congregan a las personas casadas o en unión libre; de la misma variable la categoría “sin pareja” agrupa a las personas que dijeron estar separados o divorciados o ser viudos o solteros.

Tabla 1 Operacionalización de las variables 

Variables Operacionalización
Pensión no contributiva 1 = Si (Categoría de referencia)
0 = No
Transferencias familiares 1 = Si (Categoría de referencia)
0 = No
Mujer 1 = Mujer (Categoría de referencia)
0 = Hombre
Situación Conyugal 1 = En unión (Categoría de referencia)
0 = Sin pareja
Región 1 = Occidente y Bajío (Categoría de referencia)
2 = Noreste
3 = Noroeste
4 = Ciudad de México
5 = Centro Sur y Oriente
6 = Sur
Localidad 1 = Localidades de 15,000 o más personas (Categoría de referencia)
0 = Localidades de menos de 15,000
Nivel de estudios 1 = Superior (Categoría de referencia)
2 = Educación básica y media superior
3 = Sin estudios
Ingresos 1 = Recibe ingresos por actividad laboral (Categoría de referencia)
0 = No recibe ingresos por actividad laboral
Interés compuesto 1 = Respuesta correcta (Categoría de referencia)
0 = Respuesta incorrecta o “no sabe” o “no responde”
Inflación 1 = Respuesta correcta (Categoría de referencia)
0 = Respuesta incorrecta o “no sabe” o “no responde”
Diversificación 1 = Ahorro en dos o más instrumentos (Categoría de referencia)
0 = Elige otra respuesta: “falso” o “no sabe” o “no responde”

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI. (2018). Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018.

El tamaño de la localidad en la que residen los encuestados está representado por la variable independiente “Localidad”, la cual es dicotómica y la categoría de referencia consiste en que los encuestados viven en localidades de 15,000 o más habitantes. Otra de las variables independientes es el nivel de estudios de los jóvenes mexicanos, la categoría de referencia son las personas que expresaron tener un nivel de estudios superior, es decir, quienes manifestaron tener estudios profesionales (licenciatura o ingeniería) o posgrado (maestría o doctorado). Los demás valores de la variable “Nivel de estudios” son “educación básica y media superior” que incluyen preescolar o kínder, primaria, secundaria, estudios técnicos con secundaria terminada y “sin estudios” que congrega a las personas que no completaron algún nivel de estudios.

Una variable independiente más es “Ingresos” y se utilizó para expresar si las personas reciben ingresos por concepto de alguna actividad laboral. El valor “si” es la categoría de referencia e indica que la persona recibió algún ingreso laboral, aunque no hace distinción de periodicidad ni del monto recibido.

En la ENIF 2018, se distinguió por primera vez la región en la que están asentados los encuestados. Con esa finalidad se establecieron seis regiones que aglutinan las 32 entidades federativas de la siguiente forma:

  • Occidente y Bajío: Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, Zacatecas y Colima

  • Noroeste: Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora

  • Noreste: Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas

  • Ciudad de México

  • Centro Sur y Oriente: Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Veracruz

  • Sur: Campeche, Chiapas, Guerrero, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán, Oaxaca

La región Occidente y Bajío se empleó como categoría de referencia, por ser en la que están asentadas la mayor cantidad de personas.

Se incluyeron tres variables independientes que determinan el conocimiento financiero: interés compuesto, inflación y diversificación. En la ENIF 2018, el interés compuesto corresponde al reactivo “Si usted deposita 100 pesos en una cuenta de ahorro que le de ganancia del 2% al año y no hace depósitos ni retiros, ¿incluyendo los intereses, usted tendrá al final de cinco años …?”, si la respuesta es correcta, el valor de la variable es 1.

Para establecer si se conoce qué es la inflación, se empleó el reactivo “La inflación significa que aumenta el precio de las cosas”. La variable “Diversificación”, se determinó a través del reactivo “Es mejor ahorrar el dinero en dos o más formas o lugares que en uno solo (una cuenta de ahorro, una tanda, con familiares o conocidos, etc.). En ambos casos por separado, si la respuesta fue “verdadero”, el valor de la respectiva variable fue 1.

En este análisis se incluyeron las respuestas de 3,198 jóvenes de entre 18 y 29 años. La edad promedio es de 23.65 años con una desviación estándar de 3.45 años. En la Tabla 2 se observan algunas de las características de la muestra estudiada, con excepción de las variables región y el nivel de estudios ya que no son dicotómicas. De los encuestados, el 55.44% son mujeres, el 49.31% son casados o viven en una unión libre, el 62.25% habitan en localidades de 15,000 o más personas, el 61.63% reciben ingresos por su actividad laboral. Con relación a su conocimiento financiero, el 28.48% tiene conocimiento correcto de interés compuesto, el 95.24% de inflación y el 66.35% de diversificación.

Tabla 2 Características de la muestra estudiada 

Variable Frecuencia absoluta Frecuencia relativa
Pensión no contributiva 1,380 43.15%
Transferencias familiares 1,699 53.12%
Mujer 1,773 55.44%
Situación conyugal 1,577 49.13%
Localidad 1,991 62.25%
Ingresos 1,971 61.63%
Interés Compuesto 911 28.48%
Inflación 3,046 95.24%
Diversificación 2,122 66.35%

Fuente: elaboración propia con base en datos de INEGI. (2018). Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 y resultados de STATA

En la Tabla 3 se muestra la distribución de los encuestados tanto por región como por nivel de estudios. En el primer caso se observa que el 19.76% de las personas habitan en la región Occidente y Bajío, seguido de quienes viven en la región Sur, puesto que son el 19.61%. En cuanto al nivel de estudios, quienes han terminado únicamente la educación básica representa el 38.90%, por otro lado, quienes han completado niveles de educación superiores al básico son el 60.41% de los casos estudiados.

Tabla 3 Región y nivel de estudios 

Región
Frecuencia absoluta Frecuencia relativa
Occidente y Bajío 632 19.76%
Noreste 565 17.67%
Noroeste 606 18.95%
Ciudad de México 182 5.69%
Centro Sur y Oriente 586 18.32%
Sur 627 19.61%
Nivel de estudios
Frecuencia absoluta Frecuencia relativa
Educación superior 1,932 60.41%
Educación básica y media superior 1,244 38.90%
Sin educación 22 0.69%

Fuente: elaboración propia con base en datos de INEGI. (2018). Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 y resultados de STATA

II. Resultados

Se realizaron las regresiones logísticas binarias, una vez que se operacionalizaron las variables y se elaboró el análisis descriptivo respectivo. Los resultados se muestran en la tabla 4 y se explican a continuación.

Tabla 4 Resultados de la regresión logísticaPensión no contributivaWald χ2 = 172.71Pr > χ2 = 0.0000 Pseudo R2 = 0.0396 Observaciones correctamente clasificadas = 60.79% y = Pr (apoyos del gobierno) = 0.4315196  

Variable independiente Estimación
(Desviación estándar)
Odds ratio
(Desviación estándar)
Mujer 0.291254***
(0.0797484)
1.338104***
(0.1067117)
Situación conyugal 0.1289731*
(0.0771883)
1.13766*
(0.087814)
Localidad -0.3903596***
(0.0821156)
0.6768135***
(.0555769)
Región
Noreste 0.2083771*
(0.1228627)
1.231678*
(0.1513272)
Noroeste 0.4174351***
(0.1193519)
1.518063***
(0.1811837)
Ciudad de México 0.5692059**
(0.1770262)
1.766863**
(0.3127812)
Centro Sur y Oriente 0.2160859*
(0.1205522)
1.241209*
(0.1496305)
Sur 0.3729472**
(0.1181059)
1.452008**
(0.1714907)
Nivel de estudios
Educación básica y media superior 0.6366543***
(0.0805991)
1.890146***
(0.1523442)
Sin estudios 0.8702977**
(0.4442397)
2.387622**
(1.060676)
Ingresos -0.0626757
(0.0806096)
0.939248
(.0757124)
Interés Compuesto 0.0648681
(0.0813443)
1.067018
(0.0867959)
Inflación 0.09198
(0.108957)
1.096343
(0.1194542)
Diversificación -0.0021409
(0.0783642)
0.9978614
(0.0781966)

Fuente: elaboración propia con base en datos de INEGI. (2018). Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 y resultados de STATA

Nota: *** p < 0.001, **p < 0.05, *p < 0.10

De acuerdo con Lomax y Hahs-Vaughn, D. (2012), la prueba Wald, a través de la distribución de chi cuadrada, muestra que este modelo es significativo a un nivel de confianza del 95%, es decir, es estadísticamente significativa la relación entre los coeficientes del modelo y la probabilidad de que los jóvenes mexicanos esperen afrontar los gastos en su vejez con apoyos del gobierno, es decir, los coeficientes que corresponden a cada variable independiente son diferentes de cero. El valor de la pseudo R2 es 3.96% pero, a diferencia de su interpretación en los modelos de mínimos cuadrados ordinarios, ese indicador señala qué modelo podría explicar con mayor precisión el comportamiento de la variable dependiente y se emplea cuando se comparan los modelos con más o menos variables independientes. El porcentaje de casos correctamente clasificados por el modelo es 60.79%, porcentaje que se considera aceptable porque un modelo que clasifique correctamente 50% o menos, es menos eficiente que el azar (Lomax, et al., 2012). Por otro lado, es también destacable que el modelo predice que la probabilidad de que los encuestados esperen financiar su vejez con pensiones no contributivas es del 43.15%, el cual es prácticamente igual al que se obtiene por medio del análisis descriptivo de las variables.

Las variables independientes que resultaron significativas en este modelo son el género, la situación conyugal, la localidad, todas las regiones con respecto a la región Occidente y Bajío y todos los niveles de estudio con respecto a las personas con estudios superiores. A excepción de la variable localidad, las variables independientes principales fueron significativas, es decir, los jóvenes que viven en localidades mayores a 15,000 personas tienen menos probabilidades de vislumbrar solventar sus gastos en la vejez con apoyos del gobierno que quienes viven en localidades menos pobladas.

A continuación, se presenta la interpretación de los cocientes de probabilidad que resultaron significativos. La probabilidad de que los jóvenes mexicanos esperen financiar su vejez por medio de apoyos del gobierno es 1.33 veces mayor para las mujeres que para los hombres, es decir, la probabilidad de que una joven mujer mexicana espere cubrir sus gastos en la vejez con apoyos del gobierno es 33 puntos porcentuales mayor que la probabilidad de los hombres.

La situación conyugal también fue significativa, el modelo arroja que los jóvenes mexicanos que se encuentran en una relación conyugal tienen una probabilidad 1.13 veces mayor de esperar afrontar los gastos en su vejez con apoyos del gobierno que los jóvenes divorciados, separados, solteros o viudos. En cuanto al análisis de regresión con respecto a la región en la que están asentados los jóvenes mexicanos, se observa que todas las regiones fueron significativas con respecto al Occidente y Bajío, sin embargo, destaca la Ciudad México porque la probabilidad de quienes esperan recibir apoyos del gobierno en su vejez es 1.76 más grande que la probabilidad de los habitantes de Bajío y el Occidente.

De las variables independientes, la que muestra mayor diferencia entre la categoría de referencia, es el nivel de estudios, puesto que la probabilidad de esperar recibir apoyo del gobierno es 2.38 y 1.89 mayor para las personas sin estudios y quienes manifiestan tener educación básica y nivel medio superior, respectivamente, en comparación con la probabilidad del mismo evento, pero para los jóvenes cuyo nivel de estudios es superior o posgrado.

En cuanto a la localidad en la que viven los jóvenes mexicanos, la probabilidad de esperar financiar su vejez con apoyos del gobierno es 1.47 (1/0.6768135) veces mayor para quienes radican en una localidad de menos de 15,000 que los jóvenes que están asentados en localidades más grandes. Se analizaron otras cuatro variables independientes, el conocimiento de la inflación, el conocimiento de la diversificación de mecanismos para ahorrar y de interés compuesto son parte del conocimiento financiero, pero no resultaron significativas en este modelo, al igual que recibir o no ingresos por su actividad laboral.

En la Tabla 5 se muestran los resultados de la regresión logística binaria en el que la variable dependiente son las transferencias familiares y las variables independientes son las mismas que en el modelo anterior. En este caso, el modelo resultó significativo y las observaciones correctamente clasificadas fue de 67.42%. Todas las variables independientes fueron significativas a excepción del conocimiento del interés compuesto y la diversificación.

Tabla 5 Resultados de la regresión logística Transferencias familiares Wald χ2 = 569.69 Pr > χ2 = 0.0000Pseudo R2 = 0.1289Observaciones correctamente clasificadas = 67.42% y = Pr (transferencias familiares) = .5312695 

Variable independiente Estimación
(Desviación estándar)
Odds ratio
(Desviación estándar)
Mujer 1.195784***
(0.0833174)
3.306149***
(0.2754598)
Situación conyugal 0.7355499***
(0.0802058)
2.086629*
(0.1673597)
Localidad -0.2789859**
(0.0876062)
0.7565506**
(.0662786)
Región
Noreste 0.1888691
(0.1275582)
1.207883
(0.1540754)
Noroeste 0.4198935**
(0.1247607)
1.5218**
(0.1898608)
Ciudad de México 0.105158
(0.1865237)
1.110886
(0.2072065)
Centro Sur y Oriente 0.3339195**
(0.1263943)
1.396431**
(0.1765009)
Sur 0.6348454***
(0.1259431)
1.88673***
(0.2376207)
Nivel de estudios
Educación básica y media superior 0.6482258***
(0.0865751)
1.912145***
(0.1655442)
Sin estudios -0.144281
(0.4676612)
0.865644
(0.4048283)
Ingresos -0.1626269*
(0.0858657)
0.8499083*
(.072978)
Interés Compuesto 0.0875298
(0.0864411)
1.091475
(0.0943483)
Inflación 0.2158069*
(0.1160308)
1.240863*
(0.1439783)
Diversificación 0.0229525
(0.0832354)
1.023218
(0.085168)

Fuente: elaboración propia con base en datos de INEGI. (2018). Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 y resultados de STATA

Nota: *** p < 0.001, **p < 0.05, *p < 0.10

La probabilidad de esperar recibir transferencias familiares, es decir, ayuda económica de la familia para financiar los gastos en la vejez, es 3.30 mayor en el caso de las jóvenes mujeres mexicanas que en el caso de los hombres. La situación conyugal también tiene un efecto importante en la dependencia de las transferencias familiares puesto que la probabilidad es 2 veces mayor para las personas casadas o en unión libre.

En cuanto a la región que habitan los jóvenes mexicanos, la Ciudad de México y la región Noreste no son significativos. Los jóvenes que viven en entidades agrupadas en la región Sur tienen 1.88 mayor probabilidad de esperar recibir transferencias familiares que quienes se encuentran en la región Occidente y Bajío. Así mismo, la probabilidad es 1.52 y 1.39 superior para los jóvenes que viven en el Noroeste y el Centro-Sur y Oriente, respectivamente. Quienes informaron que su nivel educativo es básico o medio superior tienen una probabilidad 1.91 mayor de esperar recibir transferencias familiares que quienes manifestaron haber terminado sus estudios a nivel profesional o de posgrado. Resultaron no significativos los resultados de las personas que no tienen estudios.

Dos variables que también fueron significativas son el conocimiento de la inflación y recibir ingresos por la actividad laboral. La probabilidad de esperar recibir transferencias familiares de quienes tienen conocimiento de la inflación es 1.24 mayor que quienes no conocen dicho concepto. La probabilidad de los jóvenes que no reciben ingresos por su actividad laboral es 1.17 veces que las personas que sí reciben ingresos.

III. Discusión

Es necesario que los jóvenes planeen financieramente su retiro y que consideren, que, como especifican Villareal y Macías (2020), el sistema de pensiones previsionales en México está diseñado de tal forma que cada persona debe responsabilizarse tanto del ahorro como de su respectiva gestión para acumular los suficientes recursos que le permita tener un nivel de vida aceptable en su vejez. Para ello es indispensable un cambio de mentalidad que les permita conocer la importancia de fondear el retiro y cómo hacerlo.

En los dos modelos de regresión logística binaria que se presentan en este trabajo, se muestra que una parte importante de los jóvenes mexicanos consideran afrontar los gastos en su vejez mediante pensiones no contributivas (43.15%) y transferencias familiares (53.12%), es decir, a través de canales que no fueron adquiridos por derecho propio a lo largo de su vida laboral activa. Esto conlleva una problemática debido a que las pensiones no contributivas son menores a la línea de bienestar económico en el área urbana y a que las transferencias familiares dependerán de los recursos que tengan disponibles los hijos, esposo(a), sobrinos, etc. y de la frecuencia y duración que les sean posible apoyar económicamente a los adultos mayores. Los montos de ambas fuentes de financiamiento en la vejez son las más reducidas de acuerdo con Puente-Peña (2018). Cabe señalar que, Kumar, Tomar y Verma (2018), encontraron que las mujeres tienden a ser susceptibles a la pobreza después de su vida laboral activa y que su planeación financiera para afrontar su vejez es inapropiada.

Se observa que la probabilidad de esperar recibir pensiones no contributivas es mayor en el caso de las mujeres que en el de los hombres, pero esa diferencia es más pronunciada en el caso de las transferencias familiares. Estos resultados son coincidentes con los hallazgos que presentan Nava-Bolaños et al. (2016) de su investigación realizada con base en las respuestas de las personas mayores de 65 años correspondientes a la encuesta de ingresos y gastos de los hogares de 2014 sobre la probabilidad de efectivamente recibir en la vejez apoyos gubernamentales y donativos tanto familiares como de organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, de la presente investigación resalta que son las jóvenes mexicanas quienes consideran que deberán atenerse a este tipo de ingresos, es indispensable conocer porque lo hacen y cómo modificar esa idea.

Esa situación debería cambiar mediante la concientización de la importancia de ahorrar para el retiro y de la educación financiera con la finalidad de que logren autonomía no solamente en su vejez sino también a lo largo de su vida. Aunado a lo expuesto se deben considerar las diversas problemáticas que deben afrontar las mujeres y que, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL] (2018) consisten en la segmentación del mercado laboral y la segregación laboral lo que deriva en menores salarios que los que reciben los hombres y en mayor dificultad para ser parte de la economía formal, además de que los roles de género tradicionales otorgan a las mujeres funciones de cuidadoras lo que redunda en intermitencia laboral y, por lo tanto, acceso limitado a pensiones previsionales de sistemas de seguridad social por derecho propio.

Los jóvenes mexicanos en una relación de pareja tienen mayor probabilidad de esperar financiar su vejez con apoyos del gobierno o transferencias familiares que quienes no se encuentran casados o en unión libre. Este resultado es diferente al reportado por Knoll, Tamborini y Whitman (2012) quienes hallaron que es más probable que los jóvenes casados le den mayor importancia al ahorro para el retiro y a tener una cuenta especializada para ello, que quienes no están en una relación de pareja e, inclusive, quienes viven en unión libre.

La localidad también es una variable independiente significativa en ambos modelos, indica que es más probable que los jóvenes que residen en asentamientos de menos de 15,000 personas esperen recibir apoyos del gobierno y transferencias familiares. Nava-Bolaños et al. (2016) encontraron que la probabilidad de recibir apoyos del gobierno para afrontar los gastos en la vejez es 4 veces mayor en las localidades rurales que en las urbanas, lo cual es concordante con los resultados de la presente investigación debido a que las comunidades rurales están menos pobladas que las urbanas. En el modelo diseñado por los investigadores señalados, los donativos familiares y de organizaciones no gubernamentales, no fueron significativos.

Con relación a la región en la que residen los jóvenes mexicanos se encontró que la mayor probabilidad de que éstos esperen recibir apoyos del gobierno en su vejez corresponde a quienes viven en la Ciudad de México con respecto a quienes se encuentran en el Occidente y Bajío del País. Al respecto cabe señalar que este tipo de apoyos se hicieron formales en la Ciudad de México desde el año 2003 mediante la ley que estableció el derecho a recibir una pensión alimentaria de los adultos mayores de sesenta y ocho años y esa podría ser la razón por la que los jóvenes habitantes de esa ciudad tiendan a considerar con mayor probabilidad recibir un apoyo del gobierno de este tipo para solventar sus gastos en la vejez. En cuanto a las transferencias familiares, la región Sur es la que mostró mayor probabilidad de que sus jóvenes habitantes esperen recibirlas con respecto a quienes viven en la región Occidente y Bajío, esto podría deberse a que casi todas las entidades que conforman la región Sur son las que tienen mayor proporción de informalidad laboral y, por ello, menor acceso a los sistemas de seguridad social, lo que reduce su acceso a recibir pensiones contributivas.

En cuanto al nivel de estudios, los resultados de esta investigación muestran que la probabilidad de esperar recibir apoyos del gobierno es mayor para los jóvenes sin estudios que quienes ostentan tener un nivel de estudios superior. Nava-Bolaños, et al. (2016) hallaron que los adultos mayores que no saben leer ni escribir tiene más probabilidad de recibir apoyos del gobierno que quienes tiene estudios. No obstante, en el modelo de dichos investigadores los donativos no fueron significativos.

Finalmente, la variable ingreso por actividad laboral fue significativa únicamente en el segundo modelo. La probabilidad de esperar recibir transferencias familiares de los jóvenes que no reciben ingresos por su trabajo es mayor que quienes si reciben ingresos, al respecto cabe resaltar la coincidencia con las conclusiones de Bucher-Koenen y Lusardi (2011) puesto que determinaron que existe una relación positiva entre recibir ingresos y planear financieramente el retiro.

Conclusiones

Es imprescindible que los jóvenes planeen financieramente su retiro y que consideren diversificar sus fuentes de ingresos en la vejez, lo que daría mayor certidumbre a su bienestar financiero en esa etapa de su vida. En este trabajo se determinó que variables sociodemográficas, como el género, la localidad y región de residencia, la situación conyugal y el nivel de estudios, determinan la probabilidad de que los jóvenes mexicanos esperen financiar su vejez con pensiones no contributivas o con transferencias familiares. El conocimiento financiero, formado por el conocimiento de la inflación, el interés compuesto y la diversificación de los canales de inversión, fueron para ambos casos no significativos a excepción del conocimiento de la inflación en cuanto a las transferencias familiares.

Con los resultados de este estudio se detectó qué tanto influyen algunas características sociodemográficas en la probabilidad de que los jóvenes mexicanos vislumbren recibir fuentes de ingresos en su vejez que no están ligadas a la actividad laboral realizada en el periodo en el que fueron económicamente activos, ni a inversiones o ahorros hechos con anterioridad a su vejez. Con dicho conocimiento se podrían sentar algunas bases para diseñar políticas públicas dirigidas a solventar esta situación dada la insuficiencia o inestabilidad de las fuentes de ingreso en la vejez aquí estudiadas. El derecho a recibir una pensión no contributiva en México es constitucional pero su monto solamente será un paliativo para solventar parte de los gastos de dicho grupo etario, aunque debe considerarse que el gobierno federal de México ha anunciado que el monto de la pensión aumentará significativamente y se disminuirá la edad mínima requerida en las zonas urbanas para obtenerla de manera que se equiparará a la edad mínima de las personas que radican en municipios integrantes de pueblos indígenas. Por su parte, las transferencias familiares dependerán completamente de las posibilidades de quienes asisten de esa manera a sus adultos mayores.

Una de las limitaciones de esta investigación es que se excluyó del análisis la situación laboral de los jóvenes que influyen en su situación financiera en la vejez como precariedad laboral, subempleo, informalidad, etc. La planeación financiera para el retiro es un tema que se sugiere continuar a partir de esta investigación, así como su relación con el conocimiento, actitudes y comportamiento financiero. Así mismo, el estudio de las fuentes de ingreso en la vejez en cuanto a sus modelos de financiamiento y accesibilidad, son también temas que podrían contribuir al bienestar financiero en esa etapa de la vida.

Referencias

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Recibido: 11 de Marzo de 2021; Aprobado: 20 de Junio de 2021; Publicado: 01 de Septiembre de 2021

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