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Análisis económico

versión On-line ISSN 2448-6655versión impresa ISSN 0185-3937

Anál. econ. vol.34 no.85 Ciudad de México ene./abr. 2019

 

Artículos

Remesas internacionales y pobreza: estudios de caso en Michoacán y Oaxaca

International remittances and poverty: case studies in Michoacan and Oaxaca

Renato Salas Alfaro* 

Juan Gabino González Becerril* 

José Antonio Soberón Mora* 

*Profesores investigadores en el Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades y el Centro de Estudios Avanzados de la Población, dependientes de la Universidad Autónoma del Estado de México, México; rnt13@hotmail.com; gonzalezg2012@hotmail.com; josesoberon2004@yahoo.com


Resumen

Este trabajo analiza cómo las remesas internacionales, ayudan a los hogares a paliar su pobreza. Se toman como referencia, dos localidades indígenas de Oaxaca y una urbana en Michoacán, en éstas se realizaron entrevistas a jefes de hogar para indagar sobre la migración, las remesas, el modo de vida y los ingresos que generan en sus actividades cotidianas. El ingreso se compara con el costo de la canasta alimenticia y de bienestar, para establecer cuáles bienes y servicios pueden adquirir los hogares y cómo esto mejora al tener remesas. Los resultados exhiben que las remesas son un complemento sustancial para que más hogares puedan comprar alimentos, y más de ellos pueden comprar la canasta de bienestar.

Palabras clave: Migración internacional; remesas; pobreza; Michoacán; Oaxaca; activos y capacidades; líneas de pobreza

Clasificación JEL: F22; F24; I32; O15

Abstract

This paper analyses how international remittances help households to alleviate their poverty. In this aim, two indigenous communities in Oaxaca and one urban in Michoacan are taken as reference, in each one, depth interviews to heads of households were done to inquire about migration, remittances, livelihoods and the income they generate in their daily activities. The income is compared with the costs of baskets of the food and well-being, to establish which goods and services can acquire the households and how this help them to improve when they having remittances. The results show that remittances are a substantial complement so that more households can buy food, and more of them can buy the welfare basket. With the first one, they get better lives, in some cases it is only while they have remittances, in the second one accumulates assets and long-term capabilities.

Keywords: international migration; remittances; poverty; Michoacan; Oaxaca; assets and capabilities; poverty lines

JEL classification: F22; F24; I32; O15

Introducción

Según el Banco Mundial (2016), al año 2010, había en el mundo al menos mil millones de pobres, alrededor del 10 por ciento de población subsiste con menos de 1.9 dólares al día; mientras 2.8 mil millones subsisten con menos de dos dólares por día. En México, 43.6 por ciento de la población vive en pobreza, esto es, 53.4 millones de personas, de los cuales 9.3 millones son pobres extremos (CONEVAL, 2016). En los primeros, su ingreso total no les alcanza para comprar los bienes que incluye la canasta de bienestar (alimento, salud, educación, esparcimiento, ahorro), además padecen al menos una carencia social de seis evaluadas (salud, educación, seguridad social, vivienda, alimentación, servicios básicos); en cambio los pobres extremos, ni con todo su ingreso cubren su alimentación, pero además sufren al menos tres carencias sociales.

Mientras en el sector urbano de este país se estima que, 39.2 por ciento de la población es pobre, en el medio rural el promedio de población pobre es de 58 por ciento. Entre la población indígena, casi ocho de cada diez viven en pobreza; pero si es mujer indígena y vive en zona rural, la cifra de pobreza es 85 por ciento. Aunque el Sur del país se identifica como la zona pobre, la pobreza se mantiene alta incluso en entidades industriales como el Estado de México que promedia 48 por ciento de población pobre, Jalisco con 32 por ciento de población pobre, la Ciudad de México promedia 27.6 por ciento de población pobre.

En general, la pobreza, incluye buena parte de la población en cada entidad, región y municipio del país, pero se acentúa en el medio rural e indígena, justo donde el gobierno gasta más en combatirla; gasta mucho y mal. Muñoz (2013), estima que en los últimos 42 años el gobierno mexicano ha invertido en promedio 36.3 millones de pesos por cada pobre en el país, pero no hay resultados. Sobre esto se señalan anomalías, en la forma de medir, de delimitar y combatirla, de operar los programas, de asignar los apoyos con criterios políticos, de no entregar los apoyos a tiempo, se cuestiona que los programas contra la pobreza, ayudan a perpetuarla, alta corrupción y burocracia, los pobres reciben asistencias para vivir y no para superar su condición, los pobres reciben los mismos apoyos aunque tengan diferentes necesidades, no todos los pobres del país están cubiertos, los recursos del desarrollo rural se entrega a productores no pobres (Muñoz, 2013; FUNDAR, 2013). Además, estos programas no impulsan a los pobres para ganar autoconfianza, para creer que tienen derecho a mejores formas de vida, ni para sentir que son capaces de participar en el diseño de dichas políticas (Pick y Sirkin, 2011).

Algunos estudios señalan que la pobreza no es homogénea, ni existe por las mismas razones entre personas y regiones, asume diversas formas y recibe efectos de circunstancias materiales e inmateriales (creencias, valores, suerte). Evidencias de México y otras partes, muestran que a largo plazo, unas personas salen de la pobreza, otras caen en ella, pero la mayor parte ha estado allí toda su vida, allí nacerá su descendencia, vivirá y morirá, pero una pequeña parte si logra salir por diversos medios (Cárdenas y Malo, 2010; Perlman, 2008; Krishna, 2008; Dercon y Shapiro, 2008; Narayan, Pritchett y Kapoor, 2009). El trabajo de Cárdenas y Malo, (2010), calcula que en México, a lo mucho tres de cada diez pobres logran salir de esta condición. A nivel de países, un país de bajo ingreso tiene 74 por ciento de probabilidad de seguir en esta condición, mientras uno de alto ingreso tiene 82.5 por ciento de permanecer en alto ingreso (Castañeda, 2017).

En el caso de México, el INEGI (2013), estima que 39 por ciento de la población nacional vive intermedia entre pobres y ricos. Esta población exhibe patrones de consumo estables, acceso a bienes y servicios, mayor escolaridad e ingreso; ellos realizan 63 por ciento del gasto en educación, cultura y recreación, 60 por ciento del gasto en calzado y vestido; significan la mitad del gasto corriente del mercado interno en el país. La existencia de este grupo intermedio,1 brinda una esperanza para los pobres, ya que esta desagregación en grupos de población aunque difusos, se replica en las sociedades y si bien la posibilidad de saltar del sector pobre al medio o rico, son muy bajas, existen.

Aunque las evidencias de cómo la gente sale de pobres son limitadas, el hecho mismo de que una parte de la población no pobre, provenga de quienes salieron de pobres, refleja que existen opciones para salir de allí y que es necesario indagar algunas vías alternas. En este caso, la presente investigación explora la interrogante de, ¿si las remesas obtenidas en la migración internacional, ayudan a reducir la pobreza que afrontan los hogares? y la reducción que puede generarse según la condición migratoria. Con este fin, se realizaron entrevistas a profundidad con jefes de hogar, en dos localidades indígenas de Oaxaca con reciente migración y una localidad urbana en Michoacán de amplia tradición migratoria. El trabajo se integra de la introducción, una sección que vincula las remesas internacionales con la pobreza en los hogares en diversas localidades, en otra sección se consigna el método de análisis y la forma en que fue obtenida la información en cada localidad de referencia, a su vez, los resultados se desglosan en tres sub apartados; uno revisa las condiciones de vida previo a la migración en las localidades de estudio, en otro se realiza la comparación del ingreso que producen los hogares contra el costo de las canastas de alimentos y bienestar, en el tercero se discute la movilidad económica de los hogares. Finalmente se presentan las conclusiones.

1. Remesas monetarias y pobreza

La pobreza, es una condición primeramente económica y social, se manifiesta cuando las personas no logran satisfacer sus necesidades básicas, cuando no acceden a los bienes y servicios necesarios para la vida, en el corto y largo plazo: alimentación, vivienda, sanidad, educación, recreación, empleo, ingreso, ahorro y activos. La pobreza extrema, es cuando las personas no alcanzan a cubrir su alimentación, ni con todo su ingreso, pero además sufren al menos tres carencias sociales (salud, educación, seguridad social, vivienda, alimentación, servicios básicos) (CONEVAL, 2016). Además, la pobreza también involucra aspectos políticos y culturales, que restringen el acceso de los pobres a los recursos materiales y las oportunidades creadas en el entorno (Gomes, Petersen, Galvao, 2008).

En este sentido, es difícil reducir la pobreza sólo desde lo económico, sin atender los aspectos sociales como autoconfianza, formación escolar, barreras mentales, participación en asuntos públicos, así como ahorro y activos productivos. Esto es importante, porque existen diversas circunstancias que provocan la caída, permanencia y salida de la pobreza, pero también las personas involucradas son distintas; dotación de recursos, formación, intereses, expectativas, rasgos personales. Una parte puede ser emprendedora, buscan salir de allí; otra parte yace bajo los modelos socializados, doctrinas y creencias, no buscan salir, ni tienen autoconfianza, otros no tienen edad, ni energías, ni recursos o capacidades. Entonces, merced a lo que hacen y tienen, es que algunos están más cerca o lejos de la línea que los separa de la población no pobre.

En esta investigación, consideramos que la pobreza aunque puede producirse por eventos externos al hogar: inflación, corrupción, cambios de política económica, crisis económicas, falta de crecimiento, plagas en hogares rurales, imprevistos del clima o las propias instituciones locales; ésta es más bien un resultado de la falta de activos productivos y capacidades personales en el presente y el pasado (tierra, educación, capitales diversos). Como señalan (Chenery et al, 1979), cuando la población no accede y no logra acumular activos productivos de calidad en un tiempo dado, poco participa de los beneficios económicos que genera la sociedad, poco puede ahorrar y acumular para el siguiente periodo y así sucesivamente; quienes poseen los activos, se van quedando con la mayor parte del producto y la pobreza se prolonga a largo plazo.

Los activos pueden ser tangibles e intangibles (capital: social, humano, físico, financiero, natural), funcionan junto a las capacidades personales (conocimientos laborales, escolaridad, salud, expectativas); cuando ambos son de buena calidad, se poseen en cantidad adecuada, y pueden aprovecharse productivamente, podrían ayudar a que la gente construya modos de vida estables a largo plazo (Chambers y Conway, 1992; Banco Mundial, 2001). Una serie de capacidades personales mínimas (productivas, sociales y culturales) que deberían desarrollar los pobres, se proponen en la teoría de Nussbaum (2012), en cuyo esfuerzo las políticas públicas podrían apoyar (Vida, Salud, Integridad, Sentidos, Emociones, Razón, Afiliación, Trabajar, Jugar, Reír). La formación de valores y actitudes también son necesarios entre los pobres, en este caso: la confianza entre personas y autoridades, valorar el esfuerzo, la cooperación y el trabajo arduo, incrementar la escolaridad, reducir el amiguismo; fomentar la competencia entre empresas e individuos, la innovación y el emprendimiento, la actitud positiva hacia la ciencia, la honestidad, el ahorro, reducir el dispendio (Peyrefitte, 1997; Landes, 2001).

Fuente: Women´s Refugee Comission, 2009: ix.

Figura 1 El hogar, sus activos y el entorno 

Para estos autores, es necesario que las políticas públicas permitan a los pobres acumular activos y capacidades personales, y que el entorno les permita aplicarlos para poder entrar en un proceso de salida. Poder acumular activos productivos de calidad, ampliar y mejorar diversas capacidades personales, además de generar condiciones que permitan su uso, podría ser un buen camino para que los pobres salgan de su condición y construyan modos de vida estable. Este modo de vida, refleja que la gente ya salió de pobre, que su modo de vida no es vulnerable (crisis económicas, clima, shocks externos, actores poderosos) y que las fluctuaciones cotidianas que enfrentan, no ponen en riesgo su estabilidad.

En esta idea, la migración internacional, puede aportar recursos para que los hogares puedan acceder a algunos activos, capacidades y actitudes. Tener recursos les permite tener alimentos en el corto plazo, pero también acceder a bienes que les fortalecen a largo plazo (ahorro, activos productivos, capacidades personales). Como es sabido, la migración ocurre principalmente para tener un mejor modo de vida, mayor bienestar, salir de pobres y otras aspiraciones que vinculan la intención de tener alimentos, educación de sus hijos, construir casa, comprar cosas materiales, ahorro. La vía para lograr estos anhelos, son las remesas en primer lugar, pero también aprender conocimientos laborales; además, en este proceso el migrante puede desarrollar habilidades personales como el idioma, la madurez personal, adquirir hábitos y valores, así como formas de organizar, ver y afrontar la vida. De esto dan cuenta otros estudios, que sin embargo advierten que cuando los migrantes buscan emplear lo que traen consigo, en su entorno enfrentan restricciones institucionales, carencia de empleos y apoyos productivos, la gente local no acepta sus ideas, en algunos casos no quieren desempeñar lo mismo que en el extranjero, o sus conocimientos son de baja calidad (Espinosa, 1998; Gmelch, 1986; Salas, 2016; Dustmann y Kirchkamp, 2002; Piracha y Vadean, 2009; Athukorala, 1990).

Asimismo, con la migración, en el hogar también ocurren cambios; el capital humano de los hijos puede mejorar con alimentación, nutrición, educación, menor trabajo infantil, la familia puede comprar maquinaria y herramientas para sus negocios, talleres, oficios, labores agrícolas y ganado. A nivel de región, señala Verduzco (2008), las remesas pueden fungir como fuente de capital, sólo deben generarse condiciones: explotar nichos de inversión, acceder a los mercados regionales y nacionales, vincular la inversión a programas de desarrollo, adecuarlas a las intenciones de los migrantes. De hecho, algunas evidencias señalan que la migración internacional si mejora la vida de los migrantes y las localidades (parques, iglesias, caminos, agua, electricidad, escuelas), aunque no la estructura productiva y no reduce sus causas (Stuart y Kearney, 1981; Canales, 2007). También es posible que las remesas sólo sustituyan ingresos que se podrían obtener localmente y eso les resta efecto en los hogares (Canales, 2007), pueden ser ingreso inestable o generar dependencia en los hogares. De cualquier forma, son ingreso y como tal, pueden contribuir a mejorar el modo de vida, sea en el corto o en el largo plazo.

Entonces, es razonable esperar que los hogares de migrantes internacionales que reciben remesas, algunos puedan completar sus alimentos y paliar su pobreza mientras llegan éstas, otros quizás logren ahorrar y acumular activos de largo plazo, otros más afortunados quizás logren salir de allí. No obstante, algunas evidencias, que evalúan un punto en el tiempo y que comparan el ingreso del hogar (con y sin remesas) contra el costo de la vida, muestran que en algunos casos la migración y las remesas ayudan a reducir la pobreza, pero en otros no, mientras a largo plazo las evidencias son inexistentes, no existe seguimiento a hogares a lo largo del tiempo para verificar los efectos. Por ejemplo, un análisis realizado con datos de la encuesta nacional de ingreso gasto de los hogares en México, no encuentra efectos positivos de las remesas sobre la pobreza, ni en el total de hogares de la muestra, ni entre los hogares receptores; señala que las remesas sólo sustituyen al ingreso que se podría obtener localmente, y que éstas las reciben en mayor parte los hogares no pobres (Canales, 2008; 2007). Otro estudio, realizado en Chiapas (Peláez, Martínez y García, 2013), estima que las remesas representan menos de 5 por ciento del ingreso en los hogares rurales y que éstas benefician más a los hogares de ingreso medio; señalan que los hogares con remesas no tienen patrones distintos a los no receptores, ni gastan en cosas diferentes, no encuentran evidencia que las remesas reduzcan la pobreza. En Colombia (Hernández, 2008), encuentra que las remesas arriban hacia hogares de ingreso medio y alto, y muy poco entre los hogares pobres, esto hace que se reduzca ligeramente la pobreza en zonas de mayor experiencia migratoria y nada en regiones donde los hogares más pobres no acceden a la migración internacional; la conclusión es que a nivel de país el efecto es nulo. En Ecuador (Olivíe, Ponce y Onofa, 2008), tampoco encuentran que las remesas ayuden a salir de la pobreza, pero detectan leve mejoría en la distribución del ingreso.

Otros estudios, sobre todo realizados a nivel de localidad, sostienen que las remesas sí logran reducir la pobreza en ese punto del tiempo. En dos localidades agrícolas de Michoacán (Ayvar y Ochoa, 2015), mediante entrevistas a jefes de hogar, encuentran que la migración internacional promueve algunos componentes del desarrollo económico; las remesas se gastan en salud (38%), alimentos (33%), educación (9.7%), en vestido, vivienda, ahorro y negocio, además 89 por ciento de hogares considera que las remesas les complementan para adquirir la canasta de bienestar (alimento, educación, salud), y 68 por ciento han construido su casa con remesas. El trabajo de Alvarado, (2017), revela efectos positivos de las remesas sobre la pobreza en la localidad de San Lucas Quiaviní, Oaxaca; aunque la mayoría de remesas externas arriban a los hogares de mayor ingreso, estima que la incidencia de pobreza alimentaria y de bienestar se reduce (-36 y -12 por ciento). En otra localidad (Santa Inés Yatzeche, Oaxaca), mediante entrevistas a jefes de hogar, encuentran que las remesas arriban mayormente hacia hogares de menor ingreso, y que éstas reducen la pobreza de alimentos y de capacidades (Espinosa, García, Hernández y Santiago, 2014). A nivel de todo México, con datos agregados (García, 2015), encuentra que para los años 2006, 2010, 2012, las remesas externas llegan hacia hogares más pobres y en éstos constituyen la segunda fuente de ingreso, incluso superan lo que reciben por apoyos de gobierno; la evidencia es que las remesas externas reducen en mayor medida la pobreza multidimensional en razón de que los hogares receptores están en peores condiciones de pobreza. Otro trabajo a nivel nacional en México (Esquivel y Huerta, 2007), analiza el efecto que tienen las remesas externas en la probabilidad de tener algún tipo de pobreza (alimentos, capacidades, patrimonio); sus resultados muestran que las remesas reducen la probabilidad de encontrarse en pobreza de alimentos (-7.7%) y de capacidades (-6.3%), que representan una reducción de pobreza alimentaria y capacidades equivalente a 36 y 23% en los hogares receptores de la muestra, frente a los no receptores. En el sector rural, los efectos son similares, pero acá si reducen la probabilidad de tener pobreza patrimonial (-10%), que equivale a (-15%) de la tasa de pobreza rural.

2. Método y fuentes de información

Para analizar los efectos de las remesas internacionales sobre la pobreza, esta investigación toma como referencia dos localidades rurales del estado de Oaxaca con historia migratoria reciente (San Miguel del Valle y San Miguel Coatlán), en cada una, un tercio de hogares fueron elegidos aleatoriamente, también se incluye una localidad urbana (Tarímbaro) de Michoacán, cuya tradición migratoria es amplia, en ésta fueron elegidos casi nueve por ciento de hogares; en todas las muestras se incluyen hogares con y sin migración internacional.

En cada localidad se entrevistó al jefe/jefa de hogar, se empleó una guía de cuatro secciones: información del hogar, actividades productivas, fuentes y montos de ingreso, actividades de migración internacional. Vale decir que sobre todo en las comunidades indígenas, algunos productos, bienes, servicios y actividades, por su carácter tradicional no tenían un valor monetario.2 En este caso, se pedía al jefe que diera una valoración a pesos corrientes, según su experiencia. De este modo, se cuantificaron los ingresos de cada hogar en cada localidad, por: salarios y remuneraciones, transferencias de gobierno (becas, pensiones, despensas, apoyos), pagos en especie (animales, horas de trabajo, leña, comida, mezcal), retiros de inversiones (bancos, cajas de ahorro), remesas nacionales e internacionales, renta empresarial y de propiedad (negocios, renta de tierras o ganado), regalos (ropa, comida, muebles), préstamos (dinero, especie), autoconsumo (traspatio, leña, yerbas), producción agrícola y artesanías. Los autores de esta investigación realizaron las entrevistas y en ese sentido, trataron de reducir los errores que provoca la dificultad de que el jefe recuerde los ingresos, que auto valore con desdén y otros que se fueron subsanando.

El ingreso del hogar receptor en un escenario con y sin remesas, se compara contra el costo monetario de la canasta de alimentos y la de bienestar en cada año, según contempla el coneval. Es una aproximación a la situación que viven en ese periodo de análisis, mientras llegan remesas, pero esta comparación ayuda a diferenciar si los hogares pueden comprar estas canastas y como les ayudan las remesas para adquirirlas y poder ubicarse por arriba o debajo de cada línea de pobreza. En este análisis, se incluyen únicamente hogares con migrantes y que reciben remesas. No se consideran todos los hogares pobres de cada localidad, porque no todos reciben remesas, no todos tienen migrantes, y podría crearse una imagen inadecuada de la importancia que tienen éstas en los hogares receptores.

3. Resultados

El análisis se integra de una introducción y tres apartados. El primero, desglosa la situación previa a la migración en las localidades referidas, las condiciones de vida, los motivos por los que emigraron. El segundo, compara el ingreso que producen los hogares contra el costo monetario de las canastas de alimentos y bienestar, y lo que pasa cuando tienen remesas. El tercero, discute el ascenso en la posición económica de los hogares cuando tienen remesas. Los comentarios finales enfatizan la importancia de las remesas, sobre todo en los hogares indígenas, para acceder a los alimentos y en algunos casos a la canasta de bienestar.

Una primera relación entre pobreza y remesas puede verse con grandes números. En 2010, Michoacán que es primer lugar en recepción de remesas internacionales y Oaxaca que es sexto lugar; contaban con alrededor de 2.5 millones de pobres cada una, para el año 2016, la primera tenía casi 2.6 millones, pero en la segunda había 2.8 (CONEVAL, 2016). Esto es, la que recibe menos remesas tiene más pobres en volumen y proporción. No obstante, como exhibe el cuadro 1, en ambas entidades las remesas no representan ni tres por ciento del ingreso total, el mayor peso del ingreso de los hogares proviene del mercado de trabajo nacional (64%), las remesas se diluyen dentro de este total.

Cuadro 1 Composición de las principales fuentes del ingreso corriente total promedio trimestral por entidad y hogar, 2016 

Concepto Nacional Michoacán Oaxaca
Ingreso del trabajo (subordinado independiente y otros) 64.29 64.34 64.63
Renta de la propiedad (cooperativas sociedades Arrendamiento de activos tangibles y financieros) 8.79 5.76 3.69
Transferencias (Jubilaciones pensiones e indemnizaciones Becas Donativos) 15.56 19.93 19.89
Ingresos provenientes de otros países 0.74 2.85 1.84
Estimación del alquiler de la vivienda 11.28 9.92 11.71
Otros ingresos corrientes 0.09 0.05 0.09
Total 100.00 100.00 100.00

Fuente: inegi, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2016

También en el cuadro 2, se muestra que las remesas internacionales tienen una correlación negativa con la pobreza municipal en ambas entidades, pero como se incluyen todos los hogares, con y sin remesas, el efecto es insignificante. En este sentido, el análisis a nivel de localidad, puede hacer más visibles los efectos. Como veremos adelante, en las localidades que se toman de referencia, las remesas constituyen hasta 50 por ciento del ingreso total en algunos hogares y en algunos pocos casos éste es su único ingreso monetario.

Cuadro 2a Michoacán: Correlaciones generales 

Hogares Pobres Hogares xremesas
Hogares Pobres Correlación Sig. Municipios 1 113 -0.082 0.390 113
Hogx remesas Correlación Sig. Municipios -0.082 0.390 113 1 113

Fuente: elaboración propia con base en Índices de intensidad migratoria México-Estados Unidos 2010, y pobreza municipal, 2010-2015 de CONEVAL.

Cuadro 2b Oaxaca: Correlaciones generales 

Hogares Pobres Hogares xremesas
Hogares Pobres Correlación Sig. Municipios 1 570 -0.006 0.895 570
Hogx remesas Correlación Sig. Municipios -0.006 0.895 570 1 570

Fuente: elaboración propia con base en Índices de intensidad migratoria México-Estados Unidos 2010, y pobreza municipal, 2010-2015 de CONEVAL.

3.1 La vida en las localidades antes de migrar

La situación económica deprimida de las localidades rurales y urbanas de México, la falta de empleo e ingresos, diversas violencias y otras, empujan la migración al extranjero; de este modo, las intenciones se concentran prioritariamente en buscar mejores modos de vida, aunque algunos migran con ideas de ahorro, emprendimiento y acumulación, para salir de la violencia, conocer, entre otras.

En Michoacán, la historia de la migración internacional se remonta hasta finales del siglo xix (Fernández, 2003; López, 1988), es de los estados que más expulsan población y de los que más reciben remesas. En Tarímbaro, que se ubica contigua a Morelia, el trabajo de campo se realizó en el año 2006, para entonces había 4,647 pobladores; cinco mujeres por cada hombre, así como 1,010 hogares, una cuarta parte eran de jefatura femenina. Aquí la migración internacional se masificó desde el programa bracero. Los migrantes de la muestra promedian 31 años de edad, la mayoría son hijos (62%), jefas y jefes de hogar. En esta localidad, los ingresos salariales y las remesas internacionales superan ampliamente a las actividades tradicionales, aunque aquellas se siguen practicando: agricultura de riego, elaboración de toritos de petate y otras artesanías, bandas de música, ganadería, pequeño comercio, pulque, microempresas, entre otras.

Por su parte, en Oaxaca la migración internacional es de masificación reciente, aunque se realiza en gran cantidad de comunidades. Se le identifica como una migración indígena de arraigada identidad étnica e inclinación para unirse e impulsar proyectos de desarrollo en sus comunidades. Los mixtecos se orientan en actividades agrícolas, donde figuran entre los trabajadores más pobres y mal pagados en Estados Unidos (Zabin, 1992), en cambio los zapotecos se orientan hacia actividades urbanas como restaurantes, labores domésticas, hoteles, limpieza y algunos tienen negocios propios (López y Runsten, 2004). En el caso de San Miguel del Valle, comunidad zapoteca milenaria, cuyo sustento básico es la agricultura de temporal y artesanías, se localiza al inicio de la Sierra Norte. En tiempo de las entrevistas, tenía 2,509 pobladores y 477 hogares. Los grupos de mayor edad, sobre todo las mujeres, concentran el 26% de analfabetismo. Su migración internacional inicia en el programa bracero con seis jefes de hogar que parten al extranjero sin dominar el español, ni manejar dinero en efectivo; después se pausó y retomó su flujo hasta los años noventa. La mayoría de migrantes en la muestra son jóvenes (94%), hijos (75%), que parten sin documentos y se emplean en centros urbanos (cocina, restaurant, aseo). En esta, como otras localidades zapotecas, las conexiones de parentesco, compadrazgo y guetza/gozona,3 ayudan a sortear las dificultades económicas, pero cuando alguien desea comprar algo, casarse, construir, ser mayordomo o invertir, la ruta es el Norte. De hecho, 60% de hogares muestreados tienen migrantes internacionales, y dos tercios reciben remesas en forma regular, un promedio de 3,500 dólares anuales, cifra que representa hasta 50% de sus ingresos totales en algunos hogares. En suma, al menos ocho causas de migración fueron detectadas: construir casa, pasear/conocer, necesidad económica, casarse, poner negocio, progresar.

La otra localidad, San Miguel Coatlán, también zapoteca y milenaria, se ubica en la Sierra Sur. En la época de las entrevistas, tenía 1,394 habitantes y 276 hogares. Un promedio de escolaridad de 4.28 grados, más alto entre hombres que en mujeres; 14 por ciento de la población era analfabeta, sobre todo los mayores de cincuenta años. La comunidad se reconoce como zapoteca, no obstante menos del 10 por ciento de población habla el idioma originario, aunque lo entiende el treinta por ciento. La comunidad cuenta con escuela primaria y telesecundaria, tienen una casa de salud, cuenta con luz eléctrica, no tiene drenaje, el agua potable fue introducida por los migrantes. El sistema de cargos por usos y costumbres, las fiestas celebradas con mayordomías, el alto valor asignado a la familia, son rasgos distintivos de esta comunidad.4 La población es mayoría católica (76%), pero también hay Pentecostés, Iglesia Bautista, Testigos de Jehová; aun así, en las mayordomías todos cooperan aunque no tengan esa práctica religiosa. La agricultura de temporal, carpintería, pequeño comercio, panadería y migración nacional e internacional, destacan entre sus actividades productivas. La migración internacional inició en el programa bracero con la salida de pocos lugareños que no sabían hablar español, ni comprar con dinero, en ese tiempo vivan de su agricultura y trueques, dispersos en el cerro. La migración se pausó y retoma a mediados de los 80´s, cuando ya vivían concentrados en lo que ahora es la localidad, después del año 2000, se masifica. Entre las causas de migración detectadas, figuran: la necesidad económica, tener casa, pagar deudas, asumir mayordomía, comprar herramientas (carpintería, panadería), ahorrar y abrir negocio. Destaca que 67 por ciento de hogares con migración internacional reciben remesas regularmente, además los migrantes cooperan desde el extranjero en las fiestas y algunos asumen mayordomías, costean gastos de la iglesia, apoyaron la introducción del agua potable y energía eléctrica, también emprenden o capitalizan pequeños negocios (panaderías, carpinterías, crían truchas).

3.2 Las remesas internacionales y la pobreza de los migrantes

En esta sección se compara el ingreso del hogar receptor contra el costo que tiene la canasta de alimentos y de bienestar, según lo contempla el coneval. Esto permite apreciar en cuáles hogares receptores las remesas ayudan para cubrir los costos de las canastas y ubicarse encima de cada línea de pobreza.

Migración internacional y remesas.- En cada localidad, no todos los hogares tienen migrantes internacionales, y de quienes tienen, no todos reciben remesas, aunque un alto porcentaje sí. El cuadro 3, exhibe que en SM Coatlán, de 103 hogares entrevistados (37% del total comunal), sólo 42 tienen migrantes y 28 reciben remesas regularmente. En SM del Valle, fueron 155 hogares entrevistados (1/3 del total comunal), 91 tienen migración y 61 reciben remesas. En Tarímbaro, fueron entrevistados 88 hogares (8.7% del total), 50 tienen migrantes y todos reciben remesas habitualmente.

Cuadro 3 La migración y remesas internacionales en las localidades seleccionadas 

SM Coatlán Tarímbaro SM del Valle
Año de entrevistas 2009 2008 2006
Número de hogares 103 88 155
% del total hogares 37% 8.7% 33%
Hogares ConMigEU 42 (40.7%)* 50 (56.8%)* 91 (58.7%)*
Hogares receptores 28 (66.6%)** 51 (100%)** 61 (67%)**

Fuente: elaboración propia

*% de hogares muestreados

**% de hogares con migrantes internacionales.

Remesas y canasta mínima.- Los resultados de comparar el ingreso del hogar, contra el valor de la canasta de alimentos, se exponen en el cuadro 5. Destaca que en las tres localidades, sólo algunos hogares receptores que son pobres pueden completar los gastos de alimentos con las remesas, pero no todos logran acceder a esta canasta y ubicarse encima de la línea de pobreza alimentaria.

Cuadro 4 Remesas y pobreza, según la canasta mínima 

Hogares receptores SM Coatlán (28) Tarímbaro (51) SM del Valle (61)
Pobres_SinReme 5 10 53
Pobres_ConReme 3 (-40%) 1 (-90%) 7 (-87%)
Hog_pobres_IngSinrem2 28 22 132
Hog_pobres_Ingtot1 26 13 47
Valor de la canasta $7327.4 $10439.2 $6119.0

Fuente: elaboración propia.

1 Hogares pobres en total de la muestra (sean o no receptores), con base al ingreso total

2 Hogares pobres en total (sean o no receptores), con base al ingreso total sin remesas

SM Coatlán.- De 28 hogares receptores, tres no alcanzan a cubrir el valor de la canasta de alimentos con todo su ingreso, viven en pobreza alimentaria; pero de no haber recibido las remesas5 (línea previa), habrían sido cinco hogares en esta condición. Éstas ayudan que dos hogares cubran sus alimentos y se ubiquen encima de esta línea; hay 40 por ciento menos hogares que habrían sido pobres sin ellas. Al incluir todos los hogares pobres de la localidad, reciban o no remesas; habría 26 que no podrían comprar sus alimentos con todo su ingreso y 28 si no hubieran recibido remesas. Se trata de los mismos dos hogares pero el punto de comparación es mayor, entonces, las remesas reducen en siete por ciento los hogares que podrían haber estado en pobreza alimentaria; un efecto menor, que produce la idea de que éstas no ayudan contra la pobreza de alimentos.

Tarímbaro.- De 51 hogares que reciben remesas, uno no logra adquirir sus alimentos con todo su ingreso, incluidas las remesas. Pero, de no haber recibido remesas (línea previa), diez hogares no podrían comprar sus alimentos. Las remesas ayudan a nueve hogares para comprar esta canasta, una reducción de 90 por ciento que estarían en pobreza alimentaria. Al incluir todos los hogares pobres, habría 13 en pobreza alimentaria según su ingreso total y 22 de no haber tenido remesas, son los mismos nueve, pero acá la reducción es de 41 por ciento, casi la mitad del efecto en los hogares receptores.

SM del Valle.- De 61 hogares receptores, puede verse que siete no alcanzan a comprar su canasta de alimentos con todo su ingreso. Pero, en caso de no tener remesas, habría 53 hogares sin completar sus alimentos, tendrían pobreza alimentaria. Las remesas ayudan a 46 hogares para cubrir sus alimentos; se reducen 87 por ciento los hogares que sin remesas tendrían pobreza alimentaria. De incluir a todos los hogares pobres, las remesas tendrían un efecto reductor de 64 por ciento.

Remesas y canasta de bienestar.- Al comparar el ingreso del hogar, con el valor de la canasta de bienestar, que tiene un costo monetario más alto porque además de alimentos, incluye bienes y servicios (salud, esparcimiento, educación, ahorro y activos), podemos ver en cuales hogares receptores, las remesas apoyan a acumular activos y capacidades que en teoría ayudan a salir de pobres en el largo plazo (Chambers y Conway, 1992; Banco Mundial, 2001; Nussbaum, 2012). Los resultados se muestran en el cuadro 6.

Cuadro 5 Remesas y pobreza, según la canasta de bienestar 

Hogares receptores SM Coatlán Tarímbaro SM del Valle
Pobres_SinReme 12 30 53
Pobres_ConReme 5 (-58%) 10 (-67%) 24 (-55%)
Hog_pobres_IngSinrem2 48 56 132
Hog_pobres_IngTot1 41 (-15%) 36 (-36%) 103 (-22%)
Valor de canasta $15 504.3 $23 051.9 $12 482

Fuente: elaboración propia

1 Hogares pobres en total de la muestra (sean o no receptores), con base al ingreso total

2 Hogares pobres en total (sean o no receptores), con base al ingreso total sin remesas.

SM Coatlán.- De los 28 hogares receptores, cinco no logran acceder a la canasta de bienestar con su ingreso total, están en pobreza de bienestar; pueden alimentarse pero no logran cubrir la educación, acudir al médico, comprar ropa, ahorrar. De no tener remesas (línea previa), 12 hogares estarían en esta condición. Con remesas, siete hogares completan y cubren el costo de la canasta de bienestar, una reducción de 58 por ciento de hogares que sin remesas estarían en pobreza de bienestar. Si se incluyen todos los hogares entrevistados, 41 no tendrían ingreso suficiente para comprar esta canasta, y sin remesas serían 48 hogares en pobreza de bienestar; las remesas favorecen una reducción de siete hogares pero en la masa total solo representan 15 por ciento, mucho menos que en los hogares receptores.

Tarímbaro.- De los 50 hogares receptores, puede verse que diez no tienen ingreso suficiente para cubrir el costo de la canasta de bienestar, viven en pobreza de bienestar porque pueden alimentarse pero no ahorrar, educarse, asistir al médico. De no tener las remesas, habría 30 hogares en esta condición; las remesas ayudan a 20 hogares para adquirirla y salir de esta pobreza, esto es una reducción de 67 por ciento de los hogares que sin remesas no podrían tener esta canasta. Si se incluyen todos los hogares pobres, 36 no podrían comprar esta canasta y sin remesas serían 56; este apoyo en los 20 hogares, genera una reducción de 36 por ciento.

SM del Valle.- De 61 hogares receptores, 24 no logran comprar la canasta de bienestar con todo su ingreso, viven en pobreza de bienestar; se alimentan pero no pueden ahorrar, educarse, comprar ropa. De no recibir remesas, serían 53 hogares en pobreza de bienestar; las remesas ayudan a 29 hogares para cubrir el costo de esta canasta, es una reducción de 55 por ciento de hogares que sin remesas no podrían comprar esta canasta y estarían debajo de la línea de bienestar. Si incluimos todos los hogares de la muestra, las remesas apoyarían una reducción de 22 por ciento en los hogares que no podrían comprar esta canasta.

En general, en cada comunidad las remesas permiten que más hogares receptores puedan satisfacer sus necesidades de alimentos, accedan a la canasta de bienestar y se ubiquen por encima de esta línea de pobreza; aunque sea sólo en ese momento temporal que se analiza, mientras llegan remesas. Este acceso a los alimentos resuelve un problema en el hogar, pero es un efecto de corto plazo, en cambio acceder a la canasta de bienestar es crear posibilidades de mejora en el modo de vida a largo plazo.

El trabajo de campo permitió observar que los lazos familiares, de compadrazgo, la solidaridad, el traspatio que realizan, los apoyos de gobierno, el acceso a bienes naturales (ríos, bosques, animales, yerbas), brindan a los hogares acceso a sus alimentos sin tanta necesidad de ingreso monetario; no ocurre así en la canasta de bienestar.

Como fue mostrado, más hogares pueden obtener sus alimentos con las remesas, pero éstas ayudan más para acceder a la canasta de bienestar, que, sobre todo en los entornos indígenas es la que más ocupa el ingreso monetario, dada la carencia de recursos y oportunidades que circundan este medio. Al formar capacidades personales (salud, educación), poder ahorrar y acumular activos productivos; que en esencia contiene la canasta de bienestar, a largo plazo podría ser la vía para salir de la pobreza, los hijos o los padres. Esto es posible porque las evidencias que muestran la salida de la pobreza con base en el esfuerzo personal, apuntan hacia la escolaridad, acumulación de recursos (tierra, ganado, riego), aspiraciones personales de salir de allí, migrar del lugar pobre y ampliar sus relaciones personales, realizar actividades no agrícolas o de mayor ingreso, entre otras (Perlman, 2008; Krishna, 2008; Dercon y Shapiro, 2008; Gomes, Petersen, Galvao, 2008). Dado que las dos comunidades zapotecas son de reciente migración, podemos decir que las remesas están apoyando esta acumulación de capacidades de largo plazo, sobre todo en los hijos pequeños.

3.3 Movilidad económica y migración internacional

El efecto de la migración y las remesas en la movilidad económica de los hogares, se evalúa comparando en qué decil de ingreso se ubican según su ingreso total y en cual se ubicarían si no tuvieran remesas. Esta sección toma como base los trabajos de Canales (2008; 2007), para asociar deciles de ingreso con clases económicas.66

SM Coatlán.- Puede verse en el cuadro 6, columna 3, que, en esta comunidad, los hogares más pobres apenas capturan 16 por ciento del total de remesas internacionales. No obstante, este ingreso les provoca ajustes; tres hogares permanecen en la misma clase, pero otros tres ascienden al siguiente decil (4,5,6); con remesas hay 50 por ciento menos hogares en el decil de ingreso pobre. Asimismo, los hogares del decil de ingreso medio bajo (decil 4-7), reciben 42 por ciento de las remesas, aunque el número de hogares no cambia, la columna 5, exhibe que en este decil, seis hogares permanecen aún y con remesas, pero cinco logran ascender a los deciles siguientes (6,8,9), lo que significa, a cambio, otros cinco llegaron a este decil; es el mismo número pero no son los mismos hogares. En la clase media alta, el número de hogares aumenta 43 por ciento; pero cinco permanecieron aquí, y cinco llegaron de otros deciles. En general, se advierten ascensos de hogares en deciles pobres, y descensos de hogares en deciles de alto ingreso, pero a nivel de localidad la desigualdad existente no cambia; sin remesas el coeficiente de Gini77 es: 0.4888, mientras que con remesas se ubica en: 0.4803, estadísticamente no es significativo el cambio.

Cuadro 6 Movilidad económica de hogares receptores en SM Coatlán 

Decil Ordenación según Ing_sRemesas* % de remesas capturadas** Ordenación según Ingreso total* Transición
1 a 3 6 16.15 3 (-50%) 3 Permanecen 3 Ascendieron (deciles: 4 5 6)
4 a 7 11 42.13 11 (0%) 6 Permanece 5 Ascienden (deciles 6 8 9)
8 a 9 7 29.74 10 (43%) 5 Permanecen 1 Asciende (decil 10) 1 Desciende (decil 7)
10 4 11.96 4 (0%) 3 Permanecen 1 Desciende (decil 9)

Fuente: elaboración propia

* A nivel de hogar, como una unidad, sin tomar en cuenta el tamaño del hogar, solo el ingreso total

**% de remesas internacionales que recibe cada grupo de hogares en estos deciles de ingreso

Tarímbaro.- Puede verse en el cuadro 7, columna 3, que, en esta localidad, los hogares más pobres capturan casi 24 por ciento del total de remesas internacionales. Los ajustes que se producen, indican que, siete hogares permanecen en la misma clase aun teniendo remesas, pero ocho ascienden hacia deciles de mayor ingreso (4,5,7,9); con remesas hay 53 por ciento menos hogares en el decil de ingreso pobre. Por su parte, los hogares del decil de ingreso medio bajo (decil 4-7), también reciben casi 24 por ciento de las remesas, aquí el número de hogares incrementa 29%, pero la columna 5, exhibe que en este decil, trece hogares permanecen aun teniendo remesas, pero cuatro ascienden hacia deciles de alto ingreso (8,9). En la clase media alta, el número de hogares aumenta 27 por ciento; pero siete permanecen, y dos alcanzan el decil 10. En general, de los primeros dos grupos de deciles, con la llegada de remesas, el 44 por ciento de hogares que pertenecían a ellos, logra moverse hacia deciles de mayor ingreso, mientras en los dos deciles de alto ingreso, se observan descensos de hogares en alrededor de 20 por ciento. En este caso, las remesas arriban de forma más homogénea entre deciles de ingreso, pero a nivel de localidad la desigualdad existente no cambia; sin remesas el coeficiente de Gini es: 0.4661, mientras que con remesas se ubica en: 0.4570, existe un efecto reductor pero no significativo.

Cuadro 7 Movilidad económica de hogares receptores en Tarímbaro 

Decil Ordenación según Ing_sRemesas* % de remesas capturadas Ordenación según Ingreso total* Transición
1-3 15 23.77 7 (-53%) 7 Permanecen 8 Ascienden (deciles: 4 5 7 9)
4-7 17 23.91 22 (29%) 13 Permanecen 4 Ascienden (deciles: 8 9)
8-9 11 27.04 14 (27%) 7 Permanecen 2 Ascienden (deciles: 10) 2 Descienden (decil: 7)
10 8 25.27 8 (0.0%)

Fuente: elaboración propia

* A nivel de hogar, no se toma en cuenta el tamaño del hogar, solo el ingreso total

SM del Valle.- Puede verse en el cuadro 8, columna 3, que, en esta localidad, los hogares más pobres capturan casi la mitad de las remesas internacionales. Esto provoca que, 16 de ellos ascienda hacia deciles de mayor ingreso, y nueve permanecen allí a pesar de tener remesas. Por su parte, los hogares del decil de ingreso medio bajo (decil 4-7), reciben 23 por ciento de las remesas, el número de hogares no cambia, pero no son los mismos; la columna 5, exhibe que con remesas, nueve hogares permanecen, pero diez receptores ascienden hacia deciles de alto ingreso (8,9,10), a cambio llegan diez de otros deciles. En general, de los primeros dos grupos de deciles (D1-3 y D4-7), con la llegada de remesas, el 59 por ciento de hogares, logra moverse hacia deciles de mayor ingreso, sólo en el decil 10, se observan descensos de hogares. En este caso, a nivel de localidad las remesas arriban en forma desproporcionada hacia los hogares más pobres, y eso provoca que la desigualdad en la distribución del ingreso en la comunidad incremente levemente; sin remesas el coeficiente de Gini es: 0.355, mientras que con remesas se ubica en: 0.3839, existe un efecto significativo.

Cuadro 8 Movilidad económica de hogares receptores en SM del Valle 

Decil Ordenación según Ing_sRemesas* % de remesas capturadas Ordenación según Ingreso total* Transición
1-3 25 48.82 9 (-64%) 9 Permanecen 16 Ascienden (deciles: 4 5 6 7 8 9 10)
4-7 19 23.22 19 (0.0%) 9 Permanecen 10 Ascienden (deciles: 8 9 10)
8-9 11 17.83 21 (91%) 8 Permanecen 3 Ascienden (deciles: 10)
10 6 10.13 12 (100%) 5 Permanecen 1 Desciende (decil: 9)

Fuente: elaboración propia * A nivel de hogar, no se toma en cuenta el tamaño del hogar, solo el ingreso total.

El análisis de la movilidad económica y su relación con la migración y las remesas, es una aproximación cuantitativa. En realidad, en cada comunidad los hogares tienen sus propias formas de verse entre ellos y en esto intervienen más factores. Por ejemplo, en Tarímbaro, una localidad urbana, es importante la posición económica, el tipo de casa, autos, negocios, con base en ello se puede dirigir la fiesta del pueblo, tener algún cargo político y comprar bienes, pero en las dos localidades zapotecas, es más importante el peso moral que tiene la persona y su familia, los cargos, la forma en que los cumplen, los lazos de compadrazgo, entre otras; es difícil encabezar la mayordomía mayor o ser el agente de la comunidad, sólo con tener dinero, ser migrante o cualquier otro aspecto individual. No obstante, este acercamiento, permite verificar la existencia de diferencias económicas internas que ya existen en las comunidades y que en el caso de la migración y sus remesas, pueden ayudar a reducir o incrementar, según la proporción y el volumen en que llegan a los hogares y el lugar que éstos ocupan en la ordenación que tiene cada localidad.

Conclusiones

Como fue referido, la pobreza tiene diversos mecanismos de generación, sostén y reproducción, en corto y largo plazo. La gente cae, sale o se mantiene allí, merced a la forma en que emplea los activos, capacidades, actitudes, creencias y demás cosas que posee, también debido a la calidad y cantidad de éstos, incluso de eventos fortuitos y coyunturales. Las evidencias muestran que en México menos de tres en cada diez pobres, podrían aspirar a salir de allí. En esta pequeña posibilidad, la migración podría aportar ingresos que podrían ayudar para vivir mejor en lo inmediato, pero también para acumular activos y capacidades personales que ayuden a salir de la pobreza a largo plazo. Es conocido que, vivir mejor, mejorar el bienestar del hogar, salir de pobres, invertir, son los objetivos que más empujan la migración internacional en México, esto podría reflejarse en la reducción de la condición de pobreza o alguna parte de ella en los hogares. Con el fin de explorar como la migración internacional y sus remesas contribuyen en este afán, se toman como referencia hogares con migración internacional y receptores de remesas en dos localidades indígenas de Oaxaca y una urbana en Michoacán.

Con un método de comparación similar al que emplean otros estudios, esta investigación encuentra que las remesas sí reducen la pobreza en los hogares receptores y lo hace en altos porcentajes, aunque esto último podría deberse al tamaño de muestra. La reducción se verifica en los dos tipos de pobreza, la de corto plazo en alimentos y la de bienestar; ocurre en las dos localidades indígenas y en la urbana. Si bien, las remesas no tienen más cualidades que otros ingresos, con ellas, buena parte de los hogares receptores que antes eran pobres, logran adquirir la canasta de alimentos. En otros casos, pueden acceder a los bienes y servicios del bienestar. De este modo, los hogares receptores pueden vivir mejor en cada nivel y ubicarse por encima de las líneas de pobreza alimentaria y de bienestar. La pobreza alimentaria es un asunto de corto plazo, que puede regresar en cuanto aquellas dejen de fluir, por mientras viven mejor; pero también es posible que la alimentación genere cambios de largo plazo en los hijos, o que, ante la creencia de que es un ingreso incierto la familia tome previsiones para extender el beneficio de estos recursos. Como muestran otros estudios, algunos padres en realidad buscan que sus hijos sean quienes salgan de la pobreza y no tanto ellos mismos (Narayan, Pritchett y Kapoor, 2009; Perlman, 2008). Por otro lado, la adquisición de bienes y servicios de bienestar, que sin remesas no podrían hacerlo, es como un segundo nivel de apoyo que incide sobre la pobreza a largo plazo. Esta canasta, incluye ahorro, activos y capacidades personales, propias y de los hijos, que son los elementos básicos para construir modos de vida estables a largo plazo y salir de pobres (Chambers y Conway, 1992; Banco Mundial, 2001; Nussbaum, 2012; Chenery et al, 1979).

También se encontró, que las remesas, facilitan que algunos hogares receptores puedan ascender en la ordenación de ingreso en cada localidad; aunque las desigualdades económicas que ya existen, que vale decir son parecidas al nivel que guarda la economía nacional, al menos en el índice de Gini, no se modifican sustancialmente con la llegada de remesas. Excepto en SM del Valle que recibe más del 70 por ciento de las remesas en los dos grupos de hogares más pobres, en las otras localidades el índice de Gini más o menos permanece igual, sin cambios significativos. También vale decir, este ejercicio estadístico es relativo en términos reales. En Tarímbaro su estructura urbana y de clases es más notoria, casas, autos, forma de vestir, escolaridad y otros rasgos son distinguibles, en las localidades zapotecas no funcionan así. Allá, aunque hay diferencias internas que pueden distinguirse en los extremos, el asunto de las clases sociales, el ingreso monetario, las casas o escolaridad, son poco distinguibles y no fungen como reguladores de la vida comunal. Aquellas, funcionan más con elementos tradicionales propios de su cultura, tienen diversas fuentes de ingreso, líquido y en especie, y algunas actividades, bienes y servicios, no se ven como ingreso ni asumen un valor monetario.

Los resultados de este trabajo, confirman que aun con remesas, la pobreza tiene alta persistencia en la sociedad, así como la mayor probabilidad de caer en ella y permanecer, que de salir (Perlman, 2008; Krishna, 2008; Narayan, Pritchett y Kapoor, 2009). También verifican que la mayoría de mexicanos que nacen en la pobreza, allí permanecerá (Cárdenas y Malo, 2010). En cada localidad considerada, una parte de hogares receptores pueden comprar sus canastas de alimentos y bienestar, eso los pone encima de la línea de pobreza; pero otros aun teniendo remesas no logran superar sus carencias. En Tarímbaro, de cada diez hogares pobres que reciben remesas, nueve logran acceder a sus alimentos, superan la línea de pobreza alimentaria; pero un hogar receptor no lo logra y permanece debajo de esa línea (10%). En sm Coatlán, la permanencia de hogares receptores en pobreza alimentaria es de 60%, mientras en SM del Valle es de 13%. También, se observa que algunos hogares receptores acceden a la canasta de alimentos, pero no a la de bienestar, pueden alimentarse pero no acumular activos ni capacidades. En Tarímbaro, 33 por ciento de hogares con remesas no logran comprar la canasta de bienestar, se quedan por debajo de esta línea de pobreza. En SM Coatlán, 42 por ciento de hogares, aun con remesas no pueden cubrir la canasta de bienestar y yacen debajo de esta línea. En SM del Valle, es 45 por ciento.

Esto es, las remesas ayudan a unos hogares para lograr algunos aspectos positivos en su lucha contra la pobreza, pero no logra asistir a todos, ni en todo lo que ocupan en teoría para salir de allí. En las tres localidades, igual que citan los trabajos revisados, las remesas no arriban completamente a los hogares más pobres, además no son ingresos que puedan sustituir a todas las demás fuentes de ingreso del hogar. Éstas arriban y se suman a los otros ingresos; si las demás fuentes producen poco, las remesas tendrán mayor proporción y mayor efecto de corto plazo (alimentos), pero menor efecto de largo plazo (ahorro, activos, capacidades) en los modos de vida.

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1La delimitación de la clase media es vaga, algunos estudios toman un ingreso diario de 10-50 dólares/persona para incluirlos en esta clase, otros toman 10-20 dólares diarios/persona para la clase media baja, y más de 20 dólares en la clase media alta (López, Cruces, Lach y Ortiz, 2014).

2Vale decir, sobre todo en Oaxaca, las unidades de medida varían de acuerdo con el producto: el maíz/fríjol es medido en almuds, kilos, canastos; la leche se mide en litros, las tierras en hectáreas pero también por almuds y kilos de semilla empleada. Al final el jefe o jefa los cuantificaban en una medida común.

3La Guelaguetza/guetza/gozona, es una tradición antigua de intercambio reciproco de bienes y servicios en comunidades zapotecas. Antes de los años 70´s era común intercambiar trabajo mutuo y otros bienes en las actividades agrícolas, así suplían la falta de dinero para peones y trabajaban en compañía; ahora menos de 20 por ciento de hogares en estas localidades la practican, pero sigue vigente en fiestas, funerales, mayordomías. Funge como sistema de ahorro, lo que se aporta en un tiempo, se recibe en otro, también es indicador social; quien recibe más apoyos, es considerado moral y económicamente solvente.

4Entre los rituales (agrícolas, sociales, religiosos) que los hogares tienen, destaca el de migración. Cuando un integrante desea migrar o salir lejos de casa, la familia tiene la costumbre de consultarlo entre sí. Hasta que todos están de acuerdo, en presencia de todos, se pone una vela como referencia y a su derredor le reza toda la familia, luego sin encender se unta con ella a la persona que lo necesita. Después, la vela se lleva al templo y se prende a San Miguel Arcángel junto con un puño de tierra de la casa, esto para que en el camino no le pase nada al migrante. Nadie sale de casa, si un integrante no está totalmente de acuerdo, so pena de castigo divino.

5En todos los cuadros, al considerar el ingreso sin remesas, los migrantes del hogar se suman como si no hubieran migrado, éste crece en integrantes, pero no se imputa algún ingreso por estar en México porque una de las razones básicas para migrar fue la necesidad económica.

6Hogares ubicados en los tres primeros deciles de ingreso, pueden denominarse pobres; en los deciles 4-7, son clase media baja; en los deciles 8-9, son clase media; en el decil 10, se ubica la clase alta de ingreso.

7Este indicador se evalúa de cero a uno; cero es inexistencia de desigualdad y uno es la máxima desigualdad en la distribución del ingreso entre hogares en cada localidad.

Recibido: 06 de Abril de 2018; Aprobado: 26 de Septiembre de 2018

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