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Nueva revista de filología hispánica

versión On-line ISSN 2448-6558versión impresa ISSN 0185-0121

Nueva rev. filol. hisp. vol.66 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2018

https://doi.org/10.24201/nrfh.v66i2.3432 

Reseñas

Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

Francisco Rico, Anales cervantinos. Notas al margen de un centenario

Gerardo A. Cortés1 

1 El Colegio de México. gacortes@colmex.mx

Cervantes, Miguel de. Don Quijote de la Mancha. Texto crítico y dirección de edición de, Rico, Francisco. Real Academia Española, -, Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, -, Círculo de Lectores, -, Espasa Calpe, Madrid: 2015. ; 2 ts.:, 3330p. pp., , Francisco Rico, Anales cervantinos. Notas al margen de un centenario. Arpa, Barcelona, 2017; 137 pp.,
Rico, Francisco. Anales cervantinos. Notas al margen de un centenario. Arpa, Barcelona: 2017. 137p.


En su edición de diciembre de 2016, la Revista de Occidente publicó una entrevista que Sergi Doria hizo al encargado de las dos publicaciones que ahora se reseñan ("Francisco Rico, «El clásico es un libro que se conoce sin haberlo leído»"). En su primera intervención, el entrevistado menciona lo siguiente:

No sé de dónde sale la especie, por no decir el bulo, de que soy un cervantista o una autoridad en Cervantes… Yo soy un filólogo que se ha ocupado en restaurar el texto original del Quijote y ha dirigido la edición de sus obras completas, según los mismos criterios ecdóticos, que está por culminar la Real Academia Española. Tengo, claro, los conocimientos de que hoy se dispone sobre la vida del escritor, pero no he hecho investigaciones al propósito, y conozco la bibliografía sobre sus obras, pero sin pretensiones de aumentarla. Mi interés, insisto, es puramente el del filólogo, y mi punto de vista es estrictamente textual y literal. Si alguna aportación he hecho en otro terreno es en el más relacionado con ése, el de las ediciones del Quijote a través de los siglos. Fuera de eso, mis opiniones no valen más que las de cualquier otro aficionado (p. 193).

No cabe duda de que la palabra del autor vale; sin embargo, con base en el aporte de dos textos publicados recientemente, a saber, la edición del Quijote de la Biblioteca Clásica de la Real Academia Española (BCRAE) y el tomito Anales cervantinos, es posible plantearse la siguiente cuestión: si lo que Francisco Rico hace en este par de textos (en uno como editor y en el otro como autor) no es el trabajo de un cervantista, entonces, ¿qué significa ser un verdadero cervantista? Una revisión del contenido de estos textos puede responder en parte la pregunta anterior y a la vez arrojar un poco de luz sobre el tipo específico de cervantista (o no cervantista) que es Rico.

Que el propio entrevistado destaque que su labor principal con respecto al Quijote es la de restaurador (esta y otras opiniones también las expresó en 2013 en una conferencia en la UNAM titulada "La edición de textos en la edad de la imprenta manual") no es gratuita. Desde la edición de 1998 de la editorial Crítica, pasando por las de 2004 de Alfaguara y de Galaxia Gutenberg, hasta la última de 2015, publicada en la colección Círculo de Lectores de Espasa Calpe, Rico se ha ocupado de confeccionar un Quijote que cumpla con los que para él son los dos principios de una edición crítica: "Una edición crítica lo es, por un lado, en la medida en que permite al lector disponer de los mismos elementos de juicio que el editor y constituir con ellos un texto sin embargo distinto; pero es crítica también, por otra parte, en tanto restituye la lección más próxima a la deseada por el autor" (p. 1633).

En cuanto al primer punto, los "elementos de juicio", queda claro desde el acercamiento inicial a esta última edición del Quijote que éstos sobrepasan las expectativas de lo que cualquier aficionado a la novela puede desear y cumplen con lo que el especialista esperaría de una edición crítica de la RAE. La edición se presenta en dos tomos, uno con la novela y diez estudios y otro -de dimensiones similares-con material complementario para la discusión y comprensión de la obra. La edición que presenta la RAE (2015) es a grandes rasgos la misma que se publicó, en 2004, en Galaxia Gutemberg (GG), a excepción de algunos cambios y añadiduras. El formato de dos tomos es en ambos casos el mismo; no obstante, hay cambios con respecto a la disposición de los textos que componen los dos tomos. En el primer tomo de GG 2004, la novela del Quijote está precedida por una presentación de Rico, por el estudio "Las voces del Quijote" de Fernando Lázaro Carreter y por un prólogo compuesto de ocho estudios en torno a distintos temas de la novela. Entre ellos está la "Historia del texto" de Rico, monografía que tiene la virtud de resumir los aspectos más importantes de otro de sus textos sobre la novela, El texto del "Quijote" (2005), y añadir un panorama general de las ediciones más importantes que se han hecho del texto. RAE 2015 (t. 1) tiene prácticamente los mismos elementos paratextuales que GG 2004 (t. 1), sólo que ahora se compilan después de la novela. Además de incluir entre ellos el texto de Lázaro Carreter, arriba mencionado (ya no aparece aparte, como en GG 2004), se añade un nuevo estudio titulado "El narrador de la historia", a cargo de Domingo Ródenas de Moya, en que se analiza el uso de varios narradores en la novela. Además de examinar cómo fue cambiando este recurso a lo largo de la composición de las dos partes de la obra, Ródenas busca dar sentido a la polifonía a partir de la "interacción" de estos narradores. El estudioso infiere, a partir del análisis de la caracterización de cada uno de los narradores, una crítica de Cervantes al discurso histórico y humanista que estaba en boga en su época: "El resultado de este bullicio de fuentes y dudas es, naturalmente, la puesta en cuestión de la fiabilidad de la escritura histórica, diversificada en versiones que se contradicen o enmiendan, y la consiguiente exención de la creación poética -esto es de la ficción literaria- de las leyes y normas de la objetividad, fidelidad factual y ecuanimidad vigentes en aquélla" (p. 1580).

Además de lo anterior, hay que mencionar también que RAE 2015 incluye muchos nuevos colaboradores: cuatro en redacción, tres en documentación y cuatro más en la redacción y revisión de notas de las "Lecturas del Quijote". Este último apartado, que en ambas ediciones se encuentra en el tomo complementario, es un aporte crítico de mucho valor, ya que lo informan comentarios que diversos especialistas han dedicado a cada uno de los capítulos de la novela. Del material complementario de este mismo tomo cabe resaltar, además, por ejemplo, del glosario ilustrado y la sección que compila todos los refranes que aparecen en la novela, el extenso apartado bibliográfico que recorre en orden alfabético lo que cabe suponer es el compendio más actualizado y mejor seleccionado de lo escrito acerca del Quijote.

En lo que respecta al segundo elemento que Rico toma en cuenta para hacer una edición crítica, esto es, la restitución de la lección del Quijote más cercana a la que quería Cervantes, es necesario traer a cuenta el examen y las tesis que el filólogo ofrece en su estudio "Historia del texto". Los argumentos de Rico en este opúsculo en torno a su criterio para elaborar una edición crítica pueden resumirse con una frase que se encuentra en Anales cervantinos: "Así los filólogos… nos aplicamos a restituir a Cervantes lo que es de Cervantes y no del taller de imprenta" (p. 111). La cita es pertinente en la medida en que resume un criterio filológico: acercarse al texto que Cervantes hubiera querido ver impreso implica, en primer lugar, filtrar y corregir todos los errores que provienen del proceso de impresión de la edición princeps (fechada en 1605, pero impresa a finales de 1604). Así, después de un recorrido sucinto por los avatares del texto, desde el taller de imprenta hasta las muchas ediciones elaboradas a lo largo de cuatro siglos, Rico lanza una fuerte crítica a las ediciones más recientes del Quijote :

La corriente mayor del cervantismo en el último medio siglo ha afirmado exactamente lo contrario [a la necesidad de someter a un escrutinio exhaustivo el texto]: "cada palabra y cada signo de puntuación" de las primeras ediciones, incluso cuando su falta de adecuación había parecido manifiesta desde los días del propio Cervantes, se presumen correctos por principio, atribuyendo así a la princeps en los puntos más problemáticos una patente infalibilidad en contradicción con su superabundancia de errores obvios (p. 1634).

En este tenor, la crítica más dura se hace a la edición de la novela cervantina de Vicente Gaos, edición única a juicio de Rico, ya que "Nunca, por ende, se ha publicado otro [Quijote], desde Robles, con tantas violencias sintácticas, concordancias forzadas, hápax de toda especie, erratas convertidas en rasgos de estilo y triviales fenómenos de corrupción textual contemplados como pruebas de la «plena maestría» de un «profundo artista» en quien «creación y crítica se acompañan paralelamente»" (pp. 1636-1637).

Esta misma actitud crítica atraviesa muchos lugares de Anales cervantinos, publicación que compila varios artículos de Rico que aparecieron en El País y algunos textos más tomados de sus presentaciones públicas. Además de mostrarse insistente en el acendrado escrúpulo que se tiene para la crítica de la obra, pero no para la elaboración de ediciones, Rico aprovecha la tribuna del periódico para expresar su desaprobación con respecto a otros fenómenos que giran en torno a la obra de Cervantes. Entre éstos hay dos que hacen que el filólogo revele su gran sentido de la ironía: el primero reside en el empeño de muchos aficionados e interesados en la novela de Cervantes en buscar al personaje de carne y hueso de figuras como Don Quijote o Sancho; el segundo, y con el que es particularmente frontal en sus críticas, en la politización de la obra cervantina. Gracias a su muy agudo conocimiento de la historia, y también a su moderado conservadurismo, Rico insiste en valorar siempre la obra de Cervantes según las condiciones que la gestaron y en evitar que ésta adopte posturas que no tiene. A la sazón de las elecciones en España escribe lo siguiente: "La campaña apenas ha empezado, cuando ya dos periodistas me preguntan qué hubiera votado Cervantes. Descarto la réplica correcta y educada que me pide el cuerpo («¿Y qué coño quiere que yo le diga?») y me despacho con una generalidad sobre el peligro de pintar a las gentes de ayer con los colores que hoy nos agradan" (p. 67).

Dentro de este mismo tomo podemos encontrar en varias ocasiones la opinión de Rico con respecto a lo que para él significa la historia de Don Quijote. El parecer del autor es claro; para él, la novela retrata una condición humana básica, la de "vivir contándonos a todo propósito historias sobre nosotros mismos que se enfrentan con las limitaciones y condicionamientos de las circunstancias" (p. 73). A pesar de ser consciente de que hoy en día la lectura de este clásico sigue honrando firmemente las pautas románticas, Rico señala con frecuencia la importancia de la lectura del Quijote, aparentemente banal, como libro de entretenimiento: "No obstante, por encima de contener todas las posibilidades de la futura narrativa, es en primer término una historia cómica, un libro que siempre se ha juzgado enormemente divertido…En tal elementalidad, como de dibujos animados, radica considerablemente la excepcional acogida que se le ha dado a lo largo de cuatro siglos" (p. 72).

Si volvemos a nuestras primeras líneas y a la interrogante acerca de qué significa ser un verdadero cervantista a la luz de la aportación que hace Rico en las dos publicaciones que aquí tratamos, entonces cabe pensar en una reformulación del término cervantista a partir de lo que actualmente, después de cuatro siglos de ediciones y miles de publicaciones, implica el trabajo de un cervantista. Según es posible deducir a partir de las contribuciones de Rico, el trabajo más urgente en torno a la obra de Cervantes es la producción de textos que abandone los prejuicios de la tradición cervantina y que ofrezca -como él mismo menciona- información a detalle y, simultáneamente, permita al lector elaborar su propia interpretación. El itinerario de Rico puede leerse como el perfil del cervantista que el siglo xxi necesita para comenzar una nueva lectura del clásico español. Alguna vez, Michel Foucault expresó que él había llegado a ser escritor por accidente; quizás sea posible decir lo mismo de Rico, que llegó a ser cervantista por accidente.

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