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Estudios de Asia y África

versión On-line ISSN 2448-654Xversión impresa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.58 no.3 Ciudad de México sep./dic. 2023  Epub 20-Oct-2023

https://doi.org/10.24201/eaa.v58i3.2960 

Reseñas

John T. Sidel. 2021. Republicanism, Communism, Islam: Cosmopolitan Origins of Revolution in Southeast Asia. Ithaca: Cornell University Press. 324 pp. ISBN 9781501755613

1El Colegio de México, A.C., México, jbayona@colmex.mx

Sidel, John T.. 2021. Republicanism, Communism, Islam: Cosmopolitan Origins of Revolution in Southeast Asia. Ithaca: Cornell University Press, 324p. ISBN: 9781501755613.


Republicanism, Communism, Islam: Cosmopolitan Origins of Revolution in Southeast Asia, de John T. Sidel, promete una historia “desnacionalizada, internacionalizada y transnacionalizada” (17) de tres revoluciones del Sureste de Asia: la filipina, la indonesia y la vietnamita. A lo largo de sus páginas, Sidel ubica estas tres revoluciones en marcos cosmopolitas que van más allá de las formulaciones nacionalistas que buscan explicarlas principalmente como resultado de procesos (y heroísmos) internos o “nacionales”. El cosmopolitismo que trabaja Sidel es, sin embargo, transimperial. No se trata de buscar conexiones entre Madrid y Manila, La Haya y Batavia, o París y Hanoi; en las páginas del texto vemos más bien cómo Luzón dialoga con Bohemia, Java con Bakú, y Vietnam con Guangzhou. Asimismo, Sidel hace énfasis en la integración de estas colonias en redes comerciales globales que facilitaban el movimiento de personas e ideas. El libro es un verdadero tour de force en el que se demuestra un manejo impresionante no sólo de la producción académica pertinente para estos tres países, sino también de procesos históricos transnacionales.

La trayectoria académica de Sidel muestra su inclinación por lo transnacional, la cual lo ha hecho particularmente cualificado para escribir un texto como éste. Entre los cursos que enseña como profesor del Departamento de Gobierno de la London School of Economics se encuentra “El islam en las relaciones internacionales: desde Al-Ándalus hasta Afganistán”, por ejemplo. Asimismo, su formación como especialista en el Sureste de Asia no se limitó a un solo país, ya que se especializó en Filipinas e Indonesia bajo la tutela de James Scott en Yale y Benedict Anderson en Cornell. Su interés en la política, la democracia y el autoritarismo en el Sureste de Asia se ha plasmado en libros como Capital, Coercion, and Crime: Bossism in the Philippines (Stanford University Press, 1999) y Riots, Pogroms, Jihad: Religious Violence in Indonesia (Cornell University Press, 2006).

En este nuevo libro, Sidel busca resaltar tres fuerzas cuyas conexiones cosmopolitas han sido subvaluadas en las historias nacionales más “compartimentalizadas” de cada revolución: el republicanismo, el islam y el comunismo, a las que hace referencia el título del libro. Dichas fuerzas (o, en el caso del islam, tradiciones que podrían resultar análogas en Filipinas o Vietnam) entraron en diversas configuraciones en cada país y ayudan a comprender el resultado de las revoluciones correspondientes. En el temprano caso de Filipinas (1896), Sidel ubica la revolución contra el colonialismo español en el marco de una guerra cultural entre el catolicismo ultramontano y las fuerzas del liberalismo, el anticlericalismo y la masonería. Asimismo, Sidel enfatiza el papel que tuvo el surgimiento de Japón como potencia militar, así como el quiebre militar que supuso para España la guerra revolucionaria en Cuba y la guerra hispano-estadounidense. Son éstos los conflictos globales en los que se insertaron tanto las élites como las masas populares filipinas, que lograron derrocar el colonialismo español, mas no el estadounidense. Sin embargo, durante la lucha revolucionaria misma, la élite propietaria de origen mestizo sino-filipino logró imponer su proyecto de país sobre una visión más revolucionaria desplegada por los sectores populares representados por el katipunan, la sociedad secreta que inició la lucha contra los españoles. Tal como lo presenta Sidel, no hubo en Filipinas un movimiento comunista que contara con apoyo del exterior y que pudiera articular las demandas populares; el catolicismo ultramontano, por su parte, también había sido derrotado. Esto dejó el camino abierto para que se impusiera el republicanismo de una élite sino-filipina, lo cual significa para Sidel que la filipina fue una revolución trunca.

Es en Indonesia, país al que Sidel dedica más espacio, donde se dan las permutaciones más complejas, pues participan las tres corrientes cosmopolitas del título del libro. Sidel ubica la revolución indonesia en el marco de los grandes debates respecto de si el islam y el comunismo podían ir de la mano contra el colonialismo, así como de la creciente interconexión con -y migración desde- Medio Oriente y la China meridional gracias a los buques de vapor que traían personas empapadas de los procesos y las luchas del extranjero. La guerra sino-japonesa y la participación del Imperio otomano en la Primera Guerra Mundial abrieron los horizontes geográficos y mentales de los indonesios que, eventualmente, llevarían a cabo la revolución. En este escenario cosmopolita se formó el movimiento nacional indonesio, compuesto por alas seculares (republicanas), islamistas y comunistas, que cooperaron y lucharon entre sí según las circunstancias lo requerían. Finalmente, fueron otros grandes conflictos globales (como ocurrió en el caso de Filipinas) los que marcaron el camino de la revolución: la Segunda Guerra Mundial y la temprana Guerra Fría. La ocupación japonesa desbarató el colonialismo neerlandés y, hacia el final de la guerra, los japoneses les brindaron apoyo político y militar a los republicanos indonesios. Éstos formaron un gobierno revolucionario que se resistió a la guerra de reconquista neerlandesa mientras se configuraba un delicado equilibrio entre fuerzas republicanas, islamistas y comunistas dentro de la resistencia anticolonial. Eventualmente, se dejó sentir el peso de la Guerra Fría: la supresión militar de los movimientos comunista e islamista por parte de los republicanos indonesios les ganó el apoyo de los estadounidenses, que, a su vez, presionaron a los Países Bajos para que reconocieran la independencia de su ahora excolonia. Sin embargo, las concesiones que tuvieron que hacer los republicanos indonesios para lograr este resultado llevan a Sidel a considerar que la revolución indonesia fue trunca también.

Finalmente, Sidel propone que es en Vietnam donde la combinación de los factores derivó en la revolución más pro-funda. Sitúa la revolución vietnamita en el contexto de las esferas cosmopolitas de la sinografía y el comunismo internacional. La ubicación geográfica de Vietnam les permitió a sus activistas anticoloniales republicanos y comunistas tener a Guangzhou, en la China meridional, como base durante algunas coyunturas históricas, aun a pesar del abandono de la grafía china y la romanización efectiva de la colonia con la masificación del quốc ngữ. Como en el caso indonesio, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría proporcionaron un contexto favorable para el desarrollo de la revolución vietnamita. El golpe de Estado japonés contra las autoridades de Vichy en los últimos meses de la guerra sacó temporalmente a la autoridad colonial europea de la ecuación, y la ocupación del norte del país por parte de la República de China, acabada la guerra, les brindó a los comunistas vietnamitas las condiciones para formar un temprano gobierno en 1945-1946. Aun tras el inicio de la guerra de reconquista francesa en 1946, el contexto de la Guerra Fría permitió que los comunistas vietnamitas recibieran apoyo material significativo de la República Popular China y de la Unión Soviética durante las guerras contra Francia y Estados Unidos. Para Sidel, el debilitamiento de la tradición precolonial de una élite sinográfica y monarquista, así como el raquitismo del movimiento republicano (debido a que el dominio de empresarios franceses y chinos había inhibido el desarrollo de una clase capitalista propiamente vietnamita que pudiera apuntalar un movimiento de ese tipo), les dejó el campo abierto a los comunistas para que tomaran el poder y realizaran una revolución política y social más completa que las de sus vecinos filipinos e indonesios.

Cabe aclarar que Republicanism, Communism, Islam no es un libro basado en una investigación con fuentes de archivo; el libro representa más bien una imponente síntesis de la bibliografía sobre el tema. Asimismo, cabe resaltar la cantidad de trabajos académicos publicados en filipino o indonesio citados en el libro. Es importante que los estudiosos especializados en el Sureste de Asia, sea cual sea la lengua en que escriban, entren en diálogo con la producción de los académicos de los países que analizan, en especial si escriben en sus lenguas nacionales. Es digno de encomio que Sidel se tome este diálogo en serio. En líneas generales, este libro lo revela como un lector verdaderamente voraz.

Si bien resulta evidente que, al ser la síntesis más actualizada de estas tres revoluciones en perspectiva comparada, Republicanism, Communism, Islam será de interés para los estudiosos dedicados al Sureste de Asia, cabe señalar que también lo será para aquellos que no se dediquen al área. Sidel narra no sólo el transcurso de estas tres revoluciones, sino también la trayectoria histórica general de los tres países en este periodo histórico, todo de manera clara y entendible. El fruto es un libro que ayudará a que los no especialistas se pongan rápidamente al tanto de las historias de los tres países. Asimismo, el enfoque transnacional hace de éste un texto muy útil para un curso o seminario de historia global. Republicanism, Communism, Islam realmente cumple con su promesa de ofrecer una historia “desnacionalizada, internacionalizada y transnacionalizada”.

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