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Estudios de Asia y África

versión On-line ISSN 2448-654Xversión impresa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.57 no.3 Ciudad de México sep./dic. 2022  Epub 06-Feb-2023

https://doi.org/10.24201/eaa.v57i3.2869 

Presentación

Introducción

Introduction

Chris lundry1 

1El Colegio de México, México


El 20 de mayo de 2022, Timor-Leste1 celebró veinte años desde que la Administración de Transición de las Naciones Unidas para Timor-Leste (UNTAET, por sus siglas en inglés) entregara el poder. Aunque los timorenses orientales declararon su independencia el 28 de noviembre de 1975, en un intento de obtener el reconocimiento internacional, éste no se produjo e Indonesia invadió el país sólo nueve días después. Su violenta y opresiva ocupación cobró la vida de un tercio de la población y duró hasta 1999 con el apoyo de sus aliados, entre ellos Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia. En 1997, Indonesia se vio golpeada particularmente por la crisis económica de Asia Oriental, que condujo a la renuncia del presidente Suharto -cuyo gobierno había comenzado con un baño de sangre anticomunista en 1965- el 21 de mayo de 1998. Su sucesor, el exvicepresidente B.J. Habibie, accedió a un referéndum por la presión de los mismos gobiernos que habían apoyado la invasión de Suharto.

El referéndum fue aplazado dos veces, pero finalmente se celebró el 30 de agosto de 1999. A pesar de meses de intimidación y violencia por parte de los militares indonesios, de la policía y las milicias que esos militares formaron y controlaron, más de 97% de los inscritos acudieron a la consulta y más de 78% eligió la independencia al rechazar la oferta de Indonesia de “autonomía especial”. El país estalló en más caos y violencia. Los indonesios y sus milicias destruyeron infraestructuras, edificios y carreteras, mataron al ganado, robaron todo lo que pudieron alcanzar y cometieron asaltos y asesinatos contra la población desprotegida. También obligaron a cientos de miles de personas a huir del territorio en un intento de hacer que la votación pareciera ilegítima. Las Naciones Unidas habían accedido a que Indonesia se encargara de la seguridad -probablemente la única forma en que ese país permitiría el referéndum y probablemente porque pensaba que, al hacerlo, podría influir en la votación- y así, cuando estaba claro que el otro bando ganaba, Indonesia arrasó sin oposición.

El Parlamento indonesio ratificó la votación el 19 de octubre, y las Naciones Unidas regresaron el 22 de octubre para encontrar el país destruido. En este contexto fue que la ONU creó la UNTAET, para ayudar a reconstruir el territorio y prepararlo para la independencia. Aunque las críticas a esta administración para la transición pueden ser feroces, incluso por parte de su propio personal, ninguna otra organización internacional hubiera podido supervisar un proyecto tan inmenso como ése. Una vez que la UNTAET entregó las riendas, todo quedó en manos de los timorenses.

El éxito del separatismo es extremadamente raro.2 Junto con la dedicación de los timorenses orientales, muchos de los cuales sufrieron y murieron por su causa, los factores internacionales también contribuyeron al referéndum. La Guerra Fría había terminado y puesto fin a la justificación estadounidense -y de otros- para apoyar a un dictador anticomunista y antidemocrático. La crisis económica y política había debilitado a Indonesia, que sucumbió a la presión internacional cuando un movimiento de solidaridad mundial apremió a sus respectivos gobiernos para que obligaran al de Indonesia a escuchar, especialmente después de la masacre del cementerio de Santa Cruz del 12 de noviembre de 1991. Las campañas tuvieron éxito porque ayudaron a enmarcar la cuestión. Dos años más tarde, el 11 de septiembre de 2001, el atentado contra el World Trade Center de Nueva York concentró la atención del mundo en el terrorismo islamista y endureció las políticas exteriores, y la historia de Timor-Leste salió de los titulares.

He recopilado aquí varios artículos de activistas y académicos, así como de un ex trabajador de la ONU que supervisó las elecciones en Timor-Leste. Mi objetivo es echar un vistazo a algunos de los acontecimientos que condujeron a la independencia y hacer un balance de diversos elementos de Timor-Leste en la actualidad. Agradezco al Comité Editorial de Estudios de Asia y África y al equipo editorial de la revista por haber aprobado el proyecto y ayudar a su consecución, en especial a su editora, Cynthia Godoy, a María Magdalena Bobadilla Gómez, secretaria, y a Adrián Muñoz García, coordinador editorial del Centro de Estudios de Asia y África, así como a Yolanda A. González por la traducción al español de esta introducción y mi artículo, y de los textos de Clinton Fernandes y Charles Scheiner. También quiero reconocer a los autores que han contribuido a este volumen. Los temas tratados ofrecen una amplia visión de algunos elementos importantes del nuevo país independiente: relaciones exteriores, economía, elecciones y democracia, así como el estudio de su gente y su sociedad.

Clinton Fernandes es profesor de estudios internacionales y políticos en la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia). Es autor de Reluctant Savior: Australia, Indonesia and the Liberation of East Timor (Detroit: Scribe Publications, 2004), entre otros libros y artículos sobre Timor-Leste, Papúa Occidental e Indonesia. Su trabajo se centra en la inteligencia y la relación de Australia con Indonesia y Timor-Leste, y en este contexto ha escrito su contribución. En el artículo de este volumen sostiene que, mediante diversas tácticas -incluido el espionaje-, Australia ha conseguido la mayoría de sus objetivos de política exterior en relación con Timor-Leste.

Charles Scheiner es cofundador de la Red de Acción de Timor Oriental en Estados Unidos y de La’o Hamutuk (“Caminando juntos”) en Timor-Leste, donde trabaja como investigador. Dedicó años a la solidaridad con Timor-Leste antes de la independencia, y vivió muchos otros en el país tras la independencia. Su artículo analiza Timor-Leste y su petróleo -motivo de la invasión indonesia y de la aceptación de la soberanía indonesia por parte de Australia- en el contexto de la “maldición de los recursos” que sufren muchos países con abundantes hidrocarburos, por la que, a pesar de eso, siguen sumidos en la pobreza.

Andrés del Castillo es exalumno del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Desde 1999 se ha desplazado a Timor-Leste y a otros países de Asia y África durante las elecciones. En su artículo examina el papel de las élites tradicionales y de las instituciones en el primer periodo de consolidación democrática en Timor-Leste, que está clasificado por Freedom House como el Estado más democrático del Sudeste Asiático (véanse los puntajes globales en la página web de la organización). Describe un proceso de acomodación entre las élites tradicionales a un sistema político importado que antes les era ajeno, y entre los políticos modernos que reconocen la importancia de la tradición persistente.

El doctor Alberto Fidalgo Castro es profesor ayudante en la Universidad Complutense de Madrid, en el Departamento de Antropología Social y Psicología Social, y profesor colaborador del Programa de Posgrado en Antropología Social de la Universidad de Brasilia. Su contribución examina la investigación antropológica en Timor-Leste, señala una ausencia durante la ocupación indonesia y se enfoca en lo que podría considerarse como antropología aplicada debido al estado del país inmediatamente después de la independencia. Ha organizado esta visión general por nacionalidades y vinculando a los estudiantes con los primeros investigadores. Su extensa lista de obras citadas es, en sí misma, una valiosa contribución.

Por último, mi artículo es un examen somero del papel de la Red de Acción de Timor Oriental (ETAN) en Estados Unidos, que en menos de siete años desde su fundación había influido ya en la opinión pública estadounidense y en la del Congreso a través de cabildeos y otros medios. Como muestra el artículo, la presión de este país fue sólo una pieza del rompecabezas que condujo al referéndum, pero fue una pieza importante. Al examinar las distintas campañas a través de la lente del activismo de solidaridad internacional, se ve cómo la ETAN fue eficaz a la hora de enmarcar la cuestión de Timor-Leste en Estados Unidos. Espero ampliar este trabajo y convertirlo posteriormente en un estudio de la ETAN en forma de libro.

Felicito a los timorenses orientales por los 20 años de inde pendencia desde la transición de la ONU y por mantener una sociedad abierta y democrática. ¡A luta continua!

1En este dossier utilizamos el nombre oficial del país, Timor-Leste, excepto en casos de citas directas o en nombres oficiales.

2En el siglo XXI, Timor-Leste y Sudán del Sur son los únicos estados nuevos surgidos tras la celebración de referéndums, aunque hay movimientos separatistas en América, Europa, Asia y África. De las docenas que se produjeron en el Sudeste Asiático tras la descolonización posterior a la Segunda Guerra Mundial, ninguno, aparte de Timor-Leste, ha tenido éxito (aunque Singapur se separó de Malasia). En Indonesia hay varias regiones con separatistas que oscilan entre amenazas leves y graves, como Papúa Occidental, las Molucas, Aceh e incluso Java.

3Traducción del inglés: Yolanda A. González Gómez

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