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Estudios de Asia y África

versión On-line ISSN 2448-654Xversión impresa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.57 no.2 Ciudad de México may./ago. 2022  Epub 06-Jun-2022

https://doi.org/10.24201/eaa.v57i2.2770 

Reseñas

Fernando Camacho Padilla y Fernando Escribano Martín, coords. 2020. Una vieja amistad. Cuatrocientos años de relaciones históricas y culturales entre Irán y el mundo hispánico

1Universidad Francisco de Vitoria, España, javier.gil@ufv.es

Camacho Padilla, Fernando; Escribano Martín, Fernando. 2020. Una vieja amistad. Cuatrocientos años de relaciones históricas y culturales entre Irán y el mundo hispánico. Madrid: Sílex, 518p. ISBN: 9788418388279.


La publicación de este volumen supone un acontecimiento debido a la escasa atención que tradicionalmente se ha prestado a las relaciones entre el mundo hispánico y Oriente Medio. Mientras que los vínculos de España y Latinoamérica con Estados Unidos y los diferentes países europeos han sido objeto de numerosos estudios, pocos son los trabajos que han ampliado el campo a otras zonas geográficas. Aunque en los últimos años hemos asistido a un proceso gradual de apertura a nuevos horizontes, con estudios en profundidad sobre las relaciones entre Latinoamérica y África durante la Guerra Fría o las conexiones entre el mundo hispánico y el este de Asia durante el periodo colonial, quedan todavía lagunas importantes que subsanar.

El libro coordinado por Fernando Camacho y Fernando Escribano busca ofrecer un repaso minucioso de los contactos entre el mundo hispanohablante e Irán durante la época contemporánea. La mayor parte del volumen está dedicada a las relaciones históricas y políticas; el resto, a estudios literarios y artísticos. En total, el volumen reúne los trabajos de 18 expertos cuyas especialidades van desde la historia y la ciencia política hasta la literatura y la cinematografía.

Si la literatura concerniente a las relaciones con Persia es escasa, se debe a la naturaleza tardía e inconstante de éstas. España y Persia no firmaron un tratado hasta 1842. Su ratificación se demoró 10 años. El primer agente consular español, Adolfo Rivadeneyra, llegó a Teherán en 1874 y apenas permaneció allí dos años. La legación española se reabriría en 1911 (y ocho años más tarde, en 1919, sería de nuevo clausurada). Persia, por su parte, no abrió una sede diplomática en Madrid hasta 1917, pero ésta sólo permaneció activa durante cinco años. Habría que esperar a 1951 para el restablecimiento de los contactos oficiales entre ambos países.

En el caso de Latinoamérica, fue en la primera década del siglo XX cuando Persia estableció las primeras relaciones diplomáticas con algunos países, como México, Argentina o Brasil. No obstante, en 1909 quedaron suspendidas y no se reanudarían hasta 1935.

El libro muestra perfectamente que uno de los principales problemas para consolidar los lazos entre Persia y el mundo hispánico fue la dificultad a la hora de institucionalizarlas. Durante décadas, los contactos quedaron limitados a la voluntad de individuos ante la ausencia de una política de Estado real, coherente y a largo plazo. De ahí que hubiese que reiniciar en varias ocasiones la política respecto a Persia. Muy frecuentemente, cuando el gobernante, diplomático o comerciante en cuestión moría o perdía su puesto, arrastraba consigo los vínculos creados con Persia. Realmente no fue sino hasta la segunda mitad del siglo XX cuando se superó esta etapa de voluntades personales (que sólo trajeron magros resultados y se vieron frustradas al poco tiempo en la mayoría de los casos), para dar paso a una nueva, marcada por la institucionalización.

Aquí el capítulo del profesor Camacho resulta especialmente revelador al describir en detalle cómo la primera -y fallida- apertura de Latinoamérica hacia Persia estuvo marcada por los intereses de un reducido grupo de individuos, como el empresario belga Louis Coetermans. Que las relaciones entre Persia y varias repúblicas latinoamericanas respondieron al provecho económico de una élite belga queda patente en el hecho de que las legaciones persas en países como Argentina, Paraguay o México quedaron en manos de empresarios belgas y alemanes.

En su capítulo, el profesor Paulo Botta desgrana cómo esos errores se han replicado en los últimos años, en especial durante las intensas relaciones de Ahmadineyad con los países miembros del Alba (Alianza Bolivariana para las Américas). Dichos nexos se sobredimensionaron, pues se mostraron como algo más importante de lo que en realidad fueron: un ejercicio de retórica y propaganda más que de resultados tangibles y actividades específicas. Las conexiones establecidas por Irán quedaron ligadas a mandatarios concretos al unir su suerte a la permanencia de aquéllos en el cargo. Un claro ejemplo tuvo lugar en Brasil con el relevo de Lula por Dilma Rousseff, donde la nueva presidenta relegó automáticamente las relaciones luso-iraníes a un segundo plano.

Los lazos recientes con España también tienen problemas similares a los registrados en sus orígenes. Desde un inicio, el proyecto de mantener una relación fluida y próspera con Irán se convirtió en rehén del juego político madrileño. Así, con los cambios de gobierno y de régimen, las relaciones con Irán fueron inestables. Si habían sido favorecidas por un ministro o un rey caído en desgracia, sus sucesores tomaban la decisión de abandonarlas. Sucede algo parecido hoy en día, cuando las relaciones con Irán se han convertido en un arma arrojadiza entre los diferentes partidos. Al final, la política respecto a Irán no es considerada parte de la acción exterior española, sino de su manejo doméstico.

Al margen de la política y la economía, el libro dedica dos secciones al arte y la literatura. Se adentra en los paralelismos y los ecos entre Irán y el mundo hispánico. Paralelismos entre el misticismo persa de Abu Said y el castellano de santa Teresa o entre la sátira social desplegada en la obra de Omar Jayyam y la del arcipreste de Hita. Ecos como el del muralismo mexicano de Orozco y Rivera en la iconografía revolucionaria iraní, o el de la literatura persa en la obra de Borges. Se analiza también el tema de la traducción al persa de obras en lengua española y se muestra cómo la publicación de libros de autores hispanohablantes ha estado profundamente ligada a las coyunturas internas de Irán y, en particular, a los intereses de las autoridades políticas. Así, en especial durante el periodo de la República Islámica, esos autores fueron escogidos más por sus credenciales políticas que literarias. El capítulo de la profesora Jeiran Moghaddam Charkari evidencia una vez más cómo los contactos entre ambos mundos, incluso en el terreno de la cultura, han estado supeditados a la política interna.

Estos asuntos están tratados de forma exhaustiva, con uso de abundantes fuentes primarias y, en algunos casos, de un trabajo realizado sobre el terreno. Cada capítulo responde un método distinto de análisis, dependiendo del tema (literatura comparada, análisis visual, estudio histórico…), pero en ningún momento queda en entredicho la coherencia del libro. Se trata de un conjunto armonioso que aúna diferentes perspectivas para arrojar mayor luz sobre la cuestión.

Se echa en falta un capítulo dedicado al exilio en 1979 del sah Mohammad Reza Pahleví en México y Panamá o a la controversia respecto al dinero iraní en la política española (y las relaciones de la cadena iraní Hispán TV con ciertos políticos españoles). Se apunta en diversos capítulos a los fructíferos vínculos con Latinoamérica y España durante la monarquía Pahleví, pero esta etapa crucial se omite para centrarse en la etapa de la monarquía Qajar o en la de la República Islámica. También se dejan de lado los primeros contactos entre Persia y los reinos de Castilla y Aragón en el siglo XIV. Éstos y otros asuntos quizá puedan dar forma a un segundo volumen que se asiente sobre los firmes cimientos del presente libro.

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