SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.55 issue3A. Romano (2018). Impresiones de China. Europa y el englobamiento del mundo (siglos XVI-XVII). Madrid: Marcial Pons Historia. 421 pp.S. Rahemtulla (2017). Qur’an of the oppressed: Liberation theology and gender justice in Islam. Oxford: Oxford University Press. 295 pp. author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Estudios de Asia y África

On-line version ISSN 2448-654XPrint version ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.55 n.3 Ciudad de México Sep./Dec. 2020  Epub Nov 13, 2020

https://doi.org/10.24201/eaa.v55i3.2612 

Reseñas

S. Dube (2017). Subjects of modernity. Time-space, disciplines, margins. Stellenbosch: Africa Sun Media. 180 pp.

1Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México, mariorufer@gmail.com

Dube, S.. 2017. Subjects of modernity. Time-space, disciplines, margins. Stellenbosch: Africa Sun Media, 180p.


Las nociones de modernidad y de sujeto son dos de los enclaves teóricos más disputados en la teoría crítica, al menos desde finales de la segunda guerra. Saurabh Dube, en Subjects of modernity (en su edición sudafricana), texto denso epistémica y empíricamente, recorre las posturas clásicas y “alternativas” sobre la conjunción de ambos, y propone una lectura crítica, nada complaciente y muy sutil.

Predilecciones trans/inter disciplinares

No es novedad la interacción que en la obra de Dube tienen siempre la antropología, la historia, la antropología histórica, los estudios poscoloniales y los estudios subalternos. Lo interesante de este libro es cómo, en forma caleidoscópica, el autor trabaja “al bies” de esos discursos disciplinares para elaborar dos figuras conceptuales (aunque no metonímicas ni tipos ideales): sujetos de la modernidad y sujetos modernos. Los discursos disciplinares son examinados en esta obra como un “lugar de trabajo” analítico: el autor recorre las nociones históricas y antropológicas de la subjetividad y de los conocimientos más clásicos sobre modernidad para explicar cómo estos discursos crean conceptos-entidades que toman forma en la fenomenología de las prácticas (institucionales, sociales, estatales).

Sin embargo, diría que uno de los elementos clave es mostrar que la idea de “cierre disciplinar” es imposible. Las disciplinas rigen, se vuelven legisladoras de una razón específica, pero también son apropiadas, moldeadas, intervenidas por lo que Michel de Certeau (2006, p. 240) llamara “una alteración en el texto de lo mismo”. Así, para Saurabh Dube la “frontera” disciplinar (entre antropología e historia) y las predilecciones que instala la crítica a la razón legisladora de Occidente y el Resto, no se constituyen ni en un espacio privilegiado de visión sobre los objetos ni en una mezcla ecléctica de las figuras de tiempo, archivo, sujeto y modernidad. La “frontera” de saberes le permite al autor situarse en un “entre” que permite comprender cómo la historia soslaya nociones contingentes y heterogéneas de tiempo en pos de un tiempo vacío y secuencial del historicismo que, sin embargo, siempre es ya-inadecuado (y ya-necesario) para la escritura de la experiencia histórica. A su vez, el buceo en la antropología histórica le permite a Saurabh comprender qué modulaciones específicas de comunidad, religiosidad, ley y casta desmontan las ideas arraigadas de sincronía y diacronía, al tiempo que empujan el conocimiento sobre tiempo y modernidad a los límites.

“La idea de modernidad descansa en una ruptura”, dirá el autor (p. 58). Su función en este libro es demostrar, con un trabajo sutil de análisis académico, cómo no existe la ruptura sin la “sutura”. Esto es: la noción de ruptura que se pretende quiasmática y que inaugura una visión de la modernidad desencantada, racional y técnica, es puesta en tensión todo el tiempo en el libro por una visión de la modernidad atravesada por “perdurables encantamientos” que reifican (y vuelven “mágicas”, en tanto capacidad de crear realidades experimentadas) los conceptos de nación, sujeto soberano, estado, derecho, ley y justicia.

En ese sentido, el repaso crítico que hace Saurabh de la obra de Edward Said, Partha Chatterjee y Dipesh Chakrabarty, entre otros, permite comprender que la labor crítica de los estudios poscoloniales y de la subalternidad fue mostrar la efectividad, pero también la “parroquialidad” de esos discursos, los cuales necesitaron de las figuras de la razón y la legislación para proponerse incólumes (pero al estar atravesados por el fantasma -o el escándalo- de la alteridad, no hacían más que mostrar, en la reificación misma de “lo que no es Occidente”, su inestabilidad, su ambivalencia, su ejercicio constitutivo de poder y diferencia).

Pero no vayamos tan rápido, parece decirnos el autor. Ni el “discurso poscolonial” ni las genealogías fundacionales de los subaltern studies pueden tomarse como soluciones providenciales o como contratextos que proporcionan la salida a las predilecciones autoritarias de la modernidad. Sería muy fácil caer en este otro encantamiento, algo que, en efecto, el autor explica que sucede en las reificaciones del discurso posdecolonial que encuentra en un nuevo sujeto (tradicional, atávico, comunitario, etc.) la necesaria pureza para proponer una tranquilizadora dinámica de salvación o de contraposición. En este sentido, el revés crítico que propone Saurabh Dube es una escritura no teleológica, no tan preocupada por la “salida” o por la “garantía” del análisis, sino por la generación de una sensibilidad comprensiva que tome al mundo y sus categorías entidades en sus propias contradicciones, parroquialidades y encantamientos con los que vivimos (por supuesto, no sólo en The Rest sino también, espejadamente, en The West).

Predilecciones conceptuales

El trabajo coconstitutivo de dos conceptos es el contrapunto del libro. “Sujetos de la modernidad” y/versus “sujetos modernos”. Si el primero remite a “actores que han sido participantes activos en el proceso de la modernidad: actores socioespaciales que fueron sujetos a (o sea modelados por) esos procesos, pero también sujetos que los conformaron, que los moldearon” (p. 7), el segundo apela a los sujetos modelados por (como las clases medias intelectuales, por ejemplo) las reconfiguraciones específicas de la modernidad en los nacionalismos (como el nacionalismo indio). En este sentido, podremos encontrar “sujetos modernos” en México, en India, en Kenia o en cualquier espacio donde se reformulen y apropien los principios de la Ilustración como modernidades vernáculas. Los sujetos de la modernidad, en cambio, se constituyen en un terreno diferenciado de vida que combina modulaciones “tradicionales” con predilecciones modernas, formas que, de algún modo, dialogan y se espejan en las modulaciones de la política moderna.

Por ello, Dube escapa a las visiones unidireccionales de las “modernidades intelectuales vernáculas” versus “las tradiciones indisputables y porfiadas de los sectores subalternos”. La modernidad en ellos es todo el tiempo un terreno sémico de disputa, apropiación, límite y desafección. Pero no es nunca un “afuera”: no hay “afuera” de la modernidad, justamente porque plantearlo de ese modo volvería a restituir la diferencia primaria entre Occidente y el Resto, por la vía del binario adentro (cooptado y colaborativo) y afuera de la modernidad (resistente e impoluto). No hay sujeto soberano en ninguno de los rostros de Jano: ni es soberano el sujeto encantado del derecho, la ley y la democracia modernas, ni lo es el sujeto subalterno de la resistencia, la tradición y la comunidad.

La antropología histórica en la que se mueve con mucha libertad y precisión el autor, impuso variables fundamentales a estos análisis, específicamente las que invitan a reflexionar sobre la experiencia no unívoca del tiempo; sobre la convivencia de temporalidades radicalmente diferentes en la experiencia comunitaria; y sobre la posibilidad de conectar esa convivencia con los aspectos más complejos de reproducción de la dominación y de las relaciones sociales asimétricas en contextos marcados por la dudosa existencia del tiempo vacío y homogéneo de la nación moderna (y, por ende, la dudosa existencia de su sujeto soberano por excelencia: el ciudadano pleno que es, al mismo tiempo, un sujeto soberano de la conciencia, del lenguaje y del derecho). Esta tachadura constante que realiza Saurabh es lo que constituye la fecundidad del libro e inaugura, considero, una forma productiva de lectura, de sensibilidad académica y de posición autoral frente a los objetos de investigación.

Referencia

De Certeau, M. (2006 [1975]). La escritura de la historia. México: Universidad Iberoamericana. [ Links ]

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons