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Estudios de Asia y África

versión On-line ISSN 2448-654Xversión impresa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.55 no.2 Ciudad de México may./ago. 2020  Epub 14-Ago-2020

https://doi.org/10.24201/eaa.v55i2.2575 

Reseñas

I. Barreñada (Coord.) (2018). Entre España y Palestina. Revisión crítica de unas relaciones. Madrid: Bellaterra. 327 pp.

Ignacio Gutiérrez De Terán Gómez-Benita1 
http://orcid.org/0000-0001-9549-0142

1Universidad Autónoma de Madrid, España, ignaciog.deteran@uam.es

Barreñada, I.. 2018. Entre España y Palestina. Revisión crítica de unas relaciones. Madrid: Bellaterra, 327p.


Las políticas europeas respecto a Palestina han ocupado un lugar secundario en el amplio espectro del conflicto arabo-israelí, sobre todo en el transcurso de las últimas décadas. La perceptible y progresiva falta de influencia de la Unión Europea en el mundo islámico en general, y en Oriente Medio en particular, persiste hoy. Basta observar el desarrollo de los acontecimientos en Siria e Iraq, sin mencionar la región del Golfo o las vicisitudes del acuerdo nuclear iraní, monopolizado por Estados Unidos a pesar del supuesto ascendente europeo sobre el mismo. Según una percepción extendida por aquella región -y otras tantas-, los europeos “han dejado de tener” influencia y capacidad para resultar determinantes, o al menos desempeñar un cometido relevante a la hora de proponer soluciones y patrocinar rondas de negociación.

La desaparición del factor europeo en Siria, por ejemplo, frente a la ostensible presencia de rusos, iraníes, turcos y estadounidenses, refleja la inoperancia actual de la diplomacia de la Unión Europea, incapaz, por lo general, de fijar un criterio común entre sus integrantes en materia de política exterior. Esto ha reforzado la imagen de una especie de organismo regional centrado en la gestión económica y empresarial, a trasmano de un verdadero proyecto global e integrador. Tamaña inhibición, fruto tanto de una incapacidad congénita como de una definición clara de lo que se quiere y puede hacer, conduce a que estados como Francia intenten reivindicar un mayor protagonismo con llamadas inefectivas a una unidad de acción, o que otros, como Gran Bretaña, aboguen por directrices y estrategias transatlánticas próximas al enfoque tradicional estadounidense. Además, resulta especialmente llamativa si se considera la alargada sombra de Europa sobre el mundo áraboislámico tras la Primera Guerra Mundial en lo concerniente a la administración de los antiguos territorios otomanos y, en el caso de Palestina, a la gestación del que ha sido considerado, durante décadas, el conflicto internacional por excelencia. Puede ser que la proliferación de conflictos desde el norte de África hasta Oriente Medio y Asia Central haya dejado la cuestión palestina en un aparente segundo plano; sin embargo, sigue constituyendo uno de los ejes principales sobre los que pivota la diplomacia internacional.

De ahí el interés especial que despierta este libro coordinado por el profesor Isaías Barreñada, conocido investigador y politólogo especializado en la historia contemporánea de Palestina, y en especial de la situación de los llamados “árabes del 48” (“árabes con ciudadanía israelí”) dentro del Estado de Israel, asunto al que dedicó su tesis doctoral (Barreñada, 2005). En el estudio que nos ocupa, es indudable su protagonismo y su incidencia desde una perspectiva pluridisciplinar y con un notorio peso específico en relaciones internacionales y cooperación exterior, ámbitos en los que destacan asimismo dos de los tres colaboradores firmantes, José Abu-Tarbush y José Antonio Sanahuja; el tercero, Ignacio Álvarez-Ossorio, es especialista en el campo de los estudios árabes e islámicos contemporáneos. Todos han escrito con profusión sobre Palestina y sobre los vínculos de España con ella, v.g., España y la cuestión palestina (Álvarez-Ossorio Alvariño y Barreñada Bajo, 2003), donde participan tres de ellos. No extrañe, pues, que nos hallemos ante una obra muy detallada y completa sobre el tema, que refleja en buena medida, por contraste, los efectos de la política exterior europea.

Como bien procuran resaltar los autores, Palestina ha constituido para la diplomacia española un asunto de notable interés e, incluso, en ciertos periodos, ha ocupado un lugar prioritario en los proyectos de cooperación financiados por Madrid en el exterior. Para entender por qué “durante varios años, los territorios ocupados -denominados “Palestina” a partir de 2013 en los documentos de la Agencia Española de Colaboración Internacional y Desarrollo- se han situado entre los países que reciben más ayuda española, lo que no deja de sorprender al no ser un país con lazos culturales o históricos con España, ni formar parte de su vecindad más inmediata” (p. 167), hay que tener en cuenta los antecedentes históricos de la secular relación hispano-palestina, desde la implicación de órdenes religiosas y de diplomáticos en la custodia de los santos lugares en Jerusalén, hasta la adhesión de España a la Unión Europea en la década de 1980.

Sin duda, la celebración de la Conferencia de paz en Madrid en 1991, punto de partida del Proceso de Oslo, y las relaciones cordiales que tradicionalmente ha mantenido España con árabes e israelíes desde el final de la dictadura de Franco en 1975, constituyen factores relevantes en este empeño, pero también debe reseñarse, como bien hace el libro en determinados pasajes, el deseo de los gobiernos españoles de fijar una línea de acción en el ámbito exterior acorde con las intenciones europeas de promover la mayor visibilidad posible en la consecución de arreglos pacíficos en las regiones más turbulentas, y, de paso, la aspiración de la joven democracia española de cobrar un creciente protagonismo en un expediente de tamaña envergadura. Ahí debe inscribirse también la Conferencia Euro-Mediterránea de Barcelona en 1995, “uno de los hitos de la política exterior española del periodo” (p. 87). No debe olvidarse que, hasta la década de 1980, el Estado español había tenido un papel secundario en el marco de la diplomacia europea e internacional, y que la sucesión de acontecimientos determinantes tras la invasión iraquí de Kuwait en 1990 -y todo cuanto vino después- otorgó una oportunidad única a la diplomacia española para hacerse notar. Eso sí, el libro nos recuerda en numerosos pasajes que este pretendido puesto de relevancia de la diplomacia europea y española en el vértice de la cuestión palestina debe matizarse: la Unión Europea no ha dejado de ir a rebufo de la política exterior de Washington. Por lo mismo, se ha visto condicionada en exceso por la precaución de su diplomacia respecto a Israel y las polémicas sobre los límites a trazar entre la legitimidad de la lucha armada y las acciones terroristas.

Uno de los logros más destacables de este libro reside en la combinación equilibrada de datos pormenorizados, tablas, gráficos -muchos de ellos de elaboración propia- y balances obtenidos a partir del análisis paciente de numerosas fuentes y la contribución de sus propias indagaciones. De ahí la prolija y variada bibliografía que lo sustenta, reforzada con encuestas y entrevistas a diplomáticos y profesionales, las cuales traslucen un análisis crítico y al tiempo sosegado y objetivo de la cooperación española con Palestina. Sólo por medio de evidencias y la enumeración de hechos se puede llegar a la conclusión (pp. 277 y ss.) de que presenta un balance desolador, no tan distante del que podría mostrar la cooperación europea en su conjunto.

Hoy, los territorios ocupados viven una situación insostenible, en un contexto de tensión permanente, y la comunidad internacional no ha conseguido poner los cimientos de una solución justa y duradera que respete los derechos fundamentales de los palestinos. Al contrario, se ha consagrado una lógica de inacción y desentendimiento que ha favorecido la inercia de la ocupación, la ampliación de los asentamientos y las restricciones impuestas a los ciudadanos palestinos. Esto resulta especialmente grave para diplomacias y políticas de cooperación y desarrollo que, como la europea, y en especial la española, tenían como objetivo “la consecución de un Estado palestino viable en una región pacificada” (p. 165). Para tal fin, España fue la primera nación europea en firmar un acuerdo bilateral con la Autoridad Palestina, al tiempo que dedicaba sumas relevantes, en comparación con otras áreas geográficas, para fomentar planes de desarrollo que no han gozado de continuidad, como el conocido caso del aeropuerto de Gaza, construido en buena medida con créditos españoles del Fondo de Ayuda al Desarrollo y destruido en 2002 por la aviación israelí sin que Madrid hiciera notar su enérgica protesta (pp. 182-183).

Parafraseando una de las conclusiones más determinantes del libro, podría decirse que la diplomacia española, al igual que la europea, ha tratado de presentarse durante décadas como un interlocutor válido ante el pueblo y los dirigentes palestinos sin poner en peligro sus buenas relaciones con Israel y Estados Unidos ni abordar con valentía la naturaleza de un régimen de ocupación y sus consecuencias. La condición de la política exterior europea y española de “actor secundario” (p. 97) ha permitido la apariencia de una diplomacia inclusiva y a la vez “simpática” que resulta insustancial para los efectos principales, y ciertamente nociva a la hora de prorrogar una situación ya de por sí viciada.

Parecen certeras y fundamentadas las líneas dedicadas en el capítulo octavo, a modo de conclusión, a “repensar la cooperación internacional en Palestina”, en el sentido de que la “ayuda está sirviendo para sostener un proceso de paz fallido” (p. 283). Ésta debe ser la impresión, asimismo, de buena parte de la sociedad española, alineada por razones humanitarias con la justa reivindicación de los palestinos, sobre todo de los refugiados, pero -y aquí una vez más el estudio nos demuestra su sagacidad analítica y su habilidad para aportar conclusiones muy bien elaboradas (capítulo 8)- una cosa es la opinión pública y sus simpatías y otra la influencia de los grupos de presión. Los sectores prosionistas españoles y europeos disfrutan de mecanismos y voces con un gran efecto mediático y material, muy por encima del que puedan llegar a componer los propios medios palestinos o las instituciones árabes oficiales, inhábiles y adscritas a regímenes que no muestran demasiado interés por el asunto o nos han acostumbrado ya a discursos altisonantes y espurios sobre los derechos conculcados a “los hermanos palestinos”. Esa telaraña de intereses económicos, imágenes estereotipadas y complejos históricos ha resultado concluyente para definir un enfoque de la tragedia palestina que, en efecto, merece una revisión crítica, tal y como se nos propone aquí.

Referencias

Álvarez-Ossorio Alvariño, I. y Barreñada Bajo, I. (coords.) (2003). España y la cuestión palestina. Madrid: Los Libros de la Catarata. [ Links ]

Barreñada Bajo, I. (2005). Identidad y ciudadanía en el conflicto israelo-palestino: los palestinos con ciudadanía israelí, parte del conflicto y excluidos del proceso de paz (Tesis doctoral inédita). Universidad Complutense de Madrid. [ Links ]

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