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Estudios de Asia y África

versión On-line ISSN 2448-654Xversión impresa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.52 no.3 Ciudad de México sep./dic. 2017

https://doi.org/10.24201/eaa.v0i0.2223 

Artículos

Los periodistas palestinos: entre nacionalismo y profesionalismo

The Palestinian Journalists: Between Professionalism and Nationalism

Nofret Berenice Hernández Vilchis* 

* Universidad Iberoamericana, Prolongación Paseo de Reforma 880 Lomas de Santa Fe 01219, Ciudad de México nofrirowena@yahoo.com


Resumen:

Los periodistas palestinos siguen siendo considerados por sus colegas extranjeros como poco profesionales debido a su activa participación en la lucha nacional; se les juzga como demasiado politizados para ser capaces de producir textos periodísticos profesionales e imparciales. No toman en cuenta que la tradición periodística palestina se inscribe en una más grande: la árabe, que ve la militancia política como parte del aprendizaje del periodista. Los informadores extranjeros están de paso en los Territorios palestinos, y los que viven en la región residen del lado israelí del muro o en ciudades de países colindantes y no son testigos de la cotidianidad palestina.

Palabras clave: tradición periodística; periodistas palestinos; profesionalismo; nacionalismo; identidad

Abstract:

Palestinian journalists continue to be regarded by their foreign colleagues as unprofessional because of their active participation in the national struggle. They are judged as too politicized to be able to produce professional and impartial journalistic texts. These correspondents do not take into account the ways that the Palestinian journalistic tradition is part of the Arab journalistic tradition. This tradition considers political militancy as part of the journalistic learning. The article affirms that foreign journalists are typically just passing through the Palestinian Territories, and that those living in the region reside on the Israeli side of the wall or in cities in other neighboring countries and do not witness Palestinian daily life.

Key words: journalistic tradition; Palestinian journalists; professionalism; nationalism; identity

Introducción

Durante mucho tiempo se ha considerado que los periodistas palestinos no son profesionales debido a su implicación en la lucha nacional por el establecimiento de un Estado palestino independiente y a su militancia en diversas organizaciones políticas. Sus colegas extranjeros ven con recelo su trabajo y piensan que deben profesionalizarse. Sin embargo, la presencia de informadores extranjeros que radican en Cisjordania es muy reducida y la mayoría vive del lado israelí del muro, en Jerusalén o en Tel Aviv,1 por lo que resulta irónico que se atrevan a censurar en los palestinos la misma falta en la que ellos incurren al no ser testigos de la cotidianidad de la sociedad palestina. Entre las pocas excepciones están Amira Hass, periodista israelí del diario Haaretz que vive en Ramala, y la corresponsal australiana Mel Frykberg, que también habita en esa ciudad cisjordana.

Uno de los reproches más recurrentes es la falta de iniciativa de los comunicadores palestinos para criticar a sus autoridades y líderes políticos y la ineficacia de las instituciones palestinas para proporcionar información oportuna y precisa.2 Amira Hass enfatiza el pobre desempeño de sus colegas y considera que se debe, en parte, a las secuelas de la ocupación israelí en la vida cotidiana palestina.

El periodismo palestino es aún de mala calidad. A causa de los bajos salarios, la falta de investigaciones serias y la cercanía entre periodistas y políticos, la prensa mantiene un bajo nivel. La mayoría de los periodistas palestinos no se atreve todavía a criticar fuertemente a sus autoridades […] Debido a la política de check points de seguridad y a la restricción de circulación, Israel está logrando que los palestinos vuelvan a encerrarse en la lógica de la división de clanes.3

Por su parte, Sherine Tadros, corresponsal de Al-Jazeera en Jerusalén, expone los motivos por los cuales considera que resulta difícil para los periodistas no árabes recabar información de los palestinos:

La falta de organización y de formación de los periodistas palestinos es evidente. Los sitios web apenas comenzaron a publicar noticias en inglés recientemente. A los palestinos les hace falta más organización; por ejemplo, los israelíes poseen un aparato de relaciones públicas muy sofisticado. Siempre ofrecen mucha información, un resumen de la situación y de los eventos ocurridos. De esta manera, la cobertura se vuelve simple. Al contrario, los palestinos envían la información a trozos, testimonios fragmentados de los médicos o de testigos […] y esto complica la verificación. Entonces me pregunto cómo harán los periodistas que no entienden árabe…4

Para comprender la razón por la que estas acusaciones están fuera de lugar, es necesario estudiar y entender la historia y el contexto en que se desarrolló la tradición periodística palestina. Asimismo, es pertinente tener en cuenta la gran variedad de instituciones mediáticas y la diversidad de periodistas que hay en los Territorios palestinos actualmente. Generalizar su trabajo es un error, como también lo es suponer que su tradición periodística debe encajar en la estadounidense o en la europea.

Este texto pretende mostrar el desarrollo del periodismo en Palestina -posteriormente en los Territorios palestinos- y explicar las dificultades que la profesión ha enfrentado a través del tiempo y en el presente. De igual modo, intenta contribuir a desmitificar el argumento que asegura que ser periodista profesional imposibilita mantener una postura política clara. Desacreditar el trabajo de un informador por su filiación es algo que sucede también en otras partes del mundo. Benjamin Ferron compara las estrategias de comunicación de las comunidades zapatistas de Chiapas, en México, y la de los palestinos: “Las autoridades israelíes y mexicanas se han dotado de un discurso contrainsurgente y los militantes que defienden la lucha palestina y neozapatista desarrollan, por su parte, estrategias de comunicación que buscan neutralizar el discurso oficial y obtener el apoyo de los extranjeros”.5

El investigador francés agrega que el discurso de neozapatistas y palestinos también es puesto en duda por otros agentes sociales que lo juzgan demasiado “militante” y, en consecuencia, “poco fiable”. No debe sorprender, entonces, la relación conflictiva entre “medios oficiales” y “medios alternativos”. Estas tensiones de comunicación, internas y particulares de cada sociedad, se explican a través de la historia y el contexto en que se desarrolla cada tradición periodística.

La tradición periodística palestina: herencia de un siglo

La historia de la prensa política en Palestina tiene un comienzo tardío en comparación con la de otros países de la región y del mundo. Élisabeth Longuenesse, quien estudió el papel de los ingenieros en la modernización del Egipto del siglo XIX, señala que otras profesiones estimularon este proceso, como el magisterio, el periodismo y la abogacía: “La imprenta permitió la aparición de nuevos medios de difusión del conocimiento. La prensa escrita y los libros transformaron profundamente la relación entre el conocimiento y la cultura”.6

Fue hasta la promulgación de la Constitución otomana de 1908 cuando los palestinos pudieron realmente aprovechar la imprenta y comenzar una tradición de prensa política. Antes de ese año había publicaciones periódicas, pero su contenido era básicamente eclesiástico. El desarrollo de una prensa política en Palestina tuvo lugar gracias a las reformas que estimularon la masificación de la educación; aparecieron colegios especializados en derecho, medicina, administración y artes. De esta forma, el ciudadano común accedía a la cultura y al debate político que, hasta entonces, estaba reservado a los hombres de religión.

Las reformas incluyeron el derecho de supervisar los asuntos de Estado, de ampliar el ámbito de la educación, la posibilidad de la actividad social y política, y la eliminación de la despótica prepotencia, de la crueldad, de la opresión nacional y de la “turquificación” […] El periodismo fue una de las herramientas más eficaces para realizar esta labor […] A pocas semanas de la proclamación de la Constitución en Palestina, nueve periódicos se publicaron en Jerusalén, dos periódicos y una revista en Haifa, y una revista en Jaffa. Estas publicaciones atrajeron a escritores importantes, poetas e intelectuales, que comenzaron a colaborar en estos periódicos locales sin interrumpir sus contribuciones a periódicos y revistas en Egipto y Líbano.7

Las autoridades otomanas permitieron a individuos de las comunidades judías y cristianas editar publicaciones con contenido religioso. “Los eruditos musulmanes temían las consecuencias de las innovaciones tecnológicas en la impresión de textos religiosos […] Las publicaciones en hebreo surgieron debido a las demandas de los judíos para poner en práctica su religión”.8

Las élites palestinas presionaron a las autoridades otomanas para obtener los permisos de impresión. El primer periódico administrado por un palestino fue Al-Quds, fundado en 1908 por Jurji Habib Hananiya, quien había obtenido la autorización para establecer la Hananiya Press en 1894. Para entonces ya había otras imprentas; en 1876 las autoridades otomanas abrieron una imprenta en Jerusalén: Al-Maamouniya Printing, que publicaba la gaceta oficial Al-Quds Al-Sharif. En 1892, otras imprentas fueron fundadas por palestinos: la Doumani Press, dirigida por la familia Doumani en Jerusalén, y la Wataniyah, que pertenecía a Alphonse Antoine Alonzo. Sin embargo, el sultán Abdul Hamid II reforzó la censura en todo el Imperio otomano, y estas medidas restrictivas, impuestas entre 1877 y 1908, son una de las causas del florecimiento tardío de la prensa en Palestina.

Durante estos años, los círculos de intelectuales del Imperio fueron víctimas de represión. “La censura que se instauró en 1877 -y que se consolidó en 1878, 1881 y 1895- amordazó los libros, el teatro y particularmente la prensa. Las sanciones administrativas, la cárcel y el exilio se hicieron prácticas comunes. Todas las imprentas y oficinas de periódicos eran supervisadas. Esta censura se aplicó incluso a periódicos y libros importados del extranjero”. A pesar de todas estas dificultades, Jujri Habib Hananiya fue capaz de imprimir 281 libros, 83 de los cuales estaban en árabe, antes de 1908.9

En comparación con los judíos que habitaban en la región, las publicaciones de musulmanes y cristianos palestinos eran censuradas con más frecuencia. “Los intelectuales de lengua árabe publicaban generalmente en la prensa egipcia o libanesa. Por ejemplo, Rouhi al-Khalidi publicó numerosos artículos entre 1890 y 1900 bajo el seudónimo Al-Maqsidi (El Jerusalemita)”.10 La mayor parte de la prensa palestina de finales del periodo otomano la realizaban “destacados miembros de la pequeña élite intelectual, activos en educación, política, literatura y movimientos religiosos y sociales de reforma”.11 Algunos de ellos eran Is’af al-Nashashibi, Khalil Baydas, Khalil Sakakini, Ruhi al-Khalidi, ‘Issa al-‘Issa, Hanna ‘Abad Allah ‘Issa, Najib Nassar, ‘Adil Jabr y Musa al-Maghribi.

Perfiles del periodo (1908-1948)

Durante el Mandato británico impuesto por la Sociedad de Naciones en 1920, una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, los periodistas palestinos debían enfrentar no sólo la censura del protectorado, sino también las dificultades económicas para mantener las publicaciones en circulación. “Era difícil pagar las cuentas. Servicios como teléfono, telégrafo y transporte ferroviario se encarecieron”.12 No obstante estos apuros presupuestarios, el periódico Bethlehem logró circular en América Latina durante un tiempo.13

El director de esta publicación, Issa al-Bandak, nació en Belén en 1891, en el seno de una familia cristiana. Quería estudiar en Francia, pero la irrupción de la Primera Guerra Mundial le impidió viajar. Issa al-Bandak comenzó a trabajar en el periódico Bethlehem y en 1922 se convirtió en el responsable de la revista Sawt Al-sha’ab. Era representante de la Asociación Cristiano-Musulmana y fundó el Club de la Juventud Árabe en Belén en 1922. Fue el organizador del primer Congreso de la Juventud, realizado en Jaffa 10 años más tarde. Issa al-Bandak fue uno de los fundadores del Partido Reformista en 1935 y buscó la manera de unificar a los árabes de Palestina para fortalecer la lucha por la independencia. Trabajó como diplomático en Chile y como embajador del reino de Jordania. Nunca pudo volver a Palestina después de la guerra de 1967 y murió en 1987.

Por su parte, Khalil Baydas fue un escritor y periodista originario de Nazaret que tradujo novelas y cuentos al árabe. Para 1898 ya había traducido tres novelas del ruso al árabe. También publicaba sus propios cuentos en la revista literaria fundada por él, Al-Nafa’is Al-‘Asriyyah.14

Otro ejemplo, Najib Nassar, fundador del periódico Al-Karmil, nació en 1865 en Ein Einub, donde también creció. Esta aldea libanesa pertenecía en ese momento al Imperio otomano. Najib Nassar trabajó en la industria farmacéutica y en la agricultura antes de convertirse en una de las principales figuras del periodismo palestino. Consideraba que el sionismo era un movimiento discriminatorio que quería remplazar a la población indígena por colonos judíos. En 1911 publicó el primer libro en árabe sobre sionismo, Zionism: Its History, Objective and Importance.15 Najib Nassar se mantuvo fiel al Imperio otomano hasta que fue encarcelado por las autoridades en Damasco en 1918.

Otra figura de la época es ‘Issa al-‘Issa. Nacido en Jaffa en 1878, vivió en el exilio durante diferentes periodos de su vida adulta. Fue el fundador y responsable del periódico Falastin junto con su primo Yusuf al-‘Issa, publicación que estuvo en circulación durante fases muy diferentes de la historia palestina: la caída del Imperio otomano, la consolidación del Mandato británico en Palestina y el surgimiento del movimiento nacionalista.

El diario Falastin fue considerado el más crítico frente al sionismo, pero igualmente criticaba la responsabilidad de las autoridades otomanas al permitir la migración masiva de judíos europeos a Palestina. “Falastin demostró estar a la vanguardia. Aunque otros periódicos hayan aparecido antes que Falastin, este diario manifestó su molestia respecto a la indiferencia y la timidez del periodismo otomano en relación con los temas políticos”.16

Algunos periódicos, como Falastin o Al-Jami’ah Al-Arabiya, se interesaban por las dificultades cotidianas de los palestinos residentes en América Latina.17 Las transformaciones ocasionadas por la Primera Guerra Mundial -la Gran Guerra- dejaron a varios palestinos sin ciudadanía. El tratado de Lausana, firmado el 24 de julio de 1923 y que puso fin al conflicto entre los Aliados y el Imperio otomano, ofrecía la posibilidad de adquirir la ciudadanía palestina. En la práctica fue complicado para los palestinos en el exilio hacer valer este derecho.

El embajador británico en la capital mexicana declaró que el gobierno británico no le había autorizado el dinero para publicar la Ley (sobre el derecho a la ciudadanía palestina). En octubre de 1927, el gobierno del Mandato británico emitió un comunicado: “La ciudadanía palestina se otorgará a los emigrantes que abandonaron el país después de 1920 o antes de esta fecha, pero que regresaron al país y han residido por lo menos seis meses en la región”.18

Se fundó un Comité en Defensa de los Migrantes para que pudieran adquirir la nacionalidad palestina. ‘Issa al-Khury Basil Bandak, dueño del periódico Sawt Al-Sha’ab y posteriormente alcalde de Jerusalén, junto con Khalil ‘Issa Morcos y ‘Atallah Hanna al-Najjar, estuvieron a la cabeza de este comité. Desde 1934 la prensa se convirtió en un órgano de difusión de las opiniones de los partidos políticos.

El periodista palestino en exilio

En 1948, año de la nakba palestina (catástrofe en árabe), el periodismo palestino se convirtió en itinerante. La lucha nacional se debilitó a causa de la dispersión ocasionada por esta guerra, ya que la mayoría de los líderes palestinos se exiliaron en el extranjero. Los árabes-palestinos que permanecieron dentro del territorio donde se estableció el Estado de Israel se convirtieron, de la noche a la mañana, en minoría. “El fracaso de 1948 […] sigue estando asociado en la memoria popular palestina a la imagen misma de la catástrofe (al-Nakba). El pueblo de Palestina se convirtió en un pueblo de refugiados y sus élites, en títeres manipulados por el resto de los países árabes”.19

En este contexto, resultaba inminente para los palestinos definir “quiénes serían sus representantes legítimos”.20 La producción literaria tenía un papel importante en la conservación de la memoria y la identidad colectivas. La difusión de información era también una herramienta significativa para lograr este objetivo; sin embargo, el periodismo palestino estuvo controlado por países e intereses externos desde entonces:

Muchos intelectuales y escritores palestinos, que fueron los pilares del periodismo palestino, fueron desplazados de sus hogares durante la guerra (1948) y se dispersaron en otros países de la región. La política jordana en Cisjordania y Jerusalén Este, así como la política egipcia en Gaza, implementaron restricciones y controlaron la prensa local (palestina) y la dejaron sin autonomía.21

Ese éxodo de periodistas provocó una interrupción de la tradición periodística que apenas se iniciaba en Palestina, y es parte de la herencia profesional de los periodistas palestinos y de su tradición periodística, de su especificidad profesional. Ellos debieron adaptarse a diferentes circunstancias y sistemas jurídicos. Trabajaron, desde 1948 y hasta 1967, bajo tres regímenes: el israelí, para aquellos que se quedaron en Israel; el jordano, para Jerusalén Este y Cisjordania, y el egipcio en Gaza. Esos gobiernos limitaron el desarrollo de la prensa escrita y de los medios autónomos palestinos.

Al principio, el régimen jordano intentó incorporar, por la fuerza, a la prensa palestina dentro de su esfera mediática, mientras que el régimen egipcio reprimió la libertad de expresión y de la prensa palestina desde el principio. A pesar de las diferencias iniciales, ambas estrategias produjeron el mismo resultado: una prensa altamente vigilada, politizada y orientada hacia las élites, con pocos recursos y sin tradición de periodismo independiente.22

Afirmar que los palestinos no cuentan con una tradición periodística resulta reduccionista. Es cierto que ha dependido y se ha desarrollado bajo el auspicio de las élites políticas. Esto convierte a los periodistas palestinos en individuos politizados y comprometidos con el nacionalismo, pero eso no significa que no puedan separar sus opiniones personales de su labor para ejercer profesionalmente su oficio. Esta influencia de la esfera política era además evidente en los albores del periodismo árabe en general:

Los intelectuales árabes se percataron del poder de la prensa como herramienta de movilización política y de difusión de sus puntos de vista políticos e ideológicos […] La prensa estaba al servicio de objetivos políticos y nacionalistas en muchos países árabes a finales del XIX y principios del siglo XX […] Incitados por la lucha nacionalista a principios del siglo XX, los periodistas árabes no utilizaron la prensa para simplemente difundir información, también difundían sus opiniones.23

Por ejemplo, en Líbano, el pasado militante de los periodistas era parte del proceso de profesionalización. Los comunicadores son capaces de distinguir sus posturas políticas de las posturas de la institución en la cual laboran, motivo por el cual “los periodistas libaneses no son militantes”. Además, la militancia política para los periodistas de la generación anterior a la guerra civil (década de 1960) representaba un paso necesario para “acceder a puestos claves en los diarios”.24

Escribir regularmente en un periódico era percibido como la extensión lógica de un compromiso en el espacio público. Insistiendo en la idea de una continuidad entre las dos actividades, el jefe de redacción del diario As-Safir, Joseph Samaha, concluye que sus años de militante formaron parte del aprendizaje de la vida política libanesa y árabe. La vida militante procura, según él, una sensibilidad y una agudeza políticas que son habilidades necesarias del periodismo político.25

El periodo entre 1948 y finales de los años ochenta está marcado por una generación de periodistas palestinos altamente politizados y activos. No es que antes de la nakba fueran menos politizados, sólo que sus circunstancias eran otras. Antes de 1948, los periodistas palestinos deseaban alertar sobre los riesgos del sionismo y sus políticas de colonización. Los palestinos aspiraban a establecer un Estado independiente, pero con la derrota de 1948, el exilio, el despojo y la ocupación, las prioridades cambiaron. Se convirtió en prioridad conservar la memoria y la identidad colectivas, recordarle al mundo la limpieza étnica de la que fueron objeto los palestinos.

Durante este periodo era prácticamente imposible para ellos ejercer su profesión dentro de los Territorios palestinos. El único diario palestino que se editaba en Jerusalén era Al-Quds. En un principio, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) desempeñó un papel fundamental en el desarrollo del periodismo palestino. La emisión radiofónica Voice of Palestine comenzó a transmitirse en 1965 desde El Cairo, mientras que la agencia de noticias Wafa se estableció en 1972, en Beirut; ambas se fundaron con dinero de la OLP y eran transferidas a donde esta última fuera transferida.26

No obstante, la profesionalización del periodismo también se llevó a cabo en los lugares de trabajo y en las universidades. En estas últimas, los palestinos que aspiraban a convertirse en comunicadores aprendieron las reglas y la ética de su profesión; reglas y ética que comparten con sus colegas del mundo entero. La Universidad de Birzeit, cerca de Ramala, abrió el primer programa de periodismo en 1963. Con el paso del tiempo, se observa que las nuevas generaciones se alejan más de los círculos políticos y separan con mayor claridad sus posturas personales de las profesionales.

Perfiles del periodo (1948-1967)

En 1955, Mahmoud Abu Zuloff fundó el diario Al-Quds en Cisjordania, que se encontraba bajo administración jordana. Este periódico surgió de la fusión de Al-Jihad y Al-Difa’ y no tiene nada que ver con el establecido en 1908 por Jurji Habib Hananiya. La publicación aún sigue en circulación y se edita en Jerusalén; fue clausurado durante la guerra de 1967 y reapareció en 1968. Mahmoud Abu Zuloff nació en Jaffa en 1924, realizó estudios de comunicación en la Universidad Americana de Beirut y regresó a su ciudad natal para trabajar en el periódico Al-Difa’ de Ibrahim Shanti. En 1951, junto con Salim Sherif y Mahmoud Yaish, creó la publicación Al-Jihad. Debido a las restricciones impuestas por la ley jordana de 1953, estas dos publicaciones se fusionaron para crear Al-Quds. El diario tuvo que cerrar el 21 de marzo de 1967 y reapareció el 18 de noviembre de 1968. Mahmoud Abu Zuloff fue el editor en jefe hasta su muerte, el 28 de marzo de 2005.

La ley jordana de 1953 buscaba mantener un estrecho control de los periodistas y de la prensa escrita palestina para conservar el poder centralizado en Amman. Esta ley fue una fuente de inspiración para la ley de prensa de 1995 que fue decretada por Yasser Arafat, presidente de la Autoridad Palestina, el 25 de junio de ese mismo año.27 El objetivo principal de los palestinos durante estos años fue consolidar las instituciones, incluso aquellas de la diáspora. Por esta razón, las generaciones de periodistas de las décadas de 1960 y 1970 estuvieron fuertemente comprometidas con la actividad política y militante. Cualquier tipo de actividad cultural estaba marcada por este espíritu político y nacionalista.

El cine palestino nació durante la resistencia. Es un cine “político” o “militante”. En 1968 se fundó la Oficina Cinematográfica Palestina, que buscaba, a través de la imagen, “propagar y mostrar a las masas los objetivos de nuestra resistencia”. El propósito de esta oficina era constituir la memoria visual de la resistencia […] sus producciones pretendían contrarrestar “las informaciones propagadas por Israel y las agencias de prensa dominadas por el lobby sionista”.28

El ejemplo más ilustrador del artista y periodista palestino con una ideología nacionalista es el del poeta Mahmoud Darwish. Nació en 1942 en al-Barweh, un poblado de Galilea que fue destruido durante la guerra de 1948 por los israelíes, y vivió en Haifa por un tiempo. Fue miembro del Partido Comunista y trabajó como editor de los periódicos Al-Fajar e Ittihad hasta 1971, año de su partida hacia la URSS, donde realizaría sus estudios. Posteriormente se instaló en El Cairo y colaboró para el diario Al-Ahram. Durante su estancia en Beirut fue el editor de la publicación mensual Shu’un Filistinia o Palestinian Issues, también traducido como Palestinian Affairs; y fue asimismo editor en jefe de la revista literaria Al-Karmel. Antes de partir de Israel fue encarcelado en repetidas ocasiones y por este motivo se exilió. Fue miembro del Comité Ejecutivo de la OLP de 1987 a 1993. Vivió entre Beirut y París hasta que pudo volver a entrar a Israel y los Territorios palestinos en 1996; murió en 2008 y su poesía ha sido traducida a 35 idiomas.

Otro ejemplo de este periodo es Ghassan Khanafani, originario de Acre,29 donde nació el 9 de abril de 1936; creció y vivió en Jaffa hasta su partida en mayo de 1948. En un inicio su familia se instaló en Beirut, después se mudó a Siria. Trabajó en Damasco y Kuwait y se reinstaló en Beirut a partir de 1960. Sus novelas Hombres bajo el sol y Regreso a Haifa retratan la vida en la diáspora y la nostalgia por la tierra perdida. Fue también periodista y miembro del Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP). En Beirut, el 8 de julio de 1972, su automóvil explotó al momento de encenderlo; él y su sobrina Lamis murieron en el atentado, que se le atribuye al Mossad, el servicio secreto de inteligencia israelí. El trabajo literario de Ghassan Khanafani ha sido traducido a 17 idiomas y publicado en 25 países.

Su trabajo es importante por su calidad, pero también por su capacidad para reflejar las circunstancias de la vida de los palestinos en la diáspora o los sentimientos acerca de la nakba de 1948. Hombres bajo el sol y Regreso a Haifa, publicados en 1963 y 1969 respectivamente, muestran “los reproches velados dirigidos por las generaciones palestinas nacidas en el exilio (jil alnakba) a sus padres, que eran adultos en 1948 (‘generación perdida’), y que no supieron defender su tierra ni recuperarla por ser incapaces de luchar sobre una base nacional”.30 Ghassan Khanfani era el portavoz del FPLP; junto con Bassam Abou-Sharif fue redactor en jefe del periódico de ese grupo, Al-Hadaf (El Objetivo); ambos eran palestinos y tenían la nacionalidad libanesa.31 El gobierno libanés había prohibido toda actividad política del FPLP, excepto la publicación de su periódico.

Un último ejemplo es el caricaturista Naji al-Ali. Nació en 1936 en el poblado de Ash Shajara; en 1948 su familia tuvo que exiliarse en Líbano y ahí creció, en el campo de refugiados Ain al-Halwa. Ya adulto, se mudó a Trípoli, posteriormente a Arabia Saudita entre 1957 y 1959, y a Kuwait en 1963, donde trabajó para la revista de oposición Al-Talya (La Vanguardia) y para el diario Al-Siyassa (La Política).32 Fue en ese país, en 1969, donde concibió a Handala, su personaje más conocido. Handala es un niño palestino que nunca da la cara, únicamente se le puede ver de espaldas, con las manos cruzadas sobre ella. Fue asesinado el 22 de julio de 1987 en Londres mientras se dirigía a su trabajo, las oficinas del periódico kuwaití Al-Qabas. En estas circunstancias, la generación que creció en la diáspora fue adoptando de manera natural posturas políticas más activas a pesar de vivir fuera de los Territorios palestinos.

Las nuevas generaciones bajo ocupación

La profesión se convierte en piedra angular de la identidad individual y colectiva, así como de la socialización. Según Florent Champy, “las profesiones contribuyen más frecuentemente que la religión, el activismo político o los lazos familiares, a la definición de identidades individuales”.33 ¿Y de qué está compuesta una profesión? De individuos que conforman un grupo particular de “trabajadores que ejercen una actividad que les proporciona una visibilidad social, una identificación y un reconocimiento”.34 Resulta interesante observar de qué manera los periodistas palestinos han internalizado el discurso sobre su falta de profesionalismo, que afecta la percepción de su trabajo y de su identidad profesional.

Por ejemplo, en la obra colectiva Être journaliste en Méditerranée, Majda El-Batsh asegura que el diario Al-Quds fue fundado en 1968 (cuando en realidad es su reapertura la que data de ese año, pues se constituyó en 1955), y marca esta fecha como el momento en que se publicó el primer periódico en los Territorios palestinos. Quiero suponer que esta afirmación se debió a la falta de espacio y no de conocimiento de la historia del periodismo palestino, porque está relegando medio siglo de tradición periodística y más de 10 años de labores de esa publicación en particular. Esta periodista asegura que la historia del periodismo palestino se puede dividir en tres etapas: “La primera se extiende de 1967 hasta el desencadenamiento de la Intifada el 9 de diciembre de 1987, la segunda cubre el periodo de la Intifada y, finalmente, la tercera se inicia con la entrada en vigor de la autonomía palestina a principios de mayo de 1994”.35

Es cierto que antes de 1967 no se podía hablar de Territorios palestinos como tales. Anteriormente se habían dividido en regiones administradas por Israel, Jordania y Egipto. Después de la guerra de 1967, Cisjordania y Gaza se encontraban bajo la jurisdicción de las autoridades israelíes hasta la Intifada de 1987. Quizá Majda El-Batsh quiso enfocarse en la parte más nueva de la tradición periodística palestina, pero también Hossam Ezzedine Hamdan, corresponsal de la Agence France Press (AFP), afirma que no se puede hablar de periodismo profesional como tal hasta la firma de los Acuerdos de Oslo, en la década de 1990, y el ulterior establecimiento de la Autoridad Palestina en los Territorios palestinos.

Entre 1967 y 1994 estábamos bajo ocupación y sólo podíamos concentrarnos en ese tema: la ocupación. Hasta 1995 solamente existía un periódico palestino con base en Israel, Al-Quds, y éste publicaba bajo la censura militar. Los militares israelíes eran quienes aprobaban o rechazaban los artículos y ya habían clausurado las instalaciones de otros dos diarios jordanos, Al-Nahar y Al-Sha’ab, que se publicaban bajo la ley jordana. Posteriormente, en 1995 otros dos periódicos fueron fundados en Cisjordania, Al-Hayat Al-Jadida y Al-Ayyam […] Paulatinamente, las agencias internacionales de noticias comenzaron a contratar a los periodistas palestinos. Anteriormente, los medios extranjeros creían que los periodistas eran parte de los grupos terroristas y, por lo tanto, eran incapaces de ser profesionales.36

En la década de 1990 y a principios del siglo XXI comenzaron a surgir nuevas publicaciones, agencias de información y medios audiovisuales. La PBC (Palestinian Broadcasting Corporation) fue fundada por la OLP en 1993 en Túnez y trasladada a los Territorios palestinos en 1994. En 2005 se estableció la agencia de noticias Ma’an News Agency en Belén, de capital privado y que cuenta también con estaciones de radio y televisión en toda Cisjordania. En Gaza, mientras tanto, surgieron medios como Al-resalah, Sama News Agency, Donia Al-Watan, PalToday News y Quds Net News Agency.37

Quizá debido a este florecimiento de los medios de comunicación, Majda El-Batsh y Hossam Ezzedine consideran la firma de los Acuerdos de Oslo y el establecimiento de la Autoridad Palestina como el parteaguas de la profesión en los Territorios palestinos. Suponen que el periodismo militante y ajeno a las necesidades cotidianas de los palestinos comienza a convertirse en verdaderamente profesional y propiamente palestino. Hossam Ezzedine Hamdan señala también que el roce con colegas extranjeros ayudó a su profesionalización.

Al respecto, Miriam Berger escribe, en su tesis doctoral, que la falta de profesionalismo de los periodistas palestinos se debe en gran parte a la falta de contacto con colegas extranjeros.38 Sin embargo, tanto la investigadora como Hossam Ezzedine Hamdan subestiman que las generaciones de periodistas palestinos anteriores a la Intifada y los Acuerdos de Oslo se forjaron en el extranjero y aprendieron de ellos. Como ya se explicó, estos periodistas en la diáspora también ayudaron a constituir la tradición periodística de la región, así como una propiamente palestina.

Las publicaciones árabes y palestinas anteriores a los Acuerdos de Oslo enfrentaron muchas dificultades para resistir a la censura militar israelí; de hecho, la mayoría no logró mantenerse y desapareció. Los periodistas palestinos de las décadas de 1970 y 1980 les daban importancia no sólo a los temas políticos, sino también a las historias humanas, pero era la censura militar israelí la que impedía su publicación. Para el discurso oficial israelí resulta vital deshumanizar a los palestinos, y para ello evitaba que esas historias humanas se insertaran en el discurso mediático. “La censura militar no suprimía los temas políticos […] los censores se irritaban principalmente por el sufrimiento de los palestinos […] La censura militar no soportaba que una madre o un padre palestino expresara sus sentimientos acerca de las desdichas de la ocupación”.39

Los periodistas palestinos activos durante el periodo de los Acuerdos de Oslo y la segunda Intifada o Intifada Al-Aqsa se hicieron adultos durante la primera Intifada, la de 1987. Para ellos, como lo muestra la conversación con Hossam Ezzedine Hamdan, lo primordial era obtener el reconocimiento de los medios extranjeros por su trabajo; necesitaban demostrar que eran capaces de hacer una labor profesional como la de sus colegas foráneos. La nueva generación de estudiantes de periodismo son jóvenes que están viviendo las consecuencias del estancamiento del proceso de Oslo y de la segunda Intifada. Debido a esta parálisis, exigen que el ámbito periodístico se separe aún más del político, y que los salarios de los periodistas provengan del capital privado y no de las arcas del gobierno para evitar enfrentamientos entre periodistas por sus diferencias ideológicas y partidistas.

Ambas generaciones de periodistas han tenido que adaptarse a nuevas circunstancias: a la vida bajo ocupación israelí, a la presencia constante de colegas extranjeros y al encuentro con palestinos que han vivido en el extranjero. Los periodistas aún están comprometidos con su sociedad y con el establecimiento de instituciones y de un Estado, o al menos permanece en ellos un sentimiento nacionalista, sólo que este compromiso lo demuestran de otra manera: para los estudiantes es más importante alejarse de las querellas de la clase política para realizar un trabajo imparcial y profesional.

Las agencias de información se han convertido en el lugar preferido para trabajar, ya que en ellas los periodistas palestinos gozan de mayor libertad. En la actualidad, en Cisjordania y Gaza hay alrededor de 20 publicaciones, 20 agencias de información y 40 estaciones de radio y televisión, además de otras 30 instituciones que trabajan en la protección de los derechos de los periodistas o que realizan trabajos periodísticos, y cerca de 10 universidades o escuelas que ofrecen una formación como periodistas (véase el mapa).

Mapa 1 Distribución de los medios de comunicación palestinos 

Perfiles del periodo (1987-2012)

Los periodistas palestinos, y la sociedad palestina en general, se han ido adaptando a sus circunstancias históricas; uno de los desafíos más recientes es la convivencia entre los palestinos del “interior” y los del “exterior” recién establecidos en la década de 1990.

Nour Odeh comenzó su carrera como periodista hace más de una decena de años en medios locales palestinos como Palestinian Media Center (PMC) y Palestinian TV de la PBC. Después fue contratada por la cadena qatarí Al-Jazeera durante seis años, y renunció a causa de la publicación de los Palestine Papers40 el 27 de enero de 2011. Residió en Gaza y fue corresponsal de Al-Jazeera en esa ciudad durante las elecciones palestinas de 2006; reportó los enfrentamientos entre Hamas y Fatah en 2007 y posteriormente se mudó a Ramala.

Algunos periodistas forman parte de las facciones políticas, sus fuentes de información provienen de esa facción […] Así que de pronto te puedes ver amenazada por un colega. Por esta razón resulta difícil separar el discurso oficial del discurso de los medios y la propaganda política. En todo caso, la situación comienza a modificarse, pues al menos ya es un tema que se discute entre los periodistas.41

Como originaria de una familia de exiliados, vivió su infancia en Siria. Más tarde su padre fue enviado a Río de Janeiro y Nicaragua como diplomático de la OLP. Habla bien el árabe, el inglés y el español y comprende que sus experiencias personales no son las mismas que las de sus colegas y amigos de Cisjordania. A su parecer, hay una sobremediatización que ocasiona un desconocimiento de la vida cotidiana de los palestinos. No siempre se genera la información adecuada porque el periodista no siempre cuenta con el bagaje adecuado.

Una de las dificultades que enfrentamos al momento de realizar la cobertura de este conflicto es que resulta indispensable contar con un bagaje informativo (y cultural) antes de la cobertura. Es la única manera de evitar el sesgo o la falta de contextualización de la situación aquí. Por otra parte, es indispensable que los periodistas critiquen a la sociedad palestina desde el interior, es necesario confrontar a los palestinos con su realidad y hacerlos hablar de sus problemas más allá de la ocupación.42

En su libro Générations Intifada, Laetitia Bucaille muestra cómo las dos Intifadas han puesto al descubierto las fisuras de la sociedad palestina. Las insurrecciones evidencian las diferencias de clases entre palestinos y las luchas internas por el poder. “La explosión de la violencia en septiembre 2000 muestra el fracaso del sistema de control territorial y político que Israel intentó imponer a los palestinos”.43

Los palestinos se unificaron alrededor de la lucha contra los ataques israelíes en 2000, durante la segunda Intifada. Una vez sobrepasado el clímax de la violencia y cuando la cotidianidad retoma un ritmo más o menos “normal”, las diferencias internas reaparecen. Ahora que la Intifada Al-Aqsa terminó, los periodistas palestinos están ocupados en la creación de espacios de discusión y en la instauración de instituciones sólidas capaces de velar por sus derechos para enfrentar las dificultades que autoridades tanto israelíes como palestinas les imponen. Los periodistas palestinos deben adaptarse continuamente a las circunstancias y al cambio.

Ruba Mimi, una joven corresponsal de la cadena libanesa Future TV en Jerusalén y Cisjordania, explica el tipo de problemas que enfrenta para realizar su labor. A pesar de que cuenta con pasaporte israelí (es palestina con ciudadanía israelí)44 y no necesita ningún tipo de permiso para trasladarse de una ciudad a otra, no puede acceder a la Knesset (el parlamento israelí) porque los israelíes le han negado la credencial de prensa. Según ella, se debe a que trabaja para una empresa libanesa y a que los israelíes consideran a Líbano como un país “enemigo”. En consecuencia, debe buscar otras maneras de conseguir la información del parlamento: realiza entrevistas con miembros de la Knesset y sigue la transmisión de las sesiones parlamentarias a través de la pantalla instalada fuera del edificio.

Ruba Mimi también trabaja como corresponsal de la organización no gubernamental PYALARA (Palestinian Youth Association for Leadership and Rights Activation). Esta asociación cuenta con una publicación bimestral y tres programas de televisión para niños y jóvenes. En las emisiones en las que colabora, intenta retratar la vida cotidiana de Jerusalén para que los palestinos de Cisjordania puedan entender las dificultades de sus connacionales que viven “del otro lado del muro”. Jerusalén es una ciudad bajo mucha tensión y resulta complicado realizar la cobertura de lo que sucede en allí.

Los israelíes nos tratan a los periodistas como si estuviéramos cometiendo algún delito o como si estuviéramos arrojando piedras. Además, en ocasiones el ejército israelí irrumpe en las casas de los palestinos disfrazados de periodistas árabes para detener a miembros de la familia. Esto complica nuestro trabajo porque hemos perdido la confianza de la gente, pues piensan que somos colaboradores del gobierno israelí […] Como palestina, siempre tengo que ingeniármelas para obtener la información que necesito, es parte de nuestra rutina de trabajo.45

Sobre este tipo de dificultades prácticas, Hossam Ezzedine Hamdan, de AFP, comenta que para él resulta imposible cruzar a Jerusalén. Cuenta con pasaporte palestino, no es ciudadano israelí y necesita pedir un permiso especial a las autoridades israelíes para atravesar los retenes y circular por Jerusalén. Ese permiso lo ha obtenido en algunas ocasiones; a pesar de ello, y de tener una credencial de prensa internacional, este reportero es detenido en los puestos de control y no se le permite el paso del “lado palestino” al “lado israelí” del muro, con el argumento de que se debe a razones de seguridad.

El problema es que incluso si presento una credencial de prensa internacional, en los check point los israelíes pueden de cualquier modo prohibirme el paso porque soy palestino. Me dirán: “de cualquier modo eres palestino, así que da media vuelta” […] Yo, como muchos de mis colegas, he estado en la cárcel israelí, así que ser periodista o arrojar piedras es lo mismo para ellos, sólo que con la cámara tu mensaje llegará más lejos.46

Debido a este tipo de impedimentos para circular libremente, los periodistas palestinos han comenzado una campaña para exigir su libre circulación. Uno de los principales dirigentes de esta campaña es Muntaser Hamdan, hermano de Hossam Ezzedine Hamdan, que trabaja para el diario Al-Hayat Al-Jadida, la agencia de noticias Ma’an, y forma parte del Sindicato de Periodistas. Esta propuesta indica que hay alrededor de 542 obstáculos en el desplazamiento de los periodistas palestinos; el dato lo obtienen de la United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA, por sus siglas en inglés).47

Por mencionar otra complicación, Haitham Hamad, productor de Associated Press en Ramala, compartió las dificultades que encuentra para controlar sus emociones al realizar su labor profesional. Él trabaja en esta agencia de noticias desde hace 22 años, y al principio su oficina se encontraba en Jerusalén, pero durante la década de 1990 comenzó a tener complicaciones para obtener el permiso de trabajo, y ahora su oficina está en Ramala. Es originario de Belén, estudió Ciencias Políticas en Estados Unidos y decidió convertirse en periodista después de la primera Intifada de 1987. Haitham Hamad ha sido corresponsal en Iraq, Malasia, Jordania, Egipto, Arabia Saudí y Afganistán.

Realizar la cobertura del conflicto que viven los palestinos es muy complicado porque debo bloquear mis emociones para conservar el profesionalismo, aunque es natural sentirme implicado en esta historia porque soy palestino. Por ejemplo, durante los bombardeos de Gaza en 2008-2009 yo tenía que editar las imágenes. De pronto tenía ganas de llorar al observar a los niños asesinados […] me tuve que controlar para proseguir. Los periodistas palestinos intentamos realizar un trabajo imparcial, pero la restricción de nuestra circulación es aún un gran obstáculo para nuestra labor. No es justo que un periodista israelí pueda entrar a la Muquata’a (era la oficina de Yasser Arafat y ahora su tumba está ahí) y que a nosotros nos traten como delincuentes en los retenes. Creo que ser periodista y palestino resulta un verdadero desafío para los israelíes, porque ellos no quieren que contemos la historia desde nuestro punto de vista.48

Al esconder estos aspectos de la sociedad palestina, el discurso oficial israelí, que caricaturiza a los palestinos como violentos, puede seguir teniendo adeptos. Sobre esta falta de equilibrio en la información, Nidal Rafa’h, productora de France 24 y fixeur49 de colegas extranjeros en Cisjordania, critica la falta de profesionalismo de algunos periodistas foráneos. Al poseer la ciudadanía israelí, Nidal Rafa’h circula entre Israel y los Territorios palestinos sin dificultades. Ella asegura que algunos de sus colegas extranjeros le han pedido que escriba historias sobre la vida en Cisjordania para firmarlas luego con su nombre.

Los medios de comunicación son capaces de formar una opinión, una “opinión pública” […] por eso precisamente me ofende y me decepciona la pereza o la falta de valor de algunos medios internacionales que no contratan a periodistas palestinos y se conforman con el trabajo de los israelíes. ¡Ahí tienes una forma de reforzar un solo lado de la historia! Aunque entiendo que esta falta de motivación se debe también al hecho de que las autoridades israelíes son las responsables de otorgar las visas a los extranjeros que quieran residir en los Territorios palestinos.50

Ésa es la realidad a la que se enfrentan los periodistas palestinos. Por un lado, son objeto de crítica por sus opiniones políticas o su ideología, pero por el otro, la mayoría de sus colegas extranjeros no conoce la cotidianidad de la sociedad palestina porque no habitan en los Territorios palestinos. ¿No resulta menos profesional no ser testigo de lo que ocurre del otro lado del muro y, aun así, atreverse a emitir un juicio de valor sobre la historia de un pueblo?

Conclusión

Si los periodistas palestinos han permanecido apegados a una ideología política o a un sentimiento nacionalista durante más tiempo que en otros lugares, es porque sus circunstancias así lo exigen. Los palestinos siguen siendo un pueblo bajo ocupación israelí y sin Estado propio, ya que los Territorios palestinos no son completamente autónomos y la política de ocupación israelí continúa con la discriminación y el despojo. En estas circunstancias, los periodistas necesitan encontrar elementos de cohesión nacional y profesional para reducir el riesgo de que las divisiones geográficas terminen por convertirse en divisiones sociales.

Por otro lado, el pasado militante de los periodistas palestinos forma parte del proceso de formación y profesionalización en la zona. La nueva generación de periodistas en los Territorios palestinos busca alejarse de las disputas políticas para evitar una división más profunda en el seno de su profesión. Los periodistas palestinos estiman que una separación entre la esfera política y la periodística mejorará sus condiciones de trabajo, mientras siguen buscando la manera de que su trabajo sirva como foro de expresión de la cotidianidad palestina.

Los palestinos buscan diversas maneras de expresar sus puntos de vista, necesitan mantener viva la memoria colectiva y la identidad que los une a pesar de no contar con una institución (un Estado) capaz de protegerlos y gobernarlos. Un ejemplo es Janna Jihad, una niña de 10 años que ya comienza a reportear.51 Pareciera que a través de su profesión, los palestinos buscan mitigar las dificultades cotidianas que les impiden realizar e imaginar una vida “normal”. Los palestinos buscan la visibilidad de su historia y de sus pequeñas historias de vida cotidiana; esa visibilidad les proporcionará, eventualmente, el reconocimiento de su pasado, de sus tradiciones, de su existencia como sociedad que crea dinámicas e instituciones más allá de la ocupación. El reconocimiento de su futuro.

El célebre periodista polaco Ryzard Kapuscinsky insistía en la necesidad y la obligación del corresponsal de vivir y ser testigo de la cotidianidad de las sociedades que reporta. ¿Atreverse a repetir el punto de vista del dominante sin tener en cuenta siquiera la cotidianidad y la visión del dominado no resulta menos profesional? Estos periodistas extranjeros tampoco toman en cuenta la historia y el contexto en los cuales se dio el proceso de profesionalización de los periodistas palestinos. Las nuevas generaciones de periodistas palestinos son más críticas de sus autoridades, se mantienen alejadas de la militancia política y buscan espacios para ejercer libremente su profesión.

Las recriminaciones sobre la falta de profesionalismo de los periodistas palestinos son exageradas o están fuera de contexto. Es cierto que algunos tienen problemas por no contar con una formación o por tener una experiencia profesional insuficiente, por mantenerse ligados a los partidos políticos y no ser capaces de separar los intereses profesionales de los políticos. Igualmente, es cierto que las autoridades israelíes impiden el desarrollo “normal” de la labor periodística en los Territorios palestinos.

También las autoridades palestinas dificultan la tarea de los periodistas, pues encarcelan o sancionan a los que son críticos, lo que, aunado a la necesidad de “cerrar filas ante el enemigo”, suele reforzar la práctica de la censura y la autocensura. Ruba Hussari, en su artículo en la obra colectiva Être journaliste en Méditerranée, criticaba ya el abuso de los diarios al utilizar los comunicados de agencias, los artículos de opinión y las traducciones del hebreo, así como la falta de rigor en las notas locales.

Esta situación de la prensa ha mejorado poco de los años noventa a la fecha, pero las agencias de información palestinas y los medios audiovisuales están ofreciendo espacios de mayor crítica a la sociedad y a las autoridades palestinas. No obstante, explicar el funcionamiento de estas instituciones mediáticas supondría extendernos más de lo debido. El objetivo era mostrar brevemente los elementos históricos de la profesionalización del periodismo en Palestina y aquellos que constituyen una tradición periodística palestina. Es importante reconocerlos para evitar juicios infundados.

Los periodistas palestinos pueden ser poco profesionales, pero en la misma medida en que lo son los comunicadores de cualquier otra nacionalidad. Un periodista es poco profesional cuando falta a la imparcialidad y a la ética de su labor, no por profesar y defender con argumentos y evidencias una postura política. Resulta menos profesional firmar notas o “hacer el análisis” de la cotidianidad de una sociedad que ni siquiera se conoce. La mayoría de los corresponsales extranjeros en los Territorios palestinos incurren en esta falta, pues no viven en Cisjordania ni en Gaza, sino del “lado israelí”, salvo algunas excepciones, como Amira Hass, Mel Frykberg o Alan Johnston.

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1La investigación con la cual obtuve el grado de doctorado es acerca del proceso de profesionalización de los periodistas palestinos (“Être journaliste en Palestine. Esquisse d’une profession dans un terrain en conflit”, tesis de doctorado en mundo árabe, musulmán y semítico, Université Aix-Marseille, Aix-en-Provence, 2015). Al realizar el trabajo de campo para esta investigación, pude constatar la escasa presencia de periodistas extranjeros que viven en Cisjordania. La visa de trabajo para habitar en los Territorios palestinos depende de las autoridades israelíes y por ello se encuentra a pocos comunicadores extranjeros motivados para enfrentarse a esta lucha administrativa.

2Amira Hass y Sherine Tadros —periodista egipcia con pasaporte británico que trabajaba para Al-Jazeera—, a las cuales entrevisté en Ramala y Jerusalén respectivamente en 2010, concuerdan en este punto. Sin embargo, cada vez que discutíamos este tema con periodistas extranjeros hacían este tipo de comentarios. Clio Chaveneau, doctorante en París, y Hélène Servel, estudiante de la maestría en Marsella, realizan trabajo de campo en los Territorios palestinos sobre los extranjeros que ahí radican. Hélène se dedica específicamente al periodismo extranjero en Palestina, pero ambas señalaban que los periodistas foráneos consideran que el periodismo palestino es aún poco profesional. Por otro lado, hay investigadores israelíes y estadounidenses que critican la falta de instituciones mediáticas palestinas independientes de la esfera política. Dov Shinar et al., Palestinian Press in the West Bank. The Political Dimension, Jerusalén, The Jerusalem Post, 1987. Dov Shinar, Palestinian Voices. Communication and Nation Building in the West Bank, Boulder, Lynne Rienner, 1987. Miriam Berger, “Inside the Red Lines: Policies that obstruct Local Journalism in Palestine”, tesis de doctorado en artes, Wesleyan University, Middletown-Connecticut, 2012.

3Entrevista con Amira Hass, corresponsal de Haaretz en Ramala, 13 de julio de 2010, y reunión en la embajada de Brasil en Ramala con Amira Hass, corresponsal del diario Haaretz en Ramala, 13 de mayo de 2010.

4Entrevista con Sherin Tadros, corresponsal de Al-Jazeera en Jerusalén, 25 de abril de 2010.

5 Benjamin Ferron, “Les troubles du langage sociologique dans la comparaison internationale : le cas des médias des mouvements sociaux au Chiapas et en Palestine”, Revue internationale de politique comparée, vol. 19, núm. 1, 2012, p. 82.

6Élisabeth Longuenesse, Professions et sociétés au Proche-Orient. Déclins des élites, crise des classes moyennes, Rennes, Presses Universitaires des Rennes, 2007, p. 51. La Universidad Al-Azhar es una de las más antiguas de Egipto.

7Mohammed Basil Suleiman, “Early Printing Presses in Palestine: A Historical Note”, Jerusalem Quarterly, vol. 9, núm. 1, invierno de 2009, pp. 88-89.

8Ibid., p. 82.

9Adnan Musallam, “Arab Press, Society and Politics at the End of the Ottoman Era”, Al-Liqa’ Journal, vol. 25, diciembre de 2005. El artículo se encuentra en el sitio web del Departamento de Humanidades de la Universidad de Belén: Server Iskit, “The History of the Turkish Press 1831-1931”, Gazette, vol. 10, núm. 1, 1964, p. 20.

10Vincent Lemire, Jérusalem 1900. La ville sainte à l’âge des possibles, París, Armand Colin, 2013, p. 183.

11Musallam, “Arab Press, Society and Politics at the End of the Ottoman Era”, op. cit.

12Mohamed Basil Suleiman, The Palestinian Press and the British Mandate Laws, , Atenas, Bisan Press and Publication Institute, 1988, p. 31.

13Qustandi Shomali, Mirror of the East 1919-1939. A Critical Study & Chronological Bibliography (1919-1939 ), Jerusalén, Arab Studies Society, 1992, p. 23.

14Musallam, “Arab Press, Society and Politics at the End of the Ottoman Era”, op. cit.

15Walid Khalidi, Before Their Diaspora. A Photographic History of the Palestinians, 1876-1948, Beirut, Institute for Palestinian Studies, 1984.

16Noha Tadros, Les mémoires de ‘Issa al’Issa. Journaliste et intellectuel palestinien (1878-1950), París, Karthala, 2009, p. 57. Este párrafo es parte de un editorial que fue publicado para el primer aniversario del diario.

17Adnan Musallam, Palestinian Immigrant to Latin America and their Quest for Returnand Palestinian Citizenship, Belén, Bethlehem University, 2012.

18Idem.

19Nadine Picaudou, Les Palestiniens. Un siècle d’histoire, Bruselas, Éditions Complexe, 2003, p. 119.

20Rashid Khalidi, The Iron Cage. The Story of the Palestinian Struggle for Statehood, Oxford, OneWorld, 2009, p. 135.

21Berger, Inside the Red Lines, op. cit., p. 33.

22Idem.

23Noha Mellor, The Making of Arab News, Lanham, Rowman and Littlefield Publishers, 2005, p. 29.

24Camille Aubret, “Les journalistes au Liban, entre engagement militant et professionnel”, en Ivan Chupin y Jérémie Nollet (dirs.), Journalisme et dépendances, París, L’Harmattan, 2006, pp. 46-48.

25Ibid., p. 47.

26Hernández, Être journaliste en Palestine, op. cit., pp. 218-219.

27La ley entró en vigor un año antes de que el Consejo Legislativo comenzara labores el 7 de marzo de 1996, por lo tanto, es considerada como carente de consenso y un decreto presidencial. La ley delimita las funciones de los medios impresos y también establece las condiciones para obtener la licencia de imprenta. Por otro lado, define al periodista como aquel que “ejerce el periodismo, que está inscrito en el Sindicato o que subsiste gracias al ejercicio de esta profesión”. Los artículos 2.º, 3.º y 4.º garantizan la libertad de expresión de los periodistas y explican igualmente su responsabilidad hacia la sociedad.

28Abaher El-Sakka, “Nation et patrie dans la formation de la Palestine actuelle”, tesis de doctorado en sociología, Université de Nantes, Nantes, 2005, pp. 123-124.

29Acre es una ciudad al norte de Haifa que ahora pertenece a Israel. Durante la guerra de 1948, la nakba, esta ciudad fue atacada violentamente por las milicias sionistas y varias decenas de civiles arabo-palestinos, entre ellos mujeres y niños, murieron. No fue el único caso, aunque fue el más conocido, pues hubo otras matanzas aún más cruentas, como la de Deir Yasin. Para más información se recomienda el libro del historiador israelí Ilan Pappe, The Ethnic Cleansing of Palestine (Oxford, Oneworld, 2006).

30El-Sakka, Nation et patrie dans la formation…, op. cit., p. 125.

31Henry Laurens, La question de Palestine. Tome quatrième 1967-1982. Le rameau d’olivier et le fusil du combattant, París, Fayard, 2011, p. 355.

32Paris Match, “Avant ‘Charlie’. Quand Naji al-Ali était tué pour ses dessins”, 15 de enero de 2015.

33Florent Champy, La sociologie des professions, 2a ed., París, Quadrige/PUF, 2012, pp. 1-2.

34Nadège Vezinat, “Une nouvelle étape dans la sociologie des professions en France. Bilan Critique autour des ouvrages de Didier Demazière, Charles Gadéa (2009) et Florent Champy (2009)”, Sociologie, vol. 1, núm. 3, 2010, p. 416.

35Majda El Batsh, “La presse palestinienne dans les Territoires occupés”, en Kenneth Brown et al., Être journaliste en Méditerranée, París, Med-Media, 1994, p. 73.

36Entrevista con Hossam Ezzedine Hamdan, corresponsal de AFP en Ramala, 28 de abril de 2010.

37Hernández, Être journaliste en Palestine, op. cit., Anexo I.

38Berger, Inside the Red Lines, op. cit., p. 51.

39El Batsh, “La presse palestinienne dans les Territoires occupés”, op. cit., p. 75.

40Los Palestine Papers son un conjunto de documentos que se refieren a las negociaciones palestino-israelíes. Fueron filtrados y publicados entre el 23 y el 26 enero de 2011 en el sitio web de la estación de televisión Al-Jazeera.

41Entrevista con Nour Odeh, antigua corresponsal de Al-Jazeera en Ramala, 6 de mayo de 2010.

42Idem.

43Laetitia Bucaille, Générations Intifada, París, Hachette, 2002, pp. 157-158.

44La mayoría de los palestinos que se quedaron a vivir en lo que se convirtió en Israel después de la guerra de 1948, obtuvieron la ciudadanía israelí. Esto no quiere decir que sean tratados de la misma forma que los ciudadanos israelíes judíos, ni que tengan los mismos derechos u obligaciones. Los palestinos-israelíes (árabes-israelíes) son una minoría bilingüe y dotada de una prensa propia.

45Entrevista con Ruba Mimi, corresponsal de Future TV y PYALARA en Jerusalén y Cisjordania, 5 de abril de 2011.

46Entrevista con Hossam Ezzedine Hamdan.

47El sitio, en inglés, de la campaña “Freedom of mouvement for Palestinian journalists” es: <https://secure.avaaz.org/en/petition/Freedom_of_Movement_for_Palestinian_Journalists/?kBjcAbb>. El sitio del grupo de Facebook, cuyo contenido se encuentra principalmente en árabe, es: <https://www.facebook.com/groups/172081606307707/209510865898114/?notif_t=group_activity>.

48Entrevista con Haitham Hamad, productor de Associated Press en Ramala, 20 de julio de 2010.

49Según la definición del diccionario Larousse, es aquel que asiste a un reportero experimentado en el trabajo de campo <http://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/fixeur/186392>. Generalmente son periodistas locales que conocen el idioma y sirven de traductores igualmente.

50Entrevista con Nidal Rafa’h, productora de France 24, 5 de julio de 2010.

51Al-Jazeera AJ+, “Meet Janna Jihad, a 10-year-old Reporter from the Occupied West Bank”, 29 de mayo de 2016.

Recibido: 18 de Junio de 2016; Aprobado: 24 de Noviembre de 2016

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