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Estudios de Asia y África

versión On-line ISSN 2448-654Xversión impresa ISSN 0185-0164

Estud. Asia Áfr. vol.50 no.2 Ciudad de México may./ago. 2015

 

Artículos

"The women of Ancient Egypt": vida y obra de Ella Satterthwait, pionera en el continente americano de los estudios sobre la mujer egipcia antigua1

"The Women of Ancient Egypt": Life and Work of Ella Satterthwait, pioneer in the American Continent of the Studies on Ancient Egyptian Women

José Carlos Castañeda Reyes2*  a 

*Universidad Autónoma Metropolitana, México.


Resumen

Ella Satterthwait (1884-1940) fue una de las primeras egiptólogas en Estados Unidos, y en la Universidad de Chicago en particular, y probablemente la primera mujer en el continente americano en investigar el tema de "las mujeres en el Egipto antiguo". Su tesis de maestría analizó los principales aspectos en torno de esta temática. Su director de tesis muy probablemente fue el egiptólogo James Henry Breasted, que acababa de regresar de su trabajo de campo en Egipto y que por diversas circunstancias -profesionales y personales- tuvo que permanecer en Chicago después de su importante trabajo de exploración en Egipto. Ella escribió, de hecho, un artículo especializado -de acuerdo con los parámetros actuales-, el cual fue una importante contribución para el estudio de este tema; su metodología y conclusiones son muy similares a los de estudios posteriores. Ella no pudo continuar con su formación como una egiptóloga profesional; su "microhistoria" de vida es un buen ejemplo acerca de las dificultades que las mujeres en Estados Unidos y en otros países enfrentaban al principio del siglo XX para dejar atrás la "mística femenina" o el "ideal femenil" y desenvolverse en la academia o en la vida diaria.

Palabras clave: Mujer; Egipto antiguo; egiptología; James H. Breasted; educación y vida profesional de las mujeres; "mística femenina"

Abstract

Miss Ella Satterthwait (1884-1940) was one of the first Egyptologists in the USA, more specifically at the University of Chicago, and probably the first woman in the Americas to write about the subject of "women in ancient Egypt". Her Ph.M. thesis reviewed the principal topics about this subject. Miss Ella's thesis very probably was directed by Prof. James Henry Breasted, who had just returned from his field work in Egypt and, because of a variety of circumstances both professional and personal had to remain in Chicago following his important exploration work in Egypt. Miss Ella wrote, in fact, a specialized article -if we think in modern standards- which was an important contribution to this subject. Her research methodology and conclusions are very similar to the studies which followed on this important subject. But Miss Ella could not continue her formation as a professional Egyptologist. Her "micro-history" of life is a good example of the difficulty that women -in the USA as well as other countries- faced at the beginning of the last century when struggling to leave behind "the feminine mystique" or "womanly ideal" and to insert themselves into academia.

Keywords: Women; ancient Egypt; Egyptology; James H. Breasted; education and professional life of women; "feminine mystique"

Introducción

En las últimas décadas, el estudio sobre variados aspectos de la vida de las mujeres en la sociedad egipcia antigua se ha convertido en un tópico en la egiptología. Sus formas de vida y trabajo, su participación en diversas esferas -jurídica, religiosa- o bien su sexualidad, han sido analizadas desde distintos puntos de vista por los estudiosos de la historia y la civilización del antiguo País del Nilo.3

Ya en la época moderna puede considerarse a Jean-François Champollion como el primer egiptólogo que analizó el papel de la mujer en la sociedad egipcia. Al respecto, escribe que las representaciones femeninas en los relieves muestran "lo mismo que por mil otros hechos paralelos, cuánto difería esencialmente la civilización egipcia de la del resto de Oriente y se comparaba a la nuestra, ya que uno puede apreciar el grado de civilización de los pueblos según la condición más o menos tolerable de las mujeres en la organización social".4

Como se ve, Champollion, además de haber descubierto la clave en el desciframiento de la antigua escritura jeroglífica, intuyó en su primer y único viaje a Egipto el papel fundamental que las mujeres egipcias lograron alcanzar en su sociedad. En efecto, en los documentos egipcios se hacen frecuentes referencias a la mujer egipcia como "la compañera venerada por su marido", "la hermana bien amada querida de su corazón", "aquella que es rica en su vida y aporta la ventura".5 Es una aportación decisiva del fundador de la egiptología, sorprendentemente moderno, retomar las conclusiones básicas que los últimos egiptólogos interesados en el tema han fundamentado de manera más amplia.

Muy posteriormente encontramos la obra de Eugène Revillout, que en 1880 comenzó a publicar los papiros ptolemaicos de Tebas.6 Este egiptólogo aportó también algunos de los primeros estudios sobre la mujer en la antigüedad y en Egipto antiguo en particular. Así, su artículo "Du rôle de la femme dans la politique internationale et le droit international de l'antiquité (Leçon d'ouverture du 17 décembre 1898)"7 se centra en el análisis del tratado egipcio-hitita y las relaciones de Rameses II con el país de Hatti, y concluye que la mujer egipcia no podía intervenir en la vida política del país, a diferencia de la situación en otros pueblos, como entre los jetas etíopes.8

En otro estudio,9 el egiptólogo francés discurre en torno de los problemas sobre la propiedad mueble e inmueble entre los esposos, las donaciones y otras transacciones que se realizan en la pareja, fundamentalmente para el periodo ptolemaico, su principal campo de especialización.

El segundo trabajo concreto que publica sobre estos aspectos tiene un título más amplio,10 y es uno de los artículos más tempranos que se ocupan de esta temática. Revillout hace un resumen de trabajos anteriores, y a pesar de la forma global en que aborda el tema se ocupa ampliamente de la mujer en Egipto. Este trabajo desemboca en su principal aportación sobre el tema de estudio, el primer libro completo sobre La femme dans l'antiquité égyptienne.11

Revillout señala en este momento los caminos seguidos, hasta hoy, por la egiptología en torno del estudio de la mujer egipcia: el análisis de la obra plástica y arqueológica contrastada con los documentos escritos. Es un análisis muy completo, desde las etapas más tempranas de la historia de Egipto hasta la época romana. En general, Revillout resalta la condición privilegiada de la mujer egipcia, y cómo tal situación se modifica con los cambios históricos del país.

Por otro lado, el escenario público queda reservado al hombre; el privado, como nbt pr, "nebet per", "señora de la casa", a la mujer. Tal situación se invertirá paulatinamente en el Imperio Nuevo, y llegará a la cúspide en la época del faraón Horemheb, cuando los derechos de la mujer son completamente equiparables a los de los hombres. Las modificaciones jurídicas bajo los Ramésidas nuevamente la relegan en el ámbito público, aunque en el privado le confieren total igualdad con el hombre. Otros momentos clave se darán bajo los faraones Boccoris y Amasis. Su conclusión última está muy de acuerdo con su época: sólo el cristianismo pudo darle a la mujer su verdadero papel de esposa y madre, basado en su percepción de la mujer como "reina del amor".12

En suma, Revillout muestra aspectos que serán retomados en general por la egiptología de estos últimos años en el estudio del tema que nos ocupa aquí.

Dentro de la misma escuela de Revillout, G. Paturet13 insiste sobre todo en la igualdad jurídica de la mujer egipcia frente al hombre, y la contrasta con la situación en otras áreas, en Roma, por ejemplo, donde se habla de la imbecillitas mentis (debilidad de espíritu) y la infirmitas sexus [sic] (imperfección de su sexo en comparación con los hombres) para justificar la ubicación social y jurídicamente inferior de la mujer. Así, el autor analiza las características del matrimonio egipcio, donde utiliza básicamente la documentación demótica estudiada por Revillout. Después discute la condición económica y el acceso a la propiedad de la mujer, y la reglamentación de la herencia, al igual que los contratos matrimoniales.

Aparte de las obras de estos autores, parece que uno de los estudios más antiguos del siglo pasado sobre este asunto, es la investigación de Ella Satterthwait, "The Women of Ancient Egypt".14

Es un trabajo que presenta un aparato crítico que no resistiría la crítica actual, pero que cumplía con los niveles de exigencia académica de la época.15 Puede tal vez considerarse, empero, como el estudio pionero sobre esta temática escrito en nuestro continente; pero de igual o mayor relevancia es que la "microhistoria" de la vida de Ella Satterthwait es fiel reflejo de la realidad vital de muchas mujeres estadounidenses a principios del siglo pasado y de las complicaciones que enfrentaron para desenvolverse en un mundo académico atado a prejuicios y consideraciones de género que podían llegar a influir, tal vez de manera determinante, en su desarrollo profesional, en este caso en Estados Unidos, y seguramente también en otras regiones americanas.

"Las mujeres del Egipto antiguo" en el continente americano

Muy probablemente redactado bajo la dirección del propio James H. Breasted (1865-1935), este estudio conforma lo que podríamos considerar un artículo publicable, sustentado en una combinación de fuentes primarias -escritas, arqueológicas, artísticas- que Ella pudo estudiar para su investigación. Los documentos compilados por Breasted en sus Ancient Records of Egypt. Historical Documents from the Earliest Times to the Persian Conquest (en adelante, ARE), acabado de redactar en 1905 y publicado el siguiente año;16 el estudio del papiro de Ani17 y las colecciones egipcias del Field Museum de Chicago y del, en ese entonces, Haskell Museum, fundado en 1896, dirigido por Breasted y que andando el tiempo, en 1919, daría origen al Oriental Institute de la Universidad de Chicago. El museo se conserva hasta nuestros días como parte de las dependencias de ese instituto. Estas colecciones arqueológicas fueron estudiadas por Ella para su estudio pionero.

En el aspecto estrictamente arqueológico tuvo acceso a los reportes sobre las excavaciones de Dahshour.18 Además de estas fuentes de primera mano, Ella consultó textos de apoyo básicos sobre el tema, como los de C. Richad Lepsius, Denkmäler aus Ägypten und Äthiopien,19 y Adolf Erman, Life in Ancient Egypt,20 entre otros.

Ella se cuida de diferenciar su información al separar los datos disponibles sobre las mujeres nobles y las que pertenecen al común del pueblo, de las que dice que pueden ser estudiadas a partir sobre todo de testimonios plásticos,21 luego de destacar su apoyo en las labores cotidianas de su compañero de vida.22

En cuanto a los temas que trata, la autora estudia la vida familiar y las costumbres sociales ligadas a las mujeres egipcias, y concluye que la mujer era considerada por su pareja no únicamente por su belleza o por su papel de esposa y madre, sino también por su diligencia y actividad en el seno familiar.23 Muy importante es que señala que a diferencia de Mesopotamia ("Babilonia") o de Grecia, la mujer egipcia mantuvo siempre su libertad e independencia.24

El problema de la posible educación que recibía la mujer egipcia es vislumbrado ya por nuestra autora,25 pues consideraba que al menos la mujer se educaba en la experiencia de su vida cotidiana. Este tema está lejos de estar cerrado aún en nuestros días.26

Importante es el hecho de que la autora recoge el título de nbt pr, con el que se conoce habitualmente a la mujer egipcia.27 La posibilidad de tener propiedades por sí misma, lo que la hacía independiente financieramente, es destacada también.28 Es un tema al que ya se referían Revillout y Paturet, que luego será retomado por múltiples autores.29

Ligado con lo anterior es su análisis de los derechos civiles de que gozaba la mujer, reconocidos por la ley, y que le conferían una gran igualdad con los hombres: mucho antes que en otras sociedades antiguas, podía tener propiedades y ejercer puestos públicos;30 esto último es una importante observación que la investigación posterior ha comprobado ampliamente.31

El derecho de la mujer a ser juzgada, que Ella comprueba a través de causas célebres como la persecución de Pepy I a su reina (dinastía VI), o la famosa "conspiración del harén" contra Rameses III (dinastía XIX) y los juicios derivados de los robos de tumbas bajo Rameses IX (dinastía XX), es ejemplo de lo anterior.32 Resalta en esta sección su importante participación en la vida religiosa,33 sin que por ello no tuviese presencia también en otras esferas sociales, prueba de su amor por la vida y su importante actividad social.34

Ella también estudia el "carácter" de la mujer egipcia, su vestido y su peinado.35 Aquí insiste en la visión ideal que muchas veces las fuentes plásticas muestran en torno de la figura de la mujer, tipo ideal que, sin embargo, no era estático ya que fue cambiando con el tiempo.36 Comenta la peculiar tonalidad de la piel que los ejemplos pictóricos asignan a la mujer, sobre todo a las nobles.37

En cuanto a las mujeres y su capacidad para acceder al poder político, Ella no destaca únicamente el ejemplo obvio de Hatshepsut, sino también el papel de Tiye (y resalta su ascenso a partir de sectores "medios" de la sociedad egipcia) y, sobre todo, de Nefertiti como una mujer de "personalidad excepcional", lo que la llevó a ocupar un "lugar prominente en la política de su tiempo". Concluye Ella esta sección señalando: "la influencia de estas reinas probablemente tuvo que ver con la gran importancia de las esposas de los grandes burócratas, que ocupaban un lugar tan importante como sus esposos en la vida política egipcia".38 Aspecto fundamental en el aporte de Ella, si se considera la profusa bibliografía que esta problemática ha motivado en los estudios egiptológicos posteriores.39

Para cerrar su estudio, Ella revisa la participación económica de la mujer a partir de profesiones como la de danzarina o cantante, sirvienta, tejedora o campesina.40 En todo caso, la mujer como un miembro importante y actuante en la sociedad egipcia, de la que sólo nos queda una "pálida visión que la muestra como una imagen en movimiento sin color".41

Además de su carácter precursor, para cualquiera que conozca la literatura especializada resalta la propuesta metodológica de análisis de las fuentes primarias que utiliza la autora, los temas que escoge y las conclusiones a las que llega, aspectos muy similares a los de las futuras investigaciones sobre la mujer egipcia, como intento mostrar también.

El probable director de tesis de Ella: James H. Breasted y el desarrollo de la egiptología en Estados Unidos

Es en 1908 y 1909 cuando James Henry Breasted muy probablemente dirigió la tesis de Ella; él ya había publicado algunos de los trabajos que le dieron la fama de ser uno de los fundadores de la egiptología en Estados Unidos. Precedido por la obra fundamentalmente coleccionista de John Lowell Jr., Mendes Cohen, George Gliddon, Victor C. Baringer, Edwin Smith y Charles Edwin Wilbour, con Breasted se abre una época de notables aportes estadounidenses al desarrollo de la egiptología: en 1906 el Museo Metropolitano de Nueva York estableció su Departamento de Egiptología, y empezó lo que han sido sus excavaciones regulares en el País del Nilo. Por su parte, el Museo de Bellas Artes de Boston tomó la concesión para excavar en Guiza bajo la dirección de George Reisner, trabajo anteriormente auspiciado por la Universidad de California. Y en la Universidad de Chicago, entre 1905 y 1907, James Henry Breasted42 inició el trabajo de recopilación en facsímiles y fotografías de los textos jeroglíficos desde Meroe hasta Aswan.43

De hecho, la primera década del siglo XX fue un periodo muy prolífico en la actividad académica de Breasted. En efecto, en 1901 apareció su importante estudio sobre el pensamiento filosófico egipcio "The Philosophy of a Memphite Priest",44 con el que fundamenta la existencia de una verdadera "reflexión filosófica" en el Medio Oriente antiguo mucho antes del desarrollo de la filosofía en Grecia. Posteriormente, en 1905, publicó su monumental A History of Egypt. From the Earliest Times to the Persian Conquest,45 que constituyó el estudio básico en lengua inglesa para el conocimiento de la historia egipcia. Luego, en 1906, salió a la luz la recopilación más importante de fuentes primarias aparecida hasta ese momento (que sigue reeditándose), sus Ancient Records of Egypt. Historical Documents from the Earliest Times to the Persian Conquest.

Finalmente, Breasted publicó, en 1908, su A History of the Ancient Egyptians, que constituyó no solamente un resumen de su gran estudio previo sino, como el mismo autor menciona,46 una obra que incorpora y actualiza la nueva información sobre los hititas y Mesopotamia, y se nutre también del viaje de investigación de Breasted a través de la "Nubia Sudanesa durante el invierno de 1906-1907".47 Además, a Breasted le interesaba también mostrar otro aspecto que diferenciaba esta última obra de su gran Historia publicada en 1905: ahora quería "Hacer [de su nuevo libro] tanto como fuese posible una historia del pueblo egipcio" [itálicas en el original].48

Este aparente cambio en la perspectiva del gran egiptólogo estadounidense hacia una historia del Egipto antiguo más social que política, como son sus obras anteriores, ¿se refleja luego en la dirección de la tesis de Ella, precisamente orientada hacia un tema de la historia social más que de la historia política? Es una posibilidad interesante que no debe perderse de vista.49

Empero, luego de su última expedición a Egipto, iniciada en 1906 y que terminó abruptamente en 1907, ¿qué ocurrió en la carrera del gran egiptólogo, que materialmente quedó obligado a permanecer en Chicago, lo cual sin duda permitió la dirección de la tesis de Ella entre 1908-1909, pero detuvo su ritmo de publicaciones "mayores"? En efecto, su muy notable también The Dawn of Conscience50 apareció hasta 1934. ¿Qué ocurrió, repetimos, con la carrera del gran egiptólogo en este lapso?

En la University of Chicago Library. Department of Special Collections, en la Regenstein Library, pude estudiar el grupo documental Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations's Records, que en su caja 12, expediente 14, contiene una serie de documentos de gran interés para intentar dilucidar esta situación. Todo parece indicar que quizá problemas entre personales y de índole administrativa afectaron la carrera de Breasted.

Parece que la primera señal de alarma al respecto, de consecuencias impredecibles en el futuro, se dio en 1905. Curiosamente, en ese año (cuando Ella desarrollaba sus estudios de licenciatura en la Universidad de Chicago), una carta de William Rainey Harper (1856-1906, primer presidente de la Universidad de Chicago entre 1891 y 1906) escrita en Chicago el 27 de mayo de 1905, le anuncia su ascenso de profesor adjunto (associate professor) a profesor titular (professor), con un nuevo ingreso mensual de 2 500 dólares, y un aumento a fines de año de 216.66 dólares.51 Empero, en una misiva posterior, el mismo Harper lo censura acremente por haber invitado a miembros del Field Columbian Museum a participar en la temporada de campo en Egipto en ese año. Concretamente, le dice:

Nos enteramos con cierta sorpresa esta mañana a través del Sr. Dorsey que usted había invitado al Field Columbian Museum a participar en la expedición egipcia. Nos preguntamos con qué autoridad ha dado este paso y estamos sorprendidos de que lo haya hecho sin consultarnos en la universidad. Hacer esto pone en peligro también los fondos que estamos usando para este propósito, y a pesar de lo que pueda decirse en favor, debe entenderse que ésta es una expedición clara y exclusivamente de la Universidad de Chicago. Estoy seguro de que observará la importancia del particular ahora que se le ha llamado la atención sobre el asunto.52

Breasted contestó, en carta escrita en El Cairo el 25 de noviembre de 1905, lo siguiente:

En relación con el Field Museum, les hice tan sólo una pregunta bajo el siguiente tenor: "En caso de que el Pres. Harper y el Patronazgo de la Universidad lo aprueben, ¿considerarían la posibilidad de contribuir a nuestra expedición?". Nuestra necesidad de recursos era tan grande que se me ocurrió esta salida, pero fui muy cuidadoso para evitar cualquier parecido con una invitación formal y bajo mi responsabilidad. Fue sólo una pregunta la que les hice.53

A pesar de su explicación, en un nuevo comunicado Harper le dice:

Puede decirse, en relación con la pregunta al Field Museum, que a mi juicio habría sido mejor haber enviado la sugerencia a nosotros primero, para permitir que la consulta a las autoridades del Field Museum fuera directamente de la universidad, si a juicio de nuestro Patronato pareciese una forma inteligente de abordar el asunto.54

¿Tuvieron que ver con lo mismo las diferencias entre Breasted y Robert Francis Harper (1864-1914), hermano del presidente de la universidad y director del Oriental Exploration Fund, creado en 1903 con los aportes de Rockefeller, en torno de la reorganización del Haskell Oriental Museum, del cual Breasted era director?55 En julio de 1905, ambos personajes discutieron la propuesta del segundo en cuanto a una posible conversión del museo en un recinto dedicado a otras culturas, además de las "orientales". Breasted rechazó por completo tal posibilidad, invocó su papel como director del Haskell y señaló su dedicación para la obtención de piezas diversas para el museo; además, protestó por una posible reclasificación, a la baja, de su puesto directivo en el museo.56

A partir de estos hechos la posición de Breasted parece cambiar por completo frente a las autoridades de la Universidad de Chicago. El presupuesto de 21 000 dólares que presentó para tres años de excavaciones57 fue aprobado, a pesar de las aparentes dificultades para obtenerlo, como el presidente Harper anuncia a Breasted en cartas del 2 y 4 de agosto de 1905.58

En esta etapa se presentaron también problemas para la publicación del índice de las ARE, ya que excedía el presupuesto originalmente considerado,59 y a pesar de las promesas de Breasted de que conseguiría fondos para el índice,60 en carta del 16 de noviembre de 1905, el presidente Harper le anuncia que definitivamente no era posible la publicación de un quinto volumen de las ARE, ya que el "committes [sic] of the trustees" no lo había aceptado, y en cambio "Se decidió poner en el cuarto volumen un índice que no excediese cincuenta páginas".61 Tal decisión y otras concernientes a la publicación de las ARE se ratifican en otra carta de la oficina del presidente Harper del 1 de diciembre de 1905.62

Aparentemente, el inicio de la crisis entre Breasted y la administración universitaria se inició el 21 de diciembre de 1905, a partir de una carta salida de la oficina del presidente Harper, quien parece se encontraba enfermo en ese momento. Breasted había comunicado, en carta escrita al presidente Harper en El Cairo el 25 de noviembre del mismo año, las dificultades financieras que enfrentaba en su trabajo de campo. Anunciaba la necesidad de cancelar los trabajos proyectados, y escribía: "Estoy planeando una campaña puramente epigráfica en la Baja Nubia, lo cual pienso nos dará crédito, y nos salvará de un fiasco. Haré cualquier esfuerzo para completar el trabajo dentro del presupuesto existente, pero bajo las presentes circunstancias será difícil evitar un sobregiro de 500 dólares".63

No obstante, se anunciaba a Breasted ese 21 de diciembre:

El Patronato ha rehusado clara y explícitamente autorizar un sobregiro en el presupuesto de este año. Será necesario, entonces, de alguna manera, mantener los gastos dentro de los límites establecidos. Lamento que no podamos encontrar los fondos para usted, pero la política obvia me parece que es la de hacer menos este año de lo que usted deseaba, para que pueda empezar el primero de julio con una hoja en blanco.64

A pesar de esta problemática financiera, la expedición del invierno 1906-1907 pudo todavía iniciarse, con bastante éxito, como Breasted comunicaba al recientemente nombrado presidente Judson en una carta escrita en El Cairo el 17 de abril de 1907.65

Breasted presentó entonces planes para cinco años continuos de trabajo "en Oriente", al mismo tiempo que solicitó un aumento salarial de 500 dólares (su percepción era de 3000), tras considerar sus gastos tanto en Egipto como en sus temporadas de investigación en Berlín.66 La solicitud no fue aceptada por el presidente Judson.67

Cabe mencionar que la problemática financiera de que hablan Judson y Harper no se refleja, al menos en la alocución del primero, en su "Declaración trimestral sobre el estado de la universidad", donde dice:

El reporte financiero del auditor para el año fiscal que cierra el 30 de junio [de 1907] es extremadamente interesante [...] La editorial de la universidad muestra un incremento neto entre ingresos y gastos de más de 11 000 dólares. El actual déficit en la operación de la universidad para el año fue menor al estimado en cerca de 10 000. El total de donaciones recibidas durante el año fiscal llegó a 5 926 989.90 dólares, el monto más alto recibido por la universidad en un año fiscal.68

¿Por qué entonces aducir problemas financieros para no apoyar ni las exploraciones ni las publicaciones de Breasted? Los motivos parecen ser otros; más bien de índole personal, como vemos. Además, el turno era ahora para Harper, nombrado director para el año 1908-1909 de la American School at Jerusalem. Él y otros seis miembros del Department of Semitic Languages and Literatures partieron hacia Medio Oriente entre julio y septiembre de 1908, y uno más a inicios de 1909 (febrero).69

De hecho, el peso académico de Breasted (nombrado recientemente en ese momento, en junio de 1907, miembro de la Real Academia de Berlín, seguramente a instancias de Adolf Erman y Eduard Meyer)70 implicaba un manejo cuidadoso del asunto.

Poco después, el 6 de agosto de 1907, la carta del hermano del fallecido presidente Harper, y entonces director del Oriental Exploration Fund, Robert Francis Harper, dirigida al presidente Judson, aborda esta problemática:

Sentimentalmente, estoy en favor de apoyar a Breasted otro año; concretamente este año entrante, en Egipto. Este acuerdo fue aceptado por nuestro comité el año pasado. Si, sin embargo, su regreso a Egipto significaría que no recibiremos más dinero para las excavaciones en las tierras de la Biblia, todo sentimiento debe ser hecho a un lado. Claro, el comité hizo este acuerdo con Breasted a causa de que en ese momento no parecía haber ninguna oportunidad inmediata para excavar en Turquía.71

Su recomendación fue luego seguida fielmente por Judson: "Debo recomendar que se le dé el año en Berlín, hasta el 1 de abril de 1908, con su paga completa como profesor. Habría entonces el problema de decidir si debería recibir el pago extra de 700 dólares, el cual ha tenido de la expedición durante los pasados dos años".72

La mala disposición de Judson hacia Breasted es evidente en la respuesta que envía a Harper el 13 de agosto:

Me parece claro, primero, que no es aconsejable continuar el trabajo egipcio; segundo, que si tenemos alguna posibilidad de obtener un firmón para trabajar en Turquía, no debemos dejar pasar la oportunidad. Hay razones que creo que tú entiendes, pero que de todos modos puedo aclarártelas en una conversación personal, lo que me parece más deseable [itálicas mías]. El cable de Breasted, lo confieso, no lo entiendo. A la luz de sus cartas dirigidas a ti sobre el particular, me parece difícil que estemos tan comprometidos como para que sea imposible retirarnos del proyecto egipcio. Pensaba escribirle desde Nueva York pero prefiero esperar a hablar contigo para hacerlo.73

Y el golpe final contra Breasted lo da nuevamente Harper:

Acabo de recibir tu carta del 13 de agosto, y he consultado con los otros miembros del Exploration Fund Committee, profesor Jewett y Dr. Smith. Personalmente lamento que al profesor Breasted se le retire de Egipto. Los miembros del comité aceptan tus recomendaciones, 1) con relación a detener el trabajo en Egipto, y 2) en cuanto a intentar obtener un firmón de Constantinopla.74

Y termina recomendando enviar a Breasted "Un completo y definitivo cablegrama", que él mismo redacta; propone que aquél permanezca en Berlín hasta abril de 1908 y que se reincorpore a la universidad en el trimestre de primavera del mismo año.

Fielmente, el 19 de agosto, Judson envió el siguiente telegrama a Breasted:

Breasted, Dresdner Bank, Berlín.

Instrucciones finales. Todo el trabajo Egipto se detiene necesariamente. Cancele obligación y suministros con la menor pérdida posible. Deje la extensión deseada el próximo 1 de abril. Lo escribió Judson.75

El 26 de agosto de 1907, en una breve nota, Harper informó a Judson de su siguiente movimiento: el envío de una acre carta a Breasted, con la misma fecha, en la que primero le reprochaba la redacción de un reporte de investigación, demasiado largo para su publicación considerando los recortes financieros que las ediciones de la universidad habían sufrido. Pero lo principal fue el segundo asunto que trató con él:

2) Estaba más que sorprendido de saber que tú pusiste poca o ninguna atención a mis dos cablegramas. No puedo explicarme tal acción. Mi experiencia ha sido mantenerme dentro del presupuesto, ya sea en relación con el departamento, expediciones, bibliotecas o publicaciones. Pienso que debiste suponer que no te habríamos telegrafiado para detener el trabajo en Egipto y cancelar los planes iniciales sin grandes y suficientes razones, por ende.76

Y remataba, contundente en contra de Breasted:

Quiero decir que te he escrito de la forma más considerada. Durante el año pasado he hecho todo a mi alcance para apoyar tus intereses. Continuaré haciéndolo en el futuro. Debe haber, sin embargo, más cooperación de tu parte y especialmente debes considerar más seriamente tu responsabilidad financiera en relación con los varios intereses departamentales.77

De hecho, la estocada final le correspondió al presidente Judson, que en una nueva carta a Breasted del 26 de agosto de 1907 le dice:

Dos cosas han llegado a ser claras: la primera es que no podemos bajo ninguna circunstancia continuar el trabajo en Egipto después del presente año. La segunda es que importantes consideraciones obligan a suspender el trabajo todo este año y dirigir nuestras energías en otras vías. Me habría dado un gran placer si alguna de sus ideas para el trabajo futuro hubiera sido llevada a cabo; fueron, sin embargo, impracticables.78

Como lo serían en adelante cualesquiera de las propuestas y solicitudes de Breasted en los años por venir. En tanto, Judson concluía la carta concediendo a Breasted el periodo de estancia en Berlín, hasta abril siguiente, lo que Harper le había recomendado previamente.

Todavía Breasted intentó responder de alguna forma a esta situación, e invocó indirectamente las consecuencias legales de la revocación unilateral de su "contrato de exploración" en Egipto con la Universidad de Chicago. En carta a Judson del 30 de septiembre de 1907, escrita en Obbuergen-Stansstad, Suiza, le dice:

Ya recibí su carta del 26 de agosto. Lamento decir que estoy absolutamente sin información oficial, ya sea del presidente de la universidad o del director del Oriental Exploration Fund en cuanto a la razón por la cual la Universidad de Chicago ha roto su contrato legal y su compromiso conmigo, para continuar el trabajo de la expedición egipcia por tres años.79

El punto final de todo este episodio lo marcan dos cartas más, de los que ahora parecen enemigos principales de Breasted; en efecto, Judson ataja cualquier posible "reclamación legal" del gran egiptólogo. Además de justificarse aduciendo que la cancelación de los fondos para Breasted obedeció a la necesidad de continuar impulsando el trabajo de exploración en Oriente de la Universidad de Chicago, termina diciéndole:

Entiendo completamente que esto es una gran decepción para usted y le aseguro que hay también un gran desencanto aquí. No había, sin embargo, otro camino. Pienso que cuando usted considere el asunto en todas sus implicaciones cambiará su opinión en cuanto a lo que deriva del rompimiento de un contrato legal. En cuanto al "compromiso oficial" al cual se refiere, la universidad, desde luego, conserva el derecho de alterar cualquiera de sus planes por las razones que le parezcan adecuadas.80

Y, desde luego, el golpe último debía provenir de Harper; de hecho, en el expediente consultado es muy simbólico que lo que viene ahora sea la última referencia a esta problemática... y a cualquier otro trabajo de campo de Breasted en los siguientes años. Así, en carta final a Breasted del 17 de diciembre de ese mismo año de 1907, el director del Oriental Exploration Fund lo amenaza con el bloqueo de la publicación de su reporte de trabajo, otra vez, por la extensión del artículo y el costo de reproducción de las láminas que lo acompañan, entre otros reproches.81

Harper estuvo a cargo de ese fondo y fue director del Departamento de Lenguas Orientales hasta su muerte, en 1914.82 Hasta entonces, la posición de Breasted habría de modificarse dentro de la Universidad de Chicago. En efecto, es muy contrastante en el archivo y los expedientes que hemos consultado la muy nutrida comunicación de Breasted con la Presidencia y otras autoridades de la universidad hasta antes de esta problemática, y su parquedad total en los años posteriores.83 Parecería que las iniciativas de Breasted eran bloqueadas sistemáticamente por Harper o por Judson. Así, su posible participación en el Congreso de Orientalistas de Egipto, en 1909, fue negada por Judson con el siguiente pretexto: "Tenemos tantos hombres en el exterior que pienso que hemos llegado al límite de lo que podemos hacer en este año".84

Toda esta verdadera confabulación en contra de Breasted85 lo mantendría alejado del trabajo de campo durante 12 años, hasta la creación del Oriental Institute, en 1919. Empero, con gran profesionalismo y ética personal y académica, años después Breasted tan sólo menciona, en relación con su alejamiento del trabajo de campo en ese periodo, "las dificultades financieras" que la universidad enfrentó.86

En cambio, Charles Breasted87 señala que su padre pensó seriamente en renunciar a la Universidad de Chicago a consecuencia de esta situación, pero fue en parte convencido de no hacerlo por su viejo amigo y colega Ernest De Witt Burton, quien llegó a ser presidente de la Universidad de Chicago, y quien hace recaer la responsabilidad del asunto en uno de los benefactores de la institución, Gates, quien convencido de que el desarrollo de una verdadera civilización se había dado más en Asiria y Babilonia que en Egipto, ¡había presionado para retirar el financiamiento a la expedición egipcia! Breasted decidió no renunciar, sin tragarse del todo tan increíble historia. En cambio, Robert Francis Harper mantuvo en contra de Breasted su "enemistad [que] se ha convertido en una psicosis de sádica persecución".88 La prueba documental de su aserto la recogimos aquí.

A final de cuentas, la creación del Oriental Institute fue un triunfo personal de Breasted, a despecho de los obstáculos que le impusieron. Debe recordarse que esta gran obra la alcanzó gracias al apoyo financiero de los Rockefeller, ya que fue la esposa de John D. Rockefeller, Jr., quien probablemente influyó en la decisión de apoyarlo. Esto se infiere a partir de la importante carta escrita por Breasted a "Mr. John D. Rockefeller, Jr." el 16 de febrero de 1919.89

La respuesta de Rockefeller quedó consignada en su carta al presidente Judson del 2 de mayo de 1919, escrita en Nueva York:

Mientras le estoy escribiendo otra carta, donde establezco formalmente mi deseo de financiar el plan del profesor Breasted según lo modifique usted, deseo decirle, en confianza, que estoy listo para contribuir con la universidad para el propósito general delineado en el proyecto del profesor Breasted, cualquiera que sea la suma que se necesite en un periodo de cinco años [...] el interés de la empresa, el cual había expresado a usted, lo hace libre de pedirme un aumento en el presupuesto que [Breasted] ha solicitado.90

El apoyo de Rockefeller a los planes del gran egiptólogo continuó generosamente en los años siguientes.91 Por ello, el 7 de diciembre de 1919, "desde "Villa Mandofia. Cairo, Egypt", Breasted escribió de nuevo: "Mi estimado presidente Judson".92 Había ganado la partida; a ambos, incluido, desde luego, Robert Francis Harper.93

Así pues, la obra de investigación de Breasted culminaba con la fundación del Oriental Institute en 1919, el espacio de investigación de la Universidad de Chicago orientado al estudio del Cercano Oriente antiguo. Luego, en 1924, Breasted estableció el Epigraphic and Architectural Survey con base en la Chicago House, de Luxor, y que hasta nuestros días realiza una importantísima labor de recuperación y estudio del testimonio epigráfico del Egipto antiguo. Su labor se ha concentrado en los monumentos mortuorios de Rameses III, sobre todo en Medinet Habu, pero también en otros monumentos de Karnak y Luxor.94

La obra capital de Breasted en el campo de la egiptología estadounidense, a la que también pertenece el valioso trabajo de Ella, pudo sobreponerse a cualquier tipo de envidia y obstáculo; y pudo perdonar, seguramente. No en balde alguna vez escribió: "Una cosa sé: mi alma está llena de misericordia por toda criatura, y confío en la misericordia y la sigo como si viniera de lo alto. Tal vez lo hace".95

Para concluir esta sección: la principal e inquietante duda que se desprende de todo lo anterior es si la fundación misma del Oriental Institute se habría retrasado por toda la problemática, más personal que académica, descrita arriba. No lo sabemos. Pero Ella Satterthwait se benefició de la forzada estadía del gran egiptólogo James Henry Breasted en Chicago: él fue, muy probablemente, su director de tesis de maestría, como parece desprenderse de la documentación escolar de Ella en los archivos de la Universidad de Chicago.96 En una nota personal de Breasted al "profesor Small", dice estar de acuerdo en participar en su examen para obtener el grado de maestría en agosto de 1909.97 El examen se realizó finalmente el día 25 de ese mes, con la participación del gran egiptólogo, que si no fue responsable directo, al menos debió haber asesorado estrechamente a Ella, como su mismo trabajo sugiere.98

¿Quién fue Ella Satterthwait? Su vida y su tiempo

Ella nació el 18 de octubre de 1884 en Iowa, hija de Charles Satterthwait, de Iowa, y de Mary Branson, de Ohio. Según el censo federal de 1900, a los 15 años vivía en Cedar Rapids, Linn, Iowa.99 Debió haber sido en esa época cuando su padre decidió emigrar con la familia a Chicago, donde Ella habría de estudiar el bachillerato en la Hyde Park High School. La familia Satterthwait vivía entonces en el número 5558 de la Lexington Ave., llamada, desde 1912, University Avenue; o sea, en el corazón de la Universidad de Chicago, fundada en 1892. Fue a esta institución donde Ella ingresó para realizar sus estudios de licenciatura en filosofía (Ph.B.) el 16 de septiembre de 1904, en el College de literatura; obtuvo su título el 17 de marzo de 1908 y se matriculó de inmediato (el 30 de marzo del mismo año) en la Graduate School, donde estudiaría la maestría (Ph. Master) con especialización en historia. Los Anuarios de la época registran su paulatino progreso como estudiante junior, senior y luego graduate.100

En 1909, ya como estudiante de tiempo completo en el programa de maestría con orientación en historia, se convirtió en alumna de Breasted al menos en el curso de "Historia del arte oriental desde los tiempos antiguos hasta la conquista de Alejandro".101 Estudió además griego, hebreo, historia del Oriente antiguo, psicología de la religión, entre otros cursos. Con ello no muestra una clara inclinación por la egiptología; empero, como vimos, el contenido de su trabajo sí refleja la asesoría estrecha del egiptólogo.

Luego de concluir la maestría, Ella se matriculó de inmediato también en los estudios de doctorado, ahora en "English, History",102 que inició en otoño de 1909. Estaba cerca ya del fin de su carrera estudiantil: tanto los Annual Register como su expediente de estudios muestran el paulatino abandono de sus estudios doctorales, que logró mantener de forma regular hasta 1910. Dejó de matricularse luego, y tomó cursos como oyente (visitor) todavía en 1912, 1914 y 1915, último año que marca su registro oficial como estudiante de la Universidad de Chicago.103

¿Qué había ocurrido? Nos inclinamos por pensar en una problemática de índole económica que hizo que su padre dejase de sostener los estudios de su hija; de hecho, Ella comenzó a colaborar con la biblioteca de la universidad al menos desde 1908, al concluir la licenciatura y mientras realizaba los estudios de maestría que ya comentamos. Precisamente, el 1 de julio de 1911 inició un trabajo formal como bibliotecaria, al ingresar como cataloguing, catalogadora, con un sueldo mensual de 60 dólares. Esta percepción siempre fue modesta: pasó a 65 en 1912, 70 en 1914 y 85 dólares para 1918, su salario más alto ya como auxiliar (assistant).104 El Alumni Directory. The University of Chicago 1913105 registra su título (de 1908) y grado académico (para el año de 1910), y señala que trabaja en la biblioteca de la universidad. El mismo directorio, de 1919,106 registra que Ella llegó a ser auxiliar en la Harper Library de la Universidad de Chicago.

Los bibliotecarios de la Universidad de Chicago, desde 1912 la William Rainey Harper Memorial Library en honor al primer rector de la universidad,107 clasificaban de 50 000 a 60 000 libros por año, lo que elevaría a 545 890 los libros en poder de las bibliotecas de la Universidad de Chicago en julio de 1918.108 Entre las labores de los asistentes se encontraba la conformación de acervos bibliográficos especializados; la catalogación de materiales bibliográficos diversos; la compilación de bibliografías selectivas; la realización de trabajos avanzados de referencias, incluidas investigaciones independientes de fuentes raras a partir de su evaluación y estudio. El asistente debía tener a su cargo una colección extensiva de materiales especializados en un área del conocimiento.109

Durante este periodo, Ella vivía en la misma casa de la ahora llamada University Avenue.110 En todo caso, sigue ligada a su hogar paterno y pendiente de sus padres, Charles y Mary, y de su abuela, Elizabeth, de 82 años, todavía viva en 1920. Parece que se casó en 1919, a los 35 años, con George H. Chalmers, de ascendencia escocesa, nacido probablemente en 1893, en Illinois. El censo de 1920 ya la consigna con el apellido de su marido,111 al igual que los registros de la biblioteca de la universidad, donde todavía trabajó dos años más,112 ya que no está considerada para ser recontratada para el año 1921.113

Quizá la búsqueda de las oportunidades que ofrecía el "Lejano Oeste" motivó un cambio radical de la vida de Ella. Probablemente, en 1922 o 1923, todos los Satterthwait se desplazaron a Los Ángeles, California, donde los registra el censo de 1930. El esposo de Ella era comerciante (de alimentos al por mayor), por lo que podemos imaginarla ahora ayudando a su marido en esta actividad. El censo la reporta sin un trabajo formal, así que parece que no regresó a la vida universitaria que había conocido en Chicago. Tampoco tuvo hijos.114 Se hizo cargo de sus padres, sin que sepamos la fecha de la muerte de aquéllos; en cambio, sí puede decirse que Ella murió en Los Ángeles, el 11 de septiembre de 1940.115

Reflexiones

Como escribía antes, la "microhistoria" de la vida de Ella Satterthwait es fiel reflejo de la realidad vital de muchas mujeres estadounidenses de principios del siglo pasado. Parece evidente que las consideraciones que siguen fueron determinantes para explicar las dificultades que Ella encaró frente al contexto académico de su tiempo, y que explican por qué no llegó a realizar un aporte mayor en el campo de la naciente egiptología estadounidense.

En efecto, al inicio del siglo XX de ninguna manera se habían superado las ideas que mantenían a las mujeres fundamentalmente en la esfera privada, lejos de los logros de la vida académica. Uno de los mejores ejemplos que encontramos, procedente de la época de los años escolares de Ella, y síntesis del pensamiento muy extendido todavía en este momento, es el de William Hyde (The College Man and the College Woman, Houghton, Boston, 1906), quien considera que la mujer debe encargarse, para cumplir con su función social y en beneficio de la misma economía nacional, del medio doméstico:

La comida debe ser preparada y servida. La casa debe ser aprovisionada y mantenida en orden. La ropa debe ser ajustada para la persona que va a usarla, y mantenida limpia y presentable. Los niños deben ser criados separadamente e individualmente entrenados [...] De lo anterior se desprende que el lugar ideal de la mujer es el hogar, que sólo cuando un hogar no está comprometido puede la mujer aceptablemente entrar en otras actividades, y que incluso cuando se ve forzada a ganarse la vida, a ella debe prohibírsele el mundo de los grandes asuntos, ya que es un área exclusivamente masculina y entrar en tal orbe sería transgredir el "ideal femenino" ["womanly ideal"].116

¿Y qué profesiones eran recomendables para las mujeres obligadas por su situación personal a "transgredir el ideal femenino"? Aquellas que permitiesen la "producción para el inmediato consumo", esto es:

[...] enfermería, servicio doméstico, enseñanza, mecanografía, venta al menudeo en pequeñas comunidades, trabajo asalariado en fábricas y oficinas, medicina práctica, actuación, música, administración de las industrias locales como supervisoras personalmente conocidas por el administrador.117

Desafortunadamente, en esta enumeración no aparece la profesión de egiptóloga...

Para las mujeres, el camino a la educación universitaria fue difícil de alcanzar. Se pensaba incluso que los años de estudio que requerían las carreras universitarias afectarían su salud: el estudio estaba más allá de su esfera, el hogar, y desde luego de sus habilidades físicas y mentales. Se decía: "Las mujeres no saben pensar, ellas perciben y pueden asociar ideas, pero no ir más allá".118

Ello explica por qué, en 1836, a una de las seis aspirantes a entrar en la Universidad de Harvard, el presidente, Quincy, le dijo: "Querida, nosotros nunca permitimos mujeres en Harvard. Tú sabes que el lugar de las chicas está en el hogar".119 De hecho, fue hasta 1874, y en respuesta a las presiones de asociaciones femeniles como la Women's Association Education, de Boston, cuando la Harvard Corporation ofreció exámenes a las mujeres, avalados por profesores de la universidad.120

En 1862 la Yale University otorgó el primer grado de doctor a un hombre. En el campo de la educación, la primera tesis doctoral de una mujer se presentó en 1877 en la Boston University, por Helen Magill, alumna de Swarthmore. La siguieron los grados otorgados por Cornell, Syracuse y Pennsylvania, en 1880.121 Desde 1862 hasta la década de 1950, más de 130 000 doctorados se confirieron en este campo; de ellos, al menos 15 000 fueron obtenidos por mujeres.122

Yale estableció cursos superiores para mujeres en filosofía y artes en 1846, pero sólo hasta 1891 las admitió en los cursos de posgrado, al igual que hizo la Brown University. La Harvard Graduate School of Arts and Sciences fue establecida hasta 1872, y aceptó mujeres en sus cursos de posgraduados en 1894, y la correspondiente de la Universidad de Pensilvania en 1882. La Columbia University inició en 1890 los estudios superiores de filosofía para mujeres, y en 1892 en ciencias puras.123 La Johns Hopkins University las admitió a partir de 1907. En cambio, Princeton y la Universidad de Virginia permanecieron cerradas a las mujeres hasta 1970.124 De los colleges para mujeres, en 1907 tan sólo Bryn Mawr confería el doctorado.125

Precisamente, la Universidad de Chicago, inaugurada en 1892, fue una de las instituciones de educación superior pioneras por su completa igualdad en ofrecer oportunidades de estudio y, sobre todo, de desarrollo profesional tanto para hombres como para mujeres, de lo que pudo aprovecharse positivamente Ella. Entre 1892 y 1897, diez mujeres recibieron el doctorado y once la maestría en diversas ramas; incluso, cinco mujeres se incorporaron a las facultades de la universidad en 1892-1893 y diez en 1897-1898.126 Empero, además de ser pocas, tenían un muy lento proceso de promoción, más tardado que el de los varones y, a veces, con salarios menores a los de sus contrapartes.127

A pesar de todos estos logros, todavía en 1905, May S. Cheney, secretario de la Universidad de California, discutía en un artículo si "¿La naturaleza eliminará a las mujeres universitarias?".128 Esto, considerando la opinión de respetables y prestigiosos médicos, como G. Stanley Hall, que en una obra reciente, escribía: "De los datos con que contamos, parece que a más escolástica la educación de las mujeres, más pocos los hijos, y más difícil y más molesto el parto, y menor la habilidad para criar a los niños".

Otros estudios, de los doctores Hall y Smith, indicaban que la educación más avanzada de las mujeres:

[...] reduce el índice de matrimonio y de fertilidad, ya que menos de 50% de las graduadas de estos colegios se han casado, un gran porcentaje de aquellas que se han casado no tienen hijos y, para las que son madres, el número promedio de niños es menor a dos. En otras palabras, las clases universitarias ("college classes") han fallado en su autorreproducción. El hecho, si puede ser un hecho, que las mujeres universitarias tienden a ser estériles, fallan en reproducirse a sí mismas, parecería apuntar a una misericordiosa ley de la naturaleza que opera para eliminarlas.129

Afortunadamente, el autor concluía que no había tal peligro, ya que otros estudios demostraban que "no necesariamente" se presentaba tal relación entre los "altos estudios" y la esterilidad, y que en todo caso "el argumento más fuerte en favor de educar a las mujeres es que las prepara para ser más sabias y mejores madres. Si nuestro actual sistema de educación tiende a la esterilidad es nuestro deber encontrar un sistema diferente, el cual no opere en coartar a la más emprendedora y altamente desarrollada clase de la sociedad".130 Además de aconsejar que debía analizarse con mayor cuidado la evidencia de que la naturaleza había decretado "la progresiva exterminación de la mujer universitaria", indicaba:

¿No será que las mujeres que soportaron el embate del oprobio social en la lucha por la emancipación intelectual, se agotaron en este gustoso servicio a la humanidad, y dejaron para las mujeres que vengan luego ese perfecto ajuste al medio físico y social que probará que la mujer universitaria se adapta para sobrevivir? Hasta que el efecto del prejuicio heredado haya desaparecido, y permitamos a los jóvenes hombres y mujeres que se asocien naturalmente durante los años más favorables para el matrimonio, tendremos la respuesta final a la pregunta: "¿Qué hará la naturaleza con la mujer universitaria? ¿La asimilará o la eliminará?".131

El problema mayor y verdadero era la falta de oportunidades de trabajo para mujeres que estudiaban profesionalmente leyes o medicina, pues eran rechazadas sin más por la sociedad de su tiempo, que fuera del campo de la enseñanza elemental veía a las mujeres y su capacidad profesional con desconfianza.132 Por ello, a Ella se le aplica sin más otra realidad de su tiempo que se desprende del College Woman Graduate de 1907: de 3 800 alumnas egresadas de dos grandes colegios había tan sólo 33 doctoras ejerciendo su profesión, siete abogadas y dos ministras de la ley divina; 21 eran enfermeras, 50 escritoras, 100 se desenvolvían en el "mundo filantrópico", 85 en el trabajo en librerías, cinco eran actrices y dos arquitectas. O sea, 16% eran profesionistas y 84% "ya sea amas de casa o maestras". A partir de lo anterior se concluye:

[...] ya que las dos instituciones escogidas son prominentes por sus estándares de escolaridad, parecería ser una razonable inferencia que la mujer graduada universitaria de hoy es, en general, ya sea ama de casa o maestra. Muchas maestras, sin embargo, lo son de paso, ya que notablemente a través del matrimonio se convierten en amas de casa. El hogar, incluso más que la enseñanza, es entonces visto como la meta última y la realización de la vida de la mayoría de las mujeres universitarias.133

Solomon134 analiza con gran claridad las perspectivas de una mujer de principios del siglo XX luego de concluir, como Ella, sus estudios de nivel superior. Desde luego, ella presenta los casos de mujeres exitosas en el campo de la docencia y la investigación en universidades o en otros espacios.135

Curiosamente, en el campo de la egiptología Ella tuvo un ejemplo directo: el de Caroline Louise Ransom Williams, quien llegó a ser "por un tiempo profesora adjunta de arte y arqueología en el Bryn Mawr College; anteriormente curadora auxiliar en el Departamento Egipcio del Museo Metropolitano de Arte; directora honoraria de las colecciones egipcias de la Sociedad Histórica de Nueva York", entre otros importantes logros académicos. Fue la primera egiptóloga estadounidense formada como tal y al lado de Erman, como resultado del impulso de Breasted y, desde luego, de su esfuerzo personal. Fue la primera egiptóloga que se convirtió en miembro del Epigraphic Survey del Oriental Institute, en Luxor, en 1926. Ninguna otra mujer tendría tal honor de nuevo hasta la década de 1970. Sus publicaciones136 fueron muy apreciadas también.137

En cambio, Ella y muchas otras graduadas que, como ella, intentaron seguir el camino de los estudios universitarios se enfrentaron a las inevitables restricciones de su tiempo y a las reglas, escritas o tácitas, que marcaban su inserción académica. Como cita Solomon, la reflexión de una joven de la época:

Tú sabes que estoy muy ansiosa de irme a estudiar [medicina...] pero [aunque] trato de conformarme y estar contenta [...] no logro ser siempre paciente [...] Estoy aprendiendo todo lo relativo al cuidado de la casa y costura. Madre es una neoinglesa y me ha enseñado que ninguna verdadera mujer debe ser ignorante de la forma en que debe conducirse un hogar.138

También: "Fuerte, de veras, es la chica que puede decidir por sí misma dónde recae el deber, y seguir su decisión en contra de las fuerzas combinadas que la hacen retroceder".139

En efecto, "diversas fuerzas" actuaban sobre estas mujeres estadounidenses de generaciones entre 1870 y 1920, independientemente de su formación universitaria. Las opciones variaban, desde mantener la soltería hasta casarse. ¿Qué hacer luego de la graduación profesional?

Las graduadas universitarias [Graduating seniors] en las primeras dos generaciones no cuestionaban la creencia de que debían contener sus ambiciones dentro de los límites de la domesticidad. Con todo, mientras estas estudiantes pagaban tributo a la maternidad, nuevas oportunidades se presentaban derivadas del desarrollo social y económico en su vida, lo que forzaba a las mujeres educadas a refinar sus opciones, si bien no sin luchar para lograrlo. Las graduadas sentían agudamente el juego de las presiones impuestas por lo que su familia esperaba y lo que la educación superior representaba para ellas.140

De hecho el family claim, que Ella bien conoció, se imponía; es decir, la tradición de que una mujer adulta soltera tenía como primera obligación el cuidado de sus ancianos padres, aunado al hecho de que al inicio del siglo todavía entre las familias de clase media y alta el trabajo femenino era mal visto, a menos que el imperativo económico lo obligase si no había otro remedio.141

Así entonces, el matrimonio o una vida laboral limitada eran las salidas más comunes para muchas de las graduadas universitarias;142 de hecho, a pesar de que la variedad de trabajos para las mujeres se amplió considerablemente en el periodo entre 1890 y 1930, muchas mujeres todavía optaban por trabajar por pocos años al terminar sus estudios universitarios, tan sólo como un preludio a su "carrera de largo plazo": convertirse en esposas y madres.143

Por otra parte, el costo de la educación superior es otro factor que debe considerarse. Las becas para la realización de posgrados eran escasas y aún más para las mujeres, lo que obligaba, aun a los estudiantes más brillantes, a procurarse diversos trabajos para reunir fondos para sus estudios. En la misma Universidad de Chicago el número de becas que se ofrecieron generosamente a la apertura de la universidad no se continuó en la primera década del siglo pasado.144

Las becas no eran, por lo demás, suficientes para cubrir los gastos que implicaba la vida universitaria, sobre todo para los posgraduados, más para las mujeres, por lo que los sacrificios que algunas de ellas realizaron para lograr la culminación de sus estudios con la obtención del doctorado fueron ingentes.145 En el caso de Ella, el "problema" era mayor: o salía de Estados Unidos y se iba a Alemania a continuar sus estudios en egiptología, como hizo su tutor Breasted y su antecesora Williams, o permanecía ahí y cursaba un doctorado accesible en una universidad, concretamente en Chicago. Como vimos, se vio obligada a hacer lo segundo, sin éxito.

A manera de conclusión

¿Alguien pensaría, por tanto, reprocharle a Ella el no haber seguido la carrera de egiptóloga? ¿No acaso el mismo y gran egiptólogo James Henry Breasted, a los 21 años, parecía encaminarse hacia una fructífera carrera de farmacéutico? De hecho, entre 1882 y 1886 estudió la profesión en el Chicago College of Pharmacy, y comenzó a trabajar en una farmacia de Omaha, Nebraska, en el mismo 1886. Como escribió su hijo, Charles.146

Esta imagen de mi padre como un joven de veintiuno, parado detrás del mostrador de recetas de una farmacia anticuada, iluminada con luz de gas, con sus vasos de vidrio con líquidos de colores en las ventanas, su mezcla de olores medicinales, sus cajones de pared llenos de pequeñas gavetas con tiradores de porcelana, ostentando enigmáticas abreviaturas latinas en letras negras, siempre me ha llenado de una curiosa melancolía, y al mismo tiempo de una alarmante sensación. Él [James Henry Breasted] podría haberse deslizado fácilmente en el respetable olvido de una carrera farmacéutica.

Por su parte, el 26 de octubre de 1887, Breasted escribió a su hermana:

El mundo aparece muy hermoso ahora que tengo una misión en él, y la vida tiene un nuevo significado. Empiezo a estudiar en Chicago, en el Congregational Institute [Chicago Theological Seminary,] el próximo martes. No me juzgues desconsiderado en algo en particular. No seré una carga para mi padre.147

La "misión en la vida", que Breasted imaginaba era la de predicar el Evangelio, se convirtió en lo que hoy sabemos. Si bien sus padres acabaron por respetar su decisión de convertirse en un "orientalista" (cualquier cosa que eso significase), lo hicieron no sin la aprensión de que nada bueno iba venir de la decisión del joven James.148 Pronto se darían cuenta de lo infundado de su suposición, a pesar de lo cual al menos en una ocasión su padre dudó del futuro profesional de su hijo: "Ahora la pregunta es qué tiene que ver el viejo senackarib [sic] con juntar dinero para pagar la renta".149

Pero Ella Satterthwait no tuvo la misma suerte; o capacidad, o interés. A pesar de ello pudo escribir con brillantez, quizá por vez primera en nuestro continente, sobre las mujeres del Egipto antiguo, gracias a las orientaciones de Breasted y su propio talento.

Su aporte a la egiptología no llegó más allá, empero. En tanto pudo, no perdió el contacto con la vida universitaria y colaboró, modestamente, al crecimiento de la que es ahora una de las primeras universidades de Estados Unidos. Enfrentó la misma problemática que muchas mujeres continúan enfrentando para alcanzar su desarrollo profesional en el mundo académico. Quizá por ello, en su lecho de muerte, tal vez pensó: "Yo fui una víctima de la mística femenina".150 O del "ideal femenino", daría igual.

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**(N.B. Las fuentes primarias de archivo se citan en su oportunidad de manera puntual).

1Una versión muy resumida de este trabajo, en inglés, fue publicada previamente con los datos que se indican: José Carlos Castañeda-Reyes, “‘The Women of Ancient Egypt’. Life of Ella Satterthwait, American Pioneer in the Study of Ancient Egyptian Women”, Göttinger Miszellen, núm. 240, 2014, pp. 83-98.

2El autor agradece la amable autorización de la Regenstein Library, Department of Special Collections, de la Universidad de Chicago, y de los Oriental Institute Archives, de la misma institución, para la publicación de los materiales que se consignan en este trabajo. Asimismo, agradece la inapreciable asistencia en la investigación documental de la bibliotecaria Julia Gardner, del Special Collections Research Center de la Universidad de Chicago; de John Larson, archivista en jefe de los Oriental Institute Archives, Universidad de Chicago; de Rita Vázquez, secretaria adjunta, y John J. W. Plampin, secretario asistente, ambos de la Office of the University Registrar de la Universidad de Chicago, gracias a los cuales pude obtener valiosa información sobre la vida académica y personal de Ella. La asistencia de estas personas fue muy importante por la dificultad para encontrar datos sobre la vida de esta egiptóloga. Cabe mencionar que la investigación se desarrolló fundamentalmente en la Regenstein Library de la Universidad de Chicago y en los Archivos Nacionales de la ciudad de Washington, instituciones a las que agradezco su amable hospitalidad durante el desarrollo de la disquisición.

3Aquí podría abrirse una nota prácticamente inacabable. Citamos, en orden cronológico, tan sólo algunos estudios básicos que remiten a una amplísima bibliografía para el interesado en este tema: Etienne Drioton, “La femme dans l’Egypte antique”, La femme nouvelle, diciembre, 1950, pp. 8-38; Abdel Halim Nur El Din, The Role of Women in the Ancient Egyptian Society, El Cairo, Supreme Council of Antiquities. Ministry of Culture, s.a.; Jean Vercoutter, “La mujer en el antiguo Egipto”, en Pierre Grimal et al., Historia mundial de la mujer, 4 vols., Barcelona, Grijalbo, 1973, vol. I, pp. 56-135; Barbara Lesko, The Remarkable Women of Ancient Egypt, Berkeley, Scribe Publications, 1978; Christiane Desroches-Noblecourt, La femme au temps des pharaons, París, Stock, 1986; Gay Robins, Women in Ancient Egypt, Londres, British Museum Press, 1993; Joyce Tyldesley, Daughters of Isis. Women of Ancient Egypt, Londres, Penguin Books, 1994; José Carlos Castañeda Reyes, Señoras y esclavas. El papel de la mujer en la historia social del Egipto antiguo, México, El Colegio de México, 2008.

4Apud Christian Jacq, Les égyptiennes. Portraits de femmes de l’Égypte pharaonique, París, Perrin, 1996, p. 11.

5Ibid., p. 170.

6Mustafa El Amir, A Family Archive from Thebes. Demotic Papyri in the Philadelphia and Cairo Museums from the Ptolemaic Period, El Cairo, Ministry of Culture and National Orientation, 1959, p. 11.

7Eugène revillout, “Du rôle de la femme dans la politique internationale et le droit international de l’antiquité (Leçon d’ouverture du 17 décembre 1898)”, Revue Égyptologique, vol. IX, 1900, pp. 27-57.

8Ibid., p. 29.

9Eugène revillout, “Hypothèque légale de la femme et donations entre époux”, Revue Égyptologique, año 1, 1880, pp. 122-138.

10Eugène revillout, “La femme dans l’antiquité”, Journal Asiatique, vol. VII, 2a serie, 1906, pp. 57-102, 161-232, 345-392.

11Eugène revillout, La femme dans l’antiquité égyptienne, París, E. Leroux, 1909.

12Ibid., pp. 390-392.

13G. Paturet, La condition juridique de la femme dans l’ancienne Égypte, carta al autor por E. Revillout, París, E. Leroux, 1886.

14Ella satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, tesis, Universidad de Chicago, 1909.

15Como ejemplo comparativo, la tesis de Caroline Ransom Willams (1872-1952), la primera egiptóloga estadounidense preparada profesionalmente, formada al lado de A. Erman, en Berlín, a instancias de James H. Breasted. En Chicago, su “Partial Catalogue of the Collection of Greek Vases in the Art Institute, Chicago” (tesis, Universidad de Chicago, 1899) presenta un aparato crítico aún más sencillo que el de la tesis de Ella. Describe puntualmente cada ejemplar de la colección que estudia, sin realizar ningún estudio introductorio ni presentar conclusiones. Tiene tan sólo tres notas a pie de página, muy imprecisas en cuanto a las referencias que cita, según las reglas actuales. Como ejemplo, en su página 3: “(Note a.) In ‘Mykenische Vasen’ by Furtwaengler and Loeschcke, pl. xii, 80, is figured a vase”. O en su p. 14: “(Note a). Stephani insists that [...] Compte-Rendu, 1872, s. 180”.

16James H. breasted, Ancient Records of Egypt. Historical Documents from the Earliest Times to the Persian Conquest, 5 vols., Chicago, University of Chicago Press, 1906. Sobre la fecha de culminación de la obra cf. vol. i, p. XIX.

17Seguramente conocido por ella a través de la edición de P. Le Page Renouf (ed.), The Book of the Dead. Facsimile of the Papyrus of Ani in the British Museum, Londres, British Museum, 1890.

18Jacques de Morgan, Fouilles à Dahchour mars-juin 1894, Viena, A. Holzhausen, 1895.

19C. Richad Lepsius, Denkmäler aus Ägypten und Äthiopien, 12 vols., Berlín, Nicolai, 1849-1856.

20Adolf erman, Life in Ancient Egypt, trad. H. M. Tirad, Londres, MacMillan, 1894.

21Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 7.

22Ibid., p. 8.

23Ibid., p. 1.

24¿Dónde se explica mejor tal perspectiva que en la inscripción de Petosiris? “Señora de gracia, dulce de amor, de sabio y placentero hablar, benéfica en el consejo de sus escritos”; véase inscripción en Gustave Lefebvre, Le tombeau de Petosiris, 3 vols., El Cairo, IFAO, 1923, vol. I, pp. 10-12. Para los estudios sobre la condición jurídica de las mujeres egipcias, véase infra.

25Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 2.

26Esta temática ha sido estudiada ampliamente, sin que se pueda llegar a conclusiones muy seguras. Al menos entre los sectores de escribas y sacerdotes no se conocen muchos ejemplos de mujeres “letradas”. De entre ellos, destacan dos: uno de Deir el-Medina y el que contiene el papiro Leiden i 370. Edward Wente, Late Ramesside letters, Chicago, University of Chicago Press, 1967, núm. 5, pp. 27-28. Para Philippe Derchain (“Femmes. Deux notules”, Bulletin de la Société d’Égyptologie. Genève, núm. 23, 1999, p. 28) no hay duda: las mujeres podían escribir, y seguramente en un número más elevado de lo que se supone comúnmente. En cambio, Andrea McDowell (Village Life in Ancient Egypt. Laundry Lists and Love Songs, Oxford, Oxford University Press, 1999, p. 4) cree que el nivel de letralidad de Deir el-Medina era muy elevado, de 5% a 7.5%, tal vez cinco veces el promedio en el país como un conjunto. Empero, considera que el porcentaje específico de mujeres que leían y escribían no era elevado, sino bastante estrecho.

27Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 4. Un año antes de la elaboración de la tesis de Satterthwait apareció uno de los primeros estudios al respecto, hasta donde sabemos, el de M. A. Murray, Index of Names and Titles of the Old Kingdom, Londres, British School of Archaeology in Egypt, 1908. Años después vendría el trabajo de Edith Guest, “Women’s Titles in the Middle Kingdom”, Ancient Egypt, junio de 1926, parte 2, pp. 46-50. La lista de estudios posteriores al respecto es muy amplia. Destaca el de Dilwyn Jones, An Index of Ancient Egyptian Titles, Epithets and Phrases of the Old Kingdom, 2 vols., Londres, British Archaeological Reports, 2000.

28Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 7.

29El estudio clásico posterior al de los autores franceses ya citados es el de P. W. Pestman, Marriage and Matrimonial Property in Ancient Egypt. A Contribution to Establishing the Legal Position of the Woman, Leiden, E. J. Brill, 1961. Importante es también el trabajo general de Janet Johnson, “The Legal Status of Women in Ancient Egypt”, en Anne K. Capel y Glenn E. Markoe (eds.), Mistress of the House. Mistress of Heaven. Women in Ancient Egypt, Nueva York, Hudson Hill Press-Cincinnati Art Museum, 1996, pp. 175-186. Por su parte, Schafik Allam (“Women as Owners of Immovables in Pharaonic Egypt”, en Barbara S. Lesko [ed.], Women’s Earliest Records from Ancient Egypt and Western Asia. Proceedings of the Conference on Women in the Ancient Near East. Brown University, Providence Rhode Island November 5-7, 1987, Atlanta, Scholars Press, 1989, pp. 123-140) presenta evidencias de diversas épocas que muestran a la mujer como propietaria de bienes inmuebles; de hecho, desde inicios del Reino Antiguo se presenta con claridad esta situación.

30Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 15.

31Pensamos en casos diversos, como el de una aparente escriba, que se conoce a través del papiro de impuestos de Turín (p. 1895 + 2006) que menciona la carta de una dama llamada Henuttawy al escriba de la necrópolis, Esamenope, muy probablemente su marido. Parece que éste le había ordenado supervisar el recibo de grano transportado a Tebas en dos barcos, grano para el aprovisionamiento de Deir el-Medina y en general de Tebas, para los graneros reales. Parte fue robado, lo que comunicaba a su esposo para que él tomara medidas al respecto. El papiro Génova d 191 (Wente, Late Ramesside letters, op. cit., núm. 37) registra un incidente similar en el mismo Año 12 de Rameses XI. En total, Henuttawy está presente en cuatro entregas de grano, dos con su esposo y dos sola. Carta de la dinastía XX. Texto en Edmund S. Meltzer (ed.), Letters from Ancient Egypt, trad. Edward Wente, Atlanta, Scholars Press, 1990, p. 174. Cf. Deborah Sweeney, “Henuttawy’s Guilty Conscience (Gods and Grain in Late Ramesside Letter no. 37)”, Journal of Egyptian Archaeology, vol. LXXX, 1994, p. 211. Christian Jacq (Les égyptiennes, op. cit., p. 232) opina que, con excepción del ejército, estaban abiertos a la mujer la casi totalidad de sectores de actividad de la sociedad egipcia: las mujeres podían ser lo mismo jefa de una provincia o de cualquier dominio administrativo que ocupar el puesto de inspectora del Tesoro, supervisora de artesanos, de cantantes o de danzarinas, entre otras funciones. Desroches-Noblecourt (La femme au temps des pharaons, op. cit., pp. 259-260) presenta una argumentación similar. De una carta ramésida se ve que la viuda de Herihor, Nadjme, continuó jugando un papel esencial, como “gran dama de Tebas” (p. Berlín 10489, en Jaroslav Černy, Late Ramesside Letters, Bruselas, Fondation Égyptologique Reine Élisabeth, 1939, pp. 5460), pero ella pertenecía a los altos círculos de la sociedad. El autor concluye que es necesario ampliar la investigación, pero este caso habla de la posición de libertad de la mujer en Egipto antiguo. J. J. Janssen (“A Notable Lady”, Wepwawet, núm. 2, 1986, pp. 30-31) considera que, en general, las damas nobles estaban rodeadas de un personal de mujeres oficiales y supervisoras de sus diversas propiedades. Al respecto, cf. los casos que cita Jacq (Les égyptiennes, op. cit., pp. 249-250, 253, 256). La mujer aparece como administradora de grandes dominios agrícolas, entre otras funciones de supervisión de trabajadores.

32Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., pp. 16-17. Esta temática ha sido retomada por diversos autores luego de Ella. Recordemos tan sólo dos obras clave al respecto: el clásico estudio de William F. Edgerton, “The Strikes in Ramses III’s Twenty-Ninth Year”, Journal of Near Eastern Studies, vol. X, núm. 3, julio de 1951, pp. 137-145, y el estudio más reciente de Pascal Vernus, Affaires et scandales sous les Ramsès. La crise des valeurs dans l’Égypte du Nouvel Empire, París, Pygmalion, 1993.

33Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 9. La bibliografía posterior al respecto es amplísima. Véase un buen ejemplo en Ciro Cardoso, “Gênero e literatura ficcional: o caso do antigo Egito no IIo milênio a.C.” (mecanoescrito), s.p.i, pp. 20-29. El autor, egiptólogo latinoamericano, considera a Maat, y sobre todo a Isis, como ejemplos de un paradigma “positivo” en la consideración egipcia de la mujer; en cambio, Hathor, a pesar de su carácter también favorable, puede encarnar asimismo un paradigma “negativo”.

34Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 10.

35Temas ampliamente analizados luego. Recordemos tan sólo a Gillian Vogelsang Eastwood, Pharaonic Egyptian Clothing, Leiden, E. J. Brill, 1993. No puede dejar de mencionarse el interesante estudio de Gay Robins, “Hair and the Construction of Identity in Ancient Egypt, c. 1480-1350 B. C.”, Journal of the American Research Center in Egypt, vol. XXXVI, 1999, pp. 55-69.

36Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., pp. 11-12.

37Ibid., p. 21. Gay Robins realiza un análisis muy detallado de este aspecto en dos de sus obras básicas, Proportion and Style in Ancient Egyptian Art, Londres, Thames and Hudson, 1994, y The Art of Ancient Egypt, Cambridge, Harvard University Press, 1997.

38Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., pp. 17-20.

39Para el “caso Nefertiti”, cf. tan sólo los estudios de Julia Samson, entre otros, Amarna. City of Akhenaten and Nefertiti. Key pieces from the Petrie Collection, intr. por H. S. Smith, Londres, University College, 1972; Amarna. City of Akhenaten and Nefertiti. Nefertiti as Pharaoh, intr. H. S. Smith, Warminster, Aris & Phillips, 1978; “Akhenaten’s successor”, Göttinger Miszellen, núm. 32, 1975, pp. 53-58; “Nefertiti’s regality”, Journal of Egyptian Archaeology, vol. LXIII, 1977, pp. 88-97; “Akhenaten’s Co-regent Ankhkheprure-Nefernefru-aten”, Göttinger Miszellen, núm. 53, 1982, pp. 51-54; “Akhenaten’s Co-regent and Successor”, Göttinger Miszellen, núm. 57, 1982, pp. 57-59. Cf. la perspectiva más reciente de Aidan Dodson, Amarna Sunset. Nefertiti. Tutankhamun. Ay. Horemheb, and the Egyptian Counter-reformation, El Cairo, American University in Cairo Press, 2009.

40Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., pp. 21-24. Sobre esta temática también existen múltiples aportes. Véase tan sólo Catharine Roehrig, “Woman’s Work: Some Occupations of Nonroyal Women as Depicted in Ancient Egyptian Art”, en Anne K. Capel y Glenn E. Markoe (eds.), Mistress of the House, op. cit., pp. 13-24.

41Satterthwait, “The Women of Ancient Egypt”, op. cit., p. 24.

42Cf. la muy documentada e interesante biografía de Breasted de Jeffrey Abt, American Egyptologist. The Life of James Henry Breasted and the Creation of His Oriental Institute, Chicago, University of Chicago Press, 2011. La otra biografía fundamental del egiptólogo estadounidense es la de su propio hijo, Charles Breasted, Pioneer of the Past. The Story of James Henry Breasted, Archaeologist, Told by His Son..., Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1943.

43Salima Ikram et al., American Contributions to Egyptian Archaeology, El Cairo, The American Research Center in Egypt, 2006, p. 1.

44James H. breasted, “The Philosophy of a Memphite Priest”, en A. Erman y G. Steindorff (eds.), Zeitschrift für ägyptische sprache und Altertumskunde, vol. XXXIX, 1901, pp. 39-54.

45James H. breasted, A History of Egypt. From the Earliest Times to the Persian Conquest, Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1905.

46James H. breasted, A History of the Ancient Egyptians, Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1908, pp. VII-IX.

47Ibid., p. VIII.

48“[...] to make it [su nuevo libro] as fare as possible a history of the Egyptian people”. Considerando la importancia de la información en esta sección del artículo, dejamos el original en inglés en las notas a pie.

49Cabe mencionar que en el mismo año que Ella culminó su tesis de maestría, 1909, el otro gran egiptólogo en lengua inglesa, Alan Gardiner, publicó su estudio básico para la comprensión de ciertos aspectos de la historia social egipcia, The Admonitions of an Egyptian Sage from a Hieratic Papyrus in Leiden (Pap. Leiden 344 recto), Leipzig, J. C. Hinrichs’sche Buchhandlung, 1909. Nos referimos a la discusión de la posibilidad o imposibilidad del desarrollo de movimientos populares en el Egipto antiguo, como las “Admoniciones...” parecen atestiguar. Remitimos a nuestros estudios al respecto; fundamentalmente, José Carlos Castañeda Reyes, Sociedad antigua y respuesta popular. Movimientos sociales en Egipto antiguo, México, Conacyt-uam-Plaza y Valdés, 2003.

50James H. Breasted, The Dawn of Conscience, Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1934.

51The University of Chicago Library-Department of Special Collections (en adelante, UCL-DSC), Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13 [foja 1. No hay numeración. Es la primera del expediente].

52“We learn with some surprise through Mr. Dorsey this morning that you have invited the Field Columbian Museum to participate in the Egyptian expedition. We are wondering on what authority you have taken this step and we are surprised that you should take it without consulting us at the University. To do this would endanger altogether the funds that we are using for this purpose, and while there be much to be said in favor, it is to be understood that this is distinctly and exclusively a University of Chicago expedition. I am quite sure that you will see the importance of this now that the matter has been called to your attention”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: Carta de WR Harper a JHB, [Chicago,] 20 de octubre de 1905.

53“With regard with the Field Museum, I sent them only a question [doble subrayado en el original] of the following purport: ‘Provided Pres. Harper and the University Board of Trustees should approve, would you consider the possibility of contributing to our expedition?’ Our need of funds was so great that this way out occurred to me —but I was very careful to avoid any semblance of an invitation on my own responsibility. It was only a question which I sent them”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: Carta de WR Harper a JHB, [Chicago,] 20 de octubre de 1905.

54“May I say, with reference to the question of the Field Museum, that in my judgment it would have been better to have sent out the suggestion to us first, allowing the question to go to the Field Museum officers from the University directly if, in the Judgment of our Board of Trustees, that seemed a wise way to take up the matter”. ucldsc, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: Carta de WR Harper a JHB, [Chicago,] 21 de diciembre de 1905. Queda la duda de si efectivamente el presidente Harper escribió lo anterior. La carta salió de su oficina, pero parece referirse a Harper en tercera persona. La redacción de este documento es ambigua. Aparentemente Harper ya se encontraba enfermo en ese momento. Lo más probable es que la hubiese escrito Harry Pratt Judson, su asistente, quien fungía a inicios de 1906 como presidente interino (acting president) de la Universidad de Chicago, como se desprende de las cartas de Breasted de enero y febrero de ese año. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

55Respecto de este personaje, Charles Breasted (Pioneer of the Past, op. cit., pp. 121122) escribe: “mi padre comprendió demasiado tarde que este desarrollo [los obstáculos a sus publicaciones y a su mismo trabajo en la universidad] se debía en gran parte a las intrigas egoístas [de Harper]” (“to whose self-seeking intrigues my father realized too late these developments were in large part due”). Robert Francis Harper era profesor en el mismo Department of the Semitic Languages and Literatures, y curador de la colección asiria del Haskell Museum. Obtuvo el doctorado en la Universidad de Leipizig en 1886. Sería director general de la Oriental Exploration Fund desde 1906, y director de la American School for Oriental Study and Research in Palestine entre 1908 y 1909. Murió en 1914. The University of Chicago, Annual Register. 1908-1909, Chicago, 1909, pp. 25-26.

56Según se desprende de la documentación en UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: “Report of J. H. Breasted as a member of the Committee appointed on the proposed reorganization of Haskell Museum” [Chicago, 7 de julio de 1905].

57UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: “Budget of the annual running expenses of the Egyptian Expedition” [probablemente julio de 1905].

58UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: Cartas del presidente Harper a Breasted, Chicago, 2 y 4 de agosto de 1905.

59UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: Carta de Norman Miller, director de la University of Chicago Press, al presidente Harper, 9 de octubre de 1905.

60UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: Telegrama de Breasted al presidente Harper, El Cairo, 6 de diciembre de 1905.

61“[...] it was decided to put in the fourth volume an index not to exceed fifty pages”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13: Carta del Pesidente Harper a Breasted, 16 de noviembre de 1905.

62UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13. El archivo contiene diversos documentos en su caja 12, expediente 12, sobre la publicación de las ARE, que por falta de recursos, en determinado momento Breasted pensó en publicar en Alemania y romper el contrato ya firmado con la Universidad de Chicago. Además, le preocupaba la “competencia” de otros investigadores, que podían producir una obra que fuese una publicación rival de sus Ancient Records, que eran “agresivamente publicitadas” en las publicaciones especializadas de 1905. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 12: Nota de Breasted al presidente Harper, Chicago, 17 de abril de 1905.

63“I am planning a purely epigraphic campaign in Lower Nubia, which I think will do us credit, and save us from a fiasco. I shall make every effort to complete the work within the funds available, but under the present circumstances it will be difficult to avoid an overdraft of $500”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13.

64“The Board of Trustees has distinctly and explicitly refused to authorizedan [sic] overdraft for the appropriation for this year. It will be necessary, therefore, in some way, to keep the expenses inside the limits of the appropriation as made. I regret that we cannot find the funds for you, but the obvious policy seems to me to be to do less this year than you hoped, so that you may begin on the first of July with a clear sheet”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13.

65UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14. Puede consultarse un breve resumen de los logros de esta expedición en James H. Breasted, “The Egyptian Expedition of the University of Chicago”, The University Record, vol. XI, 1 de julio de 1906, pp. 32-33.

66UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14: Carta de Breasted al presidente Judson, Berlín, 12 de junio de 1907.

67UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14: Carta del presidente Judson a Breasted, Chicago, 13 de julio de 1907.

68“The financial report of the Auditor for the fiscal year closing June 30 [1907] is extremely interesting [...] The University Press shows a net increase as between income and expenditures of over $11 000. The actual deficit in the operation of the University for the year was less than estimated by nearly $10 000. The total gift paid in during the fiscal year amount to $5 926 989.90-the largest amount received by the University in any one fiscal year” (The University of Chicago, The University Record, vol. XII, 2 de octubre de 1907, pp. 55-57; la referencia está en p. 56).

69The University Record, “The American School for Oriental Study and Research in Palestine”, vol. XIII, 1 de julio de 1908, p. 28.

70UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14: Carta de Breasted al presidente Judson, Berlín, 13 de junio de 1907.

71“Sentimentally I am very much in favor of granting Mr. Breasted another year, namely this coming year, in Egypt. This arrangement was entered into by our committee last year. If, however, his return to Egypt would mean that we are to receive no more money for excavations in Bible lands, all sentiment must be thrown aside. Of course, the committee made this arrangement with Mr. Breasted because at that time there did not seem to be any further chance for excavations in Turkey”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

72“I should recommend that he be given the year in Berlin up to April 1st, 1908 with his full pay as Professor. It would then be a question whether he should receive the extra $700 which he has had from the expedition during the past two years”. Idem.

73“It seems to me clear, first, that it is not advisable to continue the Egyptian work, second, that if we can by any possibility obtain a firman for work in Turkey, that we ought not to let the opportunity slip. There are reasons which I think you understand, but which at all events I can make plain to you in conversation [itálicas mías], which make this course seem to me desirable. Mr. Breasted’s cable, I confess, I do not understand. In the light of his letters to you on the subject, it can hardly be that we are so far committed as to make it impossible to withdraw from Egyptian plans. I am inclined to cable him from New York, but on the whole prefer to wait for a conference with you before so doing”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

74“I have just received your letter of August 13, and have consulted with the other members of the Exploration Fund Committee, Professor Jewett and Dr. Smith. Personally I am very sorry that Professor Breasted is to be withdrawn from Egypt. The members of the Committee accept your recommendations, (1) with regard to stopping the work in Egypt, and (2) with regard to attempting to obtain a firman from Constantinople”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14: Carta de R. F. Harper al presidente Judson, Chicago, 18 de agosto de 1907.

75“Final instructions. All Egypt work necessarily stopped. Cancel obligation and supplies smallest possible loss. Leave extendedif [sic] desired April first next. Have written. Judson”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

76“(2) I was certainly even more surprised to learn that you paid little or not attention [sic] to my two cablegrams. I cannot myself understand such action. My training has been to keep within budgets, whether in connection with department, expeditions, libraries or journals. I think it should have occurred to you that we would not have cabled you to stop work in Egypt and to cancel fromer [sic] plans without great and sufficient reasons therefore”.

77“I mean what I have written in the most kindly spirit. During the past year I have done everything in my power to further your interests. I shall continue to do so in the future. There must be, however, more cooperation on your part and especially must you take your financial responsibility as connected with the various departmental interests more seriously”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

78“Two things have become clear: the first is that we cannot under any circumstances continue the work in Egypt after the present year. The second is that important considerations necessitate dropping the work all this year and directing our energies in other ways [...] It would have given me great pleasure if some of your ideas for future work could have been carried out. They were, however, impracticable”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

79“I have since received your letter of Aug. 26th. I regret to say that I am entirely without official information either from the President of the University or from the Director of the Oriental Exploration Fund as to the reason why the University of Chicago has broken its legal contract and its official pledge to me, to continue the work of the Egyptian Expedition for three years”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

80“I fully understand how great a disappointment this is to you and assure you that it is also a great disappointment here. There was, however, no other way. I think when you consider the matter in all its bearings you will change your mind as to breaking of a legal contract. So far as the ‘official pledge’ is concerned, the University of course retains the right to alter any of its plans for reasons that seem adequate”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

81UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

82En 1915, luego de la muerte de R. F. Harper el año anterior, se realizó una reorganización completa del Departamento de Lenguas Orientales; surgieron tres subdepartamentos, el de Lenguas Semíticas y Literatura, el de Egiptología y el de Lengua e Instituciones Rusas, y se planeó el surgimiento futuro del Subdepartamento del Lejano Oriente. Breasted quedó como director del departamento, del Haskell Museum y, a partir de su creación, del Oriental Institute. Seguía encargándose de todos los cursos de egiptología del ahora subdepartamento. The University of Chicago, Annual Register. July, 1920-Ju1y 1921, Chicago, 1921, pp. 161-172.

83De hecho, el fólder 14, donde se encuentra esta documentación, abarca de 1906 a 1913. El fólder 12, en cambio, cubre de 1903 a 1905. Y el fólder 15 inicia con un documento de 1916 y llega hasta 1921.

84“We have so many men abroad that I think we have reached the limit of what we can do this year”, Carta del presidente Judson a Breasted, Chicago, diciembre 21 de 1908. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 14.

85Su hijo Charles escribió que a algunos de los colegas de Breasted, “parecía como si el vino del éxito temprano se les hubiera subido ligeramente a la cabeza. Otros simplemente le envidiaban sus largas estadías en Europa y se sentían resentidos por lo que percibían como una popularidad efímera en él” (“it seemed as if the wine of early success had gone slightly to his head. Other merely envied him his long sojourns in Europe and resented what they appraised as his ephemeral popularity”). Pero su gran enemigo, “desde los días de New Haven”, era Robert Francis Harper, que incluso concibió la idea, según Charles, de lograr la renuncia de Breasted a su puesto en la Universidad de Chicago. Breasted, Pioneer of the Past, op. cit., pp. 121, 132.

86James H. Breasted, The Oriental Institute, Chicago, The University of Chicago Press, 1933, p. 33.

87Breasted, Pioneer of the Past, op. cit., pp. 212-214.

88Ibid., p. 216: “enmity [that] had now become a psychosis of sadistic persecution”.

89UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 15.

90“While I am writing you another letter, formally stating my willingness to finance Professor Breasted’s plan as modified by you, I desire to say to you, in confidence, that I stand ready to contribute to the University for the general purpose outlined in Professor Breasted’s plan, whatever sum may be needed during the period of five years [...] the interest in the enterprise which I had expressed to you would make you free to ask me to add to the budget for which he [Breasted] has asked”.

91Como se desprende de la documentación que estudiamos, y que ya no citamos por exceder los límites de nuestra investigación central. Cf. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólderes 15 y 16, y ramo The Harold H. Swift Papers, caja 168, fólderes 1-2.

92“My dear President Judson...”. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 15. Sobre esta “expedición del retorno” de Breasted a Egipto, cf. James H. Breasted, The Oriental Institute of the University of Chicago. A Beginning and a Program, Chicago, The University of Chicago Press, 1922, pp. 1-2. Cf. también sobre la importancia de esta primera expedición del naciente Oriental Institute, Geoff Emberling (ed.), Pioneers to the Past. American Archaeologists in the Middle East 1919-1920, Chicago, The Oriental Institute of the University of Chicago, 2010.

93Respecto de Robert Francis Harper, Charles Breasted (Pioneer of the Past, op. cit., p. 122) recoge la anécdota de una conversación entre Breasted y su esposa, Frances, en esta época tan compleja para la vida personal y académica de Breasted. Éste le dijo a su esposa: “Tal vez el pequeño presidente [Harper] ha movido las piezas [en apoyo a Breasted] porque siente que he intentado moverme muy rápido a expensas de Robert Francis. Pero sólo tengo que esperar, ya lo verás, su hermano se derrotará a sí mismo” (“Perhaps the little President [Harper] has turned the tables [en el apoyo a Breasted] because he feels that I have tried to move too fast at the expense of Robert Francis. But I have only to waityou will see, his brother will defeat himself”). No sin una buena pelea antes, empero.

94Ikram et al., American Contributions..., op. cit., p. 33.

95“One thing I know: my soul is filled with mercy for every creature, and I will trust that mercy and follow it as if it came from on high. Perhaps it does”. UCL-DSC, Archival Biographical Files. Biographical file of James H. Breasted: Service in Memory of James Henry Breasted, Chicago, 1936, p. 6.

96College record matrix number 20325, Archivo de la Office of the University Registrar, University of Chicago.

97The University of Chicago, Oriental Institute Archives, Office Files of James Henry Breasted, 1909.

98Nuestra reticencia a admitir la asesoría directa de Breasted se debe a que la información escolar de Ella no es clara al respecto. Se menciona tan sólo el nombre de Breasted ligado al “examen final” en la fecha indicada, sin especificar si fue el director de tesis, lo cual nos parece, empero, lo más probable. Debe decirse también que, según una carta de Breasted a Harper del 18 de julio de 1905, se desprende que en su Departamento las tesis se aprobaban de manera colectiva en una reunión académica. UCL-DSC, Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations’s. Records, caja 12, fólder 13. Del estudio de esta documentación se desprende el interés de Breasted por la vida académica de sus estudiantes. Siempre se preocupó por conciliar su trabajo docente con su fecunda vida de investigación.

99California Death Index 1940-1997, Sacramento, Estados Unidos; State of California Department of Health Services. Center for Health Statistics. [base de datos en línea] [Provo, UT, USA. Ancestry.com, consultado el 25 de mayo de 2012.] La búsqueda de información sobre la vida de Ella Satterthwait fue una labor difícil. En los Archivos Nacionales de Washington encontramos la orientación necesaria para ello. La información se completó en la medida de lo posible con los datos que obtuvimos en la Universidad de Chicago, lo que se cita en su oportunidad.

100The University of Chicago: Annual Register. July, 1904-July 1905, Chicago, 1906, p. 443; Annual Register. July, 1906-July 1907, Chicago, 1907, p. 383; Annual Register. July, 1907-July 1908, Chicago, 1907, p. 505, y Annual Register. July, 1909-July 1910, Chicago, 1910, p. 479.

101Breasted impartía la mayoría de los cursos sobre Oriente antiguo en el Department of Semitic Languages and Literatures: “104. Egyptian archaeology and the Old Testament... 118. Egypt, Babylonia and the Early Orient. 120. Europe and Asia in the Egyptian Monuments”. Y la sección completa sobre egiptología: “VII. Egyptian Language and Literature”, 11 cursos, a saber: “Beginner’s Hieroglyphic; Translation of Egyptian Texts; Late Egyptian; Egyptian Literature; Pyramid Texts; Egyptian Texts of the Graeco-Roman Period; Coptic Language; Coptic Language. Sahidic Dialect; History of Egypt; Egyptian Archaeology; Egyptian Life and Antiquities”. Annual Register 1909-1910..., op. cit., pp. 271-278.

102The University of Chicago, Annual Register 19101911, Chicago, 1911, p. 469.

103College record matrix number 20325, en loc. cit.; Annual Register 1908-1909..., op. cit., p. 510; The University of Chicago, Annual Register 1912-1913, Chicago, 1912, p. 488, y Annual Register 1915-1916, Chicago, 1916, p. 565.

104Tabulador de puestos y salarios en la biblioteca de la Universidad de Chicago, UCL-DSC, University Library Records Series II, 1910-1928, caja 12, fólder 15, y caja 16, fólder 8.

105The University of Chicago, Alumni Directory. The University of Chicago 1913, Chicago, 1913, p. 84.

106The University of Chicago, Alumni Directory. The University of Chicago 1919, Chicago, 1920, p. 301.

107The University of Chicago, Annual Register. Covering the Academic Year Ending June 3, 1917 with Announcements for the Year 1917-1918, Chicago, 1918, p. 404.

108The University of Chicago, Annual Register. Covering the Academic Year Ending June 3, 1918 with Announcements for the Year 1918-1919, Chicago, 1919, p. 422.

109Documentos internos de la biblioteca de la Universidad de Chicago. UCL-DSC, University Library Records Series II, 1910-1928, caja 16, fólderes 1 y 12.

110The University of Chicago, Address Book, Autumn Quarter 1915, Chicago, 1915, p. 76.

1111920 United States Federal Census. [base de datos en línea] [Provo, UT, USA: Ancestry.com, consultado el 15 de mayo de 2012.]

112The University of Chicago, Annual Register. Covering the Academic Year Ending June 3, 1919 with Announcements for the Year 1919-1920, Chicago, 1920, p. 437.

113Documento interno de la biblioteca de la Universidad de Chicago. UCL-DSC, University Library Records Series II, 1910-1928, caja 16, fólder 14.

114Datos e inferencias a partir del Fiftenth Census of the United States 1930. Population Schedule. [base de datos en línea] Block 111, Sheet No. 6 B. [Provo, UT, USA: Ancestry.com, consultado el 25 de mayo de 2012.]

115California Death Index 1940-1997, loc. cit.

116Apud Thomas Woody, A History of Women’s Education in the United States, 2 vols., Nueva York, The Science Press, 1929, vol. I, p, 103. Con ello se retomaban conceptos muy comunes a lo largo del siglo XIX: “Para muchos de los escritores de las décadas antes de la Guerra Civil, el concepto de mujer como esposa era una extensión y una glorificación de la mujer como madre”. Apud. Eleanor Wolf Thompson, Education for Ladies 1830-1860. Ideas on Education in Magazines for Women, Nueva York, King’s Cross Press, 1947, p. 37.

117Apud Woody, A History of Women’s Education..., op. cit., vol. I. p. 102. El autor recoge diversas opiniones por el estilo, imperantes a lo largo del siglo XIX y a principios del siglo XX en Estados Unidos.

118Elene Wilson Farello, A History of the Education of Women in the United States, Nueva York, Vantage Press, 1970, pp. 169, 170.

119Apud. ibid., p. 165.

120Barbara Miller Solomon, In the Company of Educated Women. A History of Women and Higher Education in America, New Haven, Yale University Press, 1985, p. 54.

121Ibid., p. 134.

122Farello, A History of the Education of Women..., op. cit., pp. 464-465.

123Woody, A History of Women’s Education..., op. cit., vol. II, pp. 333-334.

124Solomon, In the Company of Educated Women, op. cit., p. 134.

125M. Carey Thompson, “Present Tendencies in Women’s College and University Education”, The Association of Collegiate Alumnae Magazine, serie III, núm. 17, enero de 1908, p. 58.

126Sobre la educación y la vida universitaria femeninas en la Universidad de Chicago, véase Mónica Mercado y Catherine Turk, “On Equal Terms”. Reeducating Women in the University of Chicago, Chicago, The University of Chicago Library, 2009.

127Woody, A History of Women’s Education..., op. cit., vol. II, pp. 327, 330-331, 333-337.

128May S. Cheney, “Will Nature Eliminate the College Women?”, The Association of Collegiate Alumnae Magazine, serie III, núm. 10, enero de 1905, pp. 1-9.

129Ibid., p. 3.

130Ibid., p. 4.

131Ibid., pp. 4, 9.

132Woody, A History of Women’s Education..., op. cit., vol. II, pp. 321-323.

133Ibid., p. 323. Un reporte mucho más amplio, que muestra las diversas posibilidades de trabajo para las mujeres en las primeras décadas del siglo XX, en Elizabeth Kemper Adams et al., “College Women in Non-teaching Occupations: A Study Made by the Committee on Vocational Opportunities Other than Teaching”, The Journal of the Association of Collegiate Alumnae, vol. VI, núm. 2, marzo de 1913, pp. 73-88.

134Solomon, In the Company of Educated Women, op. cit., capítulo VIII.

135Ibid., p. 116.

136Caroline Ransom Willams, Couches and Beds of the Greeks, Etruscans, and Romans. A Dissertation Submitted to the Faculty of the Graduate School of Arts and Literature, in Candidacy for the Degree of Doctor of Philosophy, Chicago, The University of Chicago, 1905; The Stela of Menthu-Weser, Nueva York, The Metropolitan Museum of Art, 1913; “A Study of Its Decorative and Inscriptional Features”, en The Tomb of Perneb, Nueva York, The Metropolitan Museum of Art, 1916, pp. 47-79; Gold and Silver Jewelry and Related Objects, Nueva York, The New York Historical Society, 1924.

137Véase la biografía completa de Ransom Williams en Barbara S. Lesko, “Caroline Louise Ransom Williams 1872-1952”, documento s.f.

138Nancy N. Barker, “Fall 1875”, en Vassar Alumnae Magazine, núm. 47, p. 28, apud Solomon, In the Company of Educated Women, op. cit., p. 115. De hecho, entre los pocos cursos en preparación al doctorado que Ella siguió se encuentran “Applic. Of Heat to Food Mater” y “Food Preparation”. College record matrix number 20325, loc. cit.

139Charlotte Perkins Gilman, en The Home, 1903, apud Solomon, In the Company of Educated Women, op. cit., p. 115.

140Solomon, In the Company of Educated Women, op. cit., p. 116.

141Sobre los prejuicios a principios del siglo XX en contra del trabajo femenino, véase Edith Abbott, “The Working Woman and the Public Moralist”, The Association of Collegiate Alumnae Magazine, serie III, núm. 18, diciembre de 1908, pp. 12-18.

142Véase Annie Crosby Emery [decana de mujeres en la Universidad de Wisconsin], “The Method and Aims of Graduate Study for Women”, The Association of Collegiate Alumnae Magazine, serie III, núm. 3, febrero de 1900, pp. 12-18, 9-18; específicamente, pp. 12-13. También Marguerite Witmer Kehr (“A Comparative Study of the Curricula for Men and Women in the Colleges and Universities of the United States”, The Journal of the Association of Collegiate Alumnae, vol. XIV, núm. 3, diciembre de 1920, pp. 3-26) analiza las profesiones que más comúnmente adoptaban las graduadas del college o de la universidad. En este orden: enseñanza (teaching); servicio social (organizaciones de caridad, cuidado de niños, tratamiento de infractores sociales, entre otros); trabajos en bibliotecas (el caso de Ella); negocios; trabajo literario (autor, bibliógrafo, editor, traductor, entre otras); trabajo en el medio religioso (misioneras, monjas, asistente de pastores); trabajo administrativo en el campo de la educación; servicios personales (secretarias privadas, ayudantes de crianza de niños); trabajo profesional en campos como medicina, enfermería, arquitectura, ingeniería, entre otros.

143John L. Rury, Education and Women’s Work. Female Schooling and the Division of Labor in Urban America, 1870-1930, Albany, State University of New York Press, 1991, pp. 91-93.

144Solomon, In the Company of Educated Women, op. cit., p. 136. Sobre el monto y las características para el otorgamiento de “Fellowships” (de 120 a 520 dólares al año) y “Scholarships” en 1907 en la Universidad de Chicago, véase The Association of Collegiate Alumnae Magazine, “Scholarship Opportunities Offered to Women Students by Institutional Members of the Association of Collegiate Alumnae”, serie III, núm. 15, noviembre de 1907, p. 6. De hecho, las dificultades de las mujeres para continuar estudios postsecundarios en Estados Unidos ha recibido la atención de los especialistas y de las dependencias gubernamentales desde hace años. Cf., como ejemplo, Esther Manning Westervelt, Barriers to Women’s Participation in Postsecondary Education, A Rev of Research and Commentary as of 1973-74, Washington, U. S. Department of Health, Education and Welfare-Education Division-National Center for Education Statistics, 1975.

145Solomon, In the Company of Educated Women, op. cit., p. 135-137. Una discusión sobre estos típicos departamentos universitarios “para mujeres” en la época en la que Ella ingresó a la Universidad de Chicago, en R. H. Jesse [presidente de la University of Missouri], “The Position of Household Economics in the Academic Curriculum”, The Association of Collegiate Alumnae Magazine, serie III, núm. 10, enero de 1905, pp. 24-29.

146Breasted, Pioneer of the Past, op. cit., pp. 14-15.

147Ibid., p. 17.

148Ibid., pp. 22-24.

149Apud Abt, American Egyptologist, op. cit., p. 18.

150“I was a victim of the feminine mystique”, como escribió Renee Kogel, “The Reentry Experience”, en Irene Thompson y Audrey Roberts (eds.), The Road Retaken. Women Reenter the Academy, Nueva York, The Modern Language Association of America, 1985, p. 9. Las vicisitudes que narra la autora para retomar sus estudios luego de su matrimonio y su maternidad, y para alcanzar un lugar en un mundo académico dominado por los hombres, son muy aplicables al caso de Ella en ciertos aspectos. La gran diferencia es la época: la década de 1910 en un caso, y las de 1950-1980 en el otro. ¿Qué habría logrado Ella Satterthwait en ese periodo más reciente?

Recibido: 01 de Agosto de 2013; Aprobado: 25 de Octubre de 2013

aCorrespondencia: Dirección institucional del autor: Departamento de Filosofía. Historia Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa Michoacán y La Purísima Col. Vicentina, Iztapalapa 09340, México, D.F. mrwti@xanum.uam.mx. t3myt75@yahoo.com.mx

José Carlos Castañeda Reyes.

Historiador y arqueólogo. Egresado de la Escuela Normal Superior de México, de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Maestro y doctor en estudios de Asia y África, especialidad Medio Oriente por El Colegio de México. Estudios de posgrado en egiptología y arte faraónico en la Facultad de Arqueología de la Universidad de El Cairo, Egipto. Profesor-investigador en el Departamento de Filosofía, Área de Historia del Estado y de la Sociedad, Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa. Investiga en torno de la historia antigua del Medio Oriente y la historia del islam clásico. Se interesa especialmente por la historia social del Egipto antiguo, concretamente movimientos populares en esta civilización, campo de estudio que ha proyectado también hacia la historia económico-social del Egipto contemporáneo. Colabora igualmente en proyectos de investigación arqueológica en México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II (2006).

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