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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.73 no.4 Ciudad de México abr./jun. 2024  Epub 22-Abr-2024

https://doi.org/10.24201/hm.v73i4.4532 

Reseñas

Sobre Ada Ferrer, Cuba: An American History

Julio David Rojas Rodríguez1 

1El Colegio de México

Ferrer, Ada. Cuba: An American History. Nueva York: Scribner Book Company, 2021. 576p. ISBN: 978-150-115-455-3.


La historia que se imparte a los escolares cubanos contiene una gran unidad conocida como “Diferendo Cuba-Estados Unidos”. Los cubanos aprenden desde pequeños acerca de la Doctrina Monroe, el Destino Manifiesto, la voladura del acorazado Maine, la humillación de Calixto García a manos del general Shafter, la invasión de Playa Girón y el bloqueo o embargo estadounidense. Esta percepción de la historia como vivencia compartida, habitual para los cubanos, quizá sólo ha sido experimentada por los estadounidenses durante la guerra hispano-cubano-americana (1898) y durante la crisis de los misiles (1962).

La historia compartida de Cuba y Estados Unidos es una relación compleja de desencuentros, ambiciones imperiales, explotación racial, revoluciones pospuestas o traicionadas y las personas en el medio. Ada Ferrer, historiadora cubanoamericana y profesora de la Universidad de Nueva York, especialista en estudios de Cuba, revoluciones, esclavitud y nacionalismos, ha escrito un libro que aspira a reconciliar el diferendo cubanoamericano o, en palabras de la autora, “[…] superar las enemistades arraigadas de más de medio siglo en ambos países” (p. 6).

Cuba: An American History es una narración de larga duración que condensa más de cinco siglos de historia cubana. Comienza con los habitantes originarios de la isla, los taínos, y concluye con la muerte de Fidel Castro, el proceso de deshielo iniciado por Barack Obama, el cambio de rumbo trumpista y el movimiento de desobediencia civil San Isidro. El libro está conformado por 12 secciones, 33 capítulos y 576 páginas.

Las primeras cinco secciones del libro nos cuentan la historia colonial de Cuba. Ada Ferrer nos introduce a Hatuey, cacique indio que luchó contra la colonización española, escribe sobre la Virgen del Cobre y la religiosidad que sirvió de amalgama entre indios, españoles y africanos y fundamento para la nación cubana, y sobre las relaciones comerciales y políticas entre las 13 colonias de Norteamérica -luego Estados Unidos de América- y la colonia española de Cuba.

Dos acontecimientos clave en esta etapa -que va desde 1492 hasta 1898- son la toma de La Habana por los ingleses y la Revolución de Haití. Ambos acontecimientos impulsaron el desarrollo de la plantación azucarera y la esclavitud africana. El azúcar y la esclavitud son dos de los elementos que unen a Cuba y a Estados Unidos. A partir de 1868 comienza un proceso de luchas independentistas que termina cuando Estados Unidos interviene decisivamente en la guerra en 1898, luego de que explotase el acorazado Maine en el puerto de La Habana (p. 152).

Las secciones V a VIII discuten el nacimiento y desarrollo de la República de Cuba. Este bloque comienza con la ocupación militar es ta do uni den se y la adición forzosa de la Enmienda Platt a la Constitución cubana de 1901 (p. 178). Esta enmienda estipuló que Estados Unidos podía intervenir militarmente en Cuba a su conveniencia y generó entre los cubanos el sentimiento de que el vecino norteño les había escamoteado la independencia absoluta. Podemos ver en estos capítulos cómo el sentimiento del pueblo cubano hacia Estados Unidos evoluciona. La admiración por el gobierno republicano se transforma primero en antiplattismo y desconfianza para luego, consumadas décadas de injerencia política e intervenciones militares, transformarse en antimperialismo.

En las secciones IX a XII está la historia de la revolución del pueblo cubano contra la dictadura de Batista y su posterior radicalización. Partidos políticos, organizaciones civiles y exiliados se unieron para deponer a Fulgencio Batista y restablecer la Constitución progresista de 1940. Fidel Castro y su grupo, ante el asesinato y fracaso de los demás líderes y grupos revolucionarios, obtuvieron el liderazgo del proceso y triunfaron en enero de 1959 (p. 315).

En los años subsiguientes Fidel transforma la revolución democrática, popular y agrarista en una revolución socialista y antiimperialista, contra el capital privado y contra el imperialismo estadounidense. Inmediatamente vemos las sucesivas y distintas olas de migraciones cubanas hacia Estados Unidos (p. 401) y la formación del lobby cubanoamericano en la Florida. Luego de décadas de enfrentamientos en la arena internacional y bilateral, en 2016 los gobiernos de Estados Unidos y Cuba comenzaron un proceso de deshielo que luego fue revertido por el presidente Donald Trump (p. 463).

Cuba: An American History es un texto histórico de alto valor. No es una historia diplomática o política tradicional, sino que integra raza, género, geografía y sociedad en una historia social que busca contar las relaciones entre los bajos, los medios y los altos -como diría George Orwell- de forma que todos sean protagonistas. En la narración de Ferrer participan la Virgen del Cobre, los presidentes de Estados Unidos, la bahía de La Habana y la población esclavizada de Cuba. Ésta es una de las fortalezas del libro, que logra conectar armoniosamente la history from below o historia de las gentes sin historia con el material habitual de las historias políticas.

Señalar la presencia excesiva de Estados Unidos en la historia cubana no es noticia. Lo novedoso es usar la historia compartida de los dos países como un espejo donde cada uno se mira para verse desde la otra orilla y conocerse mejor (p. 451). En este sentido, el libro de Ada Ferrer trastorna la autopercepción estadounidense. Mirado desde la Cuba de la Enmienda Platt, varias veces intervenida militarmente, el imperio por la libertad de los estadounidenses se convierte en un imperio egoísta.

El reflejo que devuelve la historia compartida en el ámbito racial, asimismo, deja mal parado a Estados Unidos. Tanto en Cuba como en Estados Unidos se desarrollaron sociedades esclavistas; no obstante, las luchas independentistas cubanas propiciaron que el negro y el blanco lucharan hombro con hombro contra el colonialismo español, forjando la nación dentro de la unidad racial. Mientras las leyes de Jim Crow segregaban a la sociedad estadounidense, en la visión política de cubanos como José Martí y Calixto García “[…] la nación nació explícita, casi literalmente, de la unidad racial” (p. 140).

Ada Ferrer describe la conformación y devenir de la voz del pueblo cubano con singular maestría. Los cubanos se reconocieron como una voz distinta a la metrópoli española, que se nutrió de la religiosidad de hispanos y africanos y se cimentó en la lucha anticolonialista. A continuación, el pueblo se dio partidos políticos, sindicatos, grupos de veteranos, organizaciones mutualistas, iglesias, logias masónicas, grupos universitarios, en fin, un sinnúmero de megáfonos para hacerse oír.

Sí, Estados Unidos y los dictadores Gerardo Machado y Fulgencio Batista ignoraron en su momento la voz del pueblo cubano, pero éste les respondió con resentimiento y revolución. Luego llegó Fidel Castro y la multiplicidad de voces dio paso a un llamado de mando que gran parte del pueblo decidió adoptar en nombre de la soberanía nacional, aconteciendo que mientras más soberanía se parecía tener, menos voz propia parecía quedarle al pueblo.

Sin embargo, el pueblo nunca desaparece completamente del libro de Ferrer. El mejor ejemplo es el barrio obrero y mayormente negro de San Isidro, que aparece primero como el distrito de la prostitución, feudo del famoso proxeneta Alberto Yarini (p. 196) y luego, más de 100 años después, como foco de activismo y protestas antigubernamentales (p. 464).

Pocos libros de historia muestran las motivaciones del autor como lo hace Cuba: An American history. Ada Ferrer trae a su familia y a sus ancestros a la historia, no como una concesión egoísta sino como quien enmienda una injusticia (p. 473). Alguien podrá ver en esta incorporación explícita de motivaciones personales un problema, pero de aquí nace uno de los aportes más relevantes del libro.

Ada Ferrer, cubanoestadounidense, apela a la historia para comprender su herencia y comprenderse a sí misma, y propone esta operación como terapia para ambos pueblos. Si Cuba y Estados Unidos desean establecer una relación saludable deben aprender de su historia compartida, mirarse en el espejo común. Cuba: An American History es también, en este sentido, una iteración literaria de la política de Barack Obama y Ben Rhodes para acercar a ambos países aplicando la historia como herramienta de reconciliación.

Quizá la pregunta más importante que podemos hacerle a Cuba: An American History es ¿podemos realmente aprender de la historia? Este libro, por lo magistral de su prosa, porque genera empatía y curiosidad en ambas orillas del estrecho de la Florida y por lo actual y urgente de su tema, va a cosechar muchos éxitos. Sin embargo, su éxito último descansa en la respuesta a la interrogante anterior. Ada Ferrer cree que sí (p. 470). Es debatible, pero si fuese posible aprender de la historia compartida, Cuba: An American History nos da las lecciones que debemos memorizar. La más importante de ellas es que los gobernantes de Cuba y Estados Unidos tienen que escuchar la voz de sus pueblos.

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