SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.73 número3Sobre Federico Martocci, Con los pies en el surco. Instituciones estatales y actores de la ciencia agropecuaria en La Pampa (1958-1983)Sobre Claudia Masferrer (coord.), Migración y desigualdades ante la pandemia de Covid-19 en México y Estados Unidos índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.73 no.3 Ciudad de México ene./mar. 2024  Epub 22-Ene-2024

https://doi.org/10.24201/hm.v73i3.4475 

Reseñas

Sobre Ariel Rodríguez Kuri, Historia mínima Las izquierdas en México

Sebastián Rivera Mir1 

1El Colegio Mexiquense

Rodríguez Kuri, Ariel. Historia mínima Las izquierdas en México. Ciudad de México: El Colegio de México, 2021. 228p. ISBN: 978-607-564-235-2.


En los últimos años, la historia de las izquierdas se ha convertido en un campo historiográfico propio, con revistas especializadas, centros de investigación y decenas de libros publicados anualmente. Estudiar la trayectoria de una amalgama de grupos, prácticas, propuestas ideológicas, manifestaciones culturales, en muchos casos fragmentada, repleta de disputas y conflictos, dispersa y múltiple, implica una serie de desafíos que han sido tierra fértil y áspera para sociólogos, politólogos, antropólogos, historiadores, entre otros investigadores sociales. En ese contexto, la posibilidad de escribir una historia mínima de las izquierdas no sólo implica problemas metodológicos, sino que posiciona a su autor en el medio de un escenario polémico.

El texto de Ariel Rodríguez Kuri no es condescendiente, no evade prácticamente ninguna de las grandes disputas que atravesó a las izquierdas mexicanas a lo largo del siglo XX. Por supuesto, si en la actualidad tenemos la posibilidad de utilizar el plural, esto sucedió es ca samen te en el periodo en cuestión para los militantes de estos sectores, quienes pugnaron, a veces de manera violenta, por convertirse en la única o al menos la vanguardia de una izquierda en singular. Esta posición en ocasiones chocaba con el devenir estratégico y táctico que muchas veces asumieron los distintos representantes de las izquierdas buscando actuar en unidad con todas las fuerzas, ya fueran “antifascistas”, “antiimperialistas” o “democráticas”. Esta tensión podría con side rar se uno de principales hilos del libro, algo que explica numerosos derroteros de las distintas agrupaciones mencionadas. Por un lado, encontramos la necesidad imperiosa de confluir con otros actores, pero, por otro, observamos que al mismo tiempo se desarrollaban procesos de construcción política e identitaria que se esforzaban en remarcar las divergencias. Ése pareciera ser el sino de las izquierdas mexicanas.

Sin perder la cronología, Rodríguez Kuri se despega de una explicación lineal de las problemáticas que va enfrentando. Los más de 20 apartados en que se divide el libro, desde los inicios del siglo hasta la reciente transición democrática, pasando por Lombardo Toledano, Revueltas, el 68, entre otros temas, han sido seleccionados a modo de pintura abstracta que busca problematizar determinadas concepciones, más que mostrar un relato homogéneo y sin ambigüedades. En este sentido, la elección de una obra de Fernando García Ponce para ilustrar la portada no es azarosa. Donde otro editor podría haber puesto una de las repetidas imágenes del muralismo mexicano, se optó por una pintura que quiebra las representaciones tradicionales de las izquierdas mexicanas. En otras palabras, esta historia mínima desde su misma cubierta nos advierte que se trata de un libro que cuestiona las lógicas acostumbradas para pensar la historia política de México.

A diferencia de otros intentos, Rodríguez Kuri no dedica muchas páginas a definir abstractamente qué o quiénes considera formaron parte de las izquierdas mexicanas. Su ejercicio, en este sentido, está enmarcado por algunos parámetros básicos y por la división de este sector en cuatro grandes familias: comunista, nacional popular, reformista y guerrillera (las cuales no han dejado de reunirse o separarse dependiendo de las coyunturas). Con ello se distancia de una historiografía que se ha concentrado en tres líneas: comunismo, socialismo y anarquismo (de hecho, esta última variable prácticamente no es mencionada en el libro). Barry Carr en La izquierda mexicana a través del siglo XX o Carlos Illades en El futuro es nuestro. Historia de la izquierda en México han optado por dar un peso importante a las organizaciones marxistas como eje articulador del sector. Sin embargo, Rodríguez Kuri amplía su mirada hacia otros elementos, que dadas las adaptaciones al ciclo político mexicano, su vecindad con Estados Unidos y otras variables, generaron sus particularidades y deslindes. Esta manera de construir su objeto de estudio, esencialmente desde las prácticas políticas, resuelve algunos problemas que se han asociado al estudio de las izquierdas, que solían excluir a amplios sectores, en virtud de respetar cierto purismo de las definiciones teóricas. Esto significaba la preeminencia de las discusiones ideológicas, por sobre variables asociadas al juego político, como la coyuntura, las dinámicas electorales, los vaivenes represivos. La ampliación del repertorio problemático, propuesta por el autor, es clave para lograr que lo político no se transforme en un elemento estático y permita recuperar la complejidad de las izquierdas mexicanas.

Ahora bien, asociado a la perspectiva asumida por la obra, se debe destacar que el primer apartado del libro no se refiere a qué son las izquierdas, sino al impacto de la revolución mexicana en ellas. Desde un inicio Rodríguez Kuri nos sitúa en una de las principales particularidades de este sector que, a diferencia de lo ocurrido en otros países de América Latina, debió desarrollar sus propuestas en el contexto de un sistema político que emanaba de un proceso revolucionario. La institucionalidad que se estableció con la no reelección, con su legislación social, con un ámbito electoral formalmente democrático, también instauró límites y posibilidades para quienes desafiaron desde la izquierda a los continuadores del régimen. Por ello, la caracterización de la Revolución muchas veces motivó mayores reflexiones que incluso los programas o plataformas generadas por este sector.

De esta situación se desprende otro de los debates relevantes confrontados implícitamente por Rodríguez Kuri. Desde hace algunos años a nivel historiográfico se han criticado las formas autocontenidas de pensar la historia de las izquierdas. De ese modo, en lugar de construir una explicación que se encierre exclusivamente en las experiencias de estas agrupaciones o dirigentes, el autor opta por relacionar sus planteamientos con los procesos políticos, económicos y culturales por los que atravesaba el país en su conjunto. A lo largo del libro encontramos una mirada amplia sobre las formas en que las izquierdas se vincularon, leyeron y cuestionaron al régimen, pero también algunas explicaciones sobre cómo aquellos elementos fuera de su ámbito de acción impactaron en sus respuestas y en muchas ocasiones las arrinconaron en la nimiedad como actores políticos.

Ahora bien, como en toda historia mínima, evidentemente numerosos temas, sujetos y problemas quedaron fuera del marco explicativo. Pese a ello, dentro de esta especie de subgénero historiográfico, la apuesta de Rodríguez Kuri mantiene un hilo conductor donde no se aprecian grandes fisuras ni, al contrario, piezas que sobren. De todas maneras, quisiera destacar dos matices que me parece hubieran aportado en la constitución global de la obra. En primer lugar, me refiero a la construcción ideológica y cultural de los militantes y dirigentes de las distintas agrupaciones. Y, en segundo término, a la misma militancia de estas organizaciones, sus formas de construir una apuesta política que iba mucho más allá de lo meramente electoral o partidista. Ambos elementos se encuentran asociados y responden finalmente a lo que significaba para los propios sujetos autoadscribirse a la izquierda mexicana.

Si bien el núcleo de la narración se concentra en las dinámicas desplegadas a partir de determinadas prácticas políticas partidistas, se extrañan mayores referencias al sustrato ideológico, a las condiciones que permitían la discusión de determinadas propuestas, a las ideas que impulsaban la separación entre los diferentes grupos. Comparto la noción de que finalmente los debates doctrinarios estuvieron en parte subordinados a variables de índole coyuntural. Sin embargo, para comprender algunas decisiones de los militantes, se requiere también observar cuáles eran esos repertorios ideológicos en construcción. Por supuesto, este proceso siempre estuvo definido tanto por la necesidad del fortalecimiento interno, como por la premisa de diferenciarse de quienes disputaban el mismo espacio político.

Por otra parte, cuando nos enfrentamos a las biografías de los pocos militantes que estuvieron dispuestos a relatar su participación en algún organismo de las izquierdas mexicanas, lo que podemos observar es que dichos momentos son recordados no sólo por sus actividades en el partido. La militancia involucraba formas de construcción de las familias, modos de habitar, repertorios musicales, prácticas de lectura, consumos específicos, actividades sociales, fiestas y reuniones, entre otras actividades. De esa manera, participar de las izquierdas durante el siglo XX para la mayoría de los implicados representó volcar sus vidas por completo a la causa, a la revolución, al partido. Por ello, por ejemplo, podemos encontrar descripciones detalladas de la épica que significaba evadir la persecución policial, o remembranzas de momentos particulares en los que se entonaba “La Internacional”. Las Islas Marías ocupan un lugar destacado en esta construcción de la memoria histórica, así como las primeras publicaciones que ayudaron a construir las bibliotecas de los militantes. Estas experiencias personales no pueden ser dejadas a un lado en el ejercicio historiográfico de reconstrucción de este pasado, ya que en buena medida fueron las materias primas que permitieron constituirse a las izquierdas mexicanas.

Finalmente, una historia a ras de suelo de las incontables ex pe riencias de los militantes, simpatizantes y activistas, aún es un desafío pendiente para los investigadores especializados. Sin embargo, la Historia mínima Las izquierdas en México es un libro clave para comenzar a explorar las principales coyunturas políticas por las que atravesó este sector, para conocer a sus principales impulsores y comprender cuáles fueron sus márgenes de acción en el México posrevolucionario.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons