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Historia mexicana

On-line version ISSN 2448-6531Print version ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.72 n.3 Ciudad de México Jan./Mar. 2023  Epub Jan 30, 2023

https://doi.org/10.24201/hm.v72i3.4583 

Dossier

Los comunistas bolivianos y la komintern: Una historia de desencuentros

Bolivian Communists and the Comintern: A History of Disagreements

Andrey Schelchkov1 

Pablo Stefanoni2 

1Instituto de la Historia Universal de la Academia de las Ciencias de Rusia

2Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas, Universidad Nacional San Martín


Resumen

La formación del primer partido comunista en Bolivia, en la década de 1930, fue a contracorriente de las intenciones de la Internacional Comunista, representada por su Secretariado Sudamericano (SSA), de poner en pie en el país andino un partido alineado con las condiciones establecidas durante el “Tercer periodo”, entre ellas la “bolchevización” de sus estructuras ideológicas y organizativas. La iniciativa política y las ideas programáticas heterodoxas de los comunistas bolivianos, su voluntad de discutir entre iguales, sin aceptar los dictámenes de la Komintern como un dogma, y su propia inexperiencia política sumada a la escasez de medios materiales e intelectuales, no tardaron, sin embargo, en hacer fracasar los primeros esfuerzos por poner en pie un partido propio. Este artículo analiza las ideas y los programas de los protopartidos creados en esos años, especialmente, de la Confederación de las Repúblicas Obreras del Pacífico (CROP), el proyecto de partido comunista trinacional (boliviano-peruano-chileno), desarrollado por José Antonio Arze.

Palabras clave: Comunismo; Komintern; Secretariado Sudamericano; Confederación de Repúblicas Obreras del Pacífico (CROP); bolchevización; José Antonio Arze; Bolivia

Abstract

The formation of the first communist party in Bolivia in the 1930s went against the intentions of the Comintern, represented by the South American Secretary, to establish a party in line with the conditions of the “Third Period,” among them the “bolshevization” of its ideological and organizational structures. The political initiative and heterodox policy proposals of the Bolivian communists, their will to debate among equals without accepting the dictates of the Comintern as a dogma and their own political inexperience, along with the scarcity of material and intellectual resources, soon led to the failure of these efforts to establish a party of their own. This article analyzes the ideas and programs of the protoparties of these years, especially the Confederation of Workers’ Republics of the Pacific (Con fe de ra ción de las Repúblicas Obreras del Pacífico, CROP), a project of a trinational communist party (Bolivian-Peruvian-Chilean) developed by José Antonio Arze.

Keywords: Communism; Comintern; South American Secretary; Confederation of Workers’ Republics of the Pacific (CROP); Bolshevization; José Antonio Arze; Bolivia

En la historia de la Internacional Comunista, la imposibilidad de construir un partido comunista en Bolivia hasta la década de 1950 aparece como un fracaso casi inexplicable. Sin embargo, existió un pequeño partido en la década de 1920, fundado sin la intervención de la Komintern y, por eso mismo, motivo de recelo por parte de la burocracia comunista internacional, ya que se reducían las posibilidades de control inquisitorial, purgas y otras prácticas corrientes por esos años. En verdad, más que un partido fue un núcleo de militantes con “voluntad de marxismo” -retomando un término utilizado por el historiador Óscar Terán para el caso argentino-,1que trataron de organizarse para hacer realidad las promesas de la Gran Revolución de Octubre en los Andes bolivianos. Este artículo se propone reconstruir estos esfuerzos por parte de un puñado de intelectuales y trabajadores que durante la década de 1920 se propusieron poner en pie un partido comunista, en un contexto de dificultades organizativas y escasez de medios materiales e incluso intelectuales, así como los vínculos fallidos que estos grupos intentaron con la Komintern y las respuestas malogradas de los emisarios comunistas. En resumen, nos proponemos explicar la inexistencia de un partido comunista en el país hasta mediados del siglo XX. Este artículo se basa en documentos del Archivo Nacional de la Historia Sociopolítica Moderna de Rusia (RGASPI), así como en los contenidos en el archivo personal de José Antonio Arze, en custodia de José Roberto Arze,2 y en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB).

El socialismo boliviano en los años veinte

En la década de 1920, Bolivia vivió un intenso debate de ideas que incluyó fuertes desafíos a la estancada estructura política y económica nacional. A pesar de los procesos de urbanización, crecimiento de la clase obrera -aunque con un importante peso de los sectores artesanales- y el auge de la minería, la mayoría de los bolivianos seguía inmersa en un sistema agrario latifundista heredado del periodo colonial.3 Esas transformaciones socioeconómicas tuvieron como correlato la expansión de las ideas de reforma social. Si la intelectualidad crítica de matriz liberal había limitado su proyecto a una suerte de regeneración moral del país, desde los sectores laborales y universitarios irán apareciendo planteamientos -y espacios de sociabilidad político-intelectual- que permitirán constatar que la “cuestión social” finalmente hacía su ingreso en el debate de ideas boliviano, incluso si muchos se mostraban escépticos sobre el hecho de que tal “cuestión” existiera realmente en un país atrasado, “feudal” y “de indios” como la nación altiplánica. Algunas federaciones sindicales lograron poner en pie algunos pequeños e intermitentes “partidos socialistas obreros”.4

El movimiento sindical era entonces disputado por anarcosindicalistas, sindicalistas vinculados a los partidos tradicionales y los emergentes marxistas, y estaba articulado en la Federación Obrera del Trabajo (FOT) y la Confederación Boliviana del Trabajo (CBT), además de las numerosas federaciones obreras locales.5 En este marco, la puesta en marcha de partidos socialistas regionales basados en sindicatos resulta ilustrativo de las dinámicas gremial/corporativas que asume la política popular en Bolivia (y sus capas superpuestas de culturas políticas modernas y tradicionales).6 Se trataba de partidos organizados a partir de las estructuras sindicales locales, en un contexto en el que el movimiento obrero aún no había logrado una efectiva unificación nacional; de allí las dificultades que encontraron los varios intentos de unificar a esos múltiples partidos socialistas obreros en un partido socialista único a escala nacional. Como apuntó el político e historiador trotskista Guillermo Lora, en general se confundían las organizaciones sindicales con los partidos políticos obreros -por eso muchos de ellos perdieron fuerza luego de la contienda electoral, para volver a organizarse a veces con un nombre algo diferente en la siguiente elección- y era común que estos partidos socialistas obreros concentraran sus fuerzas en las contiendas municipales.7 El peso del artesanado favorecía, además, el regionalismo y el federalismo sindical y político. Las candidaturas de “hijos del taller” marchaba en paralelo a los llamados a la independencia de clase y a los notables esfuerzos por sacar a los obreros de la influencia de los partidos tradicionales.

Uno de los voceros del socialismo marxista fue el periódico Bandera Roja, que salió entre 1926 y 1927. Fue una de las publicaciones más importantes de la izquierda radical de los años veinte, con un fuerte contenido anticlerical y antimilitarista. Algunos de sus redactores colaboraron puntualmente con La Correspondencia Sudamericana y, en opinión de Lora, este periódico puede ser considerado como el primer vocero que pone en evidencia la influencia de la Internacional Comunista en Bolivia. El periódico tenía entre sus promotores a Carlos Mendoza Mamani. Funcionó hasta 1927 y sus artículos muestran una clara influencia de la IC.8 El Secretariado Sudamericano de la IC (SSA) lo reconoció como un periódico revolucionario, y cuando los redactores fueron encarcelados, en agosto-septiembre de 1926, expidió un llamamiento en favor de su libertad.9 En el SSA veían en este periódico la base sobre la cual se podría construir el futuro Partido Comunista (PC), lo que estaba en la agenda de los comunistas en Bolivia.10

A finales de los años veinte, el interés del SSA se concentraba sobre todo en la figura de Tristán Marof. Nacido en Sucre en 1898 como Gustavo Navarro, Marof buscó articular marxismo e indianismo y pasó gran parte de su juventud en el exilio. En Europa se vinculó con figuras de la talla de Romain Rolland y Henri Barbusse, lo que le abriría las puertas del espacio comunista. En 1927, se vincula con algunos de los promotores de la rebelión indígena de Chayanta, la primera denunciada como “comunista” por el gobierno.11 Ese mismo año, Marof impulsó en Sucre la formación del Partido Socialista (PS), en cuya cabeza están, además de él mismo, que fungió como inspirador teórico, Abraham Valdez y Rómulo Chumacero. Era el primer grupo socialista moderno, con posiciones afines a los varios ejes programáticos de los comunistas. Por ello, el SSA publicó su programa en La Correspondencia Sudamericana.12 Desde entonces se establecen relaciones entre el SSA y uno de los miembros del PS y abogado de los sindicatos obreros: Carlos Mendoza Mamani, quien sería considerado hombre de confianza de la IC en Bolivia.

Al mismo tiempo, en julio de 1927 surge el Partido Laborista, integrado por los mismos personajes del PS. Según Mendoza Mamani, esa organización fue conformada por gente de diferentes orientaciones ideológicas, entre los cuales operaba un núcleo comunista,13 como una suerte de fachada electoral. Los comunistas lo consideraban una vía para construir una base amplia para ganar a las masas antes de crear un partido de clase. Esta iniciativa fue apoyada por la IC, aunque en 1929 el comunista italoargentino Victorio Codovilla calificara como de fracaso y grave error la tentativa de crear partidos fachada como el boliviano sin poder resistir su viraje reformista.14 Aunque el SSA condenó esta táctica de crear un partido más amplio con participación comunista como poco efectiva, en realidad los laboristas tuvieron bastante éxito en los sindicatos.15

El PS de Marof también concitó gran interés en la IC debido a las recomendaciones de Rolland. El Secretariado Latinoamericano (SLA) pidió al líder comunista argentino José Penelón (luego expulsado del partido) información más concreta sobre este grupo boliviano.16 La IC contaba con usar la influencia y renombre de Marof entre los sindicalistas e intelectuales de izquierda bolivianos para formar el núcleo del partido comunista y, sobre todo a través del Partido Comunista Mexicano (PCM), comenzó un trabajo activo sobre Marof y obtuvo un relativo éxito.17

En 1927, el gobierno acusó a Marof y un supuesto “Consejo de los 10”, integrado por sindicalistas y miembros del Partido Laborista, de estar implicados en un complot antigubernamental.18 Marof fue arrestado y confinado en Apolo, una zona inhóspita del norte de La Paz, de donde se fugó a Perú y luego siguió viaje a México.19 La IC recomendó a todos los partidos comunistas del continente desplegar una campaña en la prensa obrera en su favor.

En 1928, Marof, ya en México, trabajaría muy ligado a los comunistas, lo que le permitiría circular en medios de la cultura y de la política comunista. En julio de 1928 intervino varias veces al lado de José Antonio Mella y Augusto César Sandino en mítines organizados por la Liga Antiimperialista.20 El intelectual boliviano mantiene fuertes vínculos con el PCM, que le propone viajar a Moscú para estudiar en la Escuela Internacional Leninista, pensando que ese viaje podría facilitar una conversión de Marof, quien seguía siendo demasiado heterodoxo para los parámetros de Moscú.21 Pero, al final, el viaje no se concretó.

El paso de Marof por México fue conflictivo. En 1930 su nombre estaba entre los de aquellos “subversivos” que, según el gobierno, estaban fomentando una campaña antimexicana por todo el continente. Esta acusación contra Marof figuraba entre las causas (obviamente junto con otras de mayor relevancia) expuestas por México al momento de romper relaciones diplomáticas con la Unión Soviética en enero de 1930. Para los mexicanos, Marof era un agente del Kremlin involucrado en la campaña subversiva contra México: su nombre se asociaba con la URSS y la IC.22

El propio Marof cuenta que se mezcló con la política mexicana y un día lo tomaron preso y, según él, lo quisieron fusilar. Por ello, debió abandonar el país con destino primero a La Habana y luego a Nueva York.23 Allí publica en 1931 un libro muy crítico sobre la revolución mexicana: México de frente y de perfil. Luego viaja a Argentina. Sin embargo, desde 1931 sus relaciones con los comunistas se debilitaron significativamente e incluso terminó apoyando públicamente a León Trotsky, la mayor afrenta posible a Moscú. Después de una breve pausa, en 1932 los documentos de la IC ya lo condenan como trotskista, demagogo y aventurero político e intelectual pequeñoburgués.24

En ese entonces, una de las usinas de agitación socialista en Bolivia era el movimiento estudiantil, que en en 1928 da a luz a la Federación Universitaria Boliviana (FUB) en su congreso de Cochabamba, cuando aún soplaban algunos vientos del movimiento reformista de Córdoba.25 De este movimiento salieron las primeras figuras del entramado político tanto de la futura izquierda como del nacionalismo revolucionario. El factótum del cónclave fue el cochabambino José Antonio Arze, nacido en 1904 y profesor universitario, pero en la convención de la FUB tuvieron un papel relevante Ricardo Anaya, Abraham Valdez, José Aguirre Gainsborg, Arturo Urquidi, José Cuadros Quiroga. Los líderes del movimiento estudiantil tenían una clara orientación marxista, y su mayoría aún más una orientación kominterniana,26 y propiciaban la unidad obrero-estudiantil.27 Los estudiantes radicales y los sindicalistas clasistas fueron protagonistas del nacimiento del movimiento marxista en Bolivia, ocupando el papel principal en la formación del primer partido comunista boliviano.

Hacia la formación del partido

En 1929, la IC organiza dos cónclaves: primero, el Congreso Sindical Latinoamericano, reunido en Montevideo en mayo de 1929, y, poco después, la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, celebrada en Buenos Aires en junio de ese mismo año. Una de las cuestiones organizativas fue quién representaría al movimiento obrero y comunista de Bolivia.

Los preparativos para la reunión de Montevideo se enfrentaron con serias dificultades, sobre todo para establecer un contacto seguro con los comunistas y sindicalistas en Bolivia, Chile y Perú. Mantuvieron un contacto esporádico con la FOT y la CBT, con el grupo de Mendoza Mamani. Existieron otros grupos comunistas, como el de Moisés Dick Ampuero, que estando exilado creó un grupo boliviano dentro del PC chileno. Con este grupo habrían mantenido contactos Mendoza Mamani y Enrique Loza (1925).28 En 1926, muchos exilados bolivianos regresaron al país. Dick Ampuero y sus compañeros formaron en 1926 la “clasista” Federación Obrera Sindical (FOS), que luego se uniría con otras federaciones en la CBT en el congreso de Oruro en 1927.

Ante la diversidad de los grupos comunistas en Bolivia, la IC tuvo muchas dudas sobre la situación local y quiso asegurarse de que los delegados elegidos respondieran a los lineamientos generales de la IC. Codovilla escribió a Moscú señalando que no confiaba en sus contactos bolivianos, que la situación en el ámbito comunista allí era muy confusa y que era imprescindible viajar para tener una idea más clara sobre el movimiento en la nación vecina (pero era imposible hacerlo en aquel momento).29 Los informes de Mark Jaskin (Maurice) al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CEIC) lamentaban no contar con un delegado capaz de viajar a Bolivia. En marzo informa a Moscú que se marchó a Bolivia un representante de la IC.30

Finalmente, la Conferencia Nacional Sindical se reunió en Potosí entre el 13 y el 19 de enero de 1929, con la ausencia de las representaciones de varias ciudades. Entre los motivos de la convocatoria de la CBT se señalaba: “Este consejo nacional ha recibido del Comité ‘Pro Congreso Latinoamericano’ de Montevideo [una] invitación para la concurrencia de Bolivia a este próximo Congreso Internacional”.31 Se trataba de una convocatoria extendida a todas las corrientes del sindicalismo, aunque en la práctica la IC realizó un hábil manejo para tener en Montevideo a gente de su relativa confianza.32

Mendoza Mamani y Alfredo Suazo viajaron finalmente a Uruguay para asistir a las reuniones del comité preparatorio del congreso sindical y de la conferencia comunista en Buenos Aires. El SSA reformado por Codovilla en el marco de la preparación del congreso continental decidió que cada partido enviara a Buenos Aires un informe detallado sobre la situación nacional y partidaria. De parte de Bolivia, el informe fue escrito por Mendoza Mamani y Suazo, y Codovilla mantuvo conversaciones con ellos en Buenos Aires.33

A su regreso, los delegados bolivianos fueron detenidos por la policía y luego liberados. Esta misión, que Mendoza Mamani consideró exitosa, dejó no obstante una amarga huella en el SSA, que recibió una carta de José Teodoro Guzmán, del periódico Bandera Roja, en la que denunció a Mendoza Mamani como agente del gobierno. Pero el hecho de haber caído preso lo liberó de las desconfianzas sembradas por la misiva.34

El congreso de Montevideo en mayo de 1929 fue en apariencia exitoso para el trabajo en Bolivia: la CBT se afilió en la Confederación Sindical Latinoamericana (CSLA) y Mendoza Mamani fue elegido como representante boliviano en su Comité Ejecutivo. La delegación, compuesta por Mendoza Mamani del CBT y Romeo Castro del Sindicato 1o de Mayo de Potosí, además de Hugo Sevillano de la FOT, provocó una buena impresión en los camaradas argentinos y rusos. Los dos primeros gozaron de la aprobación absoluta de los camaradas de Moscú,35 pero Sevillano “fue expulsado del congreso por haber pronunciado un discurso chauvinista y nacionalista” en el contexto de los enfrentamientos entre Bolivia y Paraguay en la región del Chaco, que poco más tarde desataría un cruento enfrentamiento bélico.36

Luego, en junio se reunió en Buenos Aires la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana. Algunos de los delegados eran los mismos que los de la reunión de Montevideo, pero aparecieron otras figuras. De Bolivia, participó Alfredo Mendizábal representando el grupo de José Antonio Arze y parte de los estudiantes marxistas de la FUB. Sus exposiciones en el cónclave fueron breves y periféricas, hizo algunos comentarios sobre los indígenas siguiendo prejuicios corrientes, y sostuvo que en Bolivia “la masa acepta en principio la táctica del comunismo; pero la mayoría teme el nombre del partido”.37 Mendizábal tuvo la mala suerte de haber contactado con la fracción disidente que representaba una alternativa al PC oficial argentino. Los descargos y excusas poco convincentes de su parte no contribuyeron a restablecer la confianza. Sin embargo, el resultado de la participación boliviana fue en general muy positiva: en su informe a Moscú sobre la Conferencia, Jules Humbert-Droz señala que el grupo boliviano constituía una sólida base para la formación del partido como sección de la IC.38

El primer PC boliviano había sido organizado en el periodo de preparación de los congresos de Montevideo y de Buenos Aires, aunque no es posible establecer la fecha exacta. Se trataba del mismo grupo de comunistas que, con Mendoza Mamani a la cabeza, comenzaron a ser tratados por el SSA como partido (en la IC existían varias categorías orgánicas para las organizaciones comunistas nacionales) y Lora lo llama Partido Comunista clandestino. En ese grupo militaban sindicalistas como Waldo Álvarez y Fernando Siñani, y se vincularon jóvenes marxistas de la FUB, como Arze, Cuadros Quiroga, Mendizábal, Anaya y Aguirre Gainsborg. La figura clave de este grupo era Arze.39

El joven Arze escribía en la emblemática revista cochabambina Arte y Trabajo editada por el anarquista Cesáreo Capriles.40 En los años veinte se destaca por su infatigable labor de popularización del marxismo en Bolivia. Al mismo tiempo, se interesó por la sociología, llegando más tarde a ser uno de los principales referentes en Bolivia en la materia, y aunque la historia lo recordará por la fundación del Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR) a comienzo de la década de 1940, el intelectual cochabambino tuvo una intensa actividad en los años veinte, periodo en el cual el antiintelectualismo del “tercer periodo”41 del comunismo le cerrará las puertas a un trabajo con la IC, lo que lo llenará de amargura.42

En 1930, el PC ya contaba con células en Oruro, Potosí y Cochabamba. En Potosí, la organización regional comunista editaba el periódico El Proletario. A principios de 1930 pasó en tránsito por Bolivia el líder comunista peruano Eudocio Ravines con la misión de mejorar los contactos con el Bureau Sudamericano. Según sus propias palabras, cumplió esta tarea que “más tarde mereció los parabienes de Guralsky [jefe ruso del BSA en el periodo 1930-1934] y un alza de mis valores políticos”.43

Para fortalecer a los cuadros bolivianos, en 1930 el BSA ofrece al PC enviar a dos camaradas a la Escuela Leninista en Moscú.44 Al parecer, el contacto con la IC se vuelve más sistemático. En 1930, Felipe Saavedra Morales, en representación de la CBT, participó en el V Congreso de la Internacional Sindical Roja y como delegado del PC en la Segunda Conferencia de los Partidos Comunistas de América Latina en Moscú. Su actuación en la capital soviética fue muy modesta, casi invisible: en la segunda conferencia se inscribió para intervenir en la discusión, pero finalmente no lo hizo.45

Proyecto de un partido multinacional

En 1930, en La Paz, en una reunión con el joven periodista Cuadros Quiroga y Waldo Álvarez, José Antonio Arze presentó su idea de nuevo formato para el Partido Comunista: la Confederación de las Repúblicas Obreras del Pacífico (CROP), es decir, de Bolivia, Chile y Perú.46 Arze elaboró los estatutos del nuevo grupo, donde se indica que se trata de una “asociación comunista”: no deja de ser un reflejo de la inmadurez política de los jóvenes marxistas, que no tardarían en estrellarse con el obrerismo secante del “tercer periodo” de la Komintern47. La idea era renovar el movimiento comunista, salir del gueto de la intelectualidad izquierdista. Arze, por medio de su amigo Cuadros Quiroga, quien trabajaba entonces en El Diario, entra en contacto con obreros gráficos, como el propio Waldo Álvarez, y ahí surge la idea de crear algo más innovador que un partido comunista nacional. Pero a los ojos de la Komintern cualquier intento de crear un partido multinacional era, por un lado, un atentado contra las prerrogativas de la propia Tercera Internacional de ser un partido mundial del proletariado y, por otro, contenía el peligro de poner en duda por vía indirecta la tesis de la construcción del “socialismo en un solo país”. Pero, además, la idea tenía un aire de familia con la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), la fuerza peruana ya condenada por la IC como nacionalismo pequeñoburgués reaccionario. Estas herejías nunca fueron bien entendidas por Arze, quien se aproximó a los documentos oficiales de la Komintern sin comprender las directrices del aparato y desconociendo las luchas internas en la propia URSS.

Arze sostuvo que, partiendo de la premisa de que Bolivia, en virtud de su atraso social, no presentaba condiciones objetivas ni subjetivas para los cambios revolucionarios, sumado al enclaustramiento por la pérdida del litoral marítimo, era necesario sumar fuerzas con los países vecinos para luchar por el socialismo. El proyecto consistía en confederar a los partidos comunistas de los tres países y, al mismo tiempo, abrir un horizonte de unidad política de las tres naciones. El 18 de octubre de 1931 tuvo lugar otra reunión de todo el grupo que aprobó el plan presentado. Álvarez, que ya era líder de los gráficos, fue designado secretario general de la CROP, que en ese momento existió paralelamente al PC, cuyo referente era Mendoza Mamani, aunque existían militancias en ambas organizaciones a la vez, ninguna de ellas era reconocida por la IC ni tenía una real organicidad interna.

En los estatutos se indica que el objetivo de la CROP era la propaganda de las ideas marxistas mediante la prensa obrera, una universidad popular, una biblioteca marxista y un centro de estudios. Arze era sobre todo un intelectual que veía en la educación uno de los canales de cambio social y cultural. En un extenso artículo que tituló en ruso “Novy Buit” (“Nueva vida cotidiana”), Arze elogiaba la política de la “dirección estaliniana” que había liquidado el analfabetismo, y los cambios revolucionarios en las costumbres en Rusia, con una lucha abnegada de la juventud en esta revolución cultural.48

Para ingresar a la CROP se requería la recomendación de tres de sus miembros, y además cada aspirante debía defender un artículo sobre algún tema marxista. Era obligación de los miembros de la CROP seguir una constante autoeducación, que incluía la publicación de columnas en la prensa, la participación en seminarios y coloquios sobre la situación de la clase obrera, así como asistir a cursos de la Universidad Popular. Además de las cotizaciones, los miembros de la CROP deberían contribuir con un mínimo de cuatro libros marxistas para la biblioteca que iban a crear. Así, la CROP se parecía más a una escuela de marxismo que a un partido político. Los cropistas reconocían que las formas académicas debían disfrazar su labor revolucionaria y engañar a las autoridades. Pero terminaron “engañando” a la IC.

La CROP declaró su adhesión a los principios y objetivos de la Komintern. Su objetivo final era la creación de una Confederación Mundial de las Repúblicas Soviéticas que sería una URSS extendida a las dimensiones del planeta. La transición en este camino serían las uniones regionales de las repúblicas soviéticas, y entre ellas estaría la CROP integrada por Bolivia, Perú y Chile.49

El programa económico repetía literalmente las consignas ya propuestas por Marof: “Minas al Estado, tierras al indio” y además incluía la expropiación de la industria urbana por los consejos municipales (soviets) locales. En el periodo previo a la toma del poder, que los cropistas llamaban “transitorio”, se buscaría la “intensificación de la organización cooperativista y sindicalista, en coordinación con los planes de la Confederación Sindical Latinoamericana, con sede en Montevideo. Organización de las huelgas, del boycott [sic] y de los conflictos de desocupados”. La CROP declaró la necesidad de la “dictadura de clase para la organización interna del Partido y para la fase inicial de su gobierno”, cuando llegase al poder. Sin embargo, para los cropistas lo principal era la “instrucción intensificada de las masas obreras y campesinas, en sentido de los principios comunistas”.50 En correspondencia absoluta con las tesis del “tercer periodo” (la lucha contra el socialfascismo), la CROP anunció su boicot y la lucha contra los partidos oportunistas y los anarcosindicalistas.

Sobre la cuestión religiosa, los cropistas propusieron medidas más radicales e intransigentes: “Confiscación de los bienes de la Iglesia y destierro del sacerdocio. Creación de la Iglesia Reformada, bajo el gobierno directo del Estado, mientras la difusión del Ateísmo justifique su subsistencia transitoria”.51 Esta tesis era muy peculiar entre los programas de las izquierdas latinoamericanas.

El Estatuto de la CROP contuvo un apartado denominado “Orden moral y eugenesia”. En él, se declaraba la adhesión ideológica de la CROP al “feminismo integral”, al amor libre,52 al neomalthusiasmo y al reconocimiento del “indigenismo artístico”.53 Éstas eran algunas de las ideas promovidas por Arze, quien fue un revolucionario sin prejuicios sociales y el primero en estos años en exponer en documentos políticos el tema de la libertad sexual o “amorlibrismo”, incluyendo un tema “peligroso”, como él escribe, de las “formas irregulares de la vida sexual” y de su libertad.54 Arze era amigo de la primera feminista boliviana, Adela Zamudio, a quien dedicó algunos de sus textos. Arze en todos sus escritos y programas, incluyendo el de la CROP, insistía en este punto programático: “En lo sexual y familiar: igualdad completa de varones y mujeres. Relaciones sexuales libres de interferencias económicas, jurídicas o religiosas”.55

A los ojos de la IC, esta parte indiscutiblemente era una tergiversación pequeñoburguesa e intelectualoide. Uno de los espacios de sociabilidad intelectual de Arze fue la mencionada revista Arte y Trabajo, que incluía noticias, cuentos, humor, dibujos, caricaturas, grabados, poesía, artículos de divulgación científica, notas proaviación o proferrocarril, bregaba por la higiene de la ciudad de Cochabamba y condenaba el consumo de alcohol, más aún durante conmemoraciones obreras como la del Primero de Mayo (lo que no le impedía tener algunas publicidades de cerveza). Al mismo tiempo, la revista cochabambina estuvo siempre abierta a los sindicatos y a la FOT de Cochabamba, y fue, además, una tribuna de difusión de las ideas renovadoras que trascendía la adscripción ácrata de Capriles.

Dentro de su interés de estudio y de reflexión estaban problemas de cultura y de la identidad indígena. El programa de la CROP fue menos innovador en la cuestión indígena y declaró su apoyo al indigenismo artístico, subrayando así su diferencia con el indigenismo político-social, como el pregonado por Marof, visto como romantización étnico-racial contraria a los principios de la unificación internacionalista.56 Arze, antes y después de la CROP, le dedicó al tema indígena algunos de sus escritos sobre aspectos históricos, sociales y sobre todo culturales y publicó un libro. Arze siguió los postulados liberales y marxistas convencionales con relación a la comunidad indígena (ayllu) e incluso en la década de 1950 escribiría El imperio socialista de los incas, un libro contra las tesis del francés Louis Baudin.57 En los años treinta se opuso también a la tesis kominterniana aprobada en la primera conferencia de 1929 sobre el derecho a la autodeterminación nacional que incluía la separación política de Bolivia de las nacionalidades indígenas. Al igual que Mendizábal, en la conferencia de Buenos Aires, se había opuesto a las tesis del peruano Julio Portocarrero sobre el derecho de autodeterminación de los indios.58 Arze escribió que esa estrategia “incurre en el defecto […] de sobreestimar el valor de dichos grupos étnicos en el proceso de lucha revolucionaria”.59 En el programa de la CROP se prometía la preparación de los “especialistas revolucionarios”, o sea, los cuadros revolucionarios profesionales de nuevo tipo tal como lo veían los comunistas, pero con la peculiaridad de que cada uno se especializaría en una temática única. Por ejemplo, la CROP consideró que los “especialistas” deberían ramificarse entre las “feministas, en conexión a) con las esferas de asociaciones privadas (hogares, clubs, etc.), b) con las esferas en las que predominan instituciones feministas”.60 Su atención a los temas del género, eugenesia, cultura indígena, etc., desde el principio rechazados por la Komintern, fue un signo de su pensamiento independiente y ecléctico que, por un lado, contuvo el potencial de ampliar su influencia política a nuevos sectores de la sociedad y, por otro, creó una barrera con los comunistas moscovitas.

Sus ideas, en el contexto de la década de 1930, ya eran para la IC especulaciones y lemas tergiversados propios de intelectuales pequeñoburgueses. Toda la ingeniería social profesada por Arze tiene sus raíces en los tumultuosos años veinte posrevolucionarios de la URSS, era el resultado del impulso de la revolución rusa en el campo intelectual y social que a finales de dicha década ya se confrontaba con la “línea general”; todas las tendencias heterodoxas fueron erradicadas como un peligro para el estalinismo triunfante y en la Komintern se incorporó la lucha contra los intelectuales burgueses, cuyas víctimas eran José Carlos Mariátegui, Luis Emilio Recabarren o Astrojildo Pereira. Arze, que era una figura menor en el comunismo y carecía de base social, era mucho más fácil de excomulgar.

Los cropistas se consideraban los revolucionarios profesionales, o como ellos mismos se denominaban, “especialistas”, pero carecían de bases en la sociedad. Cada miembro de la organización tenía la responsabilidad de una esfera concreta: militar, económica, política pública, periodismo, relaciones internacionales. Los “especialistas” formaban alrededor suyo grupos de “subespecialistas”, reunidos en las secciones temáticas. La estructura se parecía a la de una logia o una orden religiosa, con los altos jerarcas que poseían un poder y una sabiduría especial accesible sólo a ellos. Para ser especialistas, los miembros de la CROP tenían que tomar unos cursillos marxistas, tener la confianza del partido y ser autocríticos.61

Para presentar la idea de la CROP, Arze y Mendoza Mamani deciden viajar a Montevideo, donde se encontraba el BSA. Arze era el animador del proyecto de la CROP y Mendoza Mamani era un camarada boliviano bien conocido y de confianza del BSA.62 Por razones económicas, en octubre-noviembre de 1931 sólo pudo viajar Arze, quien llevó una carta y los estatutos de la CROP. La carta fue firmada por Walter Álvarez y Walter Guevara Arze,63 y en ella se decía: “Nuestra asociación juzga que es un imperioso deber, para la causa revolucionaria de esta hora, tender a la fusión de los Partidos Comunistas de Bolivia, Chile y el Perú en un solo Partido Comunista Confederal, que tenga por objetivo inmediato la instauración de la Primera República Soviética en la América Latina, sin que esto signifique que dejemos de adherirnos al ideal inmediato de la Confederación Soviética de todos los países del Continente y a su incorporación en el organismo universal de la URSS”.64

La CROP solicitó al BSA su reconocimiento como única organización comunista de Bolivia. También pidió instrucciones sobre cómo actuar en adelante con los partidos hermanos de los países vecinos en la tarea de la unificación en un solo partido (es curioso que Arze propusiera la unidad pero no tuviera vínculos con ninguno de esos partidos). La carta informó que la CROP consiguió la adhesión de la FOT, que a finales del 1931 se proponía convocar un congreso obrero nacional para crear una procomunista Federación Obrera Sindical (FOS). Y a fin de lograr el éxito de dicho congreso, se pidió la ayuda de la CSLA.65

En Montevideo Arze se reunió con el chileno Elías Lafertte y le comunicó su idea de unificación de los comunistas de las tres naciones.66 A principios de noviembre, Arze se entrevistó con el representante del BSA, “el camarada Pereyra”,67 a quien le entregó todos los documentos de la CROP y le explicó el contenido de sus ideas y propuestas. De este encuentro, Arze saca la conclusión de que el BSA mismo planteó la creación de un buró especial para el Pacífico, y que consideró a la CROP como un comité de simpatizantes y no como un partido o grupo comunista. El BSA le informó que pronto sería enviado a Bolivia un delegado que fundaría un verdadero partido comunista. También quedó claramente expresado que el nombre de la CROP no era aceptable.68

Arze conversó con el secretario de la CSLA, el argentino Miguel Contreras, con quien discutió los planes de convocar el congreso obrero. Pero todas estas conversaciones y encuentros fueron muy significativos para Arze porque sintió que lo trataban no como a un camarada comunista, sino como a un simpatizante sospechoso y poco confiable. Lo único que logró fue la promesa de Contreras de dar una respuesta por escrito. La carta de respuesta le fue entregada en vísperas de su partida de Montevideo y su contenido fue un golpe demoledor para el joven boliviano. El diagnóstico no dejaba lugar a dudas:

Por sus estatutos, su ‘programa’, su composición social, sus antecedentes en el movimiento proletario, por sus ‘tácticas’ y su falta de acción efectiva, la CROP en nuestra opinión es un organismo que no tiene casi nada en común con el sindicalismo revolucionario de masas que encarna la CSLA y la ISR, es decir, con el movimiento que lucha cotidianamente por el pan de los trabajadores y por el derribamiento del capitalismo, según el ejemplo dado por el Proletariado de la Unión Soviética.69

Se acusó a la CROP de ocupar el lugar del CC del PC en formación:

[…] se olvida, pues, de la tarea primera y elemental de todo movimiento: la tarea de organizar las fuerzas de la clase obrera y de la masa indígena para luchar por sus reivindicaciones inmediatas, condición fundamental para el desarrollo y victoria de las luchas revolucionarias contra la burguesía nacional, el imperialismo y el poder burgués.70

La condena fue rotunda: la CROP era una APRA boliviana, con su pseudo-antiimperialismo al estilo de la APRA que al principio también “se decía amigo de Rusia, defensor del proletariado y simpatizante del comunismo” y que en sus comienzos justificaba la adopción de un nombre no comunista por razones tácticas.71 El estigma del aprismo se extendió a todos los cropistas.

Contreras aconsejaba a los cropistas que, en lugar de pensar detalladamente sobre los actos de su futuro gobierno en la Confederación de Repúblicas Obreras de Chile, Perú y Bolivia, mejor pensaran cómo “organizar y llevar la lucha por el pan, por el salario, la disminución de la jornada laboral, los seguros sociales”.72 Contreras ridiculizó la exigencia de un texto sobre temas sociales para ingresar a la CROP:

Es como presentar una tesis de doctorado comunista en un instituto universitario […]. Evidentemente los obreros y los indios analfabetos, las dos grandes fuerzas de la revolución social boliviana, que se cumplirá bajo la dirección del PC como vanguardia del Proletariado, [con estos requisitos] quedan excluidos y descartados por anticipado del selecto y estudioso grupo de la CROP, grupo de intelectuales de la CROP.73

Para la IC, los cropistas eran unos intelectuales políticamente inmaduros, lo que era cierto. En resumen:

La CROP, más que una organización proletaria revolucionaria y de acción, por su programa, estatutos, sus normas internas, sus llamadas ‘tácticas’, se parece en nuestra opinión a un grupo selecto, sectario e infantilmente conspirativo divorciado de la acción y de las masas. En el mejor de los casos, sería una agrupación de elementos intelectuales y algunos obreros con escasos antecedentes de actuación proletaria, que manifiestan, según las manifestaciones de vuestro delegado, voluntad hacia el movimiento obrero y revolucionario, pero que aún deben ser verdaderamente formados, no en los estudios académicos y en las reuniones conspirativas, sino en las verdaderas acciones, en la lucha junto con los obreros, y por las reivindicaciones obreras e indias.74

La CSLA rechazó la iniciativa de convocar el congreso obrero auspiciado por la FOT, considerada reformista. De acuerdo con la nueva táctica del “tercer periodo”, la política sindical de los comunistas daba prioridad a la creación de los sindicatos rojos. La CROP tampoco servía para la tarea de viabilizar la formación de un partido comunista. A los cropistas les propusieron involucrarse en la lucha proletaria y disolver la CROP.75

El golpe fue fuerte y los bolivianos decidieron obedecer las directivas de la IC aunque Arze continuó presentando sus argumentos, dando ejemplos de la revolución rusa, escribiendo cartas a la IC, es decir, seguía insistiendo en los “errores” de un “aprista boliviano”.76 La heterodoxia del comunismo boliviano era evidente para el SSA y lo que era posible en la década de 1920, en el “tercer periodo” ya no lo era. Era un mal momento para los cropistas. La Komintern prefería purgas y la homogeneización (bolchevización) de los partidos, aunque pagara el costo de perder militancia e influencia política. Estas señales de Moscú no llegaron a lugares tan remotos y poco conocidos por los emisarios de Moscú como Bolivia, donde como resultado prosperaron las disidencias comunistas, como el trotskismo y la corriente de Arze, que a comienzo de los años cuarenta fundaría el PIR, con un significativo predicamento para el movimiento obrero e incluso campesino. En algunos casos, estas heterodoxias surgían en abierta oposición al estalinismo, como fue el caso del trotskismo boliviano; en otros, en declarada adhesión al comunismo soviético, pero conservando las peculiaridades políticas e ideológicas locales, como ocurrió con Arze y su partido.

El desenlace sin gloria del primer PC

Mientras Arze estaba en Uruguay, llegaron a La Paz dos comunistas peruanos -Saavedra Fajardo (Ilo) y Chávez Bedoya (Negri)-, quienes fueron encomendados por un emisario del BSA, Ricardo Martínez. Ellos debían proceder a la fundación del PC boliviano.77 Al mismo tiempo, el gobierno asestó un duro golpe al Comité regional del PC “clandestino” en Potosí: casi todos sus miembros fueron encarcelados y luego deportados del país bajo la acusación de ser “agentes soviéticos”. La única organización real y fuerte sobrevivió en La Paz, donde contaba con unas 30 personas.78 Los peruanos formaron un Comité central de un nuevo PC con elementos ajenos a la CROP, aunque Waldo Álvarez fue designado secretario general gracias a su extracción obrera. Cuando llegó Arze, se sorprendió por los cambios realizados por los peruanos, y también por el hecho de que la copia de la carta recibida en Montevideo con la firma de Contreras ya estaba en su poder.79

Arze reunió a los cropistas e invitó a los emisarios peruanos para informarles sobre todos los encuentros que sostuvo en Montevideo y sus resultados, y al final, propuso disolver tanto la CROP como el Comité central creado por los enviados. El 13 de diciembre de 1931 se celebró la asamblea de unificación de los dos grupos comunistas con el propósito de formar uno nuevo. Se declaró la “fundación del PC de Bolivia, sujeta a la aprobación de la IC” y se ratificó el “Acta de creación del CC del PC de Bolivia (sección de la IC)”. En el nuevo Comité central entraron tanto cropistas (incluso Arze, Cuadros Quiroga, Mendoza Mamani, Felipe Saavedra, Guevara Arze), así como los miembros del CC creado por los peruanos. Este CC declaró el reconocimiento de las resoluciones del VI congreso de la IC. Para responder a las críticas de la CSLA tomaron la decisión de postergar el congreso obrero. El nuevo CC envió un mensaje al BSA solicitando la confirmación de su legalidad.80

El nuevo PC tuvo activa participación en la organización de un gran mitin el 5 de enero de 1932 contra el proyecto de la Ley de Defensa Social impulsado por el gobierno de Daniel Salamanca, cuya aprobación habría significado restricciones de derechos políticos y sociales y una desenfrenada reacción. Los comunistas colaboraron con los anarcosindicalistas (FOL) y reformistas (FOT) en un Frente Único de Izquierdas que espontáneamente activó un poderoso proceso de protesta.

A principios de 1932, los peruanos informaron que un emisario del BSA -llamado Lezama- dejó instrucciones en tránsito a Chile: el PC pasaba a ser una Agrupación Comunista (AC), y los principales cropistas -Arze, Moisés Álvarez, Cuadros Quiroga y Waldo Álvarez- debían abandonar “temporalmente” el Comité central y pasar a la categoría de simpatizantes. La AC fue encabezada por Mendoza Mamani. En 1932, en vísperas del Primero de Mayo, se evidenció una activación de los comunistas, que lanzaron varios manifiestos y volantes. En Oruro, Siñani, a través del periódico La Igualdad, llamó a los obreros locales a reunirse en la plaza de la ciudad el Primero de Mayo para formar un partido comunista. A su llamado llegaron pocos y el intento quedó sin efecto.81

El golpe final al partido en Bolivia lo asestó un emisario del BSA llamado Rafael,82 que viajó a Bolivia en abril-mayo de 1932. Como ocurrió con los peruanos Ilo y Negri, este delegado asumió arbitrariamente la dirección del partido, que ya había sufrido bastante la incompetencia y parcialidad personal de estos enviados. La figura del emisario de la IC en esta historia tiene tintes lamentables para el movimiento. No es sorprendente que en su carta a la IC, Arze protestara ante este tipo de intervención brutal en la vida partidaria local. La investigadora Olga Ulianova sostiene con razón que

[…] dentro de la cultura kominterniana, mesiánica y eurocéntrica, la destinación de sus delegados a diversos países se consideraba primordial para asegurar el curso adecuado de la revolución mundial. Sin conocer muchas veces en detalle las más diversas realidades nacionales, pero convencidos de poseer la nueva revelación que salvaría el mundo, los delegados de la Internacional creían ser protagonistas de la Historia con mayúscula, una especie de nuevos profetas.83

Como en Chile, en Bolivia los emisarios nunca eran figuras de primera línea, y además del romanticismo revolucionario, tuvieron “cierta ambición y búsqueda de prestigio y reconocimiento en las redes alternativas”. Pero para los comunistas bolivianos estas características resultaron fatales.

“Rafael” desde el principio comenzó a erradicar el cropismo de las filas del grupo. Para el delegado del Bureau Sudamericano, Mendoza Mamani era una figura pasajera y en su opinión era necesario encontrar otro líder. Además, lanzaba sospechas sobre sus vínculos con el grupo de cropistas. En abril, el grupo de Arze propuso la unificación con la AC, y en caso de ser aceptada, llamar al Congreso Nacional de los comunistas y decidir la fundación del partido, lo que el emisario del BSA consideró como “rebeldía” frente a la IC.84

El emisario del BSA tuvo la tarea de volver a intentar fundar el partido bajo un severo control de parte de la IC, y al parecer planeó quedarse largo tiempo en Bolivia. El Bureau recomendó que Mendoza Mamani siguiera a la cabeza, de manera de aprovecharlo para apoderarse de todos los contactos con los grupos comunistas en el interior de la República.85

En mayo de 1932, este emisario insiste en la purga de todos los cropistas ya que el BSA los consideraba un peligro equivalente al del trotskismo. Los cropistas fueron acusados de tentativa de crear un “comunismo nacional”,86 lo que efectivamente haría luego el PIR. Mendoza Mamani abandonó el grupo. Luego lo responsabilizarían por la detención del propio “Rafael” por la policía.87 El incipiente PC fue desarticulado y luego las represiones policiales contra la izquierda, con el inicio de la guerra con Paraguay, hicieron imposible la resurrección del partido. Los cropistas Arze, Cuadros Quiroga y Álvarez tuvieron que huir del país para evitar el reclutamiento y hacer valer sus posiciones antiguerreristas; otros fueron movilizados al frente.

Arze huyó a Perú, donde buscó algunos contactos con los comunistas locales, con la idea de restablecer las relaciones con la IC y de buscar la justicia para su idea y grupo cropista. Seguía insistiendo en la idea de unificar a los partidos comunistas boliviano, chileno y peruano. Sabiendo que su idea de la CROP sería rechazada, cambió el nombre de su proyecto y escribió una larga carta a la IC proponiendo la formación del “Buró Trifederal del Pacífico”. Arze entregó a los comunistas peruanos el proyecto del Buro Trifederal solicitando que se enviara a Moscú. En este proyecto Arze tomó en consideración las anteriores críticas del BSA al proyecto de la CROP. Sin embargo, todo fue en vano. En la nota de advertencia que los peruanos adjuntaron a la carta de Arze, se señalaba que ésta provenía de “un grupo de intelectuales bolivianos que había fundado la CROP en Bolivia, dirigida por un tal Dr. Arze, grupo que trató de descomponer nuestro incipiente movimiento comunista en este país”.88

Este documento se inicia con una confusión: por las primeras líneas de esta carta entendemos que Arze piensa que el partido peruano aceptó su fórmula de formar el Buró Trifederal y escribe también en nombre de los comunistas peruanos.89 Deseando descartar posibles acusaciones de aprismo, Arze señala en su carta:

La adopción de una táctica confederalista dentro de una ideología universalmente internacionalista, parece el único camino adecuado para los partidos comunistas de la América Latina y en ella se inspira fundamentalmente la iniciativa de confederar los partidos comunistas de Bolivia, Perú y Chile, la claridad de esta línea resalta cuando se la confronta con la de los partidos no comunistas, en efecto, todos los partidos demo-liberales de América Latina son nacionalistas y en esto divergen del comunismo que es internacionalista; el aprismo pretende ser latinoamericanista antes que universalmente internacionalista, pero su oportunismo se pone en descubierto con solo considerar que el APRA incurre en la infantilidad […] de afirmar que la “unidad política” de América Latina podría consumarse sin coordinar el movimiento de emancipación antiimperialista de este continente semicolonial con potencias internacionales anticapitalistas tan fuertes como el imperialismo inglés o el yanqui.90

Arze estaba dispuesto a corregir todos sus “errores” y “desvíos” indicados en la demoledora carta de Contreras, constantemente declaraba su lealtad a la doctrina de Marx-Lenin-Stalin, condenaba a Trotsky, se declaraba estalinista, y defendía y exaltaba los éxitos y la política de la URSS.91 Sin embargo, la IC se niega definitivamente a vincularse con Arze y su grupo, condenando toda su línea política y sus iniciativas como un “desvío” pequeñoburgués y “aprista”.92 Arze esperaba de la IC una discusión de camaradas, un diálogo fraterno, pero le cerraron la puerta.

En este sentido, el proyecto de Arze fue víctima de circunstancias políticas en el movimiento comunista. La postura miope y poco sutil del BSA y del centro en Moscú rechazó a jóvenes vehementes, sinceros y leales al comunismo, aunque ingenuos y con poca experiencia, que habían formado la CROP, una organización sin duda poco consistente. La negativa de la IC a tratar con Arze, que era una persona fiel al comunismo internacional y a Moscú, llevó al BSA al fracaso de sus intentos de crear un partido en Bolivia. Su sectarismo, el temor ante los intelectuales y otros posibles aliados clasistas no abrirían a la IC un camino certero en un país tan complicado como Bolivia.

Al desaparecer el grupo de los cropistas, el BSA continuó sus tentativas de crear el partido boliviano. En 1932, el BSA apoyó la idea de convocar a una conferencia nacional para reunificar a todos los grupos comunistas en el país.93 En el número de octubre de 1932 de la Revista Comunista, editada en Buenos Aires, apareció un artículo dedicado a la preparación de la conferencia constituyente del Partido Comunista boliviano. Allí fue presentado el programa del PC boliviano escrito por los camaradas argentinos como si el partido en Bolivia ya existiera. En febrero de 1933, una reunión de militantes comunistas que se declaró como Primer Congreso, con presencia del representante del PC argentino “Garrido”, eligió a Ricardo Valle Cloza como secretario general. Con el inicio de la Guerra del Chaco, Valle Cloza fue reclutado y cayó prisionero en manos de los paraguayos.94 Más tarde se exilió en Argentina, donde terminó enrolándose en las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española en 1938.95 Alipio Valencia lo menciona en 1934 como integrante del grupo marofista Túpac Amaru, de tendencia filotrotskista, lo que el propio Valle Cloza “olvidó” incluir en su autobiografía hecha en España para el PC español.96

El inicio de la década de 1930 coincide con la crisis mundial y la crisis sociopolítica en Bolivia, lo que contribuyó a la afluencia de trabajadores hacia las filas comunistas. El año de 1932 fue el de mayor actividad comunista en Bolivia, pero debido a las fallidas intervenciones de la BSA -y a los efectos de la Guerra del Chaco- este auge tuvo muy corta vida y acabó en un desastre organizativo, y con la desaparición del primer experimento comunista boliviano. Según Lora, el mayor defecto del PC “clandestino” era la falta de propaganda en medios obreros y la nula presencia de la opinión del partido en la vida política del país. Era “clandestino”, pero no debió ocultar tanto sus ideas, ironizó el político y escritor trotskista.97

El BSA y el SSA de la IC dejan de funcionar en 1934. En la Tercera Conferencia de Partidos Comunistas Latinoamerianos, que tuvo lugar en Moscú del 16 al 24 de octubre de 1934, se propuso encomendar a los partidos peruano y chileno la creación del PC boliviano,98 mientras el PC argentino seguía siendo el conductor de la línea del Komintern en América del Sur.

Lora cuenta que en 1934 la policía arrestó a los llamados derrotistas en el marco de la Guerra del Chaco y que algunos de ellos fueron condenados a diferentes penas. Entre los apresados estaba el delegado del BSA Miguel Nin Caules.99 Lora sostiene que el PC “clandestino”, bajo la forma de agrupación comunista, sobrevivió a la Guerra del Chaco y en 1935 se constituyó el Comité Provisorio de los Grupos Comunistas de Bolivia. Además de un manifiesto de ese comité, citado por Lora,100 no encontramos otros indicios de la existencia de este grupo. Realmente, a la Komintern en estos años le interesaban otras figuras y perspectivas en Bolivia.

Después de los fracasos de la IC en el país andino, sus actividades disminuyen hasta llegar al mínimo. Fuera de Bolivia, los izquierdistas ya conocidos por la IC crean grupos de filiación comunista prosoviética. En 1939, en Chile, donde se encontraba desterrado, Arze crea el Frente de Izquierda Boliviano, precursor del PIR. Y se declara estalinista para distinguirse del trotskismo, que comenzaba a ser popular en Bolivia. Dentro del país, los comunistas (del difunto PC) crean grupos en Cochabamba, en Sucre surge la agrupación comunista Antahuara, en Potosí un estudiante llegado de Argentina, Hugo Mançilla Romero, con credenciales de la IC, consigue formar un pequeño grupo. Pero será en 1940, en Oruro, que Arze funda el Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR), un partido cuantitativa y cualitativamente incomparable con los pequeños grupos de los años veinte y treinta. Retóricamente prosoviético pero organizativamente autónomo, y con una cierta sensibilidad “marxista liberal” ya marcado por el momento antifascista,101 el PIR logra posicionarse durante los años cuarenta como la principal fuerza de la izquierda en el país. La IC nunca lo reconoció, por lo cual, Bolivia siguió sin tener un partido comunista oficial.

El inicio de la segunda guerra mundial hizo imposibles los contactos estables entre la IC y los comunistas bolivianos. Más tarde, la disolución de la Komintern puso fin a la historia de relaciones de este organismo internacional con la izquierda boliviana. Estos vínculos se caracterizaron por los malentendidos sobre la realidad de Bolivia, por la actitud dogmática y unilateral hacia figuras tan importantes como Marof o Arze y por las propias dificultades locales para poner en pie un partido comunista, incluida una cultura política sindicalista revolucionaria, en la que los partidos surgían de las organizaciones sindicales o al menos debían estar fuertemente vinculados a ellas para crecer. Los juicios arrogantes y la política superficial de los comunistas argentinos hicieron mucho daño a las relaciones de las incipientes organizaciones comunistas con la IC. Renegando de la colaboración con los intelectuales de izquierda, la IC no tuvo ni las posibilidades ni las fuerzas para ganar influencia en un movimiento obrero y sindical conocido por su combatividad. Como resultado, toda la política de la IC en Bolivia terminó resumida en una serie de desengaños y fracasos.

La Komintern buscó controlar a rajatabla la “pureza ideológica” en sus filas, imponiendo la visión unilateral, dogmática y carente de creatividad del marxismo oficial soviético. La actitud del SSA de la IC frente a los experimentos comunistas andinos se basó en la política de “bolchevización” de los partidos locales, que incluía la lucha contra los intelectuales “pequeñoburgueses”. El grupo de Arze surge en un momento en el que cualquier iniciativa no sancionada por los directivos de la IC parecía sospechosa para los apparatchiki de la Komintern. Sus ideas y las de sus compañeros eran consideradas de naturaleza mencheviques por la IC. Pero este hecho no molestaba a Moscú cuando lo consideraba útil, como lo muestra el caso de Vicente Lombardo Toledano, en México, o del propio Tristán Marof en Bolivia, a quien los soviéticos intentaron acercarse durante años. Las actitudes de Moscú hacia diferentes corrientes políticas de izquierda podían ser muy diversas, pero la iniciativa de establecer relaciones y cooperación debía partir de Moscú, rechazando las iniciativas “sospechosas” de los políticos latinoamericanos. Además, en toda esta historia se destaca el papel destructivo del SSA, que actuó como la mano policial de la IC, demostrando siempre su mayor rigidez y voluntarismo localista, sin informar adecuadamente a Moscú sobre los procesos en Bolivia. La paradoja es que hasta hoy se le recuerda a Arze como un estalinista y prosoviético.

Como era habitual, después de esa afrenta, algunos izquierdistas bolivianos buscaron otra solución aliándose con los trotskistas u otros movimientos socialistas internacionales. En el caso de Arze, éste conservó la lealtad a la URSS y la causa soviética, pero el PIR fue un partido marxista-leninista-estalinista con declarada independencia nacional, tomando como ejemplo el Partido Socialista Chileno. Finalmente, en 1950 se fundará el Partido Comunista de Bolivia (PCB), producto de una escisión de las juventudes de un PRI crecientemente derechizado,102 que será formalmente reconocido por Moscú. Lo más sorprendente fue que Moscú nunca quiso aprobar a Arze y su partido, aunque éste fuera la única fuerza en el movimiento obrero que se oponía al trotskismo en Bolivia, siendo éste el enemigo mortal de Moscú. Por otro lado, Arze y el PIR seguirían las consignas del momento que impartían desde Moscú, sobre todo del Frente Popular Antifascista. Unas consignas que, en el marco de la emergencia del nacionalismo revolucionario, terminarían por debilitar al extremo el partido y hacerlo perder su base popular.

Conclusiones

En este artículo abordamos lo que a primera vista aparece como una situación paradójica: la radicalización del movimiento de trabajadores en la década de 1920; con la llegada de ideas socialistas, sobre todo desde Chile y Argentina, se desarrolló en paralelo a una serie de dificultades insuperables para poner en pie un partido comunista reconocido oficialmente por la Internacional Comunista y por Moscú. Este desencuentro tuvo diferentes orígenes: por un lado, las tendencias “sindicalistas” del movimiento obrero boliviano, que tendió a proyectar partidos socialistas basados en los sindicatos de tipo regional y reactivos al tipo de centralización que promovía la “bolchevización” propiciada por la IC, sobre todo después de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, reunida en Buenos Aires en 1929. Por el otro, el denominado “tercer periodo” hizo de los intelectuales sospechosos de nacionalismo pequeñoburgués. Bolivia era una suerte de terra incognita para los encargados de digitar la construcción del partido desde Buenos Aires, con emisarios siempre ansiosos de purgar a los díscolos según los lineamientos cambiantes de Moscú.

Pero, al mismo tiempo, el paisaje comunista boliviano, aún embrionario, combinaba una serie de singularidades: Marof, uno de los líderes que generaba entusiasmo en la IC, siempre fue un personaje ideológicamente excéntrico y heterodoxo, incluso filotrotskista y reactivo a cualquier alineamiento incondicional, que pasó más tiempo fuera que dentro de Bolivia durante estos años. Por otro lado, José Antonio Arze, al igual que el núcleo articulado en torno de la CROP, era aún un dirigente políticamente inmaduro, y en esta etapa una especie de joven intelectualmente pretencioso, con una gran erudición libresca pero un escaso análisis situado de la realidad boliviana. Eso atizó aún más los sentimientos antiintelectuales de la burocracia comunista, más aún en un momento antiintelectual como el “tercer periodo”: Arze encajaba perfectamente con el intelectual pequeñoburgués condenado por el obrerismo comunista previo al giro en favor de los frentes populares. Por eso, pese a que en América Central se buscó la construcción de partidos comunistas regionales, en el caso boliviano, la propuesta de Arze de federar los partidos de Bolivia, Perú y Chile fue descartada sin más como un “APRA boliviano”. La IC tenía razón en que la CROP no luchaba por reivindicaciones concretas de las masas, pero las purgas de grupos minúsculos de militantes, golpeados además por la represión estatal, terminaban por generar todo tipo de intrigas que debilitaban aún más la posibilidad de poner en pie un “verdadero” partido comunista. Y, en lugar de alentar, bloqueaba la profundización de vínculos embrionarios pero reales entre jóvenes estudiantes voluntaristas y obreros radicales con participación sindical.

Estudiar estos desencuentros, y recuperar la propia experiencia de la CROP, que quedó como parte del “marxismo olvidado” en Bolivia, permite iluminar aspectos referidos a los debates de ideas, las dinámicas de la izquierda, las redes políticas e intelectuales y también la forma de intervención de la IC en una parte del continente americano en el que la opresión colonial y poscolonial dio lugar a diversas formas de rebelión étnica y social y, en los siguientes años, al desarrollo de una izquierda marxista radical por fuera de los radares del comunismo mundial, hasta que en 1950 emergiera finalmente un partido comunista reconocido por la Unión Soviética.

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1 Terán, Aníbal Ponce.

2La mayor parte de estos documentos los hemos publicado en Schelchkov y Stefanoni (coords.), Historia de las izquierdas.

3La Paz se convierte en una metrópolis de más de 150 000 habitantes en 1930. Véase Klein, Orígenes de la Revolución; Lorini, El movimiento socialista.

4 Lora, Historia del movimiento obrero, pp. 142 y 147.

5 Lora, Historia del movimiento obrero; Lehm y Rivera, Los artesanos libertarios.

6 Rodríguez Ostria, El socavón y el sindicato.

7 Lora, Historia del movimiento obrero, p. 142.

8 Lora, Historia del movimiento obrero, pp. 257-259.

9RGASPI, fondo 495, signatura 122, leg. 2, p. 1.

10La Correspondencia Sudamericana, Buenos Aires, 11 (15 sep. 1926), p. 24.

11 Hylton, “Tierra común”, pp. 134-198.

12La Correspondencia Sudamericana, Buenos Aires, 25 (15 jun. 1927), pp. 13-15.

13RGASPI. 495-122-2, p. 5.

15Carta al presidente Hernando Siles del 27 de marzo de 1929. ANB, Presidencia de la República, Correspondencia, 1929. PG 6617.

16RGASPI, 495-122-1, pp. 4-5.

17En el archivo de la IC se guarda una colección de los artículos y folletos de Marof. RGASPI, 495-122-1.

18 Sandor, El trotskismo boliviano, p. 55.

19RGASPI, 495-122-2, p. 4. La Correspondencia Sudamericana dedicó un artículo al arresto de Marof y al llamamiento a la solidaridad con él. La Correspondencia Sudamericana, Buenos Aires, núm. 20-21 (15 mayo 1927), p. 45.

20 Sandor, El trotskismo boliviano, p. 55.

21RGASPI, 495-122-1, pp. 4-5; RGASPI, 495-79-65, p. 2.

22 Arriola, Sobre rusos y Rusia, p. 333.

23 Baciu, Tristán Marof, p. 45.

24RGASPI, 495-122-4, p. 10.

25 Stefanoni, “‘Ni dioses en el cielo”.

26 Lora, Historia del movimiento obrero, p. 152.

27 Lorini, El movimiento socialista, p. 133.

28Loza fue expulsado de la FOCH y del PC chileno. Lorini, El movimiento socialista, pp. 174-175.

29RGASPI, 503-1-19, pp. 21-22.

30RGASPI. 534-4-51, pp. 52, 292.

31 Delgado Gonzales, 100 años de lucha obrera, p. 85.

32Además de los dos comunistas a Montevideo viajó también un sindicalista anticomunista, miembro del Partido Republicano (saavedrista), Hugo Sevillano, con quien ahí se generaron diversas tensiones.

33 Jeifets y Jeifets, Formirovanie i razvitie, p. 204.

34RGASPI, 495-122-2, p. 41.

35RGASPI, 495-79-53, pp. 67-87.

36RGASPI, 534-4-51, p. 292, p. 104.

37 El movimiento revolucionario latinoamericano, p. 47. La discusión por los nombres de los partidos fue un tema importante en esa reunión, ya que entre las condiciones para pertenecer a la IC los partidos debían rebautizarse como comunistas.

38RGASPI, 495-79-53, pp. 67-87.

39Sobre José Antonio Arze véase Schelchkov, “Una lealtad rechazada”, pp. 31-60.

40 Arze, Ensayo de una bibliografía, p. 82.

41El denominado “tercer periodo” (1928-1934) o “clase contra clase” se caracterizó por una deriva obreristas y a menudo ultraizquierdista del comunismo internacional, en el que caracterizaron a la socialdemocracia como “socialfascista”.

42Stefanoni, Los inconformistas.

43 Ravines, La gran estafa.

44RGASPI, 495-79-153, p. 5.

45RGASPI. 495-79-122, p. 1.

46 Álvarez España, Los gráficos en Bolivia.

47 Stefanoni, Los inconformistas del Centenario.

48 Arze, Escritos literarios, pp. 34-35.

49“Estatutos de la CROP”, en Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, pp. 211-215.

50“Estatutos de la CROP”, en Schelchkov y Stefanoni, Historia de izquierdas, p. 212.

51“Estatutos de la CROP”, en Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 213.

52En esos años aparece en La Paz la traducción al español del libro de Aleksandra Kollontai, La mujer nueva y la moral sexual. Mendieta Parada y Bridikhina, Amanecer en rojo, p. 178, pero la URSS ya estaba en un camino que la alejaba de esos primeros momentos “libertarios” de la Revolución y la encaminaba a la restauración de los valores familiares.

53Oficio-credencial del Comité de la CROP al Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista, Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 218.

54 Arze, Bosquejo sociodialéctico, p. 103.

55 Francovich, El pensamiento boliviano, p. 142.

56“Estatutos de la CROP”, en Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 218.

57 Arze, Sociografía del inkario, p. 30.

59Al Secretariado de la Internacional Comunista, Lima, octubre de 1933, archivo personal de José Antonio Arze, en custodia de José Roberto Arze. Esta tesis está en el ejemplar de la carta a Moscú guardada en el archivo personal en custodia de José Roberto Arze, pero el ejemplar del Archivo de Moscú, el que realmente fue enviado a la Komintern, no la contiene. Arze la redactó y, antes de enviarla, eliminó todo lo que pudiera contradecir las decisiones kominternianas en este caso de la conferencia de Buenos Aires.

60Oficio-credencial del comité de la CROP al Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista, Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 220.

61“Estatutos de la crop”, en Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 214.

62RGASPI, 495-122-2, p. 41.

63Walter Guevara Arze después de la Guerra del Chaco fue uno de los ideólogos del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y uno de los líderes de la Revolución Nacional de 1952. En 1979 fue, por muy corto tiempo, presidente provisional de Bolivia.

64Oficio-credencial del comité de la CROP al Secretariado Sudamericano de la Internacional Comunista, Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 218.

65Carta de José Antonio Arze al Secretariado Sudamericano de la IC, 1933, Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 274.

66Arze no logró un entendimiento con Lafertte, quien declaró que confiaría este asunto a la decisión del BSA.

67El brasileño Leoncio Basbaum, quien trabajó en la CSLA y el BSA en 1931.

68Carta de José Antonio Arze al Secretariado Sudamericano de la IC, 1933. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 276.

69Comunicación dirigida por la CSLA al Comité de la CROP. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 221.

70Comunicación dirigida por la CSLA al Comité de la CROP. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 223.

71RGASPI, 495-122-4, p. 5.

72Comunicación dirigida por la CSLA al Comité de la CROP. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 227.

73Comunicación dirigida por la CSLA al Comité de la CROP. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 223.

74Comunicación dirigida por la CSLA al Comité de la CROP. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, pp. 223-224.

75Comunicación dirigida por la CSLA al Comité de la CROP. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, pp. 228-229.

76RGASPI, 495-122-4, p. 5.

77El propio Arze testimonia que los dos peruanos no tenían ningún poder del BSA. En cambio, los documentos del BSA indican que estos dos peruanos tuvieron el poder y confianza de la IC, aunque fueron criticados por su labor deficiente. RGASPI, 495-122-4, p. 5.

78RGASPI, 495-122-4, p. 1.

79Carta de José Antonio Arze al Secretariado Sudamericano de la IC, 1933. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, p. 286.

80Comunicación dirigida por la CSLA al Comité de la CROP. Schelchkov y Stefanoni, Historia de las izquierdas, pp. 229-231.

81 Lorini, El movimiento socialista, p. 180.

82El dirigente comunista Francisco Muñoz Díez usaba ese seudónimo, pero no podemos asegurar que fuera él.

83 Ulianova, “Develando un mito”, p. 103.

84RGASPI, 495-122-4, p. 2.

85RGASPI, 495-122-4, p. 5.

86RGASPI, 495, 122-4, pp. 7-8.

87Según el relato de propio Mendoza Mamani, reproducido por Lora, dicho Rafael reunió a todos los dirigentes y militantes prescindiendo de las reglas elementales de la conspiración; como resultado, fue arrestado. Lora, Historia del movimiento obrero, p. 249.

88RGASPI, 495-79-188, p. 89a.

89RGASPI, 495-79-188, p. 89.

90RGASPI, 495-79-188, pp. 91-92.

91 Arze, Escritos literarios, p. 139.

92RGASPI, 495-79-188, pp. 89-95.

93RGASPI. 495-122-4, p. 10.

94Lora escribe que Cloza Valle, prisionero en Paraguay, “tuvo una conducta extraña, contando con el amparo de las autoridades recorría los campamentos de prisioneros para dar charlas contra la clase dominante boliviana”. Y le incrimina el “más vergonzoso oportunismo”. Lora, Historia del movimiento obrero… 1923-1933, p. 285. En realidad, en estas campañas entre prisioneros bolivianos actuaban también los comunistas paraguayos, quienes pudieron tener relación con esta iniciativa. Valle Cloza explica su liberación de los campamentos de prisioneros por acciones “extraoficiales” del Partido Comunista Argentino y de la Federación Universitaria Argentina y no menciona las charlas a que refiere Lora. Además, Valle Cloza después demostró con su sangre el valor de sus convicciones, al ser herido en el frente español. RGASPI. 545-6-318, pp. 10-12v.

95RGASPI, 545-6-318, p. 14.

96 Lora, Contribución a la historia, p. 78.

97 Lora, Historia del movimiento obrero, p. 177.

98RGASPI. 495-101-22, p. 71.

99 Lora, Historia del movimiento obrero, p. 283.

100 Lora, Historia del movimiento obrero, pp. 183-184.

101Sobre el tema véase Pasolini, Los marxistas liberales.

102El apoyo del PIR al derrocamiento del gobierno nacionalista de Gualberto Villarroel -que terminó asesinado y colgado de un farol de la Plaza Murillo en La Paz-, a quien Arze consideraba “nazi-fascista”, provocó un acercamiento del PIR a partidos de la denominada “rosca minero-feudal” y erosionó profundamente su credibilidad entre los sectores populares.

Recibido: 11 de Enero de 2021; Aprobado: 15 de Junio de 2021

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