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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.71 no.4 Ciudad de México abr./jun. 2022  Epub 04-Abr-2022

https://doi.org/10.24201/hm.v71i4.4128 

Reseñas

Sobre Samuel Brunk, La trayectoria póstuma de Emiliano Zapata. Mito y memoria en el México del siglo XX1

Rebeca Villalobos Álvarez* 

*Universidad Nacional Autónoma de México

Brunk, Samuel. ,, La trayectoria póstuma de Emiliano Zapata. Mito y memoria en el México del siglo XX. Ciudad de México: Grano de Sal, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2019. 390p. ISBN: 978-607-98369-5-5. ISBN: 78-607-539-267-7.


La trayectoria póstuma de Emiliano Zapata. Mito y memoria en el México del siglo XX es una de esas peculiares biografías que nos habla de un sujeto histórico, sí, pero no de un individuo de carne y hueso. Como su elocuente título señala, la obra estudia los distintos mitos en torno al héroe sureño, al igual que las muchas formas en que su recuerdo permeó la política y la cultura mexicanas durante casi todo el siglo XX. Se trata de un sesudo y bien fundamentado estudio cuya primera versión (2008) tardó 11 años en traducirse al español. Samuel Brunk -autor de una biografía, que podríamos llamar tradicional, de Emiliano Zapat2 y coeditor de un interesante estudio colectivo sobre los héroes latinoamericanos del siglo XX-3 consolidó en una sola obra sus conocimientos sobre el movimiento revolucionario zapatista, por un lado, y sobre la construcción del mito heroico como un elemento de identidad regional y nacional, por el otro.

A lo largo de ocho capítulos, engarzados cronológicamente, pero acotados en función de temáticas particulares, se da contenido a las premisas teórico-metodológicas del texto, las cuales merecen cuando menos un breve bosquejo, antes de entrar en materia. En la introducción, por ejemplo, Brunk nos habla de la importancia social y cultural del mito, definido ahí como relato y a la vez como concepción del mundo, y conceptualizado como “una historia a partir de la cual las personas pueden derivar un sentido común de identidad y comunidad” (p. 17). La obra enfatiza la importancia de Zapata no sólo como caudillo y figura popular, sino como un recuerdo (o una suma de ellos) configurado a la luz de distintas realidades sociales y perpetrado en función de diversos intereses políticos. Desde esta perspectiva, se reivindica la importancia del personaje como un dispositivo generador de filiaciones comunitarias e identidades colectivas de muy diversa índole. Sin soslayar el uso propagandístico de la imagen de Zapata, particularmente desde el poder, Brunk evita el reduccionismo de aquellos enfoques que analizan la generación de mitos como un fenómeno que opera “de arriba hacia abajo”, como si la importancia del héroe y sus significados se definieran exclusivamente a partir de los intereses de las cúpulas. A la luz de su perspectiva, “no es posible separar por completo los Estados de las sociedades en que actúan” (pp. 19-20) y, por lo mismo, la revisión de los componentes que hicieron de Zapata un héroe regional, y un símbolo nacional después, se analizan en función de diversas variantes. La obra revisa, por ejemplo, el carisma de Emiliano, su popularidad como líder campesino y la promoción de su imagen en vida y después de su muerte. Pero también vincula esos elementos con la herencia cultural del México revolucionario, considerando creencias y mitos de largo aliento como el culto a los muertos y el significado religioso del sacrificio, que tanta importancia tuvieron para las sociedades campesinas de la región zapatista. Asimismo, la obra toma en cuenta los imaginarios políticos, religiosos y culturales más importantes del periodo virreinal, como el guadalupanismo, y desde luego la configuración de los primeros símbolos patrios durante el siglo XIX.

Además del concepto de mito, en general, y su materialización en la cultura mexicana, en lo particular, el texto apela a otro referente teórico de importancia para valorar el culto a Emiliano. La idea de hegemonía, entendida como una suma de mecanismos que utiliza un Estado para legitimar sus formas de gobierno, se juzga fundamental para entender los distintos usos políticos del héroe y para valorar las formas en que diferentes grupos sociales interactúan con la política de Estado. Al utilizar la trayectoria póstuma de Zapata como “una herramienta relativamente manejable con la que evaluar la dinámica del poder estatal y la identidad nacional” (p. 317) el autor busca dilucidar el valor del héroe en el ámbito de la cultura política, definida como una combinación de “creencias, prácticas y debates en torno a la acumulación y la impugnación del poder” (p. 31). Reconocer la importancia del mito heroico en el juego político, sin embargo, no implica desdibujar la importancia de la herencia cultural y los imaginarios colectivos en la construcción del orden social y sus formas de gobierno. Antes bien, si hay un acierto que destacar de esta propuesta es su capacidad para demostrar el peso de la lucha simbólica en torno a Zapata como un elemento de movilización social, de hegemonía estatal y de filiación identitaria siempre complejo, cambiante y, en primera y última instancia, histórico.

La riqueza heurística de la obra ha sido, en la mayoría de comentarios que ha recibido, uno de sus atributos más celebrados.4 Con justa razón, los reseñistas han destacado su exhaustividad en el uso de fuentes; su talento para documentar la circulación del mito o, mejor dicho, los mitos zapatistas, a lo largo y ancho del país, utilizando escalas tanto nacionales como regionales. También se ha señalado la fluidez narrativa del texto; aspecto que no sobra reiterar pues son pocos los libros de historia académica que logran una comunión tan amable de erudición, reflexión y prosa elocuente. En el caso de la versión castellana, el elogio se sostiene y se comparte con los traductores y el equipo de edición.

Volviendo a los contenidos del texto, en particular a aquellos que más atención han recibido en el medio académico, cabe destacar el esfuerzo de la obra por documentar la utilización política de la imagen de Zapata por diversos grupos, entre ellos el gobierno o los gobiernos posrevolucionarios, a lo largo de varias décadas, particularmente desde el sexenio cardenista. De acuerdo con Brunk, el gobierno mexicano se fue plegando ante el mito regional en torno al héroe, cuyo peso en las comunidades campesinas fue decisivo para articular demandas y, eventualmente, para establecer alianzas. En este sentido, el culto al héroe se insertó en una dinámica política de suyo compleja que habilitó el afianzamiento del Estado posrevolucionario y, con ello, la reconfiguración de la identidad nacional. A la luz de la obra, los usos de la imagen de Zapata ciertamente emergieron en el contexto social al que perteneció el caudillo, pero lograron trascender esas fronteras hasta permear la realidad política de otros grupos sociales (indígenas, proletarios y urbanos) que acabaron por adoptar la figura del héroe como una bandera de sus propias luchas.

Dicho esto, es preciso recuperar la importancia que tiene en el estudio de Brunk la fuerza simbólica del héroe, personalizado en la figura de Emiliano y a la vez despersonalizado mediante una diversidad de imágenes que se fueron produciendo por medio de los corridos populares, el arte pictórico, los libros de texto, el cine y la televisión. Sin la referencia a estos temas, la propuesta quedaría reducida a un estudio de la conformación política del Estado mexicano como algo hasta cierto punto ajeno al fenómeno cultural. Al separar la dimensión mítico-simbólica del problema estrictamente político se proyecta una versión empobrecida de la obra pues se omite su profunda reflexión en torno a la base cultural que hace posible la hegemonía del Estado sobre un universo social. A mi juicio, la riqueza de La trayectoria póstuma de Emiliano Zapata radica en su capacidad para vincular ambas cosas. Atinada es, en este sentido, la descripción de Paul Hart al afirmar que “el corazón del libro, y su mayor contribución, es la forma en que utiliza la lucha por la imagen de Zapata para explorar cómo se crea la historia oficial, cómo se fabrican y diseminan las narrativas maestras, cómo se manipulan los símbolos, cómo se construye la identidad, cómo se define el patriotismo y cómo todos estos esfuerzos inspirados por la élite son continuamente absorbidos y desafiados por significados y recuerdos populares no oficiales”.5 Aunque comparto esta descripción casi en todas sus líneas, creo que la última afirmación da lugar a un error al suponer el mito de Zapata como algo inspirado o creado desde las élites políticas (mas no controlado por ellas). Para mí, en cambio, la obra demuestra que su origen es eminentemente popular, que emergió desde la trinchera de las comunidades campesinas como una forma de luto colectivo que logró sacralizar la muerte del caudillo, configurando su recuerdo como mártir y a la vez apóstol de la causa vencida. En el capítulo dedicado al culto regional, Brunk documenta la creación de los primeros mitos sobre Zapata en la tradición oral y revisa puntillosamente el drama mesiánico que se fue configurando tras su muerte, al igual que los distintos mitos sobre su sacrificio y su simbólica resurrección.

La fortaleza del culto regional, y la necesidad de los gobiernos revolucionarios de contemporizar con esas comunidades y sus demandas, fue un factor decisivo en la ulterior transformación del mito de Zapata en un referente de carácter patriótico y nacional, pero la creación de esa narrativa nacionalista tardó en materializarse. De ahí la importancia del recorrido que ofrece el texto por las primeras décadas posrevolucionarias, un periodo en el que el recuerdo de Zapata, salvo por su núcleo en Morelos, todavía invocaba profundos resentimientos y evocaba la terrible y cruenta imagen del Atila del Sur. El camino, pues, para oficializar la imagen del héroe no estuvo exento de obstáculos y contradicciones y aun cuando “parece haber servido como un puente entre políticos y campesinos” (p. 114) no era aún el reflejo de un esfuerzo claro por parte del Estado para “forjar un Zapata que representara el orden” (p. 112). El atributo más importante del héroe a lo largo de esos años fue su filiación a la lucha campesina, a las causas del agrarismo que, poco a poco, el gobierno estuvo dispuesto a incorporar en su propio discurso y en sus políticas públicas.

Como han hecho notar otros estudios,6 la oficialización del culto a Zapata ocurrió durante la década de 1930 y fue un componente muy significativo del discurso político cardenista, mas no deja de sorprender la forma tan acuciosa y exhaustiva en que el autor documenta y a la vez explica la diseminación de la imagen del héroe en distintas plataformas, entre las cuales destacan los libros de texto. De acuerdo con Brunk, el caudillo sureño ocupó en ellos el papel protagónico dentro del panteón de héroes mexicanos, incluso por encima de figuras tan importantes como Miguel Hidalgo y Benito Juárez. Llama la atención (y valdría la pena comparar con mayor detenimiento el caso) la desvinculación del Benemérito como ícono del poder gubernamental en favor de la promoción del ícono agrarista por excelencia en el curso de aquellos años. Adoptar un rebelde y no a un presidente como estrategia de propaganda política, fue un giro astuto por parte del gobierno cardenista, el primero acaso, en mostrar un genuino interés por “moldear la cultura” y sin duda el primero en entender que si Zapata se estaba convirtiendo en un símbolo nacional era necesario ejercer un control más estricto sobre él (p. 149). Desde entonces, el oficialismo entró de lleno en la lucha simbólica por Zapata, en la cual comenzaron a insertarse muchas más voces y elementos. Si algo fascina del mito heroico, y también del libro de Brunk, es su capacidad para abarcar miradas tan distintas del héroe como la que, ya bien entrado el siglo XX, surgió entre los grupos urbanos o entre las comunidades indígenas de Oaxaca y Chiapas.

A finales de 2019 vio la luz la exposición curada por Luis Vargas Santiago Emiliano Zapata después de Zapata, “sin duda el esfuerzo más abarcador y ambicioso realizado en un foro público que busca capturar y comunicar, en términos visuales, la historia de la manera en la que Zapata ha sido recordado desde su muerte hace un siglo”.7 Junto a otros especialistas, Brunk colaboró en la creación de la obra colectiva,8 de la cual el libro reseñado es uno de sus más importantes antecedentes, porque La trayectoria póstuma fue uno de los primeros trabajos (si no es que el primero) en reconocer en el mito de Zapata un fenómeno profundamente cambiante y de largo aliento. La transmutación del héroe en una bandera para los grupos chicanos, en un referente mediático de la cultura de masas, en un ícono fílmico de la mayor preponderancia, la feminización e incluso la sexualización del arquetipo tradicional del charro macho (tópicos presentes en la exposición curada por Vargas) también fueron objeto del texto de Brunk, acaso el primero (felizmente no el último) de estos magnos esfuerzos por reivindicar al héroe, explicándolo en toda su complejidad histórica.

1Agradezco el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México que, a través del Programa de Apoyos para la Superación del Personal Académico de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico, me permitió desarrollar el proyecto de investigación “La construcción estética y retórica del héroe en los siglos XIX y XX”, del cual esta reseña es un producto derivado.

2Samuel Brunk, Zapata!: Revolution and Betrayal In Mexico, Nuevo Mexico, University of New Mexico Press, 1995.

3Samuel Brunk y Ben Fallaw (eds.), Heroes and Hero Cults in Latin America, Texas, University of Texas Press, 2006.

4Keith Brewster, review of The Posthumous Career of Emiliano Zapata: Myth, Memory, and Mexico’s Twentieth Century, (review no. 847). https://reviews.history.ac.uk/review/847. Fecha de acceso: 25 de marzo de 2020.

5Paul Hart, “Zapata vive”, A contracorriente. A Journal on Social History and Literature in Latin America, 8: 1 (invierno 2010), pp. 453-458, p. 454.

6Salvador Rueda Smithers, “Emiliano Zapata, entre la historia y el mito”, en Federico Navarrete y Guilhem Olivier (dir.), El héroe entre el mito y la historia, México, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 2000, pp. 251-264.

7Samuel Brunk, “Zapata después de Zapata”, Letras Libres, 254 (feb. 2020).

8Luis Vargas Santiago (ed.), Emiliano Zapata después de Zapata, México, Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, 2019.

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