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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.71 no.4 Ciudad de México abr./jun. 2022  Epub 04-Abr-2022

https://doi.org/10.24201/hm.v71i4.4094 

Reseñas

Sobre Luis Aboites Aguilar, El norte mexicano sin algodones, 1970-2010. Estancamiento, inconformidad y adiós al optimismo

Casey Walsh* 

*University of California, Santa Bárbara

Aboites Aguilar, Luis. El norte mexicano sin algodones, 1970-2010. Estancamiento, inconformidad y adiós al optimismo. Ciudad de México: El Colegio de México, 2018. 482p. ISBN: 978-607-628-346-2.


El norte mexicano sin algodones es innovador e importante; una obra completa, íntegra, que por medio de una detallada historia regional del norte de México construye un puente analítico entre la economía y la cultura: del algodón al optimismo. El libro ofrece una perspectiva panorámica para entender tanto el pasado como el presente en el septentrión, pero a la vez invita a las siguientes generaciones de historiadores a responder a sus dudas y preguntas. Es una obra experta pero humilde, que representa una enorme profundidad de conocimiento junto con una sensibilidad a los límites del saber del autor. En conjunto con su antecesor, El norte entre algodones, este libro codifica la historia del norte dejando espacio para otros.

Aboites utiliza material de archivo, entrevistas y material hemerográfico para describir los aspectos económicos, sociales y culturales del declive de la época del oro blanco en el norte de México. El autor parte de su libro anterior, en el que discute el auge del algodón y la experiencia de vivir en el norte entre 1930 y 1970. Los aportes del libro en cuestión son muchos, pero encuentro tres que son de especial importancia. Primero, Aboites consolida el argumento de que el algodón define el norte como área o región en el siglo XX y propone que también se puede ver en la actualidad una formación socioeconómica y cultural contemporánea compartida en esa área, producto del ocaso del algodón. Segundo, el libro es a la vez sociología e historia. Se basa en una lectura detallada de fuentes originales y rescata la complejidad de los acontecimientos históricos, pero logra interpretar esa complejidad con conceptos sociológicos, tales como la lucha de clases y la formación del estado. El aspecto sociológico o antropológico (cita a Eric Wolf) no domina la narrativa, sino que estructura a la obra y aparece por medio de la discusión de los datos históricos. Tercero, el libro ofrece un ejemplo magistral de cómo estudiar economía política y cultura simultáneamente. Un argumento vertebral del libro es que el declive del algodón es un proceso a la vez económico, demográfico, social y cultural. El adiós a la producción del algodón es un adiós al poder insurgente de los campesinos y trabajadores, al igual que un adiós a la ideología progresista que caracteriza el pensamiento y el sentir de los norteños durante el periodo (muy excepcional, al parecer) de los años 1930-1970.

A lo largo de 10 capítulos y 482 páginas, Luis Aboites desarrolla una narrativa de profundo análisis, pero también de mucho sentir, reflejo de la posición del mismo autor como actor y testigo en esta historia. Es evidente que a Aboites le pesa profundamente la tragedia de la “violencia moderna” que demuele a la sociedad norteña, robándonos a todos la posibilidad de imaginar un futuro alternativo y decente: o migrar o volverse sicario; o armar una guerra con los pobres o irse a San Antonio; o renunciar a la política o corromperse. El historiador es originario de la zona algodonera de Delicias, Chihuahua, y ha vivido y sentido el adiós violento al optimismo que se plasma en las páginas del libro. La urgencia de ofrecer una salida lleva al autor a condenar a nuestras élites norteñas en la corte de la historia y a rescatar del olvido visiones radicales para una mejor sociedad como la del comunismo, así como movimientos y agrupaciones de estudiantes, de colonias populares y de campesinos radicales. Estas historias de valor, comunidad, resistencia y optimismo forman un acervo importante para todos aquellos que confrontan al apocalipsis actual de la inseguridad en el norte.

Los capítulos del libro construyen el argumento progresivamente. Los capítulos 1 y 2 utilizan estadísticas para establecer una línea basal a fin de entender los movimientos económicos y demográficos en el norte de México, en comparación con el nivel nacional. En las décadas de 1950 y 1960 se ve un acentuado crecimiento -el “milagro mexicano”- que se logró gracias, en gran parte, a la producción agrícola del algodón en el norte. La industria posterior no alcanza a replicar esa experiencia y hay menos crecimiento después de 1970. Aboites atiende a las diferencias entre estados y encontramos que Nuevo León genera mucha de esa actividad económica. Lo que sube, baja, y vemos en el capítulo 3 que el fomento de una nueva industria basada en las maquiladoras no rescata a la región del decrecimiento relativo al periodo anterior. Empresarios, gobierno y líderes sindicales construyeron un régimen flexible para la fuerza laboral. Cayeron los salarios y se incrementó la precariedad, agregando un estímulo más a la migración masiva hacia las ciudades fronterizas y hacia Estados Unidos que inició en la década de 1970. Aboites identifica los efectos dañinos del crecimiento urbano mal planeado y extendido en la reproducción social: el debilitamiento de las redes sociales, la ruptura de la estructura familiar y dificultades en cuidar a los niños. Estos efectos se tratan en el libro como anticipación de la descomposición social y la violencia que estallarían años después.

Hubo voces de protesta que confrontaron la crisis. Líderes y grupos de izquierda en el campo y las ciudades, al igual que jóvenes estudiantes. Al mismo tiempo, se conforma una identidad política regional alrededor del proyecto oligárquico de independizarse del estado y del PRI. Esta identidad da base al ascenso del PAN. Vemos en estos capítulos un norte inconforme, radical, que de alguna manera proyecta un optimismo, una convicción de que las cosas se pueden mejorar. No obstante, el libro no desarrolla un análisis de la relación entre el radicalismo, el panismo y los movimientos sociales y oligárquicos y el eventual “violento adiós al optimismo.” Aboites nos ofrece una discusión de la relación de la violencia actual con la historia singular del norte; sostiene que la violencia viene de tiempo atrás. Esta afirmación genera la pregunta: ¿será la misma corriente violenta de la cultura política regional que emergió en el radicalismo del periodo 1950-1970? Y pensado en la situación actual, con las tasas estratosféricas de asesinatos de la última década: ¿qué implica organizar una lucha para la justicia económica y social en un contexto de violencia cotidiana, corrupción política y militarización?

El adiós al optimismo deriva de la caída del régimen de acumulación construido en la época de los algodones. En el capítulo 8 vemos que las obras hidráulicas construidas por todo el norte en el siglo XX nunca cristalizaron la promesa de conquistar el desierto, mientras que los crecientes problemas ambientales, tales como el abatimiento de los acuíferos y la salinización de las tierras, mostraron la soberbia modernista de tal esfuerzo. Adicionalmente, en tanto el optimismo fue promulgado por las élites como identidad regional en el pasado, en el presente las nuevas élites no pueden ofrecer una identidad comparable. En ese vacío se construyó el enorme éxito de los Tigres del Norte, un grupo norteño cuyos corridos hablan de una nueva identidad regional, la identidad del sicario.

El libro termina con un argumento sencillo: el capital logró desestabilizar el país para asegurar su propio crecimiento; los norteños capitalistas por fin conquistaron a los campesinos y a los trabajadores; la violencia es el arco de triunfo de los ricos. Este método de la historiografía de conectar la economía con la identidad es idóneo para acercarnos a la crisis que sufre el norte hoy en día. El libro empieza con el análisis de la dinámica poblacional y económica, y avanza hacia discusiones de luchas sociales y del proyecto ideológico de la clase dominante -el optimismo-. Es motivo de celebración que este modo de análisis siga vigente y que ha resultado en un par de libros que presentan, con enorme detalle, la complejidad de esta historia regional dentro de una narrativa que capta las dinámicas económicas y culturales de regímenes de acumulación.

En las últimas páginas del libro, Aboites nos deja con una serie de preguntas para animar futuros estudios. La situación venidera del norte y su relación con el centro del país están por definirse. Lo que no se pregunta, y que no se desarrolla fuertemente para el periodo 1970-2010, es la relación del norte de México con fuerzas más allá de las fronteras nacionales. Ahora más que nunca vale la pena revisar las influencias ultramarinas y transnacionales que desde siempre han moldeado la economía, sociedad y cultura del norte. Por ejemplo, ¿qué efecto tiene la militarización de la frontera por parte de Estados Unidos y la creciente llegada de desplazados y refugiados de otros países a México? ¿Cómo se articulan capitales extranjeros con el sector energético en el norte, con la industria y con la construcción de infraestructura? ¿Qué efecto tendrá en la identidad regional la llegada de extranjeros a las ciudades norteñas y fronterizas mexicanas? No es fácil encontrar respuestas a estas preguntas, pero el libro de Aboites nos ofrece un modelo útil para hacer el intento.

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