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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.71 no.3 Ciudad de México ene./mar. 2022  Epub 13-Dic-2021

https://doi.org/10.24201/hm.v71i3.4016 

Reseñas

Sobre Marc Charron, Luise von Flotow y Claudia Lucotti (eds.), Por casualidad y otras razones: traducción y difusión de la literatura, la dramaturgia y el cine de Canadá en Latinoamérica

Juan Carlos Calvillo R.1 

1El Colegio de México

Charron, Marc; von Flotow, Luise; Lucotti, Claudia. Por casualidad y otras razones: traducción y difusión de la literatura, la dramaturgia y el cine de Canadá en Latinoamérica. Ciudad de México: Bonilla Artigas Editores, Pública cultura 8, 2018. 170p. ISBN: 978-607-856-061-5.


Claudia Lucotti, maestra en Letras Modernas (Inglesas) por la UNAM; Luise von Flotow, una de las más destacadas investigadoras en materia de traducción, principalmente en sus dimensiones política e ideológica, a nivel mundial; y Marc Charron, traductor literario y profesor de la Escuela de Traducción e Interpretación de la Universidad de Ottawa, vuelven a hacer equipo esta vez para presentar un estudio monográfico sobre la traducción y difusión de la literatura, el teatro y el cine canadienses en América Latina a lo largo de las últimas tres o cuatro décadas. El libro Por casualidad y otras razones surge en el marco de un proyecto de investigación interesado en explorar las diversas facetas y manifestaciones del intercambio cultural entre Canadá y varios países latinoamericanos, en particular México, Brasil, Argentina, Chile y Uruguay, siempre que dicho intercambio involucre, en mayor o menor medida, un acto de traducción. La intención del proyecto, concebido en un contexto en el que la “diplomacia cultural” se propone como una alternativa viable y fructífera frente a las incursiones políticas de carácter violento, es, en palabras de los editores, “examinar las redes y los agentes implicados, estudiar las imágenes de Canadá que circularon como resultado y descubrir los sistemas de intercambio” (p. 11) entre países que forman parte de un mismo continente americano. En este sentido, el volumen de Charron, Flotow y Lucotti entiende la traducción no sólo como un recurso o una estrategia de comunicación entre hablantes de lenguas distintas sino también, y sobre todo, como un estímulo que impulsa la circulación de obras artísticas, ideas, opiniones y criterios entre grupos que tienen en común más rasgos culturales de los que aparentan.

El monográfico se da a la tarea de estudiar selectivamente un conjunto de textos recientes, de trayectorias profesionales de traductores y de situaciones de contacto e intercambio cultural con el objeto de documentar y cuestionar de manera crítica las políticas de selección, traducción, publicación y difusión de obra anglocanadiense o quebequense, las circunstancias en las que se juzgó necesario su fomento y los términos en los que se ha recibido en los países hispanohablantes y lusófonos de América en los últimos treinta y cinco años. Llama la atención que, contrario a lo que cabría esperar -al menos a partir de la visibilidad de las subvenciones gubernamentales e institucionales que promueven la proyección de la cultura canadiense en el extranjero-, las conclusiones a las que llega el estudio dejan un resabio agridulce: por un lado, queda claro que el interés latinoamericano en el caudal artístico y cultural de Canadá se encuentra en pleno auge; por el otro, también queda claro que el apoyo brindado no suele ser ni bidireccional (véase, e. g., p. 61) ni constante (véase p. 17). Como se afirma en la introducción,

La misma diversidad de las traducciones da testimonio de la permanente fascinación de los traductores y editores por las obras provenientes del Norte y por las colaboraciones creativas. Las contadas instancias de series sistemáticas de libros canadienses traducidos […] sirven para confirmar la regla de que mucho de lo que se lee en español y en portugués emerge de actos aleatorios de traducción, suscitados por traductores, académicos y editores individuales, y que termina por salir a la luz tras enfrentar grandes retos (p. 20).

El volumen que editan Charron, Flotow y Lucotti recoge seis trabajos procedentes del encuentro internacional “Cuando Canadá viaja a América Latina. Reflexiones sobre transferencia y traducción”, organizado por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM del 23 al 25 de octubre de 2012, en el marco del cual se llevó a cabo un taller-conferencia para estimular la colaboración con expertos locales (p. 16). El primer capítulo del libro, que lleva por título “La difusión de los cines anglocanadiense y quebequense y la posible formación de un público mexicano”, de Graciela Martínez Zalce, investigadora del CISAN, es un compendio informativo, centrado particularmente en la Ciudad de México, sobre la distribución y exhibición de producciones cinematográficas canadienses, ya sea de manera individual o como parte de festivales, muestras o ciclos de cine. En el texto se comenta de un modo interesante la problemática que supone el subtitulado de largometrajes en inglés o en francés, así como los avatares de su comercialización formal e informal. Con todo, las apreciaciones relativas a ciertas insuficiencias que dificultan la “formación de un público” aficionado al cine canadiense en México tienden a asumir que, en términos de política cultural, es incuestionable el lema “cuanto más, mejor”, por lo que las conclusiones derivadas de los datos a menudo se reducen a aseverar que todo lo que no sea mucho está necesariamente mal.

El segundo capítulo, “El teatro canadiense en Latinoamérica: traducción y difusión”, de Hugh Hazelton, poeta, traductor, profesor emérito de traducción y civilización latinoamericana, y promotor cultural de primera línea, si los hay, hace un recuento completo de las condiciones de importación, traducción, adaptación, montaje y subsidio de obras dramáticas del Canadá anglófono y francófono en los escenarios del continente americano, así como del diálogo que dichas producciones teatrales entablan con sus entornos de recepción. Debido quizá a que este panorama es mucho más venturoso, es decir, a que el “teatro canadiense ha alcanzado un alto nivel de popularidad en Latinoamérica, donde se aprecia cada vez más su dinamismo y creatividad, y [donde] se traduce ampliamente tanto para producción como para publicación” (p. 43), el artículo de Hazelton ahonda en reflexiones de gran interés que permiten reconocer no sólo el alcance y el impacto que ha tenido esta forma artística en los contextos y las culturas de llegada sino también la importancia de la definición, por medios artísticos, de la heterogénea identidad canadiense.

Por su parte, el capítulo 3, intitulado “La traducción del exilio, en el exilio; el exilio en traducción: el caso de Chile”, de Douglas Kristopher Smith, doctorando del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile, tal vez por ser el texto que más estrictamente se encuadra en un marco teórico pertinente, explícito y bien delimitado, es también el que formula las preguntas más inteligentes a fin de desentrañar la complejidad del caso que investiga, a saber, “el contexto social y la importancia cultural de la traducción de la literatura canadiense” en una situación política en la que “la traducción no necesitó ser fomentada, sino que más bien se volvió una necesidad en sí” (p. 66). Particularmente atractivos en este artículo son el análisis y la discusión del teatro de Alberto Kurapel, exiliado chileno en Quebec (y estudiado previamente en la obra crítica de Hazelton), en cuyas innovaciones y propuestas dramáticas y performativas Smith concibe la “traducción como [una] manera de negociar el exilio” (p. 73).

El capítulo cuarto, “Traducción y difusión de obras de teatro canadiense en Uruguay”, de Marta Huertas Prego, presidenta de la asociación cultural uruguaya InterArte, es, como el texto de Martínez Zalce, un compendio informativo, aunque en este caso resulta quizá más abarcable y analizable dada la exigüidad declarada del corpus. A partir de los datos obtenidos en el estudio y en un conjunto indeterminado de entrevistas, la autora colige que, a pesar del relativo éxito y de la acogida crítica que tuvieron en Montevideo unas catorce producciones desde el año de 1995, “la dramaturgia canadiense ha tenido hasta el presente escasa trascendencia en la vida cultural uruguaya” (p. 114).

“De Quebec a Brasil: la traducción como diálogo fructífero entre américanité y americanidade”, de Marc Charron y Luise von Flotow, conforma el capítulo quinto del volumen y examina la traducibilidad de la novela quebequense Une histoire américaine, de Jacques Godbout, en función de los rasgos que codifican la identidad y la alteridad en los paratextos e intertextos de la publicación brasileña. Por último, el sexto artículo, “Born in Amazonia de Cyril Dabydeen en portugués: la cultura en traducción”, de Miguel Nenevé y Simone Norberto, ambos de la Universidade Federal de Rondônia, presenta y comenta la traducción al portugués de algunos poemas del escritor Cyril Dabydeen, guyanés de nacimiento y radicado en Ottawa, prestando particular atención al trasvase de los mitos, leyendas y creencias amazónicos que informan su obra.

Creo que es justo decir que Por casualidad y otras razones es un volumen informado, aunque no siempre profundo, que sin embargo ofrece un panorama más o menos general de las condiciones de recepción del bagaje cultural canadiense en América Latina. Con todo, sorprende el hecho de que Claudia Lucotti no firme ningún texto: la inclusión de un capítulo suyo podría haber aportado una perspectiva más literaria, y no tan cargadamente sociológica, al asunto de la traducción, como queda bien demostrado en su libro De Perséfone a Pussycat: voz e identidad en la poesía de Margaret Atwood (Bonilla Artigas, UNAM, 2013). De haber contado con su colaboración, quizá los lectores habríamos tenido herramientas para entender y dimensionar el fenómeno de la traducción y difusión de figuras prominentes como la propia Margaret Atwood, como Alice Munro y Gabrielle Roy, que en este volumen -supongo que para variar- brillan por su ausencia. De hecho, ni una palabra se menciona respecto de la traducción de literatura no dramática en México en las últimas décadas, una oportunidad terriblemente derrochada a la luz, por poner sólo un caso, de la frecuente publicación de antologías de cuento y poesía canadienses en nuestro país, que van desde las más cuestionables, como La nieve inmaculada: poetas canadienses contemporáneos (Benjamín Valdivia, trad.), hasta las más meritorias, como ¿Dónde es aquí? 25 cuentos canadienses (Claudia Lucotti, coord.) o Perros días de amor y otros cuentos, de Barry Callaghan (Mónica Lavín, coord.).

Por lo demás, resta sólo mencionar la falta de pulcritud de Bonilla Artigas Editores, que en este volumen, como en otros (y no soy el único reseñista en señalarlo), parecen empeñarse en maltratar al lector con una cantidad ingente de erratas, descuidos de edición, inconsistencias en los criterios de anotación y referencia, y un largo etcétera. Ni modo, tiene que decirse: es verdaderamente penoso que la hostilidad de sus ediciones, en esta colección y en otras, como la valiosa T de Traducción, juegue en contra del indudable interés que suscita su catálogo.

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