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Historia mexicana

versão On-line ISSN 2448-6531versão impressa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.71 no.3 Ciudad de México Jan./Mar. 2022  Epub 13-Dez-2021

https://doi.org/10.24201/hm.v71i3.4004 

Reseñas

Sobre Gustavo Pérez Rodríguez, Xavier Mina el insurgente español. Guerrillero por la libertad de España y México

Jorge Alejandro Díaz Barrera1 

1El Colegio de México

Pérez Rodríguez, Gustavo. Xavier Mina el insurgente español. Guerrillero por la libertad de España y México. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Secretaría de Desarrollo Institucional, Seminario de Investigaciones sobre Historia y Memorias Nacionales, 2018. 443p. ISBN: 978-607-300-099-4.


Cuando Martín Luis Guzmán partió en 1924 al exilio en España, también dejó tras de sí una gran tradición historiográfica sobre la expedición insurgente del navarro Xavier Mina a la Nueva España en 1817 (William David Robinson, Lucas Alamán, Carlos María de Bustamante, Julio Zárate y Justo Sierra, entre otros). En México quedaban los libros de más de cinco grandes historiadores del siglo XIX sobre “la independencia”, para los que la narración del episodio de Mina había sido obligatoria. Los hechos más notables de su empresa ya engrosaban los libros de la patria, por ejemplo: la planeación de la expedición y su azaroso desarrollo entre 1815 y 1816, la conformación de su ejército expedicionario “extranjero”, así como sus avatares desde que arribó a Soto la Marina (22 de abril de 1817), su recorrido por el Bajío y el contacto con tropas insurgentes, las refriegas más significativas, sus relaciones con el gobierno y los mandos militares rebeldes, hasta su captura y asesinato (27 de octubre y 11 de noviembre de 1817).

Sin embargo, el relato y la investigación sobre Mina no habían sido aún completados, no para el horizonte historiográfico de principios del siglo XX y tampoco para nuestros días. Así lo demostró Martín Luis Guzmán cuando en el exilio escribió una biografía sobre “Javier” Mina publicada en 1934,1 en la que contribuyó a reconstruir la vida del insurgente en Navarra, sus primeros actos militares y su prisión en Francia. De algún modo, el libro de Martín Luis Guzmán venía a subsanar las escuetas páginas que la historiografía de un siglo había dedicado a esta etapa de la vida de Mina. Tal aportación develó la forja de su carácter liberal e insurgente, pero no fue un obstáculo para que en la segunda mitad del siglo XX una pléyade de historiadores y estudiantes continuaran escribiendo sobre la vida y obra del guerrillero navarro, ahora desde el contexto de los centros de investigación y de enseñanza histórica.

Así, el libro de Gustavo Pérez Rodríguez se suma a una larga lista de investigaciones, artículos y tesis de grado sobre Mina. Éste tiene la virtud de resumir y sintetizar diversas tradiciones historiográficas, lo cual lo vuelve un mosaico sobre el insurgente navarro. En su lectura se reúnen los escritos de toda la plétora de historiadores del siglo XIX, junto con los libros del XX, como la biografía que escribió Martín Luis Guzmán, los trabajos de Josep María Miquel i Vergés, las investigaciones de Guadalupe Jiménez Codinach, y los textos de Manuel Ortuño Martínez. El autor logró fundir en un solo relato todas las etapas de la trayectoria insurgente de Mina. La narración es rica en detalles y ofrece referencias contrastadas sobre los acontecimientos. Podemos decir que Gustavo Pérez ha sintetizado de manera ordenada -cronológicamente- y exhaustiva lo sabido en libros, documentos editados y archivos, sobre la vida y lucha de Mina. Su trabajo actualiza el conocimiento acerca de un acontecimiento de gran relevancia.

Pero al igual que hace casi 100 años, como cuando apareció la biografía escrita por Martín Luis Guzmán, hoy tampoco podemos decir que el relato haya alcanzado un estado de completitud, en parte porque la propia empresa de Xavier Mina pudo no tener ese carácter completo y acabado que el relato historiográfico del siglo XIX fue construyendo. Asimismo, por más detallada que una obra sea, ésta no agota su objeto, pues en nuestra lógica historiográfica progresiva -que ya empieza a modificarse- en el futuro seguiremos recibiendo tesis, artículos y libros sobre la expedición a Nueva España de 1817. En este contexto del “porvenir historiográfico” cabe la pregunta sobre cuál es el aporte y la lección que los historiadores podemos sustraer del nuevo libro sobre Xavier Mina que escribió Gustavo Pérez Rodríguez. La investigación y síntesis histórica -e historiográfica- del autor es útil porque nos permite apreciar desde una visión casi panóptica los alcances y límites de las tradiciones historiográficas (así como sus estrategias) que se ocupan de la vida, obra y tiempo de Mina.

El principal límite podría encontrarse en el empleo de la narración y el análisis cronológico como marco general de la investigación y del libro, aunque está claro que este trabajo es la base de todo. Con la publicación de Gustavo Pérez se presume que el siglo XX y los principios del XXI han arrojado un significativo número de trabajos sobre Xavier Mina, los cuales ya nos ofrecen los datos suficientes para, a partir de aquí, dar virajes al esqueleto narrativo conformado desde el siglo XIX. En este sentido, la reconstrucción que elaboró el autor tiene la virtud de ofrecernos, en un solo cuadro, los elementos para una reinterpretación. Podemos trazar esta radiografía para un futuro, digamos de las caras de Mina, a partir de una baraja de temáticas -interconectadas- que están presentes en el relato de la expedición y que merecen el interés de estudios particulares. Aunque quizá hay otras líneas de investigación que no se mencionan aquí pero que también son relevantes.

1) El ejército expedicionario y extranjero de Mina es un fenómeno en suma interesante y todavía incomprendido. La idea del navarro fue organizar un cuerpo de oficiales que contribuyera a dinamizar y organizar las gavillas insurgentes americanas. En Europa la mayoría de los activos que se sumaron a Mina “eran ingleses veteranos de la batalla de Waterloo y otros del fallido levantamiento de Porlier en Galicia, aunque también había antiguos guerrilleros del francés Murat” (p. 91). En América, los militares de Mina eran “rebeldes aventureros y marinos” que “se refugiaban por diversos motivos” en el puerto de Nueva Orleans (p. 152), así como estadounidenses de tierra adentro.

Este grupo humano se componía de 300 individuos (“oficiales, marineros, operarios y sirvientes, además de algunas mujeres”, p. 155), y se integraba también por sujetos provenientes de Suiza, Italia, Trinidad y Colombia. Pero no podemos tratar a este conjunto de acuerdo con sus nacionalidades, porque la nacionalidad es un fenómeno que se encontraba en una etapa temprana de construcción a principios del siglo XIX; en Nueva España todavía no había un sentido de “nacionalidad mexicana”. Por lo tanto, hay que reconsiderar la identidad política y guerrillera de estos individuos. Para tal empresa Gustavo Pérez reúne los datos de 165 miembros de la “División auxiliar de la República Mexicana” (Apéndice. Cuadro 1, pp. 391-416), lo cual es un aporte significativo. Ahora hay que rehacer la historia de estos militares foráneos, que en Nueva España fueron guerrilleros. Los historiadores Peter Linebaugh y Marcus Rediker2 nos ofrecen nuevas perspectivas desde la historia social para repensar esta expedición “extranjera”, pues muestran que en el Atlántico y en las revoluciones atlánticas se tejieron redes de solidaridad entre diferentes sectores sociales y distintos grupos étnicos que sufrieron la opresión de las compañías capitalistas y de los estados. ¿Los oficiales de Mina caben dentro del movimiento atlántico e interétnico de resistencia?, ¿o se explican solo por los intereses comerciales de los patrocinadores en Londres y Filadelfia? Además, cabe añadir que la propuesta de Linebaugh y Rediker implica invertir la relación tradicional entre líderes y muchedumbre, o ideólogos y pueblo, puesto que muestran que el pensamiento revolucionario de las élites se nutrió de las prácticas de solidaridad y resistencia de las capas bajas de la sociedad. Esto nos lleva a pensar de una manera más compleja las publicaciones y el pensamiento de Mina, para dejar de considerarlo como un foco irradiador de ideas de libertad y apreciarlo más como un catalizador y condensador de estas.

2) El contacto sociocultural de los expedicionarios con los habitantes del virreinato es una problemática que no ha sido abordada, porque en el siglo XIX y hasta principios del XX, la pregunta sobre las relaciones de Mina con los insurgentes “nativos” había dominado la historiografía. Pero si cuestionamos la caracterización nacionalista de los expedicionarios, el contacto con los habitantes del virreinato adquiere tintes distintos. Para 1817 la voz “extranjero” tenía un significado diferente, pues designaba a aquellos sujetos que eran ajenos a la monarquía española, que no eran súbditos del rey de España y que además no eran católicos. Desde esta premisa se deben repensar las relaciones que los “extranjeros” entablaron con la población corriente, con los insurgentes y con los realistas, así como los procesos de justicia que enfrentaron y el trato que recibieron en materia religiosa.

3) El comercio insurgente que posibilitó la expedición es otra veta de investigación harto interesante. Al respecto Gustavo Pérez narra que cuando se inició la construcción del Fuerte de Soto la Marina, y “desde el momento mismo del desembarco los comerciantes se acercaron para vender sus productos”; señala en particular una “corbeta estadounidense que no era de la expedición” (p. 194). También es llamativo el mercado que se estableció en el Fuerte del Sombrero, al que acudieron comerciantes ¿neutrales? para “vender sus productos a los insurgentes” (p. 289). Tales datos nos hacen pensar que los recursos que Mina y todos los insurgentes tomaron de locaciones y poblaciones “realistas” (como la hacienda del Jaral) tenían valor gracias al comercio que se efectuaba más allá de los bandos militares o políticos.

Esto devela a una sociedad que de algún modo se había acoplado a vivir en estado de guerrilla. Por lo tanto, a partir de esta idea podemos cuestionar la interpretación tradicional, todavía presente en el trabajo de Gustavo Pérez, sobre la “decadencia de la insurgencia”, o sobre la inexperiencia de los americanos para la guerra. Pues la trayectoria de Mina fue desencadenando el traslado de poblaciones y la reactivación de gavillas; es decir, una gran movilidad social que ya precedía al año 1817, y que fue posible reavivar gracias a la experiencia adquirida en más de seis años de conflicto armado.

4) Las comunicaciones son otro aspecto relevante en esta historia, pues como ya lo ha notado Johanna von Grafenstein,3 fueron un factor definitivo para el triunfo del ejército del rey. La reconstrucción de Gustavo Pérez nos permite identificar la estrategia del virrey Apodaca, la cual consistió en vigilar los caminos y restablecer los correos, pero también en diversificar las fuentes de información del gobierno, pues el virrey mantenía correspondencia con militares y autoridades de todas las gradaciones y jerarquías. Asimismo, intervino tanto correos insurgentes como neutrales, lo cual es un indicio para medir la fuerza militar que Apodaca había perfeccionado y heredado del anterior virrey Félix María Calleja. Por el lado insurgente, las comunicaciones tanto terrestres como exteriores (que se garantizaban por medio del Fuerte de Soto la Marina) eran vitales para el movimiento. Además, la propaganda política fue un fenómeno que se intensificó en 1817 y que en gran parte se debe a la presencia de Mina. Así que aún nos hace falta una historia del control realista, del correo insurgente y de los impresos políticos, que muestran un estado muy maduro -y crítico- del manejo de la opinión pública, mucho antes del regreso de la Constitución de Cádiz en 1820 y de la independencia en 1821. Así que con agrado recibimos este nuevo libro sobre Mina que nutre la reconstrucción del día a día de su expedición y que nos invita a sumergirnos en esta historia para averiguar su significado.

1Martín Luis Guzmán, Javier Mina. Héroe de España y de México, México, Joaquín Mortiz, 2018 (primera edición, 1934).

2Peter Linebaugh y Marcus Rediker, La hidra de la revolución. Marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico, España, Crítica, 2005 (primera edición en inglés, 2000).

3Johanna von Grafenstein, “La expedición de Xavier Mina en las redes de comunicación realista, 1815-1817”, ponencia presentada en el coloquio “Xavier Mina y su incursión en la Nueva España en 1817. Homenaje desde México”, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Museo Nacional de Historia, 12 de octubre de 2017.

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