En los últimos 26 años, la historiografía mexicana ha ofrecido un importante progreso en el estudio y la publicación académica sobre el desarrollo económico del norte de México. Un área geográfica que quedó rezagada por varias décadas en su estudio, debido en buena medida a la concentración de los estudios de los procesos económicos que se dieron en otras latitudes en el país, en particular en el centro-sur de México. Este auge de los estudios de los grupos empresariales, en esta región del norte del país, mostró una dinámica totalmente compleja y diferente al resto de la nación.

En efecto, en las últimas décadas, el estudio histórico de numerosos investigadores se diversificó en zonas de base agrícola que mostraron una dinámica empresarial totalmente diferente, en especial en el noroeste, al resto del país. Y de igual forma, el noreste de México mostró un potencial industrial varias décadas antes de iniciar el siglo XX. En efecto, este desarrollo económico estuvo sustentado en una red empresarial económicamente madura y sustentable que existe hasta la actualidad. Este proceso atrajo la atención de numerosos investigadores locales que la examinaron, desde la península de la Baja California hasta el otro extremo norte de la República mexicana, pasando por las entidades federativas de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. En estas entidades surgieron numerosos investigadores que fueron creando toda una línea historiográfica sobre el desarrollo económico en estas latitudes. Al grado que esta línea de investigación alcanzó su madurez y se disparó hacia una línea de investigación con perspectiva global. Esto trajo consigo una conceptualización del desarrollo económico en esta región muy diferente del resto de la República mexicana. Es precisamente este recorrido lo que muestra esta novedad editorial.

El libro que estamos reseñando recoge esta historia empresarial en cuatro capítulos, cuatro anexos y numerosos archivos mexicanos consultados, a la par de otras fuentes documentales que incluyen mapas y figuras sobre el devenir histórico-económico del gran Norte de México. Tras un emotivo prólogo, se exponen, en el capítulo 1, nociones útiles para el estudio histórico de las dinámicas empresariales surgidas en el siglo XIX, representadas por las familias insignes de este periodo. En particular, se pone énfasis en el sistema agroalimentario mexicano y su conexión con la industria, lo que mostró rápidamente un crecimiento virtuoso que impulsaron los sistemas locales de producción. Por otra parte, las familias empresariales lograron dar estabilidad a los proyectos económicos a pesar de la inestabilidad económica y social que trajo la revolución mexicana en la segunda década del siglo XX. Por ello se emprendió un arduo trabajo a fin de incluir en las investigaciones de este tema nociones conceptuales tales como “familia empresarial”, “identidad regional”, “tejido empresarial”, “empresa madre”. Esto dio una nueva dimensión y conceptualización a los mismos estudios. De igual forma, ayudó a enfrentar, conocer y detectar los vaivenes económicos imprevistos, como las nuevas coyunturas históricas que se estaban enfrentando. Fue por ello por lo que las investigaciones conceptualizaron contextos y procesos para explicar la reconversión y la reestructuración productiva de parte del empresariado mexicano en estas latitudes. Una de las familias más sobresalientes en este largo periodo fueron los Sada, con sede en la ciudad de Monterrey, descrita en el capítulo 2.

En el capítulo 3, se examina el auge bibliográfico referente a la historia económica y empresarial en el norte de México. Si bien las primeras investigaciones al respecto se hicieron al inicio de la segunda mitad del siglo XX, sería en la última década de este siglo cuando se dieran las primeras síntesis del “estado de la cuestión”. En efecto, se creó, entre otras, la Asociación de Historia Económica del Norte de México (AHENME) el 19 de agosto de 1993, ante notario público en la misma ciudad de Monterrey, manifestando de esta manera una autonomía intelectual y jurídica en el proceso de investigación centrado en esta parte de la nación mexicana. Los firmantes fueron catedráticos investigadores de 13 universidades ubicadas en el norte de México.

El capítulo 4 presenta tres entrevistas realizadas por el autor a dos historiadores y una historiadora que han destacado en esta área. La primera de ellas es la doctora María Inés Barbero, la segunda entrevista es al doctor Carlos Dávila y finalmente la tercera es al doctor Carlos Marichal, quienes, sin duda, son los pioneros en México en estos temas.

La obra incluye tres anexos, referentes a las empresas fundadas o con participación de la familia mexicana apellidada Sada (pp. 247-254). Y un cuarto anexo exhibe un listado de obras publicadas y seleccionadas sobre historia económica entre los años de 1991 y 2016 (pp. 261-316). De igual forma, presenta un índice de los 27 cuadros incluidos en la obra que muestran a las familias empresariales estudiadas, así como sus dinámicas empresariales, exponiendo el sólido proceso de expansión de sus empresas y de enlace familiar entre los empresarios de los mencionados grupos radicados en el norte del país.

Esta obra es pionera en su realización y en su presentación temática en México. En efecto, no solo muestra una línea de investigación sólida de estudios históricos y económicos que desmenuza con mucho cuidado la gran extensión de esta disciplina. En efecto, el espacio que es referido en esta obra representa un millón de kilómetros cuadrados dentro de la República mexicana. Un espacio territorial que, por un periodo largo de nuestra historia, fue relegado en la investigación de Clío, tal vez por la concepción de José Vasconcelos, que veía la frontera entre dos Méxicos, uno que mostraba una gran civilización encontrada por los conquistadores españoles en el siglo XVI, y un norte que era habitado por grupos de tribus nómadas que no merecían la definición de civilización. He de recordar que esta concepción histórica ha sido ampliamente superada por trabajos que muestran sociedades complejas estudiadas por antropólogos e historiadores.

Para finalizar, la obra -como ya comenté- cierra con un “Anexo 4” que presenta a los autores de las obras seleccionadas (pp. 261-334). Ellos muestran la enorme labor de investigación histórico-económica que se ha dado en esta región del país, al presentar un promedio por investigador de alrededor de 15 trabajos referenciados en este territorio mexicano entre los años de 1991 y 2016.

A todos mi reconocimiento por haber creado una amplia gama de líneas de investigación que dieron fruto en las planicies, desiertos y sierras del norte mexicano.