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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.71 no.1 Ciudad de México jul./sep. 2021  Epub 02-Jul-2021

https://doi.org/10.24201/hm.v71i1.3898 

Reseñas

Sobre Begoña Pulido Herráez, El Boletín Titikaka y la vanguardia andina

Sebastián Hernández Toledo1 

1El Colegio de México

Pulido Herráez, Begoña. El Boletín Titikaka y la vanguardia andina. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2017. 244p. ISBN: 78-607-029-592-8.


La década de 1920 fue de las más fructíferas en relación con la aparición de revistas culturales en Latinoamérica. Publicaciones ampliamente reconocidas, como Amauta, Claridad, Repertorio Americano, Babel, entre muchas otras, han sido motivo de diversos ensayos, coloquios y tesis. Ya sea como fuentes o como objeto de estudio, este tipo de impresos ha permitido vislumbrar debates políticos, circulación de ideas, reconocimientos transnacionales, auge de figuras públicas e influencias ideológicas de largo alcance. En esta línea, el libro presentado por Begoña Pulido propone un exhaustivo análisis de la revista peruana Boletín Titikaka entre 1926 y 1930. La singularidad de este proyecto radica en el rescate de la literatura indígena, la difusión de la nueva estética vanguardista y su postura “indigenista”, “andinista” e “indoamericanista”. De este modo, la investigación reseñada tiene un doble objetivo. Por una parte, mostrar la generación de redes nacionales e internaciones a partir de una revista editada “en una pequeña y aislada población del sur andino” (p. 11), en Puno. Y, por otro lado, dar cuenta de las tensiones y debates del campo cultural peruano manifestado en una visión dicotómica centro-periferia. En palabras de la autora: “el estudio de las revistas se convierte así en la posibilidad de entrar en el ojo del huracán de las revueltas” (p. 20).

El libro se estructura en cuatro capítulos. En el primero, la autora explica cómo Titikaka pasó de ser un órgano de propaganda editorial a una publicación periódica de ensayos y propuestas culturales. Sin embargo, se observan dos problemas en este apartado. Primero, la dificultad de la autora para definir al Boletín como una revista cultural. El hecho de que los números iniciales no poseyeran artículos intelectuales generó una división analítica entre considerar el impreso como boletín o revista, sin comprender que la reinvención de una publicación es un proceso común en las revistas culturales del continente, por ejemplo, Ercilla en Chile. Segundo, se señala que Titikaka es de interés por nacer alejada “del imaginario cosmopolita asociado a las vanguardias” (p. 12). No obstante, no hay mayor análisis en lo central de esta cuestión: las redes de canje. A pesar de que Pulido hace reiteradas referencias a que la circulación del impreso se debe al canje propuesto desde la Biblioteca Municipal de Puno, no responde en qué lugar circula, qué otras revistas se recibían o quiénes eran esos interlocutores.

El segundo capítulo es un perfil biográfico de Gamaliel Churata, director del Boletín Titikaka. Este tipo de apartado es necesario en todo trabajo que analice una revista cultural. Es importante saber las influencias literarias, el nivel educativo, la posición política y, sobre todo, las redes intelectuales con las que cuenta la persona a cargo de un proyecto cultural. A su vez, se debe comprender que todo director de revista juega un papel de difusor y gestor cultural que marca, en parte, la pauta política y literaria de donde se desarrolla. Este último punto es el gran ausente del capítulo. Pulido sólo otorga algunas referencias aisladas del credo revolucionario de Churata, sin estructurar un apartado que explique el camino político del director.

El tercer capítulo es la parte principal del libro. En este apartado, la autora define qué tipo de indigenismo difundió Titikaka, quiénes fueron sus principales autores, qué artículos se publicaron y cómo se posicionó la revista respecto a la política andina. Una de las fortalezas del texto es que se comprende que Boletín Titikaka no fue un escenario de debate y discusión, sino que cumplió un papel de propagandista y difusor del indigenismo desde sus diferentes tendencias. Así, a pesar de que la revista no fue protagonista de ninguna de las polémicas que se desarrollaron en Perú en relación con la “cuestión indígena”, importantes intelectuales como José Carlos Mariátegui, Camilo Blas, César Vallejo, entre otros, aportaron sus trabajos.

Begoña Pulido identificó varias temáticas estéticas e ideas políticas que se difundieron por medio del Boletín Titikaka. Por ejemplo, el postulado andinista que marcó la identidad de la revista. Esta nueva tendencia vanguardista se centraba en una estética creativa influenciada por “la impronta del paisaje sobre el hombre que habita la región” (p. 99); en otras palabras, era la defensa de la cosmovisión prehispánica y de las prácticas cotidianas de los habitantes de la sierra. Otro elemento que destaca la autora es el “indoamericanismo”. Este concepto fue utilizado por Víctor Raúl Haya de la Torre quien, bajo la influencia de José Vasconcelos, intentaba incluir lo mestizo, lo indio, lo negro y lo ibérico en un solo concepto alejado de la teoría europea o imperialista. La cercanía de Churata y el movimiento aprista es evidente. No sólo el uso del término “indoamericanismo” o la búsqueda de la unidad continental dan cuenta de este vínculo; las colaboraciones de Esteban Pavletich, Serafín Delmar, Magda Portal, Carlos Manuel Cox, entre otros reconocidos apristas, muestran la cercanía a esta tendencia política.

En el último capítulo se vuelve a hacer mención de la nueva estética de Titikaka. Se señala la peculiaridad de su propuesta americana prehispánica y su impacto en el circuito intelectual latinoamericano. De ese modo, este apartado se centra en el desarrollo de temas como el “arte nuevo”, el “indoamericanismo estético” o la militancia aprista a través de la revista. Por último, un punto importante es el valor de la actualización literaria. El hecho de que la revista difundiera reseñas sobre obras recién publicadas muestra el anhelo de estar informados sobre el canon literario del continente, lo que debía transformarse en nuevas propuestas dentro del Boletín.

Entre las fortalezas del libro se encuentran el análisis y el desglose de la revista Titikaka. La autora logra posicionar al impreso dentro de una red que opinaba y escribía sobre la vanguardia andina, obligando a quienes estudian este tipo de tema a incluir y formar parte del análisis al Boletín. Por otro lado, la descripción de los debates y polémicas intelectuales, casi siempre desarrolladas en la capital peruana, ayuda a comprender el contexto en que aparecieron las colaboraciones que publicó la revista. También se debe añadir que en la introducción de esta obra se explica y se sintetiza el debate historiográfico sobre la vanguardia y el indigenismo, lo que otorga una mirada general sobre las últimas propuestas del tema. Por último, el libro cumple con lo que debe proponer todo trabajo historiográfico: nuevos temas de estudio. Se puede observar a lo largo del texto ideas como el “anarquismo estético”, la biografía de Churata antes y después de la revista y la militancia cultural del APRA, temáticas que aparecen en el libro, pero que no están desarrolladas por completo.

Este trabajo también presenta algunas debilidades. En primer lugar, el poco equilibro entre capítulos, teniendo algunos de no más de 20 páginas y otros que se desarrollan en más de la mitad del texto, dificultando la comprensión de la estructura propuesta. Otro elemento es el anexo con el cual concluye el libro. Las cartas publicadas entre Churata y Mariátegui están en el Archivo José Carlos Mariátegui, digitalizado y disponible para todo el público a través de internet. La idea de todo anexo sería publicar artículos de la revista o correspondencia a los cuales no se tenga fácil acceso; de lo contrario, se pierde el objetivo de la publicación.

En definitiva, el libro El Boletín Titikaka y la vanguardia andina de Begoña Pulido es un aporte para la historia intelectual y el estudio de las revistas culturales. Hacer de Puno un lugar de circulación de ideas y de propuestas vanguardistas cuestiona a muchos estudios en los que no se han tomado en cuenta las empresas culturales surgidas en regiones alejadas de las capitales. Por lo anterior, este libro es también una invitación para formar una nueva cartografía intelectual que descentralice el debate y las polémicas culturales.

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