SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.70 issue3Sobre Carlos Ordóñez García, Un niño refujiao. Una infancia en el Edificio ErmitaSobre Kristina Pirker, La redefinición de lo posible: militancia política y movilización social en El Salvador [1970 a 2012] author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Historia mexicana

On-line version ISSN 2448-6531Print version ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.70 n.3 Ciudad de México Jan./Mar. 2021  Epub Feb 19, 2021

https://doi.org/10.24201/hm.v70i3.3844 

Reseñas

Sobre Alejandro Zarur Osorio, Imágenes de la migración. El resplandor de la memoria, la fotografía en una experiencia migratoria México-Estados Unidos

Diana Irina Córdoba Ramírez1 

1Universidad Nacional Autónoma de México

Zarur Osorio, Alejandro. Imágenes de la migración. El resplandor de la memoria, la fotografía en una experiencia migratoria México-Estados Unidos. México: Bonilla Artigas Editores, 2017. 296p. ISBN: 978-607-845-098-5.


Documentar y registrar los procesos migratorios entre México y Estados Unidos ha sido objeto de diversas instancias gubernamentales a lo largo del tiempo. En este sentido, la fotografía desempeña el papel de testimonio gráfico o descriptivo de los procesos, dirigido a reforzar hipótesis o estadísticas que fortalecen los calificativos de éxito, asimilación, crisis o fracaso frente a los desplazamientos humanos. Más allá de lo anterior, el texto Imágenes de la migración invita a mirar y a reflexionar la fotografía como una fuente histórica, un testimonio en dónde rastrear y problematizar los procesos por medio de los cuales se constituyen las sociedades contemporáneas. Un testimonio en donde queda capturada y se recrea, con toda su complejidad, la experiencia colectiva e individual de las comunidades que emigran.

Con fines propagandísticos, en la década de 1940, Dorothea Lang fotografió a los trabajadores temporales mexicanos durante los primeros años en los que estuvo vigente el Programa Bracero. En muchas de sus icónicas imágenes, auspiciadas por la Farm Security Administration, vemos a hombres jóvenes y fuertes, de enormes sonrisas y sin rastro de agotamiento, en los fértiles campos californianos. Al margen de este empleo de la fotografía, organizaciones civiles, sindicales y académicas también han tenido como objeto documentar, con una perspectiva más crítica, los procesos migratorios. La Fundación Ford respaldó el informe elaborado por Ernesto Galarza, e ilustrado con fotografías de Leonard Nadel, sobre la operación de la bracereada en el suroeste del país vecino. El objetivo del informe fue denunciar las condiciones en las que los trabajadores temporales desempeñaron sus tareas, condiciones que dieron por resultado los textos Merchants of Labor: The Mexican Bracero Story y Spiders in the House, and Workers in the Field, publicados en 1964 y 1970, respectivamente. Tanto Lang como Nadel y otros afamados fotógrafos, entre los que se encuentran los hermanos Francisco, Cándido y Julio Souza Fernández, y Pablo y Faustino del Castillo Cubillo, que juntos formaron la agencia fotográfica Hermanos Mayo, ofrecieron por medio de sus imágenes la posibilidad de difundir información sobre los migrantes.

Frente a tal perspectiva, la propuesta que ofrece el texto de Alejandro Zarur Osorio , la fotografía en la migración internacional, busca visibilizar el uso que le dan a esas imágenes quienes viven el proceso migratorio de manera directa o en la espera. El texto reflexiona sobre la imagen para dirigir una mirada histórica, antropológica y sociológica al proceso migratorio México-Estados Unidos, por medio de dos escenarios fundamentales: Chicago, Illinois y Tonatico, Estado de México. De ambos espacios, y con base en la fotografía, resulta un espacio social construido por medio de las imágenes, y sus anécdotas, un espacio intangible, transnacional, al que los tonatiquenses están habituados y que crean a partir de una percepción fotográfica atravesada por sentimientos, emociones y convicciones.

Acompañan a la imagen una pluralidad de sujetos: migrantes históricos o braceros, migrantes de retorno, migrantes temporales y familiares cercanos a ellos y a los migrantes ausentes. Todos rememoran la experiencia que indaga sobre lo que significa ser mexicano, latinoamericano o latino en otro país e inquiere, también, acerca del origen, las razones, las condiciones y las consecuencias de la migración en la comunidad de origen. Se trata, entonces, de un ejercicio empático al que el autor dirige el objetivo de la obra: “comprender el papel de la fotografía en la experiencia migratoria internacional desde la perspectiva de quienes la viven”.

A lo largo de ocho apartados que dan cuenta de una amplia investigación cualitativa y un sólido respaldo conceptual en el que se citan las perspectivas de John Berger, Jean Mohr y Pierre Bordieu, Zarur retrata la experiencia migrante de diversas generaciones de mexiquenses en Estados Unidos, pero también la experiencia de tonatiquenses que paradójicamente construyen esa identidad sin haber pisado otro suelo.

Para ello, ubica al lector en el proceso histórico de una migración que inició a finales de la primera guerra mundial. Al principio, como una opción temporal que vio en Chicago la oportunidad de prolongar la estancia en el país vecino al terminar las pizcas en los campos de Illinois, Wisconsin y Michigan. Después, como un proceso en el que se reconocen coyunturas, como el Programa Bracero. Por último, como un lugar de destino que se vio fortalecido por las redes de solidaridad y la creciente presencia de mexicanos en Waukegan, Illinois.

Un aspecto que resulta singular dado el título del libro, Imágenes de la migración, es que la parte fotográfica es considerablemente menor a la reflexión testimonial. En el planteamiento el autor da cuenta del porqué de la aparente contradicción. Fotografiar en la migración dota a la imagen de la “capacidad para dar origen a una historia”. De esta manera, la fotografía se constituye en una forma de construcción de la memoria: “la más frágil y preciosa facultad humana”, como la definió Octavio Paz. Es esta reflexión la que justifica que la parte testimonial del libro sea mucho más extensa que la de las imágenes fotográficas. Relatos que le permiten al lector aprehender la distinción de la propuesta frente a otros ejercicios fotográficos que tienen como sujeto o protagonista al migrante y que permiten al autor de la obra aquí reseñada afirmar que “la fotografía en la migración es una selección de lo que el migrante quiere recordar y por lo que quiere ser recordado”.

Para llevar lo anecdótico a un plano de reflexión, Zarur plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿qué funciones sociales cumple la fotografía (analógica e impresa y digital) en las migraciones humanas internacionales? Al responderla, fluyen las entrevistas directas, semiestructuradas, conversacionales y a profundidad en el entorno social de quienes viven la migración. Esos diálogos fueron realizados por el autor en el decenio comprendido entre los años 2007-2017, una década en la que la política antiinmigrante ha adquirido expresiones de violencia alarmantes y un interés creciente por amplios sectores de la población estadounidense. En estos años, la repatriación de mexicanos se incrementó ante la discreción que sobre el tema mostró el último presidente demócrata y también ante la vociferante agresividad del republicano en el ejercicio del cargo. En esas entrevistas se devela la historia de las familias de tonatiquenses que han migrado durante dos generaciones y encuentran el antecedente más remoto de esa experiencia en los años de 1942 a 1964, cuando estuvo en vigor el Programa Bracero.

Delimitados los sujetos de estudio, los testimonios permiten advertir al lector la manera como se crean lazos identitarios, familiares y toponímicos que, de otra manera, disolverían la distancia y el tiempo. También es posible advertir los cambios en los patrones migratorios y en la forma como los migrantes se ven a sí mismos.

Pensar la articulación de ese lazo, la forma como se construye la memoria, en la voz de quienes pasan por esta experiencia, lleva de la mano al lector por los testimonios que recrean, a partir de imágenes, el día a día, los espacios conquistados, apropiados y visibles, los espacios de trabajo y de recreación y el transcurrir del tiempo en el que se suple la ausencia, del emigrado y del espacio que se añora, con su imagen. En esas fotografías confluyen tiempos continuos y discontinuos, los de su creación y los de su contemplación, ambos con la finalidad de dotar de sentido las experiencias que las ausencias mutuas provocan.

Para Zarur migrar motiva la reflexión, la creación plástica y literaria, la militancia política y la lucha social, por lo que analizar la complejidad de la migración se enmarca en una ineludible necesidad de las sociedades contemporáneas. Los migrantes y quienes los piensan, en ese espacio social creado que hace posible la fotografía, opinan sobre la criminalización, la falta de poder político, las paradojas y el desgarrador escenario que enfrentan al ser deportados, pero también sobre la solidaridad, la visibilidad, el liderazgo y todo lo que, sin migrar, no hubiera podido ser.

Los testimonios que ofrece Imágenes de la migración explican el diálogo que se establece entre los papeles central y tangencial que ocupa el trabajador temporal o migrante en la fotografía. Nos hablan de la cautela con que la imagen es seleccionada y el papel que se espera cumpla. En estas imágenes, quien tiene el lugar protagónico está ahí, también, para darles su propia interpretación. De aquí que el texto constituya un documento de sumo interés para los interesados en las experiencias de migrantes.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons