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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.69 no.3 Ciudad de México ene./mar. 2020  Epub 09-Sep-2020

https://doi.org/10.24201/hm.v69i3.3711 

Reseñas

Sobre Marco Palacios, Violencia pública en Colombia, 1958-2010

Coline Ferrant1 

1Northwestern University

Palacios, Marco. Violencia pública en Colombia, 1958-2010. México: Fondo de Cultura Económica, 2012. 218p. ISBN: 978-958-824-904-9.


“Aparte del café, las esmeraldas, los claveles o la cocaína, Colombia es conocida por el conflicto armado” (p. 17). Tal es el rasgo de la historia de Colombia del último medio siglo que Marco Palacios explora en Violencia pública en Colombia, 1958-2010. El libro se asienta en la construcción de un objeto de estudio: la violencia pública. Primero, el autor formula una definición de trabajo: “toda forma de acción social o estatal por medios violentos que requiera un discurso de autolegitimación” (p. 23). Segundo, arma una conceptualización: la violencia pública es análoga a una cinta de Moebius, cuyas caras son lo estatal (Colombia-mundo) y lo social (sociedad-Estado). La violencia pública se liga pues íntimamente con cuestiones de relaciones internacionales, del Estado, de poder, de legitimidad. El autor ofrece así una problematización densa y compleja, pauta recurrente de sus trabajos. Por ejemplo, El café en Colombia. Una historia económica, social y política: 1850-1975,1 publicado en 1984, emprende la ingente tarea de investigar los efectos en las estructuras de producción, la estratificación social, la organización del Estado y las relaciones de fuerzas entre regiones, que tuvo la integración de Colombia en el mercado mundial del café.

Existe una plétora de estudios de calidad sobre el conflicto colombiano. Sin embargo, sostiene el autor, son monografías que carecen de amplitud de vista, historias generales con poco espesor interpretativo y problemático. La relevancia de este enésimo trabajo reside en sobrepasar tal fragmentación del conocimiento. El autor ambiciona una “síntesis interpretativa en perspectiva histórica” (p. 21), una relectura fresca, “una de tantas posibles” (p. 21) de los hechos históricos, mediante el aparato conceptual de la formación inacabada del Estado-nación colombiano y de su integración en el ámbito internacional.

Esta interpretación novedosa se estructura en cuatro capítulos. El primero plantea las categorías analíticas que guían el libro: el vocabulario (“palabras”), la temporalidad (“momentos”) y la geografía (“lugares”). Primero, el autor explica cómo el vocabulario del sentido común es insatisfactorio desde un punto de vista científico: falta de precisión y de claridad; deforma la realidad para fines políticos. Segundo, desentraña los momentos del conflicto, formado por capas complejas, “simultáneas, irreductibles, específicas” (p. 41). Tercero, localiza múltiples escalas geográficas, de la región al municipio. A escala nacional, el autor destaca tres zonas: las “islas de legitimidad”, a saber, las principales zonas urbanas, los “territorios de poderes fácticos”, recién colonizados por las organizaciones narcotraficantes, y el resto de Colombia, “país en el medio” (pp. 56-57). Cabe notar que tal división tripartita dista de la que el mismo Marco Palacios , junto con Frank Safford, elabora en Colombia: Fragmented Land, Divided Society,2 publicado en 2001. En dicha historia general de Colombia, los autores dividen el territorio nacional según criterios de geografía física: tierras altas del oeste y del este, tierras bajas. Ello ilustra el rigor analítico del autor, que se preocupa por definir una geografía idónea para cada proceso histórico.

El segundo capítulo sitúa el conflicto colombiano en el contexto de la guerra fría, “distribuidor de legitimidades” (p. 22) para los actores. Como botón de muestra, el autor analiza cómo el Frente Nacional, en su comienzo, se legitimaba mediante discursos en torno al peligro comunista; cómo, en el marco de la fragmentación del comunismo a nivel mundial, en los orígenes de las FARC está una estrategia política del Partido Comunista Colombiano para fingir un giro a la izquierda y así desacreditar a los marxistas-leninistas prochinos y al ELN procubano.

El tercer capítulo indaga la evolución cuantitativa y cualitativa del conflicto: su escalamiento y transformación en una guerra sucia permanente, de baja intensidad. El autor examina la debilidad del Estado, incapaz de garantizar elecciones no violentas, sumiso a la guerra a las drogas iniciada por Estados Unidos de América. Palacios propone en esta ocasión una breve comparación con el caso mexicano, la cual pone de relieve el “déficit nacionalista de tipo estatal” (p. 108) que padece Colombia, así como su fragmentación territorial y política. Es de lamentar que el autor no recurra más a la comparación internacional: este método resulta útil para rescatar tanto la singularidad como la dimensión internacional del conflicto colombiano.

El cuarto capítulo documenta los acontecimientos de la paz cuatrienal desde un enfoque microhistórico. De esas micronarrativas, el autor saca conclusiones generales sobre el déficit de legitimidad interna del Estado, así como su carencia de recursos materiales y organizativos. En especial, la concentración de los recursos estatales en la guerra al narcoterrorismo global se acompaña de la grave ocultación de las violaciones de los derechos humanos y de la infiltración del Estado por los paramilitares.

El epílogo constata el fracaso de la guerra a las drogas: “el narcotráfico sigue y Colombia mantiene la posición de primer productor y exportador mundial de cocaína; las guerrillas, debilitadas, siguen; los paramilitares cambian el modo” (p. 186). El autor no ofrece reflexiones en torno a las políticas actuales relacionadas con la violencia pública. Aunque ello se aleja del quehacer del historiador, podemos fácilmente intuir que la amplitud de miras que logra el autor le proporciona ideas que merecen ser compartidas.

En definitiva, Violencia pública en Colombia, 1958-2010 es un libro problematizado con solidez, estructurado con habilidad, y narrado con elegancia. Alterna diestramente entre microrrelatos y macroconclusiones. Así consigue el autor el ambicioso proyecto de replantear el conflicto armado colombiano a la luz del concepto de violencia pública.

1Marco Palacios, El café en Colombia. Una historia económica, social y política: 1850-1975, México, El Colegio de México, 1984.

2Marco Palacios y Frank Safford, Colombia: Fragmented Land, Divided Society,Nueva York, Oxford University Press, 2001.

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