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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.67 no.3 Ciudad de México ene./mar. 2018

https://doi.org/10.24201/hm.v67i3.3551 

Reseñas

Juan Jesús Morales Martín, José Medina Echavarría. Vida y sociología

Francisco Zapata* 

*El Colegio de México

Morales Martín, Juan Jesús. José Medina Echavarría. Vida y sociología. México: El Colegio de México: 2017. 391p. ISBN: 978-607-131-4.


La reconstrucción de la historia de las ciencias sociales latinoamericanas se ha fortalecido en años recientes con la publicación de biografías de economistas, sociólogos, antropólogos de diversos países de la región. Dichas biografías han logrado articular la trayectoria individual, el contexto nacional y el contenido de las obras publicadas en valiosas síntesis que permiten conocer los antecedentes que dieron lugar a una producción original de interpretaciones propiamente latinoamericanas del devenir de nuestras sociedades. Así, Prebish, Urquidi, Medina Echavarría, Gaos, González Casanova, Stavenhagen, Germani, Cardoso, han sido objeto de biografías y semblanzas que nos permiten hoy contar con un acervo que caracteriza la participación de esos científicos no solo en el análisis de los problemas económicos y sociales sino también del papel que varios de ellos desempeñaron en coyunturas políticas de sus países de origen o de adopción.1 En este contexto, el desarrollo de la sociología científica en América Latina está estrechamente ligado a la contribución de dos grandes trasterrados citados como fueron Medina Echavarría y Germani. Ambos llegaron a nuestro continente en los años 1930 y dejaron una huella profunda en México y en Argentina respectivamente. Se involucraron en diversas tareas que dejaron una impronta en la formación de los primeros sociólogos como fueron la traducción de los textos clásicos de la disciplina, el diseño de investigaciones empíricas, la publicación de textos que todavía tienen vigencia por la pertinencia que poseen para la comprensión de los problemas sociales de nuestros países.2

Ahora, aparece el libro de Juan Jesús Morales Martín, José Medina Echavarría. Vida y sociología, publicado por El Colegio de México que focaliza su esfuerzo en periodizar la vida de Medina Echavarría en paralelo con el desarrollo de su pensamiento, el que se plasmó en estrecho contacto con varios de los intelectuales citados y, en particular con los economistas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Sucesivamente, Morales Martín nos refiere, “La forja de un sociólogo e intelectual republicano: España, Alemania, Polonia” (Primera Parte), “El primer exilio en México” (Segunda Parte), “De Profesor de sociología en Puerto Rico” (Tercera Parte), “Chile: la conquista de la maestría” (Cuarta Parte), “Epílogo: la perseverancia democrática entre Chile y España” (Quinta Parte). Incluye una bibliografía general, la propia de Medina Echavarría y la que se refiere a su obra, así como fuentes documentales y testimonios. Finalmente, presenta una cronología en la que se exhiben en paralelo la biografía, la historia y los aspectos ligados a la cultura y sociedad de su época. La originalidad de este libro descansa en la utilización de los Archivos de El Colegio de México, del acervo de la Biblioteca, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Santiago de Chile, del Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales y de otras instituciones que le permitieron reconstruir la biografía de Medina y documentar todas las etapas de su vida. Asimismo, contrastó esa documentación con entrevistas con un número importante de sociólogos para delinear el significado actual de su obra.

Más allá de la reconstrucción de las etapas de su vida, estrechamente ligada al desarrollo de su pensamiento, quisiéramos referirnos en particular a su contribución al análisis sociológico de las sociedades latinoamericanas, lo cual constituye una parte esencial del libro de Morales Marín. En esta perspectiva, la obra de Medina articula las experiencias vitales que tuvo en la España Republicana, en el México que acogió a los refugiados de la Guerra civil española, al Puerto Rico de la posguerra y al Chile de los años cincuenta en donde se desarrollaron las ideas de la CEPAL y del ILPES. Esas experiencias e intercambios con historiadores, economistas y sociólogos constituyen el fundamento de sus interpretaciones.

En efecto, si bien es correcto clasificar a Medina como un elocuente crítico del desarrollismo cepalino, los correctivos que éste trató de introducir en la obra de los economistas de la CEPAL pueden, en justicia, formar parte de ésta. Porque, tal como lo plantea Andrés Lira: “los medios técnicos del desarrollo económico que se elaboraban en los organismos internacionales resultaban cada vez más ineficientes y ciegos frente a los auténticos problemas sociales. Para enfrentar esta situación, Medina propuso y dirigió planes de estudio destinados a lograr visiones responsables de los problemas del desarrollo”.3

Fue a partir de lo que experimentaron muchos intelectuales europeos que se vieron obligados a emigrar en el momento del ascenso de los regímenes fascistas de Mussolini, Hitler y Franco. Algunos se radicaron en Estados Unidos (especialmente los integrantes de la Escuela de Frankfurt) y otros en Argentina, Brasil y México. Fue el caso particular de Germani y Medina Echavarría quienes, en una primera fase de su inserción en los ámbitos intelectuales de esos países buscaron conferir sentido a la derrota de los regímenes democráticos frente a las potencias del eje y racionalizar el advenimiento del fascismo. En este sentido, para Medina, como lo fue para Germani, se trató de documentar la decadencia de la sociedad liberal, de interpretar la generalización del irracionalismo como fuente de inspiración intelectual y de buscar la actualización de los valores liberales, problema que le preocupó en el desarrollo de su obra posterior. Fueron los mensajeros e intérpretes de los procesos europeos que sirvieron para interpretar procesos como el ascenso de los regímenes populistas de Lázaro Cárdenas, Getulio Vargas y Juan Domingo Perón. Así, entre 1939 y 1946, Medina desarrolló

una intensa actividad docente en sus cursos en la Universidad Nacional y en El Colegio de México y publicando varios trabajos inéditos que había escrito antes de viajar a América, entre los cuales podemos mencionar Panorama de la sociología contemporánea (1940) y Sociología: teoría y técnica (1941).

Aquí, vale la pena destacar el contenido de la Segunda Parte del libro de Morales Martín, centrado en la participación de Medina en el Fondo de Cultura Económica y en la creación del Centro de Estudios Sociales (CES) de El Colegio de México. En ambas instancias, impulsadas por Daniel Cosío Villegas, Medina dejó una impronta en la dirección de la Sección Obras de Sociología de la editorial y en la creación de la colección Jornadas, 4 caracterizada por ser libros de difusión de los grandes debates de la posguerra en donde se publicaron textos de sociólogos que después tendrían gran renombre como Florian Znaniecki.5 Por otra parte, la descripción que realiza Morales Martín de las circunstancias en que nació el ces y la confrontación entre Cosío Villegas y Medina respecto de las orientaciones que debía seguir esa unidad de El Colegio de México, proporcionan una visión de las diferencias entre ambos sobre la construcción del lugar que debía ocupar esta institución en el ámbito de la educación superior del país. La creación del ces sirvió de pretexto para delinear el contraste entre una visión pragmática como la de Cosío Villegas, orientada hacia la formación de cuadros para el régimen político con una visión más académica, como la de Medina. Esas diferencias explican por qué Medina buscó alternativas y decidió aceptar una invitación a enseñar en la Universidad de Puerto Rico, cerrando así su paso por México y anunciando su traslado a Santiago de Chile a incorporarse a la CEPAL, organización de Naciones Unidas, creada en 1949 cuya dirección asumió Prebish en 1951.

Al radicarse en Chile y trabajar en la CEPAL, Medina asumió el desafío de conocer la historia de América Latina e interpretarla sociológicamente. Ese desafío se dio en el contexto dentro de la consolidación de Estados Unidos como potencia y en el marco de un fuerte intervencionismo de ese país en la vida política de varios países del continente, como fueron las intervenciones militares en Guatemala (1954) o en la República Dominicana (1965). La consolidación económica y política de la gran potencia y la intensificación de la Guerra Fría fue el telón de fondo de la reflexión cepalina que dio lugar a ideas que constituyeron el proyecto industrializador, ideado por Prebish y sus colegas. Para Medina el impacto más duradero de la consolidación del poder estadounidense no descansó únicamente en el ámbito económico e ideológico sino sobre todo en el papel que asumieron las élites sociales y políticas que buscaron constituir sociedades que imitaran el modelo de vida estadounidense. La intensificación del ritmo de crecimiento económico, centrado en el mercado interno, estuvo ligada a la penetración del modelo cultural estadounidense en las sociedades latinoamericanas, foco de las preocupaciones de la teoría de la modernización y de los planteamientos de Prebish.

Al mismo tiempo, a partir de 1953, cuando Medina llegó a trabajar a la CEPAL como traductor y revisor de los textos escritos por los economistas, la necesidad de estudiar los aspectos sociales del desarrollo económico era prioritaria. En efecto, se hizo aparente que la industrialización no era suficiente y que era necesario considerar las consecuencias que ésta tenía sobre la estructura social y la convivencia. Ese desajuste era en particular notorio en la situación social de los campesinos, lo cual se expresó en 1959 cundo la revolución cubana puso en duda las virtudes aparentes del “desarrollismo”. En ese momento, su contribución a la elaboración de las ideas que estaban en gestación en la CEPAL conllevó a la socialización de los economistas en las categorías de la teoría weberiana, en particular de los aportes que Max Weber había hecho al estudio del cambio social en Economía y sociedad.6

El análisis del impacto social y político de los procesos de “modernización” (que también preocupaban a Germani) se plasmó en su libro Consideraciones sociológicas sobre el desarrollo económico, producto de los debates que agitaban a la CEPAL, sobre todo después del triunfo de la revolución cubana (1959). Se trataba de problematizar la relación entre la economía y la sociedad en América Latina, cuestión que en la sociología clásica había sido central y que los economistas de la CEPAL no habían enfocado. Según Medina, era necesario buscar cómo ambos se oponen o refuerzan mutuamente en un proceso de desarrollo. Además, para Medina era importante subrayar la contribución de la sociología clásica a la reflexión económica en la medida que ésta sirve para identificar los que pueden ser nombrados obstáculos para el desarrollo, entre los cuales figuran las instituciones económicas, las formas de propiedad, el tipo de división del trabajo, las concepciones acerca del trabajo, de la acumulación de capital, las formas organizativas y el papel del Estado

En 1962, ello se fortaleció cuando Prebish, al concluir su gestión como director ejecutivo de la CEPAL, creó el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) en el que Medina fue artífice de lo Morales Marín denomina “la escuela de sociología del ILPES. Anclaje del programa de investigación weberiano” (pp. 278-290). Dicha escuela, formada entre 1965 y 1968, albergaría a un grupo de sociólogos que produjeron obras de gran importancia en lo que fue la interpretación latinoamericana de los problemas del continente.7 Bajo la dirección de Medina, esa “escuela” cuestionó conceptos como el de dualismo estructural, que los economistas utilizaban para dar cuenta de la situación latinoamericana. Planteó que las distancias entre lo tradicional y lo moderno estaban dadas por los propios procesos internos y no por la yuxtaposición en un pueblo primitivo de organizaciones económicas de origen externo.8 No se trataba de la oposición entre dos modos de vida diferentes sino de la forma en que se inter penetraban partes retrasadas y adelantadas en un mismo proceso que, en ese mismo momento, Stavenhagen y González Casanova denominarían el colonialismo interno. A la vez, Medina presentó su conceptualización de los tipos ideales de hacienda y empresa. Recordó a los economistas que la hacienda fue algo más que una unidad de producción económica: fue el instrumento de la instalación de un orden en el campo. La hacienda fue una forma de dominación, el soporte de una familia y el símbolo de un apellido. Fue un todo social, cerrado, con una textura de relaciones humanas continuamente reiteradas en un conjunto de funciones y tareas para cada quien. Se constituyó así un sistema de autoridad tradicional (de acuerdo con la conceptualización weberiana) que penetró y se extendió por las relaciones de mando encarnadas en la figura del patrón, figura muy persistente en la representación popular. Por último, la hacienda representó un orden señorial en donde hubo una religiosidad de destino, magnanimidad, prestancia, diletantismo.9 El tipo ideal descrito tuvo la función de cuestionar las ilusiones que los economistas se solían hacer sobre las posibilidades del desarrollo y de la viabilidad de la modernización de nuestras sociedades.

No obstante, a pesar de que dicho tipo ideal enfrentó desafíos de la realidad que progresivamente le fueron quitando su pureza como efecto de la extensión de las relaciones de mercado y la inserción en un sistema de comercio, así como la aparición de cultivos especulativos (azúcar, café, algodón) para Medina no estaba claro que estos desafíos hubieran hecho desaparecer el peso de sus elementos constitutivos en las sociedades latinoamericanas.

En 1968, cuando la “escuela de sociología del ILPES” se desmembró por el regreso de sus integrantes a sus países de origen, Medina se encontró huérfano de lo que había sido un espacio de reflexión inédito. Además, la radicalización de la vida política en Chile y los golpes de estado en Uruguay, Chile y Argentina entre 1972 y 1976, así como la muerte de Franco en España en 1975 dieron lugar al ocaso de lo que había constituido la base de las reflexiones de Medina. En la Quinta y última parte de su libro, Morales Marín nos cuenta cómo Medina vivió la crisis de la democracia que se expresó en la militarización de la vida política en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. También, su experiencia en su breve regreso a la España de la transición española a la democracia lo llevó a pensar que, de volver a su país de origen lo habría convertido en “exiliado” en su propia patria. En suma, en el crepúsculo de su larga vida, Medina no fue un hombre feliz, no obstante, la calidad de su contribución a la comprensión y análisis de nuestros problemas.

Al hacer esta contribución, Morales Martín está haciendo justicia a lo que fue una de las preocupaciones vitales de Medina Echavarría, desde su involucramiento con la República Española y la construcción de espacios de conocimiento en El Colegio de México y en la Universidad de Puerto Rico, pasando por la difusión de los textos fundamentales de la sociología en la editorial Fondo de Cultura Económica. Es esta trayectoria que permite a Morales Marín cumplir con el propósito de articular, en el caso de José Medina Echavarría, biografía, experiencias vitales y reflexión crítica y contribuir así a la generación de un conocimiento que permite comprender mejor las sociedades latinoamericanas.

REFERENCIAS

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1Véase, Edgar J. DOSMAN, The life and times of Raúl Prebish, Montreal, McGill Queens University Press, 2008; Laura Angélica FLORES LÓPEZ, José Medina Echavarría y la sociología como ciencia social (1939-1980), México, El Colegio de México, 2012; Joseph KAHL, Tres sociólogos latinoamericanos, México, ENEP-Acatlán, 1987 (traducción de Modernization, exploitation and dependency in Latin America (Germani, González Casanova y Cardoso), New Brunswick, Transaction Books, 1976), Ana Alejandra GERMANI, Gino Germani: del antifascismo a la sociología, Buenos Aires, Taurus, 2004; Joseph HODARA, Prebish y la CEPAL, México, El Colegio de México, 1987; Joseph HODARA, Víctor Urquidi, una biografía intelectual, México, El Colegio de México, 2014; Aurelia VALERO, José Gaos en México, una biografía intelectual 1938-1969, México, El Colegio de México, 2015; Alejandro BLANCO, Razón y modernidad. Gino Germani y la sociología en la Argentina, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2006; Moisés GONZÁLEZ NAVARRO, José Medina Echavarría y México, México, El Colegio de México, 2010 (en este libro se incluye también la correspondencia de Medina Echavarría, seleccionada, prologada y anotada por Adolfo Castañón y Álvaro Morcillo Liaz); María Eugenia ROMERO SOTELO, El legado intelectual de los economistas mexicanos, Universidad Nacional Autónoma de México, 2014.

2Al respecto, véase José MEDINA ECHAVARRÍA, Consideraciones sociológicas sobre el desarrollo económico, Buenos Aires, Solar Hachette, 1964 y Gino GERMANI, Política y sociedad en una época de transición, Buenos Aires, Paidós, 1962.

3Véase Andrés LIRA, “José Gaos y José Medina Echavarría, la vocación intelectual”, y Víctor Urquidi, “José Medina Echavarría: un recuerdo”, en Estudios Sociológicos, 4: 10 (1986), pp. 5-10 y 11-28.

4Sobre la colección Jornadas, véase Aurelia VALERO (coord.), Los empeños de una casa. Actores y redes en los inicios de El Colegio de México 1940-1950, México, El Colegio de México, 2015.

5Por ejemplo, Florian ZNANIECKI, Las sociedades de cultura nacional y sus relaciones, traducción de Vicente Herrero, México, El Colegio de México, «Colección Jornadas, núm. 24», 1944.

6Libro que Medina y otros trasterrados habían traducido para el Fondo de Cultura Económica entre 1942 y 1944 en lo que fuera la primera traducción de esa obra al español.

7Dicha escuela integró a sociólogos como Fernando Henrique Cardoso, José Luis Reyna, Edelberto Torres-Rivas, Francisco Weffort y otros (citados en la página 279) en donde vería la luz uno de los textos sociológicos centrales de la época, Dependencia y desarrollo en América Latina (borrador de 1965 y editado por Siglo Veintiuno México en 1969).

8En esa misma época, Rodolfo Stavenhagen, en su célebre texto “Siete tesis equivocadas sobre el desarrollo de América Latina”, El Día (27 jun. 1965) cuestionaba la idea del dualismo estructural y refutaba su pertinencia para comprender a las sociedades latinoamericanas. De Francisco Zapata, “Rodolfo Stavenhagen, Siete Tesis equivocadas sobre América latina (1965)”, en Carlos ILLADES (coord.), México como problema. Esbozo de una historia intelectual, México, Universidad Autónoma Metropolitana, Siglo Veintiuno Editores, 2012, pp. 307-326.

9Un buen ejemplo del contenido de ese orden señorial es la novela de Eduardo Barrios, Gran señor y rajadiablos (1948) que describe la figura del dueño de fundo en Chile, que está muy cerca de lo que buscó ilustrar Medina en su esfuerzo por constituir el tipo ideal de la hacienda.

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