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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.67 no.3 Ciudad de México ene./mar. 2018

https://doi.org/10.24201/hm.v67i3.3543 

Reseñas

Isabel Torres Dujisin, La crisis del sistema democrático: las elecciones presidenciales y los proyectos políticos excluyentes. Chile 1958-1970

Edward Murphy* 

Traducción:

Adriana Santoveña

* Michigan State University

Torres Dujisin, Isabel. La crisis del sistema democrático: las elecciones presidenciales y los proyectos políticos excluyentes. Chile 1958-1970. Santiago: Editorial Universitaria, 2014. 421p. ISBN: 978-956-112-425-7.


La crisis del sistema democrático ofrece una intrincada y reveladora lectura del papel que desempeñaron los partidos políticos de Chile en tres elecciones presidenciales entre 1958 y 1970, con especial atención en las estrategias narrativas y los registros discursivos utilizados por las élites partidistas. Torres Dujisin abarca un periodo fundamental en la historia chilena, cuando tanto la derecha como el centro y la izquierda contaban con un apoyo electoral significativo y ganaron campañas presidenciales consecutivas. Además, el periodo está marcado por algo que Torres Dujisin describe como una creciente polarización entre proyectos políticos excluyentes e intolerantes que cobraban cada vez más fuerza. Con este enfoque, Torres Dujisin busca revelar algunas de las raíces más importantes del descenso de Chile hacia la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). En particular, le preocupa la forma en que los proyectos políticos de Chile fueron perdiendo la capacidad de alcanzar acuerdos y mantener una vía pacífica y democrática.

Al examinar ante todo a los líderes de los movimientos políticos de Chile, Torres Dujisin recurre a sus pronunciamientos públicos, la cobertura que recibieron en la prensa, y los panfletos y anuncios que produjeron. La presentación de estas fuentes es exhaustiva e intuitiva, de modo que puede servir de guía tanto para estudiantes como para investigadores, además de ser accesible para el público en general (aunque el libro, con sus 380 páginas de prosa, resulta algo largo). Torres Dujisin también captura la intensa pasión de un periodo en el que los movimientos políticos a menudo se convencían de ser el único medio para lograr un cambio significativo y comprensivo. Tanto el centro como la izquierda empleaban en sus plataformas el lenguaje de la revolución a gran escala, mientras que la derecha condenaba ferozmente el comunismo y lo que consideraba una amenaza básica a los valores e instituciones chilenas.

Torres Dujisin echa luz sobre varias coyunturas cruciales que destacan el momento en que los partidos políticos comenzaron a tomar caminos más excluyentes e individuales. Esto incluye la reunión de 1967 en Chillán, cuando el Partido Socialista, siguiendo a sus sectores más radicales, afirmó que la violencia podría ser un medio viable para establecer el socialismo. Torres Dujisin explora cuidadosamente la forma en que ciertos sectores del Partido Socialista se mostraron dispuestos a adoptar medios ilegales para hacer posible el socialismo, como en el caso del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). En otro ejemplo, Torres Dujisin examina la formación en 1966 del derechista Partido Nacional. Con esto, las fuerzas conservadoras buscaban encontrar su punto de apoyo en la política de masas de ese momento y construir un movimiento único que no dependiera de coaliciones.

Más allá de desarrollar la forma en que los proyectos políticos de Chile se volvieron más excluyentes, Torres Dujisin explora con ojos críticos los elementos problemáticos de los enfoques partidistas. Por ejemplo, ¿realmente era posible que el Partido Comunista estableciera el socialismo por medios institucionales? ¿Cómo se llevaría a cabo este proceso? Y, si vamos al caso, ¿cómo funcionaría el socialismo en Chile? Torres Dujisin apunta que las promesas del socialismo eran ambiciosas, pero los detalles específicos podían ser poco claros, lo cual contribuía a generar cismas y conflictos.

En última instancia, Torres Dujisin espera dar luz sobre algunas “verdades incómodas” en el colapso de la democracia chilena. En una forma de gobierno altamente cuestionada, en la que ningún grupo político podía arrogarse el apoyo de la mayoría, la incapacidad de llegar a acuerdos y desarrollar coaliciones factibles constituía una deficiencia significativa. Este defecto resulta aún más inquietante porque a menudo los proyectos políticos de Chile demostraban ser capaces de encontrar soluciones democráticas que involucraban concesiones y cooperación. Como lo destaca Torres Dujisin, esto ocurrió gracias a los esfuerzos por parte de conspiradores de derecha y agentes de la CIA para arruinar el ascenso a la presidencia de Salvador Allende en 1970.

En su análisis, Torres Dujisin deja claro que el planteamiento de proyectos políticos excluyentes no fue el único factor que condujo al golpe militar de 1973. La autora destaca cómo la situación macroeconómica solía restringir los proyectos más ambiciosos que los presidentes buscaban emprender y contribuía a limitar las oportunidades, ahondar la desigualdad y frustrar expectativas. En parte como respuesta a ello, los estudiantes, los pobres urbanos y los trabajadores industriales y agrícolas participaron en formas intensas de protesta y movilización social. Torres Dujisin también examina las “campañas de miedo” que satanizaban a la izquierda y exageraban en exceso los efectos que un gobierno marxista tendría en las familias y los niños chilenos. En este caso, como en otros, Torres Dujisin indica que el gobierno de Estados Unidos desempeñó un papel importante en Chile, en particular fomentando el miedo y la desconfianza.

Estos elementos contextuales son dignos de atención porque a menudo abruman el análisis posterior. Ello ocurre de manera particular en la evolución de las doctrinas anticomunistas de seguridad nacional, la vehemencia con que la derecha reaccionó ante el cambio social, y el uso estatal de la coerción y la violencia. Torres Dujisin sostiene que su atención a los proyectos políticos de Chile deriva de una “elección metodológica” (p. 371). La metodología, empero, no debería opacar el análisis. Al contrario, debería desarrollarse en conjunto con él. Al examinar los momentos en que los proyectos políticos de Chile se volvieron más excluyentes e intolerantes, Torres Dujisin suele reforzar una interpretación del periodo que reparte la culpa de manera equitativa entre las élites políticas. Sin duda hubo excesos en la izquierda y entre los demócratas cristianos. Más aún, tanto los políticos de izquierda como los demócratas cristianos cometieron errores importantes, quizá en especial cuando se mostraron incapaces de alcanzar algún acuerdo que generara un movimiento político con un apoyo apabullantemente mayoritario.

Con todo, fue la derecha chilena -incluidos los elementos más conservadores de la democracia cristiana- la que intentó reprimir a sus enemigos recurriendo a la violencia. Esto ocurrió en la proscripción y persecución del Partido Comunista en 1948, la eliminación del activismo social bajo el presidente Jorge Alessandri (1958-1964) y la matanza de Pampa Irigoin en 1969. En general, la izquierda y el centro adoptaron métodos pacíficos e institucionales al intentar llevar a cabo sus proyectos. A decir verdad, sí se volvieron más excluyentes e intolerantes, pero concentrarse en ello encubre el hecho de que la derecha chilena, respaldada por Estados Unidos, estaba dispuesta a utilizar la fuerza para eliminar a sus enemigos y actuar contra la democracia. Éste es el factor, junto con las crecientes expectativas frustradas, que más contribuyó a la polarización en Chile. Ante la represión, no es de sorprender que la izquierda se volviera más beligerante y estridente, aun cuando el “camino chileno al socialismo” durante la presidencia de Salvador Allende (1970-1973) destacara por su compromiso general con la no violencia y los medios institucionales.

De esta suerte, La crisis del sistema democrático contiene una falla analítica significativa. A pesar de ello, empero, Torres Dujisin ha producido una importante obra que debería convertirse en lectura obligada para quienes se interesan en los orígenes de la dictadura chilena de 1973 a 1990. Se trata de un texto bien escrito e interesante que ofrece una reveladora ventana a la trayectoria de los proyectos políticos en Chile durante un periodo crucial en la historia de la nación.

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