SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.65 número4Roberto Breña (ed.), Cádiz a debate: actualidad, contexto y legadoAlicia Contreras Sánchez y Carlos Alcalá Ferráez (eds.), Cólera y población, 1833-1854. Estudios sobre México y Cuba índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Historia mexicana

versão On-line ISSN 2448-6531versão impressa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.65 no.4 Ciudad de México Abr./Jun. 2016

 

Reseñas

Alexandra Délano, México y su diáspora en Estados Unidos. Las políticas de emigración desde 1848

Fernando Saúl Alanís Enciso* 

* El Colegio de San Luis.

Délano, Alexandra. México y su diáspora en Estados Unidos. Las políticas de emigración desde 1848. México: El Colegio de México, 2014. 425p. ISBN: 978-607-462-562-2.


Las políticas adoptadas por los gobiernos de México hacia la emigración de sus nacionales en Estados Unidos han sido objeto de diversos estudios. Algunos de ellos subrayan los factores internos (principalmente políticos y económicos) como elementos determinantes de las acciones y medidas que el Estado mexicano ha tomado ante la emigración. También existe una amplia bibliografía que, basada en un enfoque transnacional, ha examinado la relación de los diferentes gobiernos con la población de origen mexicano en Estados Unidos, principalmente a finales del siglo XX, cuando ésta se intensificó de manera notable. Son menos abundantes los que han analizado la importancia de la relación entre México y Estados Unidos y la forma en que ésta determina la política mexicana hacia sus nacionales en aquel país. Alexandra Délano1 enfrentó el reto de examinar las políticas de emigración en esos tres niveles (nacional, transnacional e internacional) desde mediados del siglo XIX hasta el presente. La propuesta central de la autora es que esos niveles de análisis son complementarios y ofrecen elementos sustantivos para elaborar una interpretación más fina -de lo que se ha hecho hasta el momento- de las acciones que el Estado mexicano ha emprendido ante la emigración de sus nacionales a Estados Unidos a lo largo de más de un siglo.

En el plano nacional Délano subraya el interés económico y político del Estado mexicano respecto a la población migrante y la manera en que en buena parte del siglo XX los migrantes fueron percibidos por la clase política como una válvula de escape para los problemas económicos como el desempleo, es decir, un elemento que ha ayudado a atenuar las dificultades que representa el desempleo de miles de personas en México. Esa percepción es fundamental para entender por qué, la posición oficial durante muchos años no mostró interés en establecer medidas tendientes a intervenir, administrar o controlar de alguna forma la salida de nacionales, de ahí “la política de no tener política” que prevaleció por lo menos desde el final del Programa Bracero (1964) hasta la década de 1980. En el ámbito transnacional la autora destaca los vínculos que el Estado mexicano ha establecido con sus nacionales en Estados Unidos sobre todo a partir de los años ochenta del siglo pasado, relación que ha estado permeada por diversos propósitos que han ido cambiado dependiendo, en parte, de los intereses de política interna: controlar la disidencia política, legitimar al gobierno, promover su imagen, garantizar los flujos de remesas, entre otros. En ese mismo nivel destaca la relevancia de las actividades trasnacionales que los migrantes han desarrollado a partir de las últimas dos décadas del siglo pasado, hecho que también presionó en la manera de actuar de los gobiernos en turno: cada vez les fue más difícil asumir una postura con reservas pues la relevancia de las actividades sociales, económicas y políticas que los migrantes desarrollan en ambos lados de la frontera ha crecido notablemente, así como los problemas y los retos que ello implica para el país de origen.

En el ámbito internacional, la autora destaca la forma en que las políticas de emigración han estado influidas en gran parte por la relación con Estados Unidos. La asimetría, elemento clave de la relación, ha estado presente en diversos momentos en que ambos gobiernos han tenido acercamientos para negociar convenios o dialogar sobre algún aspecto relacionado con los migrantes, aunque México no siempre ha tenido un papel subordinado, como comúnmente se cree; otro factor clave en ese ámbito ha sido la política de no intervención, sobre todo a lo largo del siglo XX: México ha tenido cuidado de no pronunciarse abiertamente en contra de las diversas leyes de inmigración estadounidenses, que han afectado de alguna manera a los migrantes mexicanos, a fin de evitar que esto sea considerado una intervención en la política interna de ese país. A pesar de ello, en las últimas décadas ha sido más activo, ha hecho declaraciones más contundentes dirigidas a proteger los derechos de los inmigrantes; en ese sentido el concepto de no intervención, y en general la postura mexicana, se ha flexibilizado o, como señala la autora, ha entrado en una “redefinición en las relaciones con Estados Unidos y con los migrantes en aquel país”. A lo largo de la obra, Délano va tejiendo finamente los tres grande ejes que guían su interpretación, los cuales son explicados con rigor y cierto detalle (sobre todo para la etapa de 1980 hasta 2010). Igualmente, pone especial interés en destacar los cambios más sustantivos en la política migratoria; la autora considera que varios factores marcaron un parteaguas en la línea que los gobiernos de México habían seguido durante gran parte del siglo XX: la liberalización de la economía, la intensificación de las relaciones (sociales, económicas, afectivas, políticas) de los migrantes en ambos lados de la frontera y la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (1994). Estos procesos dieron origen, entre otras cosas, a la creación del Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior (1990), el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (2003) y el posicionamiento de los temas migratorios como prioridad en la agenda bilateral. Como nunca en su historia, la clase política ha puesto interés en establecer acciones dirigidas a atender a los connacionales que emigran a Estados Unidos.

La temporalidad que abarca la obra es otro de los méritos a destacar pues establece como punto de inicio el año de 1848 y finaliza en la primera década del siglo XXI, es decir, es un trabajo de largo aliento que examina más de un siglo de las políticas que los gobiernos de México han tenido ante el éxodo de sus nacionales. Dos capítulos, de un total de seis, se dedican a examinar el periodo de 1848 hasta 1982 (en especial la conformación de la idea de la migración como válvula de escape, el Programa Bracero y la política de no tener política). Para la autora el examen histórico de las acciones del Estado mexicano no sólo es un complemento, un elemento para contextualizar el tema o mostrar que éste tiene una larga historia. La perspectiva histórica forma parte sustantiva del argumento central de la obra: desde 1848 hasta 1982 la actitud mexicana en general fue más inclinada a no comprometerse con el “México de afuera”, cuidar las declaraciones sobre las políticas estadounidenses y fomentar la protección consular cuidando que ésta no fuera interpretada por algunos actores estadounidenses como una intervención. Debido a la perspectiva de largo aliento, la obra de Délano bien podría considerarse “una historia de la migración de México a Estados Unidos”, tomando como eje central las políticas de los gobiernos de México.

Metodológicamente la obra destaca por basarse en las voces de los actores que estuvieron directamente involucrados en la construcción de la política migratoria en las últimas dos décadas del siglo pasado: embajadores, secretarios y subsecretarios de Estado, así como líderes comunitarios del “México de afuera”. En ese sentido también es un detallado análisis, basado en historia oral, de lo que ha sido la actuación oficial en los últimos 30 años ante la migración. La parte teórica es otro elemento a subrayar. En la primera parte del libro la autora explica puntualmente por qué el uso del concepto “diáspora”; la obra cierra con una serie de reflexiones en torno de algunas teorías de las relaciones internacionales. Ésa es la dinámica de todo el texto: las principales afirmaciones se sustentan en referencias a estudios teóricos, ya sea sobre el Estado (los derechos humanos, la relación con los migrantes en el exterior, intereses internos y externos, entre otros), las relaciones internacionales (el modelo de interdependencia compleja, que es uno de los ejes del trabajo) o estudios transnacionales.

El estudio de la migración mexicana a Estados Unidos vive una etapa de oro. Son múltiples los trabajos que desde diversas perspectivas académicas (sobre todo sociología, antropología y demografía) han abordado numerosos aspectos relacionados con la migración de hombres, mujeres y niños a Estados Unidos. El libro de Alexandra Délano viene a sumarse de manera brillante a la bibliografía sobre el tema y abonar a la reflexión de la actuación oficial mexicana desde la dimensión internacional de las políticas de emigración, “tanto como un factor independiente como en relación con los factores transnacionales y nacionales”, de ahí su relevancia y contribución.

1Ésta es la primera edición en español del libro Mexico and Its Diáspora in the United States: Policies of Emigration since 1848, Nueva York, Cambridge University Press, 2011. El Colegio de México publica ahora la traducción.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons