Perote y los nazis nos ofrece una rica y muy bien documentada historia de la estación migratoria de Perote (Veracruz) durante la segunda guerra mundial. El libro reconstruye de forma pormenorizada la historia del proceso de internamiento de ciudadanos alemanes y, aunque por un tiempo más breve, italianos, en la vieja fortaleza de Perote, construida al final del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, para proteger el camino real de Veracruz a México. Los ciudadanos del Tercer Reich y de la Italia fascista, a partir de 1942, con la entrada de Estados Unidos en la segunda guerra mundial y la consecuente declaración de guerra de México a las potencias del Eje, pasaron a ser considerados como potenciales enemigos en territorio mexicano y, por ello, fueron objeto de una progresiva reducción de sus derechos hasta ser internados en la estación migratoria de Perote.

El libro es destacable ya por el hecho de ocuparse de un tema y de un periodo que, a pesar de su importancia en la historia del país, no han recibido suficiente atención por parte de la historiografía mexicana o internacional. Sin embargo, el valor de este trajo no radica solo en la cobertura de un “hueco” historiográfico importante. Su sólida base documental, en su mayoría documentación inédita procedente de los fondos de la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS) del Archivo General de la Nación, añade otro factor que justifica su importancia en el contexto historiográfico actual. Se trata de una documentación detallada que permite reconstruir el funcionamiento de los servicios de inteligencia mexicanos, sus capacidades operativas, sus límites y, también, en muchos casos, sus altos niveles de corrupción interna. Al mismo tiempo, los documentos ayudan a evidenciar de qué forma los ciudadanos de las potencias del Eje, a partir del invierno de 1942 personas “indeseadas”, fueron objeto de una progresiva actividad de espionaje y de limitación de sus derechos por parte de la DIPS.

Perote y los nazis se articula en tres niveles analíticos, una estrategia narrativa que nos permite observar la relación de la estación migratoria de Perote más allá de su microcontexto y en conexión con los acontecimientos internacionales y nacionales del periodo.

En primer lugar, el libro reconstruye, por medio de una rica bibliografía, la evolución del escenario internacional y regional latinoamericano entre el comienzo y la primera mitad de la década de 1940. De esta forma, el trabajo de Inclán Fuentes nos permite apreciar los cambios y, sobre todo, la distensión que la transición hacia la entrada de Estados Unidos en la segunda guerra mundial produjo en las relaciones interamericanas. Así, el libro evidencia cómo la puesta en marcha de las políticas de buena vecindad, en especial después del comienzo de la segunda guerra mundial, crearon un clima de mayor entendimiento y de cooperación entre el norte y el sur del hemisferio. Cooperación económica, militar y, también, operaciones conjuntas de control de posibles quintas columnas alemanas representaron algunos de los ejes que articularon las políticas de buena vecindad a nivel continental.

En segundo lugar, el libro muestra la posición mexicana dentro de este proceso de cambio, destacando cómo el acercarse de Estados Unidos a la entrada en guerra, y sucesivamente su involucramiento en el conflicto mundial produjeron un mayor acercamiento entre dos países divididos por múltiples conflictos, como el causado por la nacionalización petrolera del presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Así, el libro reconstruye la progresiva adaptación de la legislación mexicana al hilo de la necesidad de introducir límites a las libertades de ciudadanos extranjeros pertenecientes a los países del Eje para poder controlarlos en sus movimientos y actividades. Al mismo tiempo, Inclán Fuentes muestra cómo las directrices legales se fueron implementando desde un punto de vista operativo, con el progresivo involucramiento de la DIPS en actividades de espionaje y de control y con la transformación de la fortaleza de Perote, antes centro de acogida de exiliados españoles, en una estación migratoria o, más bien, centro de concentración de ciudadanos “indeseables”.

Gracias a este enfoque, Inclán Fuentes nos permite ver con claridad el entramado político que rodeó la decisión de internar a unos pocos ciudadanos alemanes que, con alguna excepción, no representaban un riesgo particularmente significativo para la seguridad nacional. De hecho, como lo reconstruye el autor, “en el momento de ocupación máxima de Perote llegaron a haber unas 520 personas” y de éstas, señala el autor, solamente 85 fueron enviadas por razones políticas (p. 213). Es decir, Inclán Fuentes muestra cómo Perote representó más que una decisión motivada por razones de Estado, una opción política dentro de la estrategia de decidido acercamiento a Estados Unidos llevada a cabo por la administración de Ávila Camacho y que reflejaba una tendencia continental de acercamiento entre norte y sur. Sin embargo, el trabajo con las cifras y las estadísticas que ofrece muestra también el alto grado de arbitrariedad que guió la política de internamiento del gobierno de Ávila Camacho en su intento por mostrar a Wash ington su firme solidaridad interhemisférica.

En tercer lugar, el libro reconstruye de forma interesante y por medio de documentación primaria la vida cotidiana dentro de la estación migratoria, una elección que tiene el mérito de humanizar la historia política del proceso de internamiento. Gracias a la documentación consultada por Inclán Fuentes tenemos una visión muy clara de la vida de los “indeseables” dentro del panóptico de Perote. Sabemos, así, el tipo de comida que consumían dentro de la fortaleza, los horarios y las relaciones entre los internos y los oficiales de seguridad e, incluso, entre los distintos grupos retenidos dentro de la estación migratoria. De esta manera descubrimos que, aunque sin violencia física, la vida dentro de la fortaleza, con su monotonía, su limitación a la libertad personal y ciertas privaciones materiales, implicó una reducción significativa de los derechos individuales de los internos.

Finalmente, la decisión de articular la narración de la historia objeto de este libro en tres niveles analíticos representa una elección tan ecléctica cuanto feliz, en la medida en que permite trascen der, sin descuidarlo, el microcontexto de Perote, conectándolo con los grandes acontecimientos de la historia, de la vida nacional y también de la vida cotidiana de los internos. El resultado es una visión de conjunto que permite contextualizar el caso de Perote dentro de escenarios distintos que van del internacional al personal, pasando por el nacional mexicano.

Carlos Inclán Fuentes nos ofrece un libro de historia contemporánea necesario, al cubrir importantes huecos historiográficos, e interesante metodológicamente por su capacidad de moverse entre distintos niveles analíticos. Se trata de un libro cuya lectura es recomendable para aquellos lectores interesados en una obra seria y sólida acerca de la histórica contemporánea de México.