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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.40 no.118 Ciudad de México ene./abr. 2022  Epub 08-Abr-2022

https://doi.org/10.24201/es.2022v40n118.2307 

Reseñas

Guatemala, la infinita historia de las resistencias

María José Pérez Sián1 
http://orcid.org/0000-0001-6522-4636

1Departamento de Historia, Universidad de Texas, Austin, Estados Unidos

Guatemala, la infinita historia de las resistencias. Vela Castañeda, Manolo E.. 2020. Segunda edición, México: Universidad Iberoamericana, Ciudad de México: 674p.


Esta segunda edición de la compilación celebra su aparición hace ya una década como parte de un esfuerzo colectivo por reconocer la his toria desde una perspectiva en la que las actoras y actores antes considerados subalternos, irrumpen el espacio para reclamar su lugar en la larga lucha por la dignidad de la multiplicidad de naciones que habitan el territorio hoy conocido como Guatemala. En este sentido, La infinita historia constituye una inevitable visita al presente. Una invitación a leer la resistencia como acción consciente que no puede seguir siendo interpretada en clave de mística, de pasividad o de negación sufriente.

El contenido de la obra es perfectamente prologado e introducido por Romana Falcón y Manolo Vela como coordinador. El documento reúne textos de resistencias ocurridas en lugares tan diversos como Huehuetenango, Chimaltenango, el Ixil, Quiché, Petén, la Ciudad de Guatemala y la costa sur, espacios distantes que se encuentran unidos por una serie de migraciones que reterritorializan las formas de acción colectiva frente al despojo y la brutalidad. Los distintos capítulos exploran los encuentros entre la insurgencia de los grupos guerrilleros y la insubordinación indígena, india, panmaya, en oposición a la tesis “entre dos fuegos” que deslegitima la posibilidad de que las naciones originarias puedan actuar de forma reflexiva y autónoma.

Dos elementos que aparecen de manera recurrente en la obra requieren especial atención. Por ello, el objetivo de esta reseña no es discutir los abordajes o el contenido de cada uno de los capítulos, sino identificar pasajes comunes que generan nuevas interrogantes articuladas a mis intereses propios de investigación. En el entendido de que la separación se hace en términos meramente analíticos, pero que en un contexto concreto éstas aparecen imbricadas de distinto modo en momentos diferentes del mismo periodo histórico.

En primer lugar, la necesidad de colocar las contradicciones que generó el encuentro entre las comunidades mayas y el movimiento guerrillero, pues éstas se encuentran trenzadas a un proceso de racialización preexistente que define las alianzas, permea las relaciones de poder y dominio, así como las posibilidades de subversión. En ese sentido, limitar la emancipación indígena al marco del movimiento revolucionario resulta insuficiente. Al respecto, Carlota McAllister, en el capítulo Precipitándose hacia el futuro. Violencia y revolución en una comunidad indígena guatemalteca, explica que la identidad indígena fue considerada como un problema de menor importancia en el programa revolucionario y cómo el papel y la forma de pensar de los líderes comunitarios tradicionales eran considerados una traba para el desarrollo de la guerra.

Mientras que, en el marco de la declaración de Iximche’, Morna Macleod aborda brevemente la tensión existente entre reivindicaciones indianistas, impulsadas por intelectuales mayas agrupados en el Movimiento Tojil, y las distintas propuestas guerrilleras1. En este punto, es necesario detenerse para desarrollar algunos planteamientos del Movimiento Tojil que no aparecen en el capítulo de Macleod. Y es que Tojil reivindicó la multinacionalidad y denunció una nación ladina colonizadora. Interpeló además a las organizaciones revolucionarias acerca de su disposición a destruir el Estado centralista burgués, advirtiendo que de no hacerlo la revolución únicamente lograría la reutilización de las estructuras estatales para continuar ejerciendo el colonialismo interno y limitarse a socializar los medios de producción. En ese mismo orden de ideas, expuso que las reivindicaciones de las naciones originarias eran legítimas en tanto sólo ellas podían decidir su destino histórico: “No podrían exijirles [sic] que acepten la opresión colonial y que rechacen la opresión capitalista porque estarían considerándolo [al indígena] como sub-hombre, como pre-hombre, y le estarían negando la calidad humana”2. Colocar estas reivindicaciones en el debate brinda mayores elementos para entender por qué fueron frenadas y deslegitimadas por las cúpulas revolucionarias. Tales posicionamientos resultan imprescindibles, pues ya en los años 1970 el Movimiento Tojil hacía un llamado a la urgencia anticolonial, es decir, mucho antes de la aparición del giro decolonial e incluso de la discusión modernidad-colonialidad, que es parte de los actuales discursos organizativos de la sociedad civil en Guatemala.

Por otro lado, pero continuando en correspondencia con la relación racismo-dominio-colonialidad, Cindy Forster en “Miles de machetes en alto”: las luchas campesinas de la costa sur en el surgimiento de la revolución guatemalteca, 1970-1980, también advierte sobre las estrategias patronales de dividir las luchas campesinas en la costa sur con base en la raza. La autora expone que una de las maniobras utilizadas para romper la huelga cañera de 1980 fue ofrecer un aumento salarial a los voluntarios -es decir, a la gente que vivía cerca de las fincas, hablaba más español y trabajaba en las cosechas-, pero no a los cuadrilleros -con casi el idéntico perfil laboral, pero en su mayoría indígenas de tierra fría. La autora evidencia también el orgullo indígena de algunos de los trabajadores de las fincas, además de cómo la identidad maya perduraba en muchas aldeas de los pueblos de la costa a pesar de los esfuerzos por destruirla, al ser éste el enlace que dio sentido a la alianza con el Comité de Unidad Campesina (CUC), dado que compartían los mismos intereses “como indio y como discriminado”3.

La contradicción además tiene que ver con que no pueden separarse siempre las identidades campesino-indígena-guerrillero. Sin embargo, en la mayoría de los casos que se presentan en la compilación, los balances de oportunidad y amenaza, así como sus repertorios de acción, son determinados principalmente por la comunitariedad. Es allí, en el acontecer cotidiano de la vida y de la muerte en que se gesta la posibilidad de subversión. “La lealtad étnica por encima de la filiación política”4, anota Morna Macleod sin reparar en que lo étnico es eminentemente político. Por lo tanto, es evidente, tal como afirma Pablo Ceto en el capítulo Rebelión indígena, lucha campesina y movimiento revolucionario guerrillero. Reflexiones y testimonio, que es sobre el sustrato de una resistencia maya arraigada y madurada que se fue hilvanando un movimiento más amplio5. En consecuencia, riq’ijlal winaq (la dignidad o el valor de las personas) y la dignidad combativa no nacen con la guerrilla ni acaban con ella.

El segundo aspecto de la obra que vale resaltar es acerca de la participación activa y consciente de las mujeres. En una tradición historiográfica que sigue inscribiendo las acciones y alzamientos encabezados por mujeres como excepcionales, la cotidianidad retratada en estos capítulos nos habla de todas las veces y todas las formas en que las mujeres hicieron resistencia por ellas y por otros, solas y como parte de colectivos más amplios. Así, las fortalezas y el trabajo de las mujeres aparecen en el contenido político de la primera Declaración de Iximche’, en la década de 1980, como parte indisociable de las luchas de los pueblos indígenas mayas. Aunque en Declaraciones de Iximche’ posteriores (2007 y 2010, respectivamente) no se logre la inclusión de su especificidad, salvo acciones y referencias puntuales. Es importante anotar que en la primera se denuncia la violencia sexual y otros agravios a los que son expuestas en su condición de mujeres e indígenas6.

Acerca de levantamientos encabezados por mujeres, Margarita Hurtado, en el capítulo Organización y lucha rural, campesina e indígena. Huehuetenango, 1981, describe la oposición de las mujeres de San Mateo a la tala de árboles en los bosques comunales por concesiones forestales irregulares entre el alcalde y la empresa privada Cuchumadera7. Mientras que Carlota McAllister retrata a mujeres chupolenses en oposición al reclutamiento forzoso que pretendía el ejército en el escenario del mercado local8. Actos que colocan a las mujeres al centro de acciones de resistencia diversas, aunque algunas estrategias mencionadas en el contexto de las resistencias más amplias no transforman los lugares sexuados de las mujeres o no rompen los pactos entre hombres. Tal es el caso en el que, como medida de autodefensa, se les ordenó a las mujeres tener a la mano agua hirviendo para echar a los soldados que pudieran llegar de repente, lo que implícitamente supondría que las mujeres siempre estarían en la casa o en las cercanías de la cocina. O cuando hubo casos en que mujeres chuj quisieron alzarse para evitar ser dadas en matrimonios arreglados y se les hizo volver a sus casas para no entrar en conflicto con sus familias y aldeas, y negarles así espacios y oportunidades ofrecidos, deseados o exigidos a sus familiares hombres9.

Llama particularmente la atención lo planteado por Denise Phé-Funchal, quien al estudiar el surgimiento del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), refiere que hubo un breve lapso de estabilidad o seguridad en los inicios de la agrupación y expone que: “Es posible que se haya subestimado el poder de organización y protesta de este grupo por estar predominantemente compuesto de mujeres”. La autora hace alusión a las menciones del GAM en los medios como “esas señoras” o “un grupo de mujeres”10. Sostiene la posibilidad de que era socialmente mal visto ejecutar a una madrecita, es decir, a una mujer que no tenía relación directa con los movimientos insurgentes. Pero aquí surgen dos preguntas relacionadas a quiénes eran estas mujeres y los lugares sociales que ocupaban: ¿La estabilidad era aplicable a todas las miembras del GAM o sólo a las lideresas? ¿Por qué esta categoría de madrecita no aplicó a las mujeres indígenas que eran también madres? Y al contrario la posibilidad de parir guerrilleros fue una justificación para su violación, tortura y masacre. Parafraseando la icónica pregunta de Sojourner Truth: “¿Acaso no eran ellas mujeres?” Podemos responder a estas preguntas recurriendo al proceso de deshumanización que Vela retoma en Los de abajo: perspectivas teóricas y lecciones de método para abordar la legitimidad del castigo en el contexto de la guerra. Lo que de nuevo nos lleva a replantear los eternos ciclos de violencias y resistencias que trascienden la guerra contrasubversiva.

Finalmente, para continuar pensando las infinitas formas de la resistencia es necesario evidenciar el desdibujamiento del carácter económico de la guerra, el cual ha sido enterrado por un discurso y análisis que privilegian el entendimiento de sus causas como un fenómeno predominantemente ideológico. De manera que seamos capaces de posicionar el estudio de la guerra como mercado, y no solamente al mercado en la guerra.

¿Cuáles son las formas en que la guerra generó una economía en la que se da un cambio en el ejército de cuidar intereses económicos de la oligarquía a crear los propios mediante la nueva repartición de territorios y el manejo de recursos públicos bajo secreto de Estado? ¿Cómo abordar, por ejemplo, el fenómeno de la corrupción y de las ganancias en todo el andamiaje militar relacionado con la construcción de centros de concentración poblacional, las aldeas modelo y las carreteras? Todos negocios financiados y ejecutados por militares y civiles como parte de la política contrasubversiva que deben ser estudiados por sus repercusiones actuales. Éstas son algunas de las reflexiones que surgen de la lectura de los capítulos de esta compilación que revisita el cuartel y la montaña como metáforas de una época de intensa violencia y pro funda reafirmación de la dignidad.

1Morna Macleod, “¡Que todos se levanten!” Rebelión indígena y la Declaración de Iximche’, pp. 413-460.

2Movimiento Indio Tojil-Mayas, Guatemala: de la República Burguesa Centralista a la República Popular Federal, en Eutopia, 1(1), enero-junio 2016, 210.

3Cindy Forster, Miles de machetes en alto: las luchas campesinas de la costa sur en el surgimiento de la revolución guatemalteca, 1970-1980, pp. 587-629.

4Morna Macleod, “¡Que todos se levanten!” Rebelión indígena y la Declaración de Iximche’, p. 444.

5Pablo Ceto, Rebelión indígena, lucha campesina y movimiento revolucionario guerrillero. Reflexiones y testimonio, p. 285.

6Morna Macleod, “¡Que todos se levanten!” Rebelión indígena y la Declaración de Iximche’, pp. 437-439.

7Margarita Hurtado Paz y Paz, Organización y lucha rural, campesina e indígena. Huehuetenango, 1981, p. 51.

8Carlota McAllister, Mercados rurales, almas revolucionarias y mujeres rebeldes en Guatemala de la guerra fría, pp. 143-177.

9Margarita Hurtado, Organización y lucha rural, campesina e indígena. Huehuetenango, 1981, p. 73.

10Denise Phé-Funchal, Por el aparecimiento con vida: fundación del Grupo de Apoyo Mutuo, p. 527.

Acerca de la autora

María José Pérez Sián es licenciada en antropología por la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala; maestra en ciencias sociales y humanísticas por el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, y estudiante de doctorado en el Departamento de Historia de la Universidad de Texas en Austin. Sus principales líneas de investigación son violencia y genocidio, feminismos, cuerpos y sexualidades, justicia transicional.

Sus publicaciones más recientes son:

María José Pérez Sián (2021). Mujeres mayas y su búsqueda de la justicia por el camino del litigio estratégico. Guatemala: Trócaire. María José Pérez Sián (2021). Voces y sentires de los pueblos y naciones mayas en la defensa y restitucion de los derechos colectivos por el camino del litigio estratégico. Guatemala: Trócaire.

María José Pérez Sián (2019). Nos-otras. Ancestras descoloniales. En Ochoa Muñoz, Karina (coord.), Miradas en torno al problema colonial. Pensamiento anticolonial y feminismos descoloniales en los sures globales (pp. 135-156). Akal/Interpares.

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