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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.40 no.118 Ciudad de México ene./abr. 2022  Epub 08-Abr-2022

https://doi.org/10.24201/es.2022v40n118.2199 

Reseñas

El sueño de vivir sin trabajar: una sociología del emprendedorismo, la autoayuda financiera y el nuevo individuo del siglo XXI

1Maestría en Estudios de Género Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, Ciudad de México, México, acholula@colmex.mx

El sueño de vivir sin trabajar: una sociología del emprendedorismo, la autoayuda financiera y el nuevo individuo del siglo XXI. Fridman, Daniel. 2019. Buenos Aires: Siglo XXI, 239p.


Publicado en castellano en 2019, El sueño de vivir sin trabajar es producto de una etnografía multisituada en la que su autor, el sociólogo argentino Daniel Fridman, analiza la dimensión subjetiva del neoliberalismo. La originalidad del libro consiste en que su aproximación va más allá de los procesos básicos de referencia cuando se habla de neolibe ralismo (el tránsito libre de mercancías o la reducción del gasto público, por ejemplo), para entonces centrarse en la vida de hombres y mujeres que pretenden esquivar el deterioro de la estabilidad laboral de sus contextos a partir de los consejos y técnicas que brinda la autoayuda financiera. Esta y otras aportaciones fueron suficientes para que el libro obtuviera, en la sección de Consumidores y Consumo, una mención de honor en el Best Book Award 2016-2017 que organizó la Asociación Americana de Sociología.

El libro está sustentado en una estrategia metodológica que bien se podría calificar como múltiple, pues ésta no sólo fue llevada a cabo en ciudades diferentes (Nueva York, Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata) sino que se apoyó en más de una técnica de investigación (observación participante, entrevistas a profundidad, registro de actividades online y análisis de contenido). Esta multiplicidad le permitió a Fridman hacer justicia a la complejidad de su objeto de estudio desde frentes diferentes y, con ello, entender a escala internacional el proceso de conversión del neoliberalismo en formas concretas de pensamiento, deseo y acción. Igualmente, el libro cuenta con la virtud de que en él se explicita, mediante un ejercicio serio de reflexividad, las coordenadas sociales que ubican al lente analítico de su autor. A mi parecer, esta cuestión no es menor porque ofrece un ejemplo de cómo una investigación es un proceso en el que quien investiga y su objeto de estudio se construyen mutuamente; enseña, como ya lo había hecho Loïc Wacquant (2004), que para hacer buena investigación no es imprescindible que quien investiga comparta el mismo origen social y los valores de las personas investigadas; muestra, esquivando el peligro narcisista de caer en “un regreso complaciente del investigador sobre sus propias experiencias” (Bourdieu, 2003, p. 155), cuál fue el papel de Fridman, en tanto que sociólogo ajeno al mundo de la autoayuda financiera, en su investigación.

Considero que una de las mayores contribuciones del libro se halla a nivel teórico. Basándose en la noción de “gubernamentalidad” de Michel Foucault, Fridman entiende el neoliberalismo como una forma de gobernar la conducta en función de criterios que son propios del mercado, a saber, la maximización, la competencia y la autonomía (2019, p. 23-25). Esta conceptualización sirve a Fridman para maridar, como dice Claudio Benzecry (2019) en la presentación del libro, dos perspectivas teóricas diferentes: las “tecnologías del yo” de Foucault y la “performatividad económica” de Michel Callon. Lo llamativo de esta combinación es que desafía algunos de los supuestos comunes de la sociología. Las tecnologías del yo funcionan como marco que posibilita, sin necesidad de recurrir al término clásico de “socialización”, explicar los procesos de constitución subjetiva a partir de los esfuerzos de autoproducción. A su vez, la performatividad económica permite “comprender los procesos a través de los cuales las personas adquieren herramientas que las vuelven similares [… ] a lo que los economistas tratan como realidad”, sin por ello comprometerse a denunciar el carácter reduccionista del homo economicus (Fridman, 2019, p. 27).

De acuerdo con Fridman, la autoayuda financiera es hoy en día una industria millonaria cuyas raíces intelectuales se remontan a las recomendaciones económicas de Benjamín Franklin, el pensamiento libertario, el “movimiento de la recuperación” (dentro del cual se encuentran grupos como Alcohólicos Anónimos) y el espíritu crítico de los movimientos contraculturales de la década de 1960. Se trata, según Fridman, de una “terapia neoliberal” que plantea soluciones de carácter individual para que las personas afronten las trasformaciones del capitalismo que suponen un “traslado del riesgo social a los individuos” y un “incremento del rol de las finanzas en la vida cotidiana” (2019, p. 53). Aunque desconfía de las definiciones tajantes, el sociólogo argentino dice que la autoayuda financiera consta de tres elementos. Primero, un componente econó mico que descansa en la realización de tareas de contabilidad; segundo, un componente emocional que consiste en técnicas para diagnosticar y trasformar los miedos asociados al manejo de las finanzas personales; tercero, un componente sociológico, es decir, un compendio de “teorías sociales sobre el funcionamiento del mundo…” (Fridman, 2019, p. 44).

En cuanto al componente emocional, Fridman da cuenta de cómo la autoayuda financiera propone una gestión individual del yo para, entonces, frenar los supuestos miedos e ideas que mantienen a las personas lejos de la riqueza. Dicha gestión se basa en un trabajo de autocuestionamiento y reinterpretación del pasado escolar y familiar mediante los cuales las personas develan cómo su fracaso financiero actual es, según el esquema de la autoayuda financiera, resultado de haber aprendido a pensar y actuar como conformistas dependientes. Por esa razón, el sociólogo argentino menciona que para la autoayuda financiera, la riqueza, más que una condición económica, “es una palabra en código para un estado del yo, una manera de ver el mundo” (Fridman, 2019, p. 99). Esto muestra cómo la autoayuda financiera estigmatiza la pobreza al momento de plantear que los ricos, en tanto que encarnación de la virtud y modelos a seguir, descansan en la orilla opuesta de los pobres, es decir, personas temerosas que buscan la seguridad (ahora) inexiste del estado de bienestar. No sorprende que, tras incorporar las ideas anteriores, algunos consumidores de autoayuda financiera lleguen a sentir vergüenza de sí mismos. Aunque es admirable que Fridman analice la dimensión emocional de la gestión del yo sin necesidad de apoyarse en la sociología de las emociones, considero que quienes sigan sus pasos no malgastarían su tiempo al recurrir a conceptos de esa sociología como, por ejemplo, “trabajo emocional” (Hochschild, 1979) e, incluso, se pregunten si los esfuerzos de autotransformación suponen la imposición de regímenes corporales específicos.

Finalmente, el componente económico. Fridman muestra que la autoayuda financiera hace énfasis en que las personas desarrollen competencias de cálculo que les ayuden a administrar sus finanzas. Para ello es clave Cashflow: un juego de mesa que “está específicamente diseñado como una herramienta de entrenamiento para lograr movilidad financiera en la vida real, y así lo interpretan los jugadores” (Fridman, 2019, p. 107). El empleo frecuente de la “planilla de estado financiero” de Cashflow es lo que permite a los jugadores entender sus flujos monetarios y convertirse, mediante las múltiples oportunidades que encuentran para evaluar su desempeño, en sujetos versados en tareas de contabilidad. Sin embargo, Cashflow también conduce a que los jugadores incorporen conceptos que les ayudan a reformular sus formas de entender la realidad económica y, además, favorece la creación de redes que proporcionan apoyo social y oportunidades de negocios (Fridman, 2019, p. 109). Cabe destacar que la utilización del juego en Argentina supone una estrategia activa de traducción y adaptación, dado que las características de Cashflow no responden a las condiciones económicas del país sudamericano sino a las de Estados Unidos. En este ámbito, el gran hallazgo de Fridman es el siguiente: el deseo de jugar, así como la traducción y adaptación del juego, muestran que las personas no son lienzos en blanco sobre los que se pinta el neoliberalismo, sino partícipes activos en su producción como sujetos económicos que se ajustan a las condiciones de vida de un mundo neoliberal.

De acuerdo con Fridman, el objetivo de la autoayuda financiera es que las personas conquisten su libertad. Aquí, la libertad se entiende de dos maneras diferentes. Primero, como libertad ante los miedos y debilidades que impiden emular la audacia e inconformismo de los ricos; segundo, como libertad financiera, la cual se define como “la posibilidad de solventar los gastos propios sin la necesidad de trabajar” (Fridman, 2019, p. 62). Se trata de que el dinero generado por las inversiones previamente realizadas rebase los gastos necesarios para vivir, cuestión que libera de las instrucciones de un jefe y los cambios del mercado laboral. En última instancia, el objetivo es que los consumidores de la autoayuda financiera se armen de valor para dejar de ser empleados y se conviertan en empresarios que viven del trabajo y el valor generados por otros. Un primer paso en esta dirección, según Fridman, puede verse en la incursión de varios consumidores de autoayuda financiera hacia el marketing multinivel: negocios en los que sus participantes son vistos como emprendedores independientes que carecen de salario, pero ganan comisiones de cada “venta o recomendación de productos o servicios ofrecidos por la compañía” (2019, p. 155). Esto último muestra cómo la autoayuda financiera puede incidir en la vida práctica de sus consumidores. Ahora bien, el énfasis puesto por la autoayuda financiera en la libertad hace que se alinee “con la máxima neoliberal de que el individuo libre, autónomo, que asume riesgos, es el sujeto político del cual toda organización social debe partir y por el cual vale la pena tener cualquier forma de gobierno u organización social” (Fridman, 2019, p. 77).

Una vez dicho lo anterior, vale la pena formular un par de anotaciones. Por un lado, sería interesante aprovechar la investigación de Fridman para preguntar cuál es la influencia de la autoayuda financiera en el mundo de los negocios. ¿Será que la autoayuda financiera y su espíritu emprendedor constituyen referentes culturales a partir de los cuales distintos empresarios y empresarias justifican su posición social y juzgan a sus empleados? Por otro lado, en una investigación inspirada por la de Fridman se podría ahondar más en cuestiones relativas al género, ya que el sociólogo argentino sólo lo hace al momento de referirse a las mujeres, o sea, como si el género no fuera una dimensión a tomar en cuenta cuando se trata de la vida de hombres. Al proceder de esta manera, se podría preguntar si las técnicas de gestión individual de la autoayuda financiera apuntan a la autoconstrucción en virtud de un modelo particular de masculinidad. De ser así, ¿qué atributos caracterizan a esa masculinidad y cómo es su intersección con los dominios de clase social y de racialización? ¿Se trata de una masculinidad blanca y opulenta, cuya realización se halla en los grandes empresarios?

Elogios aparte, El sueño de vivir sin trabajar es una invitación a ejercitar la “imaginación sociológica” (Mills, 2003) para conocer, desde fenómenos que no siempre reciben la luz de los reflectores académicos, algunos procesos sociales que marcan el presente. Es una indagación sociológica brillante que nos muestra, tal como ya lo había hecho Viviana Zelizer (2011), que la vida social del dinero está llena de significados y emociones.

Referencias

Benzecry, Claudio E. (2019). El juego de la vida o la máquina de hacer neoliberalitos. En Fridman, Daniel, El sueño de vivir sin trabajar: una sociología del emprendedorismo, la autoayuda financiera y el nuevo individuo del siglo XXI (pp. 9-12). Buenos Aires: Siglo XXI. [ Links ]

Bourdieu, Pierre (2003). El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad. Curso del Collége de France 2000-2001. Barcelona: Anagrama. [ Links ]

Fridman, Daniel (2019). El sueño de vivir sin trabajar. Una sociología del emprendedorismo, la autoayuda financiera y el nuevo individuo del siglo XXI. Buenos Aires: Siglo XXI. [ Links ]

Hochschild, Arlie (1979). Emotion Work, Feeling Rules, and Social Structure. The American Journal of Sociology, 85(3), 551-575. DOI: https://doi.org/10.1086/227049. [ Links ]

Mills, Wright (2003). La imaginación sociológica. México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Wacquant, Loïc (2004). Entre las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador. Madrid: Alianza. [ Links ]

Zelizer, Viviana (2011). El significado social del dinero. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Acerca del autor

Alonso Pi fue recientemente aceptado como estudiante de la Promoción 2021-2025 del doctorado en ciencia social con especialidad en sociología de El Colegio de México. Es maestro en estudios de género por la misma institución. Sus principales áreas de investigación incluyen: género, cuerpo, emociones y subjetividades.

Su publicación más reciente es:

Pi, A. (2021). El poder estructurante del género, el amor y la sexualidad: Un análisis del espacio simbólico de “Feministlán”. Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género de El Colegio de México, 7(1), 1-28.

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