SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.39 número117Asimetrías científicas de un laboratorio biotecnológico (periférico) del sur de Chile índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.39 no.117 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 04-Abr-2022

https://doi.org/10.24201/es.2021v39n117.2085 

Artículos

La definición de ‘lo social’ y el sistema de coordenadas de la socialidad

The Definition of ‘the Social’ and the System of Coordinates of Sociality

Sergio Pignuoli Ocampo1 
http://orcid.org/0000-0002-9918-0931

1CONICET/UBA Argentina, spignuoli@conicet.gov.ar


Resumen:

En este trabajo se revisa el problema de la definición de ‘lo social’ o unidad de análisis en sociología y se desarrolla un planteo teórico-metodológico destinado a mejorar su tratamiento. A tal fin, se examinan las discusiones del micro-macro link y de las concepciones de la socialidad, se identifican tres núcleos teóricos vigentes en la sociología y se elabora una relación sistemática entre ellos. Sobre esas premisas, se introduce el concepto de sistema de coordenadas de la socialidad y se desarrolla un esquema teórico-metodológico basado en él: los núcleos son establecidos como dimensiones (monádica, diádica y triádica) de un espacio de propiedades sociológico, se fija el origen de coordenadas y se escalan los ejes. Finalmente, son definidos sus propiedades basales, operaciones básicas y campos de aplicación en general.

Palabras clave: teoría sociológica; perspectiva sistemática; definición de lo social

Abstract:

This paper reviews the problem of the definition of ‘the social’ or the unit of analysis in sociology and develops a theoretical-methodological approach designed to improve the way it is dealt with. To this end, the discussions of the micro-macro link and the conceptions of sociality are examined. Three theoretical cores in force in sociology are identified and a systematic relationship between them is drawn up. Based on these premises, the concept of the system of coordinates of sociality is introduced and a theoretical-methodological scheme based on it is developed. The cores are established as dimensions (monadic, dyadic and triadic) of a space of sociological properties, the origin of the coordinates is fixed, and the axes are scaled. Finally, their basal properties, basic operations, and general fields of application are defined.

Keywords: sociological theory; systematics; definition of the social

1. La unidad de análisis como problema teórico

En este trabajo se revisa el problema de la unidad de análisis de la sociología desde una perspectiva sistemática y se desarrolla un planteo teórico-metodológico a fin de mejorar su tratamiento. El término unidad de análisis designa una abstracción científica mediante la cual se establece el nivel del elemento mínimo del objeto de investigación. La elaboración de un concepto sociológico con tal denominación fue una tarea asumida mayormente por especialistas en metodología en los años de 1950 y 1960. Su lugar en los corpora es tributario de aquellos esfuerzos de los que toma además su impronta. Es tentador afirmar que los desarrollos teóricos se desentendieron de la cuestión. Sin embargo, no deberían apresurarse conclusiones, pues, si bien no abundan antecedentes de conceptos así denominados, los desarrollos conceptuales sobre la cualidad basal del objeto sociológicamente definido como ‘lo social’ son vastos, y se aprecia en ellos una carrera por determinar qué es lo social en términos tan abstractos y generales como unitarios y elementales. Resulta llamativo que, desde enfoques y terminologías dispares, tanto la metodología de la unidad de análisis como la teorización de ‘lo social’ se hayan orientado al mismo problema de referencia: el elemento mínimo del objeto sociológico. Vista en perspectiva sistemática, la masa crítica de teoremas consagrados a este asunto se presenta heteróclita, si no es directamente inaprehensible, e impone el requisito de conservar su diversidad para su tratamiento. En contraste con los desarrollos metodológicos sobre la unidad de análisis, no hay disponible para esta masa ni un tratamiento teórico general y exhaustivo ni una metodología o estrategia de operacionalización eficaz. A causa de este déficit, se decreta a menudo la indiferencia entre ellas y se invoca la esterilizante figura de “inconmensurabilidad de paradigmas”.

Los teoremas dedicados al problema de la unidad de análisis en sociología componen el universo de estudio de este escrito. Pese a lo que podría imaginarse, es una tarea relativamente sencilla identificarlos en la arquitectura de los programas de investigación.1 Esto es así, porque contamos con la inestimable ayuda de un observable: la definición explícita de ‘lo social’ y/o la respuesta implícita a la pregunta qué es lo social que cada programa ofrece. Entendemos por definición de ‘lo social’ toda elaboración conceptual que indique la diferenciación cualitativa de un orden de realidad caracterizado tautológicamente como “social”, y la distinga dentro de una concepción general de estructuración de lo real.2 El tratamiento de este universo requiere recursos teórico-metodológicos dotados con pretensiones de universalidad e imparcialidad a los efectos de que todas las definiciones reciban un trato ecuánime y heurísticamente positivo, sin menoscabo de la especificidad terminológica de cada una de ellas y de la diversidad conceptual del conjunto. A tal fin, asumiremos la perspectiva sistemática, pues ella nos exigirá lo que necesitamos generar: identificar planos y niveles heterogéneos e integrarlos mediante esquemas generales.

La asunción de la perspectiva sistemática no es una elección sencilla. Se trata de una perspectiva prestigiosa, nutrida con nombres ilustres, pero que ha perdido gravitación a través de los años, incluso en aquellos temas en los que se especializó originalmente. En relación con nuestro problema, la situación es peor aún, pues no ha logrado consolidar un esquema de trabajo con recursos adecuados. La teoría sistemática de Merton (1957) no se preguntó por la función de lo social ni por su definición sociológica. La historia de la teoría con propósito sistemático de Schluchter (2015) y, en menor medida, la lógica teórica de Alexander (1982) se lanzaron sobre las teorías sociológicas y examinaron en su derrotero histórico algunas variantes conceptuales con ánimo sistemático, pero la generalización de sus métodos y recursos técnicos y, más aún, de sus resultados se ve limitada en la medida en que se valieron de la perspectiva para consagrar sus propias concepciones únicamente.3 Distinto es el caso de la metateoría de Ritzer (1990) o de la comparación de teorías sociológicas de Mascareño (2008; 2017) y de García Andrade (2013), quienes exploraron la arquitectura de las teorías sociológicas y lograron planteos generales y abstractos. Ritzer asumió que la heterogeneidad en torno a ‘lo social’ es un estado de hecho en la disciplina y propuso un novedoso esquema de trabajo concentrado en identificar operaciones de metateorización y tender puentes transversales entre teorías. La novedad “metateórica” adolece, sin embargo, de dos dificultades: primera, se focalizó de manera excesiva en el nivel altamente agregado de las teorías y familias de teorías, desatendiendo el nivel desagregado de los conceptos, y segunda, procesó las familias de teorías mediante el concepto poskuhniano de paradigma, al brindarles unidad relativa, pero implantando entre ellas el principio de inconmensurabilidad. La primera dificultad omite nuestro objeto y la segunda limita los criterios de sistematicidad. Por su parte, Mascareño y García Andrade avanzaron en el análisis conjunto de arquitecturas y conceptos, allanando el camino que emprendemos aquí: generar y fundamentar una metodología para las unidades de análisis.4

En este estado de situación, desarrollaremos un esquema de trabajo especializado en el análisis sistemático de los conceptos sociológicos en general y de las definiciones de ‘lo social’ en particular. Lo denominaremos sistema de coordenadas de la socialidad y asumiremos la tarea de caracterizar y justificar sus premisas, categorías, propiedades, operaciones primordiales e implementaciones potenciales en términos teóricos y metodológicos. Nuestra discusión se desenvolverá en conexión con la discusión del micro-macro link de los años de 1980 y 1990 (Alexander, & Giesen, 1987; Archer, 1982; Bourdieu, 1991; Giddens, 1984, y otros) y con la reciente polémica sobre las concepciones y dimensiones de la socialidad (Heintz, 2004; Lindemann, 2012; Bedorf et al., 2010; Albert et al., 2010, y otros).

La exposición sigue este plan: se analiza el problema de las concepciones de la socialidad en diálogo con contribuciones destacadas de los debates aludidos (2). Tras lo cual se introduce el concepto de sistema de coordenadas de la socialidad y se definen sus categorías fundamentales, propiedades basales y operaciones básicas (3). Luego, se replantea el problema de la unidad de análisis dentro de su marco (4) y, finalmente, se sintetizan los resultados y se discuten las conclusiones (5).

2. Las concepciones sociológicas de la socialidad: el número como cuestión

¿Cuántas concepciones de socialidad hay en la sociología? Concedemos que la pregunta es directa e incómoda, pero la respuesta es crucial para nuestros fines. No se trata sólo de plantear una provocación cuantitativa, sino de preguntarse por las concepciones sociológicas de la socialidad, por su cualidad de irreductibles, por la posibilidad de identificarlas y de procesarlas hasta lograr deslindarlas y determinar su número. Para responder el interrogante, nos apoyaremos en la distinción de la epistemología estructural entre núcleos y modelos, y pertrechados con ella analizaremos las discusiones sobre el micro-macro link y las concepciones de socialidad.

La epistemología estructural analiza las teorías científicas en términos conjuntistas y distingue en ellas, a grandes rasgos, un conjunto de enunciados axiomáticos denominado núcleo teórico y un conjunto de modelos posibles del núcleo (Sneed, 1971; Stegmüller, 1976).5 Aquí entenderemos las concepciones de socialidad como núcleos de la teoricidad sociológica y entenderemos la definición de ‘lo social’ de cada programa de investigación como modelo posible de socialidad. Accedemos así a las concepciones de socialidad respetando las terminologías específicas, pero sin convertirlas en un laberinto. Veamos dos ejemplos:6 la heterogeneidad terminológica existente entre la Actor-Network Theory (Latour, 2005) y la teoría de la acción comunicativa (Habermas, 1987) es un hecho evidente. Sin embargo, si se observa la heteronimia mediante la distinción entre núcleos y modelos, se apreciará que, si bien la Actor-Network Theory centró su modelo de socialidad en la categoría de asociación -dentro de una cosmología de la heterogeneidad y de los actantes- y que la teoría de la acción comunicativa lo centró en la categoría de éxito ilocutivo -dentro de una cosmología del proceso de hominización y la racionalidad-, ambos modelos de socialidad comparten núcleo teórico: la irreductibilidad sociológica de la orientación recíproca. Un ejemplo inverso se presenta entre la morfogénesis social de Archer (1995) y el decolonialismo de Mignolo (2005). Ambos modelos de socialidad brindan un lugar significativo al término agency. Sin embargo, y sin menoscabo de la homonimia, se observa que los modelos no responden al mismo núcleo teórico: mientras Archer asume una relación simétrica entre estructura y agency dotando a esta última con autonomía plena, Mignolo asume una relación asimétrica entre los términos y deduce la agency de las estructuras de poder colonial, negándole así autonomía. Gracias a la distinción estructural podemos reformular el interrogante inicial en términos más operativos: ¿cuántos núcleos teóricos están vigentes en la sociología? Guiados por éste, revisaremos dos debates en búsqueda de respuestas.

El micro-macro link fue una de las respuestas disciplinarias a la disputa de las “dos sociologías” de los años de 1970 (Dawe, 1970). Impulsado por el autodenominado new theoretical movement (Alexander, 1987, p. 380),7 el movimiento micro-macro link se autopercibió alternativo a las discusiones por entonces reverdecidas sobre individualismo y colectivismo. Una de sus tesis más destacadas pertenece a Alexander, & Giesen (1987). Estos autores remontaron la emergencia de la sociología como discurso científico hasta comienzos del siglo XIX, momento en que a juicio de los autores se diferenció respecto de la filosofía social. Según Alexander y Giesen, los puntales de este logro serían dos: asumir el compromiso de probar empíricamente sus afirmaciones y reemplazar la dicotomía entre individuo o sociedad por el vínculo entre lo micro y lo macro. Este vínculo, considerado constitutivo de la sociología, no descarta los dos polos de la filosofía social (individuo, micro, epistemológico/colectivo, macro, ontológico), sino que los traduce al “nivel de presupuestos” y habilita, así, la combinación y la vinculación entre éstos. Como consecuencia, Alexander, & Giesen (1987, p. 14) subrayan que la especificidad de la sociología consiste tanto en separar analíticamente la pregunta por lo micro y la pregunta por lo macro como en vincular sintéticamente las respectivas respuestas en un único enunciado sociológico que predica sobre ‘lo social’ y actualiza ambos niveles a la vez. Vale la pena detenerse en el hecho de que otros autores de esa generación alcanzaron una postura similar. Sin ir más lejos, los conceptos de práctica de Bourdieu (1991) y de estructuración de Giddens (1984) definen ‘lo social’ de manera homóloga. Más allá de variantes terminológicas, ambos rechazan un dilema por considerarlo falso (subjetivismo u objetivismo, agente o estructura) y proceden a combinar los niveles que lo componen, y conciben así ‘lo social’ como una actualización de la relación entre dos núcleos irreductibles. Dignas del mismo grado de interés son las intervenciones de Archer (1982; 1996). De acuerdo con las coordenadas de la sociología británica de entonces, la autora procesó el micro-macro link en términos de dualidad y dualismo, y afirmó que el principio combinatorio no valida per se cualquier combinación o link entre los niveles, pues la autonomía presupuesta en las dimensiones no es una propiedad transitiva de los enunciados que predican sobre ella. De manera que, a juicio de Archer (1996, pp. 25-97), hay enunciados sobre vínculos entre niveles que son sociológicamente inválidos porque eliden la autonomía de uno de los niveles en el otro (upwards o downwards conflationism) o de ambos al mismo tiempo en un tercer término que pretende vincularlos (central conflationism). La autora ejemplificó esta última falacia con afirmaciones de Bourdieu, Giddens y Bauman, entre otros.

El micro-macro link suscitó un intenso debate y recibió objeciones de diversa índole. Una de las críticas más fuertes fue aquella que cuestionó in toto sus planteos debido a la falta de exhaustividad que mostraban en materia histórica y teorética, pues no contemplaban muchas e importantes escuelas sociológicas. Este déficit ocupa un lugar destacado en el debate sobre las concepciones de la socialidad (Heintz, 2004; Bedorf et al., 2010; Albert et al., 2010, entre otros). En ese marco, a los teóricos del micro-macro link en general y a Alexander y Giesen en particular se les criticó el supuesto bidimensional fuerte de sus teoremas y se les señaló la necesidad de introducir una tercera dimensión al planteo (Heintz, 2004, pp. 3-5). La síntesis de la crítica es la siguiente: el micro-macro link adolece de un fuerte déficit histórico y teórico porque desconoce la especificidad de la dimensión diádica de ‘lo social’. Esta dimensión se centra en la reciprocidad y en su unidad, la cual no puede reducirse ni a lo micro, ni a lo macro, ni tampoco a ningún vínculo entre ellos.8 En esta línea, Lindemann (2012) subrayó que el modelo de socialidad diádico se centra en la formación de expectativas recíprocas y éstas sólo emergen de la constelación ego/alter. Heintz (2004) subrayó que no es casual que la escuela de las relaciones sociales escape a las historizaciones micro-macro, pues, más allá de la denominación (“interacción”, “asociación”, “intersubjetividad”, “comunicación”, etc.), se trata -en nuestros términos- de modelos posibles de socialidad con núcleo teórico diádico, sean sus clásicos “alternativos” (Tarde, Simmel), sea la “revuelta de la microsociología” de los años de 1960 y 1970, sean las propuestas contemporáneas como el methodologische Situationalismus de Knorr-Cetina, la Actor-Network Theory de Latour y Callon, la Systemtheorie de Luhmann, entre otros.

La revisión de estos antecedentes nos brinda elementos para volver a la pregunta inicial y responderla con suficiencia. Trasunta de ellos que la sociología alberga descripciones y explicaciones muy diversas de los fenómenos sociales y del mundo social. La distinción estructural entre núcleos y modelos posibles nos ayuda a ordenarlas y observamos que hay dos tipos de diversidad: la de los modelos posibles, donde los factores de variación son las terminologías, los objetos históricos y los datos empíricos, y la de los núcleos teóricos, donde la socialidad se refiere a una cualidad relacionalmente eficiente. La diversidad de los modelos resguarda la propiedad de la heterogeneidad y la especificidad, y tiende al crecimiento aritmético en función de la diferenciación de programas de investigación en sociología, mientras que la diversidad de núcleos resguarda la irreductibilidad cualitativa y la generalidad, siendo inelástica respecto de la evolución de los programas. En estos términos, identificamos en la actualidad tres núcleos teóricos cualitativamente diferenciados, pero todos igualmente disciplinarios: un primer núcleo centrado en el individuo o en lo micro, en su acción y sus representaciones, un segundo núcleo centrado en la reciprocidad y en la constelación ego/alter, y un tercer núcleo centrado en las estructuras o en lo macro, en su autosuficiencia y su orden supraindividual. Un aspecto relevante de los núcleos es que suponen concepciones de socialidad sociológicamente irreductibles, autónomas y detentoras de una racionalidad propia, pero la sociología admite la posibilidad de que puedan ser vinculados y combinados en grado y proporciones variables, y da lugar al desarrollo de modelos posibles de socialidad muy diversos, volviéndose las combinaciones también objeto de disputa y controversia.

3. El sistema de coordenadas de la socialidad: conformación, propiedades y operaciones

La identificación de tres núcleos teóricos es un dato precioso para nuestros objetivos, pues, recordémoslo, perseguíamos el propósito de plantear una relación sistemática entre los núcleos vigentes, que los integre en un esquema general sin introducir elementos ex profeso, es decir, lograr un esquema lo suficientemente abstracto como para operar con las premisas teóricas sin desvirtuarlas ni forzarlas.

Con base en lo expuesto en el apartado anterior, estamos en condiciones de elaborar las premisas de tal relación sistemática:

    1). los núcleos teóricos son irreductibles entre sí y cada uno posee autonomía y racionalidad sociológica;

    2). los núcleos rechazan toda fundamentación no-social o a-social del enunciado sociológico, cuya función es predicar descriptiva y explicativamente sobre los fenómenos y el mundo social;

    3). la irreductibilidad entre núcleos no implica pretensión de exclusividad, ya que la irreductibilidad entre ellos es tal que, fuera del rechazo a lo no-sociológico, no tienen puntos en común, y.

    4). la autonomía no es incompatible con la combinación, el micro-macro link y la distinción dualidad/dualismo han demostrado esto mediante una reductio ad absurdum al establecer el carácter segundo de toda operación de eliminación o reducción de un núcleo a otro, mostrando, así, que el supuesto de partida es la existencia y convivencia de ambos.

Dadas estas premisas, es necesario un esquema que facilite el desarrollo de operaciones sistemáticas con base en ellas. Ha llegado, por tanto, el momento de precisar nuestra propuesta.

Entendemos que el concepto de sistema de coordenadas, proveniente de la geometría analítica, cumple satisfactoriamente con los requisitos antedichos.9 Un sistema de coordenadas se define por la intersección de n ejes ortogonales. Para conformarlo proponemos que cada núcleo teórico sea un eje del sistema. En este caso, al contar con tres núcleos, el resultado es un sistema de coordenadas tridimensional,10 cuyo punto de intersección y origen de coordenadas es el punto nulo común (lo sociológicamente no-social).11 Los núcleos sociológicos constituyen así la unidad de cada uno de los ejes, volviéndose cada cualidad social la unidad de magnitud del eje respectivo. Definimos ahora los ejes del sistema:

    1). eje monádico: la unidad de esta dimensión es la propiedad social atribuida a las entidades individuales socialmente consideradas capaces de actuar y de representar otras entidades de igual tenor,12

    2). eje diádico: la unidad de esta dimensión es la propiedad social atribuida a la constelación ego/alter ego, así como los medios que emergen con ella,13

    3). eje triádico: la unidad de esta dimensión es la propiedad social atribuida a un término tercero (tertium) situado en posición citerior o ulterior respecto de entidades individuales y constelaciones ego/alter ego, atribuyéndosele capacidad/es para organizarlos socialmente.14

En el gráfico 1 se ilustra el sistema.

Fuente: Elaboración propia.

Gráfico 1 Sistema de coordenadas de la socialidad 

Para determinar unívocamente la posición de los conceptos sociológicos, es necesario establecer los valores de los ejes. Proponemos un esquema de categorías ordinal, con intervalos no iguales, en donde la progresión creciente en las categorías sociológicas se corresponda con la magnitud creciente de la cualidad social del eje. Esto implica una escala continua con categorías discretas, separadas por una distancia intervalar no igual y no cuantificada. A continuación, definimos los valores de la escala y les asignamos un símbolo numérico:15

valor nulo (0) significa la asignación de ninguna unidad de magnitud en la dimensión; en otros términos, se trata de la ausencia de propiedades sociales en el concepto sociológico en el eje respectivo,

valor mínimo (1) significa la asignación en esa dimensión de la menor cantidad posible de unidades de la respectiva magnitud; en otros términos, se trata de una atribución minúscula, en ocasiones concesiva, de propiedades sociales al concepto sociológico en el eje respectivo,

valor restringido (2) significa la asignación en esa dimensión de una cantidad acotada de unidades de la respectiva magnitud, o en otros términos, se trata de una atribución limitada de propiedades sociales de esa dimensión al concepto sociológico,

valor moderado (3) significa la asignación en esa dimensión de una cantidad ponderada de unidades de la respectiva magnitud, o en otros términos, se trata de una atribución contenida de propiedades sociales de esa dimensión al concepto sociológico,

valor ampliado (4) significa la asignación en esa dimensión de una cantidad extensa de unidades de la respectiva magnitud, o en otros términos, se trata de una atribución elevada de propiedades sociales de esa dimensión al concepto sociológico,

valor máximo o radical (5) significa la asignación de la mayor cantidad posible de unidades de magnitud de la respectiva dimensión; en otros términos, se trata de una atribución mayúscula, en ocasiones irrestricta, de propiedades sociales al concepto sociológico en el eje de referencia.

Todo sistema de coordenadas genera un espacio de propiedades donde las dimensiones se integran y los valores de los ejes se combinan en proporción variable. Gracias a esto, es posible establecer pares ordenados, determinar posiciones de manera unívoca y graficarlas. El espacio de propiedades resultante del sistema propuesto constituye así una matriz de interpretación sociológica sistemática e implica un conjunto de propiedades y operaciones fundamentales que describimos a continuación.

Propiedades: pretensión de universalidad y neutralidad basal

El espacio correspondiente al sistema de coordenadas de la socialidad posee las propiedades de universalidad y neutralidad. El grado de generalidad de un planteo teórico depende del tipo y capacidad de aprehensión que logre alcanzar. El sistema que hemos planteado tiene pretensiones de universalidad, pues no comprehende únicamente las categorías de determinado/s programa/s de investigación y se vuelve indiferente al resto, sino que asume que todo concepto sociológico puede ser inequívocamente ubicado en un punto del espacio e interpretado teóricamente en función de su posición.

La neutralidad implica una relación de valor por la cual todas las coordenadas se consideran semejantes, pero no equivalentes. No son equivalentes porque cada coordenada supone una distancia en relación con los ejes que la dota con un valor específico y que la diferencia de otras distancias posibles en el espacio. Sin menoscabo de ello, las coordenadas son semejantes porque ninguna de ellas goza de un valor sociológico mayor al del resto. Esta propiedad desmonta la suposición de que existan ejes o posiciones privilegiados para elaborar conceptos y construir objetos sociológicos, y estresa las preferencias o prius ya establecidos por los programas, pues, por un lado, subraya la contingencia del punto de partida y la carencia de primeros principios, y por otro lado, señala el carácter abierto de las preferencias y reserva un lugar central a la justificación y la racionalización argumentativa para su establecimiento.

Operaciones: ubicación, comparación y relación

En este espacio de propiedades se pueden realizar las siguientes operaciones: ubicar conceptos, compararlos y relacionarlos. La ubicación es la operación primordial y consiste en determinar de manera unívoca la posición de un concepto u objeto sociológico en una coordenada determinada de acuerdo con las propiedades sociológicas que lo definan. La posición ocupada constituye un par ordenado. Cada par ordenado adopta valores en las tres dimensiones a la vez.

El origen de coordenadas es el valor nulo en los tres ejes. Este punto equivale a la carencia de toda propiedad sociológica y al concepto/objeto ubicado en él se le atribuye la propiedad de no-sociológico. Pese a que podría imaginarse lo contrario, los programas de investigación en sociología apelan a este valor frecuentemente. A menudo se valen de él para cuestionar los conceptos de otros programas, por ejemplo: el señalamiento de Habermas (1989, p. 291) sobre el carácter “asociológico” del concepto de lo social de Foucault. Otro uso frecuente del origen de coordenadas es señalar la improcedencia en la explicación de ‘lo social’ de disciplinas o de conceptos considerados ajenos a la sociología. Podemos mencionar al respecto la impugnación de la teoría fractal o de la genética para describir, explicar y predecir conductas sociales. Asimismo, hay registro de uso positivo del origen de coordenadas. Esto ocurre cuando el valor nulo es incorporado en elaboraciones teóricas más amplias, como por ejemplo los conceptos de naturalismo del ser humano de Marx (1968), ser humano de Archer (2000) o sistema psíquico de Luhmann (1998), definidos en términos sociológicamente nulos, pero teóricamente relevantes, sean críticos (Marx), normativos (Archer) o condicionales (Luhmann).

El valor nulo goza de relevancia teórica en cada uno de los ejes también. Esto se debe a que la valoración de un concepto u objeto en esos términos ofrece información certera sobre los supuestos negativos del concepto analizado. Veamos un ejemplo: el concepto de individuo de Hayek (1988) o de actor de Coleman (1990) poseen respectivamente un valor monádico radical y ampliado y, además, un valor diádico y uno triádico nulo. Tales conceptos no son por tanto únicamente monádicos, sino también no-diádicos y no-triádicos. Inversamente, el Foucault temprano (1969) o Althusser, & Balibar (1994) definen sujeto con un valor triádico radical y nulo valor monádico y diádico. En ocasiones, la “fuerza” de un concepto se alcanza mediante su ubicación en los valores altos de un eje (ampliado, radical) y en la anulación de su valor en los otros ejes. La operación científica que genera estos énfasis ha merecido denominaciones diversas: reduccionismo cuando se la pretende denunciar, eliminativismo cuando se la pretende revertir y radicalismo cuando se la pretende defender.

La combinación de valores sociológicos no nulos y su ubicación en el espacio constituye uno de los rendimientos sistemáticos más atractivos del sistema de coordenadas. Un concepto u objeto combinado o poliádico es un concepto definido con valores no nulos en al menos dos ejes del sistema. Así, el concepto de efervescencia de Durkheim (1993, p. 349) combina valores diádico y triádico moderados,16 otro tanto hacen Luhmann (1998, pp. 71-72), con el concepto de sistema que combina un valor diádico radical y un valor triádico mínimo; Bourdieu (2004, pp. 115-116), con el concepto de hexis corporal que combina un valor diádico ampliado y un valor triádico moderado, o Cardoso, & Faletto (1999, p. 165), con el concepto de interdependencia que combina valores diádicos y triádicos ampliados. Los ejemplos nos muestran que los conceptos combinados o poliádicos son un conjunto numeroso y variopinto en sociología, y recogemos de ellos tres aspectos sistemáticamente relevantes: primero, no hay razones sociológicas sustantivas para asignarle a un concepto determinado más valor de una magnitud que de otra/s; segundo, los prius o argumentos de preferencia para un concepto determinado son operaciones teóricas segundas, o no-originarias, cuya función es justificar una selección que altera la neutralidad basal, y tercero, todos los programas poseen conceptos combinados o poliádicos por más radicales que sean sus perfiles.

El significado de las ubicaciones es relevante para corregir equívocos. Con otra terminología, pero en esta misma dirección, Heintz (2004, pp. 21-24) ejemplificó este punto al analizar la recepción del concepto de comunicación de Luhmann. La autora examinó una crítica según la cual dicho concepto pertenecería al “colectivismo” (i.e. triádico), debido a que la comunicación quedaría subsumida al concepto típicamente macro de sistema (i.e. triádico). Heintz señaló el equívoco y la necesidad de ponderar la concepción emergentista de la unidad alter ego/alter ego (i.e. diádico) de Luhmann. Tras ello, corrigió la ubicación del concepto de comunicación: lo corrió del eje macro (i.e. triádicos) al eje diádico. Una suerte similar corrió el concepto de acción comunicativa de Habermas. Una crítica extendida lo inscribe en el accionalismo (i.e. monádica). Sin embargo, al examinar la definición de éxito ilocutivo, no quedan referencias teóricas monádicas fuera de la denominación Handlung, correspondiendo, en función de su valor diádico radical, señalar el equívoco y corregir su ubicación como hizo Heintz con el concepto de comunicación de Luhmann.

La operación de ubicación posibilita la realización de otras dos operaciones sistemáticas: la comparación y la relación. La comparación fija la atención en dos o más conceptos previamente ubicados y confronta sus propiedades sociológicas en pos de estimar diferencias y/o similitudes entre ellos. Esta operación admite dos modalidades: la comparación terminológica y la comparación funcional. En la comparación terminológica se confrontan dos o más conceptos de similar denominación y se establecen convergencias y divergencias con base en sus definiciones y ubicaciones respectivas, por ejemplo, la comparación entre los conceptos de Gemeinschaft de Tönnies (1887), societal community de Parsons (1966) y sistemas comunales de Patzi Paco (2004). En la comparación funcional se cotejan terminologías diversas, pero declaradas funcionalmente equivalentes por estar referidas a un mismo problema de referencia, por ejemplo, los conceptos de comunicación de Luhmann y de asociación de Latour.17

La operación de relación implica establecer una o más conexiones entre dos o más conceptos previamente ubicados y comparados, según el grado de convergencia y divergencia de sus propiedades sociológicas. El objetivo de máxima de esta operación es generar recursos integrados que comprehendan justificadamente los rendimientos de los conceptos relacionados y expandan la problemática de investigación con base en recursos preexistentes. Los modelos de relación se regulan mediante distinciones esquematizadas y suelen apoyarse en criterios temporales (precedencia/sucesión), funcionales (complementación/sustitución), de contenido (ampliación/reducción), etcétera.18

4. La unidad de análisis en el sistema de coordenadas de la socialidad

El análisis sistemático de las definiciones teóricas de las unidades de análisis se ve beneficiado con la incorporación del sistema de coordenadas en su instrumental analítico. Señalemos la mejora concreta: en el fundamento operativo de los programas de investigación, la definición de la unidad de análisis ocupa un lugar central y en torno a ella gravita el resto de las categorías. Abordarlas de manera sistemática mediante el sistema de coordenadas de la socialidad, no presenta ningún desafío particular, pues, en la medida en que tales definiciones son conceptos sociológicos, se las puede interpretar, ubicar, comparar y relacionar al igual que cualquier otro concepto dentro del espacio de propiedades tridimensional. El método es sencillo: identificar el concepto que define ‘lo social’, interpretarlo en función de las magnitudes monádica, diádica y triádica presentes en su definición, mensurar las proporciones respectivas según la escala de cada eje, determinar el par ordenado y ubicarlo correspondientemente. La sencillez del método no debería llevarnos a la conclusión de que su ubicación es un dato menor. Al contrario, en virtud de su preponderancia sobre las otras categorías del fundamento operativo, la ubicación inequívoca de la unidad de análisis fija la premisa a partir de la cual se puede inferir el prius sociológico del programa examinado. Esto abre la posibilidad de observar la distribución de las categorías del fundamento operativo y de los componentes dinámicos en relación con la unidad de análisis, y de identificar la cantidad y la calidad de las relaciones lógicas entre las categorías y reconstruir la forma lógica del programa. Como puede verse, la ubicación sistemática de la unidad de análisis ofrece un acceso analítico potente y metodológicamente sencillo a la arquitectura de los programas sociológicos, así como un acceso sintético a sus respectivos perfiles sociológicos.

En este sentido, identificamos cuatro perfiles sociológicos, a saber, el monadismo, el diadismo, el triadismo y el dualismo. El monadismo se presenta cuando el prius sociológico (unidad de análisis sumada a las categorías fundamentales) se ubica en los valores altos (ampliado, radical) del eje monádico y en los valores nulos o bajos (mínimo, restringido) de los otros ejes. El diadismo se manifiesta cuando los valores del prius son altos en el eje diádico, y bajos en el monádico y el triádico. El triadismo tiene lugar cuando los valores altos del prius se dan en el eje triádico y los bajos en los restantes. A manera de ejemplo, si se ensaya una apreciación sintética y altamente agregada, se observa que determinados programas contemporáneos se inscriben en el monadismo, sea moderado, como el individualismo metodológico de Udehn (2002), del rational choice (Coleman, 1990; Elster, 1989) o del individualismo estructural de la sociología analítica (Boudon, 1998; Hedström, & Swedberg, 1996), sea radical, como los programas de Collins (1981) o von Hayek (1988).19 Con el diadismo ocurre algo similar: se observa un diadismo moderado en el interaccionismo simbólico de Blumer (1969) y uno radical en la Systemtheorie de Luhmann (1998), la Actor-Network Theory de Latour (2005) y la teoría de la acción comunicativa de Habermas (1987). Lo mismo se observa en el triadismo moderado de los estudios de Tertiarität y el triadismo radical de los estudios de la escuela de la economía-mundo y de la sociología histórica estadounidense. A su vez, el dualismo sociológico se presenta cuando la unidad de análisis está compuesta por dos conceptos de igual tenor, pero distribuidos en ejes distintos. En estos casos, el prius puede ser simétrico, si los valores de ambos son altos, o asimétrico, si uno posee un valor alto y el otro uno moderado o bajo. A manera de ejemplo, podemos mencionar los conceptos de orden social de Schluchter (2015), morfogénesis social de Archer (1995), clasificación social de Quijano (1992), trabajo/interacción de Habermas (1984) o consenso de Parsons (1976). Los tres primeros combinan valores monádicos y triádicos: Schluchter y Archer lo hacen de manera simétrica, y Quijano, de manera asimétrica. Los dos últimos combinan valores diádicos y triádicos: Habermas los distribuye simétricamente, Parsons, asimétricamente.

Capacidades: análisis de relaciones lógicas y análisis del cambio conceptual

La implementación del sistema de coordenadas optimiza los aportes de la perspectiva sistemática al análisis de las relaciones lógicas (eje sincrónico) y del cambio conceptual (eje diacrónico). Puntualizamos esas contribuciones.

El análisis de relaciones lógicas es un problema olvidado, pero no resuelto de la investigación social. El tema fue despreciado por “logicista” durante décadas y no goza de las atenciones de la investigación teórica hoy en día, salvo contadas excepciones entre las que destacan Mascareño (2008; 2017) y Abreu (2020). Pese a esta deriva, lo cierto es que la racionalidad sociológica descansa sobre la lógica general, pero también sobre la lógica disciplinar de conceptos y relaciones. El sistema de coordenadas ofrece un esquema analítico y sintético capaz de examinar tanto axiomas y teoremas como reglas de transformación e inferencia de los programas sociológicos, y así brinda una ocasión para retomar el problema del razonamiento sociológico. El esquema permite describir la forma y el desarrollo lógico general y disciplinario de los argumentos que conectan y justifican la/s relación/es entre los distintos conceptos y/o datos de los distintos niveles de un programa, sin interesarse por la deducción de ninguna combinación de coordenadas dorada. En este sentido, el análisis lógico de las relaciones teóricas observa la consistencia entre argumentos, argumentaciones y modelos, sin pretensión prescriptiva alguna sobre la naturaleza de ellos, pues los supone autorreferencial y lógicamente abiertos.

Veamos dos ejemplos. Luhmann desarrolló su unidad de análisis (la comunicación qua síntesis de tres selecciones) con un prius diádico. Esta definición no impide que otros conceptos de su programa combinen magnitudes variables de dimensiones distintas, por caso el concepto de persona. Exactamente en este punto hace su entrada el problema de la forma lógica de la relación teórica entre conceptos sociológicos poliádicos. El concepto de persona (monádico moderado) es definido como collage de expectativas comunicativas (diádico ampliado) relativas al sistema psíquico (no-sociológico) (1998, p. 132). La definición relaciona valores distintos con un valor diádico radical mediante un operador de implicación, conservando así el prius de la unidad de análisis. La implicación conserva el prius diádico y señala el carácter derivado de los valores monádicos respecto de la comunicación, a la que a su vez se le atribuye la capacidad de individualizar expectativas sociales.20 Schutz ofrece un ejemplo de otro tipo (Schutz, & Luckmann, 1973). En su ontología social, el célebre sociólogo vienés definió el concepto general de estructura con valores diádicos y triádicos altos (ampliados y radicales) y, según el objeto tratado, reforzaba, ora el valor diádico (i.e. reciprocidad de perspectivas), ora el valor triádico (i.e. preconstitución de lo ajeno), pero en ningún caso asignaba valores monádicos altos. En esta línea, el sentido de las estructuras del mundo de la vida introduce un operador de disyunción entre sus propiedades intersubjetivas y la pura egología.21

El análisis del cambio conceptual es otro campo al que el sistema de coordenadas de la socialidad puede contribuir. Estas investigaciones cuentan con destacadas y destacados investigadores en la región. La contribución del sistema de coordenadas de la socialidad consiste en sensibilizar y facilitar la observación de cambios en las definiciones y relaciones de los conceptos con relativa independencia respecto de los cambios en las denominaciones y/o referentes. A manera de ejemplo, se registran indicios de cambio conceptual cuando Habermas (1987) define éxito ilocutivo (diádico radical) y distingue tipos de acción comunicativa según su organización interna para alcanzarlo, suprimiendo el dualismo de la distinción trabajo/interacción (Habermas, 1984) y replanteando las relaciones lógicas entre conceptos que ahora derivan de una única unidad de análisis, como se observa en la distinción acción estratégica/acción comunicativa. Subrayamos que la herramienta es sensible a los cambios y permite modelarlos a través del tiempo en trayectorias, pero no ofrece criterios para explicarlos, sólo los registra. Esto la vuelve compatible con las distinciones básicas del campo: internalismo/externalismo, científico/político y normativo/descriptivo.

5. Conclusiones

A lo largo de este escrito, se presentó una herramienta teórico-metodológica sistemática denominada sistema de coordenadas de la socialidad. Se llevaron a cabo cuatro operaciones a los efectos de justificar su implementación en el tratamiento del problema de las unidades de análisis sociológicas:

    1). vinculación de la definición de ‘lo social’ con el concepto de unidad de análisis en términos problemáticos;

    2). revisión en términos sistemáticos de la bibliografía teórica y los debates en torno al micro-macro link y a las concepciones de la socialidad, dando como resultado la identificación de tres núcleos teóricos vigentes;

    3). recolección de los resultados de la revisión bajo la forma de premisas fundamentales y postulación del concepto de sistema de coordenadas de la socialidad, detallando su composición, propiedades y rendimientos (operaciones y capacidades), y.

    4). implementación de la herramienta en el tratamiento de las unidades de análisis, alcanzándose dos resultados significativos: una caracterización sistemática más precisa del prius sociológico de los programas de investigación y un modelado poliádico de sus arquitecturas teóricas.

La proyección de los resultados obtenidos y de los problemas emergentes invita a dialogar con las recepciones y tradiciones vigentes en nuestra disciplina. El decurso de estos diálogos puede optar entre la vía positiva y la vía reflexiva. La primera enfatizará la contradicción y confrontación entre las herramientas sistemáticas y las tradiciones sociológicas a propósito de la interpretación de las teorías y programas. Mientras que la vía reflexiva apuntará a la conformación de problematizaciones recíprocas sin desconocer la pervivencia de consensos parciales o programáticos, ofreciendo los recursos sistemáticos a la tarea de racionalizar entre términos abstractos y generales las prenociones y supuestos programáticos. El horizonte de la vía positiva es la polémica y potencial supresión, el de la vía reflexiva es la discusión y eventual corrección. En otra oportunidad, ensayamos la vía positiva (Pignuoli Ocampo, 2017), es el turno de la vía reflexiva.

El sistema de coordenadas de la socialidad optimiza el tratamiento sistemático de la unidad de análisis y de las arquitecturas teóricas en tres aspectos: ecuanimidad interpretativa, poliadismo basal y apertura heurística. En cuanto a la ecuanimidad interpretativa, las tradiciones y las diferenciaciones programáticas ofrecen puntos de partida sesgados para el desarrollo sistemático de la sociología (Pignuoli Ocampo, 2017). Muchas interpretaciones en boga de programas y teorías muestran una naturaleza pre-nocional, poco cuidada y poco informada, cuando se las confronta con los resultados del análisis de ubicaciones en el espacio de propiedades tridimensional. En este sentido, el sistema de coordenadas ofrece un recurso ecuánime que invita a revisar sistemáticamente las lecturas establecidas y racionalizar los argumentos a favor o en contra y a corregir todas aquellas acusaciones facilistas que endilgan determinados perfiles a determinados programas sin sustento alguno. La invitación es más convincente aun cuando los programas acusados criticaron los perfiles cuestionados, incluso en términos muy duros, como sucede con la atribución de monadismo a la fenomenología social del mundo de vida de Schutz o la acción comunicativa de Habermas, o de triadismo a la teoría de sistemas sociales de Luhmann.

En cuanto al poliadismo, la neutralidad basal del espacio de propiedades establece el presupuesto de que la elaboración de conceptos y la construcción de objetos sociológicos ya es poliádica: ninguna dimensión o coordenada es per se más o menos sociológica que otras. Este punto de partida plantea un desafío al razonamiento sociológico, pues se asume que los argumentos de preferencia son operaciones segundas que pretenden desbalancear el medio neutral de base, y para lograrlo no contarán con primeros principios. El espacio de propiedades es un terreno donde todos pueden discutir todo y donde los programas, sin renegar de sus terminologías, construyen conceptos funcionalmente equivalentes, desarticulando y rearticulándose con nuevas demostraciones basadas en recursos lógicos novedosos de manera permanente. Como se ve, el poliadismo nos lleva a las antípodas de la “irreconciabilidad de paradigmas”. Ciertamente, persistirán las diferencias desagregadas entre conceptos y agregadas entre programas, porque las distinciones dentro del espacio de propiedades tienen valor sociológico, pero la presión por la calidad y cantidad de fundamentos y datos aumentará conforme aumente la exigencia de racionalidad sociológica de la argumentación.22

En cuanto a la heurística positiva (Lakatos, 1983), la ecuanimidad y el poliadismo no sólo regeneran las posibilidades problemáticas del horizonte de investigación, sino también sus posibilidades abiertas. Esto se debe a que el sistema de coordenadas destierra los primeros principios de la construcción de conceptos, objetos e hipótesis sociológicos, desinhibe repentinamente la elaboración de conceptos poliádicos en todos los programas y fomenta así la expansión de las problemáticas de investigación. La sociología clásica ofrece magníficos ejemplos de estas desinhibiciones: Marx demostró que el capital no es sólo valor en proceso de valorización en la dimensión monádica como presumía la economía política, sino que también lo hace en las dimensiones diádica y triádica; Durkheim probó que las dinámicas triádicas (y también diádicas) explicaban la evolución de la tasa de suicidio mejor que el monadismo alienista o la climatología no-sociológica; Weber descubrió ante los ojos del mundo que el protestantismo no era monadismo radical, sino que su historia religiosa y económica combina inexorablemente factores diádicos y triádicos. También las investigaciones contemporáneas ilustran la heurística positiva de las desinhibiciones. Veamos: tras décadas de ser observadas qua estructuras funcionales triádicas, diversas investigaciones de la economía, la ciencia y la tecnología han identificado profundas dinámicas diádicas en ellas. Así, la antropología económica mostró la centralidad de la intersubjetividad en las relaciones financieras y comerciales, mientras que la Actor-Network Theory hizo lo propio con los ámbitos high-tech, laboratorios y trabajos de campo (Latour, 1987). Se puede encontrar otros ejemplos de heurística positiva apalancada poliádicamente en las investigaciones sobre el triadismo del nuevo individualismo del rendimiento y del consumo, o el monadismo de entidades sociológicas no-humanas (animales, plantas) (Lindemann, 2009) o no-vivientes (algoritmos y autómatas de la comunicación artificial) (Esposito, 2017). El sistema de coordenadas de la socialidad ofrece una herramienta para promover la innovación en el desarrollo conceptual y teórico, y señala a las tradiciones y programas un camino allanado para racionalizar y problematizar positivamente sus accesos a los problemas sociales incluso a nivel contraintuitivo.

En este sentido, y ya a modo de cierre, nuestro planteo ofrece la posibilidad de poner en discusión la concepción heredada, sus supuestos no explicados, sus prenociones aceptadas y sus lecturas consagradas. Desde hace al menos tres décadas, el trono de concepción heredada no es ocupado, si es que alguna vez lo fue, por el “parsonsianismo” o por el “(post)positivismo”, sino como sugiere Belvedere (2012) por “la teoría social contemporánea”. La discusión sistemática permitirá actualizar las bases de nuestras investigaciones y aumentar la ductilidad y racionalización de la observación de los fenómenos emergentes en el mundo social. En este sentido, los conceptos y herramientas desarrollados en estas páginas aspiran a apoyar la discusión de las prenociones disciplinarias del presente y a colaborar mínimamente en la mejora del oficio del sociólogo y de la socióloga.

Referencias

Abend, Gabriel (2008). The Meaning of “Theory”. Sociological Theory, 26(2), 173-199. [ Links ]

Abreu, Cláudio (2020). Los conceptos sensibilizadores y el nuevo movimiento metateórico. Estudios Sociológicos, 38(113), 533-566. [ Links ]

Albert, Gert; Greshoff, Rainer, & Schnützeichel, Rainer (2010). Dimensionen und Konzeptionen von Sozialität. Heidelberg: VS Verlag. [ Links ]

Alexander, Jeffrey C. (1982). Theoretical Logic in Sociology. Volume One. Berkeley/Los Angeles: University of California Press. [ Links ]

Alexander, Jeffrey, & Bernhard, Giesen (1987). Introduction. From Reduction to Linkage: The Long View of the Micro-Macro Link. En Alexander, J.; Giesen, B.; Münch, R., & Smelser, N. (coords.), The Micro-Macro Link (pp. 1-42). Los Angeles: University of California Press. [ Links ]

Althusser, Louis, & Balibar, Étienne (1994). Para leer El capital. Buenos Aires: Siglo XXI. [ Links ]

Archer, Margaret (2000). Being Human: The Problem of Agency. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Archer, Margaret (1996). Culture and Agency. Cambridge: Cambridge University Press . [ Links ]

Archer, Margaret (1995). Realist Social Theory. Cambridge: Cambridge University Press . [ Links ]

Archer, Margaret (1982). Morphogenesis versus Structuration: On Combinig Structure and Action. The British Journal of Sociology, 33(4), 455 -483. [ Links ]

Barton, Allen (1969). El concepto de espacio de propiedades en la investigación social. En Korn, F., & Mora y Araujo, M. (eds.), Conceptos y variables en la investigación social (pp. 51-75). Buenos Aires: Nueva Visión. [ Links ]

Bedorf, Thomas; Fischer, Joachim, & Lindemann, Gesa (2010). Theorien des Dritten. Innovationen in Soziologie und Sozialphilosophie. München: Wilhelm Fink. [ Links ]

Belvedere, Carlos (2012). El discurso del dualismo en la Teoría Social Contemporánea. Buenos Aires: EUDEBA. [ Links ]

Blumer, Herbert (1969). Symbolic Interactionism. Englewood Cliffs: Prentice-Hall. [ Links ]

Boudon, Raymond (1998). Social Mechanisms Without Black Boxes. En Hedström, P., & Swedberg, R. (eds), Social Mechanisms (pp. 147-171). Cambridge: Cambridge University Press . [ Links ]

Bourdieu, Pierre (2004). El baile de los solteros. Barcelona: Anagrama. [ Links ]

Bourdieu, Pierre (1991). El sentido práctico. Madrid: Taurus. [ Links ]

Cardoso, Fernando Henrique, & Faletto, Enzo (1999). Dependencia y desarrollo en América Latina. México: Siglo XXI. [ Links ]

Cassini, Alejandro (2008). El juego de los principios. Una introducción al método axiomático. Buenos Aires: AZ Editora. [ Links ]

Coleman, James (1990). Foundations of Social Theory. Cambridge: Harvard University Press. [ Links ]

Collins, Randall (1981). On the Microfoundations of Macrosociology. American Journal of Sociology, 86(5), 984-1014. [ Links ]

Dawe, Alan (1970). The Two Sociologies. The British Journal of Sociology, 21(2), 207-218. [ Links ]

Durkheim, Émile (1993). Las formas elementales de la vida religiosa. Madrid: Alianza. [ Links ]

Durkheim, Émile (1985). La división del trabajo social. Barcelona: Planeta. [ Links ]

Esposito, Elena (2017). Artificial Communication? The Production of Contingency by Algorithms. Zeitschrift für Soziologie, 46(4), 249-265. [ Links ]

Elster, Jon (1989). Nuts and Bolts for the Social Sciences. Cambridge: Cambridge University Press . [ Links ]

Fischer, Joachim (2000). Der Dritte. Zur Anthropologie der Intersubjektivitat. En Essbach, W. (comp.), wir/ihr/sie. Identität und Alterität in Theorie und Methode (pp.103-136). Würzburg. [ Links ]

Foucault, Michel (1969). La arqueología del saber. Buenos Aires: Siglo XXI . [ Links ]

García Andrade, Adriana (2013). Giddens y Luhmann: ¿opuestos o complementarios? La acción en la teoría sociológica. México, D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. [ Links ]

García Espinosa, Gonzalo (2020). Estructura social y semántica en la sociología de Niklas Luhmann. (Tesis de maestría.) Ciudad de México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. [ Links ]

Giddens, Anthony (1984). The Constitution of Society. Outline of the Theory of Structuration. Cambridge: Polity Press. [ Links ]

Gros, Alexis (2017). Alfred Schütz, sociólogo comprensivo: revisitando la lectura schutziana de Weber. Revista Mexicana de Sociología, 79(4), 755-784. [ Links ]

Habermas, Jürgen (1989). El discurso filosófico de la modernidad. Madrid: Taurus . [ Links ]

Habermas, Jürgen (1987). Teoría de la acción comunicativa., 2 vols. Madrid: Taurus . [ Links ]

Habermas, Jürgen (1984). Trabajo e interacción. En Habermas, J., Ciencia y técnica como «ideología».Madrid: Taurus . [ Links ]

Hayek, Friedrich-von (1988). Los fundamentos de la libertad. Madrid: Unión Editorial. [ Links ]

Hedström, Peter, & Swedberg, Richard (eds.) (1996). Social Mechanisms. An Analytical Approach to Social Theory. Cambridge: Cambridge University Press . [ Links ]

Heintz, B. (2004). Emergenz und Reduktion: Neue Perspektiven auf das Mikro-Makro-Problem. Kölner Zeitschrift für Soziologie und Sozialpsychologie, 56(1), 1-31. [ Links ]

Joas, Hans, & Knöbl, Wolfgang (2004). Sozialtheorie. Frankfurt a.M.: Suhrkamp. [ Links ]

Lakatos, Imre (1983). Metodología de los programas de investigación científica. Madrid: Alianza . [ Links ]

Lakatos, Imre (1974). Historia de las ciencias y sus reconstrucciones racionales. Madrid: Tecnos. [ Links ]

Latour, Bruno (2005). Reassembling the Social. An Introduction to Actor-Network-Theory. Oxford University Press. [ Links ]

Latour, Bruno (1987). Science in Action. Cambridge: Harvard University Press . [ Links ]

Lindemann, Gesa (2019). Regulaciones de procedimiento para el ejercicio de la violencia. Sociológica, 34(98), 9-57. [ Links ]

Lindemann, Gesa (2012). Die Kontingenz der Grenzen des Sozialen und Die Notwendigkeit Eines Triadischen Kommunikationsbegriffs. Berliner Journal für Soziologie, 22(3), 317-340. [ Links ]

Lindemann, Gesa (2009). Das Soziale von seinen Grenzen her denken. Weilerswist: Velbruck. [ Links ]

Luhmann, Niklas (1998). Sistemas sociales. México: Iberoamericana. [ Links ]

Luhmann, Niklas (1975). Soziologische Aufklärung. Bd. 2. Wiesbaden: VS Verlag. [ Links ]

Marx, Karl (1968). Manuscritos: economía y filosofía. Madrid: Alianza . [ Links ]

Maines, David (1982). In Search of Mesostructure: Studies in the Negotiated Order. Urban Life, 11, 267-79. [ Links ]

Mascareño, Aldo (2008). Acción, estructura y emergencia en la teoría sociológica. Revista de Sociología, 22, 217-256. [ Links ]

Mascareño, Aldo (2017). Esse Sequitur Operari, o el nuevo giro de la teoría sociológica contemporánea: Bourdieu, Archer, Luhmann. Revista Mad, 37, 54-74. [ Links ]

Merton, Robert K. (1957). Social Theory and Social Structure. Illinois: The Free Press. Revised and Enlarged Edition. [ Links ]

Mignolo, Walter (2005). On Subalterns and Other Agencies. Postcolonial Studies, 8(4), 381-407. [ Links ]

Nocera, Pablo (2009). Los usos del concepto de efervescencia y la dinámica de las representaciones colectivas en la sociología durkheimiana. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 127, 93-119. [ Links ]

Paramio, Ludolfo (1992). El materialismo histórico como programa de investigación. Sociedad, 1, 119-155. [ Links ]

Parsons, Talcott (1976). El sistema social. Madrid: Alianza . [ Links ]

Parsons, Talcott (1966). Societies: Evolutionary and Comparative Perspectives. Prentice Hall. [ Links ]

Patzi Paco, Felix (2004). Sistema Comunal. Una Propuesta Alternativa al Sistema Liberal. Una discusión teórica para salir de la colonialidad y del liberalismo. La Paz: Editorial CEA. [ Links ]

Pignuoli Ocampo, Sergio (2017). La perspectiva del programa de investigación multinivelado como metodología de teoría sistemática. Revista Mexicana de Sociología, 79(2), 401-430. [ Links ]

Pignuoli Ocampo, Sergio (2016). Diadismo en los fundamentos sociológicos de Luhmann y Latour. Comunicación y asociación comparadas. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 155, 133-150. [ Links ]

Quijano, Anibal (1992). Colonialidad y Modernidad/Racionalidad. Perú Indígena, 13(29), 11-20. [ Links ]

Ritzer, George (1990). Metatheorizing in Sociology. Sociological Forum, 5(1), 3-15. [ Links ]

Schluchter, Wolfgang (2015). Grundlegungen der Soziologie. 2. Auflage. Tübingen: Mohr Siebeck. [ Links ]

Schutz, Alfred, & Luckmann, Thomas (1973). Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires: Amorrortu. [ Links ]

Sneed, Joseph (1971). The Logical Structure of Mathematical Physics. Dordrecht: Reidel. [ Links ]

Stegmüller, Wolfgang (1976). The Structure and Dynamics of Theories. New York: Springer. [ Links ]

Swedberg, Richard (2012). Theorizing in Sociology and Social Science: Turning to the Context of Discovery. Theory and Society, 41(1), 1-40. [ Links ]

Tönnies, Ferdinand (1887). Gemeinschaft und Gesellaschaft. Leipzig: Fues’s Verlag. [ Links ]

Udehn, Lars (2002). The Changing Face of Methodological Individualism. Annual Review of Sociology, 28, 479-507. [ Links ]

1Sobre el concepto de programa de investigación remito a Lakatos (1974; 1983). En cuanto a su uso en la sociología destacamos a Paramio (1992) y Schluchter (2015). Nuestra posición y definiciones al respecto se encuentran en Pignuoli Ocampo (2017).

2El uso de enunciados tautológicos y de inferencias circulares no recíprocas en sociología ha sido objetado por “tautológico”. La objeción exhibe la necesidad de renovar las bases lógicas de la investigación social, pues, como señala Cassini (2008, pp. 20-21), desde la consolidación del método axiomático en el campo de las investigaciones lógicas, el hecho de que todo enunciado se deduzca de sí mismo se considera una propiedad esencial de la relación de consecuencia lógica.

3Si bien se presentan como resultados de análisis sistemáticos, los conceptos de sentido y cultura de Alexander y de acción, orden y cultura de Schluchter no fueron tratados por sus creadores en los mismos términos que la historia (seleccionada) de la teoría sociológica. Para examinar planteos asimétricos de este tipo, consideramos apropiado evaluar la pertinencia de los principios de autoimplicación y de intercambialidad de resultados.

4Una mirada al panorama anglosajón actual notará que las investigaciones dedicadas a la comparación de conceptos y teorías -de por sí poco numerosas- no problematizan ni la elaboración y justificación de esquemas y metodologías de trabajo ni la discusión sistemática. Por otra parte, las discusiones sobre teoría sociológica allí cobijadas han enfocado la naturaleza teórica del objeto, y no su naturaleza sociológica -resuelta en apariencia con la invocación del carácter “multiparadigmático” de la sociología-, razón por la cual, pese a ser voluminosas, no son relevantes para este escrito. Esto no mella, por supuesto, el interés general que estas discusiones poseen, como puede apreciarse con facilidad en los trabajos de Abend (2008) o de Swedberg (2012), entre otros. Agradezco al/a dictaminador/a que me indicó la necesidad de introducir esta aclaración.

5El análisis de condiciones y subconjuntos planteado por esta corriente es interesante, pero no es necesario que lo profundicemos aquí, pues la distinción directriz núcleo/modelos posibles es suficiente para nuestros fines.

6Adoptamos una estrategia de ejemplificación abundante y, para evitar largas aclaraciones para cada ejemplo, optamos por aludir conceptos ampliamente conocidos.

7 Joas, & Knöbl (2004, p. 8) señalaron que, a diferencia de lo ocurrido en la inmediata posguerra, el “nuevo movimiento teórico” tuvo lugar en Europa, y no en Estados Unidos, desplazando el epicentro de la innovación sociológica.

8Las concepciones diádicas sostienen que la reciprocidad es una unidad de sentido social irreductible a individuos y colectivos. Sus objetivos mínimos se alcanzan si y sólo si la reciprocidad es deslindada de las acciones (micro) y de las estructuras (macro), mientras que sus objetivos de máxima consisten en explicar a unas y otras con base en el mismo principio, y no al revés. Por ello, su explanans sólo está compuesto por la reciprocidad y su unidad social, sin factores micro o macro ni links entre niveles.

9Aunque no es estrictamente metafórico, pues cumple con algunas de sus condiciones fundamentales como la determinación de ejes con direcciones distintas, la intersección de los ejes en un punto común y el escalado progresivo de categorías, dejamos asentado que el uso dado aquí al concepto de sistema de coordenadas es formalmente impropio, siendo su correspondencia con el concepto matemático limitada, debido a que la ortogonalidad de los ejes no es (por el momento al menos) necesariamente perpendicular, las distancias intervalares no son iguales y los valores negativos de los ejes no están determinados. Señalamos, asimismo, que no somos pioneros en la implementación del concepto en sociología y destacamos el célebre trabajo de Allen Barton (1969) sobre el espacio de propiedades en este sentido.

10Los modelos tridimensionales no son nuevos en sociología. Podemos mencionar, a modo de ejemplo, el esquema micro-meso-macro (Maines, 1982), personalidad/sociedad/cultura (Parsons, 1976; Habermas, 1987) interacciones/organizaciones/sociedades (Luhmann, 1975) o conciencia individual, organización corporativa y conciencia colectiva (Durkheim, 1985). En estos modelos, la diferencia entre las categorías sociológicas corresponde a diferencias de tipo entre objetos sociales. Así, la naturaleza del objeto determina el nivel de análisis y la distinción adecuación/falacia ecológica regula dicha relación. En nuestro modelo, la diferencia entre categorías se corresponde con la diferencia entre los núcleos teóricos. Asumimos así que cualquier objeto puede ser construido desde cualquier concepción de socialidad sin pretensiones de exclusividad y descartamos, en consecuencia, que entre categorías y objetos haya correspondencias o adecuaciones primeras o basales.

11Aunque por razones de espacio no podamos ahondar en ella aquí, asumimos la posibilidad de introducir una cuarta dimensión en el sistema. Esa cuarta dimensión es el tiempo. En su discusión con el conflacionismo central, Archer (1995, pp. 65-93) subrayó la importancia de esta dimensión para los conceptos y objetos sociológicos. Su introducción generaría nuevos rendimientos del esquema, por caso, el seguimiento de la ubicación, la comparación y la relación, es decir, se hace posible trazar trayectorias de los movimientos de los conceptos y los problemas de diversos programas de investigación a través de sucesivas modificaciones o conservaciones y observar así la dinámica de teorías y programas de investigación en eventual conexión con las epistemologías estructuralistas.

12Esta definición retoma parcialmente los avances del individualismo metodológico débil de Udehn (2002) y de la sociología analítica de Hedström, & Swedberg (1996), y controla sus supuestos antropocéntricos sobre la definición exclusivamente humana del individuo y el actor sociales con base en el concepto de círculo de personas legítimas de Lindemann (2009; 2019).

13Esta definición toma como referencia la generalización del concepto de interacción resultante del concepto de comunicación de la teoría de sistemas sociales y el de asociación de la ANT, así como también su revisión crítica desde el relacionismo (Lindemann, 2012). Se conserva la terminología ego/alter ego porque supone la unidad de la reciprocidad y de la constelación, al tiempo que remarca el carácter derivado del concepto de actor.

14Esta definición recoge las discusiones desarrolladas por los estudios de la Tertiarität (Bedorf et al., 2010; Fischer, 2000; Lindemann, 2012; 2019). En ellas, el concepto sociológico de tercero es revisado en función de su posición respecto de las unidades diádicas y monádicas. La premisa es que la ubicación del tercero no es unívoca, ya que puede ser colocado en una posición, ora ulterior y anterior, ora citerior a aquéllas. Según estos estudios, la primera posición es asumida típicamente por el holismo/colectivismo clásico, y la segunda tiene diversos antecedentes en la sociología, los estudios de la comunicación y la antropología filosófica, y es por la que ellos abogan. Apoyados en esta distinción, subrayan que la indagación sociológica por el tercero, cualquiera sea su objeto (reglas, normas, macro-actores, estructuras, actores/constelaciones ausentes, códigos, expectativas de expectativas de expectativas, etc.), no conduce necesariamente al holismo/colectivismo, pues el holismo/colectivismo constituye una variante triádica, pero no es la única, y omitir la cuestión de la posición del tercero conduce a una simplificación, ya que los rasgos y propiedades sociológicas del tercero dependen de su posición, no de su aparición. Afortunadamente, la lengua española conserva preposiciones y adjetivos que pese al desuso permiten precisar el punto (aquende, citerior/allende, ulterior). Por último, señalamos que esta definición corrige una que empleáramos anteriormente (Pignuoli Ocampo, 2016). Agradecemos esta observación a la profesora Gesa Lindemann.

15A diferencia de Alexander, & Giesen (1987, p. 14) y haciendo lugar a la objeción de Archer contra el central conflationism, nuestro planteo no busca acotar el número de combinaciones posibles, sino ampliarlo. La escala de Alexander y Giesen es bidireccional y plantea cinco combinaciones resultantes de un conjunto seleccionado de vinculaciones posibles entre los ejes micro y macro con un dorado punto medio reservado para su propia propuesta. Nuestra escala también tiene cinco valores, pero, en la medida en que concierne a los tres ejes, y no a sus combinaciones, genera un espacio de propiedades dotado con 216 combinaciones posibles. El resultado es que la perspectiva sistemática flexibiliza y potencia su capacidad descriptiva a la hora de ubicar y caracterizar conceptos sociológicos. Esto no quita, sin embargo, que dejemos abierto el planteo a la exploración futura de nuevas distinciones, sean analíticas que aumenten el número de indicaciones internas, sean sintéticas que fortalezcan la substrucción del espacio.

16Sobre la efervescencia en Durkheim, remito al notable estudio de Nocera (2009).

17Una presentación detallada de ambos modelos se encuentra en Pignuoli Ocampo (2017).

18Para puntualizar la ejemplificación, indicamos que el esquema antecedencia/sucesión establece una relación temporal asimétrica, por ejemplo: el concepto de integración de Parsons antecede el concepto de integración de Habermas y de Giddens o el concepto de interpenetración de Luhmann sucede al concepto de intersubjetividad de Schutz. Asimismo, el esquema complementación/sustitución establece una relación funcional asimétrica, por ejemplo: el concepto de sentido de Luhmann complementa el concepto de máquina de Kallinikos, o el concepto de alteridad de Mignolo sustituye el concepto de racialización de las relaciones sociales de Quijano. En cuanto al esquema ampliación/reducción, él establece una relación asimétrica entre aprehensiones del objeto, por ejemplo: el concepto de dependencia de Cardoso amplía el concepto de subdesarrollo de Furtado o el concepto de conflicto de Wacquant reduce el concepto de conflicto de Lockwood. Los esquemas mencionados no son exhaustivos y se asume la existencia de otros tantos, como antiguo/moderno (temporal) o abstracto/concreto (contenido).

19 Heintz (2004, pp. 15-19) distingue análogamente entre teorías individualistas eliminativas (i.e. radicales) y reduccionistas (i.e. moderadas).

20Se observa la presencia de varios conceptos poliádicos en Luhmann, como el concepto de semántica. Analicémoslo brevemente. En Sistemas sociales se define como provisión de temas disponibles (triádico moderado) para la comunicación (diádico radical) (1998, p. 161). En este caso, la relación lo emplea como un operador condicional, subsumiéndolo a la unidad de análisis qua recurso, sustrayéndole toda capacidad explicativa y conservando el prius. Nos limitamos a la definición dada en ese libro, pues Luhmann dio varias definiciones de semántica como ha demostrado García Espinosa (2020).

21En otros términos, pero con el mismo espíritu, Belvedere (2012) subraya que éste es el punto en el que falla la gran mayoría de los críticos de Schutz al incurrir en un equívoco, pues la concepción schutziana ontológico-social de individuo es fundamentalmente diádico-triádica, y no monádica como los críticos asumen y le imputan. Subrayamos ontología social porque demarca una fase específica de la evolución del programa schutziano. Para las discusiones en torno a las variantes tempranas del individualismo metodológico remitimos a Belvedere (2012) y Gros (2017).

22En su planteo de máxima, el espacio de propiedades ofrece un punto de partida alternativo a la sociología multidimensional, alejándose del equilibrio micro-macro añorado por Alexander y Giesen, y abrazando las exigencias de racionalización poliádica de conceptos y objetos.

Recibido: 17 de Septiembre de 2020; Aprobado: 16 de Noviembre de 2020

Acerca del autor

Sergio Pignuoli Ocampo es doctor en ciencias sociales por la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se desempeña como investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con sede en el Instituto de Investigación Gino Germani (IIGG-FCS-UBA), y como docente regular de la cátedra Niklas Luhmann y la sociología de la modernidad (FCS-UBA). Es miembro del Grupo de Trabajo CLACSO Teoría social y realidad latinoamericana y editor asociado de la revista Cinta de Moebio. Líneas de investigación: teoría sociológica, teoría de sistemas sociales y teoría de la comunicación. Algunos de sus trabajos recientes son:

    1). Pignuoli, Sergio (2020). Escenarios sociales asociados con el brote de enfermedad por coronavirus (covid-19). Astrolabio. Nueva Época, 25, 165-195;

    2). Pignuoli, Sergio (2020). Comunicación destructiva y nueva barbarie en Walter Benjamin. Caderno CRH, 33, e020009: 1-14;

    3). Pignuoli, Sergio, & Brasil, Jr., A. (2020). O cenário “pós-luhmanniano” e a América Latina: entrevistas com Marcelo Neves e Aldo Mascareño. Sociologia & Antropologia, 10(1), 15-72.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons