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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.37 no.110 Ciudad de México may./ago. 2019

https://doi.org/10.24201/es.2019v37n110.1615 

Reseñas

Graciela Morgade (coord.), Educación sexual integral con perspectiva de género: la lupa de la ESI en el aula, Rosario: Homo Sapiens, 2016, 136 pp.

Guillermo Romero1 

1Universidad Nacional de La Plata guiromero10@hotmail.com

. Educación sexual integral con perspectiva de género: la lupa de la ESI en el aula. Rosario: Homo Sapiens, 2016. 136p.


Educación sexual integral con perspectiva de género: la lupa de la ESI en el aula, obra realizada por Graciela Morgade junto a un nutrido grupo de investigadoras y docentes de escuelas medias de la ciudad de Buenos Aires, es el libro que abre la novedosa serie de publicaciones “La lupa de la ESI”, dirigida por la propia Morgade, una de las principales referentes en el campo de la pedagogía desde una perspectiva feminista en Argentina.

“La lupa de la ESI” tiene el propósito de analizar críticamente los desafíos y los límites que una política educativa con enfoque de género y derechos humanos trascendental, como la Educación Sexual Integral (ESI), plantea en la Argentina a las instituciones escolares, con especial énfasis en las de nivel medio. Además de asentarse en la vasta trayectoria de investigación-acción en el área que posee el equipo que conduce Morgade en la Universidad de Buenos Aires, la serie de publicaciones es resultado de la puesta en práctica del proyecto “Educación sexuada y currículum: debates epistemológicos y metodológicos desde la perspectiva de género”, en el que el grupo de investigadoras, junto a un grupo de docentes de escuelas medias de Buenos Aires, se abocaron al análisis crítico de los contenidos de distintas áreas curriculares, así como a su reconstrucción desde un enfoque de género, para constituirse en un insumo novedoso y potente para el trabajo pedagógico comprometido con esta perspectiva.

La colección dedica un libro específico a cada área -Formación ética y ciudadana, Historia y Biología/Educación para la salud- y están escritos en forma conjunta por las investigadoras y profesoras que coprotagonizaron la experiencia. Si bien están concebidos para ser leídos en forma autónoma, el volumen que aquí se reseña funciona como marco epistemológico-político de los demás. A lo largo de sus siete capítulos, el texto coordinado por Morgade desarrolla los debates teóricos que aportan el feminismo y la teoría de género para pensar los procesos educativos, los marcos legales que habilitan en Argentina la incorporación de ciertos tópicos, como aborto o diversidad sexual, los recursos didácticos que podrían emplearse en la tarea docente para abordar estos temas que suelen suscitar el “pudor” o la “vergüenza”, entre otros elementos que introducen a un público no especializado en el enfoque propuesto.

En lugar de darlos por conocidos (y acaso por compartidos), el texto comienza desagregando en forma sintética los principales fundamentos que sustentan la crítica cultural desde una perspectiva de género y derechos humanos: la atribución de rasgos a partir de la lectura social de los cuerpos sexuados, la jerarquización de esos rasgos que prioriza lo “masculino” en detrimento de lo “femenino”, la lógica binaria que deja fuera otras formas de habitar y concebir los cuerpos, construyendo de ese modo una norma heterosexuada que constriñe, persigue y reprime toda disidencia, la interseccionalidad de estas marcaciones con determinaciones de clase, raza, etnia, nación, entre otras, y estableciendo un complejo y dinámico sistema de jerarquizaciones que se refuerzan entre sí.

Al mismo tiempo, al mostrar el carácter construido de estos sentidos y referirse permanentemente tanto a prácticas y deseos que desafían tal ordenamiento, como las luchas feministas y los movimientos de la diversidad sexual, el libro asume una perspectiva programática: “Si las cosas ‘están así’ por una determinada configuración de poder, pero generan desigualdad social y padecimiento subjetivo, entonces habrá que cambiarlas” (p. 22; cursivas en el original).

Posteriormente, las autoras se interrogan respecto de cómo se entraman estas estructuraciones sociales en el terreno de las prácticas escolares. Valiéndose de la profusa bibliografía, pero sobre todo de estudios empíricos realizados por miembros del propio grupo, el texto incorpora diferentes dimensiones que permiten complejizar, especificar y contextualizar los problemas anudados a los géneros y las sexualidades en su vínculo con las instituciones escolares.

Si bien el libro parte de la premisa de que “una sociedad desigual construye instituciones que tienden a reproducir la desigualdad” (p. 24), procura atender tanto los procesos educativos que refuerzan el ordenamiento sexogenérico vigente, como las prácticas que lo desestabilizan. Para hacerlo, se presta especial atención al “currículum explícito” (lo que se plasma en los documentos curriculares), al “currículum oculto” (lo que se enseña y promueve sin que aparezca señalado en lugar alguno), así como al “currículum nulo” (lo que no ingresa en las dinámicas escolares).

Un lugar destacado en el volumen lo ocupa la crítica respecto del lugar que se suele asignar a las mujeres tanto en los textos escolares como en algunas prácticas cotidianas de los colegios. Así, las autoras señalan que muchas veces las mujeres ven restringidas sus posibilidades de circular por el espacio institucional y son limitadas para desempeñarse en algunas áreas, como la educación física (que suele privilegiar la rudeza masculina de la que las mujeres deben ponerse siempre a buen resguardo) o la educación técnica (donde se las cohíbe de participar en acciones que podrían implicar algún “peligro”, reservándolas para labores que requieran la “prolijidad” que se supone los varones no tienen). Por otro lado, las autoras dan cuenta de distintas operaciones que tienden a fijar a las mujeres como objetos del deseo supuestamente incontenible de los varones.

En cuanto a los “silencios sistemáticos” que se advierten en las instituciones escolares, el libro pone de relieve la importancia de incorporar la temática del aborto como un contenido estratégico desde este enfoque. En ese sentido, señalan su relevancia, su marco legal y sus fundamentos de salud pública y de autonomía para las mujeres, especialmente en el caso del aborto mediante el uso del misoprostol. En este mismo plano, remarcan la importancia de crear contextos institucionales receptivos para las diferentes formas de vivir y habitar los cuerpos, y evitan de ese modo la exclusión de estudiantes travestis, transexuales y transgéneros, cuyas tasas de “deserción” suelen ser altísimas. Algo similar ocurre con las estudiantes que son madres: distintos trabajos muestran que, cuando se crean las condiciones adecuadas, su expulsión no es una fatalidad. Se trata, en suma, de construir instituciones sensibles a las transformaciones sociales y de romper con la “ilusión igualadora” que aún persiste en torno a la función de la escuela en vastos sectores.

Tal es, precisamente, uno de los “mitos” que en este volumen se pretende romper. Las autoras se preguntan: ¿qué subyace detrás de esa noción de igualdad? Retomando los aportes de otros trabajos anclados en una perspectiva de género, señalan cómo el androcentrismo de los procesos de formación docente y en los textos escolares llevó a que ese ideal de igualación forzara a las mujeres a identificarse con los hombres, erigidos desde ese prisma en centro de atención y referencia ineludible. Sin embargo, ni las posibilidades ni los tratos ni las expectativas acompañaban esa ilusión igualitaria que, por lo tanto, tendía más bien a reproducir las desigualdades sociales, entre ellas las vinculadas al ordenamiento sexogenérico. En efecto, uno de los principales aportes de las teorías que llevaron adelante estas críticas, en consecuencia, fue el reconocimiento de los diferentes sujetos que interactúan en los procesos educativos, y éese es un propósito central del libro coordinado por Morgade.

En el contexto contemporáneo, resulta un desafío ineludible para la escuela el reconocimiento de las nuevas potencialidades y dificultades que plantea la creciente presencia de artefactos tecnológicos que median los procesos formativos de los sujetos, los cuales suelen estar regidos por una lógica de mercado que, en general, tiende a reforzar el androcentrismo y la heteronormatividad que una política como la ESI pretende desandar. Como sugieren las autoras, tal vez una de las formas de recuperar la autoridad pedagógica sea asumir el desafío de incorporar a las prácticas escolares la dimensión del placer, apostando a conectar los procesos formativos que se suceden en la escuela con las experiencias juveniles. Se trata de una apuesta por concebir la formación de los sujetos de manera integral, sin la escisión tajante de esferas, algo que el propio feminismo logró instalar a través de la conocida consigna “lo personal es político”, que sintetizó la idea de que la política estaba presente en forma capilar a lo largo de la vida social y que multiplicó los ámbitos de actuación y militancia.

Sin desconocer lo anterior, el libro resalta la importancia de políticas específicas con perspectiva de género y derechos humanos. En tal sentido, dedica un apartado a analizar el marco legal que da sustento en Argentina a una pedagogía feminista, ya que la ESI forma parte de una trama jurídico-normativa más vasta que le sirve de apoyatura. Al mismo tiempo, se señalan los límites y desafíos que quedan tanto para la labor docente como para los actores políticos y estatales si se pretende que la ESI permee de manera significativa las instituciones educativas.

Uno de los principales obstáculos está vinculado a las trayectorias personales y formativas de quienes asumen la tarea de educar. Es recurrente, en este sentido, el comentario de las y los docentes de que no se sienten capacitadas/os para brindar una formación desde este enfoque. Por otro lado, siguiendo una lógica de actuación tradicional, las/os educadoras/es tienden a incorporar las “innovaciones” curriculares como un agregado que se suma a los contenidos preexistentes, “sin impactar al currículum en sus fundamentos epistemológicos y metodológicos” (p. 79). Por otra parte, las/os profesoras/es interesadas/os en modificar sus prácticas suelen ver dificultoso el acceso a materiales y referentes acordes a la perspectiva de la ESI.

Asimismo, en diferentes momentos de su desarrollo, la ESI debió soportar los embates de algunos sectores de la Iglesia católica, que cuenta con numerosas instituciones educativas en el país y cuya jerarquía (la Conferencia Episcopal Argentina) ha definido contenidos y lineamientos alternativos (y antagónicos) a esta política y ha desplegado una batería de estrategias tendientes a impedir, condicionar o limitar la inserción de la ESI en las escuelas, algo que ha logrado con mayor éxito en algunas provincias que en otras. El carácter descentralizado del sistema educativo argentino constituye en este aspecto un importante desafío para una política que se pretende de alcance nacional, en la medida en que en cada distrito hay regulaciones, formaciones históricas y lógicas de interacción Estado-Iglesia particulares, que tensionan de modos específicos y disímiles la posibilidad de que las/os estudiantes ejerzan su derecho a una educación sexual integral.

Por otra parte, el libro plantea que otra dificultad para la implementación de esta política tiene que ver con la lógica escolar de fragmentación de los saberes socialmente relevantes a partir de áreas curriculares, en tanto que la ESI requiere del desarrollo de una lógica transversal, interdisciplinaria e intersectorial. Por lo demás, como señalan las autoras,

no se prevé ni se presupuestan los recursos de tiempo y de financiamiento para la conformación de los equipos de trabajo entre sectores. El proyecto entonces se adosa a la ya abultada agenda de trabajo en las diferentes áreas. Esta cuestión no es menor: no solamente porque el proyecto viene a representar una “carga” adicional sino, y fundamentalmente, porque desconoce una conocida falencia del sistema educativo local que es la escasa o nula tradición de trabajo entre sectores (p. 74; cursivas en el original).

De todas formas, el desafío más trascendente, de acuerdo con el enfoque de las autoras, tal vez esté vinculado al reconocimiento de que el proceso de enseñanza “es una experiencia de cuerpos sexuados” (p. 83). En efecto, tanto este libro como los que integran la colección “La lupa de la ESI” fueron desarrollados a partir de un proceso de reflexividad respecto de procesos de intervención en escuelas de nivel medio desde un enfoque de género y derechos humanos. Esta perspectiva, que adopta la modalidad de investigación acción participativa, cuestiona la supuesta “autonomía” de la ciencia (entendida como escisión respecto del campo de la política y la intervención social), más que sostener una vigilancia epistemológica centrada en “controlar” los propios posicionamientos y los involucramientos político-afectivos con los procesos sobre los que se reflexiona, plantea una “vigilancia tendiente a hacerlos explícitos para construir los modos metodológicos y técnicos de construcción del ‘dato’ y su interpretación” (p. 84; cursivas en el original).

En tal sentido, el libro coordinado por Morgade da cuenta de diferentes prácticas desarrolladas en las aulas con fines puntuales y reflexiona sobre ellas, no tanto como modelos de actuación a seguir, sino con el propósito de visualizar cómo las experiencias que sirven de referencia empírica para este trabajo se entramaron en las interacciones escolares concretas. En la reconstrucción de esas “escenas” radica una de las mayores potencialidades del texto, dado que las discusiones teóricas, epistemológicas y políticas ganan en capacidad de volverse legibles, especialmente para públicos no especializados en los estudios de género.

Acaso uno de los aspectos destacados de tales reconstrucciones sea la emergencia permanente de lo imprevisto, de lo imponderable, de aquello que sobre todo las/os jóvenes incorporan a partir de sentirse habilitados para hablar, opinar, manifestar sus deseos, valoraciones e interpretaciones. Se trata de romper con el mito del/de la docente como sujeto omnipotente de los procesos educativos y de asumir que en lo impredecible y aún en lo desconocido residen claves con un enorme potencial pedagógico. En este sentido, las autoras se inscriben en una tradición que señala que una de las vías más fructíferas para desestructurar las clases de educación sexual consiste en apostar a debates y acciones que desafíen la imaginación y los saberes de los sujetos que intervienen en estos procesos, actividades que emocionen, sensibilicen, en fin, que cuestionen la idea de que las/os profesoras/es deben tener todo controlado de antemano. La curiosidad y la duda pueden volverse la llave para ir “más allá” del sistema reproductor y los contenidos que se suponen “esperables” en el área de la educación sexual.

A partir de estas experiencias, y resaltando que uno de los principales aportes de la ESI es su apuesta a la transversalidad, las autoras dedican un apartado a exponer sintéticamente algunas estrategias y secuencias didácticas que podrían llevarse a cabo en diferentes áreas curriculares, como Historia, Formación ética y ciudadana, Antropología, Sociología, Psicología, Filosofía, Biología/Educación para la salud. Asimismo, casi a modo de anexo final, el libro presenta recursos didácticos pasibles de ser empleados para el abordaje de algunas temáticas específicas, como aborto, diversidad sexual, violencias y abusos sexuales, entre otros.

En suma, Educación sexual con perspectiva de género. La lupa de la esi en el aula constituye una valiosa herramienta para propiciar prácticas educativas y crítica cultural con perspectiva de género, especialmente valiosa para aquellas/os investigadoras/es que estén dando sus primeros pasos, así como para las/os educadoras/es interesadas/os en este enfoque, pero acaso sin las herramientas ni la formación pertinente para reestructurar sus prácticas docentes, que en algunos casos soportan una densa historia que fue naturalizando sentidos, hábitos y formas de hacer.

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