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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.34 no.102 Ciudad de México sep./dic. 2016

 

Reseñas

Jacqueline Maria Hagan, Rubén Hernández-León y Jean-Luc Demonsant, Skills of the “Unskilled”, Work and Mobility among Mexican Migrants

Víctor Zúñiga* 

*Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, vazgonzalez@itesm.mx

Hagan, Jacqueline Maria; Hernández-León, Rubén; Luc Demonsant, Jean. Skills of the “Unskilled”, Work and Mobility among Mexican Migrants. Oakland: University of California Press, 2015. 300p.


Skills of the “Unskilled” es el fruto de un minucioso trabajo empírico. La investigación se inicia en Carolina del Norte (2007-2009), prosigue en 12 localidades de la región central de Guanajuato (2009) y, finalmente, la tercera fase se lleva a cabo en la ciudad de León (2010). En Carolina del Norte, los autores realizaron un estudio exploratorio dirigiendo su atención a los trabajadores migrantes originarios de México que laboraban en el sector de la construcción; llevaron a cabo entrevistas y observaciones de campo en los lugares de trabajo. Posteriormente, en las 12 comunidades seleccionadas de Guanajuato, visitaron y entrevistaron a trabajadores que habían retornado recientemente de Estados Unidos a México. Finalmente, en León, los autores, además de realizar observaciones in situ, seleccionaron una muestra representativa de migrantes internacionales de retorno, para lo que utilizaron procedimientos geoestadísticos estandarizados. Los migrantes encuestados en León respondieron a un cuestionario que permitió reconstruir sus trayectorias migratorias y laborales -en México y en Estados Unidos-, así como medir las competencias que habían venido adquiriendo a lo largo de los años.

Las evidencias recolectadas demuestran que: a) los mexicanos adquieren competencias técnicas, sociales, logísticas y lingüísticas antes de migrar a Estados Unidos; b) al llegar a sus destinos en Estados Unidos, con frecuencia estas competencias resultan útiles para obtener empleo, ser reconocidos por sus empleadores, moverse a mejores oportunidades laborales y elevar sus salarios; c) durante su estadía en Estados Unidos adquieren nuevas competencias laborales y paralaborales y; d) en su momento, estas últimas con frecuencia son valiosas y rentables cuando los migrantes regresan a México.

Sin embargo, los trabajos emprendidos por Hagan, Hernández-León y Demonsant están lejos de ser valiosos exclusivamente por sus contribuciones empíricas; lo son también por la crítica teórica que les sirve de punto de partida (o punto de llegada, según se quiera leer) y por el planteamiento metodológico adoptado. En esta reseña me referiré a estos tres componentes por separado, subrayando la manera en que cada uno de ellos enriquece la sociología de las migraciones y, en este caso particular, también la sociología del trabajo y de la movilidad social. En la reseña utilizaré el orden ortodoxo: contribuciones teóricas, innovaciones metodológicas y aportaciones empíricas.

Contribuciones teóricas

Son innumerables los estudios, de economía y sociología de los migrantes, que califican a los migrantes mexicanos (y centroamericanos) que arriban a Estados Unidos como “trabajadores no calificados o de baja cualificación”. Quizás uno de los más influyentes ensayos sobre este tema haya sido Friends or Strangers, the Impact of Immigrants on the U.S. Economy, de G. J. Borjas, en el que afirma: “It seems that the U.S. offer in the immigration market is particularly attractive to unskilled persons originating in Mexico” (Borjas, 1990: 53) y concluye: “The admission [a Estados Unidos] of unskilled immigrants (as opposed to skilled immigrants), therefore, reduces potential national income simply because they are less productive...” (Borjas, 1990: 222) -dicho sea de paso, esta aseveración es una joya de la argumentación tautológica-.

Skills of the “Unskilled” es un estudio que desafía la cómoda conceptualización que está detrás de las afirmaciones presentadas en el párrafo anterior y, en consecuencia, pone en tela de juicio la dicotomía banal que se deriva de ella. La conceptualización de origen parte del supuesto de que, en los mercados laborales, hay actividades que cualquiera puede realizar sin necesidad de poseer competencias apropiadas para ello. Esto significa que cualquiera puede ser jardinero, constructor de techos o chimeneas, mecánico automotriz, cocinero de platillos cantoneses, fabricante de zapatos, conserje, florista, recolector de manzanas; cualquiera puede reparar una excavadora, manufacturar patines para hielo o administrar la engorda de cerdos. En el sustrato de esta conceptualización hay una premisa: el bajo reconocimiento social que tienen las competencias exigidas para realizar eficazmente esas tareas justifica que se les catalogue como unskilled y, en consecuencia, los trabajadores que las realizan sean clasificados como unskilled workers. A partir de ahí se moviliza una secuencia argumentativa siniestra: el bajo reconocimiento social de las tareas realizadas hace suponer que éstas son realizadas por individuos no-cualificados; una vez ubicados en esa categoría inferior, la remuneración económica es baja; cuando la remuneración económica es baja, el reconocimiento social es mínimo o nulo -o si se prefiere, el desprecio social se justifica-.

Se infiere del trabajo de los autores que esta manera de concebir, y clasificar, el trabajo humano es parte de una pereza (o simpleza) epistemológica, según la cual las competencias laborales son exclusivamente aquellas que se adquieren formalmente; esto es, las que las instituciones legítimas acreditan. Por tal razón, muchos estudiosos del trabajo solamente utilizan dos indicadores para distinguir a los skilled workers de los unskilled workers: escolaridad y capacitación formal en los lugares de trabajo. Así, quedan descartadas de la definición de “cualificación laboral” numerosas competencias que, en los hechos, son cruciales para el éxito laboral y empresarial: habilidades técnicas, conocimientos adquiridos realizando las tareas, capacidad de iniciativa, destreza para seguir protocolos, aptitud para trabajar en equipo, pericia para resolver imprevistos, arte para relacionarse con clientes, honestidad al comunicarse con compañeros de trabajo, maestría para trabajar con cierto tipo de materiales, experiencia corporalizada para no fatigarse en exceso, dominio del inglés. En fin, estas y otras muchas competencias que la literatura sobre el conocimiento y el aprendizaje en el trabajo ha venido agrupando en dos categorías: soft skills y tacit knowledges.

En resumen, la contribución teórica de Skills of the “Unskilled” se plasma en una frase: “All forms of work involve some form of skill [lo reconozcan o no los estudiosos del trabajo o las instituciones responsables de capacitar a los trabajadores] [...] [de ahí que] there are no unskilled jobs” (p. 13). Los autores subrayan que esta crítica teórica tiene consecuencias no solamente para la sociología y la economía del trabajo (porque implica una nueva forma de concebir las competencias laborales), sino también para la sociología de la movilidad social (porque identifica itinerarios de movilidad que permanecen invisibles para quienes utilizan definiciones esclerotizadas de la movilidad):

Studies that look at human capital in the traditional way usually measure economic mobility, be it higher wages (which is always the case), occupational change, or self-employment, solely as an outcome of skills acquisition in the more developed country. In contrast [...] We stress that human capital models should not only focus on narrow cross-sectional measures of mobility but also consider skills acquisition as a social process and mobility pathway in and of itself. (pp. 21-22)

Innovaciones metodológicas

Al menos dos innovaciones metodológicas saltan a la vista en Skills of the “Unskilled”. La primera es particularmente valiosa para la sociología de las migraciones internacionales y consiste sintéticamente en lo siguiente: la migración es una trayectoria en la que lo que sucede en uno de los países involucrados no es independiente de lo que sucedió en el país de residencia previa; esto es, para el caso del estudio realizado por Hagan, Hernández-León y Demonsant: lo que esté pasando, en cualquier dimensión de la vida, en Estados Unidos está vinculado a lo que pasó previamente en México y, una vez que los migrantes regresan a México, lo que suceda en México está vinculado a lo que sucedió en Estados Unidos. Esta perspectiva metodológica no remite a la etiqueta “método multisituado”, porque ésta enfatiza el elemento geográfico del fenómeno, mientras que el ejercicio aplicado en Skills of the “Unskilled” supone la primacía de la temporalidad y la secuencia (no lineal) de los sucesos; es decir: la migración es historia que se escribe en múltiples espacios geográficamente discontinuos. Coherentes con este enfoque metodológico, los autores anuncian -en las conclusiones del libro- que el estudio continuará en 2015, de nuevo en León, Guanajuato, porque precisamente la migración es una historia, individual y colectiva. Este enfoque metodológico es el que permite a la sociología de las migraciones escapar del nacionalismo metodológico que ha dominado en los estudios sobre la incorporación de los trabajadores migrantes al mercado laboral (Wimmer y Glick Shiller, 2002).

La segunda de las aportaciones metodológicas es hija de la primera, y resulta particularmente relevante para la sociología del trabajo y de la movilidad social: la adquisición de competencias laborales es un proceso complejo que abarca la totalidad de la vida laboral y familiar del individuo y se desarrolla en cada uno de los ciclos del circuito migratorio. Si esta posición metodológica no estuviera presente en el trabajo de los autores, muchas de las competencias (valiosas en el mercado de Estados Unidos o México) hubiesen permanecido invisibles. Numerosas habilidades que los migrantes poseen fueron adquiridas desde temprana edad en contextos familiares -en donde participan abuelos, padres, tíos-: construir chimeneas, cocer ladrillos, preparar chiles rellenos -de los buenos-, distinguir los cerditos líderes de los seguidores, reparar motores de coches, dar mantenimiento a máquinas de coser, etcétera. Así pues, la cronología de la capacitación para el trabajo se aborda desde el ángulo de la vida entera del individuo, independientemente de los contextos donde ésta se lleva a cabo: “we argue that to identify correctly the skills and knowledge that migrants possess when they enter U.S. labor markets [...] migration scholars must approach learning and skill development as lifelong processes that begin at early ages in households and home communities, and may include formal schooling and training but also informal learning experiences” (p. 49).

Dicho de manera jocosa, la postura metodológica de los autores permite demostrar que César Millán, el célebre encantador de perros, no es un migrante insólito (excepto por la fama que se ha forjado en la televisión). Según declaraciones de él, sus conocimientos sobre el comportamiento de los perros y sobre la manera en que los humanos debemos relacionarnos con ellos, se los debe a su abuelo. Empezó de niño, continuó aprendiendo de adolescente, aplicó y desarrolló nuevas técnicas en la zona metropolitana de Los Ángeles y ha venido perfeccionando su expertise a lo largo de los años.

Aportaciones empíricas

En el primer párrafo de esta reseña enumeré los principales hallazgos que se presentan y discuten en el libro: en cada una de las fases del circuito migratorio, los trabajadores migrantes van adquiriendo competencias laborales (hard, soft y tacit) que eventualmente les permiten transitar exitosamente en los mercados laborales haciéndolas valer, obteniendo reconocimiento de sus empleadores y permitiendo en algunos casos la movilidad social ascendente. Sin embargo, esta forma de sintetizar los principales hallazgos presentados en el libro omite matices importantes que son descubrimientos igualmente valiosos:

  1. Hay competencias adquiridas en México que se pueden transferir al mercado laboral de Estados Unidos y otras no (o no tan fácilmente). La transferibilidad de las competencias es también variable cuando los migrantes retornan a México. Algunas técnicas de construcción, de agricultura o de jardinería son poco útiles en el mercado mexicano, mientras que las técnicas para el trabajo con metales, la reparación de automóviles, la preparación de alimentos y, en particular, la capacidad conversacional en inglés o de administrar negocios, son casi inmediatamente valorizadas en México. La transferibilidad de las competencias laborales se maximiza en ciertos nichos del mercado de trabajo, mientras que en otros es casi imposible. En particular, cuando los migrantes retornan a pequeños poblados de México, la posibilidad de transferir sus aprendizajes es mínima.

  2. La trayectoria de la adquisición, transferencia y valoración de las competencias en el mercado está permanentemente condicionada por el género de los migrantes. Los procesos de aprendizaje de las mujeres son siempre singulares y reflejan la división del trabajo según el género, que subsiste tanto en México como en Estados Unidos. Casi siempre esta división es desfavorable para las mujeres, tanto en remuneración como en aprendizajes técnicos o posibilidades de ascenso laboral, excepto en un componente: el aprendizaje del inglés. Los hombres, en Estados Unidos, suelen trabajar en segmentos del mercado (construcción, manufactura, agricultura, servicios) en los que conviven con personas que hablan español, mientras que las mujeres se insertan en el segmento de servicios personales (cuidan niños, son trabajadoras domésticas, meseras, etc.) que les exige la adquisición de cierta capacidad conversacional en inglés. Al regresar a México, esta es quizás una de las pocas ventajas que las mujeres tienen en comparación con los hombres. Algunos de los casos de migrantes mujeres que retornaron a Guanajuato son particularmente exitosos, no solamente por la adquisición del inglés, sino por otras competencias administrativas y empresariales que desarrollaron durante su estancia en Estados Unidos.

  3. La valorización de las competencias laborales en el mercado estadounidense se ve inevitablemente limitada por diversas condiciones, de entre las cuales destacan dos: el estatus legal del trabajador y la capacidad conversacional en inglés: “Lack of English language skills and unauthorized status place many Mexican workers at the mercy of recruiters, labor contractors, employers, subcontractors, and co-ethnic bosses in institutionalized and exploitive migration industries” (p. 102). Sin embargo, a pesar de estas desventajas, más de la mitad de los migrantes de la muestra de León, Guanajuato, afirmaron que transfirieron exitosamente competencias adquiridas en México (dentro o fuera de sus lugares de trabajo) al mercado laboral de Estados Unidos, consiguiendo con ello reconocimiento de sus empleadores, mejoras salariales, obtención de mejores empleos y mayor seguridad laboral. Esto lo lograron en todos los sectores de la economía: agricultura, ganadería, manufactura, construcción, comercio, jardinería, limpieza, preparación y servicio de alimentos, hotelería, etcétera.

  4. Sin embargo, en algunos casos, especialmente en el sector de la construcción, algunos migrantes experimentaron un proceso de “descalificación”, debido a que muchas de las habilidades adquiridas en México no las pudieron valorizar en Estados Unidos. Albañiles altamente calificados en México fueron asignados a realizar tareas simples y repetitivas -en Estados Unidos- que no les permitieron adquirir competencias adicionales. Este es también el caso de las mujeres que trabajaron en el servicio doméstico. El aislamiento propio de este tipo de labores obstaculiza la movilidad laboral y el aprendizaje de nuevas competencias.

  5. Pocos trabajadores mexicanos pueden transferir a Estados Unidos sus aprendizajes previos en materia de iniciativa empresarial. Las condiciones previamente descritas (estatus legal y bajo dominio del inglés) les impiden echar a andar sus propios negocios. Aun así, el estudio demuestra que algunos logran combinar el trabajo asalariado con la prestación de servicios múltiples por cuenta propia. Por ejemplo, trabajan para un subcontratista en la construcción y, al tiempo, ofrecen sus servicios de pintura de casas durante los tiempos libres.

  6. La reintegración al mercado laboral en México se revela como un proceso complicado. Esta reintegración no solamente depende de la habilidad de los trabajadores para transferir las competencias adquiridas en Estados Unidos, sino que está sujeta a múltiples interacciones, de las que sobresalen cuatro: la compatibilidad de las ocupaciones e industrias, los contactos personales en las localidades de retorno, la forma en que la migración de retorno operó -intempestiva y forzadamente versus más planeada y voluntaria-, las prácticas institucionales y discriminatorias en México.

  7. A pesar de estas circunstancias complejas, la sexta parte de los trabajadores de la muestra de León, Guanajuato, logran crear sus propias pequeñas empresas en los siguientes sectores: manufactura de zapatos, textiles, cerámica, vidrio o pisos; reparación de autos y bicicletas; abarrotes, comercio de ropa y zapatos; preparación de bebidas y alimentos; construcción de viviendas.

Tres corolarios y un lamento

Corolario 1: la visión predominante sobre la incorporación al mercado laboral de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos ya no se sostiene. En la literatura, esta visión suele comunicar que los trabajadores migrantes con limitada escolaridad realizan, al insertarse en el mercado estadounidense, labores que exigen nula o baja cualificación; en esos sectores sufren explotación, discriminación y muy limitada movilidad. Skills of the “Unskilled” demuestra lo contrario: una proporción significativa de los trabajadores migrantes logra ascender a posiciones laborales reconocidamente cualificadas y de mayor prestigio gracias a las competencias laborales adquiridas previamente en México.

Corolario 2: la definición de competencias laborales es formulada por los trabajadores, no por los empleadores. Con ello, Skills of the “Unskilled” abre una ventana para los sociólogos del trabajo desde el momento en que la definición que se adopta de lo que es valioso en el mundo del trabajo se elabora a partir de lo que los trabajadores mismos dicen. En general, la literatura construye esta definición tomando en consideración solamente lo que los empleadores desean: “que sigan órdenes, que trabajen arduamente, que tengan ética del trabajo, que sean puntuales, etcétera”. Skills of the “Unskilled” cuenta una historia diferente: la que los trabajadores mismos narran cuando nos hablan de las competencias y aprendizajes que definen sus propias trayectorias laborales. Haciendo esto, no solamente salen a la luz la pericia técnica y la maestría para trabajar con determinados materiales o máquinas, sino también conocimientos indispensables para ser exitosos en el mundo laboral o para crear un negocio propio.

Corolario 3: el estudio de las transferencias de competencias laborales conduce al del cambio social. O, de manera más amplia, estudiar el retorno de los mexicanos de Estados Unidos a México implica estudiar los cambios sociales que esta migración trae consigo:

Although scholars have studied migration as the outcome of structural transformations and deep-rooted economic dislocations, this book shows that migration also functions as a fundamental driver of social change. The transitions we identified in chapter 5 [que analiza el retorno y la reintegración al mercado laboral de Guanajuato] attest to the power of migration to foster social and occupational mobility upon return to the home country. (pp. 201-202)

Haciendo esto, los autores retoman las preocupaciones académicas que Gamio esbozaba en su Programa definitivo para el estudio de la inmigración mexicana en los Estados Unidos y sus antecedentes: “¿qué aspecto orgánico, económico, cultural y educativo presentaban los mexicanos que habían regresado a México después de su permanencia en Estados Unidos?” (citado por Alanís Enciso, 2003: 993). Todo indica que Gamio estaba convencido de que el retorno de los mexicanos induciría un cambio positivo en las regiones a las que regresaban.

Un lamento: la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México, según se reporta en Skills of the “Unskilled”, se niega a acreditar, a través de su órgano institucional para hacerlo (conocer), las competencias laborales desarrolladas por los mexicanos gracias a su experiencia laboral en Estados Unidos. El motivo es que esta instancia no certifica competencias laborales adquiridas “informalmente”. Así se lo dio a conocer el cónsul Javier Díaz de León a los autores. Él, siendo director ejecutivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, solicitó formalmente que dicha certificación se operara desde la sep. Y lo que obtuvo fue una negativa; casi le dijeron: “zapatero, a tus zapatos”.

Bibliografía

Alanís Enciso, Fernando Saúl (2003), “Manuel Gamio: el inicio de las investigaciones sobre la inmigración mexicana a Estados Unidos”, Historia Mexicana, vol. LII, núm. 4, pp. 979-1020. [ Links ]

Borjas, George J. (1990), Friends or Strangers, the Impact of Immigrants on the U.S. Economy, Nueva York, Basic Books. [ Links ]

Wimmer, Andreas y Nina Glick Shiller (2002), “Methodological Nationalism and Beyond: Nation-State Building, Migration, and Social Sciences”, Global Networks, vol. 2, núm. 4, pp. 301-334. [ Links ]

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