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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.34 no.100 Ciudad de México ene./abr. 2016

 

Nota de investigación

Selección de parejas y estratificación social: hacia una agenda de investigación

Assortative mating and social stratification: towards a research program

Santiago Andrés Rodríguez1  * 

1El Colegio de México sarodriguez@colmex.mx


Resumen

El objetivo de esta nota de investigación es discutir la importancia teórica y empírica del análisis del proceso de selección de la pareja desde una perspectiva de estratificación y desigualdad social, así como presentar la estrategia metodológica de una propuesta de investigación comparativa que busca analizar ese proceso en las ciudades de Buenos Aires y México, y que constituye mi proyecto de investigación doctoral. En relación con el objetivo propuesto la nota se organiza en tres apartados. En la siguiente sección discutimos el andamiaje teórico que sustenta nuestro estudio. Posteriormente, reseñamos algunos resultados de investigaciones previas realizadas en América Latina. Y por último, delineamos los principales componentes de nuestra agenda de investigación.

Palabras clave: selección de parejas; estratificación y desigualdad social; Buenos Aires y Ciudad de México; agenda de investigación

Abstract

This research note’s objective is to discuss the theoretical and empirical relevance of the assortative mating process from the inequality and social stratification scope, as well to introduce the methodological strategy developed to compare the aforementioned process in Mexico City and Buenos Aires, which constitutes my doctoral research project. This note is organized in three sections. In the first one, we would discuss the theoretical approach that sustains this work. Later, we would introduce the results of previous research conducted in Latin America. Finally, we underline the main issues in our research program.

Key words: assortative mating; social inequality and stratification; Buenos Aires; Mexico City; research program

Introducción

Para los sociólogos, y específicamente para quienes estudian la estratificación social, la temática de la formación de las uniones conyugales es importante por su estrecha relación con la desigualdad social. A pesar de que el sentido común invita a pensar la idea de que la elección de los cónyuges en las sociedades contemporáneas se guía principalmente por el amor romántico y al azar, la alta incidencia de uniones entre personas con orígenes sociales similares, niveles educativos y ocupacionales afines e iguales afiliaciones religiosas y étnicas es un indicador de la persistencia de relaciones sociales cerradas y de la rigidez de los regímenes de estratificación social (Solís, 2010: 58). Además, la homogamia socioeconómica contribuye a reproducir las desigualdades sociales, ya que “tiene implicancias en el mantenimiento de las fronteras sociales entre los grupos, en el grado de desigualdad de recursos entre los individuos y las familias y en la persistencia de las jerarquías sociales a través de generaciones” (Mare y Schwartz, 2006: 255).

El objetivo de esta nota de investigación es discutir la importancia teórica y empírica del análisis del proceso de selección de la pareja desde una perspectiva de estratificación y desigualdad social, así como presentar la metodología de una propuesta de investigación comparativa que busca analizar ese proceso en las ciudades de Buenos Aires y México, y que constituye mi proyecto de investigación doctoral. La nota se organiza en tres apartados. En la siguiente sección discutimos el andamiaje teórico de nuestro estudio. Posteriormente, reseñamos algunos resultados de investigaciones previas realizadas en América Latina. Por último, delineamos los principales componentes de nuestra agenda de investigación.

Selección de parejas y estratificación social: causas y consecuencias

La investigación sociológica sobre estratificación social se ha concentrado en estudiar la movilidad social intergeneracional para aproximarse al grado de “apertura” y/o “fluidez” de una sociedad (Erikson y Goldthorpe, 1992). Una forma complementaria de estudiar la apertura o fluidez social es analizar los vínculos que se establecen entre personas de diferentes grupos sociales. En este ámbito, la selección de pareja es particularmente importante, ya que crea un vínculo íntimo no solo entre dos personas, sino también entre sus familias (Smits, Ultee y Lammers, 1999: 55). Los patrones del “¿Quién se casa con quién?”, conocidos generalmente como emparejamientos selectivos, “contribuyen a reproducir las desigualdades sociales, ya que la heterogeneidad social entre las familias favorece la transmisión desigual de recursos de una generación a otra” (Solís, 2010: 58). Por lo tanto, las preguntas sobre la rigidez de los regímenes de estratificación social también pueden ser respondidas mediante un análisis empírico de los patrones de emparejamiento selectivo (Mare, 1991; Kalmijn, 1998; Smits, Ultee y Lammers, 1999; Blossfeld, 2009).

Entendemos la homogamia como la formación de uniones conyugales entre personas con características socioeconómicas similares (Uunk, Ganzeboom y Róbert, 1996: 323), mientras que la heterogamia consiste en uniones de miembros de grupos distintos, y por tanto revela la interacción de las personas a través de las fronteras sociales de los grupos (Kalmijn, 1998: 396). En términos generales, se interpreta por tanto que mientras más bajo sea el índice de homogamia -es decir, más uniones entre personas de diferentes grupos sociales existan- más abierta es la sociedad y menos relevantes son las barreras sociales entre los grupos (Torche, 2007: 22).

Más allá del nivel de homogamia, también los regímenes matrimoniales pueden diferir según las características que predominan en la selección de parejas. En América Latina, los estudios sobre homogamia han analizado el emparejamiento en función de la educación (Pullum y Peri, 1999; Esteve, 2005; Esteve y McCaa, 2007; Solís, Pullum y Bratter, 2007; López Ruiz, Esteve y Cabré, 2009; Torche, 2007; 2010), la pertenencia étnica o raza (López Ruiz, Esteve y Cabré, 2008; Costa Ribeiro, 2009; Gullickson y Torche, 2014), la religión (Peri y Pardo, 2011) y la ocupación (Gómez Rojas, 2008; Solís, 2010), entre otras características. Estos rasgos podrían dividirse en dos grupos. Por un lado, los que las personas heredan desde su nacimiento y que constituyen marcadores adscriptivos de su posición social. Entre éstos podemos mencionar la raza, la pertenencia étnica, el origen migratorio y la clase social de origen. Por otro lado, están las características que son adquiridas a lo largo del curso de vida, entre las cuales destacan la educación y la ocupación.

Una cuestión importante es cuáles de estos rasgos son los que predominan en la sociedad. Si en la homogamia predomina la selección de acuerdo con los orígenes sociales de las personas, esto apuntaría a la fortaleza de criterios adscriptivos de estratificación social, es decir, al predominio de factores heredados a través de la familia. En contraposición, si la homogamia se produce por características adquiridas, esto nos indicaría que la selección de las parejas, y ultimadamente la interacción social, no depende tanto de la herencia sino de lo que las personas han logrado por sí mismas. En consecuencia, uno de los principales objetivos de investigación sobre emparejamientos selectivos en el marco de los estudios de estratificación es: “evaluar la importancia relativa de los marcadores adscriptivos y de los atributos adquiridos en el proceso de selección de parejas” (Kalmijn, 1991a: 498).

Debajo de este objetivo subyacen algunas de las hipótesis clásicas que vinculan los procesos de desarrollo, industrialización y modernización con la estratificación social (Blossfeld, 2009: 515). La “hipótesis del amor romántico” (denominada también “hipótesis de la apertura general”) sostiene que la industrialización debería conducir a una menor homogamia socioeconómica a causa de que: “1) decrece la necesidad de los padres de controlar las elecciones matrimoniales de sus hijos, 2) disminuye la habilidad de los padres para hacerlo y, 3) se incrementa el número de contactos entre personas de diferentes grupos de status” (Smits, Ultee y Lammers, 1998: 267). Esta hipótesis es consistente con la idea de que en la medida que se industrializa una sociedad los emparejamientos se guiarán más por preferencias y gustos individuales y menos por criterios sociales, cualesquiera que éstos sean.

Una hipótesis alternativa o complementaria es la “hipótesis de la adquisición de status” (Smits, Ultee y Lammers, 1998: 267). A diferencia de la hipótesis anterior, ésta sostiene que “la homogamia se incrementaría con la industrialización al declinar los efectos de los antecedentes sociales familiares sobre los logros ocupacionales y aumentar el de la educación” (Smits, Ultee y Lammers, 1998: 266). Lo esperado, por tanto, no sería necesariamente una reducción general en los niveles de homogamia, sino el cambio en los criterios de selección de parejas. Dado que la educación pasa a ser el principal factor explicativo de la posición socioeconómica, las elecciones matrimoniales estarían más guiadas por el nivel educativo y menos por los orígenes sociales (Ultee y Luijkx, 1990; Kalmijn, 1991a; 1991b).

Aunque estas hipótesis permiten dar cuenta de tendencias “macroestructurales”, son poco útiles para analizar la selección de parejas a nivel individual. Específicamente, no permiten explorar los mecanismos sociales que inciden en los procesos de elección. Kalmijn (1998) argumenta que los emparejamientos selectivos se originan a partir de la interacción de tres mecanismos, a saber: “las preferencias de los individuos acerca de los recursos disponibles en un compañero(a), la influencia del grupo social de pertenencia y los constreñimientos del mercado matrimonial” (Kalmijn, 1998: 418). A continuación revisamos someramente estos mecanismos.

Con respecto a las preferencias, los estudios se han centrado en las preferencias basadas en recursos socioeconómicos y culturales. Los recursos socioeconómicos se definen como los recursos que generan un bienestar económico y status para las familias. La búsqueda de un cónyuge con recursos atractivos maximizaría los ingresos y el status de las personas. La naturaleza de esta competencia varía en función del papel que desempeñan las mujeres en la sociedad (Kalmijn, 1998: 398). En una sociedad con alta segregación de roles de género, los atributos que los hombres y las mujeres buscan en el mercado matrimonial son diferentes. Las mujeres valorarían en los hombres las capacidades de éxito ocupacional. Mientras que los hombres apreciarían los orígenes sociales de las mujeres ya que esto les otorgaría mayor estatus.

En contraposición, cuando existe mayor equidad de género, las características que se valoran en el mercado matrimonial funcionarían de manera equivalente entre hombres y mujeres (Mare, 1991; Kalmijn, 1994). Esta homogenización en las preferencias sería también el resultado de la creciente incertidumbre en los mercados laborales, que ha erosionado el modelo matrimonial que sitúa al hombre como único proveedor, impulsando un arreglo alternativo basado en dos proveedores e incrementado la importancia de la educación y la ocupación de las mujeres como atributos deseables en el mercado matrimonial (Solís, 2010: 62).

Alternativamente a las preferencias basadas en recursos socioeconómicos, aquéllas centradas en recursos culturales privilegian las similitudes en gustos, estilos de vida, expectativas, etc. La similitud de recursos socioculturales sería atractiva porque amplía las oportunidades de participar en actividades conjuntas, asegura una base común para establecer una conversación y reduce la fricción que dentro del matrimonio podría surgir por las diferencias en los gustos (Kalmijn, 1998: 400).

Además de las preferencias, los grupos sociales de pertenencia también pueden incidir en los procesos de elección de una pareja, ya sea mediante un conjunto de normas y valores que restringen las elecciones (por ejemplo, en grupos étnicos-raciales donde las normas de la endogamia están fuertemente arraigadas), o a través de mecanismos informales que regulan las redes sociales y los sistemas de preferencias. Así, por ejemplo, los padres pueden establecer reuniones con potenciales cónyuges, dar consejos y opiniones sobre los candidatos(as) y pueden retirar su apoyo durante los primeros años del noviazgo (Kalmijn, 1998: 401).

En tercer lugar, los llamados “mercados matrimoniales” también pueden imponer constreñimientos importantes en la selección de parejas. Aquí no nos referimos únicamente a la noción demográfica de mercado matrimonial, que suele ceñirse a restricciones de edad o de lugar de residencia en los contingentes de potenciales parejas. La noción de mercado matrimonial debe afinarse a otros entornos sociales más acotados que hacen que las oportunidades de interacción no se distribuyan aleatoriamente. Las investigaciones sociológicas analizan las oportunidades de contacto e interacción en ámbitos sociales como los barrios, las escuelas y los lugares de trabajo (Kalmijn, 1998: 402). Estos “mercados matrimoniales locales” se encuentran a menudo socialmente segregados y es por ello que son relevantes a la hora de explicar los emparejamientos selectivos (Bozon y Heran, 1989; Kalmijn y Flap, 2001).

Cada uno de estos “mercados locales” o “lugares de encuentro” podría fomentar tipos distintos de homogamia. Así, por ejemplo, la homogeneidad de orígenes sociales predominante en los barrios favorecería la homogamia por factores adscriptivos. Por el contrario, la escuela como espacio de encuentro fomentaría la homogamia educativa y los ámbitos laborales la homogamia por destinos sociales, aunque cabe señalar que en este último espacio intervienen otros factores, como la segregación por género en el mercado de trabajo (Mare, 1991; Kalmijn y Flap, 2001).

Estas son, en términos muy amplios, las teorías generales que predominan en los estudios sobre emparejamiento selectivo y estratificación social. De esto se pueden derivar muchas preguntas, pero destacan tres en particular. ¿Hasta qué punto se aprecia una transición general hacia un régimen de mayor apertura social y menor homogamia? Alternativamente, ¿se aprecia un cambio en los factores estructurales (adscriptivos vs. adquiridos) que regulan la homogamia? Por último, ¿en qué medida influyen las preferencias, los grupos de influencia y los mercados locales o lugares de encuentro en la selección de parejas?

La selección de la pareja en el contexto latinoamericano

En paralelo a las teorizaciones amplias, en América Latina se ha desarrollado recientemente una agenda de estudios empíricos sobre emparejamiento selectivo, y más específicamente sobre homogamia, que demuestra el creciente interés entre los demógrafos y los sociólogos de la región hacia esta temática, el cual coincide y se enmarca en el retorno de los estudios sobre clases, estratificación y movilidad social (Filgueira, 2000).

En el Cuadro 1 presentamos una sistematización de las principales investigaciones sobre el tema desde finales de los noventa. Repasamos sus objetivos de investigación, fuentes de datos y técnicas de análisis. Vale aclarar que esta revisión se focaliza en los estudios que reportan, a nuestro entender, las pautas y tendencias más recientes sobre emparejamientos selectivos, aun en el riesgo de que la cobertura omita los análisis completos de los mercados matrimoniales (véase por ejemplo Lichter, Anderson y Hayward, 1995).

Cuadro 1 Investigaciones sobre emparejamientos selectivos en América Latina 

Fuente: elaboración propia.

Los estudios que reseñamos emplean una metodología cuantitativa. La estrategia de análisis consiste en construir tablas de doble entrada que contrastan las características de ambos cónyuges en una dimensión específica (ej. educación, ocupación, pertenencia étnica-racial). A partir de estas tablas, se obtienen medidas de los niveles de homogamia así como de la frecuencia de otro tipo de uniones (hipergamia e hipogamia). Este análisis suele descansar en modelos log lineales, mediante los cuales se estiman medidas relativas de la intensidad de los distintos tipos de uniones.1 Esta aproximación metodológica presenta algunas limitaciones que Blossfeld (2009) se encarga de puntualizar. Los estudios basados en información transversal analizan matrimonios prevalentes que reflejan los efectos combinados del matrimonio selectivo, disolución de la unión selectiva y segundas nupcias. Este tipo de análisis no sólo empieza por los resultados (las uniones ya consumadas) para luego volver atrás en el tiempo hacia sus condiciones causales (las características individuales), sino que a menudo excluye a quienes nunca se unieron, ignorando el carácter dinámico del proceso de elección de parejas (Blossfeld, 2009: 517).

Los resultados de estos trabajos tomados en conjunto permiten identificar una serie de rasgos que caracterizan los regímenes de emparejamientos selectivos en América Latina. El primer rasgo es que, a pesar de su generalidad, los resultados obtenidos de estas investigaciones apuntan hacia una fuerte similitud en las características sociales de los cónyuges -aunque gran parte de estas investigaciones se focalizan únicamente en atributos adquiridos, como por ejemplo la educación- (Torrado, 2003; Esteve, 2005; Esteve y McCaa, 2007; López Ruiz, Esteve y Cabré, 2009; Torche, 2010). La educación es una variable central en los estudios sobre emparejamientos selectivos porque “constituye el determinante más importante del logro ocupacional en las sociedades modernas y además refleja los recursos culturales que influyen en las preferencias que tienen las personas por determinados candidatos/as” (Blossfeld y Timm, 2003: 1).2

Un segundo rasgo distintivo apuntaría a que los emparejamientos ocupacionales y, más específicamente, los educacionales se incrementaron en las últimas décadas (Torrado, 2003; Esteve, 2005; Solís, Pullum y Bratter, 2007; Gómez Rojas, 2008; Mier y Terán, 2009; Solís, 2010), y además sobresale un aumento significativo de la homogamia entre quienes alcanzan niveles educativos bajos y altos (Pullum y Peri, 1999; Quilodrán y Sosa, 2004; Esteve, 2005; Esteve y McCaa, 2007; Solís, Pullum y Bratter, 2007; López Ruiz, Esteve y Cabré, 2008) sumado a barreras cada vez más restrictivas a la conformación de uniones heterógamas de larga distancia (Esteve, 2005; Esteve y McCaa, 2007; Solís, Pullum y Bratter, 2007; Torche, 2010).

Esta evidencia contradice los postulados de la hipótesis que pregona una creciente “apertura general” y nos sugiere un incremento de la rigidez en los sistemas de estratificación por atributos adquiridos.3 Asimismo, estos hallazgos sugieren que las disparidades económicas arraigadas en el logro educativo contribuirán a la reproducción de la desigualdad socioeconómica. Señala Esping Andersen que “cuando las parejas son muy parecidas en cuanto a logros educativos y ocupacionales es probable que se intensifiquen las desigualdades salariales. Si la homogamia es más pronunciada en la cúspide de la estructura, podemos esperar cierta polarización social” (Esping Andersen, 2007: 653).

El tercer rasgo que caracteriza a los emparejamientos selectivos en América Latina refiere a una tendencia hacia la reducción de la proporción de mujeres que se unen con hombres de mayor nivel educativo (reducción de la hipergamia femenina) y un aumento de las que se unen con hombres de menor escolaridad (incremento de la hipogamia femenina), lo que indicaría una mayor semejanza en las expectativas y preferencias maritales de hombres y mujeres (Esteve, 2005; Esteve y McCaa, 2007; López Ruiz, Esteve y Cabré, 2009; Solís, 2010); aunque debemos tener en claro que “estas tendencias se deben, en parte, al reajuste estructural de los mercados matrimoniales, que tienden a un mayor equilibrio en la disponibilidad de cónyuges con similares niveles educativos (Solís, 2010: 73).

El cuarto rasgo es que las elecciones maritales no escapan a la influencia de las circunstancias sociales de origen. Los resultados del trabajo de Solís, Pullum y Bratter (2007) para Monterrey sugieren que la educación ha desempeñado un papel cada vez más importante en el proceso de selección de las parejas, aunque ciertas características particulares como ser un migrante rural sigue siendo importante en la formación del matrimonio. En la investigación realizada por López Ruiz, Esteve y Cabré (2008) para un conjunto de países latinoamericanos, se evidencia que los niveles de homogamia educativa entre los universitarios tenderían a variar tanto en función del sexo como de la pertenencia étnico-racial. Para el caso de Brasil, Costa Ribeiro (2009) y Gullickson y Torche (2014) analizan los patrones de emparejamientos interraciales y educativos. La desventaja racial constituye un fenómeno generalizado en Brasil y se expresa a través de las marcadas asimetrías educativas entre los miembros de los matrimonios interraciales (entre “negros y blancos”). Por último, Solís (2010) analiza el proceso de selección de parejas en la Ciudad de México recuperando un conjunto de rasgos adscriptivos y adquiridos. Los resultados sugieren que la elección de un “buen partido” se encuentra determinada por un mezcla de características familiares heredadas y atributos adquiridos. La coexistencia de rasgos heredados y adquiridos en los procesos de selección de parejas podría constituir un atributo estructural de los mercados matrimoniales, cuyo sustento habría que buscarlo en circunstancias históricas e institucionales específicas de los regímenes de estratificación social.

Por último, hay escasos estudios que se concentran en las hipótesis sobre los mecanismos sociales que generarían los emparejamientos selectivos. Una excepción es la investigación de Mier y Terán (2009), que analiza exclusivamente los lugares de encuentro de las parejas en México. En este sentido, Blossfeld (2009) señala que “necesitamos más información cuantitativa y cualitativa relacionada con el tiempo acerca de cómo las personas buscan un pareja, sobre los lugares de encuentro y en relación a las decisiones en torno a la elección de una pareja. Esto puede lograrse a partir de estudios que proporcionen información no sólo del curso de vida objetivo sino también respecto de las preferencias individuales, la elección de una pareja y las relaciones sociales” (Blossfeld, 2009: 525).

Una agenda para estudiar los emparejamientos selectivos en Buenos Aires y la Ciudad de México

En las secciones anteriores presentamos, por un lado, la relevancia conceptual del análisis de la selección de parejas desde una perspectiva de estratificación y desigualdad social y, por otro lado, reseñamos los principales hallazgos de investigaciones sobre la temática en América Latina desde finales de los noventa.

A continuación, describimos la metodología de una propuesta de investigación que procura analizar la magnitud de los emparejamientos selectivos -nivel estructural- e indagar los mecanismos sociales que moldean las elecciones de parejas en Buenos Aires y la Ciudad de México. Si bien no es un proyecto a gran escala, nuestro desafío consiste en avanzar hacia una generalización de resultados en el terreno empírico y teórico buscando adquirir un conocimiento más amplio de nuestro objeto de estudio: el proceso de conformación de las parejas conyugales.

Preguntas de investigación

El proyecto se estructura en tres bloques de preguntas. Las preguntas del primer bloque se relacionan con la perspectiva clásica de los estudios sobre emparejamientos selectivos en términos de homogamia absoluta y relativa (dimensión “macro-estructural”). Los bloques dos y tres se concentran en los mecanismos sociales que regulan las elecciones de parejas. En el bloque dos se formulan preguntas relacionadas con los lugares de encuentro. Y en el bloque tres se plantean interrogantes asociados a las preferencias que tienen personas al momento de elegir una pareja y sobre los idearios que socialmente construyen en torno a los “buenos partidos”. Las preguntas de los tres bloques son las siguientes:

  1. ¿Se reproducen en Buenos Aires y en la Ciudad de México altas tasas absolutas de homogamia educativa y ocupacional como las reportadas en las investigaciones reseñadas? ¿Se observan cambios en la intensidad de la homogamia absoluta en cohortes recientes? ¿Cuáles son las tendencias en la homogamia educativa y ocupacional relativa en Buenos Aires y la Ciudad de México? En este sentido, ¿qué niveles educativos y ocupacionales son los más homógamos en términos relativos? ¿En qué regiones de la estructura educativa y ocupacional se sitúan las principales barreras a la conformación de uniones mixtas? ¿La hipergamia femenina -uniones con varones de mayor nivel- es producto de las diferencias en los logros educativos y ocupacionales? Y por último, la asociación entre los niveles educativos y ocupacionales de los cónyuges ¿se mantendría constante o aumentaría en el tiempo apuntando hacia una creciente rigidez de los regímenes de estratificación en ambos contextos?

  2. En América Latina hay pocas investigaciones que analizan los lugares donde las parejas se conocen. En un sentido general, nos preguntamos: ¿Qué papel desempeñan los lugares de encuentro en los procesos de conformación de parejas en Buenos Aires y la Ciudad de México? Y más específicamente: ¿En qué medida varían los lugares donde se conocen las parejas en función de sus orígenes sociales y de sus niveles educativos y ocupacionales?

  3. Las preferencias que tienen las personas por particulares recursos sociales en la elección de una pareja constituirían otros de los determinantes clave en los procesos de elección conyugal.4 Cabría preguntarse: ¿Qué recursos valoran las mujeres y los varones de diferentes posiciones de clase en Buenos Aires y en la Ciudad de México al momento de elegir una pareja? Y: ¿Cómo definen a un “buen partido” en el proceso de elección?

Fuente de datos

Para responder a las preguntas que cimientan el proyecto, utilizamos distintas fuentes de datos cuantitativos y cualitativos: i) datos secundarios de encuestas y, ii) entrevistas semiestructuradas. A continuación, describimos las características de ambas fuentes de datos.

Datos secundarios de encuestas

Para analizar las pautas absolutas y relativas de homogamia/heterogamia educativa y ocupacional, los datos que se utilizarán para Buenos Aires surgen de una “Encuesta sobre Estratificación y Movilidad Social en Argentina” realizada por el Instituto Gino Germani de la UBA -Área de Estratificación Social dirigida por el profesor Raúl Jorrat- en el año 2007 aplicada a una muestra estratificada multietápica, con selección aleatoria en todas sus etapas de 1 300 casos a personas de 18 años y más. Para la Ciudad de México, los datos provienen de la “Encuesta sobre Desigualdad y Movilidad Social en la Ciudad de México” (EDESMOV, 2009) (Solís, 2011). El universo de selección de la muestra lo constituyeron las personas entre 30 y 60 años de edad residentes en viviendas particulares de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. El total de la muestra es de 2 038 casos.

Estas dos encuestas cuentan con una sección en la que se formulan preguntas sobre la conformación de las uniones. Para la encuesta levantada en la Ciudad de México: la edad en la que ocurrió el evento, la ocupación actual o última del cónyuge y su escolaridad al momento de la unión. Mientras que la encuesta que se utilizará para Buenos Aires releva la ocupación actual o última y el nivel educativo alcanzado por la pareja al momento de la encuesta. Uno de sus límites es que no recaba la edad de entrada a la unión ni el nivel educacional y ocupacional al momento del evento propiamente dicho.

Para indagar la incidencia de los lugares de encuentro y la red de relaciones que enmarcan la conformación de las parejas, recurrimos a la “Encuesta sobre Situación Familiar” (ESF, 1999) para Buenos Aires y a la “Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Familias” (Endifam-2005) para la Ciudad de México. La encuesta sobre Situación Familiar (ESF, 1999) fue realizada por la Cátedra de Demografía Social de la Carrera de Sociología de la UBA en 1999 -dirigida por la profesora Susana Torrado-. Se levantaron 878 encuestas a mujeres de entre 20 y 59 años residentes en Buenos Aires, bajo dos tipos de muestreo: i) se utilizó una muestra del Área Metropolitana de Buenos Aires con selección aleatoria de casos y, ii) se realizó una selección de casos con el objetivo de completar cuotas de edad cuidando además la representatividad por estrato socioeconómico y área de residencia (Torrado, 2005: 43).

La encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Familias (Endifam, 2005), se levantó en el año 2005 entre el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) (Rabell Romero, 2009). La población objeto se encuentra constituida por personas de 18 años y más que habitan en México en viviendas particulares. Se determinó un tamaño de muestra que se ajustó a 24 mil casos. Se aplicó un esquema de muestreo probabilístico, estratificado y polietápico. Si bien esta encuesta es a nivel nacional de México, para nuestro trabajo y a fines comparativos seleccionaremos específicamente una submuestra para la Ciudad de México (n = 1199). Estas dos encuestas incorporan un modulo específico sobre la conformación de uniones que proporciona información sobre los lugares de encuentro.5

Los datos a mano provienen de diferentes fuentes secundarias y por ende tienen distintos universos. Nuestra intención no es generalizar los resultados a la población, sino avanzar en la construcción de esquemas analíticos que nos ayuden a interpretar los procesos de conformación de parejas desde una perspectiva de estratificación y desigualdad social.

Entrevistas semiestructuradas

El análisis estadístico de las encuestas resulta muy útil para analizar las tendencias de homogamia/heterogamia educativa y ocupacional e indagar la incidencia de los lugares de encuentro y de las redes de relaciones en las dinámicas de selección de las parejas. Sin embargo, presenta una importante limitación. No permite reconstruir las experiencias y vivencias que tienen las personas en relación a sus gustos y preferencias a la hora de buscar y elegir una pareja. Por ejemplo, si en una tabla de homogamia educativa un alto porcentaje de cónyuges se concentra por fuera de la diagonal principal, esto no necesariamente refleja las disimilitudes en los gustos y en las preferencias que tienen las personas cuando eligen a una pareja.

Creímos importante subsanar la limitación recién mencionada mediante una aproximación cualitativa que nos permitiera obtener información de primera mano sobre las preferencias que tienen las personas al momento de elegir una pareja y en relación a los atributos que caracterizarían a los “buenos partidos” en los procesos de elección. En consecuencia, realizamos entrevistas semiestructuradas a miembros de parejas que tienen entre 25 y 35 años aproximadamente considerando sus orígenes de clase y sus niveles de escolaridad.6 Dado que entrevistamos por separado a ambos miembros de las parejas, nos movimos a unidad diádica que privilegia el comportamiento relacional dentro de cada pareja por sobre el individual -en el caso de entrevistar a un solo miembro-. En total realizamos 36 entrevistas: 18 en el Área Metropolitana de Buenos Aires (nueve casos de parejas) y 18 en la Ciudad de México (nueve casos de parejas). (Cuadro 2.)

Cuadro 2 Tipología de los casos de parejas 

Fuente: elaboración propia.

Orígenes de clase (ambos miembros de las parejas) 

Clase media-alta Clase trabajadora
Profesionales, gerentes de medianas-pequeñas empresas, subdirectores, jefes de departamentos en oficinas, maestros-profesores de nivel superior, técnicos y profesionales de nivel medio u otra ocupación con rango afín. Obreros, mecánicos, operarios de maquinarias, u otra ocupación manual, o bien trabajadores manuales en servicios personales (porteros, conserjes, peluqueros, meseros, etc.), entre otros.

Fuente: elaboración propia con base en Solís (2011).

Nivel de escolaridad (ambos miembros de las parejas) 

Nivel de escolaridad alto Nivel de escolaridad bajo
Entrevistados/as de niveles superiores (estudios terciarios y universitarios para el Área Metropolitana de Buenos Aires; y para la Ciudad de México, estudios posteriores a la preparatoria -carreras técnicas y normales que como requisito de ingreso requieren preparatoria y carreras universitarias-). Entrevistados/as de nivel educativo hasta secundaria incompleta.

Fuente: elaboración propia.

Para la selección de las parejas construimos una tipología que incorpora dos dimensiones: el origen de clase y el nivel de escolaridad alcanzado por ambos miembros. La primera dimensión es el origen de clase, que al igual que en las encuestas es medido por la inserción ocupacional del padre, y que distingue entre orígenes de clase media-alta y de clase trabajadora. La segunda dimensión refiere al nivel de escolaridad alcanzado por los miembros de las parejas (alto y bajo). A partir del cruce de estas dos dimensiones, intentamos dar cuenta de distintos tipos de parejas conyugales que se diferencian por sus orígenes de clase y por sus niveles de escolaridad, buscando la mayor variabilidad posible en la selección de los casos.

El tipo 1 representa a miembros de parejas de orígenes de clase trabajadora y que tienen un nivel educativo bajo. El tipo 2 refiere a parejas cuyos miembros tienen un origen de clase trabajadora pero que lograron alcanzar un nivel educativo alto. El tipo 3 da cuenta de miembros de parejas cuyo origen es la clase media-alta y que tienen un nivel de escolaridad alto.7

La guía de entrevista se organizó en cuatro ejes y comienza con una grilla donde se relevan datos sociodemográficos del entrevistado(a). El primer eje temático se focaliza en las características sociales de la familia de origen de los entrevistados(as).

En el segundo eje se les pidió a los entrevistados/as que nos contaran cómo las personas forman un pareja en Buenos Aires y la Ciudad de México con el propósito de dilucidar las preferencias en juego a la hora de buscar y elegir a un candidato(a) y sobre los atributos que caracterizarían a los “buenos partidos” (por ejemplo: ¿Cómo se forman las parejas en...? ¿Qué buscan las personas en... al momento de formar una pareja? ¿Por qué? ¿Qué aspectos son importantes cuando se busca una pareja? ¿Qué características tienen los “buenos partidos”? En la elección de una pareja, ¿qué tan importante sería la familia de origen, la educación y el trabajo que tenga un persona? ¿Por qué? ¿Qué consejo le darías a un amigo(a) que quiere formar una pareja?).

El eje tres hace hincapié en la formación de la pareja actual del entrevistado(a) y en la etapa del noviazgo. Aquí los entrevistados(as) describieron detalladamente cómo y dónde conocieron a sus parejas, si tenían amigos(as) en común y contaron cómo era un día típico del fin de semana. Por último, en el cuarto eje los entrevistados(as) nos puntualizaron los principales motivos de la entrada a la unión.

Bibliografía

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1Con la excepción del trabajo de Solís (2010) para la Ciudad de México, donde utiliza modelos de regresión de tiempo al evento.

2Asimismo, la educación es una de las variables más empleadas en los estudios sobre emparejamientos selectivos porque es un indicador disponible para ambos cónyuges en múltiples bases de datos.

3Esta tendencia concuerda con algunos resultados de estudios recientes sobre movilidad social intergeneracional en América Latina, que advierten un incremento en la rigidez del régimen de estratificación social (véase la revisión de Torche, 2014).

4Esta línea de investigación prácticamente no ha sido abordada en el contexto latinoamericano.

5Además, relevan información sobre los orígenes sociales de las personas encuestadas y de sus niveles educativos y ocupacionales.

6Las entrevistas se realizaron entre los meses de agosto de 2014 y marzo de 2015. Se trata de parejas en unión libre o en matrimonio formal. Asimismo, complementamos el trabajo de campo con el diseño y aplicación de ocho grupos focales que no serán descriptos aquí por limitaciones de espacio.

7Vale aclarar que estos tres tipos no cubren exhaustivamente todas las combinaciones posibles de categorías en las dos dimensiones. Dadas las restricciones presupuestarias y temporales, decidimos eliminar algunas de las combinaciones y concentrarnos en los tipos que resultan más relevantes analíticamente. Señalan King, Keohane y Verba (2000) que “como alternativa a la elección de observaciones en función de la variable explicativa, se podría partir para seleccionarlas de un abanico de valores de la dependiente. Las investigaciones suelen comenzar del siguiente modo: encontramos algunas fascinantes variaciones en un comportamiento que queremos explicar y tomamos aquellas observaciones que adopten valores especialmente altos y bajos en la variable dependiente” (King, Keohane y Verba, 2000: 152). En nuestro caso, la homogamia en parejas de orígenes de clase media-alta y de clase trabajadora.

Recibido: Agosto de 2015; Aprobado: Septiembre de 2015

*Correspondencia: Dr. Vértiz 558/Colonia Narvarte/Delegación Benito Juárez/ México, D.F./Correo electrónico: sarodriguez@colmex.mx

Santiago Andrés Rodríguez es candidato a doctor en ciencia social con especialidad en sociología por el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. Sus áreas de interés son los procesos de estratificación y desigualdad social. Dos obras recientes son “Pautas de homogamia educacional y ocupacional en la Ciudad de México: rasgos generales y diferencias por sexo”, en Patricio Solís (coordinador), Desigualdad social y curso de vida en la Ciudad de México, México, El Colegio de México, 2015 (en prensa); y “Pautas y tendencias de homogamia educacional relativa en Argentina a comienzos del siglo XXI”, Entramados y Perspectivas. Revista de la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, vol. 2, núm. 2, 2012, pp. 99-126.

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