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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.33 no.98 Ciudad de México may./ago. 2015

 

Reseñas

Karine Tinat, Los pijos de Madrid. Reflexiones sobre la identidad y la cultura de un grupo de jóvenes

María Victoria Montoya Gómez* 

* Universidad Nacional de Colombia, Colombia.

Tinat, Karine. Los pijos de Madrid. Reflexiones sobre la identidad y la cultura de un grupo de jóvenes. México: El Colegio de México, 2014. 345p.


Quien está en Madrid, más allá del tiempo preciso para el turismo, puede identificar sus marcas. Algunas, que son territoriales, se imponen como barreras invisibles y establecen algunos límites para quienes tienen menos recursos económicos. La ciudad tiene implícito un mapa en el que queda claro quién es quien en ella de acuerdo con su poder adquisitivo, su pasado, su procedencia geográfica, su pensamiento, en fin, las circunstancias según las cuales “habita” en esta ciudad.

Los pijos de Madrid. Reflexiones sobre la identidad y la cultura de un grupo de jóvenes tiene como escenario, precisamente, a Madrid. Este libro, que es el objeto de esta reseña, fue publicado en 2014 por El Colegio de México. En él su autora, Karine Tinat, hace una mirada antropológica sobre un grupo social que, contrario a los turistas o a los migrantes de los años noventa, lleva varias generaciones asentado en este espacio geográfico. Este grupo suele denominarse los pijos y está asociado a personas pertenecientes a familias de clase alta o media alta, que habitan en zonas concretas de la capital española, tales como el famoso barrio Salamanca o Chamberí.

El libro está dividido en tres partes, además de la introducción y un extenso “Itinerario metodológico” que la misma autora considera uno de los aspectos más importantes en este trabajo. La investigación fue realizada en la ciudad de Madrid (España), entre los años 1998 y 2002.

Una de las cualidades de esta obra es su narración. Esto es, Tinat consiguió contar su experiencia en el trabajo de campo y, muy importante, posicionarse como investigadora que veía en Madrid aquello que su lente le permitía ver. De este modo, la autora muestra cómo el proceso de investigar está impregnado por los propios contextos que marcan al investigador: su origen, su lengua, su sexo, sus redes. Tomando en cuenta estos límites (o posibilidades) Tinat explica que su interés en los pijos se fundó en que este grupo encarnaba, en sus interacciones cotidianas, la relación entre el aspecto económico (de sus familias, pero también de una España que en 1986 había entrado a la Unión Europea), lo político (un país que estaba consolidando la transición a la democracia, después de la dictadura de Franco) y lo sociocultural (la interacción entre jóvenes, el consumo de estereotipos de belleza, las aspiraciones de vida de los sujetos, la vida cotidiana, la relación del presente y el pasado de las familias en la construcción identitaria de los sujetos, el deseo de ascenso social).

El objetivo del libro es estudiar a los pijos, concretamente a los jóvenes pijos de Madrid, estableciendo las especificidades de este grupo en el caso de la España de finales del siglo XX. Para ello, la investigación se propuso “desentrañar el proceso de construcción identitaria -individual, colectiva y social- de algunos jóvenes que solemos denominar pijos” (p. 13). Partiendo de este objetivo la autora se pregunta ¿quiénes son los pijos? ¿En qué aspectos concretos se reconoce a los pijos y cómo se les identifica?

Para responder a estas preguntas Tinat recurrió, en su metodología de trabajo, al enfoque semiótico (p. 41) porque el hecho de ser o no pijo conlleva el reconocimiento del otro. Es decir, que las demás personas reconozcan en el sujeto signos específicos asociados al estereotipo de lo pijo. Con este punto de partida el trabajo expuesto en este libro se fundamentó en la observación, participante o no, y en la toma de notas en el diario de campo. Además de estas herramientas la autora se fundamenta en diversos autores, entre ellos Winkin, Ricoeur, Bourdieu, para establecer, desde la antropología de la comunicación, el vínculo entre los signos implícitos en las interacciones cotidianas de los pijos con sus diferentes facetas identitarias” (p. 13).

Antes de continuar exponiendo los hallazgos y reflexiones respecto a la identidad de los pijos de Madrid, es necesario detenerse en la atención que la investigadora prestó a los aspectos teóricos y metodológicos. En primer lugar, Tinat trató con detenimiento los aportes hechos desde la semiótica. Por Ello insistió en que la interacción social en el proceso de construcción de la identidad está basada en diferentes signos que, al ser leídos, encuadran a los sujetos en unas coordenadas a través de las cuales el otro puede definirlo, leerlo, encasillarlo, si se quiere, estereotiparlo. En segundo lugar, la investigación presta atención a la comunicación, pues a través de ésta es posible entablar relaciones e interacciones. El tercer elemento que cabe destacar es el trabajo de campo, cuyos resultados permitieron ordenar la investigación en tres puntos: la definición de pijo, en la primera parte del libro. Las variables que inciden en la construcción identitaria de los pijos, en la segunda parte de esta obra y, finalmente, la ejemplificación de las relaciones entre los pijos en los espacios que componen sus rutinas.

Para hacer esta exposición, la autora propone como herramienta fundamental el diario de campo y, a manera de manual sobre herramientas cualitativas, explica a cada momento el por qué de sus elecciones. Esto se ve en el proceso de selección del grupo de estudio (100 jóvenes estudiantes de Derecho de una reconocida universidad en Madrid), en la justificación del uso de cuestionarios, en la aclaración de por qué usa cierto tipo de preguntas. Estos apuntes así como el empleo de sus notas personales dejan entrever que un objetivo, implícito en la publicación de este libro, es ofrecer una herramienta para que las y los estudiantes se acerquen al trabajo cualitativo en el campo de la antropología y las ciencias sociales.

Además de la metodología, debe resaltarse que en el libro se trata a los pijos como parte de un gran entramado (que es España). Como parte de éste los jóvenes pijos responden al contexto de una sociedad que, a finales del siglo XX, estaba dispuesta a consumir moda y modelos de belleza, ávida de consumir estereotipos que permitieran una clara distinción, consecuencia del auge económico. Una sociedad en la que se creía posible el ascenso social y, por lo tanto, se pensaba que el consumo de ciertos bienes y servicios, podría ser un puente para mezclarse con quienes han disfrutado de ello desde la cuna.

Con este escenario en mente, la autora afirma que la mayoría de los estudios sobre los jóvenes en los espacios urbanos están basados en conceptos como subcultura. Frente a esto, opta por no encasillar a los pijos y, desde el comienzo, los muestra como personas “que no están contra el orden establecido” y que no son contestatarias “porque no están contra la cultura paterna, ni hegemónica” (p. 39). Por el contrario, al pertenecer a familias privilegiadas, los pijos no están inconformes con su estatus y tampoco buscan subvertir el orden social. Están estrechamente relacionados con valores tradicionales acerca de la familia y el sexo (entre ellos virginidad), como parte de sus creencias religiosas.

Dicho lo anterior pasaré a señalar en el contenido del libro aquellos aspectos que más llamaron mi atención, esperando también que mi lectura suscite otras lecturas de esta obra. La primera parte del libro se titula “En busca de una definición de pijo” y abre el libro intentando responder ¿qué es ser pijo? Basándose en un rastreo en diferentes diccionarios publicados entre 1970 y 2000, la autora concluyó que sólo en la última década del siglo XX los diccionarios comenzaron a recoger “la definición de pijo, relacionándola con personas jóvenes y de un alto nivel social” (p. 64).

Si bien la palabra se usaba en el lenguaje coloquial antes de los noventa, sólo en este periodo se hace más frecuente su uso en el sentido de designar a un sujeto (hombre o mujer), generalmente joven, de alto nivel social, católico, perteneciente a familias privilegiadas que suelen elegir la misma profesión por varias generaciones. Con estas coordenadas comenzó a dibujarse también un estereotipo que encasilla a los pijos como personas tradicionales, apolíticas, con un alto nivel de consumo de bienes como ropa, teléfonos móviles, automóviles, o de entretenimiento entre los cuales podemos incluir viajes, salidas nocturnas, intercambios académicos en el extranjero. Estos consumos se convierten entonces en signos que, al agruparse, constituyen una “representación estereotipada que despersonaliza a los miembros de un grupo” (p. 89).

Frente a las definiciones formales de la palabra pijo, la autora recogió la perspectiva de las mujeres y hombres jóvenes que ella entrevistó partiendo, precisamente, del estereotipo de lo pijo. Es decir, personas que por el conjunto de su apariencia podrían considerarse pijas. Al preguntarle a estos jóvenes “¿qué haces? ¿qué tienes? ¿de dónde vienes?”, la autora encontró que “la mayoría de jóvenes coincidió en que los pijos eran personas vanidosas y orgullosas de su situación familiar (pp. 98-99)”. Junto con estos puntos, los jóvenes definieron a los pijos atendiendo a la vestimenta, una alta valoración de los bienes materiales (considerando al consumo como una forma de bienestar) y, en último lugar, el dinero, la vanidad y la pertenencia a un círculo cerrado (p. 101).

Con estos dos contrastes la autora cierra la primera parte del libro y pasa a explorar la construcción de la identidad social de los pijos de Madrid. La segunda parte de la obra se titula “La construcción identitaria de los pijos” y recoge los capítulos III, IV y V del libro. En el tercer capítulo, “La territorialidad pija”, la autora invita a un paseo por la ciudad de Madrid para mostrar cómo la apropiación del espacio es una de las facetas de la construcción de la identidad de las personas. En el caso de los pijos, la autora señala que estos jóvenes se apropian de sitios concretos en los cuales trazan los límites de sus interacciones, permitiendo a la sociedad leer cuáles son los espacios adecuados a su modo de vida. Barrios como Salamanca, Chamberí o Chamartín constituyen los sitios privilegiados por las familias de los jóvenes entrevistados para fijar su residencia, pero hay otros espacios como la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, o los lugares que frecuentan en su tiempo de ocio “que sugieren que en Madrid hay territorios pijos” (p. 154).

El cuarto capítulo del libro se titula “La identidad ideológica y la identidad religiosa”. En mi criterio, este es uno de los apartes más interesantes de este trabajo, porque contrasta el estereotipo con las opiniones que los jóvenes tienen de ellos mismos, mostrando su visión sobre aspectos delicados en la sociedad española actual, tales como el franquismo, la transición a la democracia, la visión que tienen sobre el presente y la forma como se proyectan hacia el futuro. No es este el espacio para ello, pero los lectores interesados en el tema deberían detenerse en este capítulo. En particular son interesantes las indagaciones de la autora acerca de la manera de pensar de estos jóvenes, abriendo paso a preguntas que en la España contemporánea tienen la mayor relevancia en el debate no sólo académico sino también político, entre ellas, el modelo de Estado o la relación entre el pasado y el presente en la construcción de la democracia.

Además de estos puntos, las respuestas de las personas entrevistadas por Tinat muestran que los pijos son un sector de la sociedad madrileña altamente influida por valores católicos. Esto incide en el modelo de familias que, idealmente, conformarían estos jóvenes. Contrario a la tendencia general, ellos deseaban familias numerosas, conformadas a través del matrimonio católico, visión que incide también en el uso y la representación del cuerpo que tienen.

En el quinto capítulo del libro, “De la identidad narrativa a las figuras construidas”, se agrega la identidad narrativa a la aproximación que la autora hace respecto a los pijos de Madrid. Para ello, se basa en P. Ricoeur y propone que la identidad narrativa “es el intervalo entre la preservación del carácter (la sedimentación en el tiempo) y el mantenimiento de sí en la promesa (la innovación); estos dos polos representan los dos modos de articulación contraria de la identidad” (p. 202). Con ello la autora muestra aspectos que permanecen en la identidad de los jóvenes pijos y aquellos aspectos que constituyen innovaciones considerando la manera como ellos se narran.

En esta suerte de relación entre la permanencia y el cambio Tinat resalta: a) La identidad narrativa depende de un marco desde el cual se leen las interacciones, b) la construcción de figuras a través de las cuales se proyectan los valores y atributos (heredados o adquiridos) c) la identidad sexual en la interacción entre los jóvenes y, d) los objetos cotidianos, entendidos “como textos dentro de contextos” (p. 218). En este último punto se subraya la indumentaria, la cual cumple la función de expresar el proceso identitario que se busca. Con estos aspectos la autora subraya que “los jóvenes pijos usan estrategias para elaborar la imagen que ellos tienen de [ellos] mismos y someterla al otro”. Estas imágenes están construidas a partir del habitus que le permite al individuo clasificarse y clasificar al otro, produciendo prácticas que derivan en el estilo de vida.

Finalmente, la tercera parte del libro se titula “Los pijos en tres mundos encantados”. En ella se recogen los últimos tres capítulos del libro y expone los hallazgos de la investigadora en “el campo”. Éste está integrado por tres espacios en los cuales Tinat interactuó con los jóvenes pijos de Madrid, con el objetivo de conocer cómo construyen su identidad en la universidad, el tiempo de ocio y en las vacaciones de verano, estos tres espacios son analizados desde el concepto de encantamiento. A la luz de este concepto, la identidad social de los pijos se basa en la producción de interacciones desconectadas del espacio y del tiempo, así como de la negación del costo económico y del esfuerzo físico que implican dichas interacciones, lo cual se logra a través de dispositivos diseñados para ello.

En el capítulo VI, “La secuencia de la cafetería universitaria”, la investigadora se instala en la cafetería de la Facultad de Derecho de San Pablo-CEU. En esta fase de su trabajo la autora considera el concepto de “rito de paso” de Van Gennep (2008), quien propone que éstos tienen tres etapas: el rito de separación, el rito de margen y el rito de agregación. Etapas que indican temporal y espacialmente cambios de estado que Tinat asocia con los cambios que veía en las y los estudiantes de Derecho. Ellos llegaban a la cafetería antes, entre y después de las clases. Al ir a la cafetería se agregaban a un lugar que implicaba abandonar otro.

En estos pequeños ritos los jóvenes se agrupaban en burbujas en las que primaba la conexión con los miembros de su grupo, indiferentes al mundo exterior y centrados en un “aquí y ahora”. Esta experiencia fue contrastada con la inquietud de conocer qué hacen los jóvenes pijos en los ratos de ocio, lo cual expone en el séptimo capítulo del libro, “La teatralidad de la discoteca Pachá”.

Esta discoteca, que funcionó hasta 2013 con el nombre de Pachá, fue durante muchos años escenario de la fiesta nocturna que caracteriza a Madrid. Allí se reunía lo “más selecto y glamouroso” y en este escenario la autora identificó que las relaciones entre hombres y mujeres están basadas en una teatralización, una puesta en escena en la que el cuerpo “se produce” para ser visto. Este hecho, junto a otros consumos, principalmente de licor, muestra la relación entre el poder adquisitivo de los hombres y una demostración su masculinidad respecto a los demás.

Finalmente, en el octavo capítulo, “La magia de Marbella”, Tinat expone con mayor claridad que la construcción de la identidad de los pijos de Madrid se alimenta de un proceso de suspensión voluntaria de la incredulidad (Coleridge en Winkin, 2002: 170). Este proceso se denomina encantamiento y la autora se pregunta no sólo cómo se construye sino cómo se consume por los pijos y por el jet set que, finalmente, se constituye en un modelo que los pijos desean imitar.

Al preguntar qué hacen los pijos durante el periodo de descanso que tiene lugar en el verano, Tinat encontró que Marbella es uno de sus sitios predilectos para vacacionar. Allí los pijos consumen valoraciones utópicas y lúdicas: en ellas prima una proyección hacia adelante, la trascendencia y la superación. Esto es, hacen consumos relacionados con hacer realidad los sueños a través de bienes como casas en villas.

En este periodo, los pijos también dedican una importante parte de su tiempo a la diversión nocturna, en grandes fiestas privadas o en discotecas, en donde hacen una proyección de lo que desean ser, negando principalmente el costo económico de aquello. Alteran y prácticamente invierten la rutina del día para pasar a vivir de noche.

Al final de la tercera parte Tinat afirma que las personas necesitan ceremonias. Las relaciona con las tres fases que conoció de los pijos: las interacciones en la cafetería de la universidad, la vida nocturna y el periodo de vacaciones. En cada una de estas facetas la autora identificó que, además del encantamiento, que los espacios frecuentados por los pijos crean un relativo efecto de igualdad entre quienes los frecuentan. En palabras de la autora: “sin importar dónde estén los pijos, en la cafetería, Pachá o Marbella, lo que resaltó fue la impresión de que se abandonaban voluntariamente suspendidos en un mundo perfecto en el que querían creer, porque las instancias de producción les pedían que creyeran en él” (p. 323).

Después de señalar estos puntos valdría preguntar ¿qué es la identidad social? Basada en Lamizet y Silem (1997: 278) la autora propone que es “el conocimiento que tiene un individuo de su pertenencia a uno o varios grupos sociales y la significación emocional y evaluativa que resulta de ella”. La creación de este sentido de pertenencia al grupo se propicia por el contacto con otros grupos, provocando así el sentimiento de identificación. Esta es la noción subyacente en los tres capítulos del libro. Las exploraciones de la autora muestran que la identidad de los pijos se construye por un efecto según el cual es necesario que “los otros” les reconozcan como tales. Para ello se valen principalmente del consumo, pero no de cualquier consumo, para ser pijo es necesario usar bienes y servicios que implican un alto costo económico, aunque ellos no den valor a dicho costo.

Finalmente, debe resaltarse que en el proceso de construcción de la identidad social de los pijos hay un aspecto que puede ser opacado por la importancia dada al consumo. Este es el entramado en el cual se construyen las vidas de los jóvenes pijos. De hecho, en las entrevistas hechas por Tinat, es interesante el peso que los jóvenes daban a los vínculos familiares. Bajo estos vínculos los pijos se reconocen como parte de un hilo que los relaciona con el pasado y con base en el cual construirán su futuro, con un margen estrecho para el fracaso. Esto es así porque sus redes garantizan que tendrán un buen desarrollo profesional, podrán escoger una pareja también vinculada a su red de amigos y parientes y conformarán una familia.

Este punto me parece uno de los aportes más interesantes de este libro y sólo es señalado por la autora en un pequeño pie de página al comienzo del libro (p. 50). Es importante insistir en ello porque, desde hace varias décadas, las ciencias sociales y las humanidades se han volcado al estudio de lo que los historiadores han denominado “los de abajo” (Sharpe, en Burke, 1996) o quienes se encuentran en diferentes situaciones de vulnerabilidad. Si bien el estudio de los problemas sociales de los grupos populares es importante para trazar acciones que permitan cambios, recientemente, pocos estudios se han enfocado en conocer cómo los grupos privilegiados se relacionan y cómo tejen lazos entre ellos para mantener su lugar en la sociedad.

En mi opinión, este es el principal aporte de este libro que, si bien puede ser un apoyo para las clases de metodología de investigación, también es un referente en los estudios sobre jóvenes y espacios urbanos. Además de ello, es un trabajo que deja inquietudes respecto a la manera como los grupos privilegiados se piensan en la sociedad. Una actualización de la temática tratada por Tinat podría considerar cómo se construye la identidad en un contexto de crisis económica.

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