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Anales de antropología

On-line version ISSN 2448-6221Print version ISSN 0185-1225

An. antropol. vol.55 n.1 Ciudad de México Jan./Jun. 2021  Epub May 16, 2022

https://doi.org/10.22201/iia.24486221e.2020.0.72219 

Artículos

Migración, Retorno e Infancia. Retos y Necesidades para el Estudio de la Movilidad

Adolescentes mixtecos y zapotecos en Santa María, California, Estados Unidos

Mixtec and Zapotec adolescents in Santa Maria, California, United States

Magdalena Barros Nock1  * 

1Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Av. Benito Juarez #87, Tlalpan Centro, 14000, CDMX, México.


Resumen

El presente artículo tiene como objetivo mostrar algunas de las formas en que adolescentes, entre 13 y 18 años de edad, de origen mixteco y zapoteco, perciben y viven la discriminación en sus escuelas. Se discute la discriminación institucional, así como las micro agresiones que perciben y experimentan día a día. La información vertida es cualitativa y surgió de pláticas informales con chicos y chicas, maestras y maestros, y madres y padres de familia. Los jóvenes entre- vistados en este artículo dan a conocer sus opiniones sobre los cambios que podrían ayudar a mejorar las vidas de los adolecentes indígenas en su paso por las escuelas.

Palabras clave: discriminación; micro-agresiones; adolescentes indígenas; escuelas

Abstract

This article presents some of the ways Mixteco and Zapoteco teenagers, between 13 and 18 years of age, perceive and experience discrimination at their schools. I discuss institutional discrimination and microaggressions as perceived and endured day by day. The information is qualitative and emerged from informal talks with girls and boys, teachers, and mothers and fathers. It is my intention to let the voices of the adolescents be heard in this article, as well as their opinions concerning changes that would improve their lives at school.

Keywords: discrimination; micro-aggressions; indigenous adolescents; schools

Introducción

La escuela está allí, it is there, we have to make the best of it, ourselves

Plática con Anabela, Santa Maria, septiembre 2017

Uno de los principales objetivos de las familias migrantes, cuando llevan consigo a sus hijos o los mandan traer al país de destino, es proveerles de educación, con la esperanza de que cuando crezcan puedan tener una mejor vida, trabajos mejor pagados, con menos riesgos y demandas físicas que los que ellos tienen. Sin embargo, el camino por las escuelas no es fácil para los niños y niñas; está lleno de problemas y dificultades que tienen que superar con la ayuda de sus padres.

Las escuelas públicas supuestamente son iguales para todos los niños y niñas, pero hablando con ellos y sus madres y padres, fueron emergiendo ejemplos de una serie de obstáculos y retos que han ido encontrando en su camino; retos que incluso no les permitieron recibir su diploma al terminar sus cursos en la preparatoria (High School). Estos desafíos y dificultades son más evidentes para los jóvenes migrantes de origen indígena. Esto es lo que se ha a llamado discriminación institucional, y que se ve reflejada en diferentes formas de exclusión y trato diferenciado hacia estos niños y niñas, son formas de discriminación basadas en su origen étnico, así como por otros factores como son su género, orientación sexual, clase social, y otros. Estudios previos han comprobado la carencia de programas de capacitación docente en los Estados Unidos que reconozcan y enseñen a los educadores sobre las culturas, idiomas o tradiciones indígenas a los que pertenecen los estudiantes en sus clases (Pentón 2018). En este artículo me centro en las diferencias basadas en el origen étnico de los pequeños y su género. Por otro lado

…los sistemas educativos en Norteamérica son distintos a los que tenemos en Latinoamérica, los chicos y chicas a su llegada no comprenden las expectativas, los estilos discursivos y los modos de pensamiento y aprendizaje basados en la escuela en las instituciones educativas de los Estados Unidos haciéndolos sentir confundidos y alienados … (DeCapua y Marshall 2015 apud Pentón 2018: 12).

A lo largo de su vida en las escuelas, desde niños hasta jóvenes e incluso después de salir de la escuela, sufren micro-agresiones. Las cuales van percibiendo y experimentando desde pequeños. Agresión y discriminación se van presentando en la vida de los niños y niñas; algunos las viven con mayor intensidad que otros, pero para todos, poco a poco, van definiendo la forma en que viven la escuela, conviven con sus compañeros y maestros e incluso puede llegar a moldear su futuro.

Las escuelas tienen un sistema para los padres de familia, que los invita a estar presentes y apoyar a sus hijos por el camino de la educación. Sin embargo, las madres y los padres de familia que solo tuvieron educación primaria o secundaria en México y/o que no hablan inglés y/o español y solo hablan alguna lengua indígena, y que trabajan muchas veces de 10 a 12 horas al día, bajo un sol ardiente, encuentran difícil participar en las juntas de padres de familia y en otras actividades que se desprenden de éstas. Por tanto, en ocasiones, estos jóvenes se encuentran solos, luchando por su educación, sin padres que les puedan ayudar con sus tareas, a entender el sistema educativo americano y afrontar los retos que la escuela y algunos de sus compañeros les imponen.

En este artículo quiero presentar, a través de las voces de adolescentes indígenas, miembros de familias migrantes, algunos de los problemas que han enfrentado en su vida cotidiana en relación con la escuela y algunas sugerencias que ellos mismos han indicado para mejorar la vida de los jóvenes migrantes en las escuelas. En este artículo llamo adolescentes a los muchachos y muchachas que están en edad de asistir a la escuela nivel secundaria y preparatoria. En ocasiones les digo niños y niñas y en ocasiones jóvenes. Pero mi interés es narrar su experiencia durante su paso por la escuela hasta finalizar la preparatoria.

Para ellos, la escuela juega un papel muy importante; no solo es donde aprenden y se preparan ya sea para continuar estudiando en los colegios y las universidades o para buscar mejores trabajos, en la escuela hacen amigos y aprenden a moverse en su entorno, es donde empiezan a construir sus redes sociales.

Método de investigación

Los datos vertidos son cualitativos y fueron recogidos durante pequeñas estancias de trabajo de campo en la Costa Central de California entre 2011 y 2017. Durante estos años llevé a cabo pláticas informales y pláticas grupales con 7 adolescentes: 5 chicas y 2 chicos entre 13 y 18 años, entrevistas con cinco madres y dos padres de los chicos, y con una maestra y un maestro. La información esta complementada con entrevistas realizadas a jóvenes mayores sobre su paso por las escuelas1. En este artículo incluyo información que surgió de las pláticas que tuve con 9 adolescentes que participaron en un taller de fotografía y narrativa que duró 3 meses en 2011, en el que participaron 5 chicas y 4 jóvenes, mixtecos y zapotecos, también entre 13 y 18 años de edad (UNICEF/CIESAS 2011).2

Para trabajar con ellos tuve que adaptar mis herramientas de trabajo de campo. Por ejemplo, en vez de realizar entrevistas semiestructuradas como se realiza con adultos, con los adolescentes realicé pláticas informales. Aunque siempre tengo un guión ya hecho de lo que quiero preguntar, con las chicas y chicos, más que con personas adultas, era fácil que nos desviáramos de esta guía y que ellos me guiaran a mí. También llevé a cabo pláticas grupales de 2 a 4 personas. Esto permitió que aquéllas que eran un poco más calladas o tímidas, se sintieran estimuladas a platicar. Platicábamos solos o con sus padres, siempre con sus permisos verbales. De estas pláticas y discusiones salieron pequeñas narraciones o relatos de eventos, pequeñas historias. Como nos dice Bertaux: “Hay un relato de vida desde el momento en que el sujeto cuenta a otra persona un episodio cualquiera de su experiencia vivida. El verbo contar es aquí esencial: significa que la producción discursiva del sujeto ha adoptado una forma narrativa” (1997: 36). De esta manera pequeñas historias fueron emergiendo de las cortas vidas de estas personas.

Nos reuníamos en diferentes lugares, en ocasiones las invitaba a tomar refrescos a diferentes establecimientos populares entre los adolescentes y platicábamos. Cuando llegábamos a tener confianza me dejaban sacar mi iPad e ir tomando notas sobre lo que platicábamos. Los temas discutidos fueron diversos, sin embargo, el derecho a la educación y la forma en que son tratados dentro de las escuelas, fueron temas que emergieron durante las pláticas individuales, grupales y el taller. Por lo tanto, en este texto, me centro en estos temas, para resaltar las opiniones que las chicas y chicos tienen sobre la escuela en Estados Unidos y su paso por ellas.

El artículo está formado por tres secciones. En la primera parte hablo de la discriminación y las micro-agresiones que los adolescentes viven día a día en la escuela. En la segunda sección, expongo algunos cambios que las chicas y chicos proponen para mejorar la experiencia de los jóvenes adolescentes migrantes en las escuelas públicas de Estados Unidos. Por último, presento algunas reflexiones. Pero antes, quisiera presentarles el contexto en que viven estos adolescentes provenientes de pueblos originarios.

Contexto

Esta investigación se llevó a cabo en la ciudad de Santa Maria, la cual se localiza en el valle de Santa Maria ubicado en la Costa Central de California, Estados Unidos. En el año 2018, la población ascendía a 107 424 habitantes, con 72.8% de la población de origen mexicano (US Census Bureau 2018), principalmente de los estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y Oaxaca.

Aun y cuando hay familias mixtecas que comentan que varones vinieron a California con el programa Bracero, fue en los 70s y 80s, con el crecimiento de la producción de fresa, que se empezó a notar una mayor migración mixteca en el valle y su asentamiento. Partes de la ciudad de Santa Maria fueron habitadas por familias mixtecas, triquis y zapotecos, y sus hijos entraron a estudiar a las primarias, secundarias y preparatorias que le correspondían, según el lugar donde vivían. En la actualidad hay varias escuelas donde los niños y niñas de diversas edades, de origen indígena, componen la mayoría de los niños que asisten a la escuela en el área donde viven. Esto está produciendo retos importantes en las escuelas, uno de los más importantes, como veremos más adelante, es el uso de diferentes lenguas por parte de la población indígena. Así, de ser escuelas donde mayoritariamente se hablaba inglés y español, ahora los maestros y maestras trabajan con niños y niñas, quienes desde su contexto familiar hablan diversas lenguas indígenas. Así mismo, los niños y niñas tienen que aprender a comunicarse con niños y jóvenes de diversos medios culturales, lo cual es sin duda tanto un desafío como una gran experiencia social y cultural para todos, ya que no hay suficientes traductores que los puedan ayudar en las escuelas, el trabajo, los hospitales, etcétera.

Todos los adolescentes que participaron en este estudio son hijos e hijas de jornaleros agrícolas. La industria agrícola le da trabajo a la mayoría de sus padres por 8 o 9 meses al año, el resto del año tienen que vivir de sus ahorros, de otros trabajos y los que tienen documentos, que son los menos, del seguro de desempleo. El trabajo en el campo es un trabajo mal pagado, que se lleva a cabo bajo condiciones extenuantes, entre insecticidas y plaguicidas que afectan y deterioran la salud de los trabajadores y de sus familias. Sin embargo, hay casos de mixtecos que han logrado rentar o comprar tierra y convertirse en productores.3

Discriminación y micro-agresiones en las escuelas

Este artículo se basa en las experiencias narradas por chicos y chicas que sufren doble discriminación, es decir, pertenecen a familias migrantes y son de descendencia indígena y las chicas llegan a sufrir una triple discriminación por ser mujeres. Se identifican como parte de familias indígenas por alguna de las siguientes razones: algunos de ellos nacieron en México, y otros entrevistados nacieron en Estados Unidos; sus padres nacieron en algún estado o ciudad como Tijuana, Veracruz, o la Ciudad de México, pero la mayoría de sus abuelos nacieron en Oaxaca, formando así parte de un pueblo originario, en este caso, mixteco, triqui o zapoteco, por lo tanto sus ancestros son indígenas. En la mayoría de los casos sus padres hablan alguna lengua indígena, y algunos jóvenes hablan una lengua indígena, otros solo la entienden; tienen la piel y el cabello oscuro. Me centro en muestras de discriminación que emergen debido a la nacionalidad o el grupo étnico, es decir, situaciones que se dan debido al hecho que las chicas y chicos son migrantes o forman parte de una familia migrante y pertenecen a un pueblo originario.

Las muestras de discriminación que aquí presentaré son institucionales e individuales. Desde la campaña racista y xenofóbica del presidente Trump y su discurso en contra de los migrantes en general y de los mexicanos en particular, ha emergido lo que se llama un efecto Trump (Barros 2017a y 2017b). Trump le ha estado hablando a todo aquel temeroso de lo diferente, del “otro” y le ha dado “permiso” para expresar sus miedos y una manera de hacerlo es a través de actos racistas y discriminatorios, los cuales se han vuelto cada vez más violentos.

Las inequidades que los estudiantes viven en las escuelas es una muestra clara de discriminación institucional. Gordon y sus colegas proponen que es importante no solo seguir una política de “color blindness” (no ver el color de los niños) sino que es necesario tomar una actitud de conciencia racial (Gordon et al. 2000: 23) en las escuelas.

La discriminación institucional en las escuelas también da lugar a una discriminación que se manifiesta a nivel individual con acciones violentas y una forma de manifestarse es a través de las micro-agresiones. Parafraseando a Derald y sus colegas, se definen como breves y comunes expresiones verbales, de conducta o de acciones indignantes, ya sea intencionales o no, a través de las cuales se transfieren y comunican insultos y desaires raciales hacia personas de color o diferentes. En su estudio, Derald y colegas encontraron que muchas veces los que las realizan no se dan cuenta que están llevando a cabo una micro-agresión. Las micro agresiones son clasificadas de tres maneras por Derald y colegas: micro-asaltos, micro-insultos y micro-invalidaciones (2007: 271).

Gordon et al. (2000: 3) demuestran en el estudio que realizaron en las escuelas públicas norteamericanas, la persistente existencia de desigualdades sin importar si las escuelas estaban localizadas en pequeños pueblos o en ciudades, en el sur o en el norte, donde había una minoría de estudiantes de color o una mayoría. Lo que su investigación demuestra es que los estudiantes de piel de color, sufren una mayor acumulación de experiencias negativas que los empujan fuera del desarrollo académico, les impiden tomar cursos que los ayudarían a llegar a los colegios y universidades retrasando así o incluso impidiendo su desarrollo académico; son castigados con mayor frecuencia y en última instancia son expulsados de la escuela sin haber obtenido un diploma con mayor frecuencia que los estudiantes blancos.

Un tema que atravesaba todas las pláticas individuales y grupales que llevé a cabo durante los periodos de trabajo de campo que realicé, fue la discriminación que sentían los chicos y chicas hacia ellos, de diferentes maneras, con diversas intensidades y modos, día a día. Algunos la sentían con más fuerza que otros y para algunos era más evidente que para otros, pero todo el tiempo estaba allí. Samuel nos comenta:

Yo conozco la discriminación desde México, la primaria la hice en una primaria bilingüe y todos éramos mixtecos, pero luego me enviaron a una escuela mixta y todos me decían ‘indio pata rajada’, allí me di cuenta que era considerado diferente a otros. Cuando llegué a Estados Unidos, me metieron a la High School (preparatoria), no sabía inglés y las clases me costaron mucho trabajo. Mis compañeros me decían a mí y a mi hermana que éramos indios brutos y que debíamos estar recogiendo fresas y no estudiando. Lo peor es que eran otros mexicanos los que nos decían eso, los gabachos ni se metían con nosotros. (Entrevista Samuel 2, Santa Maria, 2011)

Es importante mencionar cómo el racismo existente hacia los indígenas en México cruza las fronteras y las generaciones. Al llegar a Estados Unidos, Samuel y su hermana sufren agresiones racistas por parte de sus compañeros de origen mexicano, quienes repiten, probablemente, lo que escuchan a sus mayores comentar en sus casas sobre la población indígena.

Los jóvenes entrevistados en 2017 comentaron que las expresiones de discriminación fueron creciendo con el discurso racista del presidente Trump. A continuación, quisiera presentar dos casos que sucedieron en mi visita de 2017 y que ejemplifican estas observaciones. El primero sucedió cuando visité una primaria, durante la tarde. Lo incluyo en este artículo porque es la historia de uno de los hermanos de una adolescente que entrevisté y para ella era importante que lo mencionara. Al acompañarla a recoger a su hermano, su maestra me dio permiso de entrar al salón donde los niños y niñas estaban haciendo sus tareas. Eran niños de primaria. La maestra me explicó que últimamente los niños y niñas se dividían más y los chicos de origen indígena se sentaban en unas mesas y los niños mexicanos mestizos y mexicano-americano, en otras. La maestra comentó que cuando Trump ganó la presidencia, los niños indígenas fueron agredidos con frases ofensivas como: “Ya no hagas la tarea, si ya te van a regresar a tu pueblo” “you don’t belong here”. Esto, de acuerdo a la maestra, trajo malestar entre los niños. Ésta es una muestra de micro-insultos e invalidaciones. Es triste ver cómo los pequeños absorben estos discursos de los mayores y que los repiten, tal vez sin saber realmente lo que están diciendo o lo que significa y el daño que hacen.

En el segundo caso vemos cómo las agresiones pasan de verbales a actos violentos. En una reunión organizada por el consulado de Oxnard junto con otras organizaciones locales en Santa Bárbara en 2017, estaba platicando con una señora sentada con sus dos hijas adolescentes. Le pregunté sobre cómo estaban sus hijas en la preparatoria (High School) después de que Trump había subido a la presidencia, y ella me dijo que bien. Las dos niñas se voltearon y le dijeron a su mamá que no estaban bien: “mom, the next day (de la elección) a group of white kids tried to hit us, they said: go home, you don’t belong here! … pero no nos dejamos!! 4 La mamá estaba sorprendida, dijo que sus hijas no le habían platicado de esta situación en la escuela. Éstas son expresiones discriminatorias violentas. Uno se pregunta, cómo es posible que los maestros no se hayan dado cuenta y llamado a los padres de familia de todos los adolescentes involucrados para tratar, entre todos, de frenar estos actos de agresión en la escuela, o tal vez, es más fácil pretender no ver.

Para la mayoría de los niños migrantes indígenas entrar a la escuela es un paso difícil. Algunos llegan de Oaxaca o de otros estados de la república mexicana sin hablar español ni inglés. Los chicos cuentan que en la escuela sienten que tanto los profesores como sus compañeros los hacen a un lado. El racismo en las escuelas parece estar presente desde los primeros años, sobre todo hacia los niños y niñas indígenas. Juan comenta:

Tu vida en la escuela se mueve de acuerdo al grupo étnico al que pertenezcas. A la hora de recreo, el patio se divide entre los mexicanos documentados (llamados los del norte) y los mexicanos indocumentados (llamados los del sur), los mixtecos, los triquis, los zapotecos y otros sin grupo específico (Plática con Juan, Santa Maria, 2000)

Esto significa que no pueden sentarse juntos, que los espacios están prohibidos para algunos; éstas son micro invalidaciones, quiere decir que no puedes moverte con libertad y seguridad en la escuela.

La lengua

El idioma es un punto importante en la vida de los jóvenes. Ya sea que llegaron a Estados Unidos solo hablando su lengua indígena y están aprendiendo el inglés y el español, o hablan el español y están aprendiendo inglés, es un periodo en que se están esforzando y luchando no solo por pertenecer, también por entender sus clases y aprender. Los chicos entrevistados comentaron que en los primeros años de su vida en las escuelas recibían constantes insultos por no hablar inglés y/o español y por lo tanto, les decían que no merecían estar en la escuela o no debían de tomar un curso determinado. Marisa comenta:

Yo llegué de 13 años, vine solo hablando triqui cuando llegué, no entendía ni inglés, ni español. Me pusieron en una clase especial, but me costó mucho trabajo. So me atrasé mucho en los estudios. Teachers did not care, incluso uno me dijo que yo venía a trabajar en el campo, que ése era mi futuro (Entrevista Marisa, Santa Maria, 2014).

Lo que Marisa nos platica son micro-insultos y micro-invalidaciones por parte de sus maestros. Aun y cuando logran aprender inglés con rapidez e integrarse a los cursos normales, sienten que son discriminados y que no tienen el mismo apoyo que tienen otros niños tanto euro-americanos como mestizos de origen mexicano. Los jóvenes comentan que por no hablar inglés y español los sacan de los mejores cursos, los cursos que tienen que tomar para poder ir a la universidad. Estas agresiones y formas de discriminación forman parte de la discriminación institucional cuyo objetivo es mantener excluidos a ciertos estudiantes debido a sus características étnicas, como hablar una lengua distinta. Raúl comenta:

En la escuela, yo quería tomar un curso que dan para prepararnos para entrar a la universidad de cómputo y la profesora me dijo que mejor tomara el curso de jardinería. I did not know, pos me fui a la jardinería (Entrevista Raúl, Santa Maria, 2011).

La discriminación institucional se ve reflejada cuando no tienen el mismo derecho a la educación como sus compañeros, falta de información, falta de acceso a ciertos cursos, falta de acceso a material y equipo, entre otros.

Uno de los mayores desafíos que tienen los inmigrantes indígenas es que experimentan marginación y discriminación por parte de las comunidades de habla hispana e inglesa en Estados Unidos, lo cual dificulta aun más el proceso de integración en el país de destino (De Felice 2012). La comunidad conformada por mexicanos, en este caso, con frecuencia se burla de los chicos indígenas por hablar su lengua indígena entre ellos, por hablar español con acento, por sus rasgos indígenas, marginándolos y haciéndolos sentir excluidos. La comunidad de habla inglesa no se burla de ellos por ser indígenas, ya que no los distingue como tales, los junta con el resto de los inmigrantes latinos, los agrede e insulta por no hablar inglés (Barrillas-Chón 2010) y por tener la piel oscura. De cualquier manera, son discriminados y excluidos.

Falta de información

Los jóvenes desconocen muchas veces no solo el idioma, sino también cómo funciona el sistema escolar, qué es lo importante y qué tienen que hacer para graduarse y poder calificar para entrar a la universidad. Según los chicos y chicas entrevistados, esta falta de información no es general, se deja fuera y es dirigida especialmente a los jóvenes indígenas, ya que se considera que el futuro de estos niños y niñas está marcado por los campos agrícolas, los bajos salarios, las condiciones de trabajo deplorables que sus padres tienen que experimentar. Sergio comenta:

Cuando entré a la High School no sabía mucho inglés, los cursos me costaron trabajo y reprobé algunas materias. Me metieron al curso de verano y continué al siguiente grado y así pasó cada año. So, llegó el día de la graduación, you know, y toda mi familia asistió, pero no nombraron mi nombre cuando entregaron los diplomas. Oh my God! Después me explicaron que no tenía suficientes puntos para obtener el diploma. So, yo hubiera querido que me explicaran esto antes. I was very sad and so my mom (Entrevista Sergio, Santa Maria, octubre 2014).

Cuando platiqué con Sergio, estaba tomando un curso para adultos mayores con el objetivo de hacer su examen y sacar su GED (General Education Diploma), y poder eventualmente meter sus papeles para el DACA (cf. Barros 2017b), el cual exige tener el GED que es el equivalente al diploma de High School. Durante mi investigación sobre el DACA descubrí que éste fue el caso de muchos jóvenes que cursaron la High School pero no obtuvieron su diploma y no entendieron su situación hasta que llegó el día de su graduación. Un momento muy difícil y triste para ellos y sus familias.

Distribución del equipo dentro de la escuela

Una queja común entre los chicos y chicas de origen indígena era que el mejor equipo, ya sea uniformes deportivos, libros, equipo de laboratorio, bancas, mesas, se las daban primero a los güeros, luego a los mexicanos mestizos y por último, a ellos. Esto no solo sucede en Estados Unidos sucede también en las escuelas en México. Pedro comenta:

… yo estoy en el equipo de football americano y ya por dos años me han dado el uniforme más viejo, roto, desgarrado. Mi mamá dice que así es como tiene que ser, que me aguante, pero yo sé que es porque soy mixteco. Mis compañeros me lo dicen: “¡tú! ¡pata rajada! ¿qué haces aquí?” (Plática con Pedro, Santa Maria, 2012).

Es importante mencionar que algunos jóvenes tenían muy buena opinión de algunos maestros. Como en todos lados hay algunos maestros que son muy dedicados a sus alumnos y otros que no lo son. Unos muestran actitudes prejuiciosas y otros ayudan a sus alumnos a salir adelante. Sin embargo, es importante mencionar las experiencias de vida que han tenido los jóvenes que participaron en este trabajo.

Madres y padres de familia

En Estados Unidos, la participación de los padres en las escuelas es muy importante, sin embargo, los padres migrantes de origen indígena que no hablan inglés o lo hablan y entienden poco, y que trabajan jornadas extenuantes, prefieren o no pueden asistir a las reuniones de padres de familia. Hay padres de familia que asisten a las reuniones de padres de familia y sus hijos e hijas los asisten como sus traductores. Luisa comenta:

… yo acompaño a mi mamá porque ella no habla inglés y le traduzco. So cuando quiero hablar los maestros no me dejan hablar, you know no creen que estoy traduciendo lo que mi mamá quiere decir (Entrevista Luisa, Santa Maria, febrero 2015)

Las niñas piensan que ésta es una manera más de callarlas porque son migrantes, mujeres indígenas. La High School local tiene una traductora en mixteco, sin embargo, son varios grupos indígenas y varias lenguas indígenas, y no es suficiente para ayudar a todas las familias. Dejar que los jóvenes actúen como traductores podría ser una alternativa.

La mujer adolescente indígena

Las adolescentes indígenas enfrentan una triple discriminación, por un lado, pertenecen a familias de migrantes, de origen indígena y son mujeres. Aunado a esto en sus casas no reciben, en muchos casos, el apoyo que reciben los varones. Los crecientes embarazos de niñas adolescentes también han hecho que se estigmatice a las chicas adolescentes y se les perciba como una pérdida de tiempo y recursos para las escuelas. Ana comenta:

Ya por ser niña todos creen que me voy a embarazar you know y que no voy a terminar la escuela and no! We are all not like that. Ya porque creen que me voy a embarazar entonces no me apoyan para tomar las clases que quiero, al fin me voy a embarazar … dicen … (Entrevista Ana, Santa Maria 2014).

Uno de los problemas más graves a los que se están enfrentando las preparatorias es la deserción escolar de los estudiantes, y entre las principales razones están las siguientes: necesidad de trabajar para ayudar a sus familias y los embarazos; las familias con hijos indocumentados ven muy difícil poder financiar los estudios de sus hijos en la universidad. Incluso aquellos que tienen la ciudadanía no tienen la información necesaria sobre las becas y financiamientos existentes y las oportunidades que se ofrecen. Gena nos dice:

Yo quisiera estudiar, pero no hay apoyos para nosotros y la universidad es muy cara. Es elitista. A nosotros solo nos quieren para trabajar en el campo (Gena, Taller febrero-marzo 2011).

El creciente número de adolescentes que dejan la escuela ya sea porque tienen que ayudar a sus familias cuidando a los hermanos pequeños, o trabajando o porque ya no ven el sentido en seguir estudiando si no ven un posible camino hacia la universidad, incrementa esta percepción que se tiene de que los jóvenes indígenas de familias migrantes solo deberían estar en los campos agrícolas. Esto es un problema que requiere solución y alternativas.

Los adolescentes sugieren: información

Las chicas y chicos comentan que la escuela no les da suficiente información. Por no ser del país, por no haber entrado a la primaria desde pequeños, los maestros y los administradores no les dan a ellos y a sus padres toda la información necesaria de cómo funciona el sistema educativo americano y qué es lo que tienen que hacer, no solo para terminar la High School, sino también para graduarse y poder entrar al Colegio estatal y llegar a las universidades. Alejandra narra:

Cuando yo entré a la escuela, entré al primer año de la High School, nadie me explicó nada, los otros niños me dijeron que solo tenía que pasar, que ni estudiara. Yo les creí. Luego me di cuenta que no, que hay mucho que hacer para graduarte y para entrar a la universidad, no solo es cosa de pasar materias, pero eso no nos lo dicen a los indígenas. Hay que tener buenas calificaciones, participar en actividades de la escuela. Por eso unas amigas y yo formamos un grupo que se llama Las Comadres e hicimos un power point y cada vez que entra una nueva generación de alumnos, vamos a todas las clases y les explicamos cómo funciona todo, qué tienen que hacer para llegar a la universidad. Por ejemplo, no explican la importancia que tiene el hacer trabajo voluntario, participar en los diferentes grupos, no sabemos nada de esto… Nosotras les damos la información que la escuela debería de darnos (Plática con Alejandra, Santa Maria, 2014).

Estas niñas adolescentes de origen indígena han decidido cambiar su situación, hacer algo por ellas mismas y ayudar a sus compañeros que van entrando a la High School. Iniciativas como éstas muestran la gran fuerza, originalidad, tenacidad y amor por los demás que demuestran estos jóvenes. Frente a las adversidades se levantan unidas. Otras sugerencias son las siguientes:

  • Proporcionar más información sobre cómo funciona la escuela y qué hay que hacer para poder obtener tu diploma y entrar al colegio y la universidad a los alumnos y sus padres.

  • Llevar a cabo pasos importantes en contra de la discriminación, por ejemplo, no discriminar en la selección de cursos dependiendo del origen étnico de los alumnos y su género.

  • Incluir a las chicas y chicos indígenas migrantes y a los indocumentados en todas las actividades de la escuela y en todos los cursos y talleres.

  • No hacer diferencias y desigualdades dentro de la escuela que posteriormente se verán reflejadas en la sociedad.

  • Dejar de tratar a los latinos y en especial a los indígenas como inferiores, como si su única habilidad fuera trabajar en el campo.

  • Contratar a más traductores de las diferentes lenguas indígenas para que los padres puedan participar y enterarse de lo que está pasando con sus hijos y saber cómo los pueden ayudar.

  • Apoyarse en los alumnos que hablan las lenguas indígenas para los trabajos de traducción en las juntas de padres de familia.

  • Incorporar en las clases mayor discusión sobre derechos humanos, racismo, tolerancia, ayuda hacia los demás, de manera que los adolescentes puedan contrarrestar el odio que se está generando en la sociedad en su contra y puedan tener otra visión sobre como convivir con los “otros”, diferentes a ellos.

Comentarios finales

Más de 10 millones de niños en Estados Unidos son hijos de familias latinas migrantes, 55% de ellos están en familias de estatus legal mixto donde sus padres son indocumentados y, alrededor de 10% de estos niños son indocumentados. Se estima que alrededor de 9 millones de personas viven en familias de estatus legal mixto (Taylor et al. 2011; Barros 2019). Según PEW Center para el año 2016 hay aproximadamente 5.5 millones de hombres, 4.5 millones de mujeres y 675 000 niños indocumentados en Estados Unidos (Pew 2018). No tenemos datos exactos sobre el número de niños de origen indígena que asiste a las escuelas de Estados Unidos, ya que se les considera como mexicanos, por lo tanto, forman parte de estos cálculos.

En las escuelas, los maestros y los estudiantes, enfrentan un incremento en las muestras de discriminación hacia las minorías étnicas. Desde el censo nacional de 2009 se encontró que los latinos han suplantado a los afroamericanos como el grupo étnico que enfrenta mayor discriminación en Estados Unidos (Pew 2010). Esto tiene efectos importantes en la población y sobre todo en la población joven.

Tanto en Estados Unidos como en México, una educación desigual es una forma de discriminación racial. El estudio de Gordon et al., demuestran que las escuelas públicas en Estados Unidos ofrecen a los estudiantes una educación desigual, lo cual consideran una forma de discriminación racial que obstaculiza el futuro de millones de jóvenes de color (2000: 25).

La discriminación institucional se puede ver cuando las escuelas ignoran las necesidades de aquellos a los cuales sirven, ya sea por perjuicio, o por falta de recursos en los sistemas que sirven a las poblaciones latinas segregadas (Ayon 2015).

Las chicas y chicos adolescentes son afectados por la discriminación institucional. Los padres son mal pagados y no tienen la oportunidad que otros tienen para apoyar a sus hijos en la escuela y garantizar un desarrollo sano. Esto tiene severas implicaciones, por ejemplo, existen niños que van sin libros a las escuelas o que empezaron kindergarten sin haber ido al preescolar, o la secundaria sin haber ido a la primaria en Estados Unidos; empiezan con un déficit, con una brecha educativa que solo se amplía año con año a lo largo de la secundaria y preparatoria (Ayon 2015: 9). En un estudio que se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York encontraron una relación entre el estatus de indocumentado, los trabajos de poca calidad, y el poco desarrollo cognitivo de los niños así como la baja existencia de recursos fuera de la casa para apoyar el aprendizaje de los niños (Yoshikawa 2011).

Las micro-agresiones diarias por parte de los compañeros y de los maestros, pueden producir no solo un malestar y descontento entre los chicos sino también llegar a producir efectos en su salud (Ayon 2015: 2 ). En estas breves páginas hemos visto que las escuelas llevan a cabo acciones que discriminan a los miembros pequeños de grupos minoritarios en sus acciones cotidianas y ejemplos de micro agresiones entre los mismos chicos, de diversas edades, incluso entre los pequeños de primaria. Yo quisiera aquí mencionar a Menéndez, quien nos habla de la discriminación y sus prácticas entre grupos subalternos, él nos dice:

… reducir el racismo a una sola sociedad, al papel del Estado y/o a las clases dominantes limita la comprensión de esta problemática, ya que si bien el racismo puede ser impulsado intencional o funcionalmente por determinados Estados y grupos dominantes, debe asumirse que dicho proceso conduce a que al menos una parte de los grupos subalternos asuma el racismo como parte de su propia identidad positiva o negativa y frecuentemente a nivel no consiente, o si se prefiere de inconsciente cultural. Debemos reconocer que los racismos se desarrollan históricamente y que en el proceso histórico se van constituyendo las representaciones y prácticas del conjunto de los sectores sociales y no solo de los sectores dominantes. De tal manera que puedan gestarse representaciones y prácticas racistas tanto en los grupos hegemónicos como subalternos. (Menéndez 2002: 193 ).

Lo que hemos visto en este artículo, son algunas muestras de cómo los jóvenes adolescentes, muchos de ellos miembros de estas clases subalternas, otros de las clases dominantes, ya desde muy pequeños empiezan a reproducir los micro-asaltos, micro-insultos, micro-invalidaciones que oyen y ven a los mayores decir y hacer, probablemente sin saber lo que significan y el efecto que éstas están causando en el “otro” niño. Esto no es nuevo, los niños siempre han imitado a sus mayores, ya sea ayudando al vecino o insultándolo; lo importante en estos momentos es darnos cuenta que cuando decimos que la discriminación, los actos racistas y xenofóbicos están aumentando hacia los grupos minoritarios, también están aumentando en la vida de los pequeños.

Referencias

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1Todos los nombres son anónimos para salvaguardar la privacidad de los participantes en este estudio.

2Para el taller obtuve permiso de todos los padres de familia para que sus hijos participaran. A los chicos que conocí posteriormente, los entrevisté en sus casas en presencia de sus madres y con su permiso llevamos a cabo una plática grupal en un café local.

3Se necesita mayor investigación sobre este tema. Sin embargo, pude conocer a dos papás dueños de tierras en el valle, productores de fresas y moras, quienes me comentaron que había otros mixtecos como ellos, que a base de trabajo familiar y esfuerzo han podido comprar tierra.

4Plática con Ana y Luisa, Santa Bárbara, noviembre 2017.

Recibido: 04 de Febrero de 2020; Aprobado: 23 de Abril de 2020; Publicado: 01 de Junio de 2020

*Correo electrónico: mbarros55@hotmail.com

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