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Anales de antropología

versão On-line ISSN 2448-6221versão impressa ISSN 0185-1225

An. antropol. vol.54 no.2 Ciudad de México Jul./Dez. 2020  Epub 29-Nov-2021

https://doi.org/10.22201/iia.24486221e.2020.2.72317 

Reseñas

Modificaciones cefálicas culturales en Mesoamérica. Una perspectiva continental. Vera Tiesler y Carlos Serrano Sánchez (eds.)

Margarita Meza Manzanilla1 

1Instituto de Antropología, Universidad Veracruzana mmeza@uv.mx

Modificaciones cefálicas culturales en Mesoamérica. Una perspectiva continental. Tiesler, Vera; Serrano Sánchez, Carlos. (eds.), México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2018. 828p.


La obra se erige como un homenaje al Mtro. Arturo Romano Pacheco, antropólogo físico, cuyo aporte en general a la disciplina ha sido relevante, en particular para el conocimiento de las modificaciones cefálicas intencionales, pues sus investigaciones son conocidas a nivel nacional e internacional.

El Mtro. Romano Pacheco desarrolló metodologías y técnicas que dieron como resultado un sinnúmero de publicaciones, las cuales han transcendido a través de toda una escuela que se puede ver reflejada en los 32 capítulos que se presentan en los dos tomos de esta obra. En éstos se reúne una gran diversidad de especialistas nacionales e internacionales de la Antropología Física, Arqueología, Lingüística, Etnohistoria, Historia del arte, Epigrafía y Medicina, que dan respuesta a los cuestionamientos que muchos de nosotros hemos realizado en algún momento sobre: ¿quiénes se realizaron modificaciones en la cabeza? ¿por qué se las realizaron? ¿cómo y con qué las realizaron?

Los trabajos no solo se centran en el área de Mesoamérica, también se analizan las poblaciones antiguas que habitaron en lo que actualmente corresponde a la parte sur de Estados Unidos de América y el norte de México. Para el centro y sur del continente, resaltan los trabajos sobre Honduras, Belice y Perú, la mayor parte de las investigaciones toman en cuenta las variables del tiempo y espacio.

Cada uno de los tomos se divide en 4 secciones que agrupan de 3 a 6 artículos de acuerdo con la temática. En el primer tomo, encontraremos los antecedentes sobre las modificaciones cefálicas en poblaciones antiguas, aproximaciones a las técnicas, la ideología y representaciones de las cabezas modeladas en Mesoamérica, las modificaciones cefálicas en el altiplano. En el segundo tomo, los temas que se desarrollan están relacionados con las modificaciones cefálicas en el área del Golfo, en el área maya, en el norte y occidente, y la última sección aborda la gran región del continente americano, titulándola “Miradas de norte a sur”.

La primera sección se inicia con este viaje que nos lleva hasta el siglo XIX, en donde presentan los primeros casos encontrados por los viajeros y naturalistas europeos, que observaron las diferencias en los cráneos al conformar las primeras colecciones en los museos. También se expone cómo se fueron construyendo las primeras escuelas de la Antropología Física, y nos lleva de la mano hasta el inicio de la disciplina en México. Se resalta la participación de Eusebio Dávalos, Juan Comas y Arturo Romano, quienes en sus inicios centran la mirada en la investigación sobre las modificaciones cefálicas. Romano sobresale en los años 50 del siglo pasado, cuando toma como referente lo propuesto por Imbelloni en 1938, generando una amplia base de datos que dio como resultado la propuesta metodológica del cuadrilátero de Klaatsch para medir y analizar los cráneos.

En la segunda sección, se realiza un análisis sobre las aproximaciones técnicas y la incorporación de nuevas tecnologías como son, la morfometría geométrica, los diferentes programas estadísticos y la reconstrucción facial con técnicas escultóricas (en específico el programa Cara del Mexicano) y cómo han aportado información para acercarnos a la apariencia física de las personas que vivieron en tiempos antiguos; ejemplo de ello es el trabajo realizado por Escorcia y Serrano Sánchez para el Altiplano mexicano.

La tercera sección está dirigida a la ideología y representación de cabezas modeladas en Mesoamérica. Se plantea a la cabeza como el centro anímico y sus deformaciones como medidas de armonización y reflejo de la persona con el orden cardinal del cosmos. Las energías circundantes se asocian con el cuidado que las mujeres debieron haber dado a los infantes, probablemente con la idea de proteger la cabeza y no perder las fuerzas anímicas.

Posteriormente, se presentan las investigaciones que se agrupan de acuerdo a cada una de las regiones geográficas. Si bien el libro se inicia con la parte del Altiplano, en la presente reseña se analizarán las investigaciones que se han realizado de norte a sur.

En la sección titulada el norte y el occidente, sobresale el trabajo de Gregory Pereira para el área de Michoacán; y más allá de la frontera de Mesoamérica el de Hernández Espinoza; ambos investigadores coinciden en que las modificaciones de la cabeza se realizaron en 90% de los grupos que ocuparon la región durante el periodo antiguo. De forma general, desde el periodo Preclásico se observaron las modificaciones tabulares erectas, con un cambio en el Clásico, presentándose más casos oblicuos. Hernández Espinoza menciona que para el sitio de Tamtoc, las mujeres de alto rango sepultadas en el barrio residencial presentaron la forma tabular oblicua y el tabular erecto bilobular, diferente de la población general. Dentro del área occidental, también resalta el trabajo de Jácome y colaboradores, quienes presentan imágenes y el contexto de un artefacto de cerámica que se utilizó para la deformación oblicua, el cual fue localizado in situ en un entierro de infante correspondiente a 18 meses de edad, en el valle de Colima.

En cuanto al Altiplano, se inicia con un trabajo de obligada lectura, el del Mtro. Romano Pacheco, quien hace la revisión de la deformación cefálica intencional de los casos precerámicos y el Preclásico; es interesante ver desde cuándo y dónde fueron los primeros reportes. Dentro de esta misma área también sobresalen los trabajos de Manzanilla et al. y Serrano et al. sobre Teotihuacán, quienes coinciden que tanto en Teopancazco como en la Ventilla se han identificado las formas erectas, bilobuladas y oblicuas, estas últimas posiblemente relacionadas con las personas de mayor estatus. Sería muy interesante que en algún momento conjuntaran la información para tener una visión general de los antiguos pobladores de esta Ciudad de los Dioses.

En la región del Golfo, son interesantes las investigaciones que se han realizado en el sitio arqueológico de El Zapotal, localizado en la Mixtequilla de Veracruz. Para este lugar se reporta una modificación cefálica diferente a las observadas en las diferentes regiones. En 1975 Romano la nombra “modificación cefálica del Zapotal”, posteriormente Tiesler et al. la denominan “modelado cefálico superior”, la cual se ha visto que no es única de este sitio, sino que también se presenta en otras partes del centro de Veracruz. Para este mismo apartado, Montiel aporta un gran número de datos para el área de la Huasteca mediante el análisis exhaustivo de acuerdo al tiempo y espacio.

Al llegar al área maya, nos encontramos con toda la producción que se ha realizado por muchas décadas, encabezada por Tiesler, quien ha investigado desde diferentes disciplinas, con diferentes abordajes de acuerdo a los grupos étnicos y tomando en cuenta lo social, lo económico, lo político y la religión, siempre en relación con el contexto arqueológico y las variables de tiempo y espacio.

Las contribuciones para el área maya, no solo abarcan a México, también se presentan de Honduras y Belice; es interesante cómo cada uno de los investigadores aporta conocimiento novedoso sustentado con el análisis morfológico, métrico, químico, del contexto arqueológico, y con métodos estadísticos.

En la parte final del segundo tomo, se presenta un apartado titulado “Miradas de norte a sur”, donde investigadores de gran renombre como Ubelaker, realizan un análisis de lo que se ha reportado para los grupos precolombinos de Norteamérica, desde los más antiguos fechado para el 670 aC, hasta los más tardíos correspondientes a los años 1800 a 1900, coincidiendo en que la deformación intencional de la cabeza fue una práctica generalizada en las poblaciones antiguas. En esta última sección también sobresale el trabajo de Yépez, quien hace un análisis minucioso para el área central andina, desde la teoría hermenéutica, tratando el cuerpo como superficie para expresarse y crear un lenguaje somático.

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