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Anales de antropología

versão On-line ISSN 2448-6221versão impressa ISSN 0185-1225

An. antropol. vol.54 no.2 Ciudad de México Jul./Dez. 2020  Epub 29-Nov-2021

https://doi.org/10.22201/iia.24486221e.2020.2.70450 

Artículos

Chinkultic. Circulación interna en un sitio arqueológico de los Altos Orientales de Chiapas

Chinkultic. Circulation within an archaeological site on the Eastern Highlands of Chiapas, Mexico

Carlos Navarrete Cáceres1  * 

1Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas. Cto. Exterior, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510, CDMX, México.


Resumen

Un tema de la arqueología del paisaje es el de quiénes transitaban al interior de los grandes centros de concurrencia masiva, principalmente en época de ceremonias cívicas y religiosas. El presente ensayo propone un recorrido por los diferentes espacios y conjuntos arquitectónicos de Chinkultic, por medio de su relación con la distribución y representaciones de las estelas y con la posible función de los edificios, así como la orientación simbólica que se establece entre un conjunto escénico, una pirámide en la cumbre de un cerro y un cenote con agua permanente.

Palabras clave: Arqueología maya; arquitectura; circulación; religión; simbolismo

Abstract

One of the topics landscape archaeology deals with the circulation of people when transiting through large centers, mainly during massive civic and religious ceremonies. This essay proposes a circuit through the different spaces and architectural settings that conform Chinkultic, by relating the representations on stelae and their distribution, the possible function of buildings and the symbolic orientation established between a scenic ensemble, a pyramid at the top of a hill and a water-filled cenote.

Keywords: Maya archaeology; architecture; circulation; religion; symbolism

La región de los lagos de Montebello perteneció a la antigua hacienda de Tepancuapan, cuyo nombre se hacía extensivo a gran cantidad de tierras que luego se dividieron en fincas, a su vez reagrupadas en colonias agrarias a partir del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas.

La altura promedio es de 1 600 snm y su topografía está compuesta de amplias planadas y cerros bajos cubiertos de coníferas. Es de clima templado y tiene una estación de lluvias de junio a noviembre y fuertes heladas que penetran del Golfo de México -los “nortes”- desde principios de año. Estas tierras han sido incansables productoras de maíz.1

La presencia de monumentos preclásicos esculpidos encontrados en Chinkultic conduce al problema de los asentamientos más antiguos en las Tierras Altas y desde cuándo es dable hablar en términos de “cultura maya” y fijar los rasgos materiales que la caracterizan. Quizá aquí figuraría la cerámica rojo pulida del Preclásico superior, cuya uniformidad de formas y textura se extendió en todo aquel vasto territorio.

Aunque en Chinkultic se ha perdido todo rastro arquitectónico de este momento, a la lista de monumentos esculpidos preclásicos registrados en las tierras altas habrá que sumar los cinco encontrados en el sitio. Cuatro de ellos aparecieron del lado izquierdo del río Yubnaranjo, lo que supone la realización de actividades ceremoniales tempranas en el lugar (Navarrete 1984: 55-56), y la cerámica parece corroborarlo de acuerdo con los datos aportados por Agrinier (1969: 23): “Un pozo de prueba cavado en la cima de la Estructura 4, reveló una ocupación temprana cuyo relleno contenía numerosos tepalcates del Preclásico tardío”. La temporalidad para este periodo abarca de 50 aC a 300 dC según Ball (1980: 87), fecha corroborada por el hallazgo en la esquina que da a la laguna de Balamtetic de un tiradero de cerámica de la misma época, excavado en la temporada 2008. La cercanía con ambos espacios seguramente motivó que comenzaran aquí las primeras construcciones y el acondicionamiento del sitio por medio de terrazas (Hernández 2008a).

El desarrollo de Chinkultic durante el Clásico (700-900 dC) y el Epiclásico (900-1200 dC), está enmarcado en un panorama que abarca otros sitios territorialmente cercanos que igualmente cobraron relevancia en los Altos Orientales de Chiapas y áreas circundantes. Empero, son notorias las diferencias de ubicación paisajística: si Tenam Puente se reclina y asciende sobre terrazas, si Tenam Rosario corre sobre un cerro escalonado gradualmente y Lagartero riega sus grupos entre islotes y márgenes lacustres, Chinkultic se dispone en una sucesión de espacios destinados a convocar multitudes; los cuatro recibieron afluencia de peregrinos y en todos hubo inter cambio comercial, en todos reverenciaron a la naturaleza, pero los pasos de tránsito interior variaron. Al margen de las diferencias, la destreza de los arquitectos se aprecia en cómo dispusieron la circulación entre edificios y plazas en tiempos normales y en el de peregrinaciones.

Por medio de nivelaciones artificiales, rellenos y recubrimientos, el desplazamiento de las construcciones combina espacios abiertos bajos con elevados, concebidos como escenarios reverenciales directamente en el sitio o a distancia (figura 1), en evidente aprovechamiento de un medio natural de relieve “compactado”, por llamarle de alguna manera al enfilamiento de cerros que corren frente a los primeros lagos, a una playa que facilita embarcarse al sistema lacustre a través de canales naturales (figura 2), a un río permanente y a un cenote elevado entre dos lagunas (figura 3); éstas son condicionantes suficientes para materializar ideas concebidas durante años de observar entornos en busca de respuestas físicas a una concepción religiosa, donde escenificar pasajes mitológicos y ubicar la morada de las potencias rectoras.

Figura 1 Plano de Chinkultic. a) Acrópolis y Cenote Azul; b) Complejo escénico; c) Plaza del juego de pelota. Plano Eduardo Martínez (NWAF) (actualizado por C. Navarrete). 

Figura 2 Frente a Chinkultic comienza la cadena lacustre de Montebello (Fotografías por C. Navarrete). 

Figura 3 La Acrópolis -Grupo A-. Al fondo “La Bolsa”, antigua área habitacional y de cultivo (Fotografía por C. Navarrete, 1966). 

Conviene aclarar que el Chinkultic de este trabajo se circunscribe a la sección eminentemente ceremonial. Los conjuntos habitacionales y de servicios estaban situados en dos terrenos inmediatos: en los lomeríos bajos que siguen las márgenes de la hoy extinta laguna de Tepancuapan y el Río Grande que viene de Comitán -quizá el asentamiento más nutrido-, y la llamada “bolsa”, especie de península rodeada por el canal que une la laguna de Chubnajab con los primeros lagos.

La descripción del sitio y del funcionamiento de los distintos grupos se hará a través del recorrido hipotético de un peregrino, equivalente a lo que en los actuales santuarios mesoamericanos se conoce como “pasos de visita”. A propósito, hay que señalar que, si la ubicación de aquellos ocurre generalmente en lugares de vista preeminente, es probable que en Chinkultic el acceso directo fuera por el camino que en épocas colonial y republicana comunicaba Comitán con la cadena de haciendas: Campumá-Tepancuapan-El Rincón y San José, éstos últimos en plena región lacustre, ruta con asentamientos prehispánicos continuos. Desde la moderna carretera, que en grandes trechos sigue el trazo del camino antiguo, la vista de los conjuntos elevados de Chinkultic tuvo que haber impresionado al caminante. Un escenario referencial a la distancia (figura 4).

Figura 4 La gran Plataforma o Estructura 23, vista desde el punto de acceso al sitio arqueológico (Fotografía por NWAF, 1959). 

Para acceder a cualquier convocatoria civil o religiosa que ahí ocurriera, se tenía que atravesar un terreno plano y algunas ondulaciones bajas, en donde las manchas blancas que ahora aparecen al arar la tierra señalan antiguos fondos habitacionales, con estaciones intermedias -estructuras de mejor calidad constructiva y de mediana altura-, quizá puestos de control o de ceremonias previas antes de ingresar al recinto mayor. Pensamos en los altares y capillas de nuestro tiempo, de las llamadas “de camino” o “de llegada”, equivalentes a los “humilladeros” de la Colonia. En 1969 sobrevivían restos de edificios de poca altura rodeados de fondos habitacionales, ahora desaparecidos.

Grupo C. Conjunto del juego de pelota

Al Grupo C o plaza del juego de pelota, se ascendía por una escalinata ancha actualmente destruida, situada en el extremo sur del sitio. La plaza es espaciosa, de 93 por 63 m con una pirámide central. La fachada de la cancha del juego de pelota cierra el frente suroeste; aquí se combinan tribunas molduradas, escalinatas con alfardas, tramos de descanso y gradas altas con doble función de escalón y asiento (figuras 5 y 6); al centro y en los frentes del cuadrángulo se alza un importante conjunto de monumentos esculpidos.

Figura 5 Vista exterior de la cancha de pelota, adosada a un cerro acondicionado arquitectónicamente. En esta área se encontró el mayor número de estelas (Fotografías por C. Navarrete). 

Figura 6 Plataforma exterior de la cancha de pelota. La fachada funcionó como tribuna con vista a la plaza. Nótese la amplitud de las gradas (Fotografía por C. Navarrete). 

En el interior de la cancha, las banquetas con amplios taludes muestran dos épocas constructivas, quizá debidas a cambios no solamente arquitectónicos sino políticos, a juzgar por los fragmentos de estelas empleadas como material de construcción; una de ellas -Monumento 38- (figura 7) está fechada en 771 dC, constituyéndose hasta hoy como la más temprana de época clásica registrada en el sitio (Hernández 2008b).

Figura 7 Monumento 38. Fechada en 771 dC, es la más temprana del sitio (Dibujo por Rocío Hernández, 2001). 

La cancha es cerrada (figura 8), con la particularidad de que un cabezal es de mayor dimensión que el opuesto, planta atípica dentro de las formas conocidas (Taladoire 1981: 125; 2017: 26-34). Empero, pueden citarse ejemplos de planta marcadamente desigual en esta fracción de los Altos Orientales, lo que vendría a ser un sesgo regional y una forma de jugar a la pelota no registrada por las crónicas ni por los actuales investigadores (Navarrete 2002: 11-41).

Figura 8 a) Planta de la cancha de pelota; b) Interior de la cancha, al fondo el cabezal mayor. 

Dicha cancha está adosada a un cerro terraceado al frente, con una amplia escalinata alfardeada que asciende a una pequeña plaza flanqueada de plataformas y una estructura piramidal baja. A pesar del saqueo fue posible rescatar información arqueológica en restos de ofrendas de la última época de ocupación, durante el Posclásico temprano, lo que habla de continuidad constructiva. No es nada atrevido imaginar que los humos ceremoniales que ocurrían en la plazoleta servían a la distancia de emblema de arribo.

Las respuestas al asombro que el peregrino experimentaba al ingresar a la plaza del Grupo C tenían que ver con la amplitud del espacio abierto y de la plataforma exterior de la cancha de pelota, compuesta de graderías y tribunas con lugares especiales destinados a personajes de alta jerarquía, combinadas con estelas esculpidas: poder terrenal y poder divino en conjunción.

Las escenas representadas exhiben a sacerdotes sacrificadores y mandatarios que contrastan con personajes sumisos; hay muestras de decapitación y cremación de cráneos (figura 9), de collares de los que penden cabezas trofeo y manejo escénico por medio de animales amaestrados y de ventriloquía (figuras 10, 11, 12). En el Monumento 18, un personaje postrado mira absorto al muñeco que cuelga del brazo de un sacerdote, de cuya boca brotan -podrían así llamarse- “glifos de la palabra” (figura 12c). Si el empleo de animales adiestrados en el oficio de manejar masas es evidente, ¿constituiría una rareza que echaran mano de la ventriloquia?, pues no cabe duda de que la atención del individuo recae en el muñeco que habla. Se trata de impresionar y manejar masas, de control colectivo por medio de ceremonias combinadas. El tema de la ventriloquía puede extenderse a toda el área de Mesoamérica (Navarrete 1984: 55-92; 1999: 10-15).

Figura 9 Monumento 3. El dignatario porta una bolsa con el signo del año. Mientras el anciano habla, el tercer personaje crema un cráneo (fotografía por C. Navarrete). 

Figura 10 Collar con cabezas reducidas. El pelo colgante. Monumento 8 (fotografía por C. Navarrete). 

Figura 11 Monumento 17. Las cabezas trofeo penden de cuello del sacerdote “sacrificador” (fotografía por Elsa Hernández Pons) 

Figura 12 a) Monumento 17, detalle de las cabezas trofeo; b) Un mono amaestrado baila sobre la “columna escenario”; c) Monumento 18, escena de ventriloquismo, el personaje absorto frente al muñeco parlante. 

Hacemos hincapié en que los animales permanecen encima de un pequeño escenario en forma de columna, motivo iconográfico que en toda el área maya solamente se encuentra en este sitio (figura 12 b). Recuérdese al sacerdote que mueve un muñeco de guiñol en el Monumento 21 de Bilbao, Guatemala (Thompson 1948, fig. 6d; Parsons 1969: 101-102; Navarrete 1984, fig. 95). Si la visita comenzaba en esta plaza puede inferirse que el peregrino al arribar tendría enfrente, gráficamente, el ritual extremo que advierten el Monumento 3 con decapitación y cremación así como los Monumentos 8 y 17 con cabezas trofeo pendientes del cuello de los sacrificadores (figura 12a).

Que la masa de peregrinos careciera de capacidad para leer los textos glíficos no importaba, porque la reacción del visitante estaba condicionada por la mezcla de temor y respeto que le causaban las escenas, cuya ubicación en el circuito de visita obedecía a un preestablecido programa de transmisión visual.

El Grupo B y el Complejo Escénico

De aquí, bordeando el mismo cerro, se encuentra el Grupo B y la mole destruida y enmontada de la Estructura 20, popularmente conocida como “las lajas”, debido a los bloques de su construcción, considerados entre los más grandes de la arqueología maya (figura 13a). Debió tener cuatro o cinco cuerpos.

Figura 13 a) Estructura 19 y los grandes sillares; b) Superposiciones en la esquina norte de la Estructura 16 (fotografías por C. Navarrete). 

La esquina noroeste es la única sección expuesta y es muestra suficiente de la extraordinaria calidad de los canteros en el manejo de los cortes y juntas en perfecto ensamble; debió haber tenido un significado especial, porque arquitectónicamente lo es; fue vandalizada en casi la mitad para extraer balastre para la moderna carretera a los lagos; no ha sido explorada y poco puede decirse de ella; es contemporánea de la plataforma escalonada encontrada en una subestructura de la plaza (figura 13b).

El recorrido desciende a la plaza entre las Estructuras 18 y 19. La primera es producto de varias superposiciones, evidentes a partir del primer descanso (figura 14). De la fachada quedan cuatro escalones y una cista funeraria circular dentro del relleno de algún cuerpo lateral o alfarda. También pertenece la pequeña plataforma superior con los cimientos de un recinto cerrado, en cuyo frente se conserva la espiga del Monumento 39, caído al interior de la plaza entre el escombro de la fachada. Éste es importante por tratarse del único monumento registrado en este conjunto (figura 15). Destacado debió ser el personaje para ser el único aquí retratado. Una cista de planta cuadrada fue encontrada dentro del relleno de la última ampliación.

Figura 14 Grupo B. Complejo escénico: Estructura 18, al fondo la plaza y la tribuna oeste (Fotografías: C. Navarrete). 

Figura 15 Monumento 39. Encontrada en el interior de la Plaza entre el derrumbe de la Estructura 18 (fotografías por C. Navarrete). 

De la Estructura 19 casi desapareció la última época, conservándose el arranque de las alfardas y la fila superior de escalones. Lo que se aprecia es la subestructura y algunos acomodos de piedra burda que sirvieron de soporte al postrer recubrimiento.

La subestructura tiene una planta extraña: a medida que se asciende, su longitud se reduce hasta llegar a un bloque que sobresale en forma de altar o trono (figura 16). Quien allí posaba tenía frente a sí la plaza y una vista espléndida: a la derecha la laguna de Chujnajab y el inicio de los canales que unen la cadena lacustre así como una sección del área habitacional; a la izquierda, la Estructura 18 y el descenso al río. Desde aquí se perfila la llamada Acrópolis o conjunto elevado del Grupo A. Al frente, en el descanso de la plataforma, dos pequeños altares o columnillas monolíticas triangulan con un altar ubicado en los primeros escalones del conjunto.

Figura 16 Estructura 19. El trono o altar y dos columnillas al frente (fotografía por C. Navarrete). 

De entre las anteriores estructuras, la escalinata general baja a la “plaza hundida”, llamada así en alusión a las dimensiones del espacio y al cambio de nivelación respecto a la cota en que desplantan las construcciones adyacentes. El ordenamiento de las estructuras y el sentido que imprimen a la circulación la hacen el punto central del Grupo B. Desde la perspectiva de “espacio escénico”, constituye un exponente de primer orden debido al juego armónico como fue planeada, a su función de culto masivo, a la unidad de propósitos de los tres sectores del graderío, de las tres pirámides equidistantes al fondo y de la pequeña plataforma al centro (figura 17a, b). Un perfecto espacio abierto para servir de escenario a concentraciones públicas masivas y punto de reunión de devotos en fechas del calendario ritual. Pudo servir de área de mercado de manera cotidiana.

Figura 17 Complejo escénico. a) Tres basamentos cierran el fondo de la plaza; b) Vista general, en el centro la pequeña Estructura 17 (fotografías por C. Navarrete). 

En otro artículo (Navarrete 2011: 120-121) se hizo notar cómo algunos sectores de gradas varían de medidas (figura 18).

… hay secciones incómodas para permanecer sentado durante ceremonias de tiempo prolongado: el peralte demasiado alto no permite que los pies se asienten, las piernas quedan suspendidas y el ancho de la huella no da lugar a un respaldo. Se prestan para estar de pie y darle libertad de movimiento a personajes que visten atuendos sobrecargados. Esos grandes tocados y los largos penachos de plumas estaban sujetos con armazones que impedían moverse con soltura. En los murales de Bonampak -cuartos 2 y 3- hay una escena con señores parados en escalones, portando tocados en forma de alas de plumas desplegadas. Otra escena es dramática: sobre las gradas tiene lugar la humillación de los prisioneros vencidos (Ruppert et al.1955).

Figura 18 Complejo escénico. a) Graderío oeste, escalones propios para permanecer de pie; b) Mural en el cuarto 3 de Bonampak, los personajes que presiden la escena permanecen de pie (según Rupert, et al. 1955). 

La exploración de la plataforma central reveló un taller de navajas prismáticas, seguramente destinadas al sacrificio de animales pequeños de los que se encontraron huesecillos. Entre los fragmentos de braseros descubiertos aquí, destaca el mascarón de un personaje solar con un pedernal-rayo en la boca (Navarrete 2011: 91-131; Navarrete y Carpio, en proceso).

Para conformar el cuadrángulo hubo necesidad de nivelar artificialmente el declive que baja al río y levantar las construcciones dispuestas en herradura. De entre otros espacios escénicos conocidos en la arqueología maya es el más proporcionado arquitectónicamente.

El Grupo A y La Acrópolis

Para llegar al Grupo A es preciso cruzar el río Yubnaranjo, corriente que separa el sitio en dos, y es de preguntarse en qué forma solucionarían las inundaciones que año con año anegaban y aislaban esta parte del sitio en tiempo de aguas (figura 19). Cruzando terreno lodoso se llega a una plataforma artificial adosada al cerro, producto de un intenso acarreo de piedras; un pozo excavado por Pierre Agrinier en medio de la plaza sobrepasó los tres metros de profundidad sin tocar fondo.

Figura 19 Plano del Grupo A. Nótese la Acrópolis relacionada con el cenote (levantamiento por Eduardo Martínez, NWAF) 

Compone el conjunto un basamento piramidal aun no explorado -Estructura 3-, cuyo frente da a la plaza. El lado sur lo cierra la Estructura 4 (figura 20a), en donde las excavaciones revelaron una construcción más antigua, cuyo relleno contuvo numerosos tiestos del Preclásico tardío. Un fragmento de estela de la misma época forma parte del recubrimiento exterior, y resulta sugerente que, aun fragmentada, se le colocara arriba y al centro del basamento con la cara labrada hacia la plaza (figura 20b). Tres fragmentos más de tallas preclásicas se encontraron en este espacio (Agrinier 1969: 21-23). Se mencionó atrás el tiradero de cerámica localizado en la esquina que da a la laguna de Balamtetic.

Figura 20 a) Estructura 4, quizá la más antigua del conjunto; b) Monumento 13, Preclásico (fotografías por C. Navarrete). 

Al fondo arranca la gran escalinata que conduce a la parte alta o “Acrópolis”, impresionante por el número de escalones que debió tener, sobrepuesta a terrazas de acondicionamiento hasta una altura de 60 m (figura 21). Las edificaciones incluyen los templos 1 y 2, levantados a orillas del cenote Agua Azul (figuras 22, 23, 24). La ubicación del primero es visible a larga distancia y consiste en una pirámide de tres cuerpos escalonados y un templo formado de dos crujías laterales, un corrector medianero y un santuario interior de cubierta plana, hecha de grueso concreto a base de cal colado sobre varas y vigas. Los remates de los cuerpos y las balaustradas son molduradas como las del juego de pelota, rasgo al parecer regional. Un ejemplo externo es la pirámide de San Francisco en los vecinos Cuchumatanes: el mismo perfil y la misma técnica de cantería (figura 25). Un detalle significativo que se discutirá adelante, es la orientación de la pirámide que no está a eje con la escalinata sino dirigida a la Plaza del Grupo B.

Figura 21 Desmonte de la gran escalinata que asciende a la Acrópolis. Una de las más altas en el área maya (fotografías por C. Navarrete, 1969). 

Figura 22 Dos vistas áreas de La Acrópolis. En la primera la laguna de Balantetic (fotografías por C. Navarrete). 

Figura 23 Plano de la Acrópolis (levantamiento por Eduardo Martínez, 1969; adaptación por C. Navarrete). 

Figura 24 Vista de la Estructura 1 desde los altares frontales y detalle de las alfardas y moldura (fotografías por C. Navarrete). 

Figura 25 Pirámide de San Francisco, Altos Cuchumatanes, Guatemala (fotografía por C. Navarrete). 

En la base de la escalinata se apoya una plataforma o altar -Estructura 3- de baja altura. Pierre Agrinier rescató del interior huesos humanos quebrados, dispuestos sobre el techo de una cámara mortuoria donde descansaba un individuo anciano con una ofrenda de tres vasijas del Clásico tardío.

Cuatro metros al frente, cerca de la orilla de la terraza, se enfilan tres pequeños altares que también sirvieron de sepulcros y depósitos de ofrendas. Siguiendo el eje del altar central y de la plataforma adosada, se erigió una estela del Clásico tardío -Monumento 9-, retrato de un personaje con atributos solares. Se retornará a ella al tratar del culto al Sol y al agua como motivos religiosos recurrentes en Chinkultic.

La gran escalinata tuvo dos épocas de construcción, la primera recargada directamente al cerro, hoy oculta. Al sobreponerse la segunda y ampliarse la plazoleta hacia adelante hubo espacio para los tres altares y así aumentar el volumen de la pirámide, cuyo nuevo frente invadió los escalones de la Estructura 3, de ahí la importancia del hallazgo de materiales del Clásico tardío reportado por Agrinier, por ser el último vestigio arquitectónico que queda de ese momento.

La tumba situada en el templo consta de dos recintos: una antecámara frontal de planta circular situada debajo del último tramo de gradas y la sepulcral, debajo del pasillo del templo. La primera contuvo una urna del tipo característico de la región y, debajo de la capa de estuco del piso, un disco de pizarra con un mosaico ordenado en secciones de pirita. Un muro separó las dos cámaras. La sepulcral, cubierta de pintura roja, cobijó una urna con restos cremados de un individuo, al que ofrendaron un mosaico formado de teselas de jade y por lo menos cuatro vasijas (figura 26). El techo fue construido de lajas y entre ellas reusaron una pieza escultórica -Monumento 40- adornada con dos diseños petaloides (figura 27a).

Figura 26 Estructura 1. Tumba principal y el saqueo tardío de un entierro de época clásica (fotografía por Elisabeth Camacho). 

Figura 27 Estructura 1. a) Monumento 40, decorado con dos flores, en posición horizontal pudo haber funcionado como espejo de agua; b) Altar de Sivalnajab, en posición horizontal, representa un estanque florido (fotografía por C. Navarrete; dibujo por Ramiro Jiménez). 

Ambas cámaras fueron vandalizadas quizá por quienes construyeron la segunda escalera del basamento. Para lograrlo, abrieron la antecámara por el lado de un pequeño descanso o tribuna situado en medio de los últimos escalones y procedieron a vaciarla -hay restos de dos urnas-, con el propósito de tener comodidad de maniobra para romper el muro medianero. A través del boquete vaciaron la cámara de toda pieza que consideraron de valor, destrozando la urna y las demás piezas de cerámica. La huella del saqueo quedó señalada por dos pequeñas cuentas de jade que se les cayeron al salir, en la parte inferior del boquete.

Queda así configurado el ordenamiento arquitectónico general, producto de adaptaciones al terreno, con base en una planeación meditada a fin de proporcionar respuestas objetivas al discurso ideológico, en este caso, una pirámide y una escalinata impresionante centrada entre los paredones de una laguna y un cenote.

La Estructura 2, una plataforma baja de dos cuerpos, está situada exactamente en la orilla del cenote en evidente relación (figura 28); sin embargo, es preciso puntualizar en descargo de su pretendida función, la ausencia de evidencias que respalden la idea de que desde ahí arrojaban a las aguas víctimas de sacrificio. En todo caso, los cuerpos habrían caído en las rugosidades y grietas de las paredes o en las orillas pedregosas del fondo; desde el borde de la plataforma al nivel de las aguas hay 47 m de altura, la cual varía dependiendo de las estaciones. El contenido de agua es permanente debido a tres veneros que brotan en el fondo.

Figura 28 Estructura 2. Situada en el borde del cenote. Al fondo la laguna de Chubjanab (fotografía por C. Navarrete). 

Durante la temporada arqueológica de 1970 se hicieron trabajos en el interior del cenote, vaciándolo por bombeo con el fin de practicar excavaciones como en tierra firme y poder explorar el fondo. Se encontraron restos de huesos humanos, mucha cerámica fragmentada y unas extrañas cajitas armadas de cuatro lajas con ofrendas. Para depositarlas practicaron el buceo, empleando de lastre las lajas y armándolas abajo (Gallegos 1976). El acceso al interior es a través de una depresión natural situada en la pared Este, en donde traza una curva hasta un nivel que facilita el paso.

Recapitulación

Como lazo unificador, dentro de las variantes religiosas de los diferentes pueblos mayas existen símbolos y potencias recurrentes que juegan en la realidad arqueológica. En Chinkultic, la presencia solar radica en los atributos que portan los personajes, presentes en estelas y en las grandes urnas funerarias, las cuales son depósito de restos humanos, cobijados por los planos en que se manifiesta el sol que alumbra y el sol que viaja al mundo de los muertos para luego renacer. Ejemplos regionales: la urna de la Cueva de los Andasolos y su contenido (Navarrete y Martínez 1977), y las grandes urnas procedentes del propio Chinkultic en las que resalta la figura del “joven dios del maíz” (figura 29). Diseños solares distinguen a quien los porta en el Monumento 9 (figura 30). Los rayos solares en los escudos emparejan las estelas 2, 38 y 40; en las dos últimas, el mismo dignatario porta distintivos iguales: anteojera enrollada, pieles y rostros de jaguar alusivos a la noche, una lanza rematada en rayo y tocados con cabezas de venados muertos -animal que transporta al Sol en su viaje por el inframundo- sostenidos por una estera de petate o pop (Navarrete 1984: fig. 11; 1999: figs. 23, 34). El hecho de que al personaje se le represente tres veces no es casual, lo que habla de un hombre-dios investido de Sol (figura 31).

Figura 29 Dos urnas procedentes de Chinkultic. a) Museo Regional de Tuxtla Gutiérrez; b) Museo Nacional de Antropología (fotografías por Mario Vega, NWAF y C. Navarrete). 

Figura 30 Monumento 9. El jaguar en el escudo y la anteojera solar. La tierra en forma de serpiente recoge la sangre del autosacrificio (fotografía por Pierre Agrinier, NWAF). 

Figura 31 Monumentos 38 y 40. El mismo personaje porta una lanza-rayo y en el tocado una cabeza de venado muerto sobre estera (fotografía por C. Navarrete). 

Resulta lógico que el culto al agua ocurra en una región lacustre, de ahí el emplazamiento del conjunto elevado del Grupo A, con la pirámide y los templetes en la orilla de un cenote con agua. Otro ejemplo se encuentra en el cercano sitio Ojo de Agua en donde una pirámide se yergue al filo de una laguneta; su particularidad es que pierde el agua al aproximarse la temporada de lluvias y se llena en el verano (“avisos de la lluvia que viene de allá”, dicen los campesinos). Seguramente este es un fenómeno de vasos comunicantes a distancia.

Un hecho semejante ocurre a pocos kilómetros, en San José, en donde un río corre subterráneo en verano, formando un arco en el cerro; una cueva en el paredón de enfrente constituye en la actualidad un punto de peregrinaciones principalmente de filiación tojolabal (Díaz 1986: 14).

Representaciones relativas al culto al agua son antiguas en la región. Hay ondas acuáticas en el Monumento 14 de Chinkultic, y en el altar de Sivalnajab que representa un estanque, ambos preclásicos (Navarrete 1984: 29-52; 1998: 8).

Cabe aquí regresar al Monumento 40, cuya posición debió haber sido horizontal, quizá funcionando como espejo de agua o para realizar alguna forma de ablución (figura 27a).

El concepto de sitio “compacto” aplicado a Chinkultic se refiere al terreno físico y a la lógica como se planeó la circulación, haciendo posible celebrar varias ceremonias al unísono en cada uno de los espacios. En la plaza del Grupo C, a juzgar por los monumentos esculpidos, se llevaban a cabo rituales que implicaban sacrificio por decapitación, cremación y ofrecimiento de cráneos trofeo, expresiones escénicas con animales amaestrados y ventriloquía (estelas 1, 7, 17, 18, 20 y 19). En la Estela 3 un anciano jorobado crema una cabeza humana frente a un personaje que carga en la mano una bolsa con el signo del año (Navarrete 1984, 2002). No hay que descartar el uso de la cancha de pelota en ritos sacrificatorios si se toma en cuenta que algunos monumentos fueron colocados en las plataformas que lo delimitan. Si lo viéramos en vivo, por la plaza deambularían, en determinadas fechas, sacerdotes con el cuerpo pintado de negro, y cráneos o pieles de cráneo pendientes de sus cuellos -Estela 17-. Quizá en la cancha de pelota, tal como ocurre actualmente en los estadios, aparte del juego pudieron realizarse otra clase de actividades públicas (Navarrete 2002: 71).

La amplitud de la plaza del grupo B permitía concentraciones religiosas mayores, en las que ocurrían desfiles y danzas, mientras en la plataforma central tallaban navajas prismáticas destinadas a sacrificar aves y pequeños animales; había tribunas para dos categorías de asistentes, de élite y popular, y un trono o altar desde donde se encabezaban ceremonias. También podría haber acogido el mercado.

La ubicación de la plaza facilitó la recepción de visitantes procedentes de otras poblaciones lacustres. Entre la Plataforma Este y la Estructura 15 comienza un suave descenso que termina en una playa somera, suficiente para ser embarcadero de la población ribereña.

La presencia del cenote seguramente motivó a los antiguos pobladores a acondicionar el cerro, adosar la impresionante escalinata y edificar las instalaciones de la Acrópolis. En el ordenamiento arquitectónico destacan la inmediata vecindad de la Estructura 2 al filo del cenote y el cambio de orientación de la pirámide respecto al eje de la escalinata, girada a la plaza escénica.

A través de un paso en la orilla había acceso al interior del cenote. Aquí la palabra acceso es referencia de “entrada”, entrecomillada por significar conceptualmente la bajada a la esfera sagrada de las aguas. La exploración del cenote practicada por Gallegos (1976: 71) localizó una plataforma en la orilla interior, desde donde ofrecían oblaciones a las potencias acuáticas. En los estudios arqueológicos llevados a cabo en Chinkultic destaca la operación que dio pie a Gallegos para escribir:

Los principales veneros alimentadores del cenote se encuentran en la misma zona suroeste y a la salida de agua de estos veneros se depositaron ofrendas subacuáticas pero no en “nichos”, consistentes en ollas o cuencos de tipo doméstico que se rellenaron con cal, arena, lodo y piedras pequeñas e informes (…)

Las otras dos áreas con ofrendas subacuáticas se localizan hacia las orillas oeste y suroeste del cenote caracterizadas por grandes rocas (…) Bajo estas rocas los buceadores mayas de Chinkultic localizaron oquedades que no son visibles desde la superficie, las arreglaron convenientemente con losas y piedras informes a manera de “nichos” y en ellos depositaron ofrendas consistentes en objetos de cerámica; frente a los nichos como en la zona sur colocaron bolas de piedra (Gallegos 1976: 111).

Al valorar la arquitectura de Chinkultic, no queda duda de que había arquitectos especializados en ubicación y aprovechamiento de los recursos paisajísticos, y en la acertada distribución de los edificios y espacios abiertos planeados con intensión ritual. Un ejemplo lo constituye la triangulación visual entre el altar o trono de la Estructura 19: por un lado con la pirámide de la Acrópolis y por el otro con la entrada al cenote (Navarrete 2011: 91-131):

Si desde esta posición se traza al frente una línea recta que cruce enmedio de las columnillas o altarcitos y de dos altares enfilados a lo largo de la plaza, ésta pasará rozando el costado oeste de la Estructura 15 y, después de cruzar el río, flanqueará el costado oeste de la Estructura 12 para terminar justo en la depresión por donde se entra al cenote. Dirección, si no astronómica, simbólica (figura 33).

Figura 32 La estructura 19 y la alineación de los altares a partir del trono. 

Figura 33 Dirección visual desde el altar de la Estructura 19, a la pirámide del Grupo A y al acceso al Cenote Azul (plano de E. Martínez, modificado por C. Navarrete). 

La vista desde el trono abarca las lagunas de Balamtetic y Chubnajab, la totalidad del Grupo A -plaza baja y Acrópolis-. No había bosque que impidiera la vista. El personaje allí sentado dominaba la perspectiva lacustre, los embarcaderos y la principal ruta terrestre: a la derecha los canales naturales a Yalmús y otros asientos de la cadena lacustre, a la izquierda el camino a Comitán que sigue el curso del Río Grande. Fuese culto a las deidades del agua o del Sol o a las dos potencias, durante las fechas celebrativas el espectáculo con las tribunas repletas debió ser impresionante. La orientación N 45° O toma el centro del trono como punto de arranque del eje, señalado por los altarcitos circulares y los altares enfilados: una flecha apunta al lugar por donde se ofrendaba al cenote y otra a la fachada de la pirámide de la Acrópolis (figura 34).

Figura 34 Ofrenda de vasijas plomizas ofrendadas en la Tumba 2 (según Agrinier, 1969). 

Este eje simbólico hace patente que las orientaciones no son exclusivamente de carácter astronómico sino también relacionadas con accidentes geográficos, con eminencias en el relieve, cimas y nacimientos de agua.

Por el lado de los espectáculos, la plataforma central del complejo escénico podría haber figurado entre los “teatros” mencionados por Diego de Landa (1966) en Chichén Itzá. Difícil resulta totalizar los usos que debió tener. Las urnas solares explican algo y los restos del taller lítico hablan de instrumentos fabricados en el lugar con fines rituales. Es posible que se hubiesen tallado “a la vista” para utilizarse en sacrificios públicos de animales pequeños. Los huesos encontrados son de conejo, de perro y de tres especies de aves, revueltos con fragmentos de navajas prismáticas y deshecho de talla (Navarrete y Carpio Ressio, en proceso).

La ocupación ceremonial de Chinkultic rebasa la fecha 900 dC y se prolonga otros 300 años. El final del Clásico lo señalan las fechas tardías de las estelas 7 y 8 -790 dC-, y en regiones adyacentes las de Comitán con 874 dC y Sacchaná con 874 y 879 dC. La ocupación durante el Epiclásico o Posclásico temprano la confirma la presencia de cerámica del tipo Plumbate Tohil que conduce hasta 1250 dC, periodo de modificaciones arquitectónicas significativas por tratarse de un centro de época clásica, en donde las actividades constructivas y por ende religiosas continuaron. La cerámica Plumbate plantea a su vez la pregunta sobre qué mayas la trajeron sobreponiéndola a los viejos entierros y ofrendas, y de dónde llegaron quienes depositaron tan valiosas piezas en la Tumba 2 de Agrinier, entre las que figuraban cascabeles de cobre (figura 34). Otros cascabeles provienen de la ofrenda de la tumba de la Estructura 1, y de otra tumba saqueada del conjunto elevado del Grupo C, en la que fue posible rescatar una vasija cuyo contenido eran pequeñas “rarezas”: dos meteoritos, un cincel sumamente gastado, un fragmento de estalactita y un canto rodado pulido color rojo (figura 35). Hallazgos de esta naturaleza provienen de la Cueva de los Andasolos (Navarrete y Martínez 1977: lams. 36-40). Del propio Chinkultic son esas “piedras pequeñas e informes” que menciona Gallegos encontradas en vasijas procedentes del fondo del cenote (Gallegos 1976:111). Vale aquí recordar que Fray Diego de Landa (1959: 93) escribió que, en Yucatán, los médicos y hechiceros echaban al demonio sacando de los envoltorios en que traían sus medicinas “niñerías y sendos idolillos de la diosa de la medicina que llaman Ixchel (…) y unas pedrezuelas de la suerte (…)”.

Figura 35 Vasija plomiza y los pequeños elementos que contenía (fotografía de Elsa Hernández Pons) 

Por su ubicación geográfica Chinkultic señorea en la región lacustre, y futuros estudios tendrán que establecer sus relaciones con sitios cercanos territorialmente con los que integraría una red de intereses: frente a los llanos de Comitán y con senderos que bajaban a la Cuenca del Grijalva señoreaba Tenam Puente, en la bajada al Grijalva dominaba Tenam Rosario, Santa Elena Poco-Uinic lo era en el descenso al norte de Chiapas, Lagartero se erigía en otra región lacustre y, ascendiendo a los Cuchumatanes, el conjunto disperso de Chaculá y el centro salinero de San Mateo Ixtatán; fundaciones claves para el control de las rutas comerciales a las tierras altas de Chiapas y Guatemala, a las veredas de la Depresión Central, a las conexiones de la cuenca del río Santo Domingo y a la ruta Ocosingo-Tabasco de bajada al Golfo de México con los ríos navegables de la región selvática.

Lugar privilegiado, puerta abierta a intercambios de toda índole y, en lo religioso, un santuario atractivo por las respuestas paisajísticas que ofrece a necesidades religiosas vitales.

Referencias

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1 En la vecina localidad de Juncaná se cultivaban, hasta cerca de la década de 1960, las mazorcas de mayor tamaño en México.

Recibido: 26 de Agosto de 2019; Aprobado: 18 de Septiembre de 2019

*Correo electrónico: carlangasn@hotmail.com

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