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Anales de antropología

versión On-line ISSN 2448-6221versión impresa ISSN 0185-1225

An. antropol. vol.53 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2019  Epub 30-Nov-2019

https://doi.org/10.22201/iia.24486221e.2019.2.67330 

Reseñas

Movilidad e inmovilidad en un mundo desigual: turistas, migrantes y trabajadores en la relación global-local. Cristina Oehmichen Bazán (Ed.)

Consepción Escalona Hernández* 

* Universidad del Caribe, México. Correo electrónico: cescalona@ucaribe.edu.mx.

Movilidad e inmovilidad en un mundo desigual: turistas, migrantes y trabajadores en la relación global-local. Oehmichen Bazán, Cristina. México: Unversidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2019. 205p. ISBN: 978 607 30 1200 3.


La obra Movilidad e inmovilidad en un mundo desigual: turistas, migrantes y trabajadores en la relación global-local reúne la producción académica de siete autores quienes, a través de sus escritos, discuten y analizan el fenómeno de la movilidad. Desde el enfoque antropológico, revisan las distintas aristas que se presentan al poner bajo la lupa el turismo, la migración y el turismo residencial; destacan que existen interconexiones entre éstos y que es posible vislumbrarlas cuando se revisan a través del paradigma de la movilidad y de su contraparte: la inmovilidad. En los seis capítulos que integran este libro, sus respectivos autores realizan aportaciones relacionadas con los contrastes que se viven en diferentes contextos, en torno a la movilidad y a la inmovilidad, ya sea por turismo y/o por migración en búsqueda de empleo o incluso de una combinación ocio-empleo. Como veremos en los resultados de investigación, no está claramente definida la línea de separación entre el viajar por placer, respecto a viajar por placer y al mismo tiempo trabajar e incluso estudiar.

En el capítulo uno, titulado “Movilidad y turismo residencial: paradigmas y conceptos”, Cristina Oehmichen y Marie France Labrecque analizan el paradigma de movilidad, señalan que éste surge como categoría de análisis en 1990, para “…analizar el movimiento de las personas (como las migraciones, el turismo, el desplazamiento), en relación con el desarrollo de la infraestructura (medios de transporte), movimiento de cosas y de ideas” (2018: 32). Plantean que el turismo y la migración no son excluyentes, pues si se analizan desde el paradigma de las movilidades es posible explicar la interacción entre ambas categorías e identificar que la movilidad no solo es física, sino que también implica un cambio de estatus que puede tener diferentes connotaciones, tanto positivas como negativas.

De acuerdo con las autoras, no es posible estudiar la movilidad sin tomar en consideración la inmovilidad. Con una mirada crítica invitan al estudio de las movilidades considerando las relaciones de poder. Enfatizan en la necesidad de estudiar las diferencias entre la movilidad de los países del norte hacia al sur por motivos de ocio y de placer, versus la movilidad de los países del sur hacia el norte por motivos laborales. El análisis y discusión teórica del paradigma de movilidad enmarca el desarrollo de los siguientes capítulos.

Gustavo Sánchez Espinosa en el segundo capítulo titulado “Los turistas que llegaron para quedarse. Imaginarios sociales de los migrantes por estilo de vida en San Cristobal de las Casas, Chiapas”, tiene como propósito analizar la categoría “Migrantes por estilo de vida” que se caracterizan por buscar una forma de vida en contacto con otras culturas, tanto con extranjeros como con grupos étnicos, así como también estar en contacto con estilos de vida sanos; intentan romper con los esquemas neoliberales predominantes en sus países. Se autodiferencian de los turistas, generan sus propios negocios, así como espacios artísticos y multiculturales ad hoc para extranjeros.

El autor señala que estos migrantes cuentan con recursos monetarios para subsistir, asimismo con capital social como su lengua materna y características fenotípicas que les permiten emplearse en los lugares a los que llegan. Tienen vínculos que, en ciertos casos, les permiten retornar por temporadas a sus lugares de origen, emplearse temporalmente y con el dinero que reciben como pago retornar a México y continuar con su estancia. Otra característica de los migrantes por estilo de vida es que construyen redes sociales que les ofrecen a los recién llegados opciones de alojamiento y empleo. Forman parte de comunidades culturales incluyentes en los nuevos lugares de residencia. Frecuentan lugares como tianguis de productos orgánicos, escuelas para sus hijos; rentan casas habitación o departamentos, ubicados cerca del centro histórico para propiciar el acercamiento con personas provenientes de otras partes del mundo, tanto para interactuar con ellas como también para comercializar sus artesanías u otros productos, lo que presenta ventajas para los arrendadores que incrementan los costos de las rentas y desventajas para la población local la cual es desplazada hacia la periferia de San Cristóbal. El autor hace un recuento de las ventajas y desventajas de estos migrantes. Entre las ventajas se encuentran la convivencia en un ambiente multicultural en la ciudad. Y entre las desventajas se encuentran situaciones de migración y desplazamientos de la población local en las oportunidades de trabajo. Llama la atención que los migrantes por estilo de vida, salgan de su país para escapar de los modelos neoliberales predominantes. Sin embargo, al ser empleados en negocios turísticos del centro histórico en San Cristóbal de Las Casas, desplazan a los tsotsiles y tzeltales pues el dominio del idioma inglés, francés, alemán les genera mayores posibilidades de conseguir empleo en los contextos turistificados. Reproducen, así, la política excluyente que rechazan en sus países de origen.

En el capítulo tres, “Turismo, migrantes y polarización social en Huatulco”, Catherine Héau Lambert analiza el despojo de las tierras en Huatulco por parte del Fondo Nacional de Turismo (fonatur) para la creación de un polo turístico. Asimismo, analiza la creación de nuevos asentamientos, regulares e irregulares, impulsados por dicha agencia estatal para el fomento del turismo. Retoma las nociones de territorio, ritual e identidad para mostrar etnográficamente la manera en que los migrantes, atraídos por el empleo en el sector turístico, crean nuevas identidades. De igual manera estudia lo que denomina el “círculo cultural”, en el que a partir de estampas folklóricas, los habitantes de los nuevos asentamientos se van apropiando de sus expresiones culturales y construyendo su propia identidad cultural, identificando y diferenciando las estampas folklorizadas creadas para el turismo de los símbolos y rituales para ellos sagrados.

En el capítulo cuatro “La globalidad localizada: trabajo precario, racialización y género en Cancún y Riviera Maya”, Cristina Oehmichen analiza una serie de contrastes que se viven en un mismo espacio aunque en esferas distantes y diferenciadas por el turismo, donde intersecciona lo global con lo local. El ámbito geofísico de estudio es la Riviera Maya y el polo turístico Cancún; los actores sociales son los turistas, por un lado, y los trabajadores y prestadores de servicios por el otro. La autora resalta que en tanto el turista disfruta de las actividades del ocio, de los atractivos y de los múltiples servicios, existe una gama de empleados que proporcionan dichos servicios y brindan atención y miradas amables a los huéspedes. Resalta las diferentes formas a través de las cuales se utilizan la etnicidad, así como “lo maya” que está incluido en los símbolos identitarios incorporados en las marcas comerciales, en las edificaciones, en la toponimia, en la estructura de los hoteles. Sin embargo, por el hecho de pertenecer a los mayas de la región se les confieren los puestos más bajos y peor pagados de la escala laboral, toda vez que los puestos gerenciales se asignan a los connacionales de donde provienen las cadenas hoteleras. La movilidad e inmovilidad están relacionadas con las diferencias en el ingreso: quienes ocupan los más altos puestos tienen mayor movilidad mientras que los que se ubican en los puestos más bajos están anclados a su lugar de trabajo con poca movilidad, y sujetos a la estacionalidad.

En el capítulo cinco, “Movilidad y turismo en la costa sur de Nayarit”, escrito por Ana María Salazar Peralta, la autora tiene como propósito destacar los impactos del turismo residencial en las comunidades turísticas, ubicadas en la costa sur de Nayarit y que han formado parte de su estudio. Destacan los impactos económico, ambiental y los socio-territorial. La investigación señala que los principales actores del turismo residencial son los denominados baby boomers.

La autora señala que uno de los factores que facilitó el turismo residencial en México fue la firma del Tratado de Libre Comercio, lo que trajo la modificación del artículo 27, que impactó en la Ley de Bienes Nacionales y en la Ley de la Inversión Extranjera; y como consecuencia propició la apertura del Estado hacia la inversión extranjera en el sector turístico, la industria inmobiliaria y el turismo residencial.

Salazar Peralta se refiere al turismo residencial como aquel que generan personas que se dirigen a un destino que no es forzosamente turístico, pero donde tienen la posesión por compra, renta o préstamo de un inmueble destinado al ocio. Enumera las principales características del perfil del turista residencial que se ha desarrollado en las costas de Nayarit, México. Destacan los turistas residenciales que forman parte de una comunidad resort, lo cual significa que forman parte de residenciales exclusivos, vinculados a una determinada marca y cadena hotelera. En otro grupo se encuentran los surfistas, quienes en las décadas de los sesenta y setenta determinaron por asentarse en las playas de Nayarit, para ellos es importante el binomio naturaleza-aventura. Aunque el objetivo principal del turista residencial ha sido el ocio, parte de éstos han comprado terrenos a la orilla de la playa y emprendido negocios de servicio al turismo; otros han formado asociaciones filantrópicas en defensa del medio ambiente, y en búsqueda de convivencia pacífica. De igual manera promueven festivales gastronómicos, culturales, exposiciones entre otros. Un aspecto en el que la autora hace énfasis es que a partir de la organización del turismo residencial, en coordinación con la población local, están exigiendo a las autoridades municipales el cumplimiento de lo establecido en el Plan de Desarrollo Urbano, el respeto al medio ambiente y de las promesas que les hicieron al venderles la tierra.

El capítulo seis, es el titulado “San Andrés Isla, Colombia. ¿Un “pequeño paraíso” en el Mar Caribe? Una aproximación crítica al discurso de promoción turística de la marca País Colombia”, de Nathalia Guevara Jaramillo. Como el título lo indica, éste es un apartado en el que la autora, a partir de una postura crítica, hace una revisión de la Marca País Colombia, llena de contrastes, en la que en 1991 por un lado se reconoció la multiculturalidad en el país y al mismo tiempo se establecieron políticas de apertura al libre comercio. A partir de éstas se promovió el turismo y se construyeron y establecieron empresas turísticas que promueven la cultura de la población local denominada raizal, a través de su música y de la imagen de tranquilidad del poblador local sonriente y sin preocupaciones; sin embargo, éstos son los menos favorecidos con las ganancias que se generan a partir del turismo y el comercio, aunado al desplazamiento de sus propias tierras y al incremento de la inmigración, además del ambiente de inseguridad que se vive. De igual forma, se promueve un imaginario idílico en el que la naturaleza paradisiaca es el principal atractivo turístico, no obstante, la realidad es distinta, día a día los recursos naturales sufren de contaminación y daños ambientales.

Por último quiero mencionar que el libro Movilidad e inmovilidad en un mundo desigual: turistas, migrantes y trabajadores en la relación global-local, invita a la reflexión crítica del mundo de la movilidad-inmovilidad, donde es imposible disociar lo global y lo local, donde se observan contrastes e inequidades, edificaciones a partir de despojos; ocio de unos a costa del trabajo de otros; construcción de marcas promoviendo la autenticidad, y paradójicamente, los pueblos originarios en los que se inspiran, despojados y desplazados de sus territorios; uso de la naturaleza como atractivo turístico y descuido del impacto ambiental que se genera a partir de la industria turística.

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