SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.53 número1Etnización de políticas públicas al sur del Área Metropolitana de Buenos Aires, ArgentinaViaje por la invisibilidad de los afromexicanos, Luis Eduardo Espinosa índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Anales de antropología

versión On-line ISSN 2448-6221versión impresa ISSN 0185-1225

An. antropol. vol.53 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2019  Epub 30-Nov-2019

https://doi.org/10.22201/iia.24486221e.2019.1.65315 

Reseñas

La realeza sagrada en México (siglos XVI-XXI), Danièle Dehouve

David Lorente Fernández* 

* Dirección de Etnología y Antropología Social, INAH, México. Correo electrónico: david_lorente_fernandez@hotmail.com.

Dehouve, Danièle. 2016. La realeza sagrada en México (siglos XVI-XXI). México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, El Colegio de Michoacán, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 354p.


La antropóloga y etnohistoriadora francesa Danièle Dehouve nos brinda un libro que es a la vez la formulación de un planteamiento metodológico -más bien, una propuesta teórico-metodológica- y el resultado de haberlo puesto en práctica. La realeza sagrada…, la monografía histórico-etnográfica, original y erudita, de Dehouve, supone la aplicación de la categoría de “realeza sagrada” tanto a la estructura de la sociedad mexica precolombina como a los sistemas de cargos de origen colonial vinculados con la organización y la vida social de las comunidades indígenas contemporáneas.

El libro se abre y se cierra con una premisa metodológica: al estudiar las sociedades indígenas, el ámbito del poder no puede -a semejanza del Occidente moderno- concebirse como separado de lo sagrado. Al cambiar el eje convencional de análisis, toda una serie de fenómenos de la vida indígena de México, tanto de la época precolombina como contemporánea, pueden ser releídos desde otra óptica y plantearse nuevos modelos y explicaciones distintas de antiguas problemáticas.

La categoría de realeza sagrada permite aunar lo político y lo religioso. Gestada en otras áreas culturales, refiere un tipo de sociedad en la cual cierta persona -el gobernante- o grupo de individuos constituyen el personaje central, el cual reúne el poder y las atribuciones sagradas. Del correcto ejercicio de sus funciones deriva la prosperidad, la vida y el bienestar colectivos; inversamente, la desdicha, la enfermedad o las catástrofes que afectan al grupo se atribuyen a las faltas cometidas por el personaje central. Los ámbitos e instituciones que rodean a este personaje tienden a organizarse en forma de réplicas, con una estructura análoga, pero a menor escala, y en ocasiones se constata cierta tendencia histórica del sistema a derivar en formas de secularización.

El libro plantea dos discusiones teóricas paralelas y entrelazadas: el análisis de la realeza sagrada mexica -que ocupa la primera parte-, y una relectura del sistema de cargos actual en términos de continuidad de la realeza prehispánica -que ocupa la segunda. La tesis central es la siguiente: “Propongo -escribe Dehouve- que el sistema de realeza sagrada típico de los tiempos precolombinos no desapareció con la conquista española y sobrevive en los sistemas de poder y las jerarquías de cargos de las comunidades contemporáneas”. La categoría de realeza sagrada permite ahondar en aspectos poco explorados del gobierno mexica, así como proponer una lectura innovadora del sistema de cargos de las poblaciones indígenas actuales, a la vez que desvela una continuidad histórica en la lógica organizativa de las sociedades mesoamericanas que subyace a la diversidad aparente de formas.

La realeza sagrada mexica

En cuanto al análisis monográfico de la realeza mexica, el propósito de Dehouve es contribuir al debate antropológico más general en torno al fenómeno de la realeza sagrada con el caso específico de México. La autora se propone reconstruir la teoría nativa mexica recurriendo al análisis de distintas crónicas de los siglos XVI y XVII y de los términos y categorías en lengua náhuatl, dialogando con el punto de vista etic de las teorías sobre la realeza sagrada nacidas en Occidente y aplicadas a otras sociedades. El personaje central de la realeza mexica lo constituía el tlahtoani, pero también todos aquellos personajes políticos secundarios y otros gobernantes menores. En la figura de estos dignatarios se establecía una equivalencia entre el cosmos y la sociedad. El rey sagrado mexica cumplía dos funciones articuladas: la de guerrero que dirigía la guerra y la de juez encarga-do de impartir justicia. Los prisioneros de guerra y los reos de la justicia se destinaban al sacrificio con el fin de que su sangre alimentase a la Tierra y al Sol, y este acto se pensaba que mantenía la actividad del cosmos, función principal del gobernante, responsable del bienestar y la prosperidad de todos los habitantes del reino.

Mediante una serie de recursos, como la noción de ixiptla, el tlahtoani se convertía en representante de los dioses. Al vestir los atavíos y los atuendos divinos, se tornaba en encarnación del dios que veía, oía y se expresaba como la deidad, entrando en la esfera de la competencia sagrada. El rey no ejercía el poder sólo en su persona; lo desplegaba delegando en diversos personajes secundarios: guerreros, jueces, ejecutores y mensajeros. Los auxiliares del tlahtoani eran ixiptla del rey de la misma manera que el rey era ixiptla de los dioses. La figura del rey revestía una gran complejidad al no asociarse sólo con el soberano, sino con éste más sus cuatro acólitos: el rey sagrado era así cinco personas en una. La realeza sagrada mexica replicaba su estructura en distintos grupos y dominios, ocupando la totalidad de la sociedad.

Dehouve concede gran importancia a la ceremonia de entronización que construye socialmente al personaje central del rey sagrado. Tal ceremonia es concebida como un rito de paso en el cual -mediante actos de separación, liminaridad y agregación-, y recursos rituales como consumir partes del jaguar y ser adornado con huesos de este animal, el futuro tlahtoani se convierte en potente depredador, acorde con sus funciones de dirigir la guerra e impartir justicia. El análisis del rito de entronización es clave en el argumento del libro porque representa el referente comparativo para establecer, en la segunda parte, la continuidad con el modelo del sistema de cargos y los personajes centrales actuales. En el rito de entronización el rey sagrado se construye durante cuatro fases: 1) separación y retiro, que incluye penitencia, nueva vestimenta, perforación de la nariz y actos de mortificación; 2) investidura y coronación, que comprende baño ritual, renovación de los símbolos del reino, cambio de indumentaria y de nombre del futuro soberano, dones a divinidades y enunciación de discursos; 3) guerra de confirmación; y 4) festividad final con sacrificio de cautivos, intercambio de bienes y vestimenta de nueva indumentaria.

Se enfatiza la correcta realización de los actos de penitencia y purificación -ayuno, abstinencia sexual, reclusión, efusiones de sangre, baños lustrales y autosacrificio-, concebidos como dispositivo ritual para actuar en nombre de los dioses, mantener la prosperidad del reino y prevenir los desastres, dado que los acontecimientos nefastos se explicaban como consecuencia de haber incurrido en faltas en este ámbito. Las ceremonias de entronización incluyen también recorridos por diversos puntos de la geografía sagrada, así como un énfasis en el aspecto nocturno y en el ciclo solar asociados con la vida del rey y su poder, estableciéndose una identificación del tlahtoani con el Sol como guerrero cósmico.

Particularidades y desarrollo

Dehouve contrasta las especificidades de la realeza sagrada mexica con los postulados de dos autores que pueden ser considerados como los teóricos clásicos en la conceptualización y definición de la institución de la realeza sagrada: James Frazer y Arthur Maurice Hocart. El hecho de que el tlahtoani sea al mismo tiempo rey guerrero y rey justiciero aunados en la misma persona es una particularidad de la realeza sagrada mexica; otra particularidad es la relación específica que sostiene el tlahtoani con las deidades a través de la noción de ixiptla; una tercera tiene que ver con la universalidad que Frazer otorga al regicidio en las sociedades de realeza sagrada -donde el asesinato del rey se destina a evitar su debilitación corporal y pérdida de poder, o es una reacción por haber incurrido en faltas. No obstante, no existen datos contundentes que permitan hablar de regicidio entre los mexicas; más bien figura una práctica de “chivo expiatorio en prórroga” por la cual se delega la culpabilidad en otro sujeto.

Tras cotejarla con las definiciones clásicas, Dehouve efectúa una relectura de la realeza sagrada mexica a la luz de ciertas teorías antropológicas contemporáneas. La complejidad de la figura del rey y la problematización de la noción de persona aplicada al tlahtoani se vinculan con la propuesta desarrollada por Marilyn Strathern en Melanesia acerca del “dividuo”. Dado que el tlahtoani estaba compuesto por cinco personas concentradas en una y constituía la encarnación de las diferentes relaciones de estas personas en la del rey, el tlahtoani se presentaba como cierto tipo de persona compleja, extensible, permeable, constituida por la concentración de las relaciones y acciones sociales de distintos sujetos en sí mismo, y no en los términos de un “individuo” occidental. Así, “hablar de un personaje central equivale a designar, no a un hombre, sino a los grupos de hombres que se encarnan en él”.

Con nivel secundario en el análisis de la realeza sagrada mexica figura en el libro una serie de temas asociados, que Dehouve incorpora y analiza en el cuerpo del argumento, ofreciendo nuevas lecturas o reflexiones en torno a ciertas categorías de la antropología. Aparece así, por ejemplo, una crítica al concepto de chamanismo tal y como ha sido usado en Mesoamérica. De acuerdo con el argumento de la obra, Dehouve critica que la disociación entre lo político y lo religioso habría sesgado la comprensión de la figura del especialista, privilegiando la función terapéutica y dejando de lado u opacando la función social, es decir, la participación del especialista en la vida política y en la gestión ritual de la comunidad.1

Al hilo del argumento aparecen también discusiones y reflexiones en torno a una serie de conceptos centrales en la antropología mesoamericanista, como la noción de difrasismo, el concepto de ixiptla,2 el empleo de la numerología en la cultura mexica o la categoría de cosmograma y las concepciones acerca del espacio, el ritual como una práctica asociada con los recorridos efectuados por la geografía sagrada, o discusiones originales en torno a la pintura corporal y la vestimenta frente al tatuaje -entendiendo que en una sociedad de posiciones cambiantes los ornamentos no podían ser perennes. En este corpus de conceptos y categorías revisitados destaca la noción de depósito ritual (Dehouve 2007), acuñada por la autora frente a la noción de ofrenda, y entendida como un conjunto estratificado de dones que, además de rezos, incluye objetos contados y el sacrificio de un animal, cuyo empleo continuado en Mesoamérica es posible rastrear históricamente a través de los hallazgos arqueológicos y la etnografía actual.

El sistema de cargos en las comunidades indígenas coloniales y contemporáneas

La segunda parte del libro representa la constatación de una característica principal de la realeza sagrada en México, y es su carácter de excepcionalidad frente a otras sociedades de realeza sagrada del mundo debido a su pervivencia de cinco siglos después de la Conquista. La tesis central se apoya en la etnografía para demostrar que los sistemas de cargos actuales representan una supervivencia parcial, modificada y adaptada a las particularidades locales, de la modalidad específica de realeza sagrada mexica que imperaba en la época precolombina.

La autora parte de una revisión bibliográfica crítica de las distintas teorías en torno a las estructuras de organización social conocidas como sistemas de cargos de las comunidades indígenas. Sostiene que éstas reflejaban las teorías sociales dominantes de la época en la que se gestaron: por ejemplo, las nociones de jerarquía y prestigio, en autores como Weber o Parsons, o el problema económico de la distribución, asociado con teóricos como Polanyi y Chayanov. Para Dehouve, gran parte del problema de las teorías sobre el sistema de cargos es que, al partir de una concepción etnocéntrica de la sociedad, los cargos se dividieron en políticos y religiosos -cuando éstos, de acuerdo con las observaciones empíricas, son ambas cosas a la vez- lo que impide dar respuesta a las preguntas surgidas en el trabajo de campo.

Así, la investigación etnográfica es enfatizada sobre este tipo de teorización a priori para acercarse al conocimiento de la realidad cultural. El extenso trabajo de campo efectuado por la autora desde 1967 entre los nahuas y tlapanecos de Guerrero, y la comparación con monografías de pueblos indígenas de los estados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y de Guatemala, sirven a Dehouve para plantear una nueva concepción de los sistemas de cargos en términos de realeza sagrada dirigida a lograr la prosperidad colectiva mediante diversos actos rituales.

A manera de bisagra entre la realeza mexica y la situación contemporánea, un capítulo dedicado a la realidad colonial describe las adaptaciones que sufrió el sistema de realeza sagrada ante las nuevas disposiciones dictadas por las autoridades de la época virreinal. Durante este periodo surge como tal el sistema de cargos del cabildo, de índole rotativa, y comienza la diversificación de las figuras de los actores: se da la creación de fiscales y cofradías, se introduce el cargo de gobernador y de alcalde, y se implanta una jerarquía política española. No obstante, el modelo impuesto es rápidamente resignificado en términos locales y manejado según la mencionada unificación del poder y de lo religioso, aunque se asiste a una separación en la que el alcalde tiende a ser el personaje central y a estar apoyado por un especialista ritual encargado de las funciones religiosas. Se mantiene la estructura de la entronización mexica, simplificada, pero con los elementos principales de la penitencia, el sacrificio y el banquete, aspectos que se repiten en diferentes rituales. La presencia de los santos no resulta tan decisiva, pues, en palabras de Dehouve, “los dioses cambiaron pero los rituales permanecieron”. La sustancia del culto parece no ser tan relevante como su forma de organización, de ahí que los dioses pudieran ser sustituidos por los santos católicos sin alterar esencialmente el sistema; además, los mayordomos se podían tornar en ixiptla de estos santos. Un aspecto ajeno a la realeza sagrada mexica es la rotación de los cargos; no obstante, no se da un fenómeno de aculturación, y, pese a la desaparición explícita del rey sagrado, la lógica subyacente de realeza sagrada permite absorber las novedades exógenas. De este modo, cabildos, fiscales y cofradías son el nuevo modelo de realeza sagrada, que se replica en otros grupos de la sociedad.

En cuanto a la situación contemporánea de los sistemas de cargos, Dehouve acude a su mencionada etnografía en la región de Tlapa y comunidades aledañas en Guerrero, junto a datos comparativos procedentes de poblaciones indígenas de estados del sur de México y Guatemala, para trazar las líneas que permiten captar cómo subsiste la lógica organizativa del sistema de la realeza sagrada. Frente a los organigramas descriptivos que caracterizan a numerosos estudios de los sistemas de cargos, la autora enfatiza la importancia de mostrar el desarrollo de la organización para captar en acción la lógica de la realeza sagrada. El sistema de cargos posee funciones coercitivas y de impartición de la justicia, donde incide el oficio del dirigente, así como funciones ceremoniales, en el entendido de que las autoridades, como en la realeza mexica, son responsables de la vida, la salud y el bienestar colectivo de los integrantes de las comunidades. Los personajes centrales, mayordomos o comisarios, se convierten en garantes de la prosperidad mediante rituales y el poder se personifica en objetos sagrados, como los bastones de mando introducidos en la época virreinal. Se concibe también que las funciones penitenciales y de purificación deben cumplirse con escrupulosidad; entre ellas destacan el ayuno, la vigilia, la reclusión, la abstinencia sexual y la ablución, mediante las cuales los mayordomos y autoridades persiguen mantener la pureza ritual, acumular poder en su cuerpo para llevar a cabo eficazmente su función o librarse de las faltas que podrían desencadenar desgracias para el grupo social.

No obstante, al personaje central también se le considera responsable de la desdicha colectiva en el caso de que se le atribuyan errores y se presenten consecuencias negativas -desastres naturales, catástrofes, enfermedades-, y existen también mecanismos para derivar la culpabilidad en otros actores, atribuyéndola por ejemplo a casos de brujería.3 Otro aspecto relevante del sistema de cargos es la subdivisión y delegación de funciones en personajes secundarios, característica presente en el sistema de realeza sagrada.

Un análisis detallado de los ritos de entronización de las autoridades tlapanecas sirve para establecer una comparación implícita con la entronización del rey mexica, revelando con fuerza la presencia de una secuencia ritual con numerosos aspectos en común: la importancia del contexto nocturno para la transmisión del poder, la organización del cambio de autoridades en torno al ciclo solar -ahora derivado en un ciclo anual plasmado en el ciclo agrícola-; la continuidad de los símbolos de poder asociados con el personaje central -felino en ambos casos: jaguar vinculado con el tlahtoani y gato en el caso tlapaneco cuyo sacrificio confiere fuerza al comisario para impartir justicia durante el cargo-; relevancia de la penitencia, del encendido de un fuego nuevo, de la ablución ritual y de la entrega de una serie de dones -en forma de depósitos rituales- a las distintas divinidades, así como de los recorridos por la geografía comunitaria en los que se visitan lugares sagrados.

En la conclusión de Dehouve, la permanencia del modelo de entronización de la realeza sagrada supone un aspecto fundamental que permite atestiguar cómo el sistema pervive históricamente y continúa vigente incluso en el seno del modelo político occidental, es decir, articulado con el sistema partidista presente en la Montaña de Guerrero y otras regiones de Mesoamérica. ¿Pero cómo se ha dado la continuidad y cómo ha sobrevivido el sistema en la situación contemporánea? La tendencia flexible, adaptable y orientada a producir réplicas que caracteriza a la realeza sagrada lleva a la autora a plantear que este modelo de organización no atañería únicamente al sistema de cargos, sino a la comunidad indígena en su conjunto, así como a los distintos niveles que la componen. De esta manera surge una nueva relectura de la comunidad en la que es ésta la que se organiza a sí misma o se clona -“la comunidad en su totalidad es un sistema de realeza sagrada”-, provista de un personaje central responsable de la dicha o la desdicha colectiva, y lo mismo ocurriría con la familia extensa, réplica de aquélla, en la que el padre ocuparía el lugar del personaje central e incluso del especialista ritual que tendría, en ciertas ocasiones, como en la extracción de recursos, la caza, la explotación del maguey o el cultivo, que someterse a penitencias para realizar sus actividades con eficiencia y velar por la prosperidad colectiva.

El hecho de repensar etnográficamente el sistema de cargos en términos de realeza sagrada deriva en la reconceptualización de diferentes aspectos asociados y en ofrecer nuevos planteamientos de temáticas y ámbitos clásicos de la etnología mesoamericanista.

Metodología

La realeza sagrada muestra el potencial de articular una serie de métodos: examen y cotejo de fuentes documentales, análisis lingüísticos reflejados en la transcripción y traducción de discursos y categorías en lengua náhuatl, comparación de material antropológico, consulta de archivos, realización de un extenso trabajo etnográfico mediante diversidad de técnicas -entrevistas, observación participante, documentación de rituales por medio de grabaciones de audio y video, etcétera. Pero, al igual que en otros estudios efectuados por Dehouve -como por ejemplo “El venado, el maíz y el sacrificado” (2008) -, prima el desarrollo de una metodología central consistente en ayuntar la etnohistoria o la historia con la etnografía, en volcar la etnografía sobre las fuentes documentales y viceversa, buscando una suerte de iluminación recíproca. En varios momentos la información documental apoya el análisis de los datos empíricos y en otros los registros etnográficos ayudan a clarificar los fenómenos precolombinos. Y a veces los métodos se interpenetran: así, por ejemplo, la propuesta para el estudio del ritual elaborada por la autora con material etnográfico, consistente en segmentar el ritual en unidades cada vez menores, se vuelca en el estudio de la entronización del soberano mexica, reconstruida con fuentes documentales, y el resultado se utiliza como referente en el análisis de la estructura y los rasgos centrales del proceso de entronización de las autoridades tlapanecas.

La premisa teórico-metodológica de estudiar conjuntamente lo político y lo ritual, ejemplificada en el libro, que persigue cambiar la interpretación convencional de ciertos fenómenos a la luz de un acercamiento más afín a las lógicas de los actores sociales que los producen, está acompañada de un enfoque metodológico más implícito -pero que cobra fuerza en sí mismo-, basado en la proyección sobre los fenómenos de una doble mirada unificada, a la vez etnográfica e histórica.

Referencias

Dehouve, D. (2007). La ofrenda sacrificial entre los tlapanecos de Guerrero. México: Plaza y Valdés, Instituto Nacional de Antropología e Historia. [ Links ]

Dehouve, D. (2008). “El venado, el maíz y el sacrificado”. Diario de Campo, Cuadernos de Etnología 4, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia. [ Links ]

Dehouve, D. (2015). El especialista ritual tlapaneco: poder y fuerza. En Patricia Gallardo y Françoise Lartigue (Coords.), El poder del saber. Especialistas rituales de México y Guatemala (pp. 135-154). México : Universidad Nacional Autónoma de México- Instituto de Investigaciones Históricas. [ Links ]

Dehouve, D. (2016a). Antropología de lo nefasto en comunidades indígenas. San Luis Potosí: El Colegio de San Luis. [ Links ]

Dehouve, D. (2016b). “El papel de la vestimenta en los rituales mexicas de ‘personificación’ ”. Nuevo Mundo Mundos Nuevos [en línea], Coloquios, Puesto en línea el 14 junio 2016, consultado el 10 de junio de 2018. [ Links ]

1 Una lectura del especialista ritual tlapaneco en estos términos figura en Dehouve (2015).

2Véase al respecto un estudio acerca de la vestimenta de los dioses vinculada con este concepto en Dehouve (2016b).

3Cabe destacar que la definición del mal, la asignación de causas y la imputación de culpables es desarrollada por la autora de manera monográfica como propuesta acerca de una Antropología de lo nefasto en las comunidades indígenas (Dehouve 2016a).

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons