SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número24El Ateneo Mexicano (1840-1850): una constelación cultural intergeneracional índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Connotas. Revista de crítica y teoría literarias

versión On-line ISSN 2448-6019versión impresa ISSN 1870-6630

Connotas. Rev. crit. teór. lit.  no.24 Hermosillo ene./jun. 2022  Epub 30-Mayo-2022

https://doi.org/10.36798/critlit.v0i24.409 

Reseñas

Domínguez-Ruvalcaba, Héctor. Latinoamérica queer. Cuerpo y política queer en América Latina. 1ª ed., traducción de Sonia Verjovsky Paul, Ariel, 2019.

Ana Lourdes Álvarez Romero1 
http://orcid.org/0000-0002-5180-1321

1Universidad Iberoamericana León, México alvarezromeroana@gmail.com

Domínguez-Ruvalcaba, Héctor. Latinoamérica queer. Cuerpo y política queer en América Latina. 1ª, traducción de, Verjovsky Paul, Sonia. Ariel, 2019.


Supliendo la creciente necesidad de una genealogía de los estudios queer latinoamericanos, Héctor Domínguez-Ruvalcaba (Hermosillo, Sonora, 1962) ofrece un panorama crítico sobre estos en Latinoamérica queer. Cuerpo y política queer en América Latina. Bajo cuatro ejes principales -la decolonialidad, los proyectos de nación en la modernidad periférica, la política desde lo LGBTI, las políticas trans y el “sexo neoliberal”-, el autor expone un trayecto de las investigaciones que han elegido lo queer como marco conceptual e interpretativo en las últimas tres décadas del siglo XX.

El profesor investigador de la Universidad de Texas en Austin resume las labores de los estudios queer latinoamericanos en cinco puntos. Primero, destaca la realización de una política de “traducción cultural”, en la que se reconocen los rasgos específicos del contexto en el que se llevan a cabo; así, desarrolla que la teoría queer latinoamericana es “un método localizado” dispuesto a dar cuenta de la problemática de los cuerpos en el contexto que habitan (21). Segundo, señala el efecto de los estudios queer en las “formas de desidentificación establecidas como los hilos invisibles del colonialismo sexual” (24); de esta manera, plantea que existe una desarticulación de la identidad desde los cuestionamientos, por parte de los estudios queer, a las prácticas sexuales instauradas con la colonización. Tercero, destaca la asociación de lo queer con la modernidad en los debates del siglo XX referentes al género y la sexualidad; según el autor, la “modernidad queer ” y su rechazo a la identidad nacional es uno de los temas medulares de estos estudios (31). Cuarto, como consecuencia del punto anterior, Domínguez-Ruvalcaba rastrea cómo los estudios queer han desmantelado el sistema de género, a tal grado de que plantean una reconfiguración del sujeto nacional a través de la superación de los cimientos patriarcales y heterosexuales del Estado liberal moderno (31-32). Quinto, el autor pone en relieve los retos de la teoría queer en la era neoliberal, al mismo tiempo que obliga a revisar su definición; como él mismo explica, existen “formas de explotación que, dado que se desvían de las reglas de los sistemas patriarcal y heterosexual, pueden definirse como queer, aunque con causas indefendibles”. Tal es el caso de la esclavitud sexual, la pornografía infantil, la pedofilia, el turismo sexual y la sexualidad violenta (35).

Durante el capítulo primero, titulado “Descolonización queer ”, Domínguez-Ruvalcaba expone cómo los estudios queer han replanteado la herencia colonial referente a las sexualidades. Según el autor, fueron dos los eventos que iniciaron la interrogación académica sobre la sexualidad: los crecientes feminicidios y la epidemia del sida en Latinoamérica. A partir de estos dos hechos, la academia comenzó a indagar la historia de América Latina al mismo tiempo que la reinterpretaba. En esta resignificación se ha dilucidado que la imposición de los códigos de la heterosexualidad obligatoria a los sexos es producto de la colonización (41). Bajo esta premisa, a su vez, se ha analizado cómo se ha disciplinado a los cuerpos con el objetivo de dominarlos (61).

En “Lo queer y la nación en la modernidad periférica”, el segundo capítulo del libro, Domínguez Ruvalcaba señala la importancia de entender la conformación del Estado republicano moderno en los análisis queer de la colonialidad, tal como ha sido planteado por Rita Segato. De esta forma, se da cuenta del funcionamiento del Estado a través de políticas de exclusión que, como tales, marginan lo que indique la política religiosa establecida con la conquista. A partir de estos sucesos históricos, en Latinoamérica se ha instaurado una política moderna del cuerpo impulsada desde los nacionalismos latinoamericanos, de modo que dicha política coexiste, por ejemplo, con un discurso científico sobre la sexualidad que termina por excluir lo que no se adapte a la heteronorma encarnada por distintas instituciones. El autor desarrolla dos casos paradigmáticos fundacionales en los que la feminización se configura como una metáfora política de la pérdida de poder de los europeos en beneficio del ser nacional: la publicación de “El matadero”, de Esteban Echeverría, y el baile de los 41, llevado a cabo en la Ciudad de México en 1901. En el primer caso, existe una ridiculización del personaje unitario como un afeminado “occidentalizador”, para posteriormente tacharlo de antinacional; mientras que, en el denominado “baile de los 41”, el escarnio público al que fueron sometidos los asistentes mostró cómo lo queer funcionó para ridiculizar el poder de la oligarquía porfiriana (87).

A lo largo del capítulo tercero, “Política y cultura LGBTI”, el autor traza las historias de los movimientos de liberación lésbico-gay en el subcontinente, centrándose sobre todo en el contexto argentino, el cubano y el mexicano. Domínguez-Ruvalcaba señala las diferencias notables entre el Frente de Liberación Homosexual (FLH) argentino en su manifiesto Sexo y revolución, la izquierda mexicana y el socialismo en Cuba: “mientras que en Argentina y México una resignificación queer de la revolución anclaba el activismo LGBTI en la utopía de la izquierda, la corriente principal de socialismo de Cuba percibía a la diversidad sexual como parte de la ideología contrarrevolucionaria” (133). A su vez, el autor liga los planteamientos del capítulo anterior con los del tercero al desarrollar las dificultades de los movimientos por los derechos de las personas homosexuales en el contexto latinoamericano, puesto que la homosexualidad misma se considera “una amenaza para la identidad nacional o la moral pública” (141).

Por último, en “Más allá de las luchas LGBTI: políticas trans y sexo neoliberal”, Domínguez-Ruvalcaba aborda algunas de las manifestaciones surgidas desde el movimiento LGBTI pero que no han sido su prioridad. Este es el caso de los intereses políticos de las personas transexuales, transgénero e intersexuales en cuanto a la obtención de derechos y a su representación artística. El autor se enfoca en las vicisitudes de las mujeres trans en los contextos latinoamericanos, así como en las expresiones culturales en las que se recrean sus experiencias. Según Domínguez-Ruvalcaba, en el arte contemporáneo latinoamericano “se utiliza el travestismo para desmantelar el aparato simbólico de dominación, así como en los siglos XIX y XX se usó para desempoderar a los enemigos políticos” (188). Subraya, principalmente, la desnaturalización de los roles de género por medio del travestismo en los campos artísticos latinoamericanos.

Si bien Latinoamérica queer. Cuerpo y política queer en América Latina es una obra valiosa en tanto que desarrolla pedagógicamente los alcances y algunas de las delimitaciones de la teoría queer en el contexto latinoamericano, además de que se trata, hasta ahora, del único libro en español que ofrece un panorama general del tema1, es importante señalar uno de los puntos en los que el texto no repara: la insuficiente problematización del término queer y algunas de sus (al menos aparentes) discrepancias con distintas perspectivas feministas.

En el libro se maneja el término queer, sobre todo en el capítulo primero, como aquello que engloba a las sexualidades disidentes de la heteronorma. Considerando esta definición podríamos preguntarnos si es deseable analizar las diversas sexualidades bajo un mismo concepto, ya que, de ser así, ¿no se corre el riesgo de que se priorice y se tome como medida a la más visible? En nuestra opinión, este es precisamente uno de los puntos problemáticos del término, lo que no es considerado en el texto y termina repercutiendo en algunos de los análisis y juicios que presenta. Así, por ejemplo, la homosexualidad y el lesbianismo necesitarían de parámetros distintos de análisis debido a la situación socioculturalmente diferenciada entre hombres y mujeres dentro del sistema patriarcal.

En el libro se toman las problemáticas de los hombres homosexuales como representativas de las problemáticas lésbicas, cuando ambas están claramente diferenciadas en los distintos contextos latinoamericanos, como se ha señalado desde los feminismos. En esta lógica, cabe preguntarnos cómo los estudios queer podrían reconocer las diferencias socioculturales de cada una de las sexualidades y expresiones de género sin tomar a ninguna de ellas como representativa de las demás, puesto que existe el riesgo de no reconocer sus mecanismos distintivos.

Con este señalamiento, es posible deducir que, si bien el texto muestra una vasta revisión bibliográfica sobre estudios queer latinoamericanos, no repara en algunos de los presupuestos cardinales del sistema patriarcal. A pesar de que se citan algunas referentes feministas, como Rita Segato, el texto carece de una atención minuciosa a las lógicas y operaciones llevadas a cabo desde el patriarcado que terminan condicionado cultural y socialmente a los cuerpos sexuados. De la misma manera, no existe una problematización del término “heterosexualidad obligatoria” que proviene de las teóricas feministas Monique Wittig y Adrienne Rich. En esta línea, el texto tampoco problematiza que, por ejemplo, la “feminización” de algunos grupos de hombres sea motivo de escarnio social; al analizar la degradación de los hombres al ser considerados feminizados, no se detiene en cuestionar ni la feminización como un código patriarcal impuesto a las mujeres ni la subordinación histórica y cultural de estas a los hombres.

Los estudios queer no parecen sustituir los aportes de las feministas en cuanto al señalamiento de las funciones (y coacciones) del sistema patriarcal. Para complementar el análisis de las sexualidades disidentes de la heteronorma, es necesario revisar los aportes feministas de manera profunda, más allá de presentarlos como un antecedente de los estudios queer. Igualmente, las discusiones contemporáneas entre los enfoques de los estudios queer y los distintos feminismos necesitan abordarse por cuestiones metodológicas. Obviarlas no da cuenta de la complejidad del panorama académico contemporáneo.

Más allá de estos señalamientos, el texto logra mostrar cómo los estudios queer han intentado resignificar los documentos culturales: de la historia a la literatura y las artes, pero también pasando por la sociología y la antropología, se reinterpretan los silencios, las alusiones y las descripciones de las sexualidades que contradicen, de alguna manera, el sistema heteronormativo. De este modo, Héctor Domínguez-Ruvalcaba muestra que la perspectiva queer funciona, principalmente, como una herramienta para desnaturalizar los discursos culturales preestablecidos en relación con los cuerpos y las sexualidades. Así es que el marco queer logra cuestionar aspectos al relacionarlos, entre los que destacan las nacionalidades, la colonización, la colonialidad, las luchas LGBTI y la modernidad periférica latinoamericana. Se trata de un panorama complejo que, como tal, posibilita una relectura de la historia, la literatura, la sociología y la antropología en el subcontinente, con el resultado del cuestionamiento de los grandes mitos fundacionales.

1Aunque escrito por un mexicano, el libro se publicó originalmente en inglés. Existen otras obras sobre lo queer en América Latina, pero abarcan aspectos específicos y no ofrecen un panorama general de los estudios sobre este tema.

Recibido: 04 de Agosto de 2021; Aprobado: 13 de Diciembre de 2021

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons