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Connotas. Revista de crítica y teoría literarias

versión On-line ISSN 2448-6019versión impresa ISSN 1870-6630

Connotas. Rev. crit. teór. lit.  no.24 Hermosillo ene./jun. 2022  Epub 30-Mayo-2022

https://doi.org/10.36798/critlit.v0i24.379 

Artículos

De héroes, compromiso y política. Una relectura de la novela Mamita Yunai, de Carlos Luis Fallas desde la autoficción

Of heroes, commitment and politics. A rereading of the novel Mamita Yunai, by Carlos Luis Fallas from autofiction

Roberto Blanco Ramos1 
http://orcid.org/0000-0001-5831-1555

María Fernanda Fallas Monge2 
http://orcid.org/0000-0001-8374-212X

1Universidad San Judas Tadeo, Costa Rica robertoblanco1890@gmail.com

2Universidad Nacional de Costa Rica boxi88@hotmail.com


Resumen:

El presente artículo pretende elaborar una relectura de la novela Mamita Yunai, del escritor costarricense Carlos Luis Fallas, publicada en 1941, desde los planteamientos literarios y teóricos de la autoficción. Para ello se analizan los principales mecanismos autoficcionales utilizados por el narrador y se examinan los vínculos existentes entre la literatura de compromiso sociopolítico, la cual postula una estrategia de divulgación y concientización social, y la correlación con las estrategias de la autoficción, destacando la formación de una identidad literaria de corte comunista-proletario. La importancia de realizar este estudio radica en el hecho de que, hasta el momento, no existe ninguna investigación que haya abordado la novela desde un acercamiento autoficcional. Además, el análisis procura plantear la obra como un antecedente de la formulación del debate teórico de la autoficción, surgido en 1977, con la creación del neologismo “autoficción”, acuñado por Serge Doubrovsky.

Palabras clave: literatura hispanoamericana; autoficción; autobiografía; política

Abstract:

This article aims to elaborate a rereading of the novel Mamita Yunai (1941), by the Costa Rican writer Carlos Luis Fallas, from the literary and theoretical approaches of the so-called autofiction. To this end, both the main autofictional mechanisms used by the narrator, as well as the existing links between literature of socio-political commitment, which postulates a strategy of dissemination and social awareness, and the correlation with the strategies of autofiction are examined, highlighting the formation of a literary identity of a communist-proletarian nature. The importance of conducting this study lies in the fact that, to date, there is no research that has studied this novel from an autofictional approach. In addition, the analysis seeks to present the text as an antecedent of the formulation of the theoretical debate of autofiction, which emerged in 1977, with the creation of the neologism “autofiction” elaborated by Serge Doubrovsky.

Key words: Hispanic American literature; autofiction; autobiography; politics

INTRODUCCIÓN

En 1941, en el periódico del Partido Comunista de Costa Rica, Trabajo, circularon diferentes anuncios y noticias que hacían referencia a la nueva novela publicada por el escritor Carlos Luis Fallas: Mamita Yunai. Por ejemplo, en la edición de julio del día diecinueve se publicó el siguiente recordatorio: “En esta semana estará a la venta la novela de Carlos Luis Fallas Mamita Yunai. Recuerden nuestros lectores compañeros que Mamita Yunai es la primera novela escrita por un trabajador costarricense” (2). El veintiséis del mismo mes se informó sobre un homenaje que se realizaría al “compañero” Fallas por la publicación de su obra (1). En la misma edición, en un recuadro se anunciaba: “MAMITA YUNAI. La novela del compañero Carlos Luis Fallas, la primera novela escrita por un obrero en Costa Rica” (4). Además, incluía un comentario de la escritora Carmen Lyra: “La novela de Fallas es la novela de más recia musculatura escrita dentro del ambiente costarricense que yo he leído” (4); mientras que el día seis del mes de septiembre, en un anuncio, se hizo referencia a que: “la novela de C. Fallas que ha sido considerada por destacados intelectuales costarricenses como una GRAN NOVELA! . . . Que ningún compañero se quede sin comprarla” (4).

Son varias las acotaciones fundamentales que pueden extraerse de las referencias anteriores, en términos de lo que Manuel Alberca puntualiza como la estructuración de un pacto de lectura ambiguo (Alberca, ¿Existe la autoficción...? ), destacando las referencias del pacto autobiográfico relacionado con la condición del autor como trabajador-obrero y el pacto ficcional aludido en la publicación de una novela. Asimismo, se puede deducir que la funcionalidad del lector, dentro de ese pacto, fue adquiriendo matices políticos en cuanto a su difusión (la opinión de una líder intelectual y la mención necesaria de que “los compañeros” la adquieran). Siguiendo este planteamiento, el presente artículo pretende elaborar una relectura1 de la novela de Fallas, desde los planteamientos literarios de la autoficción. Para realizar este análisis se examinan los principales mecanismos autoficcionales utilizados por el narrador, así como los vínculos existentes entre la literatura de compromiso sociopolítico ―la cual postula una estrategia de divulgación y concientización social― y las estrategias narrativas de la autoficción, destacando la formación de una identidad literaria de corte comunista-proletario (Molina 61).

Es importante destacar que la investigación se inscribe dentro de una consideración significativa que el autor Manuel Alberca plantea. El autor señala que la autoficción hispanoamericana puede estudiarse en una serie de obras literarias que anteceden al origen del concepto, acuñado por el escritor francés Serge Doubrousky en 1977 en su novela Fils,2 y, por ende, al paulatino desarrollo posterior de la categoría literaria. Para Alberca:

En el caso de la autoficción se afirma que fue la primera vez en que la teoría nació al unísono de la práctica, cuando Serge Doubrovsky, con su novela Fils, inventó al mismo tiempo el término, el concepto y la práctica de la autoficción. Craso error. La práctica formalmente ya existía, aunque hay que reconocerle al escritor francés el mérito y el acierto de ser el creador del neologismo que hizo fortuna y bautizó algo ya existente. (El pacto 141)

Ahora bien, tal como lo reconoce Alberca, desde el origen de la categoría, se han analizado una serie de obras de los últimos treinta años del siglo XX del desarrollo literario hispanoamericano (Alberca, ¿Existe la autoficción...? 117), que además incluiría a las obras publicadas en los dos decenios del siglo XXI. Tomando como base la argumentación de los antecedentes prácticos del neologismo, la novela elegida, publicada en 1941, puede abordarse como una obra precedente de la formulación del debate teórico de la autoficción.

En este punto es importante brindar una explicación teórica y metodológica sobre el concepto de autoficción. Esto debido a la existencia de una gran cantidad de estudios que pretenden definirlo.3 Dicho análisis permitirá comprender la estructuración narrativa autoficcional presente en la novela de Fallas.

La configuración narrativa de la autoficción está delimitada a través de una serie de aspectos en los que se recalca de manera frecuente la hibridación y la ambigüedad. En términos generales, Alberca define esta vertiente de estudio literario como: “. . . un relato que se presenta como novela, es decir, como ficción, o sin determinación genérica (nunca como autobiográfica o memorias), se caracteriza por tener una apariencia autobiográfica, ratificada por la identidad nominal de autor, narrador y personaje ( ¿Existe la autoficción...? 115). En esta descripción ya aparecen los principales elementos concluyentes en cuanto a su formación ambigua. Así, esta característica funciona a partir de un eje de lectura fundamental, el llamado contrato de lectura autoficcional. Precisamente, en este radica la importancia de examinar la novela de Fallas por medio de una concepción de relectura, en la que, en lugar de separar la realidad y la ficción, ambas dimensiones se afirman de forma simultánea sin establecer un procedimiento para distinguirlas (Musitano 109), por lo que la autoficción se entendería como un eje de análisis en conjunto. Por tal motivo, en la autoficción convergen dos grandes pactos: el autobiográfico y el ficcional-novelesco. Así, según Alberca, este género puede encontrarse desde dos vertientes:

  1. puede camuflar un relato autobiográfico bajo la denominación de novela, o

  2. puede simular que una novela parezca una autobiografía sin serlo. En ambos casos la ambigüedad es de muy distinto calado. Efímera en el primero y más compleja y continuada en el segundo. (Alberca, ¿Existe la autoficción…? 117)

De ahí que las autoficciones sean interpretadas por medio de la colocación y distribución de los pactos que las envuelven (Alberca, ¿Existe la autoficción...117), formando una relación que se rige desde la escritura en primera persona y la ficcionalidad de la narrativa (Barchino 6).

El artículo se divide en varios apartados, que engloban la problemática central desde perspectivas históricas y literarias. En el primero se estudian los principales antecedentes de la literatura de compromiso sociopolítico costarricense; además, se analiza a la Generación del 40, en la que se inscribe la producción literaria de Fallas. En el segundo apartado, se indaga la forma en que la experiencia de la figura intelectual-escritor resulta fundamental en la dinamización del pacto autobiográfico como una identidad literaria narrativa relevante. Por último, la investigación analiza los mecanismos autoficcionales presentes en Mamita Yunai.

LITERATURA DE COMPROMISO SOCIOPOLÍTICO COSTARRICENSE: ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y LA GENERACIÓN DEL 40

En Costa Rica, desde las primeras décadas del siglo XX, comenzó a desarrollarse una literatura de compromiso que cuestionó y deslegitimó el orden establecido por medio del abordaje y la recuperación de temáticas sociales. Esta literatura comprometida tuvo un importante alcance con la publicación, en 1941, de la novela Mamita Yunai de Carlos Luis Fallas. En esta se denunció el actuar de la United Fruit Company en materia de explotación laboral y en su dominio transnacional en la región del atlántico costarricense, mediante una estética literaria basada en la lucha social.

Antes de estudiar a la llamada Generación del 40, es necesario referirse a dos generaciones literarias anteriores, esto con el objetivo de evidenciar la paulatina conformación de una literatura costarricense de compromiso social y político. El investigador Álvaro Quesada (33-75) ubica a dos generaciones como las precursoras del abordaje de los ejes temáticos sociales y del cuestionamiento al poder, que en décadas posteriores la Generación del 40 adquiere y amplía, con lo que establecieron una etapa de madurez significativa (Mora 8). Estas son las catalogadas “Generación del Repertorio Americano” y de las décadas de 1920 y 1930. Ambas se constituyen en contextos de debilitamiento y cuestionamiento del régimen liberal, como consecuencia de una serie de procesos de transformación y crisis política producidos a nivel internacional y ocurridos en las tres primeras décadas del siglo XX, los cuales afectaron la realidad sociopolítica costarricense.4

Aunados a los aspectos anteriores, se presentan una serie de importantes cambios en la sociedad costarricense, entre los que destaca la paulatina expansión de sectores medios y bajos urbanos, los cuales forjaron la conformación de un sector proletario. Así, los escritores de ambas generaciones encuentran un amplio abanico ideológico en el que pueden sustentar sus perspectivas literarias o representarlas por medio de la crítica. En ese sentido, por ejemplo, destaca la fundación del Partido Comunista en 1931, convertido en un instrumento de lucha y de representación popular e incentivador de una literatura proletaria (Molina). Por ende, en ambas tradiciones, el reflejo del desencanto ante el orden tradicional liberal posibilitó el surgimiento de una identificación literaria con sujetos subalternos y el abordaje de espacios o territorios periféricos (olvidados del proyecto de nación liberal). Así, la imagen de la nación liberal, en términos literarios, se resquebraja y se proponen nuevas formas de imaginarla y concebirla.

A partir de la década de 1940 se produce un cambio trascendental en el entramado político costarricense, con el establecimiento de un nuevo orden-político institucional, amparado en una serie de reformas sociales que beneficiaron a las clases subalternas o populares (Pérez 125-131). Esto contribuyó a la creación de un escenario ideal para que la literatura de compromiso social se extendiera. En ese marco, tal como lo indica Quesada (80), gran parte de la producción literaria de la Generación del 40 buscó el apoyo de las nuevas valoraciones políticas reformistas y revolucionarias, gestadas desde el decenio de 1930 por comunistas, socialdemócratas y socialcristianos.

Por otra parte, es importante recalcar que esta generación, de acuerdo con Quesada, se constituyó por medio de dos búsquedas narrativas: una social y realista, que recoge propósitos revolucionarios, y otra psicológica y vanguardista (83). Es dentro de la primera vertiente donde se ubica la narrativa del escritor Carlos Luis Fallas, junto a las obras de Adolfo Herrera García y Fabián Dobles, así como algunas novelas de Joaquín Gutiérrez.

Antes de finalizar este apartado, conviene destacar una novedosa interpretación con respecto a la dinámica representativa de la literatura de compromiso social. Esta destaca la funcionalidad que posee la noción de imaginario en la difusión de sus obras y es analizada por Francisco Rodríguez Cascante, en su texto Imaginarios utópicos. Filosofía y literaturas disidentes en Costa Rica (1904-1945). Según Rodríguez, desde comienzos del siglo XX, se difundieron discursos de carácter heterogéneo, los cuales respondieron a las contradicciones del liberalismo, el capitalismo y el imperialismo (XV). Tomando en consideración la teoría de Castoriadis de la institución imaginaria (Rodríguez XVI), resulta evidente que la literatura sociopolítica costarricense, tal como se verá con el caso de Mamita Yunai, “generó una serie de producciones de significados colectivos en procesos de transformación por su misma condición histórica” (Rodríguez XVI). Dicho condicionamiento pasó por la necesidad de formar imaginarios para un cambio en la estructura sociopolítica costarricense.

“CUANDO LOS ESCRITORES NO SE OCUPAN DE LA POLÍTICA, LA POLÍTICA TERMINA OCUPÁNDOSE DE LOS ESCRITORES”5: IDENTIDAD LITERARIA DE CALUFA Y EL PACTO AUTOBIOGRÁFICO

El carácter reformista y revolucionario de la Generación del 40 permite considerar algunas particularidades en torno a la estructuración de la figura del escritor comprometido, en una coyuntura de transformación social que define el pacto autobiográfico y de identidad política con la publicación de una novela que busca generar concientización social. Se puede reflexionar en torno a estas particularidades sobre todo si se toma en consideración la vertiente histórica de los procesos de cambio político-social, acontecidos en la región centroamericana durante el siglo XX, y la forma en que la intelectualidad los vivió, articuló e interpretó mediante una discursividad vinculada con propósitos políticos y literarios. Sobre esto, Gerardo Aguilar puntualiza que:

En Centroamérica durante el transcurso del siglo XX . . . la síntesis general de la vida intelectual no se formalizó en sistemas filosóficos, bibliotecas, museos, universidades o en un establishment técnico, sino que fue elaborada a través de una esfera literaria pública más o menos informal, cuyas formas prevalentes han sido los periódicos, editoriales, manifiestos, cartas, testimonios, memorias, novelas, cuentos y poesía. (8-9)

Para el caso que conviene analizar, la alusión a la informalidad discursiva puede debatirse, tomando en cuenta, tal como se verá en el análisis venidero, la forma en que Carlos Luis Fallas se convirtió en escritor, proceso que estuvo influenciado por una determinación ideológica organizada en un partido político.

La autora argentina Claudia Gilman (14-19) plantea que la figura del escritor-intelectual, adquiere relevancia en un determinado contexto histórico reformista, debido a su relación con la cultura y con la forma de creación de un campo de representaciones del mundo social (16). De esta manera, la Generación del 40, adscrita a una determinada posición social, asumió esta particularidad. En el caso de Fallas, la vinculación de este con la política de izquierda coadyuvó a que forjara un posicionamiento político-simbólico significativo para ampliar la perspectiva de la Generación del 40 en torno a la representación de la realidad social.

Destacando el análisis de los párrafos predecesores, resulta importante apuntar que la elaboración y publicación de la novela Mamita Yunai estuvo sujeta a la historia de vida personal, política e intelectual del autor. Carlos Luis Fallas Sibaja nació en la ciudad de Alajuela en el año de 1909 y falleció en San José en 1966 (Picado 220). De acuerdo con el historiador Iván Molina (76), Fallas pudo terminar los estudios escolares y cursó dos años de colegio. Posteriormente, en el año 1925, decidió trasladarse a la región atlántica de Costa Rica para trabajar en las plantaciones bananeras:

Tuve que abandonar los estudios, fui aprendiz en los talleres de un ferrocarril y, a los dieciséis años, me trasladé a la provincia de Limón, en el litoral Atlántico de mi país, feudo de la United Fruit Company, el poderoso trust norteamericano que extiende su imperio bananero a lo largo de todos los países del Caribe. (Fallas, “Autobiografía” 13)

Luego de su experiencia como trabajador en las plantaciones, en 1931 Carlos Fallas ingresó al Partido Comunista de Costa Rica (Molina 76). De esta manera, inició una etapa de militante y dirigente político. Su afiliación política al partido le sirvió de base para profundizar su formación intelectual, lo cual, según Dennis Arias (71), junto con las labores de redacción que emprende y su encuentro con la escritora Carmen Lyra6 “parecen haber iniciado una metamorfosis donde el obrero se convertirá también en escritor y de donde emergerá paralelamente la noción subjetiva, política y literaria de lo heroico” (72). Asimismo, esta relación permitió el desarrollo de una estrategia para generar y publicar relatos conexos con una narrativa de corte proletaria que le interesaba al Partido Comunista costarricense (Molina 83).

Como se mencionó anteriormente, la influencia del comunismo en el contexto de crisis del liberalismo se extendió al área cultural, esto facilitó que surgiera una literatura de corte partidista. Uno de los claros objetivos de difusión con el que contaron los partidos comunistas centroamericanos fue plasmar una ideología revolucionaria en textos literarios, fundamentada, de acuerdo con Gerardo Aguilar (9) en el esfuerzo de reconstruir una identidad histórica centroamericana basada en ideas y proyectos reformistas.

En consecuencia, el proyecto comunista intelectual costarricense se empeñó en construirle a Carlos Luis Fallas: “una identidad literaria que completara la que ya tenía de luchador social” (Molina 85). Por ello, se puede interpretar que la dimensión intelectual de Fallas se desplegó mediante la concepción de que la palabra escrita surge como un instrumento de intervención (Gilman 70). No es coincidencia, por ende, que la novela surgiera como resultado de un informe que Fallas dio a la Comisión del Partido Comunista, luego de haber participado como fiscal en una mesa electoral en la región del Atlántico, durante las elecciones presidenciales de 1940 (M. Aguilar 180), y que pueda leerse, como un testimonio autobiográfico que marcó su tránsito de trabajador bananero a dirigente político revolucionario (Quesada 86). Al mismo tiempo, esta dimensión autobiográfica aclara la forma en la cual se puede concebir Mamita Yunai dentro de un marco novelístico autoficcional. Es decir, la experiencia real vivida como trabajador en las plantaciones bananeras del Atlántico costarricense y la experiencia histórica-intelectual de su militancia, asumen y esclarecen la significancia de su identidad literaria, trazada como se analizará en el siguiente apartado, en un relato autoficticio de tipo biográfico.

“CORRÍA EL GUARO Y EL SUDOR Y LA SANGRE TAMBIÉN”7: ANÁLISIS AUTOFICCIONAL DE MAMITA YUNAI

La novela Mamita Yunai presenta un narrador protagonista llamado José Francisco Sibaja (Sibajita). En ese punto, se debe de analizar el primer eje de autoficción: la llamada identidad nominal del narrador y héroe de la novela, debido a que ahí reside el pacto autobiográfico que asume la lógica narrativa. En este caso el apellido del narrador, Sibaja, brinda la clave explícita que expresa lo nominal para identificar inequívocamente al autor, narrador y personaje protagonista, ya que este es el segundo apellido del primero:

-¡Hola Sibajita! ¿Cómo está, hombré

-Pues, así como lo ve, Leví, ni tan bien como quisiera yo, ni tan mal como lo desearan otros. ―Y haciéndome el tonto le conté la perrada que había hecho conmigo don Ramón, y le metí que había pasado la noche encaramado en un árbol, como un congo.

-¡Qué barbaridá! Ve, Sibajita, ¡con eso sí que yo no estoy de acuerdo! La política es la política, pero eso no se debe hacer con nadie . . .

Y entre Sibajita por aquí y Sibajita por allá, comenzó a meterme una sarta de mentiras para justificar la creación de la Mesa de Amure. (Fallas 46-47)

Esta identidad nominal establece el límite del narrador autoficcional, el cual, al solo referenciar su segundo apellido, deliberadamente se identifica de forma incompleta (Alberca, El pacto ambiguo 205), es decir, se apega a lo que Schmitt señala como la transformación del yo desde la vertiente literaria: “se explora la figura del autor y se piensa la identidad directamente con el texto que la exhibe” (Schmitt 63).

Otro de los rasgos para determinar la identidad nominal se establece, de acuerdo con Alberca ( “¿Existe la autoficción…?” 9), por medio del referimiento de alguna faceta o rasgo del autor, el cual, al igual que el apellido, lo reconoce inequívocamente. En los siguientes ejemplos se describe su faceta de militante dentro del Partido Comunista costarricense que, para las elecciones de 1940, cambió su nombre a Bloque de Obreros y Campesinos:

-Voy pa Talamanca― le dije. Tengo que actuar como Fiscal del Bloque de Obreros y Campesinos en la mesa electoral de Amure. Yo no sé dónde queda ese lugar, pero tengo qu’estar allí el domingo . . .

Yo era militante de la Sección de Limón del Bloque de Obreros y Campesinos, único partido de oposición que participaba en la lid. A pesar de ser una agrupación pobre, contábamos con la posibilidad de elegir munícipes en el cantón central de la provincia, siempre que pudiéramos controlar la votación de Talamanca. (Fallas 16, 18)

En el primer capítulo, titulado “Politiquería en el Tisingal de la leyenda”, Sibajita narra en orden cronológico cómo el año de 1940 viaja a la región de Talamanca (región atlántica) como fiscal designado del Bloque de Obreros y Campesinos para supervisar una mesa electoral. En el segundo capítulo, “A la sombra del Banano”, mediante una analepsis, Sibajita cuenta su experiencia como trabajador en la United Fruit Company. Finalmente, en el último capítulo, titulado “En la brecha”, Sibaja narra el reencuentro que tuvo con uno de sus compañeros laborales en la época narrada en el segundo capítulo.

La vertiente autoficcional de la novela de Fallas responde a la de camuflar una vivencia política-intelectual bajo un enfoque narrativo. Por ende, postula el uso de la primera persona con la finalidad de mostrar un efecto de inmediatez, el cual conlleva un acercamiento hacia el yo y su protagonismo, profundizando en descripciones para crear concientización, por medio de un discurso de denuncia social antiimperialista, acerca de las injusticias sociales y las condiciones de vida que enfrentaron los trabajadores dentro de una economía de enclave:

Y el plácido y tranquilo valle de Talamanca se estremeció al paso de la jauría azuzada por los yanquis. . . . Querían tierra y hombres-bestias que la trabajaran. Y ya los pobres indios no pudieron contener el avance de la “nueva civilización”. Llorando de impotencia vieron abatirse las montañas seculares, en donde por tantos siglos la Raza Heroica había cantado su canción de Libertad . . .

¡La Frutera necesitaba esclavos para sus nuevas plantaciones! Entró la locomotora y sacó millones y millones de frutas para

los gringos. Y mientras en la capital de la República los criollos imbéciles o pillos aplaudían la obra “civilizadora” de la United, en Talamanca corría el guaro y el sudor y la sangre también. (Fallas 70)

De esta forma, en el eje de denuncia y compromiso se puede demostrar la exposición y tratamiento de una autoficción de tipo biográfica (Alberca, El pacto 182). En ese caso, la materia narrativa se concibe en torno a la heroización del protagonista mostrando su actuar con datos que identifican el pacto autobiográfico:

El tren se detuvo en Pensorth casi al mediodía. Bajé a “sondear” el terreno y me encontré con un compañero que estaba vendiendo tiliches. Rápidamente lo puse al tanto de mi misión . . . Me reuní con el Comité Seccional de mi partido para discutir el problema y tomar las medidas necesarias. Acordamos enviar un fiscal a Sixaola y encargarme a mí personalmente de ir a buscar la mesa de Amure e impedir, hasta donde eso fuera posible, el fraude que tenían proyectado. Esto debía quedar en el mayor secreto, para evitar que el partido oficial obstaculizara mi viaje a Talamanca. (Fallas 16, 19; énfasis mío)

La noción de lo heroico, dentro de la autoficción biográfica, obtiene notabilidad debido a que narra el regreso del dirigente y militante político (héroe) a un espacio en el que fue testigo de las deplorables condiciones de vida a las que se enfrentaban los trabajadores (Capítulo II):

Todo en el miserable caserío era monótono y desagradable. Las dos filas de campamentos, una frente a la otra a ambos lados de la línea, exactamente iguales todos: montados sobre basas altas; techados con zinc que chirriaba con el sol y sudaba gotillas heladas en la madrugada, construidos con maderas creosotadas que martirizaban el olfato con su olorcillo repugnante, y pintados de amarillo desteñido. Al frente, los sucios corredorcillos en los que colgaban las hamacas de gangoche, lucias y deshilachadas por el uso constante. Arriba, colgando de los largos bejucos tendidos de punta a punta en los corredores, chuicas sucios y sudados, casi deshaciéndose. Abajo, infestándolo todo, el suampo verdoso.

Un poco más lejos, unas casillas de negros radicados allí definitivamente, construidas con latas viejas, astillones groseros y tablillas de las cajas de pino que de vez en cuando arrojaban del Comisariato. (Fallas 121)

No obstante, el narrador-personaje debe regresar con el objetivo de supervisar las elecciones y desplegar su conciencia de clase. Evidentemente, esta proyección biográfica facilita la heroización y en este caso la postulación de una figura que consigue la mitificación (Negrete 234) a partir de su accionar, el cual está ligado a la presencia y participación electoral del comunismo con el objetivo de evidenciar prácticas fraudulentas y que reflejan un cuestionamiento a la continuidad “corrompida” del orden liberal. Los siguientes ejemplos muestran ese tipo de discurso:

Últimamente la tal votación no era más que una cínica porquería. Los indios no hacían más que votar y salir disparados a traer otra cédula. Me dirigí a donde el viejo don Ramón, que fingía dormir.

-¡Mire don Ramón, ya esta vaina es insoportable! -le grité casi en la cara. El viejo abrió los ojos y como que se asustó al darse cuenta de que no estaba chanceando . . .

-¡No joda! -lo interrumpí yo-. ¡Déjese de cuentos y de carajadas! ¡Vaya, llame a ese sinvergüenza de Leví, que está ahí a la vuelta, pa que arreglemos esto de alguna manera . . .

Para impresionarlo le agregué que yo había denunciado con anterioridad, por la radio y por la prensa, todos los chanchullos electorales que se preparaban en Talamanca y que de insistir la Junta en chorrear todos los votos, no iba a tener yo nada más que dos caminos a escoger: o les armaba allí no más un lío que podía tener graves consecuencias para todos o me iba a San José, levantaba un polvorín por la prensa, emplazaba públicamente al presidente de la República . . . (Fallas 57, 58)

Por otra parte, el despliegue de la figura del héroe novelesco demuestra la forma en que la noción de otredad se manifiesta como un eje de lectura clave, que se ve reflejada en los trabajadores costarricenses y extranjeros de los bananales, en la población indígena y afrodescendiente. En tal sentido, uno de los recursos literarios utilizados por Fallas, es la presentación de un lenguaje coloquial y popular que da identidad a los personajes y que le permite aproximarse a la clase trabajadora y a la noción de pueblo que retrata. Dicho recurso acrecienta la inmersión del pacto y estilo novelístico, y a la vez apuesta por una reivindicación de sujetos marginalizados, con la finalidad de recuperar la condición humana de estos como miembros de la clase obrera-campesina (Mackenbach 134) y como personajes literarios significativos dentro del proyecto de una literatura proletaria. A fin de cuentas, se piensa la figura del autor-narrador dentro de una identidad de clase:

Pobre hermanos nicas. Vienen cantando, arrullando ilusiones, en busca de libertad y trabajo, a caer nuevamente en las manos del gringo. Y a llenar con su esfuerzo el bolsillo del rapaz Agente de Policía. Sudan el suampo, sudan la montaña. Poco a poco sus cuerpos de acero se van convirtiendo en coyundas, hasta caer con los huesos clavados en el bananal.

Huesos de nicas. Huesos de ticos. Huesos de negros. ¡Huesos de hermanos! (Fallas 155-156; énfasis mío)

Existe otro elemento importante de la forma narrativa biográfica que permite continuar percibiendo el mecanismo autoficcional del narrador protagonista: la consideración del pasado desde la atalaya del presente (Alberca, “¿Existe la autoficción...?” 3). El pasado, en el caso de la novela de Fallas, se contempla desde el inicio de una narración en el presente (capítulos I y III), para luego describir un pasado, uno que explicaría las razones identitarias de la militancia del narrador-personaje, desde lo vivido y la concientización provocada (capítulo II), la cual reafirma en su presente de heroización. El retorno al pasado, por ende, representa un proceso de iniciación, que permite al narrador “acceder a un estado superior de conocimiento de las causas de la explotación” (Ovares et al. 305). Por consiguiente, ambas dimensiones ratifican el pacto autobiográfico de la identidad nominal. En el siguiente ejemplo, se puede observar la narración de estas temporalidades:

En la noche le hablé a la gente y dos días después estábamos en güelga. Pero nos cayó la policía a tiros. Nosotros, entonces, volamos puentes y arrancamos línia; pero al fin nos vencieron. ¡Estábamos solos contra todo el mundo! Según los periódicos, nosotros éramos unos bandidos, incendiarios y unos salvajes que avergonzábamos al país con nuestras barbaridades... A mí m’hicieron preso en un rancho, ardiendo en calentura y con las tripas deshechas por las amebas. En la cárcel leí un poco, y cuando salí me quedé a vivir en la ciudá, pa luchar, con otros compañeros, por hacer una patria mejor. Y en eso ando, hermano. Es’es mi historia. (Fallas 179)

CONSIDERACIONES FINALES

A pesar de que la autoficción se ha investigado de manera significativa en la literatura hispanoamericana, en el contexto costarricense todavía no se ha abordado de manera integral. En este estudio, se ha analizado la importancia de tomar en consideración la vertiente autoficcional, como forma de reinterpretación analítica en una de las novelas más conocidas dentro de la literatura de compromiso sociopolítico centroamericano. En tal caso, se propuso una nueva lectura de la obra considerando de forma simultánea las vertientes del llamado pacto ambiguo, propuesto por Manuel Alberca, es decir, concebir a la novela de Carlos Luis Fallas, no solo dentro del matiz autobiográfico y político que propuso en una coyuntura política reformista, sino valorar su estructuración narrativa con un ente nominal que ratifica el rol autoficcional de la confirmación de autor, narrador y personaje principal, con claros propósitos de difusión de una identidad literaria comunista-proletaria.

Asimismo, con el análisis expuesto, se ha demostrado que la autoficción puede indagarse en textos narrativos publicados con anterioridad a la creación del neologismo de Doubrousky, en contextos históricos en los que el pacto autobiográfico es fundamental en el reforzamiento de las pautas ficcionales, debido a que la figura del intelectual y militante utiliza la literatura como un instrumento de intervención en la concientización social. De tal forma que, en los propósitos de la literatura de compromiso sociopolítico, pueden encontrarse causalidades inmediatas donde los mecanismos autoficcionales adquieren relevancia. Por ello, se ha analizado la forma en que dos condiciones autobiográficas refuerzan el material autoficcional biográfico: la militancia y la experiencia como trabajador en el enclave bananero. Ambas proyectan un claro objetivo de mostrar una realidad novelística en la cual la noción de lo heroico describe su protagonismo en la comprensión de un sistema capitalista desigual y en la formación de discursos de denuncia social.

Finalmente, este artículo se ha enfocado en Mamita Yunai, parte importante de la novelística de Carlos Luis Fallas. Por tanto, para futuros estudios se pueden considerar, no solo las otras novelas de Fallas, sino los textos de otros autores que forman parte de esta generación, como Joaquín Gutiérrez, Adolfo Herrera García y Fabián Dobles, para encontrar distintas formas de autoficción o algunas similitudes que constituyen parte del proyecto identitario de la generación. Igualmente, en otras obras de la narrativa costarricense se pueden descubrir disposiciones de lectura del pacto ambiguo. Por ejemplo, en las novelas de Rima de Vallbona (Mundo, demonio y mujer), de Virgilio Mora Rodriguez (La Película, La distancia del último adiós, La casa de Jehová), de Alfonso Chase (Los juegos furtivos) y de Carlos Cortés (Larga noche hacia mi madre), se pueden hallar los motivos de la autoficción y responder por qué esta última no ha sido contemplada por la crítica.

BIBLIOGRAFÍA

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1Esta concepción de “relectura “se propone a raíz de que, hasta el momento, no existen estudios que aborden la novela Mamita Yunai desde una perspectiva autoficcional. Varios estudios destacan la presencia de elementos autobiográficos en su conformación. Uno en particular menciona la posibilidad de estudiar la novelística de Fallas a partir del examen de las variantes que ofrece la literatura del yo, el trabajo indaga en las novelas Mi madrina y Marco Ramírez como autobiografía ficticia y como novela autobiográfica. Véase: Cuvardic, Dorde. “Procedimientos enunciativos de la autobiografía ficticia en Mi madrina y de la novela autobiográfica en Marcos Ramírez”. Kániña. Revista de Artes y Letras, no. 2, 2010. pp. 17-26. Por otra parte, es importante mencionar que el estudio de la autoficción costarricense no ha sido abordado de manera integral, a pesar de la existencia de varias novelas y poemarios con autoficción. Véase: Blanco, Roberto. “Entre la autoficción poética y la poesía conversacional: Un estudio de la obra Historias Polaroid, de Luis Chaves”. Revista Espiga, vol. 19, no. 39, 2020, pp. 11-26, https://doi.org/10.22458/re.v19i39.2789

2De acuerdo con Iram Evangelista y Ana Rivera, cuando Doubrovsky acuña el término “autoficción”, este se convierte en una nueva vertiente del estudio de la literatura. Además, el término “autoficción” permitía establecer una diferencia entre los textos que pueden identificarse con esta modalidad y las “literaturas del yo”.

3Para tener una visión más amplia sobre la categoría pueden consultarse los siguientes estudios clásicos: Alberca, Manuel. El pacto ambiguo. De la novela autobiográfica a la autoficción. Biblioteca Nueva, 2007; Casas, Ana, editora. El yo fabulado: Nuevas aproximaciones críticas a la autoficción. Iberoamericana Editorial Vervuert, 2016; y Casas, Ana editora. La autoficción. Reflexiones teóricas. Arco Libros / La Muralla, 2012.

4Nos referimos a los siguientes procesos y acontecimientos históricos: La Primera Guerra Mundial, la Revolución mexicana, la Revolución rusa y la expansión de una retórica comunista y socialista, la crisis económica mundial de la década del 30, la expansión y consolidación de regímenes totalitarios y la Segunda Guerra Mundial.

5La frase es del escritor mexicano Carlos Fuentes (1928-2012) y fue extraída de: Gilman, Claudia. Entre la pluma y el fusil: Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina. Siglo XXI editores, 2003, p. 72.

6Carmen Lyra (San José, 1888México 1949). Importante escritora y educadora costarricense perteneciente a la llamada Generación del Repertorio Americano. De acuerdo con el Diccionario de la Literatura Centroamericana, fue pionera del realismo social en la literatura de Costa Rica, así como estudiosa de acontecimientos de la vida política del país. Además, fue de las primeras mujeres en desempeñar un rol protagónico en la literatura nacional.

7La frase se extrae de la novela y puede encontrarse en la p. 70 de la edición citada en este artículo (Editorial Costa Rica, 2000).

Recibido: 16 de Junio de 2021; Aprobado: 30 de Agosto de 2021

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