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Connotas. Revista de crítica y teoría literarias

versión On-line ISSN 2448-6019versión impresa ISSN 1870-6630

Connotas. Rev. crit. teór. lit.  no.21 Hermosillo jul./dic. 2020  Epub 15-Feb-2021

https://doi.org/10.36798/critlit.vi21.323 

Reseñas

Torres Mojica, Tarik, et al., coordinadores. Siglo XXI. Nuevas poéticas de la narrativa mexicana, 2019

Alejandro Arteaga Martínez1 

1Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México. alejandro.arteaga@uacm.edu.mx

Torres Mojica, Tarik. (coordinadores), Siglo XXI. Nuevas poéticas de la narrativa mexicana. Noguerol, Francisca. Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2019.


Los coordinadores de este reciente volumen presentan los nueve ensayos reunidos aquí como una contribución para el estudio sobre la literatura mexicana actual. Explican que su invitación para los investigadores participantes buscó fortalecer los lazos forjados en varios encuentros de especialistas, lazos que solían estar debilitados fuera de esos espacios de trabajo. Quienes participaron en este proyecto editorial no tuvieron ni cuota de género ni condicionamientos temáticos sobre los cuales escribir, salvo que sus textos trataran de “autores mexicanos nacidos en los sesenta o setenta que los convocados estuvieran estudiando en el momento” (21). El resultado demuestra, entonces, los intereses actuales de la crítica, todos centrados en la narrativa mexicana más reciente: el terror, lo fantástico, la literatura escrita por mujeres, la representación de la sociedad actual, entre otros. Aunque se abordan autores y obras específicas, los coordinadores del volumen organizaron los ensayos en tres apartados: aquellos dedicados a estudiar el tema del narcotráfico, lo íntimo y, por último, lo fantástico.

El par de ensayos que conforma la sección “El narco” está dedicado a la obra de Yuri Herrera y de Juan Pablo Villalobos. En primer lugar, Gonzalo Soltero estudia las novelas Trabajos del reino, Señales que precederán al fin del mundo y La transmigración de los cuerpos en “La poética del inframundo en la obra de Yuri Herrera”. Soltero denomina como “poética del inframundo” a la macroestructura narrativa en la que un protagonista humilde y discreto debe moverse dentro de un ámbito de ilegalidad, sea esta la del mundo del narcotráfico, la de los entresijos de la justicia o la de la migración ilegal. En segundo lugar, Roberto Domínguez Cáceres, en “Historia, ecología y parodia en tres novelas de Juan Pablo Villalobos”, explica cómo este autor, en sus novelas Fiesta en la madriguera, Si viviéramos en un lugar normal y Te vendo un perro, recurre a narradores en primera persona para contar una realidad cuya profundidad se les escapa. Gracias a esta perspectiva limitada, los narradores de Villalobos adquieren un regusto irónico para el lector, quien apreciará la denuncia de la situación social del país. La obra de Villalobos también es un caso de interés “ecológico” (como anglicismo se refiere al contexto de producción y al mercadeo de la obra literaria) porque se trata de un mexicano que no vive en México y publica en una editorial de alcance internacional, lo que le da el prestigio para denunciar con objetividad lo que ocurre en su país natal.

La segunda sección de Siglo XXI. Nuevas poéticas de la narrativa mexicana reúne tres ensayos dedicados a lo íntimo. En “Las diásporas y la violencia social en Las tierras arrasadas de Emiliano Monge”, Iliana Underwood aborda la intrincada relación discursiva entre la voz ficcional de los victimarios y la testimonial de las víctimas -testimonios reales rescatados de instituciones como la Comisión Nacional de Derechos Humanos- para reconstruir la crisis migratoria (diáspora) vivida en México. Por su parte, en “Lo público y lo privado en la experiencia estética de Canción de tumba de Julián Herbert”, Ada Aurora Sánchez propone que la exposición extímica (lo privado conserva su esencia íntima durante su presentación pública) de Julián Herbert, narrador autoficcional de la citada novela, promueve la exploración de la memoria del narrador y, durante el proceso, se cuestiona la realidad nacional, de modo que la vida privada del protagonista puede leerse como una alegoría de la vida nacional. Por último, Adriana Pacheco, en “El silencio del incesto. Poética de la resistencia y percepción moral en la obra de Adriana González Mateos”, sugiere que la fragmentación del discurso narrativo, la impotencia de la voz femenina y las situaciones fantásticas descritas en El lenguaje de las orquídeas de González Mateos ofrecen una focalización introspectiva y una reconstrucción de la memoria que permiten considerar la novela como un moderno bildungsroman, en el cual se cuestiona la aparente normalidad y la fallida seguridad de lo doméstico para la mujer.

La tercera sección del libro reúne cuatro ensayos sobre lo fantástico. Ramón Alvarado señala algunos temas relacionados con la extrañeza (el doble, lo enigmático, lo onírico, entre otros) en su texto “Ignacio Padilla (1968-2016): fantásticas posibilidades desde la micropedia”. Alvarado estudia bajo ese criterio algunos casos de lo fantástico en Las antípodas del siglo, El androide y las quimeras y Los reflejos y la escarcha. Hacia el final de su texto, añade que, como estrategia de lo fantástico en la obra de Padilla, también debe considerarse “la brevedad, dado que la concisión como falta de información sin duda deja espacios en blanco que el lector tiene que llenar con sus expectativas” (188). Por otro lado, Pilar Morales estudia, en “Las posibilidades de lo fantástico en El animal sobre la piedra y El beso de la liebre de Daniela Tarazona”, los mecanismos de metamorfosis y de heroicidad femeninos, respectivamente. La transformación de la protagonista en El animal sobre la piedra es un cambio positivo para que ella encuentre su lugar justo en el mundo; mientras que, en El beso de la liebre, los poderes de Hipólita, heroína divina, no bastan para conseguir su objetivo justiciero en la Tierra, dando lugar a una lectura paródica de la trama.

Tarik Torres y Gabriela Valenzuela ofrecen panoramas generales sobre sendos autores. En su texto “Bernardo Esquinca: una poética de lo monstruoso, el horror, lo abyecto y lo fantástico en los inicios del siglo XXI”, Torres considera que la narrativa de Esquinca es una muestra excelente de la actual hibridación de elementos de la narrativa oral mexicana (leyendas, mitos) con las tradiciones de horror, ciencia ficción y noir de la literatura sajona, cuyo resultado son relatos con personajes monstruosos o espacios ominosos. Mientras que en “Bernardo Fernández Bef y la escritura pop de la ciencia ficción distópica”, Valenzuela contextualiza ampliamente, primero, la apertura internacional de México en las décadas del setenta y del ochenta que enriqueció la vida cultural de quienes, como Fernández, nacieron o vivieron su adolescencia entonces. En segundo lugar, Valenzuela estudia la obra cienciaficcional de Fernández -Gel azul, Ladrón de sueños y Bajo la máscara- en la que observa una crítica contra vicios de la sociedad, típica del género, así como una vinculación estructural entre las tres novelas, que podrían formar una serie.

Como se ve, Siglo XXI. Nuevas poéticas de la narrativa mexicana es, en efecto, un interesante conjunto de estudios sobre la más reciente prosa mexicana. La obra de los autores estudiados ha encontrado abrigo en algunos de los sellos más importantes de habla hispana (Anagrama, Tusquets, Almadía, por citar algunos). En otras palabras, se trata de autores reconocidos en el mercado y casi todos con una producción en proceso. Esta cercanía puede resultar, para algunos críticos, problemática a la hora de trazar derroteros teóricos sobre su obra, como puede ser el caso al proponer “poéticas” de tal o cual autor a partir de lo que hasta ahora ha publicado. Para otros estudiosos, la revisión de estas obras cercanas podría ser una oportunidad para ver las orientaciones de la producción literaria nacional, como proponen los coordinadores del volumen. Cualquiera que sea la posición asumida, los nueve ensayos reunidos en este volumen tienen mucho qué decir tanto al experto como al lego.

Precisamente el diálogo con Siglo XXI. Nuevas poéticas de la narrativa mexicana podría empezar con la consideración del alcance del propio título. Al revisar lo que apuntan y comentan los investigadores, se puede apreciar que la literatura mexicana revisada no ha hecho grandes aportaciones estéticas ni técnicas al panorama de la narrativa en español. La autoficción y la parodia, la representación de problemas sociales como la migración y el narcotráfico, la intertextualidad y la fragmentación del discurso son, todos ellos, recursos de ya vieja raigambre en las letras hispanas, y no solo en ellas. Prueba o consecuencia de la continuación estilística de otras tradiciones en la prosa mexicana es que los investigadores han acudido a marcos teóricos consolidados, como la diáspora, la autoficción o el feminismo para exponer sus argumentos.

Lo novedoso de la literatura mexicana reciente es, como se desprende del propio volumen, la decidida incursión en el mercado nacional de tradiciones como la cienciaficcional o la literatura de horror. Esta, que asociamos popularmente con la moralización y la tradición oral en México (la obra de Artemio de Valle-Arizpe viene al caso por su larga influencia), y aquella, cuyas raíces sajonas parecen intrasplantables en la cultura hispana (aunque ha habido notables excepciones anteriores, como una parte de la novelística del mexicano Diego Cañedo), han logrado adaptarse de manera formidable al mercado literario gracias al trabajo de Bernardo Esquinca y de Bernardo Fernández. En qué medida estos géneros se han redescubierto -siempre han existido en el mercado editorial underground o independiente- gracias a la apuesta de mercadeo de una editorial como Almadía, exitoso sello editorial oaxaqueño, es algo que ameritaría un estudio más profundo o ecológico, como lo plantea Domínguez en su artículo.

Habría que añadir, entre los temas de este diálogo con Siglo XXI. Nuevas poéticas de la narrativa mexicana, que la cercanía entre la crítica y estas obras y autores recientes no puede dar por sentado que su originalidad estructural o estilística es sinónimo de calidad. Voy a contracorriente de lo propuesto por los coordinadores del volumen, para quienes

Los nombres de autores elegidos aquí no tienen nada que ver con quiénes son «los mejores» escritores mexicanos en activo, pues nos parecería casi ridículo intentar una clasificación tal . . . . Asumimos que, como lectores asiduos de obras contemporáneas, el que un investigador como los nueve aquí reunidos decida profundizar en el estudio de cierta obra o de cierto autor habla ya de la valía del mismo para la historiografía literaria. (21)

Considero que la valoración estética es, sin duda, una cuestión ardua y espinosa, pero necesaria en la crítica literaria de lo contemporáneo a uno como lector y crítico. Explicar con claridad el porqué un autor reciente es valioso ya sea por su temática o por su técnica resulta útil cuando la lectura de cualquiera de estos nueve ensayos puede ser la primera aproximación de un lector a la obra de estos narradores contemporáneos. Por ello, me resulta tan importante que Tarik Torres señale los “contras” que halla en la obra de Esquinca y que Pilar Morales recuerde, aunque sea de pasada, que algunos reseñistas no han sido favorables a El beso de la liebre de Tarazona. Con ello, los investigadores reconocen la inestabilidad dinámica que aún generan estas nuevas obras y el área de oportunidad existente. Además, no son los únicos casos.

También habría que considerar, como estudiosos o lectores interesados en el devenir de la literatura mexicana reciente, lo que ha ocurrido con autores cuya producción literaria ha sido irregular o que parece haberse ralentizado o detenido definitivamente, como pueden ser los casos de Yuri Herrera, de Adriana González y, por supuesto, del finado Ignacio Padilla. Si bien la producción literaria que algunos de estos autores han ofrecido es suficiente para dar un punto de vista sobre el conjunto, no puede negarse lo interesante que resultaría estudiar las razones de su silenciamiento o los procesos de canonización a los que están siendo sometidos, como en el caso de Padilla, según expone Ramón Alvarado.

En este sentido de la canonización, por último, diremos unas palabras más. Si bien los trabajos en Siglo XXI. Nuevas poéticas de la narrativa mexicana se presentan como una invitación a leer o releer obras que de alguna manera están presentes en el mercado editorial hispano como referentes de los cruces de tradiciones y técnicas, son también una demostración de los intrincados y complejos procesos de canonización literaria académica. A grandes rasgos, los nueve críticos del volumen han seleccionado, pero también han descartado obras y autores; así lo reconocen también los coordinares del proyecto editorial. El volumen en sí es ya un importante mecanismo de canonización: se invitó a determinados críticos, la mayoría profesores universitarios de centros de estudios literarios superiores, y ellos eligieron a determinados autores. Es decir, no se ha considerado la amplísima crítica de los lectores que está resguardada en la red, en los blogs y otras redes sociales, donde se declaran (quizá con mayor visceralidad, cierto) las aficiones y rechazos de obras y autores. Esa es la crítica literaria más cercana a la obra contemporánea. Al final, como nos recuerda Martín Rodríguez Gaona en La lira de las masas (Páginas de Espuma, 2019), internet pone en crisis a la ciudad letrada.

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