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Connotas. Revista de crítica y teoría literarias

versión On-line ISSN 2448-6019versión impresa ISSN 1870-6630

Connotas. Rev. crit. teór. lit.  no.21 Hermosillo jul./dic. 2020  Epub 05-Feb-2021

https://doi.org/10.36798/critlit.vi21.326 

Artículos

Pensamiento oral y verdad en “El Caguamo”, de Eraclio Zepeda

Orality and truth in “El Caguamo” by Eraclio Zepeda

Maribel Maldonado Alcocer1 
http://orcid.org/0000-0002-7896-2213

1Investigadora independiente. maribel_maldonado2@hotmail.com


Resumen:

En el presente artículo se analiza el cuento “El Caguamo” del escritor mexicano Eraclio Zepeda, desde una perspectiva epistemológica en la cual se explica que el pensamiento y comportamiento de los personajes son una representación ficcionalizada de una conciencia primordialmente oral y no occidental o escrita. Este estudio es de naturaleza hermenéutica y corresponde a la teoría de la interpretación literaria, a través de un marco teórico que proviene de la antropología y la etnoficción. En el análisis se considera que el actuar de los personajes puede ser comprendido dentro del pensamiento oral, prueba de esto son las características epistemológicas representadas en su ideología, desde las cuales interpretan el mundo que les rodea.

Palabras clave: pensamiento oral; oralidad; Eraclio Zepeda; literatura mexicana; Benzulul

Abstract:

The present article analyzes the story “El Caguamo”, by the Mexican writer Eraclio Zepeda, through an epistemological perspective where the thought and behavior of the characters are explained, considering that they have a primarily oral conscience and not an occidental one, nor writing. This study is hermeneutic in nature and corresponds to the theory of literary interpretation, through a theoretical framework that comes from anthropology and ethnofiction. In the conclusion, it is affirmed that the acting of the characters may be understood inside of the oral thinking, proof of this are their epistemological characteristics, from which they interpret the world around them.

Keywords: Oral Thinking; Orality; Eraclio Zepeda; El Caguamo; Benzulul

En el presente trabajo se analiza el cuento titulado “El Caguamo”. Este relato pertenece al libro Benzulul (1959) del escritor mexicano Eraclio Zepeda1 (1937-2015). La intención del siguiente estudio es describir y explicar el comportamiento de los principales personajes del cuento desde una perspectiva epistemológica en la cual se utiliza el concepto pensamiento oral2 para definir la forma de ser y la conducta de estos.

El pensamiento oral es la forma en que interpretan y viven el mundo las culturas, sociedades o individuos ágrafos. Es una definición bastante general, pero es fundamental para hacer ciertas consideraciones en un terreno epistemológico. Por ejemplo, es posible pensar en este tipo de sociedades teniendo una cosmovisión que, analizada a detalle, aleja las concepciones erróneas de considerarlos como individuos que poseen una mentalidad primitiva, salvaje, incompleta, ingenua, entre muchos otros adjetivos peyorativos. En otras palabras, el pensamiento oral es un sistema epistemológico completo y complejo que entraña una forma de visualizar y conocer el mundo, y que en esencia es distinto al pensamiento que predomina en Occidente. Es más común percibir este tipo de pensamiento en individuos y comunidades que no poseen escritura.

En su trabajo “La ecuación oral-escrito: una fórmula para la mentalidad moderna”, Eric Havelock3 (1903-1988) cita cuatro de los cinco trabajos que anunciaron e invitaron a considerar la importancia de la oralidad en el mundo: “La galaxia de Gutenberg de McLuhan (1962), El pensamiento salvaje de Lévi-Strauss (1962), un artículo de Jack Goody e Ian Watt titulado ‘Las consecuencias de la cultura escrita’ (1963) y, por último, Prefacio a Platón, de mi autoría (1963)” (26). Estos estudios surgieron por el interés de conocer por qué a través de los medios de comunicación masiva la palabra oral iba transformando su alcance y su finalidad en la sociedad, además de saber el origen de tal revolución tecnológica.

Los autores antes mencionados pudieron comenzar a reconocer, definir y caracterizar el pensamiento oral, aunque no lo llamaran así. Havelock afirma:

Hoy en día, las palabras oralidad y oralismo están en diferente situación y simbolizan concepciones que se han extendido mucho más allá de Homero y los griegos. Estas palabras caracterizan a sociedades enteras que se han basado en la comunicación oral sin utilizar la escritura. También son empleadas para identificar un tipo de lenguaje usado en la comunicación oral. Y por último, se las utiliza para identificar un determinado tipo de conciencia, que se supone que es creado por la oralidad o es expresable en la oralidad. (25; énfasis mío)

Como se puede observar, el pensamiento oral es la conciencia en la cual las palabras no son como los conceptos o abstracciones que se utilizan para representar la realidad, sino que la realidad misma tiene en el sonido uno de sus mejores canales de expresión, al cual se agregan los gestos y los movimientos corporales. Es una forma de pensamiento mediante la cual las palabras están estrechamente relacionadas con las acciones y los hechos. El sonido es poder de nominación y significación total:

El carácter intrínseco de la comunicación oral tiene considerable efecto tanto sobre el contenido como sobre la transmisión del repertorio cultural. . . . determina una relación directa entre el símbolo y el referente. . . . las palabras [no] pueden acumular las sucesivas capas de significados históricamente validados que adquieren en una cultura escrita. . . . el significado de cada palabra es ratificado en una sucesión de situaciones concretas, acompañada de inflexiones vocales y gestos físicos, todo lo cual se combina para particularizar tanto su denotación específica como sus usos connotativos aceptados. (Goody y Watt 41)

El lenguaje oral es el principal medio no solo para comunicarse y legitimar lo expresado, sino también para ser, hacer, creer, y ---ya sea de manera consciente o inconsciente--- mostrar una visión legítima y auténtica, aunque distinta a la escritural, que se vuelve primordial para ciertas culturas en el momento de interpretar y dar sentido al mundo. El célebre antropólogo y filósofo francés Claude Lévi-Strauss señaló, en relación con la idea anterior, lo siguiente:

La extremada familiarización con el medio biológico, la apasionada atención que le prestan, los conocimientos exactos a él vinculados, a menudo han impresionado a los investigadores, por cuanto denotan actitudes y preocupaciones que distinguen a los indígenas de sus visitantes blancos. (18)

De esta manera se señala que el pensamiento oral posee su propio sistema cognoscitivo mediante el cual se observa, se conoce, se nombra y se analiza la realidad y la vida. Por consecuencia, es posible pensar la oralidad y todas las características que la componen como una serie de elementos que subsisten de manera profunda en la psique humana y posibilitan formas y maneras de conocer e interpretar el mundo, directamente proporcionales al medio por el cual se expresan, es decir, el sonido.

Cuando aparece Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra (1982) de Walter Ong es el momento en que se puede hablar del ordenamiento de una “teoría” explicativa y analítica del funcionamiento del pensamiento oral, ya que en este libro se encuentran resumidas, ampliadas, desarrolladas e incluidas varias de las más importantes características de la oralidad, que desde los años de 1920 y 1930 los estudiosos e investigadores sobre el tema iban descubriendo, redescubriendo o comprobando. Ong clasifica las características de la oralidad en ocho categorías: la palabra articulada como poder y acción, uno sabe lo que puede recordar: mnemotecnia y fórmulas, la memorización oral, estilo de vida verbomotor, el papel intelectual de las grandes figuras heroicas y de lo fantástico, la interioridad del sonido, así como la oralidad, la comunidad y lo sagrado, y por último, las palabras no son signos. A través de estas categorías epistémicas, el autor configura, valoriza y da legitimidad a la conciencia primigenia que por muchos años ha sido menospreciada y, hasta cierto punto, desconocida para los ojos de la “civilización” occidental. En su libro La voz y su huella, el investigador suizo Martin Lienhard4 menciona:

la etnoficción [es] la literatura cuya estrategia fundamental consiste en la creación de una perspectiva ‘étnica’ ficcional. . . . la etnoficción moderna . . . suele servir un propósito ideológico opuesto al de los misioneros jesuitas: valorizar, ahora ante los ojos de los sectores dominantes, las cosmovisiones indígenas. (84)

Como se puede notar, los cuentos que integran la colección de Benzulul forman parte de la etnoficción porque en estos se ficcionaliza y representa al otro: al indígena, al marginado, al ser rural y a su visión de mundo, con la intención de desmitificarlos y enaltecerlos ante los ojos de la cultura occidental. Por esta razón, muchas de las características o psicodinámicas (como las nombra Ong) de la oralidad se encuentran simbolizadas en este relato. Para realizar el análisis de “El Caguamo”, desde la perspectiva epistemológica del pensamiento oral, uno puede centrarse en solo dos de las ocho categorías de la oralidad: la palabra articulada como poder y acción, y la memorización oral; pues se considera que estas características se presentan de manera más específica en el cuento y pueden influir ---hasta cierto punto--- en el significado total de este.

Antes de entrar de lleno en el estudio del relato que concierne a este trabajo de investigación, es importante presentar, a grandes rasgos, el argumento y la trama del cuento. “El Caguamo” es la narración de las desventuras sufridas por el protagonista, Primitivo Barragán, a lo largo de su vida, a causa de los efectos de las palabras difundidas por la colectividad a la que pertenece. El protagonista es un campesino trabajador, al cual apodan “el Caguamo” por la forma tan particular en que se entusiasma con las mujeres. Cuando Primitivo Barragán conoce a Eugenia Martínez comienza a cortejarla hasta que la convence de irse a vivir con él. Por un malentendido, que se origina gracias a las expresiones sobre el origen de la mujer del protagonista difundidas por el pueblo, el personaje principal mata a su suegro, el viejo Martínez, en defensa propia, y después asesina a los policías que van a buscarlo porque ellos no le permiten explicar sus justificadas razones para matar al viejo Martínez.

Cuando Eugenia se entera de que Primitivo mató a su padre, ya no lo quiere ni confía en él y aborta al hijo que estaba esperando, además le confiesa a su esposo lo que hizo. Ante este hecho, el protagonista golpea a su pareja y la asesina con un cuchillo, también mata al perro y demás animales de su posesión, destruye todas sus pertenencias, quema la casa y se va a la montaña. En este lugar, Primitivo Barragán trata de hacer una nueva vida y ser feliz, pero no lo logra y se retira a otro lugar. Se presenta un narrador en tercera persona que cede la voz a los personajes y tiende a focalizarse en la perspectiva del personaje principal, pero sin dejar de lado la visión de los otros.

En este relato la representación del poder de las palabras gira en torno a la forma en que estas influyen, cambian o determinan, hasta cierto punto, el destino y la realización del protagonista. Primeramente, Primitivo Barragán se lleva a Eugenia a su casa; sin embargo, la gran molestia del viejo Martínez comienza cuando escucha las palabras del pueblo acerca de su dudosa paternidad, supuestamente difundidas por su yerno. Se cuenta que Primitivo hacía caminar desnuda por la vereda a su mujer para que todos le vieran el lunar que tiene en el bajo vientre igual que don Alfonso, el arriero, quien decían que era el verdadero padre de Eugenia:

El viejo ya no se aguantó. Toda la gente decía los chismes. Le empezó a dar rabia. Ya no soportaba que la Eugenia viviera con el Primitivo Barragán. Empezó a contar que el Primitivo era hijo de una vieja alegre de Tapachula. Que le quedaba muy bien el apellido porque Barragán quiere decir hijo de querida. Y también contó que lo iba a matar. Que lo iba a venadear. Tanto lo dijo, que ya no pudo echarse para atrás. (35)

El suegro del protagonista se ofendió de gran manera por las declaraciones escuchadas ---ya que estas atentan contra su concepción de honorabilidad y de hombría, y también contra el bienestar familiar--- y al no dudar de que fueron emitidas por Primitivo Barragán, comienza a hablar mal de este con la intención de crear una realidad; pues las palabras habladas son percibidas como los mismos hechos, como la verdad que se cumple al ser pronunciada. Por lo tanto, todo lo dicho por el padre de Eugenia no solo se convierte en verdad, sino que también tiene que ser realizado. Las palabras se utilizan con eficacia, con poder de hacer y de ser:

Homero se refiere a ellas regularmente como “palabras aladas”, lo cual sugiere fugacidad, poder y libertad: las palabras están en constante movimiento, pero volando, lo cual constituye una manifestación poderosa del movimiento y que eleva del mundo ordinario, burdo, pesado y ‘objetivo’ al que vuela. (Ong 80)

La hegemonía y poder que las culturas escriturales suelen asignarle a la escritura, las sociedades orales se la conceden, en la gran mayoría de los casos, a las palabras pronunciadas y a la forma en que estas se ligan con los hechos y acciones. Por tal razón, el viejo Martínez trata de matar a Primitivo, porque sus declaraciones orales lo determinan y lo delimitan.

En su trabajo, “Benzulul: El cuento indigenista y su apoteosis”, Frances R. Dorward afirma: “A causa de la integración de las creencias en el momento de crisis, la trama de cada cuento adquiere su máxima fuerza” (97). En “El Caguamo” el enfrentamiento entre el protagonista y su suegro representa un momento crítico dentro de la trama, es el punto sin retorno de donde provienen todos los otros problemas y conflictos futuros de Primitivo. Este acto se desencadena por las formas en que los personajes conciben las palabras y sus efectos, y el poder que le asignan a lo expresado. Por desgracia, cuando el pueblo se entera de que el viejo Martínez está muerto, la explicación que formulan sobre el suceso no favorece para nada al protagonista:

En el pueblo se dijo que el Caguamo había matado al viejo Martínez. Lo había venadeado. Lo quiso matar para que el rancho del viejo pasara a propiedad de la Eugenia y él fuera el dueño. . . . El viejo todavía pudo disparar y mató al caballo del Caguamo, pero éste lo remató con un tiro en la frente. Ése fue el mortal. Así dijeron en el pueblo.

Ya nadie se acordó del Primitivo Barragán que había traído presos a los abajeños ladrones de ganado; ya nadie se acordó del Primitivo Barragán trabajador. El Caguamo es un asesino. El Caguamo es un mal hombre. Así fue como se dijo en Jitotol. (39)

Los argumentos de los habitantes del pueblo sobre la muerte del viejo no se reducen a simples formas de habladurías sin sentido o con mucha imaginación ilógica, sino que tienen su razón de ser y se desprenden de los hechos presenciados: el viejo Martínez con tres disparos, uno en la cabeza y los otros en el cuerpo; además de que solo encontraron el caballo muerto de Primitivo Barragán y nunca vieron que el protagonista también estaba herido. Si se piensa en la interpretación que comúnmente se da al disparo en la cabeza, como un tiro de gracia que se realiza con el fin de acabar con la vida de la víctima cuando ya se le ha herido en otras partes del cuerpo, es lógico pensar ---no solo dentro de los paradigmas y parámetros del pensamiento oral--- que el suegro del Caguamo era la víctima directa de este y no su atacante, sobre todo por la evidencia del caballo muerto, sin ninguna otra señal de la herida que el viejo Martínez le provocó al protagonista. La diferencia de edad entre los enfrentados, las palabras asignadas a Primitivo y lo dicho por el suegro también influyeron directamente en la versión creada por el pueblo, por lo cual el protagonista quedó en un lugar desfavorable con respecto al padre de Eugenia.

La nueva historia sobre el Caguamo que la gente difunde tiene un gran peso en la existencia del personaje, pues a pesar de que él conoce la verdadera razón de sus acciones, acepta la nueva realidad y tiene la esperanza de que su hijo, al nacer, lo vuelva bueno: “Lo que me interesa es el chiquitío. El me ayudará a ser bueno” (43). Como se puede observar, Primitivo no explica la forma en que su hijo le proporcionará la posibilidad de ser visto como una buena persona otra vez, pero su seguridad en este hecho lleva a pensar, por un lado, que sus creencias se fundan en la importancia cultural, social y familiar que simboliza una nueva vida; y por otro lado, que el ver que Primitivo Barragán tiene un hijo al que cuida, educa y le da lo mejor podría producir efectos significativos en el ánimo del pueblo.

Ante el fracaso de tal posibilidad, por el aborto cometido por su mujer, Primitivo Barragán asesina a Eugenia, quema su casa con todas sus pertenencias y mata a su perro; todo con la firme intención de comenzar una nueva vida en la montaña. Sin embargo, el peso de lo que la gente del pueblo dice sobre él recae en su ánimo impidiéndole ser feliz, porque, por lo general, dentro de una comunidad que posee un tipo de pensamiento preponderantemente oral, es muy difícil realizar una separación tajante entre el modo en que una persona se define a sí misma y las formas en que los otros la perciben y configuran; ya que dentro de las sociedades orales existe una constante y viva relación recíproca y de retroalimentación entre el individuo y la colectividad a la que pertenece. Por tal razón, aunque el Caguamo se encuentra en un lugar donde nadie sabe sobre su pasado, emprende la migración de nuevo. Walter Ong señala:

la palabra hablada proviene del interior humano y hace que los seres humanos se comuniquen entre sí como interiores conscientes, como personas, la palabra hablada hace que los seres humanos formen grupos estrechamente unidos. Cuando un orador se dirige a un público, sus oyentes por lo regular forman una unidad, entre sí y con el orador. (77)

Se puede notar que el papel de la comunidad dentro de una sociedad oral no solo es fundamental, sino que también es concluyente al comprender las estrechas relaciones que los miembros de esta establecen con la colectividad a la cual pertenecen, como si no hubiera una marcada diferencia ontológica entre el individuo y la sociedad, o esta no fuera significativa.

El protagonista no podía hacer caso omiso de lo dicho por el pueblo porque, como ya se señaló, las palabras habladas en una cultura oral no solo se perciben como habladurías, rumores, chismes, sino como la realidad misma. Esto no quiere decir que las personas confíen en todo lo que escuchan, sin embargo, consideran relevante y contundente el valor de las palabras. Lo que se diga de alguien, en especial si lo expresan muchas personas de forma repetida, puede comenzar a pensarse como real o, por lo menos, como algo que puede ser posible, sobre todo si se basa en las evidencias encontradas: el cuerpo sin vida del viejo Martínez y el caballo muerto de Primitivo.

Si uno se detiene a pensar puede descubrir que existen comportamientos similares a los del protagonista del cuento en personas que pertenecen a una sociedad escritural y que poseen un tipo de pensamiento preponderantemente escritural, pues estas toman muy en serio versiones e historias de la comunidad, e incluso las difunden a pesar de que esta información suele ser valorada como rumores y chismes sin fundamento. El poder de la palabra hablada viva es fundamental para comprender este tipo de comportamientos porque posibilita que no se dude de lo escuchado. También parece otorgar legitimidad y derecho de expresar sus versiones y creencias a la colectividad, independientemente de la importancia e influencia que tenga la escritura en esa sociedad.

Navarro Gálvez considera, en relación con la función de las palabras en este cuento, lo siguiente:

En cuentos de la colección tales como “El caguamo” se antepone el instinto de supervivencia a una actitud ética ante la verdad. Este cuento ilustra la inversión de la reputación del protagonista, Primitivo Barragán, por el peso de la maledicencia, y los efectos irreversibles que tal peso de la verdad social genera en el individuo y en sus extensiones conductuales como son el peso de la conciencia y la actitud ética ante la verdad. El peso de lo que se asume como verdad determina el comportamiento del protagonista, y lo instala en un estado emocional irreversible de constante huida. (41-42)

No se pueden conocer con exactitud las emociones que el personaje principal experimentó al momento y después de matar a los otros personajes. Sin embargo, es poco probable que sintiera culpa ante sus acciones no solo porque él expresa abiertamente su coraje contra el ataque de su suegro, sino también porque considera que los actos ejecutados tienen justificación: defenderse del viejo Martínez y de la policía, y hacer justicia ante el aborto cometido por su mujer, el cual considera una acción injusta. En todo caso, es más probable que sentimientos como la frustración, la desilusión y la impotencia ante la imposibilidad de ser escuchado, de ser confiable, de validar su verdad y de tener descendencia, gobernaran la conciencia del protagonista, tanto al momento de huir, como en el instante de asesinar a su esposa y a su perro.

El concepto de verdad manejado por la colectividad del cuento puede parecer injusto, injustificable, absurdo, entre otros adjetivos peyorativos, pero nace de una dependencia esencial que se percibe y es indispensable en las culturas orales: la comunidad, la colectividad por y para la cual son y viven los miembros de esta. La verdad, dentro de una sociedad preponderantemente oral, es tomada en cuenta y valorada en relación con los efectos que tiene en la sociedad; ya que, así como un juez o un jurado determinan la relevancia de lo expresado por el acusado en una cultura escritural, también la sociedad en una comunidad oral decide, basándose en sus propios paradigmas y procedimientos, la eficacia e importancia de los argumentos de un individuo.

Inclusive, el hecho de que Eugenia exteriorizara desconfianza hacia su esposo llamándolo por su apodo “Caguamo”, además de que manifiesta la importancia de lo dicho por los otros ---la mayoría---, ostenta el efecto del peso de las palabras al momento de ser emitidas por alguien de gran valor emocional para el protagonista y que considera como uno de los pilares más importantes de la colectividad por excelencia, es decir, la familia:

La Eugenia habló:

--Me vengué, Primitivo, me vengué…

La miró extrañado sin comprender nada.

--Me vengué, Caguamo…

Eso fue como un chicotazo para Primitivo. Estaba bien que en el pueblo le dijeran Caguamo, y él, a veces, se decía así cariñosamente. Pero que lo dijera su mujer, ya era otra cosa. (45-46)

Al abortar, Eugenia expresa abiertamente la adopción del punto de vista del pueblo y su total desconfianza en el esposo, por eso ya no lo llama por su nombre, sino por el apodo que más se adecua a la personalidad que se le asigna en la versión de la población sobre sus acciones. Además, Eugenia también destruye la posibilidad de consolidar una familia, la base de la sociedad, como se mencionó.

Por otro lado, cómo funciona la memorización oral, tanto en su aspecto colectivo como en el individual, es de gran importancia para comprender el origen y los fundamentos de la versión creada por el pueblo sobre la conducta de Primitivo Barragán: “las sociedades orales viven intensamente en un presente que guarda el equilibrio u homeóstasis desprendiéndose de los recuerdos que ya no tienen pertinencia actual” (Ong 52). Por tal motivo se puede deducir que, si en el pasado ---a pesar de haber transcurrido poco tiempo--- el pueblo tenía consideración, aprecio y respeto por Primitivo Barragán, en el presente ya no le es posible tener la misma opinión sobre él porque las cosas han cambiado. En el cuento aparece representada la manera en que, comúnmente, opera la memoria dentro de una sociedad oral. Ong apunta:

La memoria oral funciona eficazmente con los grandes personajes cuyas proezas sean gloriosas, memorables y, por lo común, públicas. Así, la estructura intelectual de su naturaleza engendra figuras de dimensiones extraordinarias, es decir, figuras heroicas; y no por razones románticas o reflexivamente didácticas, sino por motivos mucho más elementales: para organizar la experiencia en una especie de forma memorable permanente. (73-74)

Se aprecia, por las citas anteriores, cómo funciona la memoria al realizar depuraciones a los recuerdos que ya no son útiles o eficaces para comprender y explicar la realidad actual. Por lo tanto, para garantizar el funcionamiento de la memoria como una de las principales herramientas de obtención y preservación de sabiduría y conocimiento a través de los años se utilizan figuras heroicas o anti-heroicas efectivas para tal caso. En el relato, el pueblo fue testigo de las hazañas heroicas que realizó el protagonista: “El Caguamo Barragán era hombre estimado. Se le reconocía su empeño en las labores, su hombría y su gran honradez. Recordaban cómo había recobrado las vacas que los abajeños quisieron robarle el año pasado a doña Matilde” (31-32). Por eso la versión sobre la honradez y valentía de Primitivo Barragán fue útil durante mucho tiempo, además de que el comportamiento de él coincidía con la identidad que le otorgaba la comunidad. Sin embargo, todo cambia cuando el personaje principal asesina a su suegro, a su esposa y a su perro:

Lo que el individuo recuerda tiende a ser lo que tiene crucial importancia en su experiencia de las principales relaciones sociales. . . . el recuerdo individual mediará en la herencia cultural de tal modo que sus nuevos componentes se ajustarán a los viejos a través del proceso de . . . “racionalización” o “esfuerzo por el significado”, y las partes que hayan dejado de tener importancia en el presente tenderán a ser eliminadas a través del proceso de olvidar. El funcionamiento social de la memoria . . . puede verse, . . . como la etapa final de . . . la organización homeostática de la tradición cultural en una sociedad ágrafa. (Ong 42)

Para las sociedades o comunidades que poseen un pensamiento oral es necesario realizar este proceso homeostático, el cual se lleva a cabo de manera inconsciente, pero siempre en relación y en consideración con el presente. Por esta razón, la versión establecida por la comunidad sobre los actos del protagonista guarda una estrecha relación con el funcionamiento social de la memoria dentro de una comunidad oral y da cuenta de sus modificaciones.

Ante la falta de una definición eficaz que permita la subsistencia de la antigua concepción que la colectividad tenía sobre el protagonista, el pueblo crea una nueva versión totalmente desfavorecedora para Primitivo Barragán y olvida por completo la otra, como si nunca hubiera existido ese hombre honrado que les ayudó y solamente estuviera el Caguamo asesino, el mal hombre. Otro factor de gran importancia que influye, en cierta forma, en la depuración de la memoria es el hecho de que las culturas orales no tienen una visión histórica de la realidad, al no contar con referentes escritos que les permitan experimentar tal concepción de los hechos; por lo cual, estas culturas solo consideran importantes los acontecimientos y sucesos que conservan una relación directa con el presente. Las observaciones anteriores hacen pensar que esta característica está ficcionalizada en el relato de una manera más o menos clara.

La versión creada por el pueblo para entender el comportamiento actual del protagonista no se conformó con la mera explicación de cómo fueron realizados los crímenes, sino que se remontó a los orígenes del protagonista; pues así esta historia, poco a poco, se convertiría en realidad, gracias al poder de las palabras y al funcionamiento de la memoria colectiva:

En Jitotol creció el odio a Primitivo. Todos hablan de él. Todos le maldecían. Dijeron que desde siempre fue malo. Que desde siempre fue un asesino. Su tata también había sido malo; también había sido un asesino. Dijeron que desde chico ya Primitivo era de mala sangre: robaba en la iglesia, mataba gallinas a pedradas, golpeaba a los perros con un leño. (41)

Por esta causa, cuando llegan al pueblo las verdaderas razones de sus acciones, los habitantes de la comunidad no pueden creer a Primitivo porque su versión de los hechos no es eficaz, no es contundente y va en contra de la memoria y de las explicaciones que fundó el pueblo para comprender sus actos. Inclusive, la colectividad ya no sabía quién era Primitivo Barragán, solamente recordaba al Caguamo, alguien que siempre había sido malo, por eso no pueden creer lo contrario: “el mito se considera como una historia sagrada y, por lo tanto, una <<historia verdadera>>, puesto que se refiere siempre a realidades. El mito cosmogónico es <<verdadero>>, porque la existencia del mundo está ahí para probarlo” (Eliade 17). Sucede igual en el cuento, la versión creada por el pueblo es sagrada y real porque están los cuerpos muertos para probarlo. La fuerza de las palabras y la hegemonía de la historia ---contada oralmente--- que difundió la comunidad influyen directamente en la concepción que Eugenia tiene sobre su esposo; por lo cual, la mujer deja de querer a su pareja, reniega del hijo que lleva en su vientre y decide llevar a cabo un aborto.

Eugenia está convencida de la culpabilidad de Primitivo y de la maldad de este, por tal razón deja de llamarlo por su nombre y le habla por su apodo ---el cual era utilizado para explicar sus debilidades y defectos---; de esta forma adopta la memoria del pueblo como propia. La mujer del protagonista también realiza una acción depurativa en su mente, por eso ya no puede creer en las palabras de su esposo, pues él ya no es más Primitivo Barragán, aquel hombre apasionado y bueno que la conquistó, y tampoco es el padre de su hijo; ahora solamente es el Caguamo, el ser desalmado y cruel que asesinó a su padre, que mató a los policías y que la retiene a la fuerza.

Cuando el protagonista mata a su mujer, mata a su perro y quema su casa, su intención (aunque no directa y consciente) es efectuar una acción homeostática, no solamente interior y psicológica, sino también física y contundente, pues desea comenzar una nueva vida. Sin embargo, estos actos, a pesar de ser más violentos y drásticos, no le son útiles para borrar de su memoria el recuerdo de sus muertos. Por desgracia, las últimas acciones efectuadas por Primitivo Barragán le aportan mayor solidez y validez a la versión creada por el pueblo para explicar su comportamiento, lo que evidencia que en los personajes del relato también opera una suerte de acción homeostática.

A manera de conclusión se observa que el cuento “El Caguamo” ilustra la importancia que adquieren las características del pensamiento oral (en especial las dos categorías en las cuales se centró el análisis de este trabajo: la palabra articulada como poder y acción, y la memorización oral) para poder comprender el comportamiento y los conflictos de los personajes, dentro de un marco de referencia epistemológico distinto al que posibilita la escritura y las cosmovisiones occidentales. En el relato de Eraclio Zepeda se pueden encontrar representadas, de manera más directa y explícita, las características y paradigmas del pensamiento oral, dentro de enfoques, perspectivas y descripciones que permiten presenciar y sentir un ambiente de libertad ficcional, donde la naturaleza cognoscitiva del pensamiento del protagonista y de los otros personajes se presenta de manera fiel, sin la influencia notoria de otro tipo de conciencia. Por lo tanto, la dimensión epistemológica en la que se basa el análisis de “El Caguamo” permite observar cómo adquieren vida e importancia trascendental las características de la oralidad a través del pensamiento, de las cosmovisiones y del comportamiento de los personajes del relato estudiado. Sin embargo, a pesar de que en el cuento del escritor chiapaneco se pueden encontrar varias de las categorías de la oralidad, solo se creyó conveniente tomar en cuenta las dos características mencionadas, pues estas denotan una mayor significación e importancia al momento de interpretar el relato desde la perspectiva del pensamiento oral.

El peso que tiene la palabra en el comportamiento de los personajes y en las relaciones sociales que ellos establecen, la importancia de la memoria como conocimiento sustentable y la manera como esta funciona y se modifica dependiendo de la relevancia que los acontecimientos adquieren, son características que destacan en “El Caguamo” y que permiten comprender las acciones, los sentimientos y las formas en que los personajes afrontan las situaciones y conflictos que se les presentan.

Las consideraciones anteriores toman un mayor sentido en relación con el grado de confianza que se les brinda a los personajes y a las interpretaciones que ellos le dan al mundo dentro del relato. Así pues, la oralidad y el tipo de conciencia que subyace en esta pueden ser ubicadas y localizadas de manera más inmediata y tangible en la narración analizada, sobre todo, en los momentos de crisis y en el clímax de la historia; ya que es ahí donde los personajes exteriorizan de forma más intensa la naturaleza de su pensamiento y las posibilidades epistémicas que este les ofrece.

“El Caguamo” y los otros cuentos de la colección Benzulul de Eraclio Zepeda pueden ser interpretados de formas y desde enfoques muy diversos que podrían acercarse o alejarse de la dirección de este trabajo. Sin embargo, el mismo autor comentó en una entrevista lo siguiente: “A los 20 años ya tenía una idea muy clara de lo que quería hacer en el cuento. En Chiapas hay una buena tradición de narradores orales. Mis cuentos tenían una estructura de narración oral, producto de haberlos contado muchas veces antes de escribirlos” (cit. en Bautista 1). Así pues, los relatos están provistos de una forma que crea el efecto de estar escuchando una narración. También el pensamiento oral puede distinguirse como una parte integral de la propuesta estética y ética de Zepeda. Por lo tanto, las principales características y elementos que conforman esta antigua conciencia se encuentran representados, desde la ficción, en la gran mayoría de los cuentos de Benzulul.

Bibliografía

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1Nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el 24 de marzo de 1937 y murió en esta misma ciudad el 17 de septiembre de 2015. Poeta y narrador. Estudió antropología social en la Universidad Veracruzana. Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 1974 por Asalto nocturno. Medalla Conmemorativa del INI, 1980. Premio Xavier Villaurrutia 1982 por Andando el tiempo. Premio Chiapas de Arte 1983. Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística, 2014. Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República, 2014. Parte de su obra se encuentra grabada en un disco de la colección Voz Viva de México (UNAM/INBA 1987) y en un CD titulado Conversa (1993) de Editart.

2Tipo de conciencia epistemológicamente distinta a la conciencia escritural, esta última suele predominar en las sociedades occidentalizadas. Se puede decir que el concepto “pensamiento oral” es relativamente nuevo ya que se comenzó a concretizar y legitimar entre los años de 1960 y 1970.

3Importante filólogo inglés especializado en lenguas clásicas, que aportó grandes avances en las reflexiones sobre lenguaje, pensamiento y sociedad del mundo clásico.

4El concepto de etnoficción fue propuesto por él. Actualmente es profesor de literatura hispanoamericana, brasileña y luso-africana en la Universidad de Zurich.

Recibido: 07 de Enero de 2020; Aprobado: 13 de Septiembre de 2020

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