El conocido economista mexicano David Ibarra Muñoz desarrolla de manera certera su más reciente obra Mercados abiertos y pactos sociales. Democracia arrinconada, a través de una introducción, once capítulos y un epílogo. David Ibarra se ha desempeñado en el sector público como secretario de Hacienda en México, consultor en organismos internacionales como CEPAL y BID, como docente en la cátedra de economía en la Universidad Nacional Autónoma de México e ILPES, por lo que su vasta trayectoria y experiencia dentro del campo económico se ven reflejados en la buena armazón de esta obra.
El libro muestra una concatenación de temas que ilustran el impacto que ha tenido la política económica global y los sistemas democráticos de las naciones inmersas en esta visión neoliberal. La tesis central del autor es que la visión globalizadora impuesta en los países debilitó la acción democrática de los gobiernos para dar paso a reformas que promovieron cambios en sus economías, y que, lejos de buscar bienestar en la población, han ocasionado inestabilidades y perturbaciones económicas, políticas y sociales.
El propósito del autor a través de su obra es exponer desde un juicio crítico un diagnóstico de la historia económica mundial. En un primer momento, describe el orden económico que se pretendía aplicar universalmente. Más adelante, hace alusión a la destitución de barreras que limitaron el inicio de esta dinámica y, por último, distingue que los efectos y alcances de la globalización condujeron a la crisis democrática. En la perspectiva de este escrito los mercados abiertos son la integración universal de las economías, apertura de fronteras, desregulación de mercado que en la década de 1970 dio origen al sistema económico vigente diseñado por las potencias dominantes.
En tanto que los pactos sociales son los acuerdos que los gobiernos formulan con sus ciudadanos bajo la condición de preservar y proteger las leyes que garanticen la soberanía e implementación de políticas públicas, a fin de promover desarrollo económico, bienestar, protección social, empleo, distribución equitativa de la riqueza, respeto a los derechos humanos, armonía y orden social. Por lo que la democracia que suponía una fuerza representativa popular queda limitada de poder al tener que cumplir compromisos internacionales en detrimento de los derechos y valores del pueblo.
De tal forma, Ibarra afirma que el crecimiento, empleo y las metas distributivas dejaron de ser relevantes para dar paso a la estabilidad de precios y el equilibrio de las finanzas públicas; objetivos alineados con la libertad de comercio, mientras que la eficiencia, innovación y competitividad se tornaron fundamentales en un universo despejado. En esos contextos, el autor advierte que los Estados ceden su condición de administradores al supeditarse a organismos multilaterales o consorcios de empresas multinacionales que buscan maximizar ganancias con el abaratamiento de costos y eludir regulaciones.
Con esta obra, Ibarra logra colocarse en el debate internacional junto con otros teóricos como Ulrich Beck, Henri Lefebvre y Arjun Appadurai, quienes, al igual que él, muestran en sus estudios la preocupación por comprender las relaciones entre lo económico, político, social y cultural. Es decir, la importancia de profundizar en la articulación entre esas dimensiones.
Sus pensamientos convergen, por consiguiente, en que la globalización es un proceso en el cual la combinación lógica de flujos entre lo universal y lo local basado en la creciente difusión de las nuevas tecnologías de información, competencia económica, industrial y comercial entre países desarrollados y en vías de desarrollo crea obstáculos que debilitan las relaciones entre los Estados y la sociedad.
En ese sentido, la narración histórica que ofrece el libro está argumentada en la presentación de cuadros gráficos que ponen al lector en contexto, pues describen claramente el desempeño de los países. Algunos de los datos contundentes que presenta el autor consisten en describir las tasas reales de crecimiento del producto, la evolución de impuestos y el coeficiente de Gini antes y después de impuestos en países de la OCDE y en América Latina, la inflación anual, el déficit fiscal del gobierno central, el crecimiento anual del empleo en el mundo, la deuda bruta y neta, la sindicalización, la participación del ingreso en el producto de los países, entre otros. Todos respaldan con rigor la tesis del autor.
Lo anterior es sin duda una de las fortalezas a destacar por la pertinencia y relevancia del acervo documental proveniente de fuentes internacionales como: CEPAL, OCDE, FMI (Fondo Monetario Internacional), Banco Mundial, ONU (Naciones Unidas), OIT (Organización Internacional del Trabajo), International Institute for Democracy and Electoral Assistance, y fuentes teóricas como: Atkinson, Pikkety, Saez, Schäfer, Streeck y Bienzen, que consolidan y sostienen sus formulaciones.
La contribución de esta obra a la ciencia económica radica en la revelación de un diagnóstico actualizado. Sin embargo, consideramos que la problemática planteada por el autor es casi completa, pues aborda las relaciones estructurales entre el sistema económico, la política fiscal, los mercados de trabajo, los fenómenos demográficos, el cambio tecnológico, las finanzas, la deflación, las dimensiones distributivas y el cambio económico sobre la democracia. Pero extrañamos el abordaje de las consecuencias de la globalización versus democracia sobre la dimensión cultural.
En este libro, Ibarra manifiesta el interés por explicar los problemas y la complejidad que conlleva el desarrollo en una perspectiva a largo plazo. Alineado a su particular inclinación por la disparidad social, su carácter académico, político e ideológico. Si bien se iden tifica un carácter pesimista en la obra al desglosar los aspectos o consecuencias nega tivas del régimen económico globalizador. Por otro lado, expresa optimismo en las conclusiones que invitan a la formulación de propuestas universales que permitan la coexistencia de los mercados sin fronteras y los convenios so ciales ante un Estado que garantice el desarrollo y bienestar de las comunidades.
De ahí que el autor recomiende revitalizar los mercados de trabajo y la protección social de las minorías así como la implementación de políticas fiscales de alcance al interior de un país para incrementar la equidad social. Desde su postura, las dos propuestas se conciben como futuras formas de mitigar las des igualdades de distribución del ingreso y subsanar las rupturas entre acuerdos sociales y democracia.
El texto se configura muy recomendable porque contribuye y motiva la discusión mundial entre la relación globalización-democracia. Además, el lenguaje utilizado por Ibarra en este trabajo es formal, claro y coherente. Sin embargo, emplea elementos técnicos e histo ria económica que requieren de un nivel más que básico para entender la dinámica de la economía mundial.
La obra refuerza nuestra postura sobre la globalización como un mal experimento diseñado por países dominantes e implementado hegemónicamente a nivel global sobre la base de una libertad económica que a su vez daría libertad a la sociedad. Por lo que este experimento suprimió las acciones de un Estado planificador y promotor de desarrollo en su transición al Estado moderno como controlador de la economía de los países. Finalmente, este libro nos invita a reflexionar sobre la necesidad de realizar investigaciones que ayuden a resolver o disminuir las externalidades negativas de la globalización, y que esos estudios ofrezcan conclusiones efectivas para promover la voluntad política de los gobiernos nacionales en aras de concretar planteamientos o vías universales de solución.